miércoles, junio 29, 2011

Romanticas Incurables!! Nuevas Rec...


Amorines mios!!! Mientras esperamos el retorno de Lady G, y deseamos que se la este pasando de maravillas junto a su media naranja, les dejo unas recomendaciones de pelis románticas que han hecho historia a lo largo de los años. Espero las disfruten tanto como yo, y como siempre, les dejo los links para que puedan verlas on-line!

Diario de una Pasión - The Notebook


Diario de una Pasión  Link

 Los Puentes de Madison


Los Puentes de Madison  Link

El Guardaespaldas


El Guardaespaldas Link


Espero las disfruten tanto como yo, mientras hago reposo esperando por el 18 de Julio que parece que no llega nunca...

Besitos Culposos,


                       Mrs. Jones (+1)

sábado, junio 18, 2011

Capítulo 1 - Una Vida Extrordinaria by Lolashoes

Capitulo 1  -   Prólogo

 Sabía cómo había sonado, por supuesto, cuando le dije a Edward que yo quería que él me mordiera después de hacerme el amor. Yo era consciente; incluso en ese momento, cuando dije las palabras en voz alta, me había encogido hombros, sintiéndome un poquito avergonzada. Pero él me había preguntado. Él quiso saberlo. Recordé su expresión, dolor, diversión, shock. Él lo llamó mi cliché del ` vampiro sexy’.


Tomé fuerza en la honestidad de mis palabras cuando las repetí una y otra  vez, aunque él me había embromado sugiriendo que necesitaría comprarse una capa. También me había presionado para que le diera los detalles que él no parecía querer oír. Cuanto más le decía, más él escuchaba, más su cara se ablandaba con mi fantasía, y menos palabras en broma el pronunciaba a cambio. No esperaba que Edward cambiara de opinión, solo que no quería ocultarle nada.


Era nuestra luna de miel. Éramos insaciables. La primera vez que hicimos el amor después de esa conversación, yo me preguntaba si él me tomaría en serio y decidiría transformarme en el momento, hacerlo como mi amante, no mi protector. Y después de eso, nunca volví a pensarlo, menos cuando él estaba dentro de mí. Era una maravilla que yo pudiera pensar en absoluto, con Edward desnudo, nuestros miembros enredados, y nuestras palabras febriles.

Y entonces, él comenzó a actuar extraño. Ahora entiendo. Él había necesitado que yo lo centrara. Hacerme el amor recordándome que él tenía un inmenso control de sí mismo, era su propia concentración, se estaba dando ánimo a sí mismo. Entiendo eso ahora, todas sus palabras tienen sentido, para mí en este momento. Lo había tomado con mi boca hambrienta, no conocía  ninguna otra manera de tomarlo, dejando su olor en  mis labios, convenientemente, en mi respiración. Él había untado mi cuello con la humedad de mi entrepierna mientras que hicimos el amor. Él había puesto el ancla allí, sabiendo que necesitaría encontrar algo que le diera fuerzas, para poder controlarse más adelante.

Y, oh, que ingenua que había sido yo al no entender cuan delicada es mi piel, cuan fácilmente sus dientes habían perforado mi cuello, tan fácilmente como atravesar círculos de humo en el aire, cómo mi sangre se había deslizado con irrefrenable impaciencia dentro de su boca, incluso abrumando a Edward de forma aplastante, el, que había trabajado tanto  entrenándose para aborrecer el pensamiento de mi sangre en su boca. Su grito era agónico. Yo lo había urgido a hacerlo, a beber. Sus dedos me habían sujetado, sus dientes me rebanaron rápidamente. No, no rebanado. Eso implica cierto esfuerzo. No le tomó ninguno. Mi piel no era ninguna barrera, era una broma. Y todo el tiempo que él bebió, yo sólo tenía un pensamiento en mi mente, retrasando temporalmente el fuego abrasador. ¿Cómo logró hacerme el amor todo este tiempo? Todo este tiempo  había refrenado su fuerza, la había encadenado. ¿Cómo pudo manejarlo? Sería como proteger un pétalo de rosa contra el viento, o quizás  proteger un cubo de azúcar para que no se disuelva dentro del té.



