DBTL. By LolaShoes

Deja Brillar Tu Luz- Capitulo 1: Haciendo feliz a Edward

Deja brillar tu luz    By  LolaShoes
Advertencia: MC-17(Esta historia tiene fotos realmente XXX) Estan avisadas...


"Te prometí que lo intentaríamos", susurró, repentinamente tenso. "Si... si hago algo mal, si te duele, debes decírmelo enseguida."
Asentí solemnemente, manteniendo mis ojos en él. Di otro paso a través de las olas y recline la cabeza contra su pecho.
"No tengas miedo", le murmure. "Nosotros nos pertenecemos".
Estaba repentinamente abrumada por la verdad de mis propias palabras. Este momento era tan perfecto, tan correcto, no había ninguna duda.
Sus brazos se envolvieron alrededor de mí, sujetándome contra él, verano e invierno. Sentía como si cada nervio de mi cuerpo fuera un hilo conductor.
"Para siempre", acordó y, a continuación, nos deslizamos suavemente hacia aguas más profundas.

Breaking Dawn- Stephenie Meyer (Fragmento)
 
Capitulo 1: Haciendo Feliz a Edward 


 

Edward coloco sus manos bajo mis brazos y me levantó hasta que nuestras miradas se encontraron. Envolví mis brazos alrededor de sus hombros, y deje mis piernas colgando en frente de él. Sus brazos, casi tibios por el agua caliente del océano, se envolvieron alrededor de mi espalda. Mis manos se enredaron en su pelo y le frote la nuca con mis manos suavemente. Él me llevó hacia el agua profunda, hasta que llego justo debajo de nuestros hombros. Entonces se inclino ligeramente para besarme muy suavemente.
"Bella", murmuró contra mis labios. "Mi esposa." Podía sentir su sonrisa. Nuestros cuerpos se alinearon, yo podía sentir su erección crecer contra mi muslo. Una ola de calor lleno todo mi cuerpo y tuve que concentrarme para mantener la respiración.
Deje que mi lengua tocara su labio inferior, y luego lo chupe suavemente con mi boca, mordisqueándolo despacio. Lo oí respirar bruscamente, y abrí los ojos para ver los suyos, dorados, ardiendo a centímetros de los míos, entonces arqueo una ceja. 
"Despacio, amor", me advirtió, pero yo sabía, por su mirada, que todas las antiguas reglas ya no aplicaban, el estaba listo. También sabía que ambos estábamos nerviosos, por lo que intente aligerar un poco el momento.
"Tu no estarás pensando en sumergirme, ¿verdad? No estoy segura de que necesites ver mi destreza en acción en el océano." Sabía que estábamos más allá de donde yo podía hacer pie.
"Nop" dijo, golpeando la "p", con un pop en sus labios. Sus brazos se apretaron contra mi espalda, una de sus manos se traslado a la parte inferior de mi columna, vagando por ella hasta descansar en la parte superior de mi muslo. "No estoy pensando en dejarte ir durante horas, en realidad." Dijo casi en un gruñido, me sonrió con la boca torcida, y me beso ligeramente en la nariz.



Horas, pensé. Horas sin alejarse, sin dejar de tocarme. Horas para poder llegar a tocar cada centímetro de este hombre. Traté de respirar profundamente para frenar las carreras de mi pulso, pero termine succionando el aire irregularmente para recuperar el aliento. Traté de imitar su tono.
 "En ese caso, me permitirás ponerme cómoda". Levanté mis piernas sin esfuerzo en el agua y las envolví en torno a su cintura. Sentí su erección pulsando contra mi cola. Su cabeza cayó y el más sensual gemido escapó de su boca.
 El sonido prendió fuego mi cuerpo, y deje salir toda la necesidad, el amor, y el deseo que yo había acumulado desde el momento en que nos conocimos. Cada casto beso que me dejó sin aliento, cada mirada ardiente que venció mis rodillas, cada vez que lo había olido perdiendo el sentido del tiempo, vino a mi cabeza en ese momento, y mi cuerpo se volvió cada vez más ardiente contra el suyo. Lo apreté con mis piernas, perdiéndome en la sensación de su piel contra la mía. Podía sentir mi centro pulsando.
El acerco sus labios a los míos y me besó, gimiendo mi nombre.
Este beso fue diferente. Sus labios estaban fríos, pero yo sentía como nuestra carne se fundía. Tomó mi labio superior entre los suyos chupándolo suavemente, podía notar lo cuidadoso que él estaba siendo, pero igual su boca se sentía áspera y urgente.
"No tienes idea de lo mucho que te desee, Bella, durante todo este tiempo. Te necesito, necesite tanto sentirte así, tocarte así... ", dijo suavemente, moviendo sus labios hacia mis hombros, mi cuello, a mi oído.
Me incline hacia atrás para mirarlo, con ojos cargados de deseo.
"Edward... yo..." tartamudee. "No puedo decirte lo bien que suena, lo que siento al oírte decir eso." Exhale, liberando la tensión que yo ni sabía que sentía. Yo necesitaba saber lo mucho que el también deseaba esto, que no lo estaba haciendo sólo por mí. Podía sentir la urgencia en sus brazos que me sostenían firmemente, su brazo derecho sostenía mi peso fácilmente y su mano derecha se trasladó desde mi muslo hacia la curva de mi cola, donde acarició suavemente mi carne. Sentí su erección moverse debajo de mi en respuesta. Gemí contra sus labios trayendo su cara a la mía. "Edward," jadee con cada respiro.
Algo se quebró en él y sentí su cuerpo estremecerse y luego casi... relajarse. Él estaba cediendo a ella, a la pasión, en nuestro abrazo. Tal vez él finalmente se había dado cuenta de que no iba a lastimarme, que no podía lastimarme. Movió la mano izquierda desde mi espalda, hacia mi torso, la punta de sus dedos rozando contra mis costillas, su mano acaricio levemente uno de mis pechos. Un gemido escapó de mis labios, le tome la cara y lo bese profundamente, mi lengua atravesó la barrera de sus labios, mis dientes mordieron su boca. Su dedo pulgar froto suavemente mis pezones endurecidos y él gimió
en mi boca, su cabeza entonces cayo contra mi cuello. Su mano se extendió sobre todo mi pecho, masajeando la suave piel de mis pechos.
"Tan suave, " murmuró él contra mi clavícula. Entonces me levantó por encima de su cuerpo y se inclinó hacia abajo para dulcemente besar la cima de mi pecho, mientras su mano todavía lo sostenía delicadamente. Su toque suave me resultaba aplastante, casi reverente. Yo podía notar cuan deliberados eran sus movimientos, él realmente saboreaba cada toque. Luego besó mi pecho otra vez, despacio moviendo su mano y dejando a sus labios acariciar mi pezón. Mi cabeza cayó hacia atrás de placer.
 "Respira, Bella," me dijo con voz ronca. Levante mi cabeza para encontrarlo mirándome apasionado, su mano volvió a tomar mi pecho, entonces se inclino dejando a sus labios rozar mi pezón otra vez.
“Respira.” Dijo, esta vez quizás más para sí mismo que para mí. No estaba segura si lo había oído correctamente cuando él susurró, “nosotros podemos hacer esto.”
Enterró su cara en mi cuello, desparramando besos urgentes. Mis manos bajaron por su espalda, tocando sus músculos, sintiendo su carne dura y hermosa debajo de mis dedos. Moví las manos hacia su pecho y me maravillé en la perfección de su cuerpo, sus músculos firmes debajo de mis manos, su pecho perfectamente esculpido. Nos besamos lentamente por lo que para mi fueron horas, mis manos acariciando su pecho y su espalda, sus manos tocando con suavidad mi piel. Nos murmuramos palabras de amor el uno al otro, gimiendo, y respirando cada uno el aliento del otro. Bajé las manos a su estómago, inclinándome hacia atrás levemente para hacerle sitio a la exploración de mis manos. Los músculos de su estómago eran firmes, su piel perfecta; un rastro suave de bello en su ombligo me hizo marear solo al rozarlo. No podía mover mis manos más abajo con mis piernas envueltas alrededor de su cintura. No podía ver debajo de su ombligo que se hundía en el agua. Quise verlo. Quise poner mi boca sobre cada pulgada de él.
“Necesito ver tu cuerpo,” le murmuré, mirando hacia arriba e intentando no ruborizarme con mis propias palabras. Tomé una respiración profunda y dije más claramente, “y necesito sentir todo tu cuerpo con mis manos, necesito probar tu sabor Edward.” Sus ojos se cerraron con mis palabras y él dejó escapar un quejido suave. Me apretó contra su pecho y dio la vuelta, estrellando el agua a su paso mientras nos conducía hacia la orilla, tomó mi toalla del árbol y me envolvió con ternura. Unos segundos después, él me sentaba suavemente en el borde de la gran cama, dentro de la casa.
Mis rodillas pendían dobladas en el borde, mis pies a centímetros del piso. Él se coloco delante de mí: mojado, desnudo, glorioso. Jadeé y mis ojos recorrieron desde sus muslos hacia arriba todo su cuerpo, memorizando cada pulgada, guardando esta visión para recrearme en ella en los raros segundos en que lo perdería de vista durante nuestra luna de miel. 
Él se mantenía totalmente inmóvil, pero yo todavía sentía la energía que emanaba de él hacia mí. 
“Edward…tu eres…, eres magnífico.” Mi cuerpo se incendio cuando mis ojos se posaron sobre su miembro duro, mi centro palpitó y las manos me dolían por la necesidad de tocarlo.
Me estire para alcanzarlo y apoye mis manos en sus muslos. Él toco ligeramente mi pelo y murmuró mi nombre. Me incliné hacia adelante y deslice mis labios a través de su estómago, dejando que mi lengua recorriera su piel fresca. Sus manos se enredaron en mi pelo, sosteniendo mi cara cerca de su cuerpo. Mire hacia arriba, atando su mirada, y nuestros ojos se fundieron el uno en el otro. Mis manos se movieron alrededor de sus muslos hasta su cola, trayéndolo hacia mí.
“Bella…” dijo con una advertencia leve en su voz. Su cara casi estaba en agonía. “Necesito que me toques, es que…”
“Está bien,” le susurre. “Solo avísame si es demasiado.” Él asintió. Lleve mi mano hacia adelante y envolví mis dedos alrededor de la dureza de su carne. Oí un gruñido bajo en su garganta y mire hacia arriba para encontrarlo mirándome fijamente, con los ojos oscuros de lujuria. Sus manos frotaron ligeramente mi pelo, mi cuello. Bajo la otra mano para acariciar mi pecho. Moví mi mano a lo largo de su miembro, lentamente al principio, y después más rápido; Escuché su respiración, y mire su cara, intentando adivinar qué le daría mayor placer. Me incliné hacia abajo y recorrí con mi lengua toda su longitud, después bajé mi boca sobre él. Tomé tanto de él como pude y envolví mi mano alrededor de su base. Mi otra mano acaricio la parte interna de su muslo, frotando ligeramente su piel. 
Mi boca se movía lentamente al principio, después mi pasión asumió el control y comencé a moverme con más urgencia. Gemí contra él.
En un instante el estaba contra la pared, mirándome fijamente desde el otro lado del cuarto. Me miro por un largo momento, mientras sus ojos ardían de lujuria.
“Edward, yo… lo siento” balbuceé, ruborizándome furiosamente, aterrorizada de haber arruinado el momento.
“Shh, Bella, No.” Me susurró, mientras caminaba hacia mí lentamente. “Estoy muy bien. Solo intentaba recuperar el aliento, para poder hablar.” Me sonrió y casi me caí hacia atrás al verlo.
Se arrodilló delante de mí y tomó mi cara entre sus manos. Me beso despacio al principio y después con más urgencia. Su cuerpo empujó el mío hacia atrás y luego tiró de mí hasta que estuve completamente acostada sobre la cama. Entonces se acostó a mi lado, inclinando su torso sobre mí. Su boca bajó hasta mi cuello, a mis pechos, sus labios me besaban, lamian, y jugueteaban con mis pezones. Torcí mis caderas para acomodarme a él, envolví mis brazos alrededor de su cuello tirándolo hacia mí, mi cuerpo buscando el suyo. Gemí su nombre. No podía encontrar ninguna otra palabra que importara. Mis manos se movieron a lo largo de su pecho, estómago, su espalda. Intenté tirar de él, para acercarlo más, pero él permaneció firmemente donde estaba.
Su boca se movió más bajo, sus labios encontraron mi ombligo. Sus manos frotaron ligeramente mis pantorrillas y tiraron de una de mis piernas hasta doblar mi rodilla sobre la cama. Él empujó mi otra pierna a un lado, separándolas delante de él. 
Lo oí inhalar profundamente mientras que su boca se movía más abajo para besar la parte interna de mi muslo. “Bella…” gimió contra mi pierna. “Oh…” su boca subió por mi muslo, buscando hambriento la suave piel de mi entrepierna donde se detuvo y levantó la cabeza para mirarme. Sus dedos se movieron encima de mi muslo hasta mi centro; me tocó suavemente, enviando una descarga de electricidad a través de todo mi cuerpo.
“Edward!” Grité, mientras mis manos se enredaron en su pelo, tirando de él para acercarlo más. Sus dedos me tocaron suavemente, separando mis labios, moviéndolos de arriba hacia abajo, sintiendo cuanto me había hecho humedecer. Oí su respiración silbar hacia adentro.
“Yo solo…necesito…” masculló antes de inclinarse dentro de mis piernas para olerme suavemente, dejando a su boca besar suavemente mis pliegues. Él se inclinó hacia atrás y gimió, “yo desearía tanto poder…” sus dedos volvieron a frotarme, mis caderas se movieron a su ritmo, gemidos escapando de mis labios con cada respiración. Mi cuerpo ardía por la necesidad de que él me tocara otra vez, para encontrar el alivio. Él movió su mano sobre mi centro, empujando un dedo dentro de mí, después otro, y yo grite. 
Entonces besó mi carne suavemente otra vez, su pulgar se movía frotando mi clítoris lentamente. Tome su mano y la empujé contra mí con más fuerza, necesitándolo más de lo que podría describir. Sus dedos se movieron en mí, su cabeza se inclinaba contra mi muslo. Lo oí gemir mi nombre. Puse mis manos a los lados de su cara y la moví para que pudiera mirarme.
“Te necesito.” Le dije con la voz tensa. Él besó mi centro mojado una vez más, gimiendo, después se empujo hacia arriba en la cama, apoyándose sobre su codo, su pulgar y sus dedos todavía moviéndose dentro de mí, mis caderas se empujaban para acercarme más a él.
 “Edward, por favor…” le rogué.
Él se acerco a mi cara, mirándome con indescriptible dulzura. “Nunca creí que pudieras parecerme aún más hermosa, pero la manera en que te ves ahora, con mis manos en ti… no puedo explicarte con palabras lo que me haces sentir.” Edward se inclinó y me besó profundamente, sus labios aplastaban los míos, y un fuerte gemido escapo de su garganta.
 “Bella, necesito sentirte…”
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y tiré de él encima de mí, él se movió deseoso. Separé las piernas de par en par para que él pudiera yacer entre ellas. Entonces frotó su miembro a lo largo de mi centro mojado, susurrando en mi oído. “Bella…” me dijo besando mi lóbulo. “No quiero lastimarle, mi amor, mi querida.” Se movió contra mí, vacilando en mi entrada. “Por favor dime si necesitas que me detenga. Si esto te lastima…” dijo retirándose un poco. Luego movió su cabeza de nuevo para encontrar mi mirada. Luché para mantener mis ojos abiertos a pesar de la pasión y el deseo que sentía. Sus ojos estaban llenos de lujuria pero se veían claros; Me alivio ver que él no parecía preocupado. Arqueé mis caderas hacia él, para impulsarlo a acercarse, para sentirlo dentro de mí. Él empujó en mi entrada lentamente, mirando mi cara para detectar cualquier muestra de dolor. Entonces empujó hacia adentro más profundo y mi respiración se corto con el primer dolor agudo. Él comenzó a retirarse.
“No, espera Edward…. solo dame un momento…” Respiré. Tiré de su cara hacia la mía, besándolo profundamente, abriendo mi boca en la suya, necesitando sentir su respiración en mi boca mientras me ajusté a la sensación de su cuerpo llenándome. Sus manos frotaron los lados de mis caderas y resbalaron por debajo mí para colocarse suavemente en mi parte inferior. La sensación de sus manos en mi piel puso mi cuerpo en llamas y mis caderas se levantaron hacia arriba contra él “por favor…” Gemí otra vez y él empujó más profundo en mí, esta vez mordí mis labios para calmar mi reacción pero la sensación de su cuerpo que llenaba el mío, la sensación de Edward dentro de mí eclipsó totalmente el dolor inmediatamente, su carne fría me calmaba. Él miraba mi cara, su respiración era desigual por el esfuerzo que le tomó moverse lentamente. “Muévete en mí, Edward…necesito sentir que te mueves dentro de mí.”
Soltó el aliento en una acometida ruidosa, su cuerpo reacciono inmediatamente a mis palabras. Él asió mis caderas y comenzó a moverse, suave pero firmemente, penetrándome completamente, entonces comenzó a retirarse para sentir enteramente la longitud de nuestros cuerpos, uno contra el otro.
Él gruñó nuevamente, moviéndose sobre mí. “No sabía… Bella, yo no sabía…” dijo, respirando contra mi mejilla, sus ojos oscurecidos por la lujuria.
Yo podía gemir solamente su nombre. Pensé que entendía lo que significaban sus palabras; Sabía que ninguno de nosotros tenía idea de cómo se sentiría estar juntos de este modo. Sentí mi cuerpo quemarse alrededor del suyo, del calor de mi centro que pulsaba contra él, de su cuerpo que se movía más rápido y más rápido en mí mientras que mi respiración se aceleraba. “Estas tan mojada,” me dijo, “te siento tan caliente y mojada… tu cuerpo alrededor de mí… Dios...oh… Dios” él me besó profundamente, su boca cubriendo la mía, gimiendo con cada respiración. “No sabía…” dijo otra vez.
Podía sentir a mi cuerpo zumbar, la respiración se me entrecortaba en la garganta. Sentía como mi cuerpo entero se levantaba hacia arriba sobre la cama, perdiendo el control. Quise mantener esta sensación. Quise sostenerme de ella. Oía gemidos, después fuertes gritos, y luego caí en la cuenta de que era yo quien los hacía. “Bella… sí Bella,” él murmuró en mi oído, su cuerpo se empujaba contra el mío, “ven conmigo, amor… oh Bella por favor…”. Sus manos tiraron de mis caderas contra él, empujándose más profundas dentro de mí. Él empujó más rápido y más rápido y mis ojos se cerraron con fuerza cuando las ondas de placer enviaron mi cabeza hacia atrás contra la cama, separando mis piernas, mis manos lo sujetaron fuerte para tirar de él más profundo dentro de mí, el palpitar sin fin de mi clímax se esparció pesadamente a lo largo de mi cuerpo entero. Podía sentir el espasmo de mis paredes alrededor de él y luego pude sentir que él se dejo ir. “Sí, Bella,… Dios…oh…Bella. Oh… oh…” su cuerpo seguía moviéndose y lo sentí pulsar dentro mío. Su cuerpo entero se sacudía mientras que su orgasmo lo tomo por completo.
                                                 ******
              
Nos derrumbamos. Me aferré a él, con una de mis piernas lanzada sobre su torso, sus brazos envueltos alrededor de mi cintura. Edward me tarareó mi nana en el oído, me besó el cuello y frotó mi espalda ligeramente. “Bella,” susurró, con la voz tensa por la emoción. “Estoy tan enamorado de ti.” No había palabras más allá de esto.
El sueño me tomó rápidamente.
                                                        ~*~
Desperté con la sensación de las manos de Edward que me levantaban para arriba y que me rodaban suavemente sobre mi lado. “Mmmmmppppfffff…” Mascullé en la almohada.
“Shhhh, Bella, vuelve dormir.” Él frotó mi mejilla suavemente y lo sentí besar mi hombro.
“Espera… ¿qué haces?” Pregunte, confundida. Mire alrededor adormilada, parpadeando. La luz fluía apenas dentro del cuarto a través de la ventana. Amanecía. Estiré mi mano para alcanzarlo pero él se escapo de mí. “Edward. ¿Qué es lo que haces?” Repetí, mirándolo sin lograr enfocar, mientras que él continuó moviendo mis brazos y mirándome por encima.
“Te estoy examinando.”  Se rió entre dientes.
“¿Examinando?” Pregunte, luchando por voltear mi cuerpo e incorporarme. “Que romántico eres y también que… clínico.” Bostecé.
Él se rio levemente, una risa sexy y maravillosa. “Sí, mi amor. Inspección. Soy Edward, el Inspector de Daños.” Él recorrió con sus manos abajo de mis piernas, tomó mis pies y besó suavemente cada uno de mis dedos, después acarició con el reverso de sus manos mis piernas para finalmente, apoyarlas suavemente sobre mis caderas. “Y ahora, he terminado. Solamente encontré algunas pequeñas contusiones en tus caderas.” Hizo una mueca de dolor mientras miraba los pequeños círculos púrpura del tamaño exacto de la yema de sus dedos, ubicados en mis caderas y muslos superiores. “Lamento mucho esto, Bella. ¿Te duele?”
Meneé levemente la cabeza bajo su mirada, realizando un examen interno. “Me siento muy bien, de verdad.” Le aseguré, después hice una mueca cuando sentí la tirantez entre mis piernas. “Quiero decir, bastante bien. Solo un poco adolorida.” Me ruboricé y él se inclinó para besarme cubriendo por completo mi boca, moviendo su muslo frio  entre mis piernas. Suspiré con el alivio que proporciono su piel fría sobre la mía. Edward gimió mi nombre suavemente, las memorias de la noche anterior nos inundaron a los dos.
Se acostó a mi lado quedando frente a mí, apoyado en un codo, y comenzó a jugar con un mechón de mi pelo. “¿Asumo que dormiste bien?” dijo sonriendo, sabía perfectamente bien que dormí como un tronco.
“Mmmmm, lo hice.” Murmuré, inclinándome para besarlo. “No puedo imaginarme porqué.” Reí nerviosamente mientras que él me hacia cosquillas.
“¿Cazaste?”
“Sí.” Dijo el simplemente. “No me fui por mucho tiempo. En el momento en que salí te extrañe terriblemente.” Sus dedos bajaron por mi brazo y subieron por mis costillas para rozar ligeramente el costado de mi pecho. Mi espalda se arqueó sobre su mano, mi respiración se entrecorto en mi pecho. Él se rió entre dientes y rodó sobre su espalda alejando su brazo de mí.  Tome su brazo y tiré de él, de nuevo hacia mí.
“Oh, no. Tú no harás eso nunca más. No, no. No. Tú no puedes hacer eso nunca más. Basta de detenerte, basta de parar de tocarme. Una mano en mi pecho puede permanecer en mi pecho.” Tiré de su brazo y puse su mano en ángulo recto sobre mi pecho, sonriendo traviesa.
Su mueca me hizo marear y pude sentir mi cuerpo respondiendo a su intensa mirada. “Creo que puedo manejar esta nueva regla.” Dijo subiendo lentamente encima de mí, separando mis piernas con su muslo. “Podría permanecer aquí por días.” Él se inclinó y olfateo mi cuello, su cuerpo se endureció rápidamente contra mi estómago. “Tu, sin embargo, deberías desayunar en cierto punto.”
“Veamos…si las opciones están dadas entre Edward desnudo y comida, yo elijo a Edward desnudo.” Dije con voz densa, mientras mis manos rodaban debajo de su espalda, tirándolo contra mí.
“En realidad, tú podrías tener ambos, amor. Después de todo, solamente estamos nosotros en la casa. Puedo servirte el desayuno en la cama, puedo incluso… hacerte el desayuno desnudo.”
Gemí contra su cuello cuando él dijo esto; había algo nuevo en su voz, algo relajado, sensual, fuerte. Él me provocaba y disfrutaba haciéndolo. Mire para arriba hacia su cara; él miraba mis pechos, tocándolos suavemente con las yemas de sus dedos. Intenté contener mi necesidad de él, quería saber lo que él estaba pensando.
“Tu pareces… diferente esta mañana.” Dije suavemente. “Desearía poder leer tu mente.”
Él sonrió, “¿diferente? Cómo… ¿desnudo?” se rió entre dientes despacio y se inclinó hacia abajo para besar uno de mis pezones, después el otro, después frotó ambos con sus pulgares.
“Mmmm, sí, umm… desnudo…” Mascullé antes de intentar recuperar la calma. “No, quiero decir, que te ves feliz.” Esto le dio risa otra vez y me corregí. “No que no fueras feliz conmigo antes, eso no es lo que quise decir.” Las palabras me salieron precipitadamente en un revoltijo y suspiré. Sentía come me ruborizaba furiosamente.
“Mi Bella, ésta vez el rubor ha teñido más que tus mejillas. Tus pechos están positivamente ruborizados también. Creo que voy a necesitar cortar nuestra pequeña conversación…” 
“Dichoso,” lo interrumpí, la palabra vino a mí repentinamente. “Tu pareces dichoso, Edward. Y guau, no me estoy quejando, yo solo estoy… abrumada contigo esta mañana. Te he visto contento antes pero nunca dichoso.” La manera en que me miraba… me hizo empujar las caderas contra él, y nuestros quejidos salieron al unísono.
Para mi sorpresa él rodo y quedo de espaldas en la cama, poniendo un brazo detrás de su cabeza y tiro de mí hacia su pecho con el otro brazo. Me incline sobre él, con la barbilla apoyada sobre mis manos. Él observo el techo pensativo por algunos momentos.
“Es solo que…” él me detuvo y me miro cuidadoso antes de continuar. “Bella, por favor no lo tomes como un ataque de autoconfianza.” Se rió entre dientes suavemente, “pero, fue más fácil de lo que yo esperaba, poder controlarme contigo. Nunca me desconcentre, yo nunca olvidé cuan frágil eres. Estaba totalmente consumido por ti, por cada movimiento que hacías, cada quejido, cada grito de asombro, cada respiración, cada contracción de cada músculo de tu cuerpo. No puedo describir cómo me sentí, yo estaba absolutamente en sintonía con tu cuerpo. No sé si puedo ponerlo en palabras. Creo que yo no estaba… completo hasta que te hice el amor. Ahora me siento entero. Me siento tranquilo. Dios, me siento tranquilo.” Él me sonrió. Nunca lo había visto de esta manera, y sentí que todo mi mundo desaparecía, dejando apenas este momento.
Estaba sin habla. Sentía las lagrimas formarse en mis ojos y me las trague inmediatamente. Quería que él siguiera hablando de esto, que me dijera más. “¿Es eso lo que quisiste decir?” Me ruboricé. “Cuando dijiste “yo no sabía…” anoche mientras que hacíamos el amor. ¿Es eso lo que querías decir?”
“Me imagino que eso es lo que quise decir…” Lo sentí reír silenciosamente debajo de mí. “No podía elegir mis palabras cuidadosamente en ese momento.”
Reí nerviosamente. “Supongo que no. Yo pensé… creí que tú querías decir que no sabías que podías sentir algo como eso. Quiero decir, eso es lo que yo estaba pensando en ese momento. Edward, nunca me imagine que existiera algo que pudiera sentirse tan perfecto.” Mire para arriba y lo vi asentir con la cabeza.
“Quise decir eso, también, sí. Por supuesto, Bella. Si yo hubiera sabido que esto se sentiría así, si alguien me hubiera dicho cómo se sentiría estar dentro de ti… Bella, no sé si habría podido esperar a nuestra luna de miel.” Él rió otra vez y yo pensé que nunca conseguiría cansarme de ese sonido. “Esta mañana me encuentro maravillado de que era más fácil de lo que yo esperaba, el mantenerme en control contigo.” Él se encogió y suspiró. “Bien, déjame aclarar esto. Algunas cosas vinieron muy fácilmente anoche, otras no lo hicieron.” Lo sentía reír debajo de mí otra vez.
Me incorporé, mirandolo . “Oh Edward, cuando puse mi boca sobre ti…” Luché para sostener su mirada, mis mejillas quemaban furiosamente. “Lo siento mucho, yo solo perdí la noción…” se incorporo antes de yo terminara de hablar, coloco un dedo sobre mis labios y sacudió su cabeza. Luego cruzó las piernas y me tiro sobre su regazo para que lo montara a horcajadas mientras que él frotaba ligeramente mi espalda.
“Bella, mi reacción a eso no fue por miedo de perder el control y morderte o lastimarte.” Vi un destello en sus ojos, él disfrutaba de esta tomadura de pelo. Se inclinó hacia mí para besar mi pezón suavemente y entonces su mirada se elevo a mis ojos. “No pensé que podría durar demasiado tiempo con tu boca en mí… iba a acabar en segundos. No pienso que mi ego hubiera podido manejar eso anoche, aunque me imagino que seguramente el tuyo se habría beneficiado bastante.” Me hizo un guiño.
“Oh. Oh...” Dije y mire hacia su regazo involuntariamente, a su erección que se filtraba hacia arriba contra mi muslo.
“Tu boca…Dios, Bella… no tienes ni idea…” él miraba fijamente mis labios, sus ojos se volvían oscuros de lujuria. Él levanto su brazo para frotar un dedo a lo largo de mi labio inferior.
Me lamí los labios involuntariamente y él gimió. “¿Hubo alguna otra cosa…difícil para ti…?” Murmuré suavemente, apenas capaz de respirar con la mirada de él devorándome.  Sus manos bajaron hacia los lados y comenzaron a acariciar mis pechos lentamente, sus pulgares empujaban mis pezones. Tenía que saber lo que podía y no podía hacer. Apenas podía resistirme a poner mis manos sobre su miembro endurecido, que asomaba entre mis piernas.
“Mmmm, sí.” Él se inclinó hacia mí y apoyo sus labios contra mi oído. “Quise poner mi lengua en ti anoche. Ésa fue la cosa más difícil de resistir. Quise probarte, pero no de la manera que ha significado eso en el pasado…”
Gemí contra él y empujé mi cuerpo más cerca de su regazo, frotando mi centro mojado contra él. Podría moverlo dentro de mí con apenas un ajuste leve de mis caderas y ese descubrimiento hizo que mi corazón se alocara. Él gruñó en mi oído por el sonido de mi corazón que se aceleraba. “¿Quieres probarme, Edward?” Pregunte. Entonces puse mi dedo contra mi base mojada, sintiendo cómo mi cuerpo había respondido a él. Sabía que él no pondría su lengua en mí por miedo de que su veneno me lastimara. Sus ojos siguieron mi mano, sorprendidos. Levanté mi dedo para arriba y lo unté en sus labios. “Pruébame, Edward.” Susurré en su oído y después arrastré mi lengua a lo largo de su cuello.
Él inhaló agudamente, su cabeza cayó hacia atrás. Sus brazos me levantaron hacia arriba y me bajaron lentamente sobre su miembro. Jadeé suavemente por la sensación de él llenándome totalmente. Su carne fría se sentía maravillosa contra mi centro y yo podía sentir como mi cuerpo lo apretaba. “Edward, oh…” Me incliné contra él, comenzando a mover las caderas lentamente. Él gruñó y tiró mi ruborizado pecho contra el suyo. Sus manos se movieron debajo de mí y me movieron suavemente a lo largo de su longitud. Una de sus manos comenzó a frotar mi clítoris suavemente, y después con más presión.
Perdí toda la calma y comencé a empujar mis caderas contra él, clavando mis uñas en su espalda, frotándome contra su mano, gimiendo su nombre. Quise permanecer así por siempre, yo quería hacer el amor con Edward por el resto de la eternidad. Su cuerpo encajaba con el mío perfectamente, podía sentir como cada célula de mi cuerpo zumbaba. Mi orgasmo vino estrellándose sobre mí y grité su nombre repetidamente mientras él se impulsaba encendido, “Sí Bella, ven mi vida, sí… oh Dios Bella,” grito mientras que mis paredes se apretaban con fuerza alrededor de él. Podía sentir su respiración agitada en mi oído. “Estoy muy cerca Bella, por favor, Bella.” Entonces se hecho de espaldas sobre la cama para mirarme montada sobre él, sus ojos pegados en los míos, su boca abierta. Él dijo mi nombre con urgencia cuando comenzó a pulsar dentro de mí.
                                                             *****
Me quede sentada mirándolo por varios minutos, solo admirando cómo su cuerpo se veía debajo de mí, él todavía estaba dentro mío. Movió sus manos suavemente arriba y abajo de mis muslos y sonrió mi sonrisa torcida preferida.
“Guau.” Exhalé.
“Exacto.”
Fue entonces que me di cuenta. Las sabanas por debajo de él eran azules. Habría podido jurar que eran blancas cuando llegamos anoche. “¿Edward?”
“¿Mmmm?” Sus ojos siguieron afincados en mis caderas, sus dedos dibujando círculos en mis muslos.
“Dime acaso tu… um…” Vacilé, la respuesta nació en mi mente. “Edward… ¿hubo sangre en las sabanas anoche… mía…?”
Él miro hacia arriba hacia mí y sonrió, asintiendo brevemente.
“Me las comí así que tuve que conseguir unas nuevas.”
Siguió riéndose debajo de mí.
“¡Oh mi Dios Edward, detente!” Jadeé. Su cuerpo se sacudía con la risa.
“Las puse en el lavadero con un blanqueador. No estaban muy manchadas, pero me distraían un poco. Las puse en el lavarropas y después me fui a cazar.” Dijo encogiendo los hombros.
Cabeceé, intentando luchar contra la mortificación que me causaba la imagen de Edward cambiando las sabanas. Él me observaba y me tiró hacia abajo a su lado. “Bella.” Tocó mi barbilla para hacer que lo mira a los ojos. “Amor, tú eras virgen anoche. Tu nunca habías sido tocada de esa forma. Esto no es algo por lo que debas sentirte avergonzada. ¿Sabes lo especial que eso fue para mí?.” Él me besó tiernamente, tomando mi labio inferior entre los suyos y succionando suavemente. Mi estómago retumbó ruidosamente.
“Ahora,” dijo riendo, “es hora de que tu chef desnudo comience a trabajar.”
Capitulo 2: Desayuno
Edward saltó fuera de la cama rápidamente y se deslizó en la cocina. Fiel a su palabra, no se puso ropa. Lo oí abrir el refrigerador y tararear para sí mismo.
Me estiré, salí fuera de la cama y me dirigí al cuarto de baño para asearme. Cepillé mis dientes y salpiqué un poco de agua en mi cara, después me decidí a tomar una ducha rápida para depilarme y refrescarme un poco. Me metí debajo del agua caliente y pensé de nuevo en la noche de ayer, mi cuerpo temblaba mientras recordaba cada momento de nuestro acto amoroso. Cuando cerré los ojos pude ver detrás de mis párpados su cara al penetrarme, los ojos de Edward llenos de necesidad, su cuerpo temblando por el esfuerzo que le tomó entrar en mí lentamente, hasta que yo lo impulse a hacerlo sin temor. 
Apure mi rutina de ducha, impaciente por volver a su lado.


Hurgue brevemente la capa superior del monstruo de maleta que Alice había preparado para mí. Cerca del 80% de las cosas que la llenaban parecían ser cierta clase de lencería. Algunas cosas que mis manos sacaban eran totalmente irreconocibles; otras incluso parecían estar hechas de goma. No tendría idea de cómo ponerme algo de lo que había allí sin encontrarme enredada o atrapada de alguna manera. Se me ocurrió entonces que ese podía ser el punto. Me preguntaba si Alice sabía algo sobre nuestra luna de miel y nuestras fantasías que nosotros todavía ignorábamos. Me reí al pensar en Alice intentando bloquear las imágenes de la futura vida sexual de Edward en su mente.
Edward estaba diferente desde que llegamos; por supuesto que su intensidad no había cambiado, pero se había vuelto menos melancólico y más… sensual. Nunca espere poder tocarlo tan libremente y ser tocada por él. Sabía que intentaríamos hacer el amor, pero no estaba segura de cuánto de esta decisión era para apaciguarme, ya que el hambre que el sentía por mí era distinto del que yo tenía por él. No había estado segura qué proporción de nuestra luna de miel sería sobre sexo y qué proporción seria sobre tensión sexual. Ayer por la noche el había desterrado todos esos miedos de mi mente; nuestra conexión física lo había liberado, por lo menos hasta ahora. Su peor temor, el de lastimarme se había desplomado. Sin restricciones, su tortura interna, disminuía.
No podía dejar de pensar en el sonido de su voz en mi oído esta mañana, gimiendo mi nombre, rogándome que me dejara ir mientras que él se movía debajo de mí. Pidiéndome a mí que me dejara ir. Cavé más profundo en la maleta y encontré un atuendo negro de algodón sencillo. Pasé rápidamente el vestido playero sobre mi cabeza, até mi pelo mojado en un rodete desprolijo encima de mi cabeza, y camine descalza hacia la cocina.
Encontré a Edward usando un delantal de cocina y nada más, y enchufando una wafflera eléctrica. Su espalda deliciosamente desnuda frente a mí, sus piernas largas y musculosas se dibujaban ante mis ojos; su piel hizo que mi boca se abriera. La luz del sol que entraba por las ventanas por todos los lados del cuarto hacia que su cuerpo brillara. Se me cortó la respiración y caminé hacia él tambaleando. Él se volteo para mirarme y dejó escapar un silbido bajo, admirando mi vestido, y mi pelo recogido en lo alto de mi cabeza que exponía mi cuello perfectamente.
“Bella, eres exquisita.” Su voz era suave, amorosa. Estiro el brazo hacia mí y su mano frotó ligeramente mi mejilla, luego se volvió para continuar con mi desayuno. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y me incliné hacia él, besando su hombro. “Mmmm” gemí y cerré los ojos. Entonces me resbale en los azulejos del piso. En un segundo él me tenía a salvo en sus brazos, riéndose entre dientes.
“Despacio, mi amor.” Me besó la punta de la nariz y se dio vuelta nuevamente hacia el tazón de manteca. “Tu eres la única persona que conozco que puede resbalarse mientras que esta parada y sosteniéndose de una estatua.”
Le fruncí el ceño, intentando disimular el rubor. “Se bueno.” Le dije intentando regañarlo. Luego estire la mano y golpee con fuerza su trasero, suficientemente fuerte como para que me quedara picando la mano. Aunque no lo suficiente como para obtener algún tipo de reacción de él.  Edward ni se dio vuelta para mirarme.
“No estoy seguro de que tú quieras jugar al juego de las palmadas conmigo, amor. Estoy bastante seguro de que yo ganaré.” Se rió ruidosamente; y su risa sonaba como música. Amé a este Edward juguetón.
“No todos podemos tener la resistencia de los muertos vivos, mi amor.” Reí nerviosamente, moviéndome hacia atrás lejos de él.
Él se dio la vuelta hacia mí, y articuló, ¿los “muertos vivos”? fingiendo horror y avanzo hacia mí preparado para saltar.
“¿Qué?,” pregunte inocente, “¿eso lastima tus sentimientos?”
“Lastimó más que esa palmada, de eso estoy seguro.” rió otra vez, asiéndome por la cintura y levantándome hasta que quede a la altura de su boca y entonces me beso profundamente. Su boca se abrió y él gimió mi nombre, mientras sus manos acariciaban mi espalda, su cuerpo se presiono contra el mío. Mis piernas se enroscaron alrededor de su cintura, y mi respiración se volvió rápida y caliente contra sus labios. “Edward…” Gemí.
Él suspiró y se alejo de mí, bajándome al piso suavemente. “Necesito enfocar mi atención fuera de tu cuerpo asombroso el tiempo suficiente como para conseguir que comas un poco de alimento.”
Él sonaba genuinamente preocupado: ¿alimentar al ser humano o violar a la esposa?
“Debo centrarme totalmente en cocinar.” se rió entre dientes mientras que cortaba rápido algunas fresas en rebanadas y las colocaba en un tazón con la sandía y los arándanos ya rebanados.
“Waflera caliente, cuchillos, vampiro desnudo, esposa torpe, dicha post-coital… estas condiciones implican que incluso mis reflejos pueden no ser suficientes para frustrar un desastre.” Reí nerviosamente mientras que él sacudía juguetonamente sus caderas desnudas.
Sentí mi corazón tambalearse en mi pecho. Me sentía abrumada por la escena delante de mí: mi marido el vampiro, desnudo a excepción de un delantal rosado, acababa de hacerme el amor más apasionado en una isla privada, y ahora me cocinaba waffles. Todo comenzó a sentirse un poquito surrealista.
“Veo que encontraste algo más que lencería en la maleta,” me dijo señalando mi vestido. “Tengo que decir, que apruebo tu elección… pero solo apenas.” Él me miro sobre el hombro y se lamió los labios rápidamente, sus ojos saltaban de mi cara a mis pechos. Luego, vertió la mezcla en la wafflera. “Alice hizo un trabajo muy bueno ocultando los botines de sus salidas de compras de mí, pero pude espiar algunas mientras que ella hacía una lista mental de qué más necesitaba comprar para ti.” Me guiñó el ojo, haciendo una sonrisa traviesa. Resolví que voy a escarbar en esa maleta tan pronto como tenga ocasión.
Caminé hacia la isla del centro de la cocina y me incliné contra ella, mirándolo. Estaba famélica esperando el desayuno pero me distraje totalmente observando los movimientos agraciados de mi amante. No estaba acostumbrada a que me cocinaran. No estaba acostumbrada a ver a Edward desnudo en la cocina. Todavía sentía la dulzura de su cuerpo dentro de mí solamente una hora atrás. Tuve que recordarme respirar.
Sus músculos se movieron por debajo de su piel mientras que él levantó la galleta de la wafflera. Su brazo duro y tonificado se estiro a través de la mesada para tomar una cuchara para la ensalada de frutas, sus tríceps se crisparon por debajo su piel lisa. Me estremecí, mi respiración se atoro en mi garganta y mi pulso comenzó a correr.
“¿Bella, querida?” me preguntó en voz baja, su espalda todavía frente a mí. “¿Realmente estás tan excitada por el waffle?” Podía oír la sonrisa en su voz.
Sacudí mi cabeza, no entendiendo su pregunta, la bruma de la lujuria nublaba mis pensamientos. Él se rió suavemente, “tu corazón está galopando desaforado en tu pecho, chica hermosa.” Él me sonrió sobre su hombro y fingió estirarse y bostezar, doblando su espalda y brazos, haciendo que sus músculos ondularan debajo de su piel. Pude resistirme a la comedia de sus movimientos, pero no pude evitar gemir muy suavemente, y sentir la ola de calor y la humedad entre mis piernas. Lo oí inhalar agudamente y mirar detrás sobre su hombro hacia mí, con ojos oscuros por el deseo.
Colocó rápidamente mi waffle, una cucharita de mantequilla y una pequeña jarra de jarabe sobre mi plato. En una milésima de segundo, estaba a mi lado, colocando todo el alimento en la mesada cerca de mi brazo. Enroscó las manos alrededor de mi cintura y atrajo mi cuerpo contra el suyo, yo podía sentir su ereccion debajo del delantal contra mi estómago.
Me besó los labios apasionado, su respiración fresca contra mi boca. “Puedo ver, sentir, oler, y oír cada pequeña cosa que tu cuerpo hace, mi esposa querida. No puedo leer tu mente, pero tu cuerpo me canta.” Gruñó suavemente, bajando su mano y levantó mi falda para tocar con sus dedos la carne desnuda, y mojada entre mis piernas, mostrandome a que se refería. Luego sacó su mano y me sonrió, llevándose los dedos a los labios.
Lo miré boquiabierta. Mi mente abrumada de pasión, y mi apetito por el desayuno olvidado momentáneamente.
Edward llevó una cucharada de fruta a mis labios. “Come, Bella.” Sonrió y meneo la cabeza con genuina preocupación en sus ojos, su voz perdió el tono seductor y adopto en cambio uno serio. “No has comido nada, por casi 24 horas ya…”
Engullí el contenido de la cuchara y lo mire rasgando mis ojos. Mi apetito volvió instantáneamente y devoré el desayuno que me había hecho mientras que él se inclinó contra la mesada de la cocina con una expresión divertida en la cara. “Por la manera feroz en que devoras ese waffle, yo amaría ver lo qué podrías hacerle a un león de montaña,” se rió entre dientes.
Lo mire al instante, totalmente sorprendida, casi en shock. Él estaba bromeando sobre mi transformación. Edward nunca había bromeado sobre mi… convertida en vampiro.
Él notó rápidamente mi expresión y rodó sus ojos, “Bella, era una broma. Sí, te convertiré eventualmente. No, no lo haré en nuestra luna de miel. Fin de la discusión.”
Entonces lo apunte con mi cuchara. “¿Discusión? ¿Quién está discutiendo?” “Además,” dije riendo nerviosamente por su abrupta seriedad, “todo lo que va, inevitablemente, vuelve, estimado marido.” “Sabes, quizás en algún momento tu me ruegues que te de palmadas otra vez, y puede ser que yo simplemente te rechace…” “No, no te palmearé en nuestra luna de miel Edward. Fin de la discusión.” Le conteste, imitando su tono serio, y aguantando la risa.
Edward caminó hacia mí muy lento, mirándome intensamente.
“Te amo.”  Susurró.
Mi plato estaba vacío, mi mano sostenía la cuchara en el aire, y me congelé, mirando fijamente su cuerpo magnífico cuando él se saco el delantal, tirándolo sobre su cabeza, y lanzándolo hacia atrás. Lo vi de cuerpo entero, caminando hacia mí, casi temblaba cuando llego a mi lado. Edward se inclinó para besar mi hombro desnudo, haciendo un camino desde allí hasta mi cuello y luego a mi mejilla. Contuve la respiración, intentando evitar que mi cuerpo se retorciera de placer. Sus brazos me levantaron hacia arriba y me sentó en la mesada, me separo las piernas colocándose entre ellas. Sus brazos me abarcaron tirando de mí hacia el borde de la isla. Comencé a respirar rápidamente, sentí el calor que me recorría, y llegaba pulsando a mi entrepierna.
“Si eso es lo que deseas, pasare feliz el resto de la eternidad rogándote que me toques, mi amor.” “Un beso,” él me besó lentamente el cuello, “una caricia,” sus manos se deslizaron sobre mis piernas debajo de mi vestido, “un toque suave…” sus dedos se movieron a mi entrepierna y jadeé por su tacto frío sobre mi carne caliente, empujando mi cuerpo contra su mano. Él me frotó suavemente con sus dedos antes de introducir uno de ellos, y luego otro, dentro de mí. Gemí su nombre, arqueando mi espalda y alzando mis brazos alrededor de su cuello, tire de él hacia mí para besarlo golpeando mis labios contra los suyos. Su pulgar frotó mi clítoris incansablemente. “Tan hermosa, tan increíblemente hermosa,” susurró contra mis labios. Mi cuerpo tembló y gemí su nombre. Intenté bajar mi mano para sostener su miembro duro, para atraerlo hacia mí, pero él negó con la cabeza. Empujó mis piernas para apartarlas con su otra mano y tiró de mi cuerpo poniéndome al borde de la isla.
“¿Te gusta sentir mis dedos dentro de ti, Bella?”
“Sí, oh… yo…” Gemí en su oído. “Edward, por favor… más rápido.” Sus dedos fríos empujaron dentro de mí más rápidamente, su otra mano se encontraba debajo de mi falda, frotando mi clítoris con más presión. Él gimió en mi hombro y podía sentirlo temblar levemente. Capturó mis labios en un beso abrasador, y gruñó en mi boca.
“No puedo creer lo bien que se siente tocarte con mis dedos, Bella, eres tan suave…” susurró. “Mi amor, oh Bella, eres tan suave y húmeda…” su voz era áspera en mi oído, y yo estaba mareada. Sentía acercarse mi orgasmo, mis pies zumbaban, mi cuerpo se sentía pesado. Me empujé contra su mano mientras que sentía que comenzaba a contraerme alrededor de sus dedos. El se había movido en perfecta sincronización con mi necesidad de él. “Acaba para mí, Bella, por favor…”
“Edward, oh dios, Edward… oh… estoy… oh dios…” Grité mientras que mi clímax me sacudió totalmente. Mis paredes se contrajeron alrededor de sus dedos, mis caderas se apretaron contra él fuertemente, por lo que me pareció una eternidad. Sus dedos me frotaron lentamente, derribándome. Intenté calmar mi respiración y mire sus ojos, llenos de intensidad y de amor. Una lágrima resbaló por mi mejilla. Me beso muy suavemente y envolvió sus brazos alrededor de mí mientras que mi cuerpo temblaba.
*****
Levanté la cara y bese su cuello lentamente. Su piel sabía tan bien, fresca y dulce. Lo oí murmurar mi nombre despacio. Envolví los brazos alrededor de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura, el vestido todavía se encontraba raido sobre mi cintura. Mis piernas temblaban. Él subió el vestido sobre mi cabeza, desnudándome completamente y se inclinó para tocar mis pechos, tomándolos en sus manos, sus labios se posaron sobre mis pezones. Mi pulso se aceleró, mi cuerpo respondía, necesitándolo otra vez ya.
“Edward… te amo locamente.” Tome su cara para mirarlo y lo besé con toda la fuerza de mi necesidad, mi boca beso la suya frenéticamente, mi lengua probaba sus labios. Él gimió en voz alta, y yo sentí el pulsar de su cuerpo en mi entrada.
“Quiero estar dentro de ti, Bella.” me dijo simplemente, con la voz ronca.
Él me levantó, mis piernas seguían envueltas en su cintura, y me llevó hacia el dormitorio, besándome con pasión, sus gemidos eran más rápidos y más urgentes. Susurró mi nombre contra mis labios, sus brazos me apretaban firmemente contra su cuerpo. Nuestras bocas se movían urgentes sobre nuestros cuerpos. Mis manos se enredaban en su pelo, mi respiración era caliente sobre su carne. Tiré de su cuerpo apretándolo mas con mis piernas, impulsándolo a penetrarme en ese preciso momento, donde quiera que estuviéramos.
Él gimió y me empujó contra la pared del dormitorio, uno de sus brazos sostenía mi peso con facilidad, su otra mano mantenía mi seno en su boca. Moví las caderas y me coloqué sobre él, su miembro duro se apoyaba en mi entrada. Con un movimiento violento lo introdujo profundamente dentro de mí y gritó mi nombre. Luego lo sacó y repitió el movimiento, toda su longitud empujada contra mi cuerpo, mi centro pulsaba húmedo alrededor de él. “Bella, carajo…” Jadeó y empujó en mí otra vez, su cuerpo temblaba de deseo.
El sonido de sus palabras, oírlo decir palabras como “fuck” mientras que él empujaba dentro de mí me enloqueció. Sentía una frenética necesidad de consumirlo. “Edward, por favor, más profundo…” le rogué.
Él empujó su cuerpo contra el mío hasta que jadee,  froto su miembro contra mí, moviéndose firme pero suavemente contra mi carne. Gemí sintiendo que él me llenaba totalmente, mi carne se estiro alrededor de él, su frío miembro contra mis tejidos calientes y suaves. Él gruñó rítmicamente contra mí a tiempo con mi respiración, perdido en las sensaciones que le provocaba mi cuerpo alrededor del suyo.
“Puedo sentir cada pulgada de ti alrededor de mí,” me dijo respirando con dificultad.
Él bombeó en mí más rápidamente, mi espalda golpeaba la pared ligeramente, nuestros quejidos venían al unísono hasta que nuestras bocas se encontraron hambrientas. Podía sentir que estaba cerca de acabar, mi cuerpo comenzaba a sentir una corriente de calor. Podía sentirla arrastrándose sobre mi pecho, y encima de mi cuello hacia mi cara. La onda se estrelló dentro de mí y se separó hacia afuera a mis miembros, mi base pulsó contra él, apretándose alrededor de su miembro. Abrí los ojos para ver a Edward, su boca abierta en éxtasis, miraba el rubor que el orgasmo dejaba sobre mi piel; esto lo empujó al borde. Yo solo podía jadear, “oh, oh, oh…”
Gritó contra mi cuello, y nuestros cuerpos se sacudieron juntos en el clímax.
Edward me llevó a la cama y me acostó suavemente, acomodando su cuerpo detrás del mío, mi espalda contra su pecho. Acaricio ligeramente mi frente, retirando mi pelo húmedo de mi cara.
“No quisiera que eso terminara nunca,” murmuro, besando mi cuello. “Quisiera hacerte el amor por horas. Pero ese rubor tuyo me va a matar.”
                                                                   ~@~
Capitulo 3 – Muéstrame