Y con esta comprensión, descubrí que la primera cosa que perdí fueron mis lágrimas. No podía llorar al comprender su restricción inmensurable, su adoración monumental de mi cuerpo frágil, semejante a una cáscara de huevo contra una topadora. Era demasiado tarde para verter mi corazón en un beso, para decirle que ahora entendía lo que había significado para él estar conmigo, estar dentro de mí, tocarme siquiera, ni hablar de la intimidad, o la pasión. Recién ahora entiendo porqué él se opuso durante tanto tiempo. Sus dientes se habían hundido en mi piel tan fácilmente, sus dedos podían encajarse a presión en mi cuello con un leve movimiento, lo que  sería una contracción nerviosa en un ser humano; en sus manos sería mortal. Ahora entendía eso.

Ahora, estoy muriendo al lado de él. Sus brazos fríos se sacuden alrededor de mí, esforzándose por no sollozar contra mí como él había sollozado contra Carlisle. Su voz murmuraba en mi oído constantemente, historias de amor, de hacerme el amor, de hacerme eterna. Quise abrazarlo, calmarlo, decirle que había tomado la decisión correcta, que había entendido la potencia de nuestro amor, en el momento de abandono y de restricción que él se había permitido y que eso era todo lo que yo necesitaba para superar lo que venía. Pero no podía moverme. Ahora, mi delicada piel contenía apenas el fuego dentro. Un fuego que paso de congelarme, a quemarme, y luego a congelarme otra vez; sin proporcionar ningún alivio en la fluctuación, ningún bálsamo para mi piel como el de una piscina fría a un baño caliente. Era un fuego enojado. Me odiaba. Me había reservado cuchillos, metrallas, y vidrios rotos y los hacía jugar  malabares sobre mi cuerpo mientras que se carcajeaba, crujiendo, empujando los dolores más agudos contra mi piel antes de descender para otra ronda interminable.

Descubrí que, si podía permanecer quieta, si me concentraba en el sonido de la voz constante de Edward en mi oído, podría manejarlo. Podría evitar el griterío. Podría evitar temblar en sus brazos. Porque había algo que yo había deseado ocultarle siempre, y era justamente cuanto me aterrorizaba pasar por esto.

*****

Un año pudo haber pasado ya. O podría ser solamente un minuto. Mi cuerpo se había quemado, mi piel, en verdad temo, se había prendido fuego. Intenté abrir los ojos para mirar y descubrí que mis parpados se habían fundido. ¿Tendría la carne chamuscada? Una pena, mi cara ahora debe de estar desfigurada. ¿Me amaría Edward aún? Mi mente volvió al fuego enojado, a su aguda venganza castigando mi inocencia, por creer que si esto se hacía en un momento de amor verdadero, sería diferente. Quise reírme de la ingenua Bella de hace un año o un minuto atrás. Me centré en cambio en los deliciosos brazos fríos alrededor de mí. Un susurro en mi oído: la historia de una cena en la casa de Charlie, después de que Edward volviera de Italia, después de que el hoyo en mi pecho se había curado.

Edward describió los pensamientos de Charlie de aquella noche, cómo él pensaba en qué arma le habría gustado utilizar para dispararle. Edward rió quedamente en mi oído mientras que me contaba cómo había yo charloteado sin parar, inconscientemente, queriendo calmar a mis dos hombres en la mesa. Y entonces su voz se volvió suave, prometiéndome ganarse mi perdón a diario. A pesar de que odié que él sintiera la necesidad de decirme esto, la constancia de esta declaración me mantuvo con los pies sobre la tierra mientras que ardía. Mi mente funcionaba de forma circular; pensar en esto me permitía saber que el tiempo transcurría en verdad.

La necesidad de Edward comenzó como pequeña puntada en mi pecho, cercana a mi hombro. Casi sentía como si se hubiera alojado contra un órgano que se había endurecido desde entonces, dejando esta necesidad atrapada dentro de una burbuja. Las palabras tranquilizadoras de Carlisle eran totalmente insuficientes. Podía sentir a Edward cabecear en blanco contra mi hombro cuando la voz de Carlisle le aseguró que yo estaba exactamente en la parte que debía estar del proceso. El no estaba convencido de que yo estuviera bien, que mi transformación estuviera procediendo normalmente, que yo fuera a despertar alguna vez. La necesidad de Edward, encapsulada en la burbuja en mi pecho, creció.



Se empujó contra una costilla. Mi costilla no se inmutó; ahora estaba hecha de piedra. La burbuja se insinuó en la cavidad de mi pecho y en mi abdomen, insistiendo en la dirección. La necesidad de Edward de saber si yo estaba bien lo consumía, consumiéndome. Empujé un sonido a través de mis labios. Tenía miedo de que si decía mucho más gritaría, perdería el control tenue que tenía sobre mi cuerpo. Pero no quería que la burbuja estallara dentro de mí. Sabía que eso de seguro me haría gritar.

“Esto…bien.” Mascullé.

Edward se quedó tieso a mi lado, su tren de pensamiento fluido se vio interrumpido. “¿Bella?” preguntó con urgencia. “¿Dijiste algo? Oh dios Bella, ¿dijiste algo?”

Era todo lo que podía manejar, pero la burbuja se había ido por ahora. Volví a concentrarme en no gritar.


*****

Edward me había dejado. No sabía cuándo lo había hecho, o cómo lo había hecho, solamente sabía que se había ido. Pero, todavía no podía abrir mis ojos chamuscados para ver quién estaba conmigo. Los brazos frescos de Edward se habían ido. Él había le había pedido a alguien más que me abrazara; alguien con piel suave, con brazos calientes. Edward quizá habría pensado que sus brazos eran demasiado fríos. Quizás el necesitó salir a cazar. Si no fuera por el olor persistente de Edward, a salvia y océano, a miel y lavanda, del sonido de la voz de Edward,  su olor debe venir de las sábanas, su voz debe de estar grabada en una cinta de audio, mi mente buscaba las únicas explicaciones lógicas, me habría entregado y habría gritado. Tuve que contenerme. Tuve que pensar que Edward volvería a mí.

*****

Mi cuerpo no ardió más; había desaparecido gradualmente, pero tan lento que no me había aliviado en el proceso. El ardor disminuyó durante mucho tiempo pero no lo bastante como para que me importara. Cuando disminuyó lo bastante como para que ya no la considerara dolorosa, había demasiadas otras sensaciones que atender para probar si podía abrir los ojos,  o incorporarme. Todo zumbaba. Sentía cada movimiento del aire en el cuarto. Oía voces; una justo a mi lado. Dos estaban a tres metros de distancia. Tres estaban a unos cientos de metros de mí. Oía respiraciones, crujiendo.

“En cualquier momento, a partir de ahora, ella despertará. Los dejaré solos, Edward. Estaré justo aquí afuera.” Oí la suave voz de Carlisle sobre el susurro constante del impostor de Edward en mi oído.

¿Él hablaba con Edward? ¿Estaba Edward en el cuarto conmigo y este extraño? ¿Qué persona, qué ser humano me sostenía contra él y porqué no me abrazaba Edward? Intenté abrir mis ojos, esperando apartar la piel que se había fundido mientras yo ardía.



Mis ojos se abrieron fácilmente. Miré fijamente el techo. El cuarto se había llenado de luz, con el sol entrando a través de las ventanas en olas de color, el aire formaba suaves y cilíndricas siluetas mientras que se movía alrededor de los muebles. El sonido del mosquitero alrededor de la cama era un ritmo suave en mi oído. Oí diversos tamaños de olas afuera en el océano. Oí arena soplando en la playa.