 Sabía que Edward se sentía mejor; sentí un poco de alivio después de que él me hiciera el amor demasiadas veces para llevar la cuenta. Había tocado solamente su cara pero por ahora eso parecía ser bastante. Todavía no tenía idea de cuán rápido podía moverme o qué grado de fuerza debía utilizar. Sentía demasiadas cosas a la vez, y su tacto, que había sido siempre irresistible para mi, era repentinamente demasiado estimulante. Era más fácil, por ahora, si no agregaba mis propios dedos a la ecuación. Había más también: mi reciente comprensión de la enormidad de su contención cuando yo era humana pesaba mucho en mí. Sentía que debía agradecérsela.

Él rodo fuera de mí, acostándose de lado y tirando de mí para que lo viera de frente, nuestras caras separadas apenas por pulgadas. Él tomo un mechón de mi pelo en su mano y jugó con el ausente. Me miraba, con una expresión tímida en su cara. “¿Cómo lo estás llevando, amor?”



Corrí mi cabeza un poquito para tener una mejor vista de su expresión. “¿Porqué pareces avergonzado?” Pregunté, sonriendo.

“Acabo de violarte por cuatro horas, mientras que tú estas abrumada y acostumbrándote a todo… ¿y me preguntas porqué parezco avergonzado?” Su sonrisa torcida me atrajo para  besarlo.

“¿Podemos hablar de todo esto?” Pregunté con calma.

Sus ojos se volvieron serios, impacientes. “Por supuesto. Por favor.”

Inhalé profundamente, más para ordenar mis pensamientos que por otra cosa. El resultado fue una profunda dosis del aroma de Edward, del olor de nuestro sexo; mis pensamientos se nublaron inmediatamente, otra vez. Vacilé, cerrando los ojos contra el impacto sensorial.

“Realmente deseaba poder leer tu mente luego de…” murmuró.

“Tú necesitas el silencio conmigo.” Lo que dije fue simple, pero parecía afectarle mucho. Él me miró fijamente, buscando mis ojos. Después de un momento él conscientemente se reenfocó y me presionó, “Bella. Por favor.”

Lo miré, tocando su cara otra vez brevemente antes de poner ambas manos al lado de mi cara en la hierba. “Antes de que tú…” sonreí tímida, “…cumplieras mi fantasía del vampiro… yo no comprendía realmente tu fuerza. Para mí era tan abstracta, tan intangible. Incluso después de lo que pasamos con James, con Victoria…yo era tan….ingenua, pensé de verdad que tú nunca podrías lastimarme. Pero por otra parte esa noche… la facilidad con la que tus dientes se enterraron en mí… cada momento que pasamos juntos hasta ese momento aterrizaron en una sola idea en mi mente, cada vez que yo empujé mi cuerpo contra el tuyo, cada vez que te besé apasionadamente y te impulsé a perder el control…” Suspiré. “…Y entonces después en nuestra luna de miel, cómo pudiste hacerme el amor, cómo tus movimientos podían sentirse sexualmente rudos en mi cuerpo, sin siquiera acercarse a lo rudo  que tu cuerpo realmente podría ser… yo nunca comprendí realmente el esfuerzo que te tomaba estar cerca de mí. Tú nunca perdiste el control. Incluso la noche que parecías haberlo hecho, lo que te trastornó más no fue que hubieras perdido el control sino  que no me hicieras acabar a mi primero. ”

              “Tú siempre fuiste consciente de mí. Habrías podido empalarme. Literalmente. Y entonces la primera vez que te toco, te lastimo

Edward me interrumpió, “no es lo mismo. Para nada.” Su voz era firme.

“Lo sé, por supuesto, lo sé. Pero sin embargo, fue tan duro ver cómo mi tacto te afectó. Todo el tiempo mientras que estaba… cambiando… yo estaba centrada en un pensamiento. Que cuando me despertara tenía que decirte lo que significó para mí, yo tenía que decirte que entiendo lo que hiciste por mí. Escuché tu voz, me concentré en tu voz. Tenía que intentar demostrarte cuan agradecida estoy, cuánto te amo, y te amo aún más por lo que significo para ti estar conmigo. Quise besarte, para verter mi amor en ese beso…”

“Siempre sentí eso, Bella.” Susurró. “Siempre sentí cuánto me amabas.”

Empujé lejos sus palabras, continuando. “Pero por otra parte cuando despierto, la primera vez que te toco…” Gruñí, tirando mi cara contra mi antebrazo.

“Ésa es toda tu percepción, amor. Viene de ti, no de mi.” Su mano acarició ligeramente mi mejilla, sus dedos se movían para delinear la forma de mis labios. “Yo te siento. Lo que yo necesito es que tú te sueltes. Yo puedo manejar que tú seas fuerte. No soy frágil. Lo que no puedo manejar es que tú te alejes de mí, incluso si es porque piensas que necesitas hacerlo.”

“¡No lo hago!” Me incorporé, mirando hacia él. “No quiero alejarme. Estoy loca por ti. Es más de lo que puedo expresar con palabras. Pero, el gesto de dolor en tu cara… cuando le lastimé, me aplastó.” Odié la angustia en mi voz, pero quería que el supiera que lo amaba locamente.

Edward se incorporó, también. Sus ojos eran serios. Sus ojos eran sabios. “Lo que quiero decir es que yo puedo manejarlo. Tú no me lastimarás, Bella. Tú recién estás aprendiendo cómo moverte. Tirándome del pelo no me estás lastimando. Rompiendo una pared… no me estás lastimando.”

Me sentía como un niño que le dice a su padre cómo conducir. Comenzaba a perder confianza en mis propias palabras.

“Yo vi tu cara…”

Edward se quedó en silencio por un minuto, mirándome. Él se rió entre dientes pero sin diversión. “Parecería que nuestros roles se invirtieron. Yo estoy intentando convencerte de que te dejes ir. Tú solo tienes que confiar en cuan diferentes las circunstancias  “

“Oh mi dios, Edward,” lo interrumpí. “No se parece en nada a lo que tú pasaste conmigo. Es solo que…” Suspiré, sintiéndome exasperada conmigo misma, entendiendo que solo necesitaba descifrar esto. “Tengo tanto para decirte, tengo mucho para decirte ahora, y no con palabras. Lo que tú hiciste por mí estos dos años… yo no sé  cómo decirte todo lo que necesito decirte, con este cuerpo, con todo… y… es tan frustrante.”

Él se inclinó hacia mí, con una sonrisa enorme, entendiéndome. Depositó varios besos a lo largo de mis labios. “Tú solo no sabes donde están tus límites todavía, ¿y eso te asusta?” Él repitió sus propias palabras de hace un par de semanas.

“Sí,” dije, sonriendo contra sus labios.

“Prometo que te diré si me lastimas. Solo intenta dejarte ir. Necesito que te dejes ir. Tírame del pelo. Aplástame. Necesítame.”  Él gruñó mientras que me ponía sobre su regazo para que lo montara a horcajadas. “Y Bella: Sé que tú solo tienes doce horas de convertida.” Él se rió entre dientes. “Pero no puedo prometer ser tan paciente como probablemente debería, porque te he necesitado así durante mucho tiempo. Pero lo que sí sé es que tengo una eternidad para mis propias fantasías de la vampiro sexy.” Él rió contra mis labios.

*****

Nos calmamos por un rato. Aproveché ese tiempo para acostumbrarme a todo a mi alrededor; sonidos, estímulos visuales, todas las sensaciones en mi piel. Y los olores, por supuesto. Océano, hierba, animales, árboles, Edward.                                                               
Edward no habló mucho después de nuestra conversación, él solo acarició mi espalda ligeramente mientras que me inclinaba contra él.

Finalmente, su voz en mi oído: “¿Vamos a ver a la familia?” Era una pregunta susurrada. Note que él  no quería apresurarme.

“Sí, supongo que debemos pasar un tiempo con ellos antes de irnos a la cama. ¿Qué hora es?”

Él se rió entre dientes. “Cerca de las dos, supongo. Y…, amor, ya no hay más ‘ir a la cama’ para ti.”

“Lo sé,” yo lo miraba, sonriendo traviesa. “Eso no es lo que quise decir…”

Él me apretó más cerca de su pecho, besándome los labios, murmurando, “Realmente, y dime. ¿Qué quisiste decir?” Sus ojos ardían.

“Digo que pienso que cada noche, desde la medianoche hasta las seis de la mañana, debe ser nuestro tiempo. Debemos irnos a la cama juntos, o por lo menos estar solos, cada noche por ese tiempo. Comenzando esta noche.”

Él me miró un largo momento antes de sonreír, su cara se levantó hacia el cielo. “Te amo, Bella.”

*****

Corrimos hasta el barco, Edward era rápido. Yo no tenía idea, pero finalmente entendí porqué todos decían eso sobre Edward durante el juego de béisbol hace tiempo, y cómo él se sentía tan confiado en la carrera a nado a Rio. Él me ganó al barco por algunos metros, volteándose para tomar mi mano cuando subimos a bordo.

Nuestra familia entera se encontraba en la cubierta, esperándonos, mirando como nos acercábamos. Todos me miraban fijamente a mí. Edward me miraba, también. Miré fijamente a mi familia; eran… impresionantes.

“¡Bella!” Alice gritó, corriendo para abrazarme antes de alejarse para dejar que los demás me vieran. La puse delante de mí, viendo su pelo borravino oscuro verdaderamente por primera vez, cómo refulgió cuando la luz lo golpeó; sus ojos gigantescos brillaron tenuemente bajo sus negras y gruesas pestañas. Su piel era de porcelana. Ella era increíble.

“Jesús.” Susurró Emmett mientras me miraba, y por una vez Rose no lo golpeó por quedarse embobado. Ella me sonreía, asintiendo. Mire hacia ellos y jadeé. Emmett lucía igual pero… más cálido, el aire alrededor de él zumbaba con su alegría. Caminé hasta él y lancé mis brazos alrededor de su cuello, y luego de Rosalie. Ambos se rieron de la fuerza de mi abrazo. La piel de Rosalie era cristalina, sus ojos color ámbar, chispeantes. Su pelo no era solo rubio, sino blanco, oro, amarillo, naranja, rojo. La miré fijamente y ella me guiñó un ojo.

Jasper dejó escapar un ruidoso silbido detrás de mí y mi cabeza se volteó de un azote hacia él. Jadeé. Sabía él tenía cicatrices, pero no esperé que él fuera tan… hermoso. Sus cicatrices eran un patrón suave en sus brazos, blanco sobre blanco. Su cara mostraba un grado de serenidad que no había visto antes. Sus ojos no eran exactamente ámbar como había visto con mis ojos humanos. Eran miel oscura, eran más profundos que los de los demás, alineados completamente por sus pestañas, pesados por todo lo que él sabía y sentía. Sus ojos se sentían como imanes sobre los míos cuando él me miró fijamente. Sentía a Edward radiante a mi lado y me pregunté qué estaría pensando Jasper. Su cara se rompió en una sonrisa amplia y rara y él dejó que sus ojos vagaran recorriendo mi cuerpo ida y vuelta. Él enarcó una ceja hacia Edward, su boca se cerró aún sonriendo comunicando más de lo que yo podría entender y entonces miró a lo lejos antes de poner su brazo alrededor de Alice y de besarla en la cabeza. Alice saltaba a su lado, mirándome a mí. Levanté mis manos a mis mejillas en un acto reflejo.

Edward se rió entre dientes. “Todavía ningún rubor, amor.” Él miró alrededor y sacudió su cabeza, riéndose de cada uno los pensamientos. Él parecía divertido.

Esme caminó hacia mí, tomándome en sus brazos. Sus brazos se sentían calientes alrededor de mí, su pelo se cepillo contra mi cara. Ella olía como el azúcar, como pétalos caídos. Inhalé profundamente, queriendo acurrucarme en su regazo, mi pecho dolía por abrazarla.

“Tú eres impresionante, mi chiquita.” Susurró en mi oído. La apreté y ella se rió entre dientes de la ferocidad de mi abrazo, liberándose cuidadosamente. Sobre su hombro vi a Carlisle que me miraba. Nunca lo había visto sin habla y no estaba segura qué pensar de su expresión. Me preocupaba lo que él pensara sobre mis ojos. Lo miré fijamente, su pelo rubio se movía con la brisa del océano, un hoyuelo profundo jugaba en su mejilla mientras que una sonrisa se rompió sobre su cara.

“¿Todo bien, Carlisle?” Pregunté con calma. Sentía una punzada extraña en mi pecho mientras lo miraba. Edward miraba a Carlisle entonces y después se rió entre dientes otra vez, mirando abajo a sus pies.

“Sí, por supuesto, Bella.” Su sonrisa se volvió cálida; caminó hasta mí y me dio un abrazo apretado. Él olía como la hierba nueva, aire del océano, sal. Considere lamerlo.

Toqué mi frente como un hábito nervioso y Emmett rió en voz alta. “Tú no necesitarás ninguna ayuda para parecer humana, Bell. Tu actúas exactamente como lo hacías antes, solo que ahora pareces una  terrible diosa.”

Me reí de sus palabras; su dulce honestidad era adorable.

El silencio que siguió careció totalmente dificultad. Después de un largo momento, miré a Edward para decir algo pero todos estaban totalmente contentos solo mirándome. Finalmente tomé la mano de Edward y miré abajo hacia mis pies.

“¿Recuerdas lo que te hice prometer, Bell?” Dijo Emmett  quedamente.

Mire para arriba hacia él. “Por supuesto.” Mi voz era feroz.

“Entonces nada de mirarte los pies. Tu eres una bomba.” Él me hizo un guiño y Alice voló a mis brazos otra vez, abrazándome firmemente.

Sus palabras salieron en un zumbido. ¡“Ha sido imposible describirte! Tus labios son ridículamente rojos. Tu pelo es tan asombroso. Y tienes mejores piernas que todas nosotras. Es tan injusto. Nadie me creyó.” Sus manos estaban en mi cara, en mi pelo, y luego exprimiendo mis brazos.

“Es realmente injusto,” Rosalie fingió poner mala cara. “Sus labios son insanos.” Vi a Edward reír a  mi lado.

“Puedo hacer que tus labios sean rojos, Rose…” Emmett gruñó al lado de ella.

“¿Qué pasa con sus ojos?” Rosalie le preguntó a Carlisle, no haciendo caso de Emmett.

Él  se encogió. “No es inaudito que un vampiro conserve su color de ojos, o aún que desarrolle un nuevo color de ojos fuera de los rojos después de haber cambiado. Es raro, pero he oído hablar de que esto sucedía.” Antes de que Emmett pudiera preguntar, Carlisle agregó, “usualmente se asocia a un don especial, pero no siempre…”

Todos miraron fijamente a Alice por una explicación. Contuve mi respiración esperando para ver lo que ella diría. Esperaba que ella no dijera nada. Ella sacudió su cabeza.

“Dinos que es,” insistió Rosalie.

Alice mascullaba en español, dejando a Edward fuera de su cabeza. “No,” dijo ella reservada. “Así no es cómo sucede. Bella necesita descubrirlo por  sí misma.”

“OK, OK, ya está bien.” Esme se rió. “Edward, tú pareces hambriento. Necesitas cazar, amor. Bella estará bien.”

“Lo está,” convine, y él asintió a  mi lado.

“Iré al continente pero estaré de vuelta pronto. ¿Pueden ustedes… acompañar a Bella?” Él preguntó protector, aunque era  una petición innecesaria.

“Ve.” Alice lo empujó, irritada de que él siquiera sintiera la necesidad de preguntar. Edward me besó suavemente y asió mis manos en las suyas significativamente, mirando mis ojos. “Piensa en esto.” dijo reservado.

Asentí y lo miré saltar en el barco más pequeño, dirigiéndose al sur de Río.

*****

Mire para arriba y todos me miraban fijamente todavía. “OK, ya es suficiente. Ahora no me gusta esto más de lo que me gustaba hace cuatro días.”

Jasper me miraba. “¿Todo bien, Bella? Estás tensa.”

Le sonreí, una risa aguda se escapo de mi garganta.

¿“Tensa porque he sido un vampiro por menos de veinticuatro horas y no puedo imaginar cómo tocar a mi marido? Sí, un poco.”

“Es todo nuevo, tesoro,” dijo Esme calmadamente. Nadie parecía sorprendido de mis palabras, lo que me hizo sentir mucho mejor.

“¿Quieres hablar de eso?” Preguntóo Carlisle, transmitiendo tranquilidad con su voz.

Lo miré, queriendo saber lo que él pensaba, pero sacudí mi cabeza. “No realmente. Sólo me siento un poco fuera de control.”

“¿Es la velocidad o la fuerza?” Preguntó Jasper, con una expresión de inquietud en su cara.

“Ambas. Pero sobre todo la fuerza.” Me avergonzaba sabiendo que Carlisle y Esme oían esto, pero sabía que todos podrían ayudarme así que perseveré. “Cuando intento tocarlo… creo que utilizo demasiada fuerza. Así que yo solo…… no lo toco. Y yo quiero realmente quiero hacerlo.”

Emmett resopló al lado de mí. “Supongo que eso va bien entonces.”

Su humor me ayudó a relajarme. “Exactamente.” Sonreí secamente de su comentario.

Carlisle no dijo nada al principio, pero sus ojos me tranquilizaron cuando encontré su mirada, necesitando que dijera algo. Después de un momento él habló.

 “Tú tienes grandes expectativas para ti, Bella. Sé que Edward te necesita pero esto es mucho para asimilar. Todos lo sabemos. Edward lo sabe. Y las buenas noticias para ti son que tienes probablemente la mejor gente aquí para ayudarte.” Él indicó a Emmett y Jasper.

“Es cierto, Bell. El asunto de la fuerza ha sido un tema para mí, especialmente al andar alrededor de los seres humanos. Y tú sabes que Jasper tiene toda clase de experiencia con vampiros recién nacidos. Vayamos a jugar.” Él indicó hacia la playa, levantando sus cejas con la pregunta.

Jasper asintió y tomó silenciosamente mi mano, tirando de mí detrás de él sobre la playa. Alice y Rosalie nos siguieron mientras que Carlisle y Esme nos miraron del barco.

*****

Jasper y Emmett eran adorables, se pararon delante de mí como mis sargentos de instrucción.

“Bueno Bella, la primera cosa que debes hacer es comenzar con lo que puede hacer tu cuerpo. Será más fácil graduarlo si tu sabes que eres capaz de hacer.” Jasper asintió al lado de él y entonces corrimos hacia el área selvática.

Llegamos al claro donde había cazado antes. Alice me sonrió. “Estuviste impresionante cazando, Bella.” Estaba genuinamente feliz de que hubiera sido fácil para mí; ella ya sabía que lo sería.

“De nuevo al trabajo, muchachas.” Emmett exigió. “OK, Bell,  te he visto correr. ¿A ti te gusta correr no es cierto?” Asentí “Eso es bueno.” Él miraba a Jasper y dijo quedamente. “Estoy seguro que Edward debe estar totalmente feliz con eso.” Jasper se rió entre dientes, asintiendo con la cabeza hacia el piso, y sus brazos cruzados delante de él.

“Un asco, Emmett.” Masculló Rosalie.

Emmett no hizo caso de su comentario. “Bella, ¿ves ese árbol allá?” Él señaló a una palmera grande a cerca de veinte pies de donde estábamos.

“Apenas puedo verla, pero sí.” Dije embromándolo.

Él me miró exasperado por un largo rato, y entonces me ordenó, “Trépala.”

Caminé al árbol y puse mis manos alrededor del tronco, no muy segura de cuál era la mejor manera de  escalarla. Intenté abrazarla pero no pensé que escabullirme encima del tronco era la forma más eficaz de subir. Coloqué mis manos a los lados del tronco y noté que mi apretón era enteramente suficiente. Me despegué del piso, y mis pies siguieron a mis manos. Subí así, pies y manos, hasta  lograr un ritmo y entonces mano-pie-mano-pie, más rápido con cada ciclo, hasta la punta del árbol. Sabía que el movimiento no era enteramente agraciado, pero para el momento en que alcance la punta me sentía mucho más apta y tenía más claro cómo moverme verticalmente. La visión era asombrosa, el océano se ampliaba 360 grados alrededor de nosotros.

“Bueno, Bell. Ahora salta en mis brazos.” Mire abajo hacia él, estaba por lo menos a treinta pies debajo de mí y aún veinte pies alejado en el terreno. Podría saltar los 40 pies hacia él en una simple línea recta, pero no sabía cómo comenzar el movimiento. Vacilé por un segundo antes de lanzarme en un arco hacia él, encontrando el aterrizaje fácil en los brazos de Emmett.

“Guau, bien.” Él me sonrió, dándome un beso en la cabeza antes de bajarme. “Ahora, levanta que el árbol que está al lado de ese y lánzalo abajo hacia la playa.”

“Emmett, no quiero tirar una palmera.” Me opuse.

“No te preocupes por el árbol, Bell. Solo hazlo.”

Caminé hacia la palmera más pequeña; tenia  probablemente solo quince pulgadas de diámetro. Puse mis manos a los lados de ella y tire, el esfuerzo no era simple, pero podía sentir al árbol ceder mientras que tiraba de él. Las raíces de la palma no son profundas y logre sacarla después de algunos segundos. Encontré que hacer equilibrio con el árbol era la parte más difícil pero una vez que centré mi peso, la arroje fácilmente sobre la playa donde golpeó la arena y aterrizó en el agua de la orilla.

“Bastante bien. Tu equilibrio no es perfecto todavía pero nadie se sorprenderá por eso.” Él se rió entre dientes. Le mostré mi dedo del medio, riendo, y Jasper explotó en risas.

“Tú lo vas a hacer impresionante, Bella, no lo escuches a él.” Dijo Rosalie, guiñándome un ojo.

Emmett me dijo que saltara sobre sus hombros desde una posición vertical. Me agaché, intentando juzgar cómo saltar desde donde estaba parada.

“Esto es difícil,” Me tranquilizó Jasper. En mi primer intento salté sobre la cabeza de Emmett. En mi segundo intento aterricé en su pecho, casi golpeándolo, mi movimiento fue mucho más rápido de lo que él había esperado. En el tercer intento aterricé en sus hombros, bamboleándome levemente; el movimiento habría sido imperceptible para un ser humano, probablemente pero yo lo detecté.

“Bueno.” Él sonrió mientras que yo saltaba al piso y me ponía frente a él. “Lo estás haciendo realmente bien. Ahora, dame un abrazo.” Sus ojos miraron fijamente en los míos,  su cara me desafiaba.

Lo miré, sabiendo que esta era realmente la cosa más difícil que él me había pedido que hiciera hasta ahora. Caminé hacia él y lo abracé, él rió y su respiración se exprimió hacia fuera en un chirrido con mi esfuerzo. Cada uno se rió del sonido. “OK, eso es un poco firme. Inténtalo otra vez. Recuerda cuánta fuerza utilizaste esta vez y bájala cerca de un 50%.”

Lo abracé otra vez, concentrándome en cómo su cuerpo se sintió cuando lo exprimí alrededor de sus hombros, lo suficiente para no juntar sus hombros. “Bueno, eso está bien, Bella. Ahora, dale a cada uno el abrazo correcto para su tamaño.”

“Siento como que estoy en el jardín de infantes.” Bromeé, caminando hacia Rosalie. Envolví mis brazos alrededor de ella, intentando detectar cuando su cuerpo se curvaba hacia adentro contra mi apretón. Lo detecté quizás un segundo demasiado tarde, susurrando, “¡Oops!, lo siento.” Ella besó mi mejilla. Caminé a Alice, y lo hice mucho mejor con ella, leyendo la respuesta de sus músculos a mis brazos, y cuánto aire eliminé de ella.

“¡Ese fue un gran abrazo, Bella!” Ella me devolvió el abrazo.

Caminé hacia Jasper y en vez de abrazarlo alrededor de sus hombros como hice con  las chicas, puse mis brazos alrededor de su cuello como lo hacía con Edward. Sus brazos serpentearon alrededor de mi cintura y tiré de él hacia mí. Había química innegable allí. Me sentía conectada con Jasper de una manera que no sentía con los demás. Sentía que él sabía ya todo sobre mí. Me ayudó a practicar el controlar de mi necesidad de exprimir demasiado fuerte. Lo detuve contra mí por un largo rato después me aleje y él me miraba. Asintió hacia mí, sonriendo. “Eso estuvo bien, Bella.”

Hicimos más ejercicios de fuerza y de balance; cada ejercicio me hizo sentir más cómoda en mi nuevo cuerpo. Caminé en mis manos, salté de árbol a árbol, llevé a Alice en una mano con mis ojos cerrados, y después balanceé a Rosalie en mis pies mientras que caminaba sobre mis manos. Besé a cada uno en la mejilla, estreche la mano de cada uno, les alborote el pelo. Sostuve un palillo como lápiz, pasando a través de diez palillos antes de conseguir no romper uno con la mano inmediatamente después de asirlo. Nos reímos de las cosas que inventaron, pero descubrí que me ayudaban realmente y no me sentía  tonta haciéndolas; todos me hicieron sentir cómoda y apoyada porque sabía que todos ellos habían pasado por esto juntos, también.

Encontré que estas cosas eran más fáciles de hacer con alguien que no fuera Edward. Era demasiado difícil mantener las manos alejadas el uno del otro. Necesité imaginar mi cuerpo sin él alrededor y sentí una ola de gratitud hacia mis nuevos hermanos por su voluntad de ayudarme.

Jasper me llamó cerca de él, sonriéndome. “Es mi turno Bella. Emmett hace las cosas de fuerza bien. Yo puedo ayudarte con tu velocidad. Una cosa que necesitarás trabajar pronto es cuán rápido te estás moviendo. Tus movimientos no son naturales para un ser humano; no lo notas porque todos nosotros nos movemos muy rápido, pero cuando vayamos a casa tu necesitarás aprender cómo retrasar tus movimientos sino llamaras mucho la atención.” Él vaciló, mirándome. “También te ayudará cuando estés con Edward, esto te dará tiempo… para pensar en cómo lo estás tocando.” Él busco mis ojos cuando dijo esto, su expresión provoco un tirón suave en mi pecho, cerca de mi hombro.

“OK, ¿qué debo hacer?” Me coloque delante de él, como una alumna impaciente.

“Sigue mis manos con tus manos. Pero no me toques.” Asentí cuando él movió la mano delante de su hombro, su palma de frente a mí, su mano comenzó a moverse en un arco hasta bajar a su lado.

“¡Depílate!” Emmett rió nerviosamente.

“Cállate, Emmett.” Sonrió Jasper.

Puse mi mano y reflejé los movimientos Jasper, nuestras manos se movían en círculos delante de mí. Él llevo su mano a su pelo para meterlo detrás de su oído. Copié la velocidad del movimiento, sintiendo como me movía en cámara lenta, pero notando que él me parecía totalmente normal. Él rasco su nariz, yo lo copie, riendo nerviosamente. Sacudió su cabeza negando, y se encogió de hombros, dio vuelta su cabeza para mirar el cielo, se lamió los labios, él fingió mirar al lado, pensando. Él movió su otra mano y la movió en un arco a su lado. Repitió cientos de movimientos diarios mundanos y yo lo copié, nuestros ojos se encontraban mientras que sonreíamos y nos reíamos. Comencé a entender cómo se sentía moverse a la velocidad humana, y mi cuerpo  memorizaba la sensación de ello.

“Chicos se ven muy sexys haciendo eso.” Alice me respiró detrás, con su voz soñadora. Jasper y yo reímos, con nuestros ojos.

“Solamente para ti, mi vida, soy sexy,” dijo él con sus ojos buscando sobre mi hombro a Alice, y guiñándole un ojo.

Practicamos caminar a velocidad humana hasta la cabaña, cada uno caminando detrás de mí y silbándome mientras que yo les gruñía. Nos sentamos en la chimenea exterior por un rato y ayudé a Emmett a preparar un fuego grande mientras que esperábamos a que Edward volviera. La noche había caído hacia horas; las estrellas eran puntos agudos de luz en el cielo; había millones y las podía ver perfectamente. El cielo era una de las cosas más hermosas que había visto nunca.

Un rival fácil era la silueta de Edward, moviéndose desde la luz del fuego, apareciendo entre las sombras del pequeño bosque. Lo había olido antes de verlo, mis ojos se fijaron en el espacio donde sabía que él emergería.
Él sonrió a sus hermanos, pero puso su atención en mí, y vi el brillo intensamente dorado de sus ojos. “Es medianoche.” Él dijo quedamente. Me levanté y caminé hacia cada uno, dando abrazos apropiadamente fuertes, agradeciendo a cada uno por su ayuda, y diciendo buenas noches.

Edward me subió a su espalda para llevarme corriendo de nuevo a la casa; sabia que el quería lo tocara inmediatamente.
Me llevó al dormitorio. Estábamos apenas entrando en el cuarto cuando él presionó mi cuerpo contra la pared, besándome fuertemente, su lengua empujaba en mi boca abierta, mi quejido salió fuerte contra él. Besé sus labios hambrienta, sintiendo sus manos por todas partes en mi piel, su cuerpo se presionaba contra mí. Puso mis manos contra la pared. “Bella…” gruñó, y acaté, llevé  mis manos a su cuello, enroscando mis brazos alrededor de él, tirándolo más cerca de mí.

Nuestro beso se profundizó y él me sacó la  remera por la cabeza, poniendo sus manos hambrientas sobre mi piel, y su voz en mi oído diciéndome lo bien que se sentía tenerme contra él. Arranqué su camisa, rasgándola levemente. Él me sonrió como enojado, sus labios buscaron los míos suaves,  tranquilizadores.
Su boca se movió a mi cuello, para besar mi cicatriz otra vez antes de moverse a mi clavícula, y a mis pechos luego de que los liberó de mi corpiño. Sus manos me sostuvieron los senos, sus ojos miraban mi cuerpo en sus manos cuando él me exprimió, pellizcándome, y se inclinó para lamer mis pezones.

“Oh dios, Edward, ésto se siente tan bien…” Mi voz era baja, un gruñido. Él miro para arriba hacia mí mientras que yo decía estas palabras, su cuerpo empujaba en el mío, sus manos se movían más bajo para liberarme de mis shorts y mi bikini; entonces me levantó sobre la cama.

Nuestros miembros se enredaron juntos, mis manos se colaron alrededor de su cuello ya no congeladas pero aún tímidas. Él tomó mi mano fuerte y la puso en el botón de sus pantalones, sus ojos abiertos como siempre, mirándome. “Desnúdame, Bella.” Su voz golpeó cada nervio de mi cuerpo. Abrí su botón, desabrochando sus pantalones sin problema, y se acostó sobre su espalda mientras que yo arrancaba sus pantalones y  sus bóxers de su cuerpo. Me arrodillé delante de él, sintiendo el cortocircuito de mi innecesaria respiración mientras que lo miraba, intentando recordar cómo moverme lentamente para controlarme mejor. Él era hermoso, más allá de cualquier descripción.

Edward me empujó encima de él, mi cuerpo montando su cintura a horcajadas, sus manos tocaban mi estómago y muslos. Sus ojos me miraron por un largo momento, viajando encima de mi cuerpo desnudo.

“Tú eres todo lo que quiero.” Su voz era apenas audible, y entendí que él probablemente me había dicho muchas cosas en esta cama, antes, que yo nunca había oído. Sus ojos quemaron los míos.

Me incliné sobre él, presionando mis labios contra los suyos suavemente, y después con más necesidad, empujando su cabeza nuevamente contra la almohada. Él apartó mis hombros suavemente, comunicándome que estaba usando demasiada fuerza pero acariciando mis brazos dulcemente para motivarme a seguir silenciosamente. Intenté concentrarme en el retraso de mis movimientos, pero las manos de Edward bajaron por mis lados, asiendo mi cola, eran demasiado sensuales, demasiado eróticas, yo no podía conservar la lentitud de mis movimientos. Moví mi brazo encima de su cintura, encima de su pecho, pellizcando su tetilla levemente. Él gritó en mi boca, “sí, Bella…” Bajé mi boca por su cuello, y a lo largo de sus hombros, probando su piel caliente, sus músculos que se movían debajo mientras que sus manos exploraban mi cuerpo encima de él.

Tomé su tetilla en mi boca, lamiéndola, chupándola, y mordisqueando tan suavemente como podía. Él arqueó su espalda contra mí, sus dedos deambulaban por debajo mí para tocar mi piel húmeda sobre su estómago.
Grité cuando tocó mi cuerpo, ahora mucho más sensible, lamiéndolo rápidamente, mi lengua chasqueóo contra su tetilla antes de morderlo, demasiado fuerte. Él gruñó levemente, y después jadeo para mí. Mis manos se levantaron lentamente de su pecho hacia el enredo de su pelo, para sentir la suavidad contra mis dedos. Él separó mi mano suavemente mientras que mi mano quitó su cabeza de la almohada con la fuerza de mi agarre. Intenté mover la mano a mi lado, para calmarme mientras que mi boca seguía explorando, pero Edward llevó mi mano firmemente contra su pelo. “No lo hagas.” Suspiro. “No me lastimarás. Solo te estoy mostrando.”

Moví mis manos a lo largo de su cara, tocando sus labios y luego me acerque a besarlo, mis manos acariciaban ligeramente el largo de sus hombros, gruñendo en él mientras que lo tomaba de los hombros para impulsarlo encima de mí. Él resistió mi movimiento, mi apretón era demasiado fuerte en sus hombros. Comencé a soltarlo.
“No pares.” Gruñó.

“Te estoy lastimando.” Susurré.

Antes de que pudiera separar mi brazo otra vez, antes de que pudiera incluso pensar en reaccionar, Edward me había volteado de un tirón sobre mi estómago y había fijado mis brazos firmemente contra mi espalda, una de sus grandes manos agarraba mis muñecas, su otra mano sujetaba mi cabeza hacia abajo. Mi cara estaba presionada contra la almohada, mi cuerpo completamente pegado contra la cama debajo él. Se inclinó sobre mí, su miembro duro se presionaba en mi espalda. “Bella, querida. Quizá no fui claro antes. Te dije que tú no puedes lastimarme. ¿Realmente piensas que no puedo manejarte?” Su risa era baja en mi oído. Sentí un quejido escapar de mis labios, mi cuerpo se mojó para él.

“He sido un vampiro por mucho tiempo, amor. Supera este absurdo de una vez. Tócame.” Tiró mis caderas hacia arriba de modo que me apoyara en mis rodillas. Empujó mi espalda bajando mi cabeza contra la almohada y susurró, “voy a voltearte, y tú vas a tomar estas pequeñas manos,” se inclinó y tomó uno de mis dedos en su boca, chupándolo, envolviendo su lengua alrededor de el, “y pondrás estos dedos alrededor de mi miembro duro. ¿Lo sientes detrás de ti?” Asentí, jadeando, sintiéndolo presionar contra mi cola.
“No me importa si me frotas o me chupas, pero tu harás que acabe tan fuerte que voy a olvidar como me llamo. ¿Puedes hacer eso por mí, Bella?” Él empujó su erección contra mi cola, y un quejido bajo se escapo de mis labios.

“Sí bebé,” susurré, sin aliento. Mi cuerpo estaba muy mojado por él, sentía una necesidad insana. “Déjame mostrarte.”

“Buena chica.” Contestó soltando mis brazos y yo me enderecé delante de él comenzando a voltearme. Él me detuvo con sus manos sobre mis hombros, su cabeza se inclino a mi oído. “No me decepciones, amor.” Su voz era un gruñido suave; sus labios acariciaron mi oído cuando él se movió lejos de mí, bajando de la cama para colocarse delante de mí, a la espera.

Me senté en el borde de la cama, y tiré de él hacia mí con mis manos en sus caderas. Me acerqué, envolviendo mi mano alrededor de su miembro, inclinándome para lamer el punto de humedad en la punta antes de mover mi mano arriba y abajo de su longitud. Él lanzó su cabeza hacia atrás con la sensación de mi veneno en él, gimiendo inmediatamente.

“Unnhhhhhh…” él gimió. “Cógeme, Bella….” Sus caderas se movieron contra mis manos, sus manos caían a los lados. Su mano me tocó el hombro y me dirigió lentamente, con mucha suavidad en su voz: “No tan fuerte, amor.” Aflojé mi apretón, mirando su cara, nublada de deseo por él.

“Pon tu boca sobre mí, Bella. Quiero ver tus labios alrededor de mí.” Él bajó su cabeza mirando hacia mí, mirando mientras que yo bajaba mi boca a él.