“¿Bella?” La voz de Edward: mi faro, mi roca. Di vuelta mi cabeza, demasiado rápidamente. El mundo giro, colocando sus rasgos, a mi lado, no inclinado contra una pared mirando a un extraño sostenerme. Eran sus brazos los que estaban alrededor de mí, era su piel suave la que me tocaba.

Sus ojos no eran simplemente ambarinos como mis ojos humanos habían creído. Eran dorados con minúsculas manchas negras; él tenía hambre. Sus brillantes ojos parecían ser iluminados desde adentro. Su piel tenía el lustre del satén, era lisa como el mármol, y tenía la suavidad de mi piel humana. Su pelo enmarañado, color bronce, y hermoso.

Podía sentir que sus músculos del pecho se movían por debajo de su piel cuando él tiró de mí apretándome más, yo podía sentir los huesos en sus brazos alrededor de mí. Su cara se rompió en la sonrisa más magnífica mientras él miraba fijamente mis labios, mi sonrisa. Su sonrisa viajó de mis ojos a la profundidad de mi estómago, causando que un quejido escapara de mis labios. Presioné mi mano contra su boca deliciosa, permitiéndome creer que él era verdadero. Él era lejos mucho más hermoso de lo que yo habría podido imaginarme nunca. Él empujo su cabeza  levemente hacia atrás, riéndose de la fuerza de mi tacto. Retiré mi mano rápidamente y miré fijamente, el brillo plateado de mi piel, antes de volver la mirada de nuevo a sus ojos fundidos.

Él jadeó al lado de mí cuando nuestros ojos se encontraron, su boca se abrió en shock. “Oh mi dios, Bella… tus ojos.”


CHICHIS,
QUE LES PARECIO ESTE 1° CAPITULO???
Y LES ASEGURO QUE CADA VEZ SE PONE MEJOR...
QUIERO APROVECHAR PARA AVISARLES QUE ME AUSENTARE POR UNOS DIAS PARA IRME DE VACACIONES PERO A LA VUELTA PROMETO SEGUIR  CON LA HISTORIA.
BESOS CULPOSOS,

LADY G


sábado, junio 11, 2011

Se viene "Una Vida Extraordinaria" by Lolashoes




CHICHIS:
LES CUENTO QUE ESTOY EDITANDO EL 1° CAPITULO DE "UNA VIDA EXTRAORDINARIA".
ESTA HISTORIA ES LA CONTINUACION DE "DEJA BRILLAR TU LUZ" Y LES VA A ENCANTAR COMO LA OTRA!!!
PRONTITO PRONTITO...LES PROMETO EL TEASER!!!
BESOS CULPOSOS,

LADY G

lunes, junio 06, 2011

El trailer mas esperado!!! Breaking Dawn- Part I

Otra vez sopa!! Diria Mafalda...MTV Movie Awards 2011

Como hace ya un par de años, nuestros tortolitos volvieron a ganar el premio al mejor beso en pantalla...
Y..., por tercer año consecutivo montaron un numerito!!!
De todos modos, los dos estaban preciosos, (sobre todo nuestra Kiki) y se mostraron alegres y de buen humor!
Aqui algunas pics:









Estan taaaaan lindos!!!!


Besitos Culposos,

Mrs.Jones (+1)

ESTE BESO SI QUE ME DEJO UN SABOR AMARGO...



CHICHIS,
NO SE QUE OPINAN UDS, PERO A MI ME DEFRAUDARON TERRIBLEMENTE.
FUI FELIZ CUANDO GANARON EL PREMIO A MEJOR BESO Y AUNQUE SEA UNA FANATICA DE ROBSTEN A MORIR, LES QUIERO DECIR: QUE ESO NO SE HACE!!!!
BESOS CULPOSOS,

LADY G

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sábado, junio 04, 2011

Deja Brillar Tu Luz - 2° Parte - Capítulo 17 - Mia para siempre by Lolashoes

CPE (Contado Por Edward)

Empujé en Bella, mirando sus ojos ensombrecerse, mareados por el deseo. Su latido se retardó, y después se aceleró. Retardado y acelerado. Escuché los sonidos que conocía de memoria, para despedirme de ellos, queriendo confiar solamente en sus movimientos y gemidos suaves de ahora en adelante. Su expresión me distrajo. Yo vivía para la mirada que ella hacia cuando me sentía adentro de ella.



Escuché su cuerpo, no su corazón. Quise cerciorarme de que conocía su cuerpo y sus movimientos mejor que ella, cerciorarme de que no importaba el latido de su corazón, que yo podría tocar su cuerpo de marfil sin sonidos.

Podía.

Sonreí cuando ella me dijo que estaba cerca, sus palabras innecesarias ardieron en mi oído, conduciendo mi cuerpo al borde. Pero no me dejaría ir otra vez esta noche. Su respiración olía a mí. La necesitaba. Me dejé escuchar el latido de su corazón otra vez, ver el pulso en su garganta. Un rubor se arrastró sobre su pecho.

Les dije adiós.

Dejé que mi sed entrara en mi cabeza; la sujeté con alambre de púas.

Inhalé profundo, susurrando mi amor por ella suavemente. Su cuerpo se tensó, sus ojos miraron fijamente mi cara cuando su cuerpo comenzó su viaje hacia el clímax. Me retardé en ella, necesitando oír su voz, poniendo mi mano contra su carne caliente, su piel estaba resbaladiza con su excitación. Necesitaría que el olor de ella me atrajera más que su sangre. Arrastré mi mano mojada a lo largo de su cuello, oyendo que ella comenzaba a jadear más fuerte, mi cuerpo se movió más rápidamente, dejándola acabar.



La esencia de su sangre y su excitación, de mi semen en sus labios, junto con la sensación de mi sed que finalmente tenía acceso su garganta, era sobrecogedora. Cerré los ojos para retardar mi necesidad y me acerqué a su cuello, mis labios se presionaron contra su pulso.

Quise gritar.

Quise detenerme.

Quise cambiar de idea. Cerré de golpe el puño contra el respaldo de la cama.

Ella sabía. Ella gritó mi nombre. Ella gritó que me amaba.

Dejé que mis dientes se enterraran en su carne suave, su sangre acometió demasiado rápido en mi boca mientras que ella jadeaba debajo de mí.


Me alejé antes de permitir que pasara nada dentro de mi garganta, besando su boca duramente, su sangre tocó sus labios y yo gemí mi amor por ella, mi voz era un sollozo seco quebrado. Grité por el dolor que ella estaba a punto de pasar. Ella tomó mi cabeza con sus manos trayéndome hacia su cuello, sentí su respiración en mi oído.

Hazlo,” susurró.

¡HAZLO! , gritó mi mente.

Me acerqué y bebí.

Calor. Tierra. Humedad.

La oí susurrar mi nombre. Lamí la herida para cerrarla pero la mordí otra vez antes de darme cuenta de lo que hacía, ahora sentía mi deseo por su sangre levantarse por mis piernas, haciéndolas empujarla contra la cama, mi pecho se levantó aplastándola debajo de mí, bajé mis brazos que todavía sostenían los de ella sobre su cabeza, y permití que mis manos tomaran su cuello firmemente, estrangulándola. Mi boca se abrió, dejando entrar a Bella en mi garganta.

El sonido de su corazón. Su sangre que corría en mi boca.



Todo lo que podía sentir: era la necesidad de drenar a Bella.

*****

La estaba matando. Otra vez.

Y entonces:

Nuestro prado.

La risa de Bella. Bella vestida con una parka abrigada, apoyada en su camioneta. La mano de Bella en su oído en un gesto nervioso. Bella cayendo y mis brazos estirándose para atraparla. La suave boca de Bella en la mía, gimiendo mi nombre. Bella mirándome sobre su hombro, sus ojos empujándome a perder el control.