Arrastré mi lengua a lo largo de su longitud, mis ojos miraban hacia arriba para encontrar su mirada ardiente. Envolví mis labios alrededor de él, chupándolo, lamiéndolo, exprimiendo mi boca a lo largo de él cuando él jadeó, sus manos se enredaron en mi pelo, dirigiendo mi cabeza a lo largo de su cuerpo.

“Esos labios… tus labios alrededor de mí, oh dios Bella, tu boca…” Sus caderas ahora se movieron, sus ojos miraban como él se empujaba hacia adentro de mi boca y hacia afuera otra vez, él empujó y acomodo mi pelo hacia atrás para poder ver como mi boca y mis manos trabajaban sobre él, mi cuerpo necesitaba devorarlo. Gemí contra él, tarareando contra su piel.

Él bombeó en mí, sin miedo de lastimarme, sus manos sostenían mi pelo firmemente, tirando de mi cuero cabelludo, el dolor me empujaba más rápidamente, mi cuerpo necesitaba su clímax dentro de mí, necesitaba probarlo.

Él gruñó con cada empuje, sus ojos miraban a mis labios  moverse sobre él. “¡Sí, Bella, sí, oh dios Bella, me chupas tan bien, tan bueno… oh DIOS…mierda!” Él gritó tirando mi cabeza contra él, su miembro golpeaba la parte posterior de mi garganta mientras que él comenzó a pulsar dentro de mí.

Tragué todo lo que él me dio y lo lamí hambrienta mientras que seguía su mirada intensa sobre mí. “Eso es amor, límpiame bien, no dejes nada…”
 Lo lamí hasta que su cuerpo respondió otra vez y él me levantó para que quedara parada, volteándome e inclinándome delante de él, empujó dentro de mi cuerpo mojado penetrándome por detrás, mis manos se apoyaron en la cama delante de mí. Él empujó en mí fuertemente, y después levantó mis piernas hacia atrás poniéndolas alrededor de su cintura de modo que yo me balanceara en mis manos, sus testículos golpeaban mi clítoris rítmicamente, su miembro se cerraba de golpe profundamente en mi interior, mi cuerpo acabo rápida e intensamente, mis gritos hacían eco en las paredes. Él empujó en mí algunas veces más fuertemente, y se sacudió detrás de mí rugiendo mientras acababa dentro de mí.

Nos quedamos totalmente quietos como estábamos por un momento, mi cuerpo se sentía cómodo y perfectamente equilibrado. Los sonidos del océano llenaron el cuarto, el sonido de nuestra respiración. Él bajo mis piernas y me volvió para hacerle frente, besándome y lamiéndome los labios suavemente, diciéndome cuánto me amaba, cuánta falta le hice mientras que cazaba.

“Son solamente las dos de la mañana. ¿Qué podemos hacer ahora?” Pregunté suavemente.
 
Capitulo 4 –Medianoche hasta las seis



Edward me sonrió, dándome besos suaves a lo largo de mi barbilla. “Duchémonos.” Su voz era un susurro en mi oído.

Me paré rápido al darme cuenta de que no me había duchado desde… desde que era humana. Me sentí repentinamente repugnante.



Envolví mis brazos alrededor de mi pecho, caminando lejos de él.

Él me miró, curioso. Entonces, la comprensión se lavó sobre su cara. “Tu eres deliciosa.” Me dijo con una mueca. “Es solo que… es mi turno de limpiarte.”





Me reí de sus palabras a pesar de mi timidez, recordando lo que él me había dicho solo una hora antes. “Eso fue…” Dije estas palabras en voz baja, sonriéndole.

“¿Interesante?” Propuso, su sonrisa era deliciosamente torcida.




“Interesante.” Convine, presionando mi pecho contra el suyo. “Y realmente excitante.”

“Continúas sorprendiéndome, Bella. Creo que me hice ruborizar a mi mismo diciendo eso, pero a ti no.” Se rió entre dientes.

“Hablando de eso.” Embromé.




“Hablando de eso.” Ronroneó. “Gracias por complacer mis… instintos más bajos.” Él apoyo su nariz en mi cuello, arrastrando su lengua ligeramente a lo largo de mi piel.

“Gracias por complacer los míos.” Incliné mi cabeza de nuevo para darle un mejor acceso al punto blando detrás de mi oído. “Además, me gustan todos tus instintos.” Mis manos resbalaron hasta alcanzar sus glúteos perfectamente esculpidos, empujándolo contra  mí.




Él me alzó y me llevó al cuarto de baño, sosteniéndome con un brazo mientras abría la ducha, el agua escaldaba, y el vapor envolvió el cuarto casi inmediatamente. Me bajó al piso y entré en la ducha; él me siguió, tomándome en sus brazos para darme un beso profundo. Disfrutamos de caricias interminables en el vapor por largo tiempo antes de que él se estirara para alcanzar el jabón liquido, vertiéndolo en sus manos y frotándolas juntas para lograr una espuma espesa. El olor familiar, a fresas, llenó el aire caliente alrededor de nosotros. Edward me sonrió y se inclinó para besarme suavemente. Él corrió de modo que no estuviera debajo del agua y se arrodillo en la bañera delante de mí. Levantó cada uno de mis pies alternadamente, poniéndolos sobre su rodilla doblada, y lavó cada pulgada de mi piel, frotando los dedos de mi pie con sus dedos fuertes. Él trabajó de este modo subiendo por mis piernas, usando movimientos largos para masajear mis músculos, acercándose a besar mi piel mientras me lavaba.

Miré su cara mientras que él trabajaba en mí, pero sus ojos estaban fijos en mi cuerpo, en la parte que él masajeaba, limpiándome con la suave espuma. Subió una mano hacia arriba, pidiendo silenciosamente más jabón. Exprimí un poco en su mano y él me sonrió agradecido, volvió a frotar sus manos, mirando fijamente mis caderas delante de él. Puso una mano a cada lado, frotando la espuma y luego las movió detrás de mí, exprimiendo mi cola, moviendo las manos suavemente entre mis cachetes; él dejó escapar un pequeño quejido cuando mi cuerpo traicionó mi despertar a su tacto. Él lavó suavemente la parte interna de mis muslos y el vello suave entre mis piernas, dejando a su boca besar mi ombligo antes de pararse y comenzar a lavar mi torso.




Sus manos eran geniales, y se lo dije varias veces sin aliento mientras que él se reía con una risa suave y dulce. Sus dedos se movían con pericia sobre mi piel; sus manos conocían cada curva de mi cuerpo íntimamente, mejor quizás que yo misma, pero él parecía descubrirlas siempre por primera vez cuando me tocaba. Quise acercarlo a mí pero estaba tan cautivada viéndolo adorarme, que no podía moverme. Sus manos se deslizaron por mis lados y bajaron por mis brazos, antes de que su atención se fijara en masajear suavemente cada uno de mis dedos. Frotó ligeramente mi espalda inclinándose para besarme, luego me giró para que quedara de espaldas a él. Frotó mis hombros, mi espalda, y a lo largo de la parte posterior de mis brazos. Lo oí tomar más jabón en sus manos y después las sentí deslizarse alrededor de mí y comenzó a dar masajes a mis senos. Su erección estaba muy presente detrás de mí y gemí con la combinación de sensaciones.





Llevé mi mano hacia atrás para tomarlo pero él se alejó. “Sin distracciones. Te estoy lavando.” Murmuró detrás de mí.

“Mis pezones deben estar muy sucios al parecer.” Bromeé, después de algunos minutos, mirándolo sobre mi hombro.

“Horribles.” Dijo depositando un beso en mi hombro enjabonado. “Después podrás agradecerme por ayudarte con esta situación embarazosa.”

Entonces me dio la vuelta y me condujo debajo del agua para enjuagar mi cuerpo mientras que buscaba el champú. Sus dedos frotaron el champú en mi pelo, masajeando mi cuero cabelludo deliciosamente, dando masajes a la base de mi cráneo con firmeza usando sus manos fuertes. Él hizo espuma a lo largo de mi cabello sobre mi espalda, de forma apacible pero competente. Enjuagó mi cabeza y después repitió estas acciones con el acondicionador. Entonces tomó mi cara para lavarla “Realmente nos necesitas esto, pero quiero hacerlo… cierra los ojos.” Sentí sus dedos frotando mi cara para lavar la piel de mis mejillas, frente, barbilla y nariz. Era una sensación divertida, que otra persona lavara mi cara, pero sus pulgares eran tan apacibles y lisos cuando él frotó el largo de mi frente, masajeando mi sien, y limpiando mi nariz, lo encontré increíblemente sensual. Caminé hacia adelante cuando él gesticuló, y enjuagué mi cara en el agua. Nunca me había sentido tan limpia.

“Vamos a quedarnos sin agua caliente pronto.” Murmuró en mi cuello y después se estiró para cerrar la llave del agua.




“Supongo que es tu turno la próxima vez.” Le dije, mirándolo decepcionada por no poder devolverle el favor.

“Tengo algunos lugares muy sucios que pueden necesitar de una limpieza rigurosa.” Bromeó, su respiración cosquilleaba en mi cuello. Reí contra él mientras que tomaba dos toallas de algodón.

Me secó lentamente y me envolvió en una bata gruesa, después se secó él, y me levantó en brazos llevándome a la sala de estar. Se sentó en una silla grande y me acurrucó en su regazo.

“¿Cómo va nuestra primera noche hasta ahora?” Preguntó, acariciando mi mejilla con sus labios.

“Perfecta.” Contesté relajada. “Una buena mezcla de diversión y de romance. Me siento tan bien después de esa ducha.”

Después de un momento él se rió entre dientes al lado de mí. “¿Disfrutas acordándote de mi recién adquirido balance?” Pregunté, sintiendo como si acabara de leer su mente.

“Oh sí.” Ronroneó en mi oído.

“Voy a extrañar dormir en tus brazos.” Susurré.

Él se quedó pensando en eso y besó mi cabeza. “Extraño dormir. Es la única cosa que extraño realmente. Aunque podemos quedarnos quietos, juntos en la cama, sin embargo. Puedo abrazarte durante toda la noche cada vez que tú lo desees.” Me recosté contra él, preguntándome por millonésima vez cómo habré logrado ser tan afortunada.





“Edward, ¿cómo fue para ti mientras yo me transformaba?” Pregunté quedamente.

Él se quedó en silencio por un momento. “Fue… difícil.” Me dijo simplemente. “La parte previa fue increíble. Mucho más  que sensual. Pero el cambio en si mismo… fue muy difícil. He visto  algunos cambios antes y cada experiencia ha sido levemente diferente. Tú estabas muy callada, eso en cierto modo fue un alivio, pero también una tortura porque me convencí de que sufrías en  silencio para no lastimarme.”

“Tú te preocupas siempre de que yo sufra en silencio para aliviarte. Pero yo raramente sufro, y raramente lo hago en silencio.” Sonreí contra sus labios besándolo suavemente.

Él se rió entre dientes. “Lo sé. Pero me convencí de que no lo había hecho correctamente, de que ibas a morir, no a transformarte. Carlisle permaneció con nosotros todo el tiempo. Él se sentó en una esquina del cuarto los tres días enteros. Siempre que pensaba que enloquecía de preocupación él me tranquilizaba diciéndome que todo iba como debía. No hay realmente mucho más que contar. No me moví de tu lado en ningún momento. Te miré fijamente, te amé, y me enfermé de preocupación por tres días. Y entonces tú te despertaste. Es fácil hablar en retrospectiva porque todo resultó muy bien. Pero en ese momento yo agonizaba de preocupación.”


Pensé en esto y me alegré de que Carlisle estuviera con nosotros, me alegré de que Edward tuviera esa ayuda. Pero otro pensamiento ocupó mi cabeza. “Estábamos los dos desnudos. Acabábamos de hacer el amor. ¿No fue un poco…  extraño para ti que Carlisle estuviera allí?” Evité la parte más embarazosa de la pregunta, que Carlisle me viera desnuda, oliendo y quizá oyéndonos hacer el amor.

“Tenía cosas más importantes en mi mente. Puedo asegurarte que el hecho de que estuviéramos desnudos nunca tuvo importancia realmente para él. Tenía una tarea muy específica, una vez que yo rompiera la cabecera: escuchar tus latidos y quitarme de ti si te acercabas demasiado a la muerte.” Él vaciló y después se inclinó para mirarme a los ojos. “Bella, tengo que confesarte algo. Yo quería hacerlo de ese modo, haciéndote el amor primero. Pero no podía hacerlo sin alguien allí en caso de que no pudiera parar. Ése era un punto no negociable para mí. Sé que nunca te lo dije, Bella… pero lo que tú querías, también era mi fantasía.”

Lo miré totalmente en shock, “¡Y me diste tanta lata! ¡Tú me  hiciste sentir una loca!” Grité, golpeando su brazo juguetonamente.

Él se rió entre dientes. “Lo sé. Pero estaba sorprendido de que tú quisieras eso. Parecía como la clase de cosas con las que se puede fantasear pero que en realidad deben hacerse de forma más clínica. Realmente quería oír lo que tú tenias para decir, yo no quería sólo convencerte de que no era razonable. Al principio pensé que tú  verías la imposibilidad absoluta de este escenario. Pero tú estabas tan resuelta, tan confiada en lo que querías, tú me convenciste de que podría hacerlo, tú me convenciste de que debía hacerse en un momento de amor. No podía negártelo… o a mi… tu rompiste mi convicción, tu, pequeña zorrita.” Él me hizo cosquillas, sus ojos ardían juguetones. “Y fue… perfecto. Tenías razón.”


Se inclinó para besarme por largos minutos, con sus manos en mi cara.

“¿Cuéntame que pensaban todos ayer por la tarde, en el barco?” Pregunté mientras me alejaba de un beso que llevaría rápidamente a menos charla y más acción.

Él gimió con la pérdida de mis labios en los suyos e inclinó su cabeza hacia atrás contra la silla. Comenzó a reírse. “Realmente ese fue un momento en que puedo decir que amé tener el don de leer la mente. Fue fascinante.”

Lo miré, haciendo un gesto para que él continúe. Respiró profundamente. “Al principio, no escuchaba  ningún pensamiento. En verdad. Un silencio atronador, la primera vez que me sucede. Luego tu cara se reflejó dentro de mí en seis mentes diferentes. Después de un momento, cada uno tuvo su reacción. Rosalie estaba atontada y sólo se quedo mirando tu boca y tus ojos. Ella estaba celosa, pero también feliz por ti. Emmett…” Edward rió. “Bueno, tú conoces a Emmett. Él también miraba tu boca. Dejémoslo así. Él está dedicado a Rose, pero él es predecible en gran medida.” Sabía que si pudiera me habría ruborizado, pero no debía haber sido demasiado malo porque Edward se reía.




“Esme solo quería abrazarte. Su reacción fue una revelación para nosotros, ella no estaba tan obsesionada con tu belleza o tus ojos como todos los demás. Alice no podía parar de mirarte de arriba a abajo, imaginándote en varios atuendos distintos.” Me reí de eso, sabiendo que era totalmente cierto. “Y Alice también estaba un poco satisfecha de haberme tranquilizado bastante para que yo pudiera hacerlo. Ella se está tomando mucho crédito.” Ambos reímos.

Jasper y Carlisle fueron los más interesantes para mí.” Él levantó su cabeza y me miró, seriamente. Miré su cara; él había llegado a los que más me intrigaban. Quise saber lo que sentían cuando me habían mirado. “Alivio intenso del lado de Jasper….” Edward parecía intentar encontrar la palabra correcta, y no estaba satisfecho enteramente con lo que él había dicho. “Solo que no creo que sea por una cuestión de alivio de su tentación por tu sangre. Pienso que hay algo más. Pienso que él encuentra en ti algo que ha estado necesitando.” Se encogió, mirándome.

“Me siento conectada con Jasper.” Dije simplemente. “No puedo explicarlo realmente pero pienso que él se siente igual.”




“Sé que lo estás. Estoy contento de que usted dos se tengan. Él tiene a Alice como yo te tengo a ti, pero él está aislado en gran medida de los demás; no tan cerca de los otros miembros de la familia como estoy yo. Él es el más nuevo, pero también ha estado siempre con nosotros principalmente por Alice. Pienso que él ve algo en ti que él ha necesitado para sentir que el también pertenece a la familia. Pienso que tú lo entiendes… no sé que es todavía, ¿Tú lo sabes?” Sus ojos estaban claros, despejados. Él observó mi expresión y pareció entender que yo estaba preocupada sobre su reacción a esta conexión. “¿Tú no esperabas… estar conectada solamente conmigo, verdad?” Me palmeó suavemente.

Miré su cara y entendía por qué todos habían venido a la isla, y no solo Carlisle y Emmett y Alice. Edward quiso entregarme a su familia tanto como él se daba a sí mismo. “No estoy acostumbrada  realmente, a la sensación de conectar con otra persona que no seas tú. Supongo que estoy contenta de que no te incomode.” Lo miré y sonreí.

Él rió, besándome. “Tú sabes que yo tengo un enlace fuerte con Alice, y con Carlisle. Y con cada uno de los otros; cada relación es diferente. Quiero lo mismo para ti.” Él se inclinó y  gruñó en mi oído. “Pero al final del día, tú eres mía. Cuando se trata de hacer el amor, eres toda mía. Cuando se trata de nuestro matrimonio, Tú eres mía.” Sus palabras me hicieron jadear.

Unos momentos después, recordé lo que quería preguntarle. “¿Porqué te reíste cuando Jasper te miró y sonrió?” Pregunté.

“Cuando él te miraba comenzó a nombrar el listado de generales confederados para dejarme fuera de su cabeza.” Edward rió mucho con esto, y después me tranquilizó cuando vio la mirada en mi cara. “No, no, él lo hizo como una broma, no porque fuera lascivo. Cuando me miraba me agradeció por adelantado por todas las sensaciones de lujuria que vendrán de nosotros de ahora en adelante, y entonces me dijo que yo era un hombre más fuerte de lo que él habría podido ser…”

“¿Qué significa de ahora en adelante? Lo interrumpí, no haciendo caso de la ultima parte de su discurso “nosotros hemos sido bastante lujuriosos durante mucho tiempo.”

Edward se rió. “Si, lo sé. Pero… Bella, entiende. Es diferente. Nosotros profundizamos los sentimientos hacia nuestras parejas a medida que pasa el tiempo. Nuestros sentimientos comenzarán a profundizarse luego de que se estabilicen, después de una década más o menos. Los primeros diez años de una relación apasionada tienden a ser muy… intensos. Y nosotros estamos comenzando bastante fuerte, y tú eres muy hermosa… Jasper solo estaba muy feliz por mí, por todos nosotros. Él prefiere no estar muy cerca de  Edward el gruñón.” Se rió de sus palabras.

Lo miraba, con mi cara en shock. “¿Yo te querré más… te amaré más?” Él asintió,  con su sonrisa torcida.




“Y yo a ti. Es algo que he intentado articular varias veces durante los días que estuvimos aquí, antes de que te transformara, pero tú tienes que  experimentarlo por ti misma. Ese es el motivo  por el que tuve que transformarte antes de lo que planeaba. Después de un cierto punto probablemente yo hubiera tenido problemas controlando mi  necesidad de ti durante el sexo. Ya te  necesito constantemente. Era algo diferente a sentir que no podía tocarle realmente, no de la manera en que comencé a necesitar…”

Algo en la forma en que él dijo estas palabras, refiriéndose a perder el control conmigo, me dejó pasmada. Un nuevo dolor en mi pecho creció. Volví a comprender pero a un nivel más profundo, todo el esfuerzo que significó para él estar conmigo mientras que yo seguía siendo humana, me abrumó de amor, lujuria, gratitud. Tiré de nuestras batas abriéndolas y me monté en su regazo a horcajadas.


Mi movimiento no lo sorprendió y se movió rápido para acomodarme, bajando mi cuerpo sobre el suyo. Comencé a oscilar sobre él lentamente, y luego con más pasión. Él volvió a dirigir mis manos suavemente algunas veces, en las que lo así o tiré demasiado fuerte, pero no me trastornó más. Sabía que él solo me estaba mostrando cómo hacerlo. No hablamos durante mucho tiempo; el único sonido en el cuarto era nuestra respiración, nuestros quejidos suaves. Mi orgasmo vino primero; él me siguió unos pocos minutos más tarde, cada uno de nosotros miraba la cara del otro en su tranquilo clímax.

Nos quedamos quietos en silencio por largos minutos antes de que yo me quitara la bata por completo para acurrucarme arriba de su cuerpo. Él envolvió su bata alrededor de mis brazos y me abrazó más cerca de él.

“Mmmmm…”Murmuró a mi lado. Nunca me cansaré de esto.”

Sonreí contra él, después recordé la otra cosa que quería preguntarle.




“¿Y Carlisle?” Retomé nuestra conversación anterior donde la habíamos  dejado.

“Sí, Carlisle… no supe realmente lo que él hacía. Necesito hablar con él hoy.” Su voz era pensativa.

“Quieres decir que necesitamos hablar con él hoy.” También necesitamos trabajar en incluir a  Bella un poco más, pensé en silencio.

Él besó mi sien. “Por supuesto. Lo siento. No quise decirlo de ese modo.” Su voz era contrita.

“¿Qué significa, que tú no supiste lo que él estaba haciendo?” levanté mi cara nuevamente para mirarlo.

“Él hacía algo intencionalmente; él recorría toda clase de  imágenes… Charlie, Forks, de Renee, la escuela, de Jake, de James… y por último mi cara. Y después él vio cierta reacción en ti, entonces repasó muchas imágenes de mi.” Luego se detuvo y me miró. “¿sentiste algo cuando Carlisle te miraba? Él pareció pensar que tu percibiste algo cuando… cuando él pensó en cómo estaba yo durante tu cambio.”

“Um…” Intenté pensar. No sabía si lo qué recordaba era algo significativo y no quise hacer una gran cosa de ello. “Solo siento esta punzada en mi pecho, pero se siente como nervios o… algo.”




Edward considero esto. “No estoy seguro qué quieres decir. Creo que le preguntaremos a Carlisle lo que él pensaba. Estoy suponiendo que él tiene una teoría.”

 “¿Cómo podría él? ¿Quiero decir, qué podría pensar él?” Pregunté, sintiéndome totalmente confundido.

“Creo que él sabe más sobre porqué tus ojos siguen siendo marrones de lo que él dejó entrever ayer.” Edward me besó suavemente, abriendo el beso, y dejando a su lengua tocar la mía. “Haremos esto más tarde. Todavía te tengo por otra hora toda para mí y no quiero hablar de Carlisle o de cualquier otra persona.”

Él me detuvo así, acurrucada contra su pecho, robándome silenciosamente un beso de vez en cuando, durante mucho tiempo.




El sol subió, la luz fluía por las ventanas grandes de la sala de estar. “Te amo Bella. Te amo más de lo que puedo contener. Sé que se me derrama hacia fuera y que te abruma. Si tú sientes al menos una fracción de lo que yo siento, sé que podrás entenderme.”

Lo besé suavemente, colocando pequeños besos mojados todo alrededor de sus labios. “Yo también lo siento. Todo.”



Él miró el reloj, y luego a mí. “Vayamos a charlar con Carlisle.”

Capítulo 5 - Cosquilleos









Desperté con Edward plantando besos suaves a lo largo de mi hombro, tarareando mi nana. Me acurruqué contra su cuerpo fresco, el día ya estaba caluroso, la luz del sol fluía brillante en el cuarto.
“Buenos días, amor.” Le besé el pecho, y luego frote mi nariz contra él.
“Lo es por cierto.” Sus manos frotaron ligeramente mi pelo; él enredó una pierna sobre las mías, tirando de mí hacia él.
“¿Tuviste una buena noche, no es cierto?” Le pregunté, con una sonrisa en la voz.
Edward rió. “La tuve. ¿Y tú?”
“Sorprendente.” Suspiré. “Tuve algunos sueños bastante salvajes.”
“¿En serio?” Me preguntó en broma, inclinándose para besarme el oído y susurró seductor, “yo amo escuchar tus sueños.”

Reí nerviosamente y me volteé, tirando de su brazo conmigo para que él me hiciera cucharita.
“¿Qué nos paso anoche?” Le pregunté, ruborizándome solo de recordarlo.
“Lo que sea, sugiero que lo compremos por mayor.”

Podía sentir su cuerpo respondiendo detrás de mí.
“La mitad de la noche es una hora tan íntima. Me sentí….”

Busqué la palabra correcta.
“Sentí como si estuviéramos dentro de un sueño.”
Edward gimió levemente en mi oído.
“Si tan solo…” él me besó el cuello, sus manos frotaban ligeramente mi pecho, su cuerpo pulsaba contra mi espalda.
“Quisiera actuar siempre esos sueños.”
Nos quedamos quietos por varios minutos, escuchando el sonido de las olas que se estrellaban no muy lejos de la casa, las puertas francesas abiertas, dejando entrar una brisa caliente.



*****


“¿Edward?” Pregunte.
“Sí, amor.”
“¿Alguna vez piensas que vas a extrañar… tu vida de antes…… la tranquilidad, quiero decir?”
Él rió.

“Dios, No. Antes de ti Bella, yo solo dejaba pasar la vida. Apenas podría llamarla existencia.”
“¿No te preocupa que… quizás algún día, pueda ser que quieras algo más?”
No sabía qué me pasaba. Sentía ganas de llorar, estaba tan enamorada de él.
Él se quedo en silencio por algunos momentos.


¿“Es algo que a ti te preocupa? Bella, no estoy seguro de qué me estás preguntando.”
Yo tampoco lo sabía.

“Por siempre es mucho tiempo.”
Edward estaba perfectamente quieto. Él convino muy quedamente.
“Por siempre es muchísimo tiempo.”


Su voz se llenó de ansiedad y de tristeza.
“¿Crees que te aburrirás de - gesticulé detrás de mí, al espacio entre nosotros- de ésto?”
Edward tiró de mí apretándome más contra él e inclinó su cabeza contra la mía.
“¿De qué se trata ésto, querida? ¿Piensas que me cansaré de ti? “¿Que comenzaré a encontrar esto - él imito mi gesto alrededor de nosotros, con su mano delante de mí - aburrido?”
Luché para encontrar las palabras. No sabía qué se había encendido en mi cabeza. En solamente tres días, la luna de miel había sido apasionada, por supuesto, pero también cruda. Intensa. Me sentía muy expuesta y vulnerable. Cada momento se sentía más perfecto que el anterior, cada vez que notaba cuánto me amaba él, más temía saber cómo sería perderlo. Mi vida había comenzado a depender, absoluta y literalmente, de esta otra persona y me aterrorizaba pensar que él se despertaría y se daría cuenta de que había cometido una equivocación.
“Supongo que lo que estoy diciendo,” dije lentamente, mirando sobre mi hombro y sonriéndole débilmente.
“Siento como que tengo tanto menos… experiencia y conocimiento que tú. Me preocupa que eventualmente me encontrarás poco estimulante.”
Me encogí contra él. No había capturado la esencia de mi miedo repentino, no podía encontrar las palabras.
Él tiró de mí contra su pecho, acariciando mis senos, empujó sus caderas contra mi espalda. “Bella, amor, yo te encuentro demasiado estimulante.”
Suspiré. “Es duro explicar lo que quiero decir. Eso no es a lo que me refería. ”


Mi voz sonaba pequeña, vulnerable.
Edward me dio vuelta para hacerle frente, su cara era una mezcla de culpa y seguridad.


“Bella.” Él tomó mi cara en sus manos.
“Mi broma estuvo fuera de lugar, lo siento. Tú te estás sintiendo ansiosa, aunque no puedo imaginarme por qué. Yo estoy ni más ni menos que totalmente dedicado y absolutamente devoto a ti. Yo soy una constante. Por favor, escúchame. Lo que debí haber dicho es esto: tienes razón. He vivido más tiempo, he visto mucho más en mis días. Pero, como dije, era apenas una existencia. Apenas me manejaba. Ahora, lo estoy experimentando todo otra vez contigo. No sólo contigo, sino conmigo mismo como una persona enteramente diferente. Una persona felíz. Un hombre, enamorado. Casado. Dichoso.”
Él me besó los labios tiernamente, luego abrió su boca vacilante, intensificando el beso, y algunos momentos después cerro los labios contra los míos, cambiando de idea.
“Todo el tiempo que estuve solo me sirvió para probar muchísimas cosas. Y ya sé qué hay cosas que son pasiones eternas – como la música. Y por supuesto que hubo cosas que captaron mi atención pero por poco tiempo, y entonces seguí adelante. Bella, para que entiendas el contexto, tú eclipsaste la música en el momento en que puse los ojos en ti. Imagínate el grado al cual dependo de ti y te necesito, ahora. No te quise porque estaba solo. Bella, te quise porque pertenezco a ti.”

Suspiré. ¿Cómo podría discutir con tal proclamación? Me acurruqué contra él en respuesta.

Relajándose, él murmuró, “sin embargo, la broma inoportuna es enteramente cierta. Ahora tengo dos razones por las que nunca necesitaré cualquier cosa o a cualquier persona: tu cerebro, y este cuerpo.” Sus manos frotaron mi espalda suavemente.
Lo besé completamente, usando mi cuerpo para agradecerle por entender mi inseguridad inexplicable de que podría perderlo alguna vez. Anoche en la sala de estar, la extensión de nuestro entendimiento mutuo y de nuestras necesidades, y después, el encuentro en medio de la noche, en un nuevo lugar erótico, ambos acontecimientos crearon una conexión tan profunda que me di cuenta, nuevamente, de que no podría vivir sin Edward. No estaba entera sin él.

“Bella, más para el ejercicio de la conversación que para el reaseguro… ¿cómo sabes que tú no necesitarás más, más familia, más espacio, o más… experiencias humanas?” Su mano se apoyó en mi abdomen, su voz se detuvo en mi oído.
“¿Más familia?” Pregunté, riendo.
“Tienes razón,” convino, riéndose entre dientes.
“No carecemos ciertamente de energía familiar.”
“Con respecto a lo demás, bueno…” Dije, pensando, “más espacio… supongo que lidiaremos con esas cosas a medida que aparezcan. Si uno o el otro de nosotros necesita espacio, nos encargaremos de conseguirlo. Experiencias más humanas… Edward, ¿te refieres a niños?”
“Sí.”
Suspiré y vacilé. “No he pensado en esta pegunta, pero sé que el silencio en ésto te volvería loco. Intentaré pensar en voz alta.”
“Gracias,” él respiró contra mi cuello.
“No puedo fingir que no he pensado en ello. La razón por la que querría tenerlos, contigo y solamente contigo, es porque querría crear algo que nos combine. … Oh. Amaría tener tu hijo Edward…” Suspiré y él frotó ligeramente mi cara.
“Simplemente no me causa dolor que no sea posible, e incluso si lo fuera, ahora no querría eso para nosotros. Es verdad cuando digo que tú eres mi mundo entero, tú eres bastante. Mucho más que bastante.”
Edward me besó, tomando mi labio inferior entre los suyos. Él me miraba vacilante antes meter mi labio en su boca, su lengua se movía suavemente hacia adelante y hacia atrás a través de mi carne, sus labios cubrían sus dientes. No moví un músculo, sofoqué un quejido. No quería que el momento se perdiera. Sentía un pequeño cosquilleo en mi labio, nada más. Él gimió contra mí, relajándose, y comenzó a besarme otra vez, más profundo, susurrando mi nombre.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, lanzando una pierna sobre su cadera, tirando de él hacia mí. Nos besamos por horas, disfrutando con la sensación de nuestras bocas. Él dejó de vez en cuando que su lengua tocara la mía brevemente, el contacto era como una descarga de electricidad bajando por mi cuerpo,
… mi cuerpo hambriento por dejarlo explorarme.


*****

Apoyé la cabeza contra su pecho, inhalando el olor de él, de nuestros aromas mezclados juntos en la cama. Sus manos dibujaron suaves líneas arriba y abajo de mi espalda. Mis manos descansaban en su pecho, mis dedos frotan ligeramente su piel.
“¿Edward?”
“Mmmm?”
“¿Alice y Jasper nunca pelean?”
Él se rió de esto. ¿“Qué rayos te hizo pensar en eso? Mi mente no podría estar más lejos de tales cosas.”
“Tren de pensamiento,” me encogí, sonriendo hacia él.


“Emmett y Rosalie pelean todo el tiempo. Sabemos que ambos, tu y yo tenemos temperamentos fuertes también…” él se rió entre dientes de esto, no discrepando.
“Solamente que pienso que nunca he visto a Alice y Jasper discutir.”
Él rió otra vez.


“Lo hacen, aunque raramente. Jasper es tan relajado, y Alice se mueve tan rápidamente de las cosas, que pocas veces se ven envueltos en una discusión. Lo que sucede generalmente, sin embargo, es que cuando uno de ellos se enoja, Alice sabe como resultará, y Jasper detecta su calma, así que lo que hacen es saltar directamente a la reconciliación”
Reí. “Muy conveniente.”
“Ahora,” él se rió entre dientes, “la excepción es cuando Emmett convence a Jasper de hacer algo estúpido - club de strippers, apuestas extrañas - y a Alice no le gusta ni el resultado ni la decisión de Jasper de seguirlo. Entonces ella se convierte en un pequeño demonio con ruedas.”
“O un demonio en tacos altos” bromeé.
“Mejor,” Edward convino, riendo.
Me quedé en silencio un momento, y entonces mirando para arriba le pregunté. “¿Clubs de strippers?”
Edward rió, su cabeza se apoyo contra la almohada.
“Ahí está. Estaba esperando que preguntaras.”
“¿vas… a menudo?” Mordí mi labio, masticándolo ligeramente con mis dientes.
Edward miraba cautivado mi boca.


“No,” él murmuró suavemente, y se inclinó para besarme. “Nunca. Emmett ha ido una o dos veces para hacer enojar a Rose. Jasper ha ido quizá una vez con Emmett, pero no es realmente una buena idea para él. Alice va más a menudo.”
“¿Alice va?” Pregunté sorprendida.
Él se estremeció.
“Ella dice que es para aprender movimientos nuevos, con lo que sea que eso signifique. Yo destierro las imágenes, lo hago realmente.”
Me reí de su reacción y me quedé silenciosa por algunos minutos, pensando en los bailes de Alice para Jasper. Mi mente vagó hacia la maleta en el piso llena por completo de ropa interior y de cosas que incluso yo ni sabía que existían antes de este viaje. Una idea se había estado infiltrando en mi cabeza desde los acontecimientos en la sala de estar anoche. Quería que él confiara en que yo estaba aquí para cubrir sus necesidades, así como él estaba aquí resolver las mías. Necesitaría volver a la maleta por ayuda. Mi estómago se tensó en el pensamiento de lo que planeé, cómo desearía poder moverme de una manera más sensual.
Después algunos minutos más de silencio cómodo, Edward tocó mi mejilla.


“Bella, ¿qué estas pensando?”
“Sólo deseando poder ser más coordinada.” Lo traje al extremo de mi tren de pensamiento, sabiendo que él imaginaría los pasos intermedios.
Lo hizo. Se incorporó, y me tiró sobre su regazo, luego se inclinó contra la cabecera de la cama. “Tú no necesitas un caño para ser sensual casi “fuera de este mundo”, Bella.”
Reí nerviosamente.


“Mmmm, te ganaste un beso por eso,”
“Entonces que sea uno bueno, esos vienen tan raramente...” Él gruñó, bromeando.
Me di vuelta y me subí sobre su regazo a horcajadas, besando sus labios, lamiéndolos completamente con los míos, pidiendo que tocara su lengua con la mía otra vez. Su boca se abrió, su lengua se lanzó en mi boca brevemente. Gemimos y nos retiramos, para mirarnos. Necesitábamos descubrir cómo hacerlo.
“Sobre tu sueño de anoche…” él se inclinó hacia mi cuello y susurró contra mi piel.
“Necesito saber lo que puedo y no puedo hacer. ¿Cómo se sintió mi lengua en tus labios antes y contra tu lengua ahora mismo?”
Mi corazón se cerró de golpe contra mi pecho, y Edward me miro extrañado, preocupándose porque yo me adelantara demasiado rápido con esto.
“Cosquilleo un poco, como… cuando comes algo picante pero sin el ardor.”


Luché para encontrar la mejor descripción. No fue para nada desagradable. Él me miraba, claramente no entendiendo la sensación.
“Sólo un cosquilleo.”
“Cosquilleo… suena prometedor,” Edward me sonrió.
“Quiero darte todo, Bella, y dios sabe que quiero probarte más de lo que puedo poner posiblemente en palabras.” Le sonreí, ruborizándome.
“De verdad, Bella. Tu sueño de anoche, es mi sueño constante. Sé que el veneno es tóxico, y que si alcanza tu torrente sanguíneo él… bueno, tú sabes. Pero he conseguido controlar bien cuánto entra en mi boca cuando te beso. Es muy mínimo. Quisiera intentar… poner mi boca en ti, pero solamente si tú estás de acuerdo, y solamente en tu piel primero. No… tu carne más suave, no todavía.”
Noté que él no dijo vulva. Ésa era al parecer nuestra palabra de la medianoche. Sonreí, y él sonrió detrás de mí, entendiendo.
Él me miraba, expectante.
“¿Estás esperando otra respuesta que no sea “por favor Edward, me lames ahora”? ¿Realmente?”
Él se rió y me abrazó fuerte.


“Mi adorable, delicada flor. Pero primero… tu almuerzo.”
Yo no había comido todavía y con sus palabras me di cuenta de que estaba famélica.
“Yo me haré algo rápido para mí. ¿Porqué no vas a nadar y te encuentro allí?”
Él asintió y saltó fuera de la cama después de darme un beso dulce.


*****


Tome el primer traje de baño que pude encontrar - un bikini azul y blanco de lunares y me dirigí hacia afuera. Edward jugaba en las pequeñas olas y se detuvo cuando me vio acercarme con una manta sobre mi hombro y un libro en la mano.
“¿Dracula de Bram Stoker?” Pregunto incrédulamente por lo menos a 10 metros de distancia. “Eres hilarante.”
“¿Cómo lo hi…?”


Comencé a preguntar y luego me paré. Visión de vampiro. Reí nerviosamente.
“Calculé que una pequeña “no-ficción” me haría bien.”
Él caminó hacia mí, y mis ojos no podían acomodarse a su velocidad. En menos de un segundo sus brazos estaban a mí alrededor y él me llevaba al agua, colgada sobre su hombro.
“¿No-ficción?” gruñó, bromeando.
Tiré mi libro y la manta, y pataleé con mis piernas para que él me ponga en el piso. Mis movimientos no alteraron su curso. Me llevó al agua hasta que esta alcanzó su pecho, y me bajó lentamente, deslizándome a lo largo de su cuerpo. Envolví mis piernas alrededor de su cintura y empujé mi cuerpo contra el suyo, nuestra carne separada dolorosamente por los trajes de baño.
“A propósito… debo cerciorarme de agradecerle a Alice por esta… compra.”


Él miro mi bikini apreciativamente, y su cuerpo se endureció en confirmación.
Froté mi centro contra él, notando que nosotros no habíamos estado tanto tiempo sin hacer el amor por casi dos días - noches incluidas.
“Te extraño.” Susurré en su oído, alcanzando de un tirón el lazo del cuello de mi Bikini.
“Yo también,” me besó el cuello y se inclinó hacia atrás, permitiendo que el top caiga de mi cuello.
Levantó una mano para tomar mi seno, llevándolo a su boca. Me miraba a través de sus largos mechones y chasqueó su lengua áspera contra mis pezones.
“¡Oh dios!” Grité, mi espalda se arqueo involuntariamente, mi centro palpito inmediatamente.
Animado por mi reacción, Edward tomó mi pezón suavemente en su boca, cuidadoso protegiendo mi carne de sus dientes, y lo chupó, su lengua chasqueaba duramente contra mi seno. Sentí como si hubiera una conexión inmediata entre mi entrepierna y mi pezón, mi cuerpo se sacudía con cada estocada fuerte de su lengua.
Mi piel comenzó a cosquillear deliciosamente, más sensible de lo que la había sentido nunca antes, cada terminación nerviosa respondía a su tacto.
“Edward. Te necesito. Ahora.” Gruñí en su oído.
Él se rió entre dientes, “parece que encontré el botón del ON…” y rápidamente tiro hacia abajo sus shorts y me quito el bikini para volver a colocar mis piernas alrededor de su cintura.
Luego lanzó nuestra ropa hacia la orilla y se empujó dentro de mí fácilmente.
“Ughh… Bella eres tan apretada.” gimió, y movió lentamente mi cuerpo arriba y abajo de su longitud dura.
“Se siente tan bien…” Gemí por la sensación de que él me llenaba. Después de varios minutos, mi cuerpo comenzó a palpitar.
“Más rápidamente, Edward, por favor.” Pedí.
“Bella…” él gimió en el sonido de la desesperación de mi voz. Él movió sus manos bajo el agua tomando mi cola fuertemente y comenzó a bombear dentro y fuera de mí, frotándose contra mi clítoris. Grité su nombre, pidiéndole más. Él arqueó su cuerpo para lamer mi pezón otra vez, asiéndolo entre sus labios y chasqueándolo con su lengua.
Acabé más rápido y más fuertemente de lo que pensé que fuera posible, la sensación de su boca en mi seno era diferente a cualquier cosa que podría haber imaginado.
“Oh dios Bella, eres tan ceñida, oh dios…”


Él jadeó contra mi pecho. Mi piel ruborizada, y la velocidad de mi clímax, empujaron a Edward al límite, su cuerpo empujaba dentro mí duro y fuerte, y consiguió ponerse asombrosamente más duro antes de comenzar a pulsar en mí, su cabeza cayó hacia atrás. Su voz gritó mi nombre haciendo eco en la playa.
Él freno sus movimientos, sosteniendo mi cuerpo contra el suyo, en el agua caliente. Me besó los labios apasionadamente.
Susurré, “Te amo, Edward.”
“Y yo te amo, mi esposa, mi Bella.”
Él abrió su boca en mí, besándome profundamente, su lengua se empujaba completamente contra la mía, nuestros quejidos sordos contra el beso profundo. Permanecimos así, en el agua, por un rato, la calma de la resaca alrededor de nuestros cuerpos. Sentí que su cuerpo volvió a endurecerse dentro mí y de él se la dio vuelta y caminó hacia la playa, para tomarme nuevamente dentro de la casa.
Se sentó en la cama, manteniéndome unida a él, montándolo a horcajadas. Oscilé mis caderas lentamente, disfrutando con el momento íntimo, nuestra necesidad de liberación rápida ya había pasado.


Susurró en mi oído, “parecería que encontramos un acelerante… ¿no?”
“Sí, lo encontramos,” convine.


“Resulta, que el cosquilleo es… bueno.”
Él bajó sus labios sobre los míos otra vez, besándome profundamente.
Podría asegurar que nuestras mentes se llenaron con las posibilidades de nuestro descubrimiento.

Capítulo 6° - La Versión de Bella



Salí fuera de la ducha caliente y me sequé con una toalla de algodón. Hurgando dentro de la maleta, encontré una musculosa verde claro de algodón y una minifalda de jean oscuro y me las puse sobre algo de la ropa interior que Alice había seleccionado para mí.
No había usado ropa verdadera en días. Y con eso en mente, resolví hacerme una cena verdadera. Estaba famélica. Até mi pelo en una cola alta y caminé hacia la sala de estar.
Edward leía, escuchando a Aretha Franklin.
“¿Aretha? ¿De verdad?” Pregunté, agradablemente sorprendida.
“Oí una grabación de ella cubriendo a Pavarotti y conseguí algo de su trabajo anterior. Su voz es trascendente.” Él me dio su sonrisa torcida, mirándome elogioso. “Eso también aplica a tu atuendo.” Edward descansaba allí, usando solo sus bóxers, con el pelo adorablemente despeinado, como de costumbre.
“Muchas gracias, Señor Cullen.”
“Por nada, Señora Cullen.”
Caminé hacia él y lo besé suavemente. “Voy a hacerme la cena. ¿Quieres acompañarme mientras cocino?”
“Por supuesto, amor.”
Edward me siguió a la cocina, gruñendo detrás de mí.
“Tus piernas parecen de cinco millas de largo en esa minúscula falda. Me perturba que Alice sepa tan bien lo que me gusta verte usar.” Él soltó un silbido bajo y palmeó con fuerza mi cola.
Le soplé un beso mientras que tomaba lo necesario para hacer espaguetis y albóndigas, pan de ajo, y ensalada. Vacilé, girándome a verlo con una pizca de preocupación escrita en mi cara.
“Edward, ¿estás seguro que no te sentirás mal estando tan cerca del ajo?” Agité unas cabezas de ajo cerca de él.
Edward rodó sus ojos. “¿De verdad lo preguntas?, Bella.”
“Eres demasiado fácil.” Reí.
“Sé cuánto amas todas esas referencias de Hellmouth, los clichés de vampiros sexys, y al Conde de Plaza Sésamo.”
Edward levantó un dedo para corregirme.
“Realmente, lo del Conde es bastante exacto. Los vampiros amamos realmente nuestros números.”
Me disolví en risitas y llené una olla de agua para las pastas. Edward me miraba mientras yo me movía alrededor de la cocina, picando vegetales, haciendo las albóndigas, revolviendo la salsa. Sentía sus manos frías colarse furtivamente alrededor de mi cintura.
“Querida, te ves realmente demasiado deliciosa en este atuendo. No estoy seguro de poder quitar mis manos de ti bastante tiempo como para dejarte comer.”
Me di vuelta para verlo de frente, y bese sus labios lentamente. Disfrutaba de su inmensa agonía.
“Mantén ese pensamiento y dame solo treinta minutos.” Él presionó su cuerpo contra mí, su dureza se filtraba a través de los bóxers. Miré hacia debajo de su cintura y me lamí los labios.
“Estoy absolutamente muerta de hambre.” Susurré en su oído, chasqueando la lengua contra el lóbulo de su oreja.
Edward gimió. “Bella. Jesús. Voy a ir a ponerme un poco de ropa encima.”
Lo besé otra vez y me di vuelta de nuevo a cocinar, sacudiendo las caderas al sonido de Aretha, que cantaba “Ain’t No Way” desde la sala de estar.
Edward volvió y se quedo mirándome en el umbral por algunos minutos. Luego caminó muy silencioso hacia mí, como acechándome, asió mis caderas otra vez, y empujó su cuerpo ahora vestido, contra mi cola. “¿Pasaron los treinta minutos ya?”
Volteé otra vez y deslicé mi mano contra la dureza de su ingle. Él gimió en mi cuello.
“No, amor. Paciencia.” Le guiñé un ojo y él enterró su cara en mi cuello, después succionó el lóbulo de mi oreja, haciendo que la piel desde mi oído hasta mi clavícula cosquilleara deliciosamente.
“Edward. Siéntate.”
Él gimió y salió del cuarto otra vez, sólo para volver algunos momentos más tarde con una botella de vino tinto en sus manos. Abrió la botella, me sirvió una copa, y se sentó en la mesada junto a mí.
“Temo que esto será un total desperdicio en mi paladar.” Miré la copa dudando, pero tomé un sorbo y gemí. Era delicioso.
“O quizá no.” Lo besé agradecida, mirándolo mientras que él caminó hacia el otro extremo de la mesada y se sentó allí.
Acabé de cocinar, mientras bailaba lentamente con la música, tarareando en voz baja. Podía sentir a Edward mirándome en silencio, disfrutando de la escena. Amé la comodidad de nuestro silencio compartido. Coloqué algo de pasta en un plato al lado de la ensalada y el pan. Rellené mi copa de vino y me la llevé con el plato a la mesada. Me senté y Edward se acercó a acompañarme.
Él comenzó a jugar inquieto con una servilleta y yo me reí entre dientes por sus movimientos totalmente innecesarios, los hábitos humanos que él había incorporado tan convincentemente. Miraba mi comida y se me cruzo un pensamiento.
“Edward, cuando tu bebes sangre. ¿Qué… le sucede? Donde va el líquido, digo.”
Él me miraba y sonrió travieso. No sabía adónde había volado su mente, pero sentía como que me faltaba algo.
“Bueno, obviamente necesitamos el líquido para el veneno.”
“Sí, pero... ¿que cantidad de ése liquido tú… realmente usas?” Sabía que los vampiros no necesitaron momentos humanos y que ellos tragaban probablemente, más veneno del que descartaban.
Él se rió entre dientes. “Buenos tú sabes mi amor, que también tenemos… otros líquidos.” Me dijo guiñando un ojo. Sentía una ola de rubor que se arrastraba hacia arriba de mi cuello.
“Si…claro,” mascullé, llenando mi boca con un tenedor lleno de ensalada.
Él paso su mano contra mi mejilla. “Y el resto del volumen se vaporiza probablemente a través de nuestra piel cuando corremos. Ésa es nuestra teoría, por lo menos.” Él se encogió de hombros, haciendo girar la servilleta en sus dedos.
Tomé otro sorbo de vino, comenzando a sentir un poquito los efectos del alcohol. “Yo sé que… tú sabes, los hombres humanos… lo hacen siempre y como que ellos… necesitan liberar sus… fluídos…” Me callé entonces, mi pregunta quedó colgada en el aire.
Edward sofocó una risa, sabiendo a lo que me refería. “¿Sí?”
“Edward.”
“¿Qué, amor?” Su cara era inocencia pura.
Lo miré fijamente con cara de enojo, sabiendo que él entendía la pregunta que se formaba en mi cabeza.
“Entonces, mi pregunta es, ¿los vampiros necesitan… tu sabes. Liberar fluídos?” Levanté mis cejas y gesticulé con mi mano un pequeño círculo.
Él rió. “Supongo que lo hacemos.”
Mi mente formó inmediatamente la pregunta que se desprendía de su respuesta, la imagen consumía repentinamente mi cerebro. Sentí la corriente de calor entre mis piernas un momento antes de que Edward notara la reacción de mi cuerpo. Lo oí dejar escapar un gruñido bajo.
“Y tú nunca estuviste con nadie antes de mí. Entonces… tú…”
Edward me sonrió y mis piernas comenzaron realmente a temblar al ver la lujuria en su cara. “¿Entonces… yo qué?” Como de costumbre, él quería oírme decirlo.
“Entonces tú algunas veces…” Agité mis manos en un gesto vago.
“¿Te tocas?”
“Por supuesto, Bella,” él rió, y se estiro para tocar mi cara. “¿Eso era tan duro de preguntar…?” dijo espirando levemente y luego se rió de su propia broma.
Sentía como si me fuera a caer de mi silla. “¡Guau!.” Fue todo lo que pude decir.
“Qué imagen.” No sé porqué esto me sorprendió tanto. Suponía que los vampiros no necesitaban realmente ningún… mantenimiento.
“¿Tú no lo haces?” Él imito mi gesto vagamente, con un destello en sus ojos.
“Ocasionalmente.” Mascullé desde dentro de mi copa de vino. Él gimió levemente, sonriendo, y se reclinó hacia atrás en su silla.
“¿Qué, Edward?” Pregunté. Todavía sentía como que faltaba algo.
Él vaciló, mirándome, y después sonrió.
“Una noche, poco después de que volvimos de Italia, tu hablabas en sueños y tu mano se deslizó dentro de tu bikini. Esa fue… bueno, probablemente la única vez que me caí de la cama, literalmente. Yo generalmente estoy más del lado coordinado de la población.”
Casi me atraganté con la comida. “Oh dios, Edward, por favor dime que no lo hice… “
“No lo hiciste.” Me aseguró honesto.
“No que me hubiera molestado si lo hacías, mi mente prácticamente te rogaba que lo hagas cuando tu mano se movió debajo de la tela de tu ropa interior. Tu dejaste tu mano allí por un momento, y luego te diste vuelta y cambiaste de posición.”
Mi cabeza se enterró entre mis manos. “¡Ughhh!.” Gemí.
Edward se rió y levantó mi barbilla hasta encontrar mis ojos. Sus ojos se veían tranquilos, cálidos, amorosos. “Fue, como tú sueles decir… sexy, Bella.”
Renuente, y sin mucho apetito restante, di vuelta de nuevo a mi cena, Edward me miraba con la misma expresión seductora, parecía estar esperando que yo dijera algo más. Otro pensamiento se me cruzó en ese instante.
“¿Alguna vez te… tocaste cuando yo dormía a tu lado?” Mis ojos encontraron los suyos. Sus ojos ardían con lujuria.
“Sí.” Se rió, pareciendo saber que yo iba a preguntar eso.
“Una par de veces. La primera vez fue la noche en cuestión. El otro par de veces fue después de horas de tu me rogaras que te toque en tus sueños… tuve que tomar el asunto en mis propias manos.” Él se rió entre dientes otra vez en su broma y se lamió los labios.
Mi respiración salió zumbando fuera de mí con esa imagen, y me balanceé en mi silla.
“¿Bella? ¿Estás bien? te vas a caer de la silla” Los papeles se habían invertido. Ahora el disfrutaba de mi agonía, demasiado.
“No, si, no sé….” Dije haciendo muecas.
“Solo estoy un poco abrumada por estas imágenes. Y un poco borrachita, creo.”
“Bueno, a título informativo, un poco borrachita te ves adorable.” Él se inclinó y me besó los labios dulcemente.
“Positivamente deliciosa.”
Lo miré sonriendo. “Si me mordieras ahora, ¿te emborracharías también?”
Él se inclinó hacia atrás, y achinó los ojos. “No por el vino…”
No sé qué se me cruzó por la cabeza; pero las palabras estallaron fuera de mi boca: “Alguna vez piensas en cómo va a suceder, cuando tú me transformes”.
Él paró el respirar y cerró los ojos. Se quedó sentado perfectamente quieto por un rato, antes de mirarme cautelosamente y preguntar “¿tú piensas en cómo va a suceder cuando te transforme?”
“Sí.” Admití, mi mirada sosteniendo la suya. El daño estaba hecho. Por lo menos podía ser sincera con él.
“¿Quieres decirme cómo lo hago?” Él se inclinó hacia mí, la expresión en su cara era ilegible. No podía decirle si él estaba enojado. La tensión en el cuarto había cambiado levemente de tensión sexual a algo que no podía identificar claramente. No enteramente incómodo, sino diferente.
Agradecí a los efectos del vino. Coraje líquido. Pensé en cómo Edward me cambiaría a menudo, y aunque mi imagen de ello se había extendido originalmente sobre varias posibilidades, una vez que aterricé en la imagen actual, era imposible imaginar cualquier otra manera.
“¿Realmente quieres saber?” Pregunté, dándole la oportunidad de terminar esta conversación difícil. Sabía que yo no lo haría.
“Por supuesto, amor. Quiero saber cada pensamiento que tienes. Tú lo sabes.” Su voz era asombrosamente suave, pero no podía conseguir leerlo. No estaba segura si era el vino o el tema.
“Bien…” mis ojos vagaron al techo, insegura sobre cómo expresar la imagen relativamente simple. Decidí hacerlo llanamente.
“Tú lo haces después de que haberme hecho el amor. Estoy en tus brazos. Desnuda.”
Edward se congeló, mirándome fijamente, su cara era una máscara de incredulidad.
“¿El cliché del vampiro sexy? ¿Tú quieres que te haga el amor y luego… te mate?” Su voz era incrédula. Él puso la cara entre sus manos. “Muy a lo Bela Lugosi. Tendré que conseguirme una capa.”
“No matarme, Edward. Transformarme.” Levanté mis platos y los llevé el fregadero, ruborizándose furiosamente.
“Solamente que eso es lo qué sucedería si después de hacerte el amor yo probara tu sangre. ¿De verdad quieres esto?” Su voz no sonaba enojada, él sonaba casi divertido.
“En este escenario, nosotros hacemos el amor y entonces, si es que puedo incluso detenerme de drenarte la sangre, en medio de mi dicha post-coital, tú arderás terriblemente por tres días,
“Edward, tú no me estás tomando en serio.” Suspiré.
“Por el contrario, Bella, te estoy tomando enteramente demasiado en serio. Solo que no quisiera que a nuestro acto de amor, le precediera inmediatamente el dolor ardiente de esa tortura. Pienso que generalmente eso no se presta a asociaciones positivas.”
Estaba avergonzada y lamentado haber dicho lo que dije. “¡Ugh!, no importa. No puedo explicarte si vas a reírte de mí.”
Edward envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, tirando mi espalda contra su pecho. “Lo siento. Bella, no estoy intentando burlarme de ti. Sólo… te proporcionaba cierto contexto, por favor. Dime porqué quisieras que sucediera después de hacer el amor. Esto es como… un asunto muy serio, sabes.” Sus labios se presionaron contra mi cuello.
“Es sobre intimidad, Edward. Hacer el amor contigo es una expresión total de lo que sentimos uno por el otro - son nuestras palabras llevadas a la acción. Cada vez que tú me tocas yo me doy cuenta de que esto es para siempre, y sé que tu eres mío totalmente.” Edward caminó hacia mí, murmurando mi nombre contra mi cuello. Luché para continuar.
“Que tú me transformes es un regalo tan grande; eres tu diciéndome que me quieres para siempre, que quieres hacerme el amor por siempre. Y yo quiero entregarme totalmente a ti en el proceso, de modo que tú puedas sentir, inmediatamente antes, qué significa para mí este regalo que me haces.”
Edward se retiró hacia atrás para mirarme, y vi la comprensión amaneciendo en su cara.
“¿Es así como tú lo ves, Bella? ¿Que te estoy dando un regalo?”
“Sí, por supuesto.” Dije simplemente. Habíamos tenido esta conversación antes en diversas formas, pero realmente nunca habíamos llegado a comprendernos tanto.
“Sé que tu estarás sacrificando mucho al transformarme, todas las cosas humanas que te atrajeron a mi desde un principio. Y sé que será duro para ti. Por supuesto, sé que tú quieres estar conmigo, pero sé que en cierto modo es también un sacrificio. Tanto así lo pienso que incluso, sé que no estaríamos teniendo esta conversación si no fuera por nuestro pequeño problema con los Volturi.”
Edward me miraba, absorbiendo cada palabra que yo decía. Él abrió su boca para hablar y después la cerró. El gesto de vacilación era raro en él. Me quedé en silencio, esperando.
“Bella” dijo y después se detuvo. Luchó para encontrar las palabras. “Bella, yo deseo transformarte más de lo que puedo explicar en palabras. El regalo es para mí. La espera me está matando a mí, también.” Lo miraba, esperando el `pero'. Nunca vino.
“¿Qué?” Pregunté, ninguna otra palabra vino a mi cabeza.
Edward sacudió su cabeza, sonriéndome.
“Tú no perderás las cosas que amo de ti. Tú solo ganarás las cosas que yo quiero que tengas. El sacrificio, amigos humanos, tu familia, es solamente el suyo.” Sus ojos buscaron el entendimiento en mi cara. “Supongo que no he hecho un buen trabajo comunicándote esto en el pasado.”
Exhalé lentamente. Finalmente lo entendía, todo lo qué él había estado intentando decirme desde que estábamos juntos, la raíz de sus dudas, su culpabilidad, su preocupación.
“Pero, Bella” dijo suavemente, “no sé si puedo hacerlo de esa manera. Tu transformación… va a ser muy emocional para mí. Hacerte el amor es… más que emocional.” El suspiró, otra vez luchando para hallar las palabras correctas. “Yo solo… no sé si puedo hacerlo esa manera.” Su cabeza cayó contra mi hombro.
Sabía que esto sería algo que tendríamos que resolver en su momento. Estaba contenta de que se hubiera iniciado el diálogo, pero en ese momento quería poder volver a nuestra luna de miel, dejando nuestras otras preocupaciones detrás de nosotros.
“No tenemos que decidir esta noche.” Le susurré y besé su mejilla.
“Ven conmigo.”
Tomé su mano y lo llevé fuera de la cocina. Toméla manta de la parte posterior del sofá en la sala de estar y llevé a Edward hacia la playa, donde extendí la manta en la fina arena blanca. La noche era hermosa; caliente y ventosa, el sonido del océano y el viento eran relajantes. Todo alrededor de nosotros se sentía increíblemente quieto.
Edward me miraba y sonrió, articulando un “te amo”. Comencé a desnudarme delante de él, lentamente. Sus ojos quemaron en mi cuerpo, él estaba absolutamente quieto.
Me quede en ropa interior, un simple corpiño blanco de satén y la bikini que hacia juego. Edward se acerco a mí y yo fui hacia él, poniéndome en puntas de pie para besar sus labios y su cuello, mientras que sus brazos se enredaban alrededor de mi cintura, sus manos que se posaron sobre la parte baja de mi espalda. Tiré de su camisa sobre su cabeza y lamí su pecho, mordiéndolo suavemente, después animada por su quejido, lo hice más fuerte.
“¿Cómo se siente eso?” Le pregunté, curiosa sabiendo que no podía llevarlo al hermoso borde del placer y del dolor, por lo menos no mientras que fuera humana.
“Se siente asombroso, Bella. Sé que la piel humana lo siente diferente, pero para mí es una sensación hermosa, ligera… que no creo que pueda describirla para ti. Tendrás que ver por ti misma lo que se siente. Pienso que te sorprenderá descubrir lo sensible que serás después….”
Él dejó que sus palabras se apagaran, el significado era claro. Me besó apasionadamente, su lengua se resbalo a lo largo de mis labios, mi respiración se volvió errática por la sensación.
Rastrillé mis uñas contra su pecho mientras bajaba mi cuerpo delante de él. Resbalé hacia mis rodillas. Él me vio dirigirme hacia sus jeans, mis dedos desabrocharon lentamente el cierre, y después los deslicé hacia abajo de sus caderas. Presioné mis labios contra el algodón de sus bóxers y soplé suavemente, aire caliente contra su piel fresca.
Él gimió, entonces dijo “Sí...” Lo ayudé a sacarse los pantalones y bajé sus bóxers a la manta, sacudiéndolos a un lado después de que él se los saco.
Su piel desnuda era gloriosa en el claro de luna. Jadeé, mis ojos vagaron sobre su cuerpo. Sus manos acariciaron suavemente mi pelo y mi cara, con su toque siempre amoroso. Nuestros ojos se encontraron y la pregunta que quise hacer estaba clara en mi cara. Edward asintió. Me agaché, sin aliento, y lamí lentamente a lo largo de su dureza, mi lengua rozando su piel lisa, fresca. Su cuerpo olía increíble. Mis manos agarraron su base, acercándolo a mí. Giré mi lengua alrededor de la punta y él gimió mi nombre. Podía sentir sus piernas que temblaban levemente. Su mano izquierda frotó ligera y suavemente mi pelo, su brazo derecho colgaba a su lado, su mano se apretaba y desapretaba en un puño.
Ver como se restringía hizo que me doliera el cuerpo por él. Hundí mi boca sobre él, succionando fuertemente, moviendo mi cabeza arriba y abajo otra vez, gimiendo con cada movimiento. Mis manos frotaron ligeramente la parte de su miembro que no cupó en mi boca. Lo devoré, lamiendo y succionando, mi mente perdida totalmente en la sensación y el sabor de él dentro de mi boca.
Edward jadeó diciendo mi nombre repetidamente, al ritmo de mis movimientos alrededor de él. Su cuerpo estaba perfectamente quieto a excepción de sus piernas, que comenzaron a temblar cada vez más mientras que lo sentía endurecerse cada vez más en mi boca, cerca del clímax. Lo miré a través de mis pestañas; él me miraba a mí, su boca abierta, sus ojos parecían perdidos viéndome lamerlo. Aumenté la velocidad, tomándolo tan profundamente en mi boca como podía, exprimiendo su base con mis manos, gimiendo contra él.
Él comenzó a susurrar, “Oh Dios… Oh Dios…” y sostuvo ligeramente mi cabeza contra él para mantener mis movimientos mientras él gritaba mi nombre, “Bella, oh dios, Bella, oh…” su cuerpo frío pulsando dentro de mi boca, mis labios gimiendo contra él. Él se estremeció por un momento y después se quedó quieto, respirando con dificultad. Me incliné hacia atrás, arrastrando mi lengua a lo largo de él, sosteniéndolo en mis manos.
Sentía sus manos debajo de mis brazos que me levantaban para arriba, y sus labios se estrellaron contra los míos, sus brazos me apretaban contra su pecho. “Bella… esa fue la sola cosa más sensual que yo haya visto jamás.”
“Edward, eso fue Increíble.” Respiré contra él.
“¿A ti te gusto… hacer eso?” Sus manos alcanzaron mi ropa interior, deslizándola hacia un lado y tocando con sus dedos a mi carne mojada. Él gimió, no necesitando que yo le contestara. Sus dedos se movieron contra mí, frotando ligeramente el exterior de mi entrepierna. Sentí su cuerpo crecer duramente contra mí, y yo lo miré, con la boca abierta.
“Vampiro,” me susurró como única explicación y sonrió travieso.
“Edward… tú… ¿te pondrías detrás de mí?” Pregunté, mirándolo aprensiva. Él me miraba, quemándome con los ojos.
Él gruñó bajo en su garganta y me besó los labios, gimiendo mi nombre. Se colocó detrás de mí y me miro.
“Me parece recordar esa visión volviéndome absolutamente salvaje…” me hizo muecas. “Tu hablabas en serio amor, esto en verdad te excita.” Su voz sonaba absolutamente maravillada.
Asentí y me di vuelta, desabrochando mi corpiño y bajando mi bikini delante de él, doblando mi cintura. Él gimió y caminó hacia mí, poniendo sus manos en mis caderas, y frotando su cuerpo contra mi cola. Nos bajamos a la manta, y él se detuvo brevemente en mi entrada. Sabía que él necesitaba que yo comenzara. Me eché hacia atrás contra él, su cuerpo se empujo dentro de mí. Él comenzó a moverse en mí, sus manos frotaban ligeramente mis caderas, su piel fresca contra la mía. Su cuerpo tocó un punto dentro de mí que me hizo gritar de placer, yo me perdí inmediatamente en la sensación, arqueando mi espalda contra él. Mi respuesta hizo que él se moviera más rápido, más profundo.
Él estiro un brazo alrededor para tocar mi clítoris y después vaciló, tomo una de mis manos, y la acercó hacia mi cuerpo mientras que él corrió sus caderas levemente. Podía sentir la presión de él que se movía dentro de mí contra mis dedos. Mi piel estaba húmeda y caliente contra mi mano. Su mano se apoyó encima de la mía, mientras yo frotaba mi clítoris, él sentía cómo me tocaba. Su cuerpo empujó dentro y fuera de mí, sus caderas que frotaban círculos contra mi parte inferior.
“Dios Bella, eres tan sensual. Quería verte tocarte…” Él se inclinó sobre mí, susurrando en mi oído. Lamió la parte posterior de mi cuello y me arqueé contra él gritando. Entonces arrastró su lengua hacia abajo por mi espalda, dejando una línea de piel que cosquilleaba, sensible. Movió sus manos a mis caderas y se empujó más rápido adentro mí.
“Puedo ver tu brazo moviéndose, puedo sentir tu mano… Oh dios Bella eres tan hermosa…”. Yo sólo podía jadear, su voz me volvió loca de deseo. Me sentía muy cerca del límite y sabía que él lo estaba también, su cuerpo duro, sus movimientos más rápidos, sus gemidos más urgentes.
Acabamos juntos muy potentemente, nuestros cuerpos pulsaban juntos, nuestros gritos haciendo eco en la noche. Sus movimientos se retardaron en mí, su cuerpo me frotaba ligeramente desde mi interior mientras que acabábamos. Él se movió hacia atrás y yo rodé sobre mi trasero, doblando mis rodillas, mirándolo arrodillarse sobre mí.
Él se sentó cómodamente contra sus talones y me miró fijamente así por un largo momento, sus ojos se movían arriba y abajo por la longitud de mi cuerpo, sus manos se reclinaban sobre mis rodillas. Ninguno de nosotros hablo y mi corazón se sentía como demasiado grande para mi cuerpo. Las lágrimas llenaron mis ojos y se derramaron.
Me sentía totalmente abrumada con lo que sucedía entre nosotros. A cada momento sentía como si me enamorara de él otra vez. Tenía todo lo que necesitaba y nunca tendría bastante de este hombre.
Edward no dijo nada, él solo me miraba. Sabía que mis lágrimas comunicaban lo que su cuerpo no podía. Él se acostó entre mis piernas y puso su boca contra la mía, besándome profundamente. 

Capítulo 7 - Oxígeno


Volvimos de la playa hacia la casa y yo me subí a la cama mientras Edward se vestía para cazar. Me sentía agotada, y él necesitaba correr.
No hablamos mucho; nuestro silencio estaba lleno de toda la pasión que ninguno de nosotros podía expresar en palabras.


Edward me besó suavemente y salió por la puerta, con la promesa de volver antes de que me despertara.
Tan pronto como desapareció su figura, bajé de la cama y caminé hacia la maleta. Busqué el pequeño bolso de satén que contenía el hermoso negligé rojo. Apoyé la tela suave sobre mi cuerpo, mi piel aun extremadamente sensible por los besos febriles de Edward en la playa.
Miré la tanga que hacia juego y suspiré, las puse nuevamente dentro del bolso.
Me arrastré en la cama, cubriéndome con las sabanas, mi cabeza regocijándose en las almohadas de pluma, y el sueño me tomó inmediatamente.
Desperté y sentí los brazos frescos de Edward alrededor de mí.
Él estaba encima de las sabanas, no queriendo perturbar mi sueño acogedor.
“Mmmm,” gemí en su pecho, acercándome.
Él se inclinó hacia mí y presionó sus labios sobre los míos suavemente.
Sus dedos tocaron mi pelo, mi cara, su pulgar se arrastró a lo largo de mi labio inferior.
“Bella, son sólo las 2. Duerme.”
Su voz era profunda, calma. Un susurro frío contra mi oído. Mi cuerpo respondió inmediatamente; Edward se rió entre dientes.
“Debería haber mantenido mi boca cerrada, aparentemente.”
Tiré de él encima de mí, tironeé para sacarle la camisa sobre su cabeza, mis manos subieron de sus hombros a su cuello, sosteniendo su cara contra la mía.
Todavía estaba medio adormilada, mi cuerpo se sentía lento y caliente. Edward se incorporó y arrancó sus jeans, después tiró de las sábanas y se metió dentro de ellas conmigo, jadeando.
“Bella.”
Él se arrodilló en la cama a mi lado, mirando en mi cuerpo en el negligé rojo. Se arrastró hacia mí y montándose a horcajadas sobre mis rodillas, sus muslos a cada lado de los míos.
Estiré mis brazos sobre mi cabeza, desperezándome.
Edward contuvo su respiración y después exhaló en un suspiro largo. Bajó sus manos sobre mis muslos, con tanta suavidad que yo apenas podía sentir sus dedos. Él presionó sus manos contra mi piel y las empujó hacia arriba al borde de la bata, apenas debajo de mis caderas.
Empujó la tela hacia arriba levemente, sus manos ahora a ambos lados de mis caderas, sus pulgares frotaban ligeramente la piel suave de mi vientre justo debajo de mi ombligo. Sus pulgares encontraron el sector donde se sentía mi pulso. Mantuve los brazos sobre mi cabeza, estirando mi cuerpo para que él explorara.
Mis ojos todavía estaban nublados por el sueño y la oscuridad del cuarto, la única luz que entraba era la de la luna afuera. El cuerpo de Edward resplandecía. Me sentía pesada por la sensualidad que despertaban en mis músculos agotados las caricias deliberadas y reverentes de Edward.
Él aflojo el lazo de mi bata bajándolo por mis caderas y luego lo enroscó en sus dedos, sacándolo por encima de mi abdomen, hasta alcanzar mis pechos. Tomó ambos en sus manos y comenzó a masajearlos suavemente, gimiendo mi nombre.
Su cuerpo se endureció contra mis piernas. Sus ojos miraron fijamente mis labios; mi boca se abrió levemente, mi respiración se volvió más fuerte. Con excepción de mi respiración, todavía no me había movido. Quería que él me moviera cómo él quisiera.
Como si leyera mis pensamientos, Edward nos volteó en un movimiento rápido, colocando mi cuerpo encima del suyo. Él me empujó hacia el usando el cordón de mi bata, sintiendo mi cuerpo debajo de la tela suave de mi lencería. Mis caderas montaron su cintura a horcajadas, sus rodillas se doblaron detrás de mi espalda.
“Edward…” Susurré, apoyando mi cuerpo contra sus piernas, queriendo que bajara sus rodillas y me dejara bajar sobre él, sobre su dureza que se filtraba detrás de mí, tentándome.
Él levantó mis caderas y justo cuando creí que él iba a bajarme sobre él y a penetrarme, él puso mis caderas sobre su cara, mis rodillas quedaron a cada lado de su cabeza, sus ojos clavados en los míos.
“Bella, necesito hacer esto.”
La voz de Edward sonaba casi agónica, y yo no podía comprender qué le sucedía, mi cabeza seguía nublada por el calor de sus palabras y la frialdad de su respiración en mis muslos. Su respiración fresca era rápida, mi sexo a apenas centímetros de su cara.
“Dios Bella, necesito esto tanto.”
Mis caderas se sacudieron en sus manos. Me tomó casi todo el control que tenía no empujarme contra sus manos y bajar mi cuerpo sobre él. Me contuve, para dejarlo conducir el momento, mi respiración era dura y rápida.
“Creo que será más fácil de esta forma, la primera vez, para lograr que la cantidad de veneno que te toque sea mínima. Gravedad…” masculló, sus ojos miraban fijamente mi cuerpo suave sobre él.
Bajó sus manos y apoyé mi cuerpo sobre él, reclinando mis rodillas a los lados de su cabeza. Él me impulsó sobre él con una mano en mi muslo externo, su otra mano apoyada en la otra pierna en mi muslo interno.
Su lengua fría se arrastró a lo largo de mi piel, y él gimió en voz alta contra mí, su cuerpo se convulsionó en el contacto. Grité, empujando mis caderas abajo contra él por un momento antes de retirarme lejos de su cuerpo, arrodillándome otra vez sobre él. Mis ojos se cerraron y mi cabeza cayó hacia atrás en completo éxtasis.
Su boca estaba fría, como una menta fuerte. Pero era más que eso: su tacto hizo que sintiera más de lo que nunca había sentido, él había hecho que yo sintiera como si repentinamente, mis terminaciones nerviosas hubieran crecido exponencialmente, donde su lengua me había tocado. Aún más, la sensación se extendía desde donde su lengua había tocado mi carne suave, hacia dentro de mí y a través de mis muslos.
Mi cuerpo ardía frío, un hermoso fuego frío, chispeante. Era como si mi cuerpo entero fuera tan sensible como esa pequeña parte de mí. Me sentía… increíble, ya en el borde del clímax con apenas la memoria de su boca en mí y la sensación del veneno que se extendía por mi carne. Mis caderas todavía se movían. Gemía. Recién comenzaba a entender lo que estaba sintiendo.
Edward decía mi nombre, con urgencia. Lo oí decirlo dos veces.
“Bella. Bella.”
Sus manos frotaron mis muslos, ansiosos.
Abrí los ojos y lo miré, la sensación desaparecía, mi cuerpo volvía a entrar en órbita.
“Edward. ¡Oh mi dios!”
“¿Bella? ¿Te lastimé?”
Sus ojos mostraban preocupación y comenzaron a relajarse solamente cuando encontraron los míos.
“No.” jadeé.
Había perdido totalmente mi habilidad de formar palabras. Mi boca colgaba abierta. Lo miré fijamente, shockeada. Mi cara explotó en una sonrisa enorme, y exhalé poderosamente, sosteniendo mi respiración.
“No, Edward… Necesito más.”
Puse mis manos en su cara y luego contra mi propio pecho, todavía intentando calmar mi respiración.
Podía sentir sus caderas chocando detrás de mí en respuesta a mis palabras, sus manos apretando mis muslos casi por reflejo.
Él murmuró mi nombre, besando y lamiendo el interior de mis muslos mientras que yo luchaba para recuperar la calma. No estaba seguro cómo iba a sobrevivir esto, si mi corazón iba a literalmente estallar en mi pecho cuando su lengua tocó mi sexo otra vez.
No tenía ni idea de qué pasaba por su cabeza en ese momento. Todo lo que sabía era que yo necesitaba sentir eso otra vez, y ahora.
Sus manos me impulsaron a bajar mi cuerpo otra vez y yo accedí inmediatamente. Su boca estaba abierta y se sentía suave cuando él me envolvió completamente, sus labios fríos rodeaban mi clítoris, su lengua se empujaba contra él, insistente.
Jadeé, sintiéndome incapaz de respirar, pero sabiendo que lo estaba haciendo, aunque rápido y con dificultad otra vez. No había palabras para describir la sensación, mi orgasmo me envolvió inmediatamente, moviendo de un tirón mi columna vertebral al revés, y habría caído si él no hubiera estado sosteniendo mis muslos con un apretón firme. Podía sentir como sus dedos contusionaban mi piel y no me importó.
Le grité a Edward, incoherentemente, diciéndole que acababa, muy fuerte.
Él gimió duramente contra mí, su boca llegaba a ser febril en mí, y lo oí gritar, “mi dios Bella… sí…”. Y entonces mi orgasmo se repitió. Otra vez, el rubor delicioso del frío que cubría mi cuerpo entero, cada pulgada de mi piel, y gemí su nombre, pidiéndole, rogándole que nunca se detuviera, que nunca me dejara ir.
“Nunca, Bella….” Él gimió contra mí.
Siempre que pensaba que un nuevo orgasmo había comenzado, me daba cuenta de que nunca había parado, mis caderas se deslizaban sobre Edward, su boca constantemente en mí, lamiendo mi carne, su lengua empujando dentro de mí. Nuestros movimientos eran una sinfonía, alineada perfectamente.
Edward gimió en mí repetidamente. No podía mirarlo, no podía hacer que mi cabeza cualquier cosa que no fuera arquearse hacia atrás, mi cuerpo se había congelado sobre él, trabado en un solo clímax, hermoso, interminable.
Mi piel se sentía como cubierta de pequeños copos de nieve, pero mi sexo quemaba contra la boca de Edward. Sabía que él movía su boca, yo sentía la presión dentro de mí, dos, tres de sus dedos empujaban dentro de mí mientras que su lengua los acompañaba. Pero estas acciones eran solamente ideas dentro de mi cabeza. No podía establecer claramente sus movimientos exactos más de lo que habría podido señalar al norte o aún poder decir mí nombre si me lo estuvieran preguntando.
Sentí mi brazo dirigirse detrás de mí, para tomar su miembro duro en mi mano y apretarlo. Me oí lloriquear, mi necesidad de él estallaba con ese contacto.
Todo se puso negro.
*****
Oí solamente el sonido de mi propio latido del corazón que competía con, mi respiración desigual en mi pecho. Mis brazos y piernas se sentían pesados como plomo.
“Bella.” La voz de Edward sonaba lejana.
“Bella.” Más cerca.
“Bella.” Justo sobre mí. Abrí los ojos, y centellearon, intentando adivinar su silueta en el cuarto oscuro.
Edward exhaló y sonrió mirándome.
“¿Qué pasó?” Pregunté deslumbrada, sintiendo mi cuerpo total y deliciosamente pesado.
Una risa se formó repentinamente en mi pecho, el momento destellaba en mi cabeza mientras que entendía que literalmente, me había desmallado mientras que Edward me daba sexo oral.
“Me diste un susto de muerte cuando te caíste hacia atrás. Pero luego me di cuenta que habías estado hiperventilando.”
Acarició ligeramente mi cara, y noté que él no podía parar de sonreír.
“Soy muy bueno” se rió, y su risa sonó profunda y felíz.
“No podés esperar para contarle a Emmett sobre esto, ¿verdad?”
Pregunté, riendo, y poniendo mi cara entre mis manos para calmarme.
Su cabeza bajó contra la almohada a mi lado, su risa hermosa hacía eco en las paredes.
“No hay chance. La imagen de ti sobre mí…” suspiró, “es solamente para mí, para recordarla a cada segundo de cada día.”
Sus palabras hicieron que me ruborizara de deseo.
“Vamos a tener que trabajar para mantener mi respiración bajo control. Esto, puedo necesitar que me lo hagas por días.” Dije sedosa, estirando mi cuerpo al lado de él y arrastrándome encima suyo.
“Te voy a estar rogando para hacerlo,” me contestó, y su voz se volvió repentinamente seria, sus ojos eran fuego.
“Bella, no puedo encontrar palabras para describir cómo se siente tenerte contra mis labios.”
Lo miré, sonriendo, mi cuerpo todavía se sentía como una piscina brillante de agua fresca.
“Dime que esa sensación no se irá. Nunca me transformare en vampiro si esta sensación se va.” Le dije medio en broma y también un poco enserio.

Capítulo 8 - La Versión de Edward

 Me incliné sobre el pecho de Edward; sus piernas se estiraron junto a las mías en el sofá, sus brazos se envolvieron alrededor de mis hombros. Chopin sonaba suavemente en el cuarto y un tazón de uvas estaba depositado en mi regazo; yo comía de ellas perezosamente. Las manos de Edward jugaban tocando la música en mis brazos. Era un momento íntimo, después de una noche inolvidable.
Sentí a Edward reír detrás de mí silenciosamente, su cabeza se dobló para pasear sus labios a lo largo de mi mentón.
“¿Cuánto tiempo más?” Pregunté, con una sonrisa clara en mi voz, fallando en mi intento de sonar molesta.
“Eternamente”, él se rió entre dientes.
“Nunca dejaré de gozar de estos recuerdos.”
Sus brazos se apretaron alrededor de mí, sus labios acariciaron mi oído.



Habíamos intentado otra vez la noche anterior. Yo había sido insaciable, necesitando su boca en mí constantemente. Él no requirió convencimiento, solo había murmurado contra mi oído que estaba bastante seguro que yo tendría la misma reacción. Tenía razón. Hiperventilé y caí desplomada. Otra vez.
Él me había cantado luego mi nana, su risa ocasionalmente interrumpía la melodía, y cada vez que lo hacía yo gemía, avergonzada. Y cada vez él me agradeció por la imagen que lo salvaría en tiempos de oscuridad, y entonces yo me disolvía en risas. Caí dormida en sus brazos, despertando con su olor delicioso, su sonrisa delirante. Él no podía contener su dicha. Él no lograba mantener sus labios apartados de mí. Era adorable.
Me levanté para alcanzar su mano. “Vayamos a caminar.”
Edward fingió shock. “¿Salir… de la casa?”
Reí nerviosamente. “Sí. Afuera. Aire fresco. Nada de sexo. No estoy segura que mi ego pueda realmente resistir más apagones.”
Él gruñó en mi oído y me tomó de la cintura. “Tu nunca me negarías sexo, ¿verdad mi Bella?”
Me incliné hacia él, besando su mejilla.
“Nunca, mi amor.”
Nuestros labios se encontraron en un beso tierno, sus ojos se perdieron en los míos. Nunca había visto a Edward cerrar los ojos cuando me tocaba.
*****
Caminamos a lo largo de la playa, salpicándonos con agua. Edward se veía delicioso en su traje de baño azul profundo, su pelo desordenado y hermoso. Él me alzó y salió corriendo, el aire azotaba atrás nuestro, mis piernas envueltas alrededor de su cintura. Podía asegurar que él amaba correr. Cuando él me bajo a la arena sonreía y me beso profundamente.
“Estoy más que felíz.” Dijo simplemente, sus manos acariciaban la parte baja de mi cola, jugando con sus dedos en el borde de mi bikini. Cerré los ojos ante sus palabras, sintiendo la brisa contra mi cara, deseando poder detener el tiempo en ese instante.
Miraba alrededor nuestro. Habíamos recorrido varias yardas hasta un área boscosa de la playa. A continuación se podía ver un claro grande, y un ciervo que pastaba.
“¿Cuán grande es esta isla?” Pregunté a Edward.
“Realmente no te he dejado salir mucho de la casa, ¿verdad?”
Puso cara de culpa y se rió.
“Tiene unas cuantas hectáreas. Hay una cabaña en el otro extremo.”
Él señaló en una dirección remarcando sus palabras.
“Es un poco más rústica, pero Esme tiene planes para reciclarla, para cuando estemos todos aquí juntos alguna vez.”
“¿Cuántas veces vienen ustedes aquí?” Pregunté, esperando que nosotros pudiéramos volver a menudo. Habíamos estado en la isla por casi una semana. Y ya la sentía  como nuestro hogar, como si ella perteneciera a nosotros.
“Un par de veces al año, como mucho.” Él me miro, con expresión tierna.
 “Me imagino que en el futuro vendremos más a menudo. Ahora ocupa  un lugar levemente más sentimental en mi corazón.” Sonrió suavemente al ver el alivio en mi cara.
“¿Qué cazas aquí?” Pregunté, mirando alrededor, preguntándome si habría algún otro animal además de ciervos. Incluso no estaba segura de cómo había llegado ese hasta aquí.
Él leyó mi expresión.
“No había mucho aquí antes de que Carlisle comprara la isla. Pájaros, serpientes, insectos. Carlisle la convirtió un poquito en  reserva natural. Él reintrodujo lobos y ciervos nativos y algunos roedores sudamericanos a la isla. Cazamos lobos y ciervos. Cualquier población que necesite decrecer, esa es la que cazamos.” Él me miraba y anticipó mi pregunta.
“Sólo estoy cazando lobos en este viaje. Hay demasiados en este momento.”
Me quedé pensando en esto, en la simplicidad de la solución. Tenían una existencia tan organizada, una vida tan estructurada. Podría decirse en gran medida que se sentirían solos y aislados, pero habían hecho lo que podían para crearse un mundo. Un mundo cómodo, para sí mismos.
Edward me miraba, su cara se veía frustrada como cuando él deseaba poder leer mis pensamientos.
“Bella, ¿estás asustada?”
Lo miré, sorprendido. “Para nada. Todo lo contrario realmente. Sólo me… impresiona el nivel de detalle con que ustedes construyeron un mundo para ustedes mismos.”
“Mmmm,” él suspiró y cabeceó. “Eso es todo gracias a Carlisle y a Esme. El resto de nosotros estaría perdido sin ellos.” Él miraba alrededor. 
“¿Tú piensas en cómo  será tu vida después de que te hayas transformado? ¿Qué te gustaría hacer?” Su voz era suave.
“No tengo ninguna idea de cómo me sentiré, Edward. Tú tienes, lejos, más experiencia en esa área que yo. Yo solo quiero estar contigo.” Le sonreí amándolo abiertamente.
“¿Dónde piensas que te gustaría vivir?” Me preguntó.
“Dondequiera que tú y nuestra familia estén.” Contesté.
“¿Tú no tienes ningún pensamiento sobre lo que quisieras hacer, después de que te hayas asentado un poquito?” presionó.
“Bueno, te puedo garantizar que quisiera unas vacaciones de la secundaria.” Reí secamente.
“Quizás con tu experiencia médica y la de Carlisle podríamos hacer algún trabajo humanitario en alguna parte…”
Él me sonrió, y después se rió. “Espera, ¿ tú necesitas vacaciones de la secundaria? Bella”, me dijo, haciéndome cosquillas en los costados.
“¿Así que tú crees que no necesitaras a tus consejeras de guerra?”
Me reí. “¿Te refieres a Jessica y Lauren? Um… creo que la respuesta sería… No.” Hizo su sonrisa torcida, y me besó la nariz.
Caminamos un poquito y nos detuvimos, yo me incliné contra un árbol, sus manos se apoyaron contra el árbol a los lados de mi cabeza. Él se inclinó y me besó apasionado, su lengua presionaba contra mis labios, gimiendo suavemente en mi boca.
Luego se retiró y me miró, estudiando mi cara. Sabía que él quería preguntarme algo pero intentaba leer mi expresión primero. Mire sus ojos, sonriendo, animándolo a preguntar.
“Sobre tu fantasía del vampiro sexy…”  me hizo su sonrisa torcida.
Gruñí. “OK, Edward, en serio. Te dije lo que pienso. Te dije porqué lo quiero. Ya basta de tomarme el pelo y de tortura.”
Él se puso serio.
“No estoy intentando torturarte. Es sólo que estamos en distintos lugares sobre esto, y es un tema serio. He estado evitando el asunto bastante tiempo. Es algo que se debe discutir y… planear.” Había una tirantez en su voz que no podía identificar. Busqué en sus ojos una pista de sus pensamientos, pero no podía imaginar qué se escondía detrás de sus palabras.
Asentí, esperando. “Bueno, entonces dime tu versión.”
Él giro la cabeza ausente, sus ojos lanzados de nuevo sobre mí, calibrando mi humor.
“Yo creo que va a ser muy emocional para mí. Emocional bueno, Bella. Pero aun así… abrumador. Nunca lo he hecho antes, y eres tú.” Él sonrió débilmente, ansioso porque yo entendiera.
“Asumí que Carlisle estaría conmigo, en caso de que no pueda parar…”
Di vuelta su cara hacia la mía. “¿Eso todavía es algo que te preocupa? Incluso después…” Mire detrás hacia la casa, en donde toda nuestra pasión había sido liberada, empujando nuestra relación en una nueva dimensión, comenzando nuestro matrimonio.
“Por supuesto.” Su expresión era dolida.
“Así que entonces, tu quieres volver a Forks y transformarme con Carlisle allí. ¿En su oficina? ¿En el sótano?”
“En el sótano, sí.”
“Guau.” Murmuré. “Nuestras versiones no podrían ser más diferentes, ¿verdad?”
Él dijo algo en voz baja, y después sacudió la cabeza.
“No, Bella. No puedo hacerlo solo.”
Tomé su mano y volvimos a caminar, el silencio envolviéndonos mientras que dejábamos vagar nuestros pensamientos.
“¿Bella? Dime más.” Susurró.
Yo lo mire, insegura  de qué quería decir.
“¿Vampiro sexy…?” Sonrió y me reí a pesar de mi misma.
“Ya te lo expliqué.”
Me encogí de hombros, insegura de si él no me había entendido la otra noche, o si lo que él quería era saber más sobre mis deseos para poder encontrar alguna manera de acercar nuestras posibilidades. Él apretó mi mano, animándome a hablar.
“Puede sonar naif e idealista, puede ser muy lejano a la realidad. Pero me he dado a ti en matrimonio, te he entregado mi cuerpo enamorada. Quiero tener esas cosas alrededor nuestro cuando tú me des… eternidad.” Deseaba tanto lo que describía que me dolía el pecho.
“¿Y planearíamos esa noche? ¿Hablaríamos de ella de antemano?” Me preguntó, estudiándome.
“No, realmente.” Admití. No tenía nada que perder diciéndole la verdad.
 “Estoy lista en cualquier momento. Tú lo sabes. Parte de ello está en que me tomes cuando soy totalmente tuya. No cuando estoy pensando en ello, preguntándome cómo se sentirá… confió en ti, sino no querría hacer ésto.” Mis palabras se arrastraron apagándose y golpeé una ramita con el pie en el camino.
Él exhaló lentamente, su cara miró hacia el cielo. Su piel brilló en el sol y yo no podía apartar mis ojos de su belleza, su mentón fuerte apretado con sus pensamientos. Él paró de caminar y tiró de mí hacia él. Se inclinó y cubrió mi boca con la suya, gimiendo mi nombre, colocando ambas palmas a los lados de mi cara.
“Suena realmente hermoso, Bella. Lo siento tanto.” Me besó otra vez. “Me duele negarte cualquier cosa.”
Me apoyé en su pecho, inhalando su olor. La decepción corriendo en el borde de mi mente, pero más que cualquier otra cosa me sentía aliviada de que pudiéramos hablar de ésto sin pelear. Liberada por poder hablar honesta y tranquilamente sobre un tema que había creado alguna vez mucha tensión.
*****
Nos dirigimos de nuevo a la casa cuando el sol comenzó a bajar y mis brazos tenían piel de gallina. Hice una cena ligera y me fui a la cama temprano. Edward insistió en que durmiera más. No me opuse. Estaba agotada. Me puse una musculosa de seda y una bikini y me acurruqué bajo las sabanas. Edward me rodó sobre mi estómago y frotó mi espalda, aliviando la tensión en mis músculos. Me dormí con el sonido de él tarareando en mi oído.
*****
Desperté con la sensación de dedos que tocaban mi entrepierna, moviéndose lentamente. No era la sensación de los dedos en sí, sino la temperatura de estos dedos, lo que me hizo despertar sobresaltada.

Estaba oscuro como boca de lobo en el cuarto y mis ojos tardaron un momento en adaptarse. Me di cuenta de que mi mano estaba por debajo mi ropa interior, tocando mi cuerpo muy mojado, mis rodillas levantadas y abiertas. Miré para arriba y vi a Edward, desnudo, arrodillándose entre mis piernas, su cuerpo duro contra mi muslo.
“No pares por favor, Bella.” Su tono era desesperado.
“Ven a mí,”le dije, pero él sacudió su cabeza y bajó mi bikini lentamente, inhalando profundamente. Él puso mi mano otra vez en mi cuerpo.
“Por favor, no pares.” Él repitió, tocándose con su mano, frotándose ligera y lentamente.
Era una de las cosas más eróticas que había visto nunca, su cuerpo sobre el mío, su mano agarrando su miembro duro, sus ojos mirándome. Gemí y froté mi cuerpo lentamente, todavía sintiéndome pesada y sensual por el sueño. No podía quitar mis ojos de él que movía su mano sobre su carne dura, su antebrazo fuerte se doblaba con el movimiento. La vista de sus músculos del brazo que se movían por debajo su piel me hizo gritar. Su mano se movió más rápidamente, sus  ojos fijos en mi mano.
“¿Es así cómo te tocas cuando piensas en mí?” me preguntó quedo.
Moví una mano a mi pecho y apreté mi pezón, asintiendo, con la boca abierta. Lloriqueé levemente.
 “¿Qué piensas cuando lo haces? ¿Qué es lo que yo te hago?” Su voz era apenas un susurro, sus palabras apenas controladas.
“Tus manos me están tocando.” Introduje un dedo, y después otro dentro de mi sexo mojado y gemí su nombre.
“Tus dedos están dentro de mí, Edward.” Estaba sin aliento, mi mano se movía más rápidamente, mi otra mano pellizcaba mi pezón endurecido.
“Sí. Mierda, Bella.” Él gimió, su mano se movía más rápidamente sobre su cuerpo, su otra mano frotaba ligeramente mi muslo externo.
“Amo tocarte, Bella. Tu dulce cuerpo es tan suave, tan húmedo para mí.”
“¿En qué piensas, bebé?” Le pregunté, mi respiración salió entrecortada de mi cuerpo que dolía por él. Podía sentir mi clímax cercano, pero quise contenerme mientras podía, para saborear la imagen de él sobre mí.
“Tu boca suave en mí, lamiéndome, tragándome. Tus ojos mirándome mientras me chupas…” gimió, su mano bombeaba más rápidamente, sus caderas se movían con su mano. Estaba cerca pero me contenía mientras podía, queriendo verlo acabar antes que yo.
“Después te inclino sobre el sofá y empujo dentro de tu pequeño cuerpo apretado, haciendo que gimas diciendo mi nombre…”
“Quiero verte acabar…” Jadeé. “Por favor Edward, acaba para mí.”
Él gimió y se frotó más rápidamente, su mano libre empujó mi rodilla a un costado, separando mi cuerpo para él, sus ojos estaban oscuros por el  éxtasis.
“Bella, eres tan hermosa. Tu cuerpo es tan hermoso. Mírate… he  querido verte haciendo esto durante tanto tiempo…” sus ojos quemaban sobre mi piel, su mano se movía fuerte contra su miembro.
“Por favor Edward, acaba para mí,… quiero mirarte por favor…” Le pedí, empujando mis caderas de la cama contra mi mano, arqueando mi espalda, frotando mi palma duramente contra mi cuerpo.
“¿Quieres verme, Bella? ¿Ahora?” Asentí, mi respiración se cortó en mi garganta. Él gritó, moviéndose mas rápido, su cuerpo se sacudía sobre mí. Él acabo duramente sobre mí, derramándose sobre mi estómago y mis pechos, sus ojos atrapados  en los míos durante su clímax. La sensación de su estallido, del líquido frio sobre mi cuerpo me bastó, mi orgasmo cayó sobre mí sin demora, mis caderas empujaban contra la cama, mi cabeza cayó nuevamente sobre la almohada.
Edward inmovilizó mis manos sobre mi cabeza y empujo dentro de mí, inmediatamente erecto otra vez, gimiendo mi nombre, lamiendo mi cuello, empujando en mí. Grité a medida que mi orgasmo continuó, mis manos deliciosamente inmovilizadas, el cuerpo frío y duro de Edward bombeaba contra el mío.

Él levantó mi pierna y la puso sobre su hombro, moviéndose profundamente en mí, su miembro se frotaba contra mi clítoris. Sus ojos se centraron en mis labios, sus gruñidos se escuchaban bajos con cada estocada. Sabía que estaba cerca otra vez y él susurró en mi oído, empujándome más cerca del clímax.

“Estas tan apretada para mí, Bella. Dios te sientes tan apretada alrededor mío. Nunca tendré suficiente de ti; Nunca dejare de hacerte el amor, mi Bella…”
Me perdí en la sensación de él contra mí, su hermoso cuerpo pálido que se movía sobre mí en el claro de luna. Puse mis manos en su cara; su lengua lamió mis dedos, chupándolos cuidadosamente en su boca. Él giró su cara de nuevo para mirarme, mis ojos miraban fijamente su boca magnífica susurrando mi nombre. El clímax me sumió completamente, sacándome un grito largo a medida que acababa fuertemente contra él, gritaba mi amor por mi marido, mi Edward.
Él se detuvo y me besó profundamente, bajando mi pierna de su hombro y envolviendo ambas alrededor de su cintura. Se movió en mí lentamente, calmando mi cuerpo con el suyo. Sus ojos se encontraron con los míos, nuestra respiración era el único sonido en el cuarto. Su cabeza bajó a mi hombro, sus brazos soportaban su peso fuera de mí. Me dormí con nuestros cuerpos unidos, su piel fresca sobre la mía en la noche calurosa.

Capítulo 9 - Bonus: CPE-Contado Por Edward de Cap.6-7

No tenemos que decidir esta noche.” susurró Bella y besó mi mejilla.
Ven conmigo.”
*****
Ella me llevó a través de la sala de estar hacia la playa.
Mi mente carburaba todo el tiempo. Sabía que el vino le había bajado la guardia permitiendo que ella se animara a preguntarme acerca de su transformación. No imaginé cuánto me sacudiría. Aunque había aceptado su inevitabilidad, y había comprendido que ella quería esto tanto como yo, me sorprendió mucho oírla decir cómo quería ella que sucediera.
Aunque no sé porqué me sorprendí. Nuestra relación había cambiado totalmente una vez que hicimos el amor; todas nuestras otras fantasías habían sido totalmente compatibles. No debería haber esperado que ésta fuera diferente. Acababa de comprender que no podía dejarla saber lo que yo sentía sobre este tema. Sentí una punzada de culpabilidad por mentirle a  Bella. Si ella supiera cuánto me habían afectado sus palabras, sabría que podía persuadirme eventualmente. Aún con todo lo que yo lo deseaba, aún con todas las veces que yo había soñado exactamente con lo que ella describió, sabía que sería mejor tener cerca a Carlisle, tener la seguridad de la casa alrededor de nosotros, la ayuda de mi familia. Yo no la pondría en riesgo.
Pestañeé varias veces para despejar mis pensamientos. Bella estiraba la manta sobre la arena ante nosotros, el viento soplaba su pelo alrededor de sus hombros, su olor flotando hacia mí, envolviéndome. Inhalé profundamente, perdiéndome fácilmente en ella. Ella giró hacia mí y sonrió, un rubor rosado coloreaba sus mejillas, su mano vaciló en el dobladillo de musculosa, mirando mi cara. El verde de ropa me había hecho sentir mareado; complementaba perfectamente la oscuridad de sus ojos y su pelo, su piel cremosa luminiscente contra la tela suave. Ella levantó sus manos lentamente, sacando la musculosa por sobre su cabeza. Podía oír el latido de su corazón acelerarse de entusiasmo, su respiración baja y entrecortada en su pecho. Su estómago plano se rebeló primero seguido por sus senos, redondos y hermosos, derramándose debajo de un corpiño blanco de satén. Ella bajó su falda, sacudiendo su cuerpo levemente mientras que la bajaba por sus caderas suaves, delgadas. Su cuerpo tarareó en el aire de la noche. Ella se sacó la ropa agraciadamente, realmente, tan maravillosamente, su postura luchando por ser confiada y no tímida ante mi mirada. Le sonreí, sobrecogido por ella. Los movimientos de Bella tenían su propia canción, su propio ritmo. Ella se paró delante de mí en su ropa interior: vulnerable, hermosa. Mía.
Mi cuerpo se endureció contra mis pantalones e inhalé profundamente otra vez para calibrar la reacción de su cuerpo a su propio desnudo. Podía olerla, probarla en el aire. Su excitación olía diferente que su piel; todavía floral, fresas, pero con algo más profundo, lujurioso. Quizá almendras. Quizá algo del océano. No podría establecer claramente el aroma suave y lujurioso. Los componentes exactos me eludieron. Pasé horas el último par de noches mirando el sueño de Bella, pensando en cómo olía ella cuando le hice el amor. Su olor cuando se excitaba, el gusto de ella en el aire, me distrajo.
Mi cuerpo dolía por ella. Alcé mis brazos hacia ella y ella caminó hacia mí, alzándose para besarme los labios. Su boca llena, hermosa, se sentía caliente en la mía, el vino en sus labios enmascaraba apenas su sabor delicioso; fresas, flores, Bella. Mis manos bajaron para reclinarse sobre la curva de su cola, detectando la tensión de su cuerpo en la parte baja de su espalda. Ella necesitaba más sueño. No la estaba dejando descansar lo suficiente.

Su corazón martillaba en su pecho, un latido nervioso, no diferente de la primera noche que hicimos el amor. Ella estaba emocionada, pero nerviosa sobre algo. Conocía todos los latidos del corazón de Bella. Podía leer sus latidos del corazón sin siquiera pensarlo.
Ella levantó mi camisa sobre mi cabeza y se inclinó para pasar ligeramente sus dientes contra mi tetilla. La sensación de su respiración caliente, sus dientes, realmente, sus dientes suaves, mordisqueando mi piel, me encendieron. Dejé escapar un quejido de mis labios, un verdadero alivio; en la presencia de Bella tengo que trabajar constantemente para no gemir ruidosamente. La mayor parte del tiempo lo hago demasiado bajo para que ella oiga, pero son casi continuos cuando ella está cerca de mí, tocándome. Ella me mordió más fuerte, preguntándome cómo se sentía.
Intenté explicarle exactamente cómo se siente cuando ella me toca de esa manera, sabiendo de antemano, que encontrar la descripción correcta, era totalmente en vano. Sabía que una vez que ella se hubiera transformado lo entendería. Todo lo sentiría diferente, más fuerte, y más intenso, a un grado que era imposible de explicar. Sentía el tirón familiar en mi estómago de la necesidad de transformarla, la necesidad de que ella  pueda entender lo que provoca en mí. La necesidad de que ella entienda cuanto la amo, cuanto la adoro.
Bella arrastró sus manos abajo de mi pecho, sus pequeños dedos calientes que cavaban en mi piel dura. Sentí mi cuerpo pulsando por ella, necesitando que me envuelva, de alguna manera, como ella quisiera.
 “Por favor tómame”, le dije, demasiado bajo para que ella pudiera escucharme.
Necesito estar dentro de ti”.
Entendí a donde se dirigía cuando ella se deslizó debajo de mi cuerpo agachándose delante de mí. La miré desabrochar mis pantalones, mis ojos se congelaron en la imagen de ella. Bella se veía sublime delante de mí, su pequeña silueta en la arena delante de mí, necesitándome. Estrangulé un sollozo; la visión de ella  arrodillada frente a me pareció mal, como incorrecto, pero yo me congelé, queriendo tanto lo que ella me ofrecía que la necesidad me hizo doler el pecho. Ella se inclinó hacia adelante y puso su boca contra mis bóxers y sopló una bocanada caliente sobre mí. El aire caliente se envolvió alrededor de mi cuerpo, delicioso, su aroma intoxicante. Podía oír el palpitar de su pulso, yo podía oler su excitación edificarse. Ella bajó mis bóxers y me miró. Mi cuerpo se estremeció con sus ojos oscuros, consumidos por la lujuria, mirándome expectantes, pidiéndome permiso, preguntándome si podía poner su boca en mí. Asentí, incapaz de formar las palabras.
Su lengua se deslizó a lo largo de mí, caliente, mojada. Era todo lo que podía hacer para no estallar, mi mano apretándose a mi lado para impedir que mis caderas se movieran contra su boca suave. Sus pequeñas manos envueltas alrededor de mi base, y yo la oí inhalar profundamente. Gemí su nombre, mi mano que tocando suavemente su pelo. Ella miró mis caderas y jadeó, viendo algo que la encendió. Su boca se zambulló sobre mi longitud, succionando deliciosamente: caliente, suave, mi esposa.
Podía apenas contenerme; Desee perderme en la sensación pero no quise mover un músculo. Podía gimotear solamente su nombre repetidamente.
Sus labios carnosos envueltos alrededor de mí, su boca me tomó por completo, su lengua se arremolinó alrededor de mí; mi cuerpo palpitó dentro de ella. Cada coletazo de su lengua suave enviaba ondas de choque abajo de mis piernas, haciendo que temblaran, calientes. Sentía edificarse en mí la sensación cálida que se movía cada vez más cerca de mi ingle, el éxtasis casi insoportable.
Tan suave, Oh Dios Bella, tu boca es tan suave…” murmuré demasiado bajo para que ella oiga.
 Mi piel ardía, un pulso caliente creciendo dentro de mí cuando la vi moviéndose, devorándome, su boca vibraba contra mí cuando ella gimió, tomándome profundamente dentro de ella. Sus manos suaves exprimieron y amasaron mi base y sentí el inicio de mi clímax.
Oh dios oh…” Me oí gemir y sabía que tenía que advertirle.
Tan suavemente como me fue posible toqué su cabeza para frenar sus movimientos mientras que estallé en ella, mi orgasmo pulsando en su boca, gritando su nombre. Ella mantuvo su boca en mí, compasiva, voraz, su boca me traía lentamente de mi clímax.
La sensación de este amor inmenso me alcanzó y la levanté hasta mí, besándola violentamente, deseando que hubiera un lenguaje que pudiera transmitir mi completa y loca adoración.
Bella…” Respiré, sabiendo que las palabras no llegaban ni de lejos a describir lo que ella acaba de hacer por mí, “Bella… esa fue la sola cosa más sensual que yo haya visto jamás.”
 “Edward, eso fue Increíble.” Su respiración era caliente contra mi pecho; Podía olerme en sus labios y quise devorarla.
“¿A ti te  gusto… hacer eso?” Pregunté, sabiendo la respuesta, pero necesitando tocar su piel suave, la piel que había llegado a conocer, a leer perfectamente. Empujé mi mano en su bikini, la tela mojada, su cuerpo suave se empujaba contra mi mano. Tomaba su pulso contra mi palma, sabiendo ella estaba excitada al punto que ella acabaría rápidamente y muy fuerte. Su cuerpo me cantó. Gemí, necesitándola otra vez y en ese instante, mi mano frotaba ligeramente sus hermosos pliegues húmedos.
La sorprendió que estuviera excitado otra vez.
“Vampiro.” Dije simplemente.
Su voz era suave contra mi cuello cuando ella me pidió que la penetrara desde atrás.
Mi mente voló de nuevo a la noche que la tomé tan poderosamente, la noche que había pasado tantas horas recordando y analizando. Sabía ella quería que pudiéramos complacernos el uno al otro. Sabía ahora que podía leer las señales de su cuerpo mejor de lo que podía leer cualquier mente, que su cuerpo me decía cuando había empujado lo suficientemente fuerte, lo suficientemente profundo, cuando la había tocado con la suficiente fuerza. Gruñí contra sus labios, susurrando su nombre, mirando su cara exquisita. Sabía que había sido un salvaje la otra noche. Hice muecas recordando como la había excitado, y se lo había dicho. Mi hermosa, sensual Bella.
Ella giró y se quitó su corpiño, luego dobló solamente la cintura, para quitarse la bikini, bajándola por sus piernas, empujando deliciosamente su cola hacia mí.
Una oleada de su olor vino estrellándose hacia mí y tragué, estabilizando mi reacción. Me pegué detrás de ella, frotándome contra su piel suave y ella nos bajó a la arena, apoyándose en sus rodillas delante de mí. Me presioné contra ella y podía sentir el pulso en su entrada. Su corazón latía con necesidad; ella me quería dentro de ella. Esperé que me indicara que la penetrara. Ella se sostuvo contra mí, su cuerpo mojado se empujaba sobre mí, exprimiendo mi carne dura. Gemí y me empujé dentro de ella, su carne se estiro para recibirme, y  mi cuerpo se acomodó en el ángulo exacto para tocarla donde sabía que ella era más sensible, donde sabía que su cuerpo reaccionaría, contrayendo sus músculos alrededor de mí, sentí el flujo de sangre al frente de su cuerpo, un hipo en su ritmo cardíaco. Presioné contra ese punto, escuchando su magnífico gemido, su corazón acelerado; necesité consumirla.

Necesité iniciar la fantasía, necesitaba ver cómo Bella se tocaba cuando pensaba en mí. Llevé su mano hacia su carne mojada y sostuve la mía sobre la de ella cuando se tocó ligeramente, primero lentamente, y luego febrilmente, gimiendo mi nombre, arqueándose hacia atrás contra mí, en un movimiento primal.
Dios Bella, eres tan sexy. Mírate… he  querido verte haciendo esto durante tanto tiempo…” Gemí en su oído, lamiéndolo desde detrás de ella.
La vista de su brazo que se movía contra su cuerpo me distrajo. Así sus caderas y empujé en ella, apenas al punto que sentía a su cuerpo empujar contra mí, no más.
Puedo ver tu brazo moverse, puedo sentir tu mano…” Murmuré. “Oh dios Bella eres tan hermosa…”
Su cuerpo se apretaba contra mi dureza, sus paredes pulsan alrededor de mí, exprimiéndome. Acabé fuertemente en ella, gritando su nombre, nuestras voces se mezclaban en la noche. Retardé mis movimientos para estabilizarnos, sintiendo su cuerpo contra mí mientras que bajaba. Salí de ella lentamente y ella rodó para yacer delante de mí, sus rodillas dobladas, sus manos dobladas a través de su estómago, su pecho moviéndose con su respiración.
Me incliné contra mis talones, mirándola respirar, escuchando el latido de su corazón que rompió mi corazón, el latido que me dijo que ella era más feliz de lo que podía articular, pero que la aterraba amarme tanto… que la abrumaba algunas veces. Sobretodo todavía le preocupaba que yo pudiera dejarla otra vez. Un latido pesado, duro y profundo dentro de su pecho.
Las lágrimas llenaron sus ojos y corrieron por sus pómulos mientras ella me miraba, su cuerpo se sacudía por la necesidad de seguridad. Yo sólo podía mirarla maravillado, amándola más allá de las palabras, más allá de la cordura. Sentí un sollozo seco elevarse en mi garganta y me incliné hacia abajo, separando las piernas de Bella para yacer sobre ella, cubriendo su boca con la mía, susurrándole mi necesidad, mi amor, mi dedicación completa.
*****
Volví mucho más tarde de cazar para encontrar que Bella dormía acurrucada en las sabanas. Envolví mis brazos alrededor de ella y le conté otra vez la historia de cómo me enamoré de ella. Le dije cómo me sentía cuando estaba cerca de ella, cómo su cuerpo  se sentía debajo del mío cuando hacíamos el amor. Le dije cómo me pesaba haberla dejado y cómo trabajaría para ganarme su perdón cada día de nuestra vida. Le dije cuanto sentía no poder darle una familia. Le conté sobre mi cacería. Le dije todo… como hacía cada noche.
Ella gimió en su sueño y se dio vuelta hacia mí, envolviendo sus brazos alrededor mío. La besé suavemente, y contra mi mejor juicio toqué su cara, su pelo, sus hermosos labios. Ella se revolvió y la impulsé a volver a dormir. Me maldije por interrumpir su sueño otra vez. Su cuerpo respondió a mi voz con una acometida de calor entre sus piernas, su olor hermoso se intensificaba, mi lengua probándola en el aire.
“Debería haber mantenido mi boca cerrada, aparentemente.” Me reí entre dientes contra su cuello caliente.
Ella tiró de mí encima de ella, arrancando mi camisa antes de que yo me corriera al borde de la cama para desnudarme. Volví y tiré de las sábanas. Bella estaba vestida con un negligé rojo, minúsculo que contenía sus pechos perfectamente y envolvía su cuerpo apenas hasta el comienzo de sus muslos. Podía ver a través de la tela su piel desnuda debajo.
Jadeé, “Bella.”
Mis manos vagaron sobre su cuerpo lentamente, me enfoqué en la sensación de ella debajo de mis dedos, mis ojos adorando sus curvas. Mi mente ocupada con todos los detalles de su respuesta, su ritmo cardíaco, su pulso, el movimiento de su sangre que fluía en su piel bajo mi tacto. Cada respuesta me dijo dónde tocar, cómo tocar, cómo ella necesitaba sentirme. Noté cómo la suavidad de ella se sentía por debajo de las yemas de mis dedos, cómo su respiración se ahogo en su garganta cuando toqué sus pechos. Ella era increíblemente sublime. Ella levantó los brazos sobre su cabeza, ella quería ser devastada.
Nos moví de un tirón colocándola a ella encima de mí, tirando de sus piernas para que se montara a mi cintura a horcajadas, mis rodillas dobladas detrás de ella. Mi miembro se  endureció detrás de ella, pero mi cuerpo estaba desesperado por probarla. Ella susurró mi nombre, empujando contra mis piernas, impaciente por acostar su cuerpo mojado sobre mí. La levanté para arriba por sus caderas y traje su cuerpo directamente sobre mi cara.
La sensación de tener su olor tan cerca de mí me intoxicaba y por varios momentos no pude moverme. Me consumí absolutamente con la imagen de ella sobre mí, su aroma llenó mi cabeza.
“Bella, necesito esto…” Dije con tono urgente.
Respiré profundamente, mi cuerpo inhalaba tanto de su olor como podía, sus muslos cremosos al lado de mi cabeza me hacían marear de lujuria. Su cuerpo tembló en mis manos. Le expliqué que creía que sería más fácil si ella estuviera sobre mí, eso significaría que menos veneno tocaría su carne. Podíamos por lo menos ver si funcionaba de esta manera.
Moví las manos pero ella empujó su cuerpo sobre mí, arrodillada, montando mi cara a horcajadas. Su respiración era desigual, su cuerpo se sacudía con deseo. Puse mis manos en sus muslos, impulsándola hacia mí, silenciosamente le pedía que pusiera su cuerpo en mi boca. Ella bajó sobre mí y arrastré mi lengua en su entrada hasta su clítoris, deteniéndome brevemente allí.

No había palabras para describir la sensación de su carne suave en mi boca, el sabor de ella, floral, ligero, y algo más, aún desconocido, pero erótico, fuerte, en mi lengua. Mis ojos nunca se cerraron, nunca dejaron su cuerpo, pero la luz estallaba en mi cabeza, mi mundo entero cambiaba en este momento, por este aroma, y esta mujer. Grité, deseándola casi al punto del dolor. Las caderas de Bella saltaron sobre mí y ella levantó su cuerpo alejándose, mis sentidos se estrellaban por la pérdida de su piel en mis labios.
Ella gemía, moviéndose, arqueándose hacia atrás. Su respiración era irregular y rápida. Su cabeza bajó, sus piernas se sacudieron violentamente contra mi cabeza. Pronuncié su nombre.
Bella miraba abajo hacia mí finalmente y dijo, “Edward, oh mi dios…
Froté mis manos en sus muslos, asegurándole que estaba bien, pero frenéticamente necesitando sentirla otra vez. Estaba desesperado. Le pregunté si la lastimé.
No,” dijo ella, sonriendo sin aliento.
“No, Edward… Necesito más.”
Sentí mi cuerpo convulsionarse con sus palabras, sí… sí, mis caderas empujaban por debajo ella, mis manos asían sus muslos y la impulsaban abajo sobre mí. Lamí sus muslos, dije su nombre, pidiéndole que volviera a mí. Me sentía casi delirante. Tiré de sus piernas con más fuerza de la que habría utilizado de otra manera con ella. La necesité en mí. Ella bajó su cuerpo fácilmente y la devasté, aspirando su carne en mí, lamiéndola, besándola, gimiendo contra ella.
Ella gritó inmediatamente, su respiración acelerada.
“Edward, no pares por favor, estoy acabando, oh dios Edward, estoy acabando muy fuerte, no pares por favor…”

La velocidad de su clímax me volvió loco. Los gritos de ella nunca terminaban, su latido del corazón era rápido, como nunca lo había oído antes. Ella casi se cayó al revés, mis dedos cavaban en sus muslos sosteniéndola contra mi cara. Sabía que la estaba marcando con mis manos y sabía que a ninguno de los dos nos importaba.
Sentía su sangre fluyendo dentro de su sexo, su cuerpo inflamado contra mis labios. Sus caderas oscilaron a tiempo con mi lengua, cuando la ola después de la ola de su clímax se estrelló sobre ella, saliendo de su cuerpo que pulsaba y que palpitaba sobre mi boca.
“Mi dios Bella… sí…” Gemí dentro de ella.
Su cuerpo se sacudió sobre mí. Empujé dos dedos profundamente en ella, bombeando dentro de ella cuando sus paredes se contrajeron alrededor de mí. Ella me pidió más, gritó mi nombre, y rogándome que no me detenga. Nunca quisiera otra sensación más que la de su cuerpo en mis labios, por siempre.
Nunca, Bella…” Gemí contra ella repetidamente.
Mis dedos empujaron en ella, introduciendo un tercero, llenándola. Ella se arqueó hacia atrás y asió mi miembro duro y áspero, agarrándome deliciosamente, tirando de mí con su mano.
Un segundo después ella cayó hacia atrás, saliendo de mí, su respiración baja y rápida, su pulso acelerado. El terror me pegó: por un segundo pensé que mi veneno había llegado a su corazón. Pronto me di cuenta que su corazón se aceleraba porque ella hiperventilaba. Puse mi boca sobre la suya y empujé oxígeno nuevamente dentro de su pecho. Me corrí hacia atrás cuando su respiración comenzó nivelarse, mirándola, llamando su nombre.
Ella abrió los ojos agitada.
“¿Qué sucedió?” pregunto ronca.
Entonces comenzó a reírse, una risa completamente hermosa mientras que comprendía lo que le había sucedido.
“Me diste un susto de muerte cuando te caíste. Pero luego me di cuenta que habías estado hiperventilando.”
Toqué su cara, mi sonrisa era incontrolable. Sentía ganas de cantar.
Reí, “Soy muy bueno.”
La imagen de ella moviéndose sobre mí y desmayándose grabada en mis ojos.
“No puedes esperar para contarle a Emmett sobre esto, ¿verdad?” Me preguntó ella, cubriéndose la cara.
Me acosté sobre la almohada a su lado, riéndome del momento. No había forma de que yo compartiera este momento con nadie más Bella.
“No hay chance. La imagen de ti sobre mí…” mi respiración se cortó en mi garganta, mi cuerpo se llenó de deseo por ella, “es solamente para mí, para recordarla a cada segundo de cada día.”
Una acometida de humedad inundó la entrepierna de Bella, haciéndome soltar un gemido suave.
Vamos a tener que trabajar para mantener mi respiración bajo control. Esto, puedo necesitar que me lo hagas por días.” Dijo ella quedamente y subió encima de mí.
El pensamiento se aceleró en mi mente, necesitándola más de lo que podría decirle o mostrarle.
“Te voy a estar rogando para hacerlo. Bella, no puedo encontrar palabras para describir cómo se siente tenerte contra mis labios.”

Sus ojos buscaron los míos, asustada, emocionada, despierta.
“Dime que esa sensación no se irá. Nunca me transformare en vampiro si esta sensación se va.”
Me reí entre dientes, sabiendo la respuesta.

CAPITULO 10 - UN ALIVIO NECESARIO

Me acosté sobre mi estómago en la suave manta de la sala de estar, sintiéndola húmeda y salada de nuestro chapuzón la mañana anterior.
Una brisa caliente entraba por las grandes ventanas, las largas cortinas blancas flotaban etéreas en el cuarto. Edward se sentó en la amplia silla blanca, leyendo un diario médico.
“Edward, querido” dije con voz cansina, golpeando mi pie detrás de mí.
“¿Sí, mi sol?” contestó en un murmullo, sin sacar la vista de su lectura.
“¿Sabes lo que creo que tu deberías oír esta noche en la cama?” Hablé suavemente, mi voz un ronroneo.
Su cabeza se levantó inmediatamente, sus ojos ambarinos nadaban en lujuria, dejando su artículo completamente olvidado.
“Por favor, cuéntame.” Su voz era un gruñido bajo.
Eché un vistazo a mi libro y leí, “Yo estoy aquí para lo que tu desees, amo. Soy tu esclava. '”
Mi voz le infundió sensualidad a las palabras, mis caderas se empujaban del piso. Me lamí los labios y meneé las cejas.
Edward gimió, riendo, y volvió su atención de nuevo al libro.
“Tú no vas a decir eso, Bella.”
“¿Por qué no?” Protesté, riendo nerviosamente.
“No es sexy, Bella. No sé cómo la gente lee Dracula y piensa en sexo. Sé que esa es la intención, pero es… espeluznante.” Él se rió entre dientes, mirándome desde la esquina de sus ojos antes de volver la mirada a su lectura.
OK, pero tú eres mi vampiro sexy,” le soplé un beso. “Si quieres, podemos invertirlo y tú podrías ser mi esclavo.”
Edward mantuvo los ojos en su libro pero su boca se crispo en una sonrisa. Luego recitó, “Cortaré su cabeza y le llenaré la boca de ajo, y clavaré una estaca a través de su cuerpo”. “Demostrado. No es sexy, Bella. No es sensual. Solamente espeluznante. ” Él enmarco su ceja, dejando su mirada sobre las páginas de su diario.
Reí nerviosamente. “Querido, ¿es él desperdicio de unas perfectas cabezas de ajo, o el desperdicio de unas cuantas perfectas cabezas cortadas lo que te incomoda  sobre esa línea?”
Él me miro por un largo momento, sus ojos ardían a causa de mi tono provocador, una sonrisa jugaba en sus labios. Él saltó de la silla, aterrizando silenciosamente detrás de mí y apoyándose completamente contra mi cuerpo, su pecho a lo largo de mi espalda. Su cuerpo me apretó contra el piso. “Eres absolutamente adorable.” Susurró en mi oído.

“Edward, ¿por qué el verme sobre esta manta siempre te excita tanto?” Jadeé cuando su mano corrió hacia arriba entre mis piernas, a él se le escapo un quejido cuando sus dedos entraron en contacto con la piel debajo de mi bikini. Su otra mano acarició el costado de mi seno. Habíamos tenido una mañana relativamente casta y no habíamos hecho el amor por casi 12 horas. Reí, y después me ruboricé, con la idea de pasar la eternidad de esta forma.
“Pienso que es verte a ti, donde sea…” Él se presionó contra mí y después tiró hacia abajo mi bikini, dando inmediatamente un tirón a sus bóxers hasta sus rodillas. Sus brazos se deslizaron debajo de mis caderas, levantándolas del piso levemente. Me empujé para arriba sobre mis antebrazos, y levanté mi cola en el aire delante de él, haciéndolo caer de rodillas detrás de mí. “Dios, Bella, eres magnífica…”
Su mano frotó ligeramente mi cadera mientras que la otra empujó dos dedos suavemente dentro de mí, probando si estaba lista para él. Luego movió la mano y colocó su cuerpo en mi entrada, empujando en mí. Él sostuvo mi cadera inmóvil contra sus movimientos y estiró su otra mano hacia adelante para frotar mi clítoris. Empujó dentro de mí, y con mi cuerpo asegurado contra el suyo, me penetró profundamente, el hermoso placer se ligó con un borde de dolor. Y yo grité.
Hicimos el amor de esta forma durante mucho tiempo, nuestros quejidos y gritos llenaban el cuarto. Cuando él acabó, lo hizo fuertemente en mí, golpeando mi cuerpo completamente sobre mi estómago, mis piernas separadas mientras que él empujaba dentro de mí, gruñendo suavemente a ritmo con sus caderas. “Dios, Bella…” susurró.
Me movió de un tirón rápido sobre mi espalda y tiró mis piernas alrededor de su cuello enterrando su cara en mí, inhalando. Él dibujó con su lengua un movimiento largo a lo largo de mi piel suave y después substituyó su boca con su mano, frotándome ligeramente, su respiración fresca en mi piel. La sensación de su lengua en mí seguida por la de sus dedos me trajo al clímax de inmediato. Él había encontrado la forma de darme sexo oral sin hacerme desvanecer.
Edward se inclinó y empujó su lengua en mí, rápida y duramente algunas veces, substituyéndola por sus dedos urgentes, sus quejidos resonaban contra mis muslos. Mis dedos envueltos en su pelo, mis caderas temblando bajo sus manos, mi orgasmo continuo, delicioso. Pulsaciones increíbles, pero no febriles.

Él murmuró contra mis muslos, besándome, lamiendo mi piel al lado de su cara mientras que sus dedos me acariciaron. Noté lo bien que él conocía mi cuerpo, desde la primera noche, era casi como si él pudiera leer mi mente mientras que hacíamos el amor.
Mi clímax se volvió más ardiente, más fuerte con la sensación de su veneno que se desparramaba a lo largo de mis muslos. Los dedos de Edward se mantuvieron en mí, haciendo mi respiración demasiado rápida.
Despacio, amor,” susurró. Levantó su cuerpo sobre el mío, besando mi boca, sus dedos seguían frotándome lentamente, calmándome gradualmente.
Podría probarme en sus labios, y la sensación de sus manos en mí se combinó con la visión de él entre mis piernas, volviéndome loca. Devoré sus labios, mis manos enredadas en su pelo áspero.
“Bella…” Murmuró contra mí, casi una pregunta.
Oh dios Edward, puedo sentir mi sabor en ti… Edward… no puedo saciarme de ti, nunca tendré suficiente…” Me ahogue contra él, intentando estabilizar mi respiración enloquecida. Sus labios me besaron el mentón suavemente, su voz sonó calmada en mi oído.
“Por siempre, Bella, nos tenemos por siempre.”
*****
CPE (Contado Por Edward)
Bella cayó dormida en mis brazos y me quedé mirando su cara, sus labios que se movían levemente en su sueño. Pensaba en el email de Alice que recibí ayer por la noche cuando oí los murmullos de Bella, “por favor Edward. No me dejes otra vez.” Lloriqueó en su sueño y después se quedó en silencio.

Sus pesadillas habían cesado en gran parte, pero ella lloriqueaba o gritaba de vez en cuando algo similar a esto en su sueño. Sentí un frío helado en mi corazón como si se me partiera al medio y la moví más cerca de mí.
Una línea de su libro ridículo se cruzó en mi cabeza, empujándome a la  agonía. “Por todas partes, por todas partes. Él me ha abandonado.”
Bella nunca quiso hablar de nuestra separación, sobre cuando dejé Forks. Habíamos hablado acerca de eso, referencias de eso, hicimos alusión a eso, pero nunca lo discutimos.
Sabía que a ella la desconcertaba lo qué sucedió, y en cierto modo a mi también. Sabía que había sido más fácil para ella creer que yo no la amaba, que saber que lo hacía más allá de la razón… y aun así la había dejado. Si hay algo que destruye la confianza, es eso. Bella nunca se hubiera ido. La confianza no se reinstala inmediatamente con un anillo de bodas, haciendo el amor, o preparando el desayuno. Sabía que ella continuaba guardando sentimientos sobre ésto. Me sentía impotente, sabiendo que ella necesitaba liberarse de esta angustia. Deseaba que ella se diera la oportunidad de desahogarse, y que me permitiera asumir mi responsabilidad.
*****
CPB (Contado Por Bella)
Debo haberme quedado dormida. Me desperté y estaba oscuro. Nuestros cuerpos yacían entrelazados, Edward dibujaba círculos con su mano a lo largo de mi espalda. Él seguía callado cuando me desperecé, su cuerpo siguió totalmente quieto.
Ahhh, qué siesta gloriosa.” Me estiré en sus brazos.
Él seguía congelado en el lugar. Esperé sus palabras. Sabía que algo ocupaba su mente.
“Bella, ¿porqué lloraste en la playa después de que hicimos el amor, la otra noche?” Su voz sonaba angustiada.

No sabía de dónde venía su pregunta pero lo miré, sintiendo mis ojos cálidos de tanto amor por  él.
“Porque me sentí abrumada. Estoy tan enamorada de ti, que no puedo contenerlo. No quiero vivir sin ti. No quiero perder esto.”
Él miraba mi cara, sus ojos comunicaban cierta angustia privada.
“Te amo Bella. Con todo lo que tengo. Te amo.”
Te amo, también.” Susurré, deseando poder leer su mente.
Edward se inclinó detrás en la manta y me miró quedamente. Después de varios minutos de no saber qué decir, tome mi libro y comencé a fingir que leía. Edward se levantó lentamente y caminó hacia la silla blanca, tomando su diario. El silencio era ensordecedor.
*****
Tomé un baño, pensando en la expresión que Edward tenía antes. Me di cuenta de que seguramente yo había hablado dormida y me rompí la cabeza tratando de recordar mi sueño, cualquier rastro de él. Fallé. Caminé a la cocina, envuelta en una bata. Él me hacía un licuado de fruta. Me miro cuando entré y me sonrió, el alivio se notaba en su cara.
Puse mis brazos alrededor de su cintura y enterré mi cara en su pecho. Él envolvió sus brazos alrededor de mí y besó mi cabeza. Miré hacia arriba para encontrar sus ojos.
“Hola.” Me dijo suavemente, apoyando su frente contra la mía.
“Hola.” Dije, apretándolo contra mí.
“¿Estás bien, Edward?” Le pregunté, ansiosa.
“Estoy mejor que bien, Bella.” Me dijo suavemente, sonriéndome. Él se inclinó abajo para besarme, mi boca contra la suya, nuestras lenguas, tocándose, provocadoras. Gemimos juntos.
Él se alejo renuente y me dió mi licuado. “Gracias.” Lo besé suavemente y me senté en la mesa. Él se inclinó contra la mesada, mirándome. Era tan hermoso, su cuerpo de mármol casi vulnerable delante de mí en sus bóxers. Sus ojos intentaban leer mi cara. No sabía qué pasaba por su cabeza. La tensión del momento era demasiado para mí, yo necesitaba bajar la intensidad.
“¿Quieres jugar una partida de Damas?” Le pregunté haciendo muecas.
Su sonrisa era cálida, encendiéndose encima de sus ojos ambarinos. “Totalmente.”
“Vas a caer, Cullen.” Lo provoqué.
Edward me levantó una ceja captando el doble sentido de mis palabras. “¿Estás segura de que estás lista para eso, reina del desmayo?”
Golpeé su brazo, e inmediatamente tomé mi mano, haciendo muecas de dolor. Él sacudió la cabeza, riendo.
Le fruncí el ceño, “Sólo mantén guardados tus dedos pegajosos, ladrón.”
Él se rió y me apretó en un abrazo feroz. “Nunca.” Susurró.
*****
Edward me ganó rápido a las Damas y después se fue a una cacería rápida mientras que yo me prepare para dormir. Él prometió que volvería antes de que me hubiera dormido. No quería dormir, yo no estaba cansada. Quería sacarle a Edward cualquier mal humor que lo estuviera opacando.
Caminé hacia la maleta, y saqué un bolso suave de satén. Saqué la hermosa prenda negra de encaje, el corpiño que hacia juego, y la ropa interior, el portaligas, y las medias. Busque la caja con los hermosos estiletos. Tomé una respiración profunda, y me vestí para Edward. Encontré unas cintas largas de satén negro en la parte inferior del bolso y las saqué, un plan se formaba en mi cabeza.
Edward volvió un poco más tarde. Lo oí caminar en el dormitorio, y le dije en voz alta desde el cuarto de baño. “¿Edward?”
“¿Sí?”
“¿Podrías quitarte la ropa y subir a la cama?”
“Por supuesto.” Él masculló, prestándose al juego. Oí caer su ropa rápidamente y el sonido de las sábanas que caían hacia afuera en la cama. Apagué la luz del cuarto de baño y caminé en el cuarto a oscuras. Edward jadeó cuando me vió y gimió.
“Oh dios Bella. Tú… te ves asombrosa.” Él exhaló pesadamente, comenzando a incorporarse.
“Quédate allí, amor.” Caminé hacia a él, sorprendida de cómo me hacía sentir la lencería, mis piernas se sentían asombrosamente largas y torneadas con los tacos. Sus ojos miraron cada movimiento que hice. Tiré de las cintas entre mis manos, sonriéndole.
“¿Qué tienes allí, mi dulce esposa?” Él me gruñó juguetonamente, sus ojos estaban cargados de deseo, su cuerpo se movió hacia atrás acostándose lentamente en la cama, su silueta magnífica era larga y delgada a través del colchón.
“Tengo algo que tú vas a fingir te esta atando con fuerza a la cama.” Reí.
Él miro las cintas y dijo en voz baja, con la voz llena del amor que se veía en sus ojos. “Sería como que te atara a ti con tallarines, Bella.”
Subí sobre él, montando su cuerpo a horcajadas. “Lo sé. Sera un delicioso ejercicio de restricción. Personal y de la otra.” Le hice un guiño y él gimió, sus manos que se movieron a mis caderas.
“No, no, No.” levanté sus brazos y los empujé sobre su cabeza, atándolos juntos, atando las cintas tan apretadas como podía. Edward se rió entre dientes de mis esfuerzos, su cara se puso seria cuando le di una mirada severa.
“Edward, finge. Finge que no puedes tocarme. Tú no tienes permiso para tocarme. Las cintas están aquí apenas como recordatorio.”
Le hice un guiño y dejé que mi lengua corriera a través de mis labios. Él asintió, cautivado, sus ojos se movían vagando sobre mi cuerpo, el suyo se crispo cuando sus ojos alcanzaron el portaligas.
Bajé un poco de su cuerpo y me coloqué sobre sus piernas. Separé mis piernas, doblando en mi cintura de espaldas a él, dándole un gran primer plano de mi cola mientras que ataba cada uno de sus pies a un poste de la cama de modo que él quedara sujeto de mentira en la cama. Até sus brazos  juntos sobre su cabeza.
Me saqué los tacos lentamente, bajando mis medias una a una, luego me quité el portaligas. Su respiración se volvió dura a medida que el observaba mi pequeño "strip-tease".

Monté su cintura a horcajadas, su dureza empujaba hacia arriba contra mi cola. Me incliné abajo y le besé los labios suavemente y sollozó contra mis labios, su cuerpo temblaba, desesperado por liberarse y poder tocarme. Me lamí los labios, y arrastré mi lengua bajo su mentón, su cuello y hasta su clavícula donde aspiré el aroma de su piel y lo mordí. Él gimió y se retorció bajo mi tacto. Mi boca lamía, mordía, y jugueteaba con sus tetillas, mis dedos que acariciaban sus costados suavemente mientras que mis caderas se movían sobre él, frotando mi  ropa interior húmeda sobre su vientre.
“Bella…” él gimió, “necesito tocarte, por favor.”
“No.” le susurré, sacudiendo mi cabeza. “Esta noche es mía.”
Arrastré mi lengua sobre su ombligo, aspirando su piel dura, mordisqueando con mis dientes su piel, los músculos se crispaban por debajo mis labios, sus caderas se arqueaban para encontrar mi boca. Él empujó hacia arriba contra mí, moviendo sus caderas, gimiendo mi nombre mientras que mis dedos tocaban su pecho sobre mi cabeza.
Me arrastré abajo y recorrí con mi lengua el largo de su muslo, aspirando su piel por un momento, dando pequeñas lamidas a lo largo de la piel sensible en la parte interior de su muslo. Él gritó, empujando sus piernas, empujando sus caderas contra mí. Me moví mis labios hacia él, lamiendo sus testículos lentamente, frotando mis manos en sus muslos internos, gimiendo su nombre. Mis labios se movieron más arriba, besando la punta de su miembro duro, mis besos leves y cortos. Él gimió frustrado, empujando su cuerpo hacia mis labios. Abrí mi boca sobre él, bajé sobre su miembro duro y lo succioné, tirando mi boca hacia arriba y hacia abajo sobre él, frotándolo duramente con mis manos, trayéndolo al borde del clímax. Entonces me detuve. Gemí contra él, besando la punta  suavemente y saqué mis manos de su cuerpo. Él miraba en agonía.
“Dios de Bella… oh me estas matando.” Sus piernas se sacudían debajo de mí.
Bajé mi tanga, y las tire haciéndolas aterrizar en el pecho de Edward. Edward jadeó, gritado mi nombre. Monté su muslo duro a horcajadas y desabroche mi corpiño, liberando mis pechos, luego los cubrí con mis manos. Miré su boca abierta, intentando formar una palabra, sus ojos quemaban en mi cuerpo. Comencé a moverme en su pierna, mi cuerpo mojado resbalaba contra su piel.
“Oh, dios, oh…” él gimió, mirándome frotarme contra él.
“¿Qué quieres hacerme?” Le pregunté suavemente.
“Quiero tocarte, amor.” Gimió.
Sonreí y recorrí mi torso con mis manos encima de mis pechos.
“¿De esta forma?” Él gimió, asintiendo, su cuerpo empujaba contra el mío, su pierna se sacudía debajo de mí.
“Quédate quieto, mi amor.” Susurré, moviéndome sobre él, encontrando mí ritmo, mis latidos acelerándose, mi respiración atrapada en mi garganta.
“Bella, oh mi dios, Bella…” sus ojos se nublaron con la lujuria, su boca permaneció abierta. En mi mente su cuerpo estaba atrapado debajo de mí, mío. Él respiraba profundamente, absorbiendo mi aroma, su cuerpo duro como una roca delante de mí. Él era tan hermoso, su cara me miraba con tanto amor, mi corazón se sentía como se estrellándose en mi pecho.
*****
CPE (Contado Por Edward)
Bella se movió sobre mí. Yo estaba en agonía. Las cintas no eran nada contra mi piel, pero sabía que no podía tocarla; ella necesitaba controlar este momento. Yo era su esclavo. Ella me había traído al borde del clímax, y después se había detenido. Ella seguía frotando su cuerpo asombroso contra mi muslo. Podía decir por el latido de su corazón y por su olor que ella estaba cerca de su clímax.
“¿Tú me amas, Edward?” Ella gimió, moviéndose más rápido sobre mi muslo. Sus movimientos se volvían menos controlados, más rápidos.
“Más allá de la comprensión…” Susurré mirando su hermosa cara, oyendo un cambio en el latido de su corazón.
“Di las palabras.” Pidió ella suavemente, poderosamente, con la voz quebrada.
“Te amo, Bella. Tanto que duele.” Mi voz era ronca, mi cuerpo desesperado para ella.
“¿Tú me necesitas?” Ella preguntó, su voz pequeña, su tono ahora había cambiado también.
“Dime que me necesitas.”
Su cuerpo se movió sobre mí, el latido de su corazón acelerado pero muy pesado. Ella tomó sus pechos con sus manos y me miró fijamente a los ojos. Sus ojos me suplicaban.
Vacilé por un momento, mientras comprendía sus palabras. Mi voz fue suave.
“Te necesito, Bella. Te necesito… oh dios, no puedo vivir sin ti.” Dije jadeando las palabras. “Perdóname por favor.” Le pedí, demasiado bajo para que ella pudiera oír.
Ella cerró los ojos y empujó más fuertemente contra mí. Y entonces vi dos lágrimas caer por sus mejillas.
“Prométeme que nunca volverás a dejarme,” me dijo con la voz estrangulada, su cuerpo se ralentizó sobre mi pierna, “Dímelo.”
Dejé escapar un sollozo seco. “Nunca te dejaré, Bella. Nunca te dejaré.”
Ella se derrumbó contra mí, su orgasmo olvidado, sus lágrimas fluían ahora constantemente. Me incorporé, rápidamente sacudiendo las cintas al lado de la cama, envolviendo mis brazos alrededor de su pequeño cuerpo, repentinamente mucho menos poderoso que unos momentos antes.
Lo siento tanto, Bella, oh mi dios, lo siento tanto.” Gemí contra ella, mis labios besaban su piel desesperadamente.
“Estoy bien.” Jadeó ella contra mi hombro. “De verdad, es que todo es tan intenso; No sé qué me paso.”
“Yo sí sé, Bella,” yo le besé el cuello, su hombro, su pelo.
Bella, lo siento tanto.”
“Estoy bien, en serio, estoy muy bien.” Ella inhaló profundamente y me miró. Inhaló profundamente y me dió una sonrisa débil.
“Supongo que todavía me duele a veces.”
Mi cara se rompió con esta admisión, su admisión de que ella todavía estaba herida. La relevación me inundó, la angustia me inundó, la culpabilidad me inundó; mi cabeza cayó contra su hombro.
Deseo cada segundo haber podido tomar otra decisión.”
“Lo sé.” Ella puso su cara contra la mía, besándome suavemente. “Ahora me doy cuenta de eso. Tú cometiste una equivocación. Te perdono, yo realmente lo hago.”

Capítulo 11 - Derribando Barreras

 No hablamos mucho más después de mi desliz, aunque Edward me insistió en que lo habláramos  hasta que yo me sintiera bien. Quizás debido a los genes de Charlie en mí, no sabía qué más decir sobre eso.
Edward se sentía vulnerable, yo me sentía vulnerable. Yo quería contenerlo. Se sentía tan bien el contenernos mutuamente del dolor que habíamos sentido los dos, y discutirlo abiertamente; la última barrera  había sido descubierta, si no borrada.
Caí dormida después de un rato, después de que nos aferráramos el uno al otro desesperadamente, después de que hubiéramos escuchado los sonidos de nuestra respiración por largos e ininterrumpidos momentos, después de haber pasado mucho tiempo perdidos en nuestros propios pensamientos que intentaban darle sentido a todo lo que habíamos atravesado juntos.


En un punto él se había dado la vuelta hacia mí y me había besado, vertiendo su alma entera - sí, su alma - en ese beso, sus ojos nunca que se cerraron, por supuesto, sus manos sostenían mi cara suavemente.
Él nunca me había besado de esa forma, en todos nuestros millares de besos. Ninguno había estado cerca de parecerse a este. Sabía que si él pudiera llorar lo habría hecho hasta el amanecer. Me había roto el corazón con su mentira, diciéndome que no me amaba. Peor fue saber, que él me amaba y aun así se fue. Sabía el peso que mi tristeza había puesto sobre él, solamente me pedía que entendiera que él podía manejarlo, que no necesitaba cargarla sobre mis hombros solamente.
*****
Desperté y seguía estando oscuro. Los brazos de Edward no estaban alrededor de mí, su respiración no estaba contra mi cuello, y su cuerpo no estaba enredado contra el mío. Me incorporé en la cama inmediatamente, su ausencia me provoco un agudo dolor.
“Estoy aquí.” Me dijo, apareciendo inmediatamente en la oscuridad, su  voz sonó ansiosa.


“Siento haberme ido.” Mis ojos intentaban ajustarse a la oscuridad; el silencio resonó alrededor de nosotros.
“De la cama, quiero decir. Ahora… cuando dejé… la cama.” Nunca antes había oído a Edward sonar torpe.
Ambos comenzamos a reírnos de sus palabras, los sonidos se repetían en las paredes del cuarto a oscuras. Él se incorporó a mi lado, envolvió sus brazos alrededor de mí, y me besó suavemente.
“¿Por qué estás despierta? Tu cuerpo está agotado.” Su voz sonó áspera en mi oído, sus manos suaves contra mi espalda.
“No sé. Sueños extraños. Mi siesta de ayer fue tan larga.” Me acurruqué en él.


“Me siento muy cansada, pero no puedo dormir.” Suspiré.
Él me besó lentamente, susurrando contra mis labios,
“¿estás angustiada, Bella?”


Envolví mis brazos alrededor de él, atrayéndolo cerca de mí.
“No.” contesté honestamente.
“Sólo te quiero sentir cerca.”
Separé las piernas para él y él subió en mí, dudando, con los ojos clavados en los míos. Podría asegurar que ambos estábamos sin palabras y aun así, todavía sentíamos el tirón habitual de permanecer cerca, íntimos.

Sus músculos tensos por debajo su piel, su respiración era profunda y retardada, de la forma que sonaba cuando él me necesitaba. Necesité sentirlo en mí, también. Bajé el brazo y puse mi mano alrededor de él, frotándolo contra mí lentamente, antes de conducirlo dentro de mí.


El sonido que hicimos cuando acabamos juntos era un sonido de alivio. Una exhalación, y un suspiro. Él se movió en mí sin ninguna meta particular en mente, nosotros no teníamos un objetivo, más que el de simplemente estar juntos.
Su mano se movió a lo largo de mi muslo mientras que él llevó mi pierna alrededor de su cintura. Sus labios acariciaron mi cuello cuando él susurró, “te amo, oh dios Bella, te amo.” Mis manos trajeron su cara hacia la mía, mis dedos se enterraron en su pelo.
*****
La luz brillante de la mañana entró a través de las puertas abiertas. Edward  cuchareaba detrás de mí; sus brazos eran frescos contra mi piel caliente. Él se inclinó para besar mi hombro y rodé encima para envolver mis brazos alrededor de su cuello.

“Buen día.” Mascullé, aún con sueño.
“Buen día, amor.” Sus manos frotaron mi parte posterior suavemente.
Me tomó un rato despertarme, pero eventualmente me incorporé, desperezándome, y noté la laptop en el extremo de la cama.
“¿Una laptop? Ni siquiera sabía que había una computadora aquí.”
La miré otra vez, todavía no me convencía de estar viendo bien. Me había sentido tan desconectada del mundo; algo como una computadora parecía totalmente fuera de lugar en este sitio, en esta cama.
Él se rió entre dientes.
“Bella, ni siquiera hemos estado en todos los cuartos. Hemos vivido en la cocina, el dormitorio, y la sala de estar.”
Lo mire, confundida. “¿Hay conexión a internet aquí?”
Él sonrió. “Es terriblemente lento, pero sí. Carlisle lo necesita para el trabajo cuando está aquí.” Él me dio un beso largo y lento, gimiendo suavemente contra mis labios.
“Bella…” Tarareó contra mis labios por un momento antes de alejarse, recordando el punto de la conversación.
“Justamente, Alice me envió un correo electrónico el otro día. Están en Perú. Quieren saber nuestros planes. Planeaba que hiciéramos otro viaje pero quería consultarte a ti sobre esto. Quieren saber si queremos encontrarlos en Río.”
Lo pensé un poco. No estaba lista para irme todavía, y tenía que admitir que la idea de una visita de la familia sonaba muy divertida.
“¿No pueden venir aquí? ¿Hay otras dos habitaciones aquí y tu dijiste que hay una cabaña, verdad? Quiero quedarme un tiempo más. Diles que vengan a visitarnos por un par de días.”
Su sonrisa brillante era hermosa. “Excelente. Les escribiré que vengan a visitarnos aquí.”


Él puso la laptop sobre sus piernas y sus dedos se movían con tanta rapidez, que me costaba enfocar la vista en ellos. Edward tipeó una respuesta rápida a Alice antes de cerrar la computadora y volver a mí.
“¿Ducha?” Me preguntó, con una sonrisa que jugaba en sus labios.
*****
Edward se duchó mientras que yo me cepillaba los dientes. Luego me uní a él y el agua estaba hirviendo.
“Lo siento,” masculló, cerrando rápidamente la llave.
“Me olvidé.”
Él me tomó en sus brazos, nuestros cuerpos mojados y pegajosos uno contra el otro. Yo estaba hambrienta de él. No estaba segura si era por los acontecimientos de ayer por la noche o por saber que venía el resto de la familia, pero quería a Edward casi constantemente.
Él gimió, “el vapor de la ducha está saturado de tu aroma, Bella.”
Sus labios bajaron a mi cuello, sus manos tocaban mis pechos duramente. Él presionó sus caderas contra mi estómago, su cuerpo hermoso, duro contra mí.
Mientras nos besamos profundamente, nunca me aparté. Su veneno no alcanzó nunca el punto de sobrecarga de sensaciones con el agua y el vapor en nuestras caras. Edward notó que nuestros besos eran más largos, ininterrumpidos, que yo nunca me corrí para lamer mis labios, y no reí nerviosamente con la sensación de cosquilleo que él provocaba en mi piel.

“¿Bella?” Me preguntó. “¿No te hace cosquillas?” Su ceja se alzó, cuando su mente comenzó a analizar la situación.
“Sí, pero el agua lo alivia, supongo.” Me encogí de hombros, atrayendo su cara de nuevo a la mía. Él se resistió.


En un instante, había colocado los cuatro inyectores apuntando directamente a mi torso y estaba de rodillas, mis muslos sobre sus hombros, mi espalda presionada contra las paredes frías de la ducha. Él miraba hacia arriba, sonriéndome maravillosamente.
“Brillante,” murmuró, sus ojos miraban la parte baja de mi cuerpo delante de él, su pecho dejaba escapar un quejido profundo. Se inclinó hacia adelante y empujó su lengua contra mí lentamente, trazando pequeños círculos alrededor de mi clítoris, sus dedos tomaron la piel alrededor de mis caderas que se apoyaban en sus hombros, sosteniendo mi cuerpo con facilidad.
Jadeé con la sensación, el movimiento de su lengua mojada y suave contra mi cuerpo. La sensación del veneno se aminoraba con el agua que caía empapando la cabeza de Edward, y bañando la parte baja de mi cuerpo. Podía sentir cada movimiento de su lengua, sus labios besándome, succionando mi carne, las vibraciones de sus gemidos contra mi piel. Empujé mis caderas contra su cara. “Sí, oh dios sí…” Gemí.
Aunque la sensación fuera exponencialmente menos intensa con el agua que quitaba el veneno, el momento era por lejos más sensual. La sensación antes era del tipo de las que te vuelan la cabeza por su intensidad, pero ésta era diferente. No era tan intensa y me permitía centrarme en él. Ahora podía mirar como él se movía en mí, notar los quejidos que él dejó escapar casi constantemente, y sentir nuestra piel juntándose algo que con la sobrecarga mis orgasmos anteriores no lograba hacer. De esta forma yo tenía la posibilidad de localizar los movimientos específicos. Sus ojos se posaron en mí, sosteniendo mi mirada por largos momentos, antes de vagar entre mis pechos, mis caderas, mi centro.
 “¡Edward, oh dios, se siente tan bien… bebé puedo sentir tu lengua en mí…! ¿Edward te gusta probarme? … oh dios, Edward…” Gemí, moviendo las caderas en sus hombros, presionando mi cuerpo fuertemente contra su cara, mis manos bajando para acercar su cabeza a mí. Me sentía arrastrada hacia el clímax y tomé mi pecho involuntariamente, haciendo a Edward convulsionarse debajo de mí, gritando contra mi piel. Mi clímax me golpeó caliente y duro, su boca se movía en perfecto sincronía con la pulsación de mi cuerpo, sus labios gimiendo contra mí. Él retardó sus movimientos y yo meneé mis caderas contra su cara.
“Tu turno,” murmuré, mareada.
Él dirigió el agua hacia sus piernas y me levantó hacia arriba alrededor de su cintura, entrando en mí rápidamente, gimiendo. Él empujó dentro mío con fuerza, empujando mi cuerpo contra la pared, sentía que mi cuerpo se rasgaba con el tamaño de él en mí, su cuerpo duro como una roca por haberme saboreado. Él apoyó mi peso en un brazo mientras que su otra mano asió mi seno, exprimiendo la carne en su mano. Sus labios aplastaron los míos, mi gusto estaba por todas partes en su boca. Él acabo rápidamente, muy fuerte, su grito sonó casi salvaje. Enterró su cara en mi cuello, respirando profundamente.


*****
Me envolví en una toalla y comencé a esparcir la loción en mi piel, sintiéndome liviana y arrugada por la larga ducha. Edward me miró perezoso desde la cama, sus brazos detrás de su cabeza, su cuerpo perfecto y desnudo, estirado sobre las sabanas.


“¿Cuándo van a llegar?” Pregunté, secándome el pelo con una toalla de algodón.
“Ni idea.” Me contestó encogió los hombros. “Estoy seguro que ninguno tiene más prisa por interrumpir nuestra luna de miel más que Alice. Creo que ella nos realmente nos extraña.”
 “¿Qué significa eso? ¿Esta noche, mañana, la semana próxima?” Quise saber cuántas horas tenía para devorarlo antes de compartirlo.
“Supongo que llegaran mañana por la noche.” dijo, realmente no sabiendo y, deleitándose por el momento en nuestra dicha post- coital, y sin preocuparse realmente.
Saqué un camisón de seda y una bikini que hacia juego, examinándolas. Edward levantó una ceja hacia mí.
“Si tú te pones eso no permanecerá puesto mucho tiempo.”


Reí y le dije que “estoy adolorida y parezco una pasa de uva. Necesito por lo menos 15 minutos.”
Edward me miró guardar el camisón en la maleta y dijo, “probablemente ese sea un buen plan.” Saqué una remera suave de algodón y unos shorts en lugar del otro. Él gimió, “Jesús, ¿a eso lo consideras poco-sexy? Por Dios, Alice. ¿Acaso ella no podía conseguirte un par de pijamas comunes?” Él lanzó un brazo sobre su cara, su cuerpo duro otra vez.
“Porque es nuestra luna de miel y ella nos ama. Y ella ama la ropa.”
Subí sobre él y bajé mi boca en su cuerpo duro.
Nos sentamos en la mesa de la cocina por un rato, contando nuestras malas bromas preferidas. Edward sabía cerca de cinco veces la cantidad que yo conocía. Debiéndose sobre todo a su larga vida útil, pero también a su memoria asombrosa. Yo muy raramente recordaba un chiste completo.
Me levanté y busqué los ingredientes para mi cena y comencé a cocinar. El olor del ajo que cocinaba en aceite de oliva inundo mi nariz y gemí, mi estómago gruñó.
Edward sacudió su cabeza, riéndose de mí.
“No lo vas a extrañar, pero disfrútalo mientras puedas.”
“¿De verdad? ¿El ajo cocido no huele bien para ti?” Pregunté, sorprendida.
“No, honestamente. Pero no me molesta, no como la leche.” Él hizo cara de asco. “La leche me da náuseas.”
Reí y me quedé pensado en eso.
 “Supongo que puedo entender eso. La leche puede ser un poco asquerosa.”
Él cabeceó. “Pero el ajo no huele apetitoso. Sería probablemente como que tú huelas césped. O tela. Quizá incluso carne cruda. No desagradable, sino algo que no te dan ganas de comer.”
La idea de un filete sangriento rojo hizo que mi estómago hiciera ruido y Edward estaba al lado de mí en un instante. “Oops, lo siento.”
Me giré para volver a cocinar de nuevo, riendo. “¿Qué olores te desagradan más?” Pregunté.
“Veamos…” él golpeó ligeramente su barbilla adorablemente.
“La leche está bastante cercana al primer puesto, aunque el queso no es tan malo, cosa que nunca entenderé. Los champiñones son bastantes desagradables, aunque tampoco me gustaban cuando era humano…”
“Tú estás jugando bastante sobre seguro, apegándote a la categoría de la comida. Realmente, ¿qué olores son los más desagradables?”
“Bien, si no nos limitamos al alimento…” él tenía una mirada de repulsión en su cara. “El olor a perro mojado.”


Reí, sospechando que él hablaba de Jacob.
“OK, Edward. Yo me refería a las otras personas, como Jessica, o cosas, como el plástico. Ponte serio.”
Él se rió entre dientes, moviéndose detrás de mí y empujando su cuerpo contra mí. Era delicioso.
“No me pondré serio. Aun no terminé de arrasarte.”
Inmediatamente después de que él dijera estas palabras su cuerpo se puso tieso, y él gimió. Lo miré sobre mi hombro, y él reía.
Se inclinó para besarme y me dijo, “la tranquilidad ha sido tan agradable.”



¿Qué?” Pregunté.
¡Antes de que él tuviera ocasión de contestar a mi pregunta, oí el sonido ruidoso de la voz de Emmett fuera de la puerta principal, “pónganse decentes, tortolitos! ¡La fiesta está AQUÍ!”

Capítulo 12 - Arribo

Jadeé al oír el sonido de la voz de Emmett, e inmediatamente miré mi cuerpo escasamente vestido, aun con la remera y la bikini.
“¡Edward!” Jadeé, imaginándome a Emmett haciendo volar la puerta desde las bisagras.
Edward se rió y salió de la cocina inmediatamente, volviendo en menos de dos segundos con una musculosa azul oscuro y unos shorts blancos para que pudiera vestirme. No tenía idea cómo él había encontrado algo decente tan rápidamente en esa maleta. Él se quedo mirándome mientras yo me vestía, con una sonrisa juguetona en los labios, su pecho musculoso aún desnudo, y su bermuda azul a cuadros cayendo apenas bajo la línea de sus caderas. Miré fijamente la línea de bello que iniciaba debajo de su ombligo, y seguía por su bajo vientre perdiéndose dentro de las bermudas. Mi corazón se aceleró ante semejante visión; y su aspecto me pareció, repentinamente, demasiado sexy para una visita familiar. Guardé una nota mental, en ese momento, recordándome que de aquí en adelante necesitaríamos trabajar para guardar un equilibrio.
Él me sonrió, casi como si leyera mis pensamientos, y dijo, “Lo sé, bebé. Yo también te deseo. Siempre lo haré.” 
Me dio un beso largo y lento, sus dedos acariciaron ligeramente mi espalda antes de soltarme con esfuerzo, riendo.
“Pero, aquí vamos… ahora prepárate para nuestra vida.”
Inmediatamente después, Emmett, asumí, por supuesto, que tuvo que ser Emmett, golpeó en la puerta principal dándonos una segunda advertencia. Edward dijo en voz normal, “Pasen. Estamos en la cocina.”
Alcé la vista y vi una silueta borrosa que resulto ser Alice, parada delante de mí, saludando y aplaudiendo con sus manos.
“¡Chicos ustedes se están divirtiendo mucho!”
Miré a Edward y ambos nos reímos de sus palabras. No había sido una pregunta.
“Es cierto.” Conviné, sonriendo y abrazándola. El resto de la familia se hallaba en la cocina, sonriéndome, y dándome abrazos antes de dirigir sus ojos a Edward. Un silencio cayó sobre el cuarto. Edward se inclinó contra la mesada, con las palmas de sus manos apoyadas sobre el borde a los lados de su cintura, una pierna cruzada sobre la otra de forma casual. Su pelo estaba, si eso fuera posible, más despeinado que de costumbre. Sus ojos destellaron. Una sonrisa jugando en sus labios mientras él escuchaba a su familia reaccionar ante la escena frente a ellos.
Alice dejó escapar un suspiro al verlo.
“Tenía que verlo con mis propios ojos para creerlo. Te dije, Rose, ¿no es cierto?”
Ella se dió vuelta hacia Rosalie, señalando a Edward.
Rosalie soltó una risa seca. “¿Quién hubiera imaginado que tener sexo tendría tal impacto en Edward? Ciertamente yo no.”
Su voz derramaba sarcasmo, pero sus ojos eran suaves, sonrientes. Emmett rió al lado de ella, asintiendo.
Esme defendió a Edward quedamente, mirándolo fijamente de forma cariñosa.
“Creo que es más que eso, Rosalie.”
“Lo es.” Dijo Jasper exhalando fuerte. “Es… increíble.”
Miré a mi nueva familia alrededor, anonadada. ¿Qué sucedía? ¿Qué veían ellos en Edward?
Edward se rió entre dientes y se me acercó, empujándome contra su pecho y envolviendo sus brazos a través de mi torso de modo que ambos quedáramos frente a su familia.
“Carlisle, ¿tú también tenías que verlo para creerlo?”
Carlisle rió suavemente, sacudiendo su cabeza.
“No hace falta. Solo estoy feliz de verlos.”
La sonrisa de Carlisle era cálida, sus ojos centellearon sobre nosotros. Nadie se movía, cada uno se quedó congelado en su sitio, sonriendo incrédulamente.
Repentinamente vi a Edward a través de los ojos de su familia. Me di cuenta de cuán calmado estaba. Él había estado así desde nuestra primera mañana aquí. Supongo que yo había dejado de notarlo. A excepción de algunos momentos difíciles, sus ojos ahora estaban relajados siempre, arrugándose con una sonrisa casi constante. Su mirada no guardaba más oscuridad, sino que por el contrario se veía amable; él parecía más exótico y observador que taciturno y torturado. Su comportamiento reservado no había desaparecido, pero la cantidad había cambiado. Su postura pensativa se veía confiada, relajada, sexy.
“¡Bien hecho, Bella!” rió Emmett, rompiendo la silenciosa tensión, y tirando de mí para darme un abrazo. Me ruboricé mucho, empujándolo lejos de mí, e intentando dispersar el ambiente pregunté por su viaje.
Alice saltó alrededor de la cocina, explicando cómo habían ido a ver a algunos viejos amigos en Perú.
“Y entonces vi a Edward sonreír así,” dijo ella señalando con un delgado dedo hacia él otra vez, y ahora moviéndolo feliz, “y tuve que verlo por mí misma. Te juro Bella que no interrumpiremos tu luna de miel indefinidamente.” Ella me sonrió victoriosa, y después agregó más quedamente, “yo realmente los extrañaba chicos. Sabía que todo iba bien y… bueno, solo estoy realmente feliz de verlos.”
Le sonreí y asintiendo, sus palabras hacían que mi corazón se hinchara de amor por mi nueva hermana.
“Es realmente bueno verlos chicos.” Dije mirando a cada uno de ellos.
Esme me apretó en otro abrazo y después miró a Edward.
“Entonces… ¿qué han estado haciendo chicos?”
Me ruboricé violentamente mientras que el resto entero de la familia estalló en carcajadas. Esme se rió entre dientes a mí lado.
“Además de lo obvio. Claro.”
Ella miró a Carlisle en busca de ayuda, y él sacudió su cabeza otra vez, riendo. Yo sabía que si ella pudiera ruborizarse lo estaría, también.
Edward rió suavemente, mirando el piso, sus dedos pellizcaban el puente de su nariz. No lo había visto hacer eso en días, y sabía que era un gesto que él hacia cuando intentaba enfocar o filtrar pensamientos. No podía imaginarme cuánto estaba filtrando él con tantas mentes audibles alrededor otra vez.
Él me miró para que yo conteste a la pregunta de Esme, y ambos nos encogimos de hombros, sabiendo que la mayor parte del tiempo que habíamos estado aquí, incluso los momentos en que habíamos estado vestidos, eran muy personales, no sabíamos realmente que contestar a esa pregunta. “… nosotros solo…hicimos vida matrimonial.” Dije quedamente. “Es tan hermoso, aquí. Gracias, Esme, Carlisle. Estamos disfrutando realmente de la isla.” Les sonreí, esperando que la respuesta fuera suficiente.
“Apuesto a que lo disfrutaron,” dijo Emmett guiñándole un ojo a Edward y Edward gimió, muy probablemente por los pensamientos que cruzaban la cabeza de Emmett.
“OK, OK, Emmett, ya es suficiente.” Edward se empujó de la mesada, riendo abiertamente ahora, llevándonos hacia la sala de estar.
Entonces dirigió su atención hacia  Alice y preguntó, “qué clase de actividades has planeado, pequeña Alice?”
Una sonrisa cálida encendió sus ojos, sabiendo que ella nunca llegaría a ningún sitio con las manos vacías. Sus ojos se dieron vuelta y él gimió por lo que vio en su mente.
“Alice. No.”
“¡Oh vamos Edward, será muy divertido, lo prometo!” le pidió Alice.
“Es tan cursi, Alice.” suspiró.
“¡Lo sé!” dijo ella, entusiasmada.
Edward me miró con recelo; una disculpa apareció en sus ojos, y entonces volteó hacia Alicie, “¿Bella se va a divertir con ésto?” Sus ojos la miraron intensos, su sobreprotección era adorable.
“¡Lo hará! Y te vas a morir de una sobrecarga de sensualidad. Sigue siendo tu luna de miel después de todo.” Ella hablaba tan rápido que yo casi no la entendía. “¡… Así que, ¡empecemos!” Alice saltó a través de la puerta principal, corriendo hacia la oscuridad.
 “¿Edward, qué está tramando? ¿Dónde va ella?” Me reí, había olvidado lo rápido que me dejaban afuera cuando ellos estaban juntos.
“Lo verás bastante pronto,” su voz sonaba resignada, pero sus ojos se veían felices. Él tomó mis hombros con sus manos y me miró serio. “Quiero que sepas, Bella que no estás obligada a hacer nada de ésto.”
Se inclinó más abajo para susurrar sensualmente en mi oído, “y debes saber, también, que cualquier sobrecarga de sensualidad que inflijas sobre mí esta noche será castigada a fondo más tarde.”
Jadeé, gimiendo levemente contra él.
Todos los que estaban alrededor nuestro sonrieron, obviamente oyendo el intercambio pero fingiendo no lo hacían. Cada uno exceptuando a Emmett que carcajeó, “Eso fue sexy!” y Esme lo codeó, duramente. Emmett lloriqueó, sobando su costado.
Edward me hizo un guiño, besándome suavemente.
“Y…ahora comienza,” rió entre dientes contra mi oído.
*****
“¿Karaoke?” chillé. “No. No hay chance.”
Alice me sonrió, riéndose, y después se puso seria.
“OK, te voy a insistir.”
Ella puso una expresión inocente, y dijo rogando.
“¿Por favor Bella?”
“No, Alice, de ninguna manera. ¡No hay ninguna chance de que yo participe en un Karaoke!”
La mire con incredulidad. ¿Acaso ella no me conocía en absoluto? A mí me gustaba llamar la atención menos que a los camaleones.
Ella se rió. “¿Por favor?” me estaba subestimando.
“Espera, ¿porqué te ríes?” Le pregunté, agitada.
“Porque sé que vas a aceptar.”
Sonrió, con aire satisfecho.
“Así que relájate y gózalo.”
Ella bajó la voz y se dio vuelta de nuevo hacia su familia, ninguno de ellos estaba prestando atención de todos modos, excepto Edward.
“Me estás diciendo que tu nunca hiciste un show?, ¿nunca?”
Ella me guiñó un ojo.
Jadeé, “¡Alice!” Sentía como mis mejillas se derretían. Edward se rió detrás de mí.
Ella se rió nerviosamente, un hermoso sonido tintineante.
“No miré demasiado, pero… Bella, tú no puedes engañarme,” y agregó bajando la voz: “Tu, pequeña zorrita. Me hiciste sentir orgullosa.”
Me hizo un gesto de garras y sonrió de par en par mientras que yo gemía horrorizada.
“¡Vas a estar genial! Además, Rosalie cantará. Nosotras solo le pondremos un poco de chispa. ¡Vamos! ¡Chicos contra chicas!”
Ella tomó mi mano, llamándome para que la siga.
Miré a Edward buscando ayuda pero él levantó las manos  delante de su pecho y asintió con la cabeza, sonriendo. Rodé mis ojos de ella, con una sonrisa en mi cara.
“Honestamente no sé cómo le niegas algo a esta mujer, Jasper,”
“Ni lo intento.” masculló él desde el sofá.
Giré de nuevo hacia Alice.
“¿Como hiciste lugar en tu equipaje para una máquina de Karaoke, de todos modos?” Pregunté, totalmente intrigada.
Alice me miraba como si yo fuera muy lenta.
“¿Qué quieres decir, Bella? Vinimos en el barco.”
Ella me llevó hacia la ventana y señaló la enorme embarcación amarrada al muelle, abajo en la playa. Gemí. Por supuesto tenían un yate gigantesco a su disposición.
“¿Dónde pensaste que nos quedaríamos cuando tú te fueras a la cama? ¿Aquí?” cacareó Emmett.
“No gracias, puedo hacerlo sin necesidad de esa tortura acústica.” Rosalie lo golpeó juguetona.
Edward me miró, con una expresión pasmada en su cara, sus ojos me quemaban. Él gozaba mirándome con su familia. Quise besarlo, llevármelo al dormitorio y no dejarlo salir por horas. Él me echo un vistazo amonestador, detectando la respuesta de mi cuerpo a su mirada. Inhalé profundamente y me di vuelta hacia Alice y Rosalie, “OK, hagamos esto.”
Alice chilló, asió a Rosalie, y nos apuro a ambas dentro del dormitorio para decidir la canción que Rosalie iba a cantar. Me reí de su elección, pero decidí  ser una buena perdedora. Esta noche se ponía interesante, y tuve que admitir que me divertía. No podía esperar para ver lo que eligieron los chicos.
*****
Carlisle y Esme se escaparon hacia afuera para ir de caza, y para dejar que los chicos se diviertan. El Karaoke no era al parecer de su gusto tampoco. Tiramos una moneda y decidimos que comenzarían los chicos primero. Emergieron del cuarto en shorts, todos sin camisas, y cada uno con una de mis remeras atadas sobre sus cabezas como bufandas.
“¿Qué…?” Rosalie rió. Alice y yo los miramos fijamente, con nuestras bocas abiertas de par en par. Se veían muy ridículos.
Emmett toqueteó la máquina de Karaoke, y Jasper y Edward aplaudieron con las manos sobre sus cabezas cuando comenzó a sonar la guitarra de apertura, y… oh dios… (*)I Believe in a Thing Called Love by the Darkness, comenzó a sonar en la máquina. Era perfecta para el momento, era su protesta deliberada a lo cursi de la actividad. Y la canción, la máxima expresión del rock glam, había sido una elección hilarante.
Emmett cantó, luchando con la explosión de risa.
“No puedo explicar todas las sensaciones que tú me estás haciendo sentiiiiiiiir….” Jasper imitaba la batería. Edward tocó la guitarra en el aire. Nunca había visto tres payasos más grandes en mi vida entera. Nunca había visto a Edward soltarse y ser tan poco autocrítico. Sonaba ahora el estribillo, y a pesar de que la canción era ridícula, nosotras tres estábamos sin habla, mirando los movimientos de sus cuerpos. Aunque se rieran claramente del juego que Alice nos había propuesto, todos ponían su mejor esfuerzo. Mi corazón estallaba mirándolos, su amor por nosotras era evidente dado el completo arrojo con el que nos entretenían. Probablemente ninguno estaba disfrutando de este ejercicio, salvo quizás, Emmett.
La canción terminaba y nosotras aplaudimos y silbamos violentamente, dando a nuestros respectivos maridos sonoros besos. Ellos se rieron, derrumbándose en el sofá, conservando aun mis remeras en sus cabezas. “OK chicas, ahora esperamos algo realmente bueno.” rió Emmett.
(*)http://www.youtube.com/watch?v=QFtywrOTnHw
Alice nos arrastró al dormitorio, escarbó en mi equipaje para darnos a cada una un traje de baño y tomando tres toallas del armario.
“¿Alice, cuántos trajes de baño me compraste?”
“Catorce.” Dijo ella, sin vacilación. Y yo moví la cabeza, con incredulidad.
Nos envolvimos en las toallas antes de que Alice repasara nuestros “movimientos” una vez más. Yo me quería morir por haber aceptado hacer esto, pero Alice me aseguró que la canción requería  darles la espalda a los chicos todo el tiempo. Eso ayudó a mis nervios. No tendría que ver las miradas de horror de los chicos cuando me vieran bailar a mí.
CPE (Contado Por Edward)
Las chicas salieron del dormitorio envueltas en toallas. Bella se ruborizaba furiosamente, su pelo lucía adorable  atado en una colita alta. Ella se veía absolutamente deliciosa. Estaba al borde de suspender ésto y de arrastrarla en el dormitorio pero me resistí, queriendo ver lo que ellas nos tenían reservado. Sabía que Bella estaría mortificada, pero había visto a esta hermosa mujer moverse, y sabía que ella me volaría totalmente la cabeza.
Rosalie marco el código en la máquina y miró a las otras dos chicas antes de apretar play. Ambas asintieron con la cabeza. La música de apertura comenzó y nosotros tres estallamos en carcajadas con los sonidos de (*)Destiny's Child cantando Bootylicious.
http://www.youtube.com/watch?v=VuBoa_Gt-Vw
Las chicas se inclinaron al cantar en el micrófono, con voz seductora, “¿Emmett, puedes manejar ésto? ¿Jasper, puedes manejar esto? ¿Edward puedes manejar ésto? ¡Yo no creo que puedas manejar ésto! ¡Whoo!”
 En ese momento todas arrojaron sus toallas y se voltearon dándonos la espalda a nosotros, sacudiendo las caderas, mostrando tres de los bikinis más pequeños que yo hubiera visto jamás. La imagen era… indescriptible, y me arrolló, de nuevo, cuando pensé que Bella sería exponencialmente más imponente cuando ella se transformara. El pensamiento me hizo marear de deseo. Ella ya era demasiado para mí ahora...
Rosalie comenzó a cantar con voz tan sensual que hizo que Emmett me bombardeara con imágenes que tuve que bloquear activamente. Le eché una mirada; y él pareció avergonzarse. Perdona, pensó. Pero flaco, mira lo que son.
Bella y Alice comenzaron a mover sus caderas, dándonos la espalda, sus brazos se agitaban en movimientos atractivos al lado de sus cabezas. Rosalie cantó, “yo no creo que tu estés listo para este jaleo. No pienso que tú estés listo para este jaleo. No creo que tu estés listo para esto, porque mi cuerpo es demasiado bootylicious para ti, bebé”.
Al final de cada estribillo las chicas levantaban sus manos hacia arriba y las bajaban rápido golpeando fuertemente sus nalgas, haciendo los más deliciosos ruidos de chirlos, inclinando sus cuerpos hacia adelante y mirándonos sobre sus hombros. Gemimos todos al unísono. Los ojos de Bella quemaban en los míos. Sentí como me endurecía dentro de mis shorts, queriendo a todos fuera de la casa inmediatamente.
Mierda Edward, pensó Emmett, con la imagen de Bella dentro de su cabeza, moviéndose al ritmo de la música. Ella sí que sabe moverse.
Gruñí, pero le dije en voz baja, “Ni te lo imaginas.”
Imágenes de Bella arrodillándose delante de él inundaron su cabeza antes de que él me mirara rápidamente.
Lo siento, hombre. Ella se ve  realmente sexy.
Asentí, luchando por no prestarle atención, mientras era cautivado por la visión de Bella, sus brazos envueltos juntos sobre su cabeza, mientras sus caderas se balanceaban al ritmo de la música, su cuerpo se movía maravillosamente, sensual.
Oí la voz de Alice en mi cabeza,
Te lo dije. Ahora échanos al diablo de aquí, ¡Ya!
La canción terminaba y yo me levanté de un salto, sin fijarme si mis pantalones necesitaban un ajuste, y sin que me importara terminar precipitadamente con una tarde tan obviamente divertida. Bella me miró fijamente, con la respiración agitada. “OK,” dije quedamente.
“Hora de decir buenas noches.”
Todos parecieron más que felices de irse y hacer exactamente lo que nosotros mismos teníamos en mente. Desaparecieron en segundos. Estábamos solos. Era todo lo que había podido hacer para no rasgar el bikini de Bella de su cuerpo y tomarla sobre el sofá.
*****
CPB (Contado Por Bella)
Los ojos de Edward me quemaban. Sentía como si su mirada fija pudiera derretir el ridículo bikini sobre mi piel. Él parecía estar congelado en el lugar, su cuerpo perceptiblemente duro por debajo de su bermuda a cuadros, mi remera todavía atada adorablemente en su cabeza.
Caminé hacia a él y tiré de la remera de su cabeza, pareciendo despertarlo de su estupor.
“¿Bella, sábes lo que me háces?”
Su voz era queda. El cuarto se sentía inmensamente silencioso.
“Muéstrame.” Le dije, y mi voz era apenas un susurro, mi necesidad de él me abrumaba, mi centro palpitaba húmedo por él. Me preguntaba si él podría oír el pulso en mi sexo.
Él se movió hacia mí lentamente, recorriendo mi torso con sus manos, moviéndolas alrededor de mi espalda antes de alcanzar mis senos. Gemí, mis pezones se endurecieron cuando su cuerpo se acerco más al mío.
Sus manos desataron la parte superior de mi bikini, dejándolo caer al piso. Él se arrodilló y bajó la parte inferior de mi bañador, sosteniéndola para que yo sacara mis pies de ella. Noté que él la guardo en su bolsillo y le sonreí. Sus dedos viajaron por mis brazos lentamente, sus ojos permanecían fijos en mis labios, su boca apenas abierta, casi como si él me probara en el aire.
Sus manos alcanzaron mis hombros y bajaron lentamente hasta mis caderas, y alrededor a mi cola. Él se arrodilló ante mí otra vez, bajando sus manos por la parte posterior de mis piernas y subiendo por los lados, nuevamente hasta mis caderas. Él permaneció de rodillas y tiró de mí acercándome, su cara contra la parte baja mi abdomen, y su respiración se hizo profunda contra mí.
Él no se movió por un largo momento, solo se quedo allí, sus manos seguían frotando ligeramente mis caderas, mis manos se habían entrelazado en su pelo. Mi cuerpo se sentía cada vez más húmedo, y mi pulso latía tan rápido que seguramente distraía a todos en el barco.
Edward miró hacia arriba. “Estás tan mojada, Bella. Me estás matando lentamente.”
El todavía no me había tocado. Gemí, tirando de sus hombros, impulsándolo hacia mí.
Él se levantó inmediatamente, envolviendo sus brazos alrededor de mí, aplastando sus labios en los míos, y gimiendo en mi boca. Peleé torpemente con el lazo de su bermuda y la bajé sobre su imponente erección, el latido de mi corazón saltaba con la sensación de él liberándose, palmeando su miembro contra mi estómago.
“Bella, esta noche estuviste asombrosa…” murmuró en mi boca, sus manos asían mi cola, tirando de mí contra él, frotando su miembro duro contra mi estómago. “Pero no tienes idea de los pensamientos que pasaban a través de las cabezas de mis hermanos”.
Me alejé, como con una sacudida eléctrica.
“Oh Jesús, Edward. Me mátas diciéndome eso. Habría preferido vivir toda mi vida sin saber… ”
Él interrumpió mi diatriba con un beso violento, empujando su lengua en mi boca, demandante.
“¿Para quién estabas bailando hoy?” Su voz era áspera, sus manos me apretaban contra él.
Vacilé; su agonía era deliciosa. “Alice.” Dije, provocándolo, con voz sugestiva.
Él gimió contra mí. “Provocadora.” Su mano me azotó ligeramente, sus ojos miraban mi boca.
“Más fuerte.” Lo reté, mi respiración se volvió mas difícil y fuerte, mas excitada de lo que creí posible. Estaba literalmente mareada.
Su mano bajo más duramente en mí, el azote sonó ruidosamente a través del cuarto silencioso. Gruñí levemente. Edward murmuró, “lo siento,” contra mis labios.
“No lo hagas.” Ronroneé contra él, asiendo su miembro muy fuerte con mi mano.
“Muéstrame cuánto me deseas.” Gruñó en mi oído. Llevé su mano abajo hacia  mi cuerpo mojado, empujando sus dedos dentro de mí, moviendo las caderas, frotándome en su mano. Él gimió en voz alta, sus ojos todavía miraban fijamente mis labios.
Le di la espalda y me incliné sobre la parte posterior del sofá. “Lamento haberte provocado esta noche, Edward. Castígame.” Empujé mi cola hacia él, mirándolo sobre mi hombro de la manera que yo sabía que lo enloquecía.
Él susurró mi nombre, con tono desesperado, y subió detrás de mí. Se frotó contra mi entrada, después tomo mi cola con ambas manos y empujó en mí. Grité fuerte al sentir cuan excitado estaba, mi necesidad de él me abrumaba. Él se tiró hacia atrás, casi saliendo completamente, y yo gemí, pidiéndole que me penetrara otra vez. Él me azotó y grité en éxtasis. “Apuesto a que quieres mi miembro duro dentro de ti. Estás tan mojada, Bella. Puedo notar cuánto lo deseas.”
Su voz era tranquila, una voz baja y suave, llena de amor, aun cuando las palabras eran bastante fuertes.
“Lo quiero… por favor,” le pedí, empujándome contra él. Sus manos todavía sostenían mi cadera, frotando mi cola. Él empujó en mí otra vez, fuerte, la sensación fue casi demasiado para mí. Jadeé su nombre, empujándome duramente contra él, sintiéndolo agudo y profundo en mí. Él empujó contra mí dos veces más y después salió otra vez, su respiración se oía agitada detrás de mí.
“¿Qué quieres que te haga ahora, amor?” Su voz era todavía suave.
“Azótame, Edward. Y después cógeme.” Me ruboricé con mis propias palabras, la verdad del deseo desnuda entre nosotros. Me gustaba cuando él tomaba el control. Me recordaba cuánto él me quería, me deseaba.
“Cógeme… muy fuerte.” Ronroneé sobre mi hombro.
Él gritó mi nombre, empujando en mí y, haciendo lo que yo le pedía, azotándome, la sensación era maravillosamente dolorosa para mí, pero probablemente solo un golpecito minúsculo para él. Su cuerpo empujó en mí, sus manos sujetaban mis caderas duramente.
“Amo cuando sujetas mis caderas con fuerza…” Gemí y sus caderas se movieron más rápidamente detrás de mí, su cuerpo duro se movía profundamente dentro mío.
“Más rápido, Edward…” Le pedí, queriendo verlo romper su auto impuesto límite de velocidad conmigo. Él bombeó repentinamente en mí más rápidamente de lo que lo había hecho nunca antes, un movimiento inhumano, sus caderas se desdibujaban ante mis ojos que lo miraban detrás de mí. Él nunca lo hacía tan dura ni profundamente, pero la sensación de él que se movía así de rápido era casi como una vibración a través de mi cuerpo entero.
Él gemía en alta voz, con sus ojos fijos en mi cola, su cuerpo nunca se movía tan rápido dentro de mí. La sensación era increíble, el sonido de él golpeando mi cola era una sucesión de golpecitos detrás de mí.
“Bella, mierda, oh dios… oh tan bueno….tan apretado, Bella, por favor….” Su voz me volvió loca, mi cuerpo palpitaba contra él, pidiéndole que empujara más duramente. Las vibraciones de sus movimientos se dispersaban a lo largo de mi clítoris, abajo de mis muslos, y a la parte posterior de mis pantorrillas, haciendo que mis piernas se sintieran débiles y entumecidas. Él sostuvo mis caderas, empujando en mí increíblemente rápido antes casi de gritar mi nombre y de empujar profundamente en mí, cuando sentí la dura pulsación de su cuerpo durante su largo clímax.
Su cuerpo cayó sobre el mío, empujándome en el sofá. Él se levantó después de algunos momentos, dándome vuelta hacia él y alzándome. Me llevó al sofá y me sentó, arrodillándose en el piso delante de mí. Sus manos recorrieron mis pechos, y él se estiró para tomar uno de mis pezones en su boca mientras que empujó dos dedos dentro de mí y comenzó a masajear mi clítoris con su pulgar. Me arqueé hacia atrás contra el sofá, gimiendo, dejándolo arrebatarme. Me llevó al borde de mi clímax una y otra vez, torturándome, con sus dedos deliciosos.
“¿Quieres que te deje acabar, mi dulce Bella?” Me preguntó suavemente, mirando mi cara, su brazo se movía debajo de mí, sus músculos se movían debajo de la piel dura.
“Sí…” Gemí, luchando para mantener su mirada.
“Pero te ves tan hermosa ahora. ¿Qué pasaría si yo quisiera mirarte un rato más?” Una sonrisa jugó en sus labios cuando lo mire, adolorida.
Cuando yo ya gritaba, sabiendo que no podría aguantar más, él se levanto sobre sus rodillas y empujé su cuerpo duro en mí, penetrándome profundamente y frotando su hueso púbico contra mi clítoris, trayéndome cerca de un clímax celestial. Él susurró mi nombre en mi oído, impulsándome a que acabara.
“Acaba para mí, mi Bella. Acaba en mí, te amo tanto, acaba por favor para mí…” Luces estallaron detrás de mis ojos y mis gritos hicieron eco en las paredes del cuarto. Estaba segura de que todos en el barco podían oírme. No podía importarme menos.
Dormí apenas. Movimos nuestra pasión a la cama, Edward se levantó brevemente para poner algo de música, Iron and Wine’s - Flightless Bird, American Mouth, fluía en el cuarto. Yacimos, besándonos y tocándonos por horas, saber que no podríamos tocarnos constantemente una vez que nos integráramos dentro de nuestra vida normal, me hizo renuente a perder un solo momento con Edward. Sus manos acariciaron suavemente cada pulgada de mi piel, nuestras bocas se probaban repetidamente. No sabía lo que nos deparaban los próximos días, pero podía detectar la misma necesidad de conexión que emanaba de Edward, sus besos eran alternadamente febriles y apacibles, frenéticos y lujuriosos. Vimos juntos la salida del sol,  antes de que finalmente me durmiera, desnuda y agotada en sus brazos.

Capítulo 13 - Suelta la Lengua

Dejé escapar un ruidoso bostezo, y me estiré, buscando a Edward. Miré hacia arriba y lo vi parado a un lado de la cama con un plato de fresas y mangos. Su cuerpo brillaba en el sol que entraba por las puertas francesas, sus shorts se apoyaban en sus caderas. Él no había usado una camisa en días, la vida era maravillosa.
“¿Fresas?” Pregunté hambrienta, incorporándome rápidamente. “¿Dónde conseguiste ésto?” Habíamos estado en la isla durante una semana. Me había quedado bastante corta de alimentos frescos.
“Esme trajo comida como para dos meses de las tiendas de comestibles de Río para ti. Estás oficialmente abastecida.”
Él colocó el plato en el borde de la cama, sentándose a un lado. Se estiró y despeinó mi pelo, echando un vistazo a mi piel arrugada y desnuda.
“Te ves ridículamente linda hoy.”
Se inclinó para besarme, dejando sus labios apoyados en los míos.

Luego se retiró y me sonrió, podía ver la profunda felicidad en su cara y me di cuenta de que él tenía todo lo que necesitaba en su vida, en esta isla.
Tomé algo de fruta y la devoré. Había salteado mi cena de anoche después de que llegara la familia.
“¿Fuiste al barco anoche?” Me había despertado en medio de la noche y Edward se había ido. Me había vuelto a dormir fácilmente, suponiendo que él estaba pasando algo de tiempo con su familia.
Él asintió con la cabeza, mirando atento como mis labios se movían sobre una fresa. La chupé más eróticamente de lo necesario probablemente. Él gimió, y después graznó, “solamente por un par de horas. Pasé la mayor parte del tiempo con Carlisle. Los demás me estaban volviendo locos con sus pensamientos, totalmente descontrolados… aunque no totalmente inexactos.” Me hizo su sonrisa torcida, tocando mi mejilla con su mano.
“Me imagino que a ti te harán algo similar, si logran entrometerse para sacarte información.”
“¿Carlisle no te exprimió, entonces?”

Había pensado que Carlisle querría más detalles que cualquier otro, siendo el confidente más cercano de Edward.
“No es su estilo. Pero, no necesitó hacerlo. Yo le conté casi todo.” Me dijo encogiéndose de hombros, y jugando con un mechón de mi pelo.
Tragué con dificultad el trozo de fresa que estaba masticando, logrando atorarme un poco, y pregunté tosiendo.
“Umm, ¿todo?” sintiendo el calor del rubor sobre mis mejillas.
Edward me sonrió, “no te preocupes. No todo- todo. Solo las cosas que Carlisle quería saber.”

“¿Como…qué?” Agité mi mano en un círculo, impulsándolo a ser más específico. Necesitaba saber exactamente cuan mortificada debía sentirme la vez próxima que viera a mi suegro.
“Bueno, le conté sobre la primera noche, detalles no específicos sobre nuestras relaciones, Bella,” me aseguró, viendo el horror en mi cara. “Solo la parte sobre cuánto más fácil de lo que yo había esperado fue.” Su dedo trazó mi labio, y sus ojos lucían desenfocados mientras recordaba nuestra primera noche en la isla.
“Le describí, como mejor podía, lo bien que yo puedo detectar lo que siente tu cuerpo, cómo reacciona. Cómo he memorizado tus latidos, cómo sé lo que tú necesitas.”
Miré a Edward fijamente. Sus palabras eran increíblemente románticas pero la imagen de él diciéndole estas cosas a Carlisle me hizo morir de vergüenza.
“¿Tu le contaste esas cosas… a Carlisle?” Mi voz era queda. No estaba enojada, solo sorprendida de que él hablara sobre tales cosas íntimas con otra persona. Yo nunca había tenido un confidente así, antes de Edward.
“Lo hice, Bella. ¿Te incomoda?” Sacudí mi cabeza. Él me sonrió.

“Carlisle es mi padre, pero es más que eso, él es mi referente. Su aporte es excesivamente importante para mí. Él estaba preocupado por nuestra luna de miel, sobre que pasaría cuando estuviéramos en la intimidad. Quise tranquilizarlo, decirle que todo había sido menos complicado de lo que yo esperaba.”
Él se inclinó para besarme, su lengua resbaló suavemente en mi boca, y un quejido bajo salió de su garganta. Se incorporó, rápidamente, y después agregó, “oh, y le mencioné lo del veneno. Él estaba muy interesado en eso.”
Rodé lejos de él y enterré de golpe la cara en una almohada, gimiendo. “Oh por dios Edward, por favor dime que no lo hiciste…” Mi voz sonó amortiguada, mis manos golpeaban la cama a mi lado.

Edward rió, volteándome antes de subirse sobre mí, abriendo mis piernas con su muslo.
“¿… no hice qué? Mencionarle tu propensión a hiperventilar?” Él se rió entre dientes, mirándome suavemente.
No. Por supuesto que no. Solo mencioné que causa una sensación de cosquilleo en tu piel, no del todo desagradable. Desde un punto de vista científico es realmente fascinante.”
“Puedes decir eso otra vez,” mascullé, llevando mi mano sobre mis ojos, intentando exhalar la mortificación que sentía.
Él se rió entre dientes.
“No hay una larga lista de testimonios de  seres humanos que han tenido sexo con vampiros. Así que, hay un elemento… de oportunidad de aprendizaje para nosotros.”
Su voz se apago, él finalmente parecía algo vergonzoso.
“Por favor no conviertas ésto en algo clínico. Sé como son tú y Carlisle cuando están juntos. Tú te vas a enloquecer totalmente sobre ésto. Pero es mucho más que una curiosidad científica, Edward.”

No podía ocultar la pequeña herida que me causaba que él pudiera disecar científicamente algo que era, claramente por el contrario, totalmente transcendente para mí.
Él tomó mi cara en sus manos y me besó.
“En verdad, todo lo que charlamos fue sobre la parte clínica. Pero Bella, tú tienes que saber, para mi es mucho más personal que eso.”
Él me miro, sus ojos reflejaban preocupación.

“Sobre todo acabo de hablar con él por un rato sobre lo que siento, cómo tu me has cambiado, cómo ahora me siento completo. Ninguna de estas son cosas que tú no hayas oído ya. Siempre te contaré primero a ti, tú sabes mucho, mucho más, por supuesto.”
Su sonrisa se volvió sensual, sus manos viajaron hacia abajo de mi cuello para palpar mis senos. Mis manos tiraron hacia abajo sus shorts y él se retorció fuera de ellos, tirándolos con sus pies fuera de la cama.
“¿Qué clase de cosas se de ti, sobre nosotros, que él no sepa?” Pregunté, con voz suave, mis manos se enredaron en su pelo, y presioné mis caderas contra su estómago.
“Bueno…” dijo con voz cansina, besándome los labios, “no le contaría a nadie cómo se siente tu boca contra la mía…” su lengua lamió mis labios suavemente. “No le diría a nadie lo suaves que se sienten tus pechos en mis manos, lo hermosos que son tus pezones, que tienen el color exacto de las peonias pero con aroma a fresias.” Él me besó cada pezón, inhalando profundamente, dejando que su lengua girara alrededor volviéndolos duros. Él gimió suavemente, “dios, Bella.” Arqueé mi espalda a su tacto.
Él continuó, acercando su cara a la mía.
“No le diría a nadie cómo tu pecho entero se ruboriza cuando acabas. No le contaría a nadie sobre tu sabor, que es una mezcla de flores y lujuria.”
Su mano bajo hasta mi centro húmedo, frotándome suavemente, y después trayendo sus dedos entre nuestros labios antes de poner su mano suavemente en mi mejilla.
“No diría a nadie cómo la sangre se precipita bajo tu piel cuando te toco, y deja un rastro de fuego rosado que sigue mis dedos. No le contaría a nadie sobre tus besos hambrientos contra mi hombro cuando estoy empujando mis dedos dentro de ti, tus labios que intentan devorarme.”
Su voz se volvió ronca, su cuerpo duro empujaba contra mi muslo.

“No le contaría a nadie cómo amas cuando digo coger y vulva, y que te azoto cuando me lo ruegas. Y sé que amas ser la única persona a la que le muestro ese lado de mí.”
Inhalé profundamente con esas últimas palabras, mi corazón se cerraba de golpe en mi garganta, la verdad en ellas me resultaba abrumadora. Él continuó, con respirando suavemente, su voz un murmullo otra vez contra mi cuello.
“No le contaría a nadie cómo tensas alrededor de mí tus músculos justo antes de tu clímax, cuando estás al borde de acabar, tu cuerpo entero se congela deliciosamente en esos movimientos y me pides que siga moviéndome exactamente como lo hago, sin cambiar nada.”
Él miraba dentro de mis ojos, sus manos se movían para frotar ligera y suavemente mis pezones otra vez.
“No le contaría a nadie cuán calientes tus labios y tu lengua se sienten alrededor de mí cuando me tomas con tu boca, cómo gimes contra mí justo antes de que yo me venga contra tu lengua suave…” sus dedos delinearon mis labios suavemente. “Y no le contaría a nadie cómo tus ojos miran los míos cuando me pides que empuje dentro de ti, exactamente de la forma en que me estás mirando ahora.”
Con esas palabras dejé escapar un quejido suave y subí mis piernas  alrededor de él, y su cuerpo duro se resbalo dentro del mío.
*****
Nos duchamos juntos, tomándonos mucho más tiempo del que probablemente necesitábamos. Ambos optamos por vestirnos simplemente en trajes de baño, y nos dirigimos hacia afuera, al barco. Edward quiso llevarme a pasear. Era una adquisición relativamente nueva, al parecer. Carlisle y Esme anticiparon que estaríamos pasando más tiempo en la isla, y quisieron un barco cómodo para los viajes desde y hacia Río.
Subí a bordo, y miré alrededor, con la boca abierta de par en par. Era asombrosamente lujoso.
“Es enorme.” Jadeé.
“Eso es lo que ella dice.” La voz de Emmett vino de detrás de mí. Me di vuelta para ver la risa de Edward, dando a Emmett un topetón con el puño.

Me reí, apartándome de ellos. Una cubierta grande se atravesaba delante de mí, cubriendo el frente entero del barco. Los controles parecían estar en la segunda planta, y una cabina principal se abrió hacia fuera sobre la cubierta. Caminé adentro. Sofás de felpa, una TV de pantalla grande, una Wii, la máquina de Karaoke, un sistema de sonido enorme, y algunas mesas llenaban todo el cuarto, y aun así daba sensación de amplitud. Era gigantesca.
“Esto es como algo que ves en los ángeles de Charlie… o en un video de rap.” Reflexione, mirando a mí alrededor.
Emmett rió detrás de mí. “Ese es nuestro plan. Salir de esta isla después de algunos días y levantar algunas perras y prostis.” Oí su risa detrás de mí, y después lo oí decir
“¡Ow! Solo bromeaba Rosie.”
Rosalie subió hasta mí y me dio un pequeño abrazo, muy poco  característico de ella.
“Buenos días, Bella.” Me sonrió. Yo le sonreí también, notando su minúsculo bikini dorado, sus piernas largas parecían comenzar justo debajo de su mentón. Sentí una punzada de timidez y miré a Edward. Él miraba fijamente mi cola en el culotte rojo de mi bikini. Me reí y fui a besarlo ligeramente.

“¿Porqué fue eso?” me susurró.
“Sólo porque te amo.” Murmuré contra sus labios.
“OK, suficiente de eso. ¿Qué, no pueden tomarse un recreo por diez minutos y ser sociables?” Emmett nos reprendió juguetonamente.
Edward se rió, bajando la cabeza, divertido.
“¡Diez años, Emmett! Diez años tuve que aguantar las paredes que destrozaban, las puertas rotas, y los gemidos constantes, antes de que ustedes lo redujeran a, qué, ¿por lo menos dos veces al día? ¡Ninguna de las tres veces que ustedes rompieron mi cama me molesté!” Edward rió, sacudiendo su cabeza.
“Ahora, ustedes se van a mantener totalmente en silencio cada vez que yo necesite besar a mi esposa.”
Emmett rió, llevando sus manos hacia arriba en señal de entrega. “Suena bastante justo, Hermano.” Rosalie nos sonrió, con los ojos brillantes.
Jasper y Alice caminaron dentro, goteando empapados. Alice se veía adorable en un minúsculo bikini negro con tiritas. Jasper usaba un short de natación rojo, su torso era asombrosamente muscular. Me di cuenta que lo había estado mirando fijo y aparte mis ojos rápidamente. Sentía la risa de Edward detrás de mí.
“¡Atrapada!.” Susurró en mi oído, deslizando su lengua contra mi lóbulo. Sentí mi cuerpo ruborizándose con su tacto.
Jasper nos miraba y rodó sus ojos.
“¡Chicos me están matando!,” dijo con su suave voz cansina, y sonrisa jugaba en sus labios.
“¡Pero no paren!” chilló Alice. “Estoy totalmente fascinada con lo que su humor le está haciendo a mi marido. ¡Mii-auuu!”
Me ruboricé furiosamente. “¿Estaban nadando chicos?” Balbuceé torpe, sabiendo rápidamente la obvia respuesta a mi pregunta. Edward me besó el cuello, riendo silenciosamente detrás de mí.
“Si se le puede llamar así.” Dijo Emmett riéndose por lo bajo.
Edward miraba a Emmett y luego a Jasper, entonces lo picó la curiosidad. “¿De qué se trata esto?”
Emmett le sonrió a Jasper, y después se encogió de hombros.
“Vi a Jasper nadando y le dije que él me recordaba a mi profesora de segundo grado cuando nos enseñaba a nadar como perrito. Él dice que podría ganarme en una carrera a Río ida y vuelta, pero sería una pérdida de su tiempo porque le rompería la ilusión muy fácilmente.  Además, le dije que deje que el dinero hablé.”
Los ojos de Edward chispearon.

“Ven Jazz. Tú viste nadar a Emmett. Él es como un canto rodado con aletas. Por supuesto que tu le ganarías, y valdría la pena totalmente.” Su risa era baja, feliz. Emmett gruñó.
Jasper rió y se encogió de hombros. “Estoy bastante seguro de que yo les ganaría a ambos fácilmente. Sin problemas. Solo que no quiero dejarlos mal parados delante de sus damas. Entonces tendría que sentarme a escuchar sus lloriqueos toda la noche.” Él levantó una ceja.
La apuesta  había comenzado ahora.
Edward rió otra vez. “Bueno, ahora, no quiero sumarme a esta apuesta y ser acusado de robo. Tu puedes ganarle a Emmett, pero yo estoy definitivamente fuera de tu liga, Jazz.” La voz de Edward era burlona, y condescendiente.
“Estás rumiando demasiado, ¡tú no me ganarías ni por joda!” Jasper le hizo muecas a Edward.
Emmett se rió entre dientes. “Eso es impresionante, Jazz.”
 “OK…, OK” Rosalie caminó hacia adelante, con las manos en el aire. “Una carrera a Río ida y vuelta. El ganador elige los castigos para los dos perdedores. Los castigos serán diferentes para cada perdedor, no incluirán hacerle nada a las esposas  de los otros, y el que llegue en segundo lugar puede elegir entre las dos opciones de castigo.” Me quede pensando en esto, mirando a Edward vibrar con el desafío. Río no estaba especialmente cerca.
Los chicos asintieron, mirándose fijamente unos a otros. Los tres cuerpos masculinos zumbaban con el entusiasmo. Edward tiró de su camisa sobre su cabeza, revoleándola sobre un sofá. “Hagamos esto.”
Mire a Alice, que me sonreía. Ella me hizo un guiño. No estaba segura si eso significaba que su chico ganaría, o el mío. Y entonces se me cruzó un pensamiento. ¿Cuáles serian los castigos, y si era por eso que ella me estaba guiñando?
*****
Los muchachos se zambulleron en el agua y desaparecieron. Intenté buscar a Edward en el agua pero desapareció en segundos. Nos sentamos en tres reposeras bajo el sol.
“Edward se queda gran parte del tiempo bajo el agua. Emmett tiene una brazada bastante fuerte. Jasper hace un mix de ambas cosas. Ellos aman nadar.” Rosalie sonrió hacia mí desde la reposera a mi derecha. Alice estaba a mi izquierda, cerrando sus ojos contra el sol, disfrutando del calor.
“¿Cuánto tiempo estarán fuera?” Pregunté. No tenía ninguna idea de cuánto tiempo le tomaba a tres vampiros nadar cincuenta millas ida y vuelta.
“No mucho. Quizá dos horas.” murmuró Alice. ¿Nadan a cincuenta kilómetros por hora? Ese pensamiento me hizo acelerar el pulso. Alice me levantó una ceja.
“¿Dos horas?” exclamó Rosalie, no haciendo caso de mí.
“¿Qué diablos?” Mi boca se abrió muy grande. ¿Eso les parecía muy lento a ellas?
Alice se encogió de hombros, su tono se iluminó. “Pararán para luchar en el agua cerca de cinco veces. Emmett está siendo un grano en el culo.”
Rosalie se rió. “¡Ese es mi chico!”
Nos sentamos silenciosamente por un rato. Era un día hermoso, ventoso y caliente; el cielo era azul y despejado. Alice se volteo hacia mí repentinamente, “¡oh! ¡Tengo un chisme!” Ella rió nerviosamente. “Y yo nunca tengo chismes por eso éste es tan especial.”
Le sonreí expectante.
Ella rió y Rosalie dijo, “¿Oh, es lo de…?”
Alice asintió. “Sip, la historia de:
 Edward-se-caso-y-mi-vida-ya-no-tiene-sentido.”
Las mire a ambas, desconcertada. “¿De qué están hablando?”.
Alice sonrió traviesa. “Jessica Stanley se fugó para casarse.”
Yo gemí. “¿Jessica se fugó para casarse? ¿En la última semana?”
Alicia cabeceó a mi expresión. “¿Que loco, no? Pero la peor parte es que el tipo es:
En-un-horrible-Universo-alterno-totalmente-la-exacta-copia-de-Edward.”
Rosalie resopló, “sí, en sus sueños. Lo qué Alice quiere decir es que es totalmente claro detrás de quien iba Jesica. Aunque, en este universo alterno,  Edward tiene la piel horrible, el pelo grasiento, un problema con el alcohol, y el hábito extraño de oler sus dedos constantemente.”
Alice suspiró. “OK, lo sé, él no se parece en nada a Edward. Pero está clarísimo lo que ella buscaba. El tipo de hombre silente, melancólico, con cabello alborotado. Oh, él es horrible sin embargo. Pobre Jessica.”
 Rosalie resopló en este último comentario, claramente no tan comprensiva.
Hice muecas, riendo de la graciosa imagen. “¿Quién es él?”
Rosalie se encogió, “ni idea. Pienso que él es un estudiante de la Universidad de Washington. Estoy casi segura de que ellos se conocieron en un bar en Seattle. Sabemos Edward estará afligido cuando se entere que ella está fuera del mercado.”
El tipo sonaba patético, y Jessica tenía ciertamente mucho por madurar sin la complicación de haberse casado con un extraño. Yo me sentía un poco apesadumbrada por ella. Aunque sabía que ella no era la persona más altruista, ella había sido mi primera amiga en Forks.
El silencio bajó sobre nosotras, una tranquilidad cómoda, fácil. Cerré los ojos. El sol se sentía delicioso en mi piel. Comencé a ver a Edward moverse sobre mí detrás de mis párpados. Comenzaba a dormitar suavemente.
“Así que, Bella.” Dijo Rosalie con voz cansina, mis ojos se abrieron rápidamente. Por el rabillo de mi ojo vi que Alice se encaramaba en su reposera a mi lado. Me di vuelta hacia ella, viendo sus ojos brillantes y emocionados.
Interrumpí a Rosalie antes de que ella pudiera continuar, “¿donde están Esme y Carlisle?” Era curiosidad genuina, pero también quise retrasar lo que sabía que se venía.
Ella agitó su mano alejando mi pregunta. “Llevaron el otro barco a Río para buscar tiendas donde comprar los materiales para remodelar la cabaña. Pero, mejor, hablemos de ti y sexy Edward…”
Gemí, temiendo el renacimiento de la inquisición española.
“Cuéntanos todo sobre nuestro hermano mayor en la cama.” Dijo Rosalie sin rodeos mientras que me sonreía dulcemente. Alice chilló, aplaudiendo.

“Guau,” mascullé. “Comienzas con las preguntas pequeñas, ¿verdad Rosalie…?”
Rosalie rió. “Vamos. Hemos estado muriendo aquí. Él ha sido virgen por un siglo y tiene sexo por primera vez con un ser humano. Podrás entender nuestra curiosidad.”
Me di vuelta hacia Alice y fingí una mirada de ira. “Solo pídele los detalles a Alice, ella parece haber visto la mayor parte de la acción.”
Alice rió nerviosamente. “Solo te vi a ti poniéndote el conjunto negro de La Perla y los estiletos de Jimmy Choo que… estaba particularmente encariñada con esos zapatos, yo sabía harían que tus piernas lucieran como de cinco kilómetros de largo…”. Su voz se apago, después ella se enderezó en la reposera. “Te juro que no vi el resto de esa noche ni mucho de ninguna otra. ¿No es como que ustedes deciden con mucha anticipación lo que van a hacer, verdad?” Ella sonrió, levantando su mano en gesto de compromiso.
Asentí, recordando la noche con la ropa interior negra. Me alegraba saber que ella no vio lo qué sucedió más tarde. Era demasiado personal para compartirlo.
“Está bien, pondré algunas reglas básicas,” dije, mirando a cada una de ellas. “No voy a negarme a compartir algunos detalles. Algunos.” Aclaré mientras que ambas aplaudían.
“Nunca he tenido amigas con las que hablar de estas cosas, realmente, ni tampoco un novio con quien hacer cosas que después pudiera contar, así es que yo no estoy enteramente cómoda ventilando todo.”

Ambas me miraban cuidadosamente. Rosalie se rompió en una mueca astuta, “OK, te lo tomo. Entiendo eso. Pero en serio, Edward parece como una persona totalmente diferente. Su mueca constante, casi me espantaba. Y ahora estoy… bueno, me impresiono.” Ella me miraba, asintiendo. “Así que, ¿podemos hacerte preguntas por sí o por no, entonces?”
Vacilé. “OK. Sí, no, o sin comentarios.”
Ella cabeceó su acuerdo. “¿Ustedes tuvieron sexo la primera noche aquí?”
Asentí. Intercambiaron las miradas, levantando sus cejas la una a la otra en una comunicación silenciosa. Suspiré. La intimidad con mis nuevas hermanas era divertida, pero ya comenzaba a bordear con lo doloroso.
Alice me miraba, “¿Has usado los shorts azules de encaje? Ésos sacaban chispas  y Edward no puede controlarse cuando tu usas cosas de color azul.”

Asentí, recordando la segunda noche en la casa cuando Edward me tomó rudamente. Me ruboricé. “Si. Ésos eran fabulosos.”
Rosalie se rió entre dientes. “Volveremos a esa historia cuando nos no limiten al sí o al No.”
“No te olvides del sin comentarios.” Le recordé.
“Lo sé,” me sonrió ella, haciendo un guiño.
Ella y Alice se miraban la una a la otra, después ambas explotaron al mismo tiempo, “¿él ya bajo en ti?”
“¿Qué?” Jadeé, sintiendo como si  saltáramos de jardín de infantes a una tesis de doctorado. Sentía que me quemaban las mejillas.
“Uh, eso es un sí.” Rosalie rió nerviosamente. “¿Y?”
“¿Y… qué?” Pregunté, evitando sus ojos.

“Bella.” Alice me levantó una ceja. “Vivimos para eso. No finjas que a ti no te gusta.”
Lancé una gran exhalación, decidiendo solo entregarme a ella. “Definitivamente… podría verme viviendo para eso.” Chillaron. “Solamente que ha sido complicado. El veneno….”
“Oh mi dios…” Rosalie murmuró, Alice jadeaba a mi lado. “Había olvidado eso. Oh, Bella, ¿te lastimó?”
Rodé mis ojos queriendo desaparecer. “No exactamente.”

Me miraron fijamente. Rosalie gruñó, “¿es que acaso vamos a tener que arrancarte cada detalle a la fuerza?”
“¡Es solo que esto es muy personal!” Chillé, cubriendo mi cara.

“Bella, ahora tu eres nuestra hermana. No hay tales cosas como demasiado personales.” sonrió Alice.
Rosalie rió nerviosamente. “Felizmente te contaré las medidas de Emmett, si tú quieres.”
Gemí. “Por favor, No. Por favor dios, no lo hagas.”
Ambas se rieron de mí, y esperaron para que explicara el tema del veneno.
“Yo pienso que… bueno, es un poco como un cosquilleo. Llega a ser bastante intenso si es… allí abajo…” Sentía como si fuera a explotar de tanto ruborizarme.
Ambas me miraban, asintiendo. “¿Y?”
“¿Y qué? Cosquillea. MUCHO.” Me encogí, esperando que no necesitaran más explicaciones.

“Por supuesto cosquillea. ¿Pero quién puede quejarse por un orgasmo inmediato y constante?” Rosalie me miraba con incredulidad.
Me ahogue tragando saliva. “¿Qué? Esperen, ¿es igual para ustedes chicas?” Asintieron, sonriendo. “Y ustedes… ¿no se desmayan?”
Jadearon, tapando sus bocas con las manos. “¿desmayarse? ¡Oh Bella que terrible! ¿Qué sucedió?” La voz de Alice estaba llena de preocupación.
Y en ese momento entendí. “Chicas, ustedes no pueden hiperventilar. Claro que no, usted son vampiros.” Una sonrisa amplia se desparramo a través de mi cara. “Eso significa que cuando me transforme, ¡conservare todo lo bueno, sin los desmayos ni la humillación!”
Ambas me miraban, intentando entender de lo que yo hablaba.
“¿Qué quieres decir, humillación?” Susurró Alice como si hablara sobre una  tragedia grave.
Suspiré, entendiendo que iba a tener que explicarles, deseando haber contestado, estuvo bien y haberlo dejado así.
“Respiraba demasiado rápido. Hiperventile. Me desmayé, y caí como una tonelada de ladrillos totalmente anti-sexy. Dos veces.”
Rosalie dijo cautelosamente, “así que… tú no lo conseguiste por mucho tiempo, entonces.”

Me reí entre dientes de su expresión, `conseguiste'. Sus caras se habían congelado con las expresiones más preocupadas y comprensivas, lo que me hizo reír a carcajadas ruidosamente.
“Chicas ustedes, parecen pensar que no hay otras que nosotros podemos hacer.” Me encogí. “No que no me interese tener más de eso, pero nos divertimos mucho.” Lo dejé así.
Antes de que pudieran preguntarme más cosas, notamos lo que parecía una estela detrás del barco como un motor invisible. Los chicos venían hacia el barco, rápido.
Nos paramos y caminamos hacia el borde del barco, mirándolos acercarse. No podía decir quién llevaba la delantera; parecían estar todos amontonados; empujando olas gigantes en el  agua y apenas se veían sus cuerpos indefinidos. El barco se sacudió fuerte una vez, y entonces dos ruidos sordos sucesivos empujaron el barco hacia adelante.
Alice saltó hacia arriba y hacia abajo cuando los muchachos salieron fuera del agua y saltaron sobre la cubierta. Edward caminó hacia mí, con una sonrisa, engreída,  y torcida. Su pecho relucía, fuerte. “¿Quieres besar a un campeón?”
Chillé y envolví mis brazos alrededor de él, besándolo fuertemente, presionando mi cuerpo contra el suyo mojado. Alice besaba a Jasper más o menos de la misma manera. Rosalie tenía sus manos a los lados de la cara de Emmett, consolándolo.
“Aww, pobre Emmett.” Suspiré, medio en broma, presionando mi cuerpo contra mi marido.

Edward sonrió satisfecho. “No te sientas demasiado apesadumbrada por él. Él gana las apuestas de fuerza fácilmente. Solo soy demasiado rápido para él. Además, él es un dolor en el culo.”
“Eso es lo que dijo Alice,” reí. Él me besó apasionadamente, empujando su cuerpo contra el mío.
Jasper miraba a Edward. “OK, Edward. Discutamos castigos. ¿Cuáles son mis opciones?”

Edward se rió entre dientes, divirtiéndose claramente con la decisión. “OK, opción uno: Tú usarás el atuendo de mi elección todo el día de mañana, sin discusión, y sin detalles hasta mañana. La opción dos, tú cantaras al Karaoke: (*) You’re Beautiful by James Blunt.”
Jasper dijo “El atuendo, a fondo. Definitivamente el atuendo.” Me reí de su certeza.
Emmett gimió, “Aww, hombre. Ésa canción es muy GAY. El tipo incluso suena como una chica.”

Edward se rió entre dientes. “Lo sé. Por eso es una buena opción para ti Emmett. Mejor practica tu falsetto para esta noche.”
Alice se dio vuelta hacia Edward, sonriendo, sus ojos centelleaban. Edward la miró fijamente por un largo momento y después se rió, dándose vuelta hacia mí.
“¡No puedo creer que contaste!”

Me tapé la cara con las manos.
“Lo sé. Créeme, ni yo me lo creo tampoco.” Mugí, mirando a Edward y él me sonreía absolutamente radiante.

(*)http://www.youtube.com/watch?v=ztc4V3ttlso

Capítulo 14 - Mosaico by Lolashoes

Colocamos todo en la sala de estar mientras que Emmett marcaba el código para la canción. Todavía me reía entre dientes de su atuendo: él se había exprimido dentro de un vestido de hilo rosado de Rosalie, la tela casi se rasgaba sobre su cuerpo musculoso, la parte inferior apenas cubría la parte alta de sus muslos. El vestido era una clara declaración sobre la canción. Él echó un vistazo hacia arriba y le dio una mirada de complicidad a Edward, que sonreía feliz, descansando en su silla.
Miré por encima a Rosalie; su cara era una mezcla de entusiasmo y curiosidad. Me senté en el piso al lado de ella, inclinándome contra el sofá, sintiéndome nerviosa por Emmett. Aparentemente yo era la única que se sentía así.
Emmett rezongo para sí mismo, su voz profunda resonaba en el cuarto.
“Esto no es tan malo. No es como la vez que me hiciste beber un litro de leche.” Él parecía asqueado y fulminó a Edward con la mirada.
“Eso fue enfermizo.”
Edward se rió entre dientes desde la silla, “lo que sea que te ayude a cantar esta canción, Em. No estoy seguro de que te hayas  dado cuenta lo agudo que canta él.”


“Y a propósito, luces totalmente sexy en cachemira rosada,” dijo Jasper quedamente desde el sofá.

“Si no estuviera ya casado…” él levantó su mano en garras, “rawr.”
“Sólo espera hasta mañana, Jazz, entonces veremos quién es más sexy.” rió Emmett.
“La voy a romper, con lo que sea.” La voz de Jasper era apenas un susurro, una sonrisa se encrespaba en sus labios. Alice silbó entre sus dedos y se subió en el regazo de Jasper.
“Hablando de romperla, Emmett, déjanos ver lo que puedes hacer.” Edward movió la mano en un gesto de  apuro.
Los acordes de la abertura comenzaron y Emmett puso una expresión soñadora, su mano sobre su cabeza en un gesto plumoso de diva. Él comenzó a cantar, “mi vida es brillante…” y entonces puteo bajo su respiración, riendo, su voz era demasiado grave para la canción, sabiendo que el castigo de Edward requería un falsetto. El maldecía continuamente, las blasfemias volaban mezcladas con cada verso.


Sus intentos eran constantes de cantar lo suficientemente agudo para la canción, y  fallaba siempre por el tenor de su voz profunda, solo le salía una cacofonía de gritos, haciendo reír histéricamente a la familia entera. Él se reía a la par, luchando para permanecer enfocado. Miraba alrededor del cuarto. Todos disfrutaban del impedimento de Emmett, sin maldad. La canción terminó y Emmett hizo una reverencia profunda, nuestros aplausos y silbidos cayeron ruidosos sobre él.  Emmet había lanzado bastantes maldiciones durante su actuación, por lo que Edward habría podido insistir en un bis probablemente, pero optó por no hacerlo.
Él caminó hacia Rosalie y me pareció que lo oí susurrar, “Tú eres hermosa, lo sabes.” Ella lo besó suavemente. Esme lo regañó bondadosamente por maldecir, y le sugirió que intentara imitar a Edward en su respeto por la lengua inglesa. Edward y yo intercambiamos una mirada divertida, mis ojos se fijaron en sus labios, que me pronunciaban palabras deliciosamente sucias, bastante seguido. Mi corazón hizo un ruido sordo en mi pecho.
Jasper se rió entre dientes detrás de mí, “Muy interesante reacción, Bella.” Le eché una mirada sobre mi hombro, haciéndolo reírse entre dientes más ruidosamente, con un sonido profundo, sano y feliz.


Salté hacia arriba y besé a Edward rápidamente antes de dirigirme a la cocina para hacerme algo de cenar. El resto de mis nuevos hermanos y marido se sentó en una mesa para jugar corazones. Oí a Edward rogarle a Emmett que mantuviera sus piernas juntas al lado de él. Carlisle se sentó en el ordenador portátil para trabajar; Esme me siguió en la cocina.
Ella caminó hacia la mesada y tomó el delantal rosado que colgaba cerca de allí, envolviéndolo alrededor de su cintura. Me ruboricé recordando la vez última que había visto a un vampiro usar ese delantal en esta cocina. Esme se dio vuelta hacia mí.
“Bella, debes estar absolutamente muerta de hambre. Déjame por favor hacer tu cena. Siéntate, y habla conmigo.”
Sonreí, “yo amo tu compañía, Esme, pero puedo cocinar mi cena yo misma.”


Ella rió y dijo, “estoy segura que tú puedes. Pero por favor, cocinar es uno de los comportamientos maternales más satisfactorios que yo nunca puedo experimentar. No es como si yo pudiera traer a mis niños leones o ciervos de montaña. Y sólo podré malcriarte así por poco tiempo. Déjame disfrutar de ésto.”
Acepté sus palabras silenciosamente, considerando su referencia simple a mi transformación inminente, y entonces asentí con la cabeza, sabiendo que sería grosero rechazarla. Quería realmente que ella se sentara y que se relajara.
“Además,” dijo ella reservada, casi como si hubiera oído mis pensamientos, “yo podría cocinar para ti mil cenas y no sentir que fuera suficiente agradecimiento por lo que tú has hecho por Edward.” Ella sacudió su cabeza en un gesto de maravilla, dándose vuelta para sonreírme con abierta gratitud.
“Esme,” respondí quedamente, frotando mi dedo del pie a lo largo de una línea entre dos azulejos del piso de cerámica, “yo recibo mucho más a cambio de Edward. De todos ustedes.”
Ella me miró por un largo momento, y después caminó hacia el refrigerador, sacando algo de salmón y vegetales. Puso a hervir un poco de agua para el arroz y comenzó a limpiar el pescado y a cortar los vegetales.
“Tú estás acostumbrada a ser enteramente autosuficiente.” Ella dijo estas palabras como una observación, pero se sentían como una pregunta.
“Supongo.” Dije, encogiéndome. “Mi mamá es buena cocinera, pero casi ha incendiado la cocina más veces de las que yo podría contar. Charlie podría poner a cocinar un tazón de cereales así que ni modo. En cualquier caso era más fácil ocuparme yo misma.”
Su mirada era suave. “Estoy hablando de algo más que sólo cocinar. Adoro a tus padres, Bella, y pienso que han hecho un trabajo asombroso criando a una joven pensante e independiente. Pero nuestra familia funciona diferente. Dependemos mucho los unos de los otros. Solo espero que tú puedas sentirte más cómoda con la forma en que nosotros nos cuidamos los unos a los otros sin vacilación, y  sin necesidad de retribución. Ahora tú eres parte de esto, y lo serás por siempre. Tú nos has dado una vida nueva.” Ella miraba mis manos apretadas delante de mí. “Tú traes más a la mesa que nosotros, pero no creo que tu lo veas de esa manera, ¿verdad?” Sentía las lágrimas empujando atrás de mis ojos por el calor de sus palabras y miré lejos, hacia fuera de la ventana, a la luna que reflejaba las olas.
“Estoy abrumada por tu generosidad e incapaz de articular todo lo que siento que le debo a tu familia. Pero aprecio lo que me estás diciendo, Esme.” Le sonreí, encogiendo los hombros.


Ella asintió comprendiendo. Consultó un libro de cocina brevemente antes de batir un poco de manteca y harina en un tazón, agregando un poquito de crema, luego lo roció con jugo de limón y agregó algunas alcaparras. Los olores eran deliciosos; estaba famélica.
“¿Quieres vino u otra cosa con la cena?” Me preguntó.
Me levanté, dirigiéndome encima del armario para tomar un vaso.
“Solo agua para mí esta noche. La última vez que tome vino en esta cocina casi termino asando a la parrilla a tu hijo, discutiendo sobre cómo él iba a transformarme.”


Las palabras se me habían escapado antes de que me diera cuenta de lo que decía. Esme se rió, de forma cálida y confortable. Le lancé una sonrisa avergonzada y llevé la comida sobre la mesa.
“Gracias Esme, esto luce…  sorprendente.” Y lo estaba. Comencé a devorar mi cena, Esme se sentó frente a mí, acomodando las flores que ella había traído a la casa más temprano.
“Estoy segura que esa fue una conversación divertida.” Me hizo un guiño. “Él es obstinado. Está asustado. Cada día que pasa junto a ti él está más asustado de perderte, de hacerlo… mal.” Me dijo quedamente, al parecer no estaba apurada por saber más detalles de la conversación que Edward y yo habíamos tenido esa noche. Supuse esa era otra cosa que Edward había discutido con Carlisle su primera noche aquí. Me ruboricé rápidamente.
“Lo sé.” Mascullé y miré fijamente mi vaso de agua, no queriendo realmente meterme en ese tema. La idea de que Esme supiera que yo quería que Edward me mordiera después de que hiciéramos el amor me puso algo incómoda.
“Aunque, yo querría lo mismo que tú.” Se inclinó hacia mí y sonrió misteriosa. Reí a pesar de mi mortificación, sacudiendo mi cabeza. Esme era una combinación asombrosa de madre y de hermana mayor.
Edward apareció en el umbral de la cocina, “¿cómo está la cena, amor?” Había un destello en sus ojos; él sabía lo que habíamos estado charlando.


“Mmm, Esme me hizo el salmón más delicioso. Prácticamente lo inhale.” Reí, mirando mi plato casi vacío.
“Bien,” Me sonrió, con su cuerpo inclinado contra el marco de la puerta.
“Tú no has comido mucho hoy.” Sus ojos lucían preocupados, examinándome cuidadosamente.
Esme caminó hacia mí y me besó en la cabeza suavemente, susurrando “buenas noches, amor,” antes de salir de la cocina para ir a encontrarse con Carlisle. Ella tocó la mejilla de Edward y susurró algo demasiado bajo para que yo pudiera oírla mientras que ella se escapaba fuera de la cocina. Miré el reloj y noté que ya casi era medianoche. El día voló tan rápidamente con todos alrededor de nosotros.
“Gracias, otra vez, Esme. Estaba delicioso.” Le grité, ella se dio vuelta y me guiñó un ojo.
Edward se acercó para colocarse detrás de mí y frotó mis hombros, besándome el cuello. “¿Quieres jugar a las carta?” Me preguntó, haciéndome señas de entrar en la sala de estar.
“Alice nos está dando una paliza jugando a corazones y es totalmente adorable.”
“No, creo que voy a pasar.” Cuando pronuncié estas palabras, él comenzó a caminar a la sala de estar, planeando probablemente pedirles a todos que partieran.
“No, Edward, quédate. Juega a las cartas. Estoy agotada y sé que ustedes se están divirtiendo.”
Llevé mis platos el fregadero, comenzando a lavar lo que Esme no había lavado ya. Él me detuvo.
“Yo limpiaré esto. Vé a acostarte, Bella. Acabaremos esta ronda y luego me iré a acostar.” Me tiró hacia él y me besó, su boca abierta contra mis labios, sus ojos miraban fijamente en los míos, y sus manos recorrieron mi espalda. Su tacto movió de golpe un interruptor en mí y empujé mis caderas contra sus muslos, gruñendo suavemente contra su beso. Él gimió, con el principio de una erección empujando contra mi estómago.


“Me iré a acostar muy pronto.”
“Te extraño.” Susurré contra su pecho. “Tienes permiso para atacarme mientras duermo.” Él gimió contra mi cuello y me beso suavemente antes de dejarme ir.
Dije las buenas noches al resto de mi nueva familia y me dirigí al dormitorio, el sonido de sus risas y bromas retumbaban en las paredes.
Soñaba con Edward, su cuerpo sobre el mío, detrás de mí, dentro de mí. Sus manos frotando mis piernas, él estaba encima de mí, y entonces detrás de mí otra vez, sus dedos apretaban la carne de mi cola, empujando su cuerpo entre mis cachetes.
“¿Bella estás segura?” Me preguntó, con voz tranquila, sus caderas temblaban contra mi cola.
“Por favor, bebé.” Gemí, apretando mis caderas contra él. Él frotó sus dedos mojados contra mi piel suave, empujando un dedo dentro de mi cola y… sentí algo moverse a mi lado, y oí un gemido bajo de Edward, y una mano fría en la parte interna de mi muslo. Mis ojos se abrieron, mis parpados estaban pesados, y mis ojos  nublados en la oscuridad del cuarto. Parpadeé y Edward entró en foco, su cuerpo se arrodillaba delante de mí, su mano separaba mis piernas desnudas, su otra mano frotaba ligeramente su miembro sobre mí.


“Bella estabas soñando conmigo. Tu latido estaba cómo se pone cuando estoy dentro de ti. Bebe, cuéntame sobre tu sueño,” su voz era un susurro, sus dedos duros se movían dentro de mi cuerpo, tocando mi piel mojada.
Lo traje hacia mí, su cuerpo empujaba rápidamente contra el mío. Mis miembros se derritieron alrededor de su piel fría, mi cuerpo parecía de plomo por el remanente de sueño. Edward subió mis brazos sobre mi cabeza, sosteniéndolos allí con una mano, y puso la otra por debajo mí, apretando mi cola, deslizándose más profundo dentro de mí. Lo apreté firmemente alrededor de la cintura con mis piernas, empujándome contra él.
Respiré agitadamente contra su cuello, mi mente perdía todas las inhibiciones con el recuerdo de mi sueño, el recuerdo de desear algo tanto que dejó un rastro físico dentro de mí. “Creo…” Gemí, “Unhhh Edward, te siento tanto…”
“Bella…” él gruñó, empujando dentro de mí.


“Creo que estábamos por… oh dios se siente bien… tener… sexo anal…” Solo podía jadear, necesitando mi clímax. Su miembro se convirtió en hermoso concreto dentro de mí al escuchar mis palabras, su profundo quejido sonó casi doloroso.
“Oh dios Edward, estás tan duro.”
Su respiración era constante pero agitada contra mi oído, su voz era un gruñido.
“Mierda, Bella… necesito… oh dios… estás tan cerca…”
Él se movió sobre mí, sus labios se movían abajo de mi cuello, su boca devorando mi pezón.  Desparramando el veneno a través de mi pecho y mi orgasmo me golpeó duramente. Mi espalda se arqueó encima de la cama, mis brazos todavía fijos sobre mí cabeza en un delicioso cautiverio.
Él no se detuvo como lo hacía generalmente para bajarme de mi clímax.
“¿tú quieres probar eso?” Su voz era tranquila, pero urgente en mi oído.
Asentí, respirando difícilmente, “yo quiero intentar todo contigo.”
Mi respuesta fue simple, honesta. Él enterró su cara en mi cuello, murmurando mi nombre. Sabía que recién comenzábamos a descubrirnos, pero no quería ningún límite entre nosotros.
Él soltó mis brazos y puso su mano en mi pelo, acariciándolo suavemente, moviéndose sobre mí con la misma urgencia.


“… eso suena tan bueno…”
Él me besó el oído, la cara, el cuello, sus ojos se movían sobre mi cara, su necesidad de mí escrita por todas partes en su expresión.
“Te extraño,” sus labios encontraron los míos, su lengua empujaba en mi boca.


“Te extrañé hoy; necesito más que sólo las noches contigo… nosotros… mierda…” su cuerpo comenzó a temblar sobre mí; Podía notar que estaba cerca.
“Necesitamos un mejor balance.” Él nos movió de un tirón de forma que yo quede encima de él, su pecho contra los míos, luego él se sentó, con las piernas dobladas detrás de mí.


No podía encontrar palabras para responder bien, entonces moví mis caderas sobre él; mis quejidos tendrían que ser suficientes. Su cuerpo contra el mío me condujo cerca del clímax otra vez, sus manos en mi pelo sostenían mi oído contra sus labios, su respiración fría en mi oído.


“Te amo más que a cualquier cosa Bella, necesito más de ti. Soy insaciable… yo no logro tener suficiente… por favor oh dios puedo sentirte acabar, sí…”
Me sentía al borde de acabar continuamente, de los orgasmos subían debajo de mí, consumiéndome. No podía incluso formar palabras, entendiendo cuánta falta me hizo su tacto todo el día, mi cuerpo necesitaba que él me consuma. Puse mis dedos debajo de mí, en la base de su miembro, y exprimí su base entre mi índice y mis dedos medios, apretándolo.
Él gritó, “sí, más fuerte…”


Ola tras ola se estrellaba sobre mí mientras no podía emitir un sonido, mi boca permanecía abierta silenciosamente, mi cabeza cayó hacia atrás arqueando mi espalda. Su boca demandó mis pechos hambrienta. Él retardó su embestida ascendente, gimiendo, “Bella, voy a acabar muy fuerte… suéltame…” y me movió de un tirón acostándome hacia atrás sobre mi espalda antes de salir de mí, y se arrodilló entre mis piernas. Él frotó ligeramente su miembro duro y acabo sobre mí, derramándose sobre mi estómago, sus ojos miraban fijamente mi pecho, ahora mojado por él.


Se tiró a mi lado, escuchando mi respiración agitada, con su cabeza en mi pecho. Después de varios minutos en silencio, él tomó una toalla que estaba cerca de su almohada, y me limpió suavemente.
“He estado pensando en hacer esto todo el día.” Se rió entre dientes, “yo no quiero estar lejos de ti tantas horas. Es difícil compartirte. Supongo que necesitaba reclamarte esta noche.”
Me acurruqué contra él, empujando mi cara en su cuello, susurrando su nombre. Mi cuerpo estaba pesado y débil por acabar tan fuertemente, por presenciar la fuerza de su orgasmo sobre mí, de necesitar sus brazos alrededor de mí, tocando cada pulgada de mí. Él se conformó, envolviendo sus brazos y piernas frescos alrededor de mí.
“Tú eres mi todo.”
*******
Rodé sobre la almohada a mi lado, aterrizando mi cara con un crujido contra un trozo de papel. Lo tomé despegándolo de mi labio inferior, y bizqueé para leer la hermosa caligrafía.
Salí para conseguir el atuendo de Jasper
Y algunas otras chucherías en Río.
Si te despiertas y no estoy aquí, no tardaré mucho.
Muffins en la cocina.
No puedo esperar para verte.
~E.
Salté fuera de la cama y tomé una ducha larga, poniéndome luego un simple traje de baño de una pieza negro y un pareo de seda azul, sujeté mi pelo en un alto rodete flojo. Tomé un muffin caliente de arándanos de la cocina y salí a la playa donde Alice y Esme miraban tranquilamente la resaca estrellarse violenta contra algunas rocas abajo de la playa. Vieron que me acercaba y Alice comenzó saludarme, agitando su mano.
“¡Buen día, señora Cullen!” aplaudió Alice. ¡“Espero que hayas dormido bien! Tu marido está consiguiendo el atuendo más impresionante para Jazz.” Ella daba vértigo.


Reí, “yo estoy segura que él se divertirá encontrando chucherías en Río de todos los lugares. Apuesto que traerá el mismísimo Carnaval.”
Alice rió, “algunas partes de él al menos. Y definitivamente encontró chucherías.” Esme no vio su guiño, pero yo lo pesqué definitivamente.
Como en señal, vi a Edward acercarse al muelle en el barco más pequeño. Él tomo un par de bolsas y saltó del barco, corriendo hacia nosotras, levantándome en el aire y dándome un beso profundo, completo.
“¿Me extrañaste?” susurró contra mi pelo mientras que yo asentí en su respiración.


Esme y Alice se rieron entre dientes al lado de nosotros.
“¿Recién se dan cuenta que estamos interrumpiendo su luna de miel?” preguntó Esme, mirando hacia la playa mientras que el resto de la familia corría hacia nosotros volviendo de una cacería.
Jasper se acercó, mirando curiosamente una bolsa en la mano de Edward. Edward se la dió silenciosamente, con una amplia mueca en su cara, y Jasper se dió vuelta hacia el barco, riendo.
“Enseguida regreso,” dijo con su voz pausada, reservada. “Señoras, prepárense para un shock de lujuria.”
Nos quedamos en el lugar, esperando que Jasper emergiera, todos menos Alice y Edward que hacían apuestas sobre lo que él usaría. Pocos minutos más tarde él bajo del barco y nos disolvimos todos en risas histéricas. Él tenía un tocado azul y rojo gigantesco de plumas encima de la cabeza; los penachos brillantes alcanzaban probablemente los treinta centímetros y caían cascadas alrededor de su cara. La banda entera de la corona sobre su frente estaba cubierta de lentejuelas verdes. El tocado era claramente el punto focal de su atuendo, pero no era la única cosa que él tenía puesta. Mis ojos viajaron abajo de su torso esculpido, descubriendo un par de stickers brillantes sobre sus pezones, y bajando hasta una zunga minúscula de leopardo. Me ruboricé furiosamente; la zunga apenas lo contenía. Le eche una mirada a Edward, “¿porqué?” Él rió, cabeceando a la expresión enorme de Alice. La realidad era al parecer mejor que la visión. Las piernas de Jasper estaban desnudas, pero sus calzaban unas enormes pantuflas de los Simpson de felpa. Me reí ruidosamente cuando vi las pantuflas. Él caminó hacia nosotros, totalmente cómodo, casi como si usara sus jeans y remera habituales.


Edward se rió del aspecto de Jasper, “Me gusta lo que hiciste con los stickers. Te los dejé por si acaso.” Jasper los frotó, riendo.
“Lindo,” sonreí, mirando a Edward. “Muy original.” Alice zumbaba a mi lado, enfocada solamente en la zunga.
Edward me sonrió. “Pensé que él necesitaba un poco de color.” Luego agrego, “en realidad compré lo primero que encontré en las tiendas del puerto. No quise tardar demasiado.”
Él paso sus brazos alrededor de mí, besándome el cuello. “Te compré un regalo a ti también, amor. Algo para nuestras aventuras.” Ronroneó en mi oído, tocando mi lóbulo suavemente con su lengua. Podía oír la sonrisa en su voz y me volteé para mirarlo, y sus ojos se veían totalmente ardientes. Me incliné contra él, gimiendo suavemente entendiendo que ésta era mi vida ahora, los extraños numeritos surrealistas, el vínculo con la familia, y la aplastante intimidad que compartía con Edward.
Jasper me miraba y sonrió, “¿Supongo que no soy yo, con esta zunga, quien te está poniendo en ese humor, verdad Bella?”
Jugamos en el agua por un rato. Edward dejó que Jasper se sacara las pantuflas y el tocado mientras que nadaba. Me entristeció ver que sus brillantes stickers de Hello Kitty habían desaparecido probablemente en las olas. Me arrastré hasta la arena y los miré mientras que ellos jugaban a la mancha en el agua, sintiéndome delicada y torpe.
Edward me miraba, con una expresión crispada en su cara que no pude leer. Casi con nostalgia, o quizá determinación. Algo que no podía descifrar.
Puso a Alice en el suelo y vino a visitarme, tirándome hacia arriba por mi mano silenciosamente. Tomo una tabla de surf, y nos empujo lejos en el agua, hasta que perdimos de vista la playa. Se detuvo más allá de las olas, con la calma del agua alrededor de nosotros.


Me deslicé hacia un lado de la tabla, sosteniéndome de ella con un brazo y envolviendo el otro alrededor de su cuello, tomé sus labios salados con los míos, hambrienta. Su lenguaje corporal comunicaba algo diferente, mucho más intenso que lo de esta mañana.
“Tiburones, Edward…” Murmuré contra sus labios, repentinamente aterrorizada de lo que pudiera nadar debajo de la tabla de la que me aferraba, mientras nuestras piernas colgaban en el agua.
“Ningún pez nadaría siquiera, cerca de mí,” me tranquilizó mientras me arrancaba el traje de baño, enganchándolo sobre su brazo.


“Estás totalmente a salvo.” Me levantó sobre la tabla, estabilizándola con su mano, y me empujó al borde y separando mis piernas. Nuestro peso sumergió el extremo en el agua. Edward bajó su cara, dejando solamente sus ojos dorados sobre la línea del agua, su boca se apoyo contra mi clítoris, lamiéndome hambriento. Me acosté sobre la tabla, disfrutando con la sensación de su lengua fría sobre mi carne sensible mientras que el sol calentaba mi cuerpo desnudo, mis piernas estaban envueltas alrededor de su cuello. Cuando mi clímax se acercó, él frotó ligera y lentamente la piel alrededor de mi cola con su dedo, empujando suavemente un dedo en mí, sus ojos miraban mi cara para medir mi respuesta. Gemí en voz alta, con esa sensación increíble, mi clímax llegó contundente, gritando su nombre al mar abierto.


*****
Volvimos a la playa para encontrar Alice y Emmett luchando en la arena, Carlisle y Esme se sentaban juntos bajo la sombra de un gazebo. Rosalie tomaba sol recostada en la arena, luciendo magnífica en un traje blanco de una sola pieza. Jasper estaba sentado solo bajo el gazebo, leyendo un libro, mientras su tocado chispeaba con algunos rayos de sol. Fui a la casa a hacerme un emparedado cuando Edward se unió a Alice y Emmett en el agua.
Llevé una  manta y la extendí en la arena bajo la sombra de una palmera, sentándome para comer mi almuerzo. Levanté la vista y me encontré mirando fijamente la entrepierna vestida de leopardo de Jasper que se encontraba parado a tres pies de mi cara. Mis ojos viajaron hasta encontrar su expresión divertida.
“No te avergüences. Me acerqué muy despacio. ¿Puedo acompañarte?”
Asentí, tragando un pedazo del emparedado y palmeando el espacio a mi lado. “Siéntate, princesa.” Le dije sonriendo. Jasper se sentó un poquito más lejos de lo que le había indicado, apoyando sus codos sobre sus rodillas dobladas. Me impresionaba cómo ellos se sentían tan cómodos en sus propios cuerpos y me pregunte si sería igual para mí algún día. Solamente con Edward estaba cómoda para exponerme totalmente. Nos sentamos en silencio por varios minutos mientras que yo comía mi emparedado y el miraba a sus hermanos hacer la vertical en la arena.
Finalmente, tuve que preguntar: “¿no me parecías del tipo exhibicionista? ¿Por qué elegiste el disfraz en lugar de la canción? ”


Él sonrió sentado en la arena.
“Emmett habría disfrutado del atuendo demasiado, no importa qué hubiera elegido Edward. A mí no me molesta de todos modos.” Me quedé pensando en esto, entendiendo su punto.
Miré las claras cicatrices en sus brazos y pecho, pensando en su pasado, y en todas las cosas que él había visto. Me preguntaba cuánto tiempo le habría tomado a Jasper poder confiar en su familia, poder confiar en cualquier persona.
Nos sentamos en silencio por un rato otra vez, yo no estaba segura de porque él había querido acompañarme, pero era un silencio fácil. Tenía la sensación de que él no estaba influenciando nuestro humor, de que estábamos relajados y disfrutando de nuestra tranquila compañía. Se me ocurrió que Jasper y yo compartíamos cierta reserva. Me preguntaba por qué  no lo había notado antes.
“Tú te siente mejor”. Dijo el reservado, críptico.
Reí, “¿Porqué tu y Alice responden siempre con otra pregunta?”


Él me miro, una pequeña sonrisa jugaba en sus labios.
“No lo dije como una pregunta, Bella. Era una observación. ”
“Oh.” Lo miré. Él sabía que yo lo miraba y no se volteó, no sentía la necesidad de devolver mi mirada. Fijó su vista en el agua por largos minutos.
 “En una época de menos tensión, quiero decirte otra vez, que siento mucho lo de tu cumpleaños, Bella.” Sus palabras eran simples, no defensivas.
Yo sabía que él no necesitaba confirmación. Él sabía lo que yo sentía sobre eso, pero quise intentarlo de todos modos.
“Sé que lo sientes Jasper. Nunca te culpé”.


Él me miraba y asintió levemente. Entendí que era probablemente la última que hablaríamos de esa noche. La manera en que Jasper lidiaba con las cosas se adecuaba a mí muy bien: decirlo y seguir adelante. Lo miré otra vez, esperando descubrir qué más estaba pensando él.
“Edward estaba destruido. Incluso después de Italia, después de que ustedes volvieron a estar juntos. Tú también lo estabas, solamente que no te dabas cuenta entonces. ”
Él se dio vuelta y me miró. Mi corazón se alojó en mi laringe, yo no podía responder. Ahora entendía lo que él me había querido decir antes. Él me miró reservado.


“Parece que lograste hablar finalmente con él sobre eso. Eso es bueno. Tú no necesitas que yo traduzca su silencio de entonces pues tú sabes cuáles eran sus sentimientos por ti. ” Jasper sabía lo que sentía cada uno, incluso cuando a menudo yo era incapaz de articular mis propios sentimientos.
Él me miro otra vez y dijo, “a pesar de que te ruborizas, a ti no te molesta cuando yo te miro.”
Lo miré, “¿es una pregunta?”
Él negó con la cabeza, “observación.”
Me encogí, “Por el contrario, yo diría que me molesta que me miren.”
Él sacudió su cabeza. “No es lo que dije. A ti te molesta ser diseccionada. Pero creo que aprecias ser vista.”
Lo que él dijo se sintió como un yunque de historietas cayendo sobre mi cabeza. Él articuló exactamente lo que yo sentía acerca de mi nueva familia. Sentía que cuando ellos me miraban, veían mis intenciones antes que mis errores. Pensé de nuevo a nuestro tiempo en Arizona, mi escape de su protección y la de Alice y sentí una punzada de culpa por haberlos puesto a todos en peligro, una punzada de culpa por haber sido tan ingenua. Y sin embargo, todos parecían disculparse conmigo por lo que eran.
Me pegó la certeza de que Jasper probablemente se convertiría en una persona muy importante para mí. Vi como en un relámpago en que se  convertiría nuestra relación, todavía no conociéndolo muy bien en absoluto en este momento. El sentimiento era surrealista y me reí quedamente. Él no se dio vuelta hacia mí, pero podía sentirlo sonriendo mi lado.
A pesar de esta epifanía, o quizás debido a ella, no se sentía extraño que nuestra conversación  hubiera comenzado siendo tan profunda y que continuara sin alterar su curso.
“¿No te cansas de sentir constantemente los sentimientos ajenos?” Pregunté.
 “¿Cansado como… agotado? ¿O como… exasperado? ” Él me miro haciendo un gesto gracioso con su cara, mirándome desde el rabillo del ojo.
 “Cualquiera de las dos”, concedí.
 “Agotado, sí. Exasperado, nunca”. Su voz era tranquila, sus ojos se dieron vuelta para mirarme.
“Tú y Edward han hablado… sobre tu transformación.”
Sus ojos ambarinos estaban revestidos por gruesas pestañas, sus labios eran rellenos, tenía un hoyuelo que jugaba en su mejilla. Yo raramente miraba tan de cerca a Jasper y ahora notaba cuan hermoso era él. Él se rió. “Lo siento, esa si era una pregunta.” Asentí en respuesta. Él se sentó por un momento, pareciendo escuchar algo, y después dijo sobre todo para sí mismo, “Tú no tienes miedo. Es verdad.”
Quise preguntarle que había querido decir, pero no lo hice. ¿Acaso todos iban a preguntarme sobre ésto? ¿Edward hablaba con todos sobre lo que yo le había pedido? Cambié el tema en vez de presionar sobre este.
“¿A excepción de Alice, hay alguien más con quien te resulte fácil estar?” “Emmett”. Dijo él, y lo concienzuda de su respuesta me sorprendió. Él interpretó mi silencio correctamente y continuó.


“Él es un individuo ruidoso y divertido en la superficie, pero hay tanta calidez allí. Emmett no tiene ninguna pretensión y eso es lo que amo sobre él; cuando es feliz, es feliz. Cuando está enojado, está enojado. No hay un mosaico de sensaciones allí que yo tenga que navegar.Él se encogió de hombros, sonriéndome.
“Él tiene mejores intenciones que cualquier otra persona. Él ama incondicionalmente. ”
Él estudió mi cara por algunos momentos, haciendo que mis mejillas se ruborizaran.
“También es fácil estar alrededor de ti en ese sentido. Tú no eres complicada.” Sentí el elogio en sus palabras y sonreí. “Y será más fácil…” su voz se fue apagando, y dio vuelta su cara lejos de mí mientras que se levanto una brisa. Entendí que él estaba evitando la dirección del viento sobre mí.
Estaba tan contenta de haber hablado Jasper. Sentí una acometida de calidez y sabía que venía directamente de mi interior. Él me miro y sonrió, tocando mi brazo suavemente.
“Gracias por eso.” Él me besó en la cabeza mientras se paraba y caminó en dirección a la playa hacia Alice.

Cap. 15 - Intimidad - 1° Parte

Le conté a Edward sobre mi conversación con Jasper mientras terminaba mi cena. Éramos solo Edward y yo,  habíamos decidido que queríamos una noche solo para nosotros dos. Él escuchó sin interrumpirme, fascinado al parecer, por mi versión de los acontecimientos.
“Me sentí como… no sé, como si lo conociera de toda la vida.” Pensé en lo fácil que había resultado estar con Jasper.


“Cuando él se sentó, parecía como si retomáramos una conversación que habíamos comenzado hace mucho tiempo.”
Edward me sonrió, sus ojos se veían cálidos y felices de oírme hablar de mi día, de mi conexión con su hermano.


“Él está impresionado contigo.” Dijo Edward, con su voz llena de amor. “Él no está seguro sobre que pensar de ti, yo lo sé, y sus pensamientos eran muy similares los tuyos.”
Sonreí a eso, de alguna manera yo sabía que era verdad. Una sonrisa disimulada se dispersó a través de su cara.
“Y sus pensamientos son puramente fraternales y admirables, me alegro de reportar.”
Reí. “¿Edward, tú recuerdas la zunga que él estaba usando? Pienso que yo me habría dado cuenta si sus pensamientos se perdían, incluso levemente.”
Él rió acercándose a mí y me besó lentamente, sus labios se movían sobre los míos, bajando por mi mentón hacia mi cuello, sus manos frotaban mis brazos.
“Voy a ir a tomar una ducha. ¿Me encuentras en el dormitorio en algunos minutos?”
Su voz sonó tranquila, y seductora en mi oído.



Asentí a sus instrucciones asombrosamente específicas, notando que no me había pedido que lo acompañara en la ducha.
Él se dio vuelta para irse, mirándome sobre su hombro, cuando salió del cuarto, sus ojos ardían.
Llevé mis platos al fregadero, lavándolos rápidamente antes de que Edward comenzara a usar el agua. Oí abrirse la ducha y me senté para escribir una rápida postal a Charlie y una para Renee y Phil,  la haría enviar la próxima vez que alguien fuera a Río. Apagué las luces de la sala de estar y caminé al dormitorio.
Jadeé al ver el cuarto. Velas minúsculas cubrían casi cada superficie plana, creando centenares de sombras que oscilaban a lo largo de la pared. La cama estaba hecha con sabanas negras de satén que no reconocí, las mantas estaban dobladas al pie de la cama y había una silla colocada en la esquina. Al parecer no iba a acurrucarme en la cama para dormir, todavía. Vi un trozo de papel en la cama, camine hacia él y lo tomé.
Desnúdate.
Esa única palabra hizo que mi cuerpo se llenara de una sensación densa y caliente. Me saqué el pareo y mi traje de baño, luego deshice el rodete de mi pelo y lo deje caer sobre mi espalda. Me senté en el borde de la cama, preguntándome cuando vendría Edward.


Había una caja negra sobre mi mesa de luz. No había nota, ninguna indicación de si se suponía que podía mirar adentro. Podía todavía oír el ruido de la ducha y me arriesgue a espiar brevemente dentro de la caja. Adentro había un anillo como de gelatina con pequeños bultos en todo su exterior y qué parecía tener una bala en cada extremo, un juguete de goma rosado pequeño, un tubo de lubricante, una botella de aceite para masajes, y un vibrador largo, y grueso. Me sentí ruborizar y tape la caja rápidamente, tan silenciosamente como pude.
Justo en ese momento, la ducha se apagó y Edward caminó fuera del cuarto de baño, ya todo seco. Me di cuenta que él había estado escuchando. Me hacía muecas, con una expresión divertida en el rostro. Dejó caer la toalla en el piso, caminando hacia mí desnudo y hermoso.


“¿Te gustaron tus regalos?”
“¿Qué regalos?” Pregunté, jugando a hacerme la inocente.
Él me siguió el juego. “Oh, entonces ¿tú no miraste a escondidas en esta caja negra de aquí?” Su ceja se enarcó, y su cuerpo musculoso se arrodilló en el piso delante de mí.


“Oh, por supuesto que miré a escondidas,” le dije sonriendo. “Pero, no estoy segura para que es todo lo que hay en esa caja…”
“¿Quieres que te diga, o quieres que te muestre?” Sus ojos ambarinos quemaban en los míos, su mano acariciaba la parte posterior de mi pantorrilla.
“Muéstrame.” Le susurré.


Capítulo 15, 2° Parte - Intimidad by Lolashoes

...“¿Te gustaron tus regalos?”
“¿Qué regalos?” Pregunté, jugando a hacerme la inocente.
Él me siguió el juego. “Oh, entonces ¿tú no miraste a escondidas en esta caja negra de aquí?” Su ceja se enarcó, y su cuerpo musculoso se arrodilló en el piso delante de mí.
“Oh, por supuesto que miré a escondidas,” le dije sonriendo. “Pero, no estoy segura para que es todo lo que hay en esa caja…”
“¿Quieres que te diga, o quieres que te muestre?” Sus ojos ambarinos quemaban en los míos, su mano acariciaba la parte posterior de mi pantorrilla.
“Muéstrame.” Le susurré.


Él levantó mi pie y comenzó a besar un camino hacia arriba por mi pierna suavemente antes de retirarse.
“Antes de que nos dejemos llevar demasiado, necesitamos fijar unas reglas básicas.” Él siguió besando mi pantorrilla, hasta mi rodilla. “Sobre tu fantasía… de anoche ¿puedo llamarla fantasía?” Él me miraba y mi sexo entero comenzó a palpitar con su expresión.
Asentí. Su sonrisa era más allá de sensual. “Bien.” Él besó mi rodilla otra vez, frotando ligeramente mi pierna con sus manos. “Yo creo que deberíamos comenzar explorando algunas de estas nuevas… sensaciones… y nos damos un cierto tiempo para trabajar… la penetración real.”
Jadeé con sus palabras, mis mejillas llegaban a estar muy calientes pero mi cuerpo respondía con algo mucho más audaz que el pudor. Él rió suavemente.
“Tú amas que yo te hable sobre sexo, mi pequeña gatita.”


Él arrastró su lengua sobre el interior de mi rodilla, alcanzando mi muslo antes de detenerse. Me miró otra vez, con sus ojos más serios.
“No estoy seguro de poder penetrarte… allí… sin dañarte. Eso puede ser algo que queramos reservarnos… para después de…”
Él me miraba y asentí comprendiendo. En este punto no me importaba cómo él me tomara; solo lo necesitaba dentro de mí.
“Como consuelo, como tú ya sabes, nos conseguí algunos juguetes.”
Él se levantó y caminó hacia la mesa de luz, abrió el cajón y saco las cintas negras con las que lo había atado a la cama algunas noches antes. Ató una de ellas alrededor de mi cabeza, tapando mis ojos y le dio dos vueltas, sujetando la cinta firme pero suavemente en la parte posterior de mi cabeza. Con otra ató mis manos juntas.


Mis rodillas estaban dobladas en el borde de la cama y yo lo oí moverse alrededor cerca de mí. Todos mis otros sentidos fueron aumentados repentinamente. Su piel fría, aunque no me tocaba, daba piel de gallina a mis piernas. Oía su respiración, baja y profunda; él inhalaba el olor de mi despertar. Su propio olor llegaba de forma aplastante a mí con la venda puesta, y sentía como mojaba las sabanas debajo de mí.
Sentí que Edward se movía delante de mí, y luego él susurró,
“¿Confías en mi?”
Asentí, mis labios estaban separados, mi necesidad de él hacía que mi pecho se levantara. Sentí sus labios fríos presionar suavemente contra los míos y su lengua aparto mis labios lentamente, su respiración dulce se arremolino sobre mi lengua.



“¿Bella, sabes cuánto te amo?”
Gemí contra él, mis manos atadas trataban de alcanzarlo pero su cuerpo no se encontraba más delante de mí, sus labios se fueron repentinamente de los míos. Su boca tocó la parte posterior de mi cuello y lo sentí aterrizar despacio detrás de mí en la cama.
“Tu piel es tan hermosa, tan suave y cremosa bajo mis dedos…” él alzó una mano alrededor de mi cuerpo y una pluma se deslizo a lo largo de mi pecho, la tensión aumentaba y él pellizcó mi pezón suavemente. Grité, arqueando mi espalda contra su mano, inclinando mi cuerpo contra él pero ya no estaba. Terminé casi acostada en la cama, con las piernas colgando sobre el borde. Puse las manos sobre mi cabeza, queriendo sentirlo a él.
“Está muy bien, acuéstate mi amor.”


Él estaba delante de mí otra vez, sus manos frescas empujaron mis piernas apartándolas, sentía su respiración fría en mi sexo.
“Hueles tan bien Bella, ¿puedo probarte?”
“Sí, dios Edward… oh tócame por favor…”
Sentí su pelo suave rozando la piel entre mis rodillas cuando él se inclinó hacia adelante y dejó a su lengua danzar contra mi piel mojada.
“Bella, estás tan mojada, oh dios… sabes tan bien…”
Su cara empujó en mi centro, su lengua me lamía enloquecida antes de que yo comenzara a jadear y entonces él se alejó, apoyándose con su respiración agitada contra mis muslos.



 “Bella necesito que respires profundamente. Quiero seguir probándote.”
Intenté controlarme, concentrarme en respirar profundo, sabiendo que su boca iba a tocarme otra vez.
“Así, bebé.”
Me susurró, besando mis muslos. Su lengua me lamió suavemente, calibrando mi respuesta, y entonces cuando él estuvo seguro de que yo estaba bien lo hizo de forma vigorosa. Sentí algo frío en mi entrada y empujé mis caderas hacia él. Comenzó a vibrar y él lo empujó dentro de mí, su lengua suavemente succionaba mi clítoris.
Moví mis caderas contra su boca, “Edward, oh dios, sí…” Él alejo su boca cuando mi respiración se acelero, en cambio saco el vibrador de mí y lo presiono duramente contra mi clítoris. Nunca había sentido nada como esto y con los efectos del veneno me acercaba a un clímax masivo. Él empujó dos dedos dentro de mí y los bombeo dentro y fuera mientras que yo gemía su nombre.



“Edward estoy muy cerca, tan cerca, tan cerca…”
“Oh Bella, te siento tan apretada alrededor de mis dedos. ¿Se siente bien? ¿Te gustan mis dedos adentro de ti?”
Su voz era apenas un susurro, casi un gemido. Gemí contestándole. Cuando estaba a punto de culminar él retiró el juguete, y abrió mas mis piernas, su respiración volvió a mi centro.
Grité con la pérdida, mi cuerpo se retorcía en la cama por la necesidad, empujando hacia su cara, rogándole que me dejara acabar. Jadeaba. Él empujó mis piernas hacia arriba contra mi pecho, separándolas. Sentía sus dedos frotando un poco de lubricante en mi cola, el líquido caliente en sus dedos frescos, la sensación era enloquecedora, empujándome ya hacia mi clímax.
“Relájate, dulzura…” su voz era increíblemente profunda, mis caderas se empujaron hacia su voz. Él empujó suavemente un dedo dentro de mi cola y después lo quitó, substituyéndolo lentamente por el pequeño juguete de goma. Grité de placer, empujando contra su mano mientras que él lamia mi muslo. La sensación del pequeño juguete dentro de mí me hizo gemir incontrolablemente.
“Edward, unhhh mierda…, se siente tan bien…” Gemí, casi en un hilo de voz.
“¿Quieres esto?” Pregunto y oí el sonido del vibrador.
Asentí vigorosamente, con mis brazos estirados hacia arriba sobre mi cabeza. Él presionó el vibrador contra mi clítoris, y empujó dos dedos dentro de mí, su gemido sonó ruidosamente cuando mis piernas cedieron, cayendo a cada lado. La sensación estalló dentro de mí, y un grito primitivo se escapó de mis labios cuando acabe, monumentalmente. Mi espalda se arqueó hacia arriba fuera de la cama y mi cuerpo se aferró con fuerza alrededor de sus dedos.



“Oh dios Bella, oh dios…” él gimió, su boca seguía besando mis muslos, y sus dedos empujaban en mí febrilmente.
Después de lo que se sintió como una hora mi orgasmo cedió, y yo estaba ida, pasada, jadeando en la cama, uno de mis brazos se apoyaba sobre mi frente. Edward saco lentamente el vibrador de mí, mi respiración jadeante con esa sensación. Subió sobre mí, levantando mi venda, y su sonrisa brillaba. Desató mis manos y enredó sus dedos en mi pelo, su cuerpo duro se froto contra mis muslos.



“Me volaste la cabeza completamente, Bella.” Dijo besándome suavemente, y sus manos me acariciaron ligeramente el pelo.
Nos besamos por un rato, disfrutando de nuestras caricias, su respiración se hizo más profunda, más dura, y su cuerpo era una roca contra mí. Rodé sobre él y monté sus muslos a horcajadas. Él se apoyó en sus codos, mirándome estirarme hacia la mesa de luz para tomar algo del lubricante caliente, una sonrisa torcida jugaba en sus labios. Puse un poco en mi palma y froté mi mano a lo largo de la cabeza de su miembro antes de exprimir su base, para luego frotarlo lentamente. Sus ojos estaban fijos en mis manos; sus propias manos asieron las sabanas a sus lados.
“Tus manos se sienten tan bien Bella, bebé… más rápido…”
Me moví más rápidamente en él, tocando sus testículos con una mano, frotándolo duramente con la otra, exprimiéndolo mientras que me movía arriba y abajo de él. Miré su hermosa cara atenta, mi propio cuerpo empapaba sus muslos.



“Oh dios… apriétame más fuerte, agárrame…, eres tan sexy” él gimió, sus ojos nunca salían de mis manos que lo movían. Lo froté fuerte, mis propios gemidos venían con los suyos, su expresión de lujuria me descontrolaba.
“Bella, estoy muy cerca, muy cerca Bella, tan cerca…”
Sus piernas comenzaron a temblar, sus esfuerzos ahora me resultaban familiares, el intentaba contener la fuerza de su orgasmo.
Hundí mi boca sobre él y sus caderas se empujaron hacia arriba de la cama, sus gritos hacían eco en las paredes.
“Oh dios, tus dulces labios, mierda bebé……” dijo viniéndose fuertemente en mi boca, su miembro pulsaba contra mi lengua, nunca cerró los ojos, nunca sacó la vista de mí. Me moví suavemente sobre él hasta que sus piernas se relajaron por debajo mí, y su mano toco mi hombro. Levante la vista para encontrarme con una salvaje necesidad de mí en su cara.
“Bella,… yo necesito…”
Tiró de mí hasta su cara y me besó apasionadamente, sus manos acariciaron mi piel, sus gemidos se oían continuamente contra mi boca.



*****
Hablamos en la oscuridad el uno al lado del otro. Apenas podía verlo, su piel pálida brillaba intensamente en el cuarto negro, la luna era apenas una astilla en el cielo, las velas hacía mucho tiempo que se habían extinguido. Sabía que él podía ver cada movimiento que yo hiciera, cada expresión de mi rostro. Sus dedos dibujaron mis labios, yo sentía sus ojos clavados en mi cara.
“Te necesito más cada vez que hacemos el amor. No puedo explicarlo. No sé si alguna vez voy a conseguir saciarme de ti.” Él sonaba febril. “Tu cuerpo me pide más y quiero dártelo, y lo hago. Pero necesito más, todo el tiempo. Apenas puedo demostrarte o decirte cómo me siento y sigue creciendo, y es difícil de contener…” Su voz era suave, casi un reproche en mi oído.



Antes de que pudiera procesar mis propias palabras ya estaban fuera de mi boca, “Conviérteme. Ahora, conviérteme. Conviérteme porque tú quieres tenerme por siempre. Conviérteme por lo que acabamos de darnos. Conviérteme porque tú sabes que te necesito más que a cualquier cosa en este mundo.”
Mi voz salió como un susurro, mi corazón estaba acelerado, y mi mente frenética por la intimidad que acabábamos de compartir.
Él gimió contra mis labios.
“Te quiero por siempre. Te quiero más que eso. Estoy enfermo de deseo por ti. Pero no es así. No es así cómo sucede.”
“Edward, escúchame, por favor.” Dije suavemente contra él, no queriendo arruinar el momento sino sabiendo que esto era lo correcto.
“¿Bella, no puedes confiar en mí?”
Su voz sonó suave, sus manos tiraron mi cara hacia la suya, sus labios necesitaban los míos, su respiración fría sobre mí.
“Te necesito tanto, por favor déjame hacer esto a mi manera.”
Lo miré, con mi corazón palpitando de amor por él, pasión, entusiasmo, necesidad.



“Solo quisiera que mis memorias humanas terminaran con nosotros, de esta forma. Quiero tener una opinión en cómo sucede esto. No puedo comenzar la eternidad contigo solamente en tus términos.”
Sabía que mis tranquilas palabras, dichas con besos, con caricias suaves por toda su cara, lograban atontarlo levemente.
“Te oigo, Bella. Créeme por favor que te oigo. Por favor solo ten un poco de fe en mí.”
Me besó suavemente, acercándome a su pecho. Le susurré mi amor por él. Y caí dormida pronto después de eso, agotada. Había dicho todo lo que podía decir.
*****
Sol de la mañana. Manos frescas frotando ligeramente mi piel. Mi cuerpo adolorido; mi mente nublada con las memorias de ayer por la noche, de nuestros miembros enredados juntos, de mi cuerpo que pulsaba bajo el suyo. Edward me sonrió cuando me estiré, y su boca beso suavemente mis hombros.



“Te amo. Te amo tanto.” Susurré. Él me apretó cerca en respuesta, suspirando suavemente en mi oído, y comprendí que el también estaba agotado; rara vez se quedaba sin palabras.
Mi garganta estaba seca, y estaba muerta de hambre.
“Voy a conseguir un poco de agua y un algo de fruta. Vuelvo pronto.” Él asintió, sentándose en la cama, y frotando su cabeza ausente. Cuando di la vuelta en la puerta él se dirigía hacia el cuarto de baño para ducharse otra vez, atento a los sistemas olfativos sensibles de sus hermanos.
Caminé a la cocina, inhalando profundamente el olor del océano que venía a través de las ventanas abiertas. En un segundo, mi pie se deslizó en el piso, y mi cuerpo se estrelló hacia adelante, golpeando mi cabeza contra una esquina de la mesada. Tropecé contra la isla del centro, mis piernas se sentían débiles. Lleve las manos a mi frente y las miré, estaba cubierta de sangre. La sangre caía por mi ojo derecho, mi visión se torno negra. Sentía la oleada familiar del vértigo y vi a Edward entrando en la cocina antes de que me desmayara.


2 comentarios:

R♥bsten dijo...

No te das una idea de cuan fiel seguidora soy... ni del aprecio y admiracion que tengo por ti...
Besos y gracias por compartir tu talento ♥

PD: me cuesta encontrar tu tu fics si no es por 3° :(

Cyn dijo...

Querida Robsten, gracias por tu comentario y por tus dulces palabras hacia nosotras, es altamente gratificante saber que hay personas reales del otro lado de la pantalla, y todo nuestro esfuerzo vale la pena!!! Mi nombre es Mrs.Jones, y cree este blog como una excusa para poder compartir con mis amigas que no dominan el ingles, las historias de la incomparable LolaShoes. Ella es quien merece todo el credito, yo solo traduzco sus historias humildemente, y mi adorada Lady G es quien me edita y sube estas fotos alucinantes que ilustran cada cap.
Las historias de Lola en ingles te las puedo enviar por mail a donde