Y en ese momento, sentí mi cuerpo endurecerse, aún dentro de ella. Oí sus gemidos suaves, mi olor en su respiración. Sentí su cuerpo temblando debajo del mío.

Abrí los ojos. El pelo de Bella estaba en mi cara. La piel de Bella apretada debajo de mí. La sangre de Bella en mis labios, en los suyos.



Lamí la herida cerrándola. Gemí cuando mordí cada una de sus muñecas minúsculas, cerrando los cortes rápidamente y queriendo que el veneno trabajara. Mi garganta quemaba, mi cuerpo se convulsionaba contra la restricción. Cerré mi garganta, tragando continuamente, moviéndome con propósito.

Sabía que mi padre y hermano habían estado en la puerta pocos segundos después de que yo rompiera la cabecera, nuestra señal. Miraba el cuerpo de Bella debajo de mí, silencioso, su cara firmemente en agonía.

“Carlisle.” Susurré.

Él entro en el cuarto, moviéndose hacia a Bella en el instante, tomando su pulso, comprobando las heridas. Él lamió sus heridas suavemente, empujando su propio veneno en sus brazos, su propia energía nerviosa le exigía una contribución adicional.



Él me miro, moviéndose rápidamente para contener a su hijo, ahora, darme un apretón en sus brazos mientras que yo liberaba los sollozos que había ocultado en mi interior todo el día, sabiendo lo que sucedería esta noche; incluso después que Alice me había dicho que todo saldría bien, no podía actuar normal cerca de mi esposa. Me había sacudido totalmente lo de esta mañana, no estaba en lo absoluto preparado para que su sangre fluyera libremente delante de mí, hoy, de todos los días, cuando necesitaba ser más fuerte.

Sollocé en el cuello de Carlisle. No me importó que estuviera desnudo. No me importó que Emmett se moviera por el cuarto, cubriendo el cuerpo inerte de Bella con una manta, lavando la sangre de su cuello con un trapo mojado. No me importó estar histérico en los brazos de mi padre.

Necesitaba calmarme pero mi calma estaba inconsciente en la cama, en agonía. Carlisle me sostuvo apretado en su abrazo, y después me soltó suavemente. Él nos miró silenciosamente cuando subí en la cama al lado de Bella, tirando su cuerpo tembloroso contra el mío.




Ella permanecía silenciosa. Su cara era piedra. No lograba recordar nada, no sabía si ella debía estar gritando ahora, si ella sentiría dolor inmediatamente. Carlisle la miró fijamente, su cara era un espacio en blanco, su expresión era ilegible.

“Todo va como debe.” Me tranquilizó, mientras su cara se relajaba. “Mejor, realmente. Ella está tranquila.”

Me esforcé para no sollozar contra ella aliviado, por no haber enloquecido, por no haberla matado. Me resistí a enterrarme en su cuello y gritar, sollozando sin lágrimas, de alegría. Empujé cada pensamiento que tenía para reducir su dolor. Para ayudarla a superar los próximos días.



Le hablé en susurros sobre nuestro futuro. La sostuve mientras que ella se quemaba silenciosamente, habiéndole dado la última experiencia humana que yo podía manejar:

 Su cliché del vampiro sexy.

Enterré mi cara contra su cuello y esperé a mi esposa, mi vida, mi todo hasta que volviera a mí.

*****

Final.

CHICHIS:
QUE LES PARECIO COMO TERMINA ESTA PARTE DE LA HISTORIA???
OBVIAMENTE QUE TIENE UNA CONTINUACION QUE SE LLAMA "UNA VIDA EXTRAORDINARIA", LA CUAL ESTA SIENDO TRADUCIDA POR MRS. JONES....Y YA VOY A IR SUBIENDO PRONTITO.
BESOS CULPOSOS,

LADY G
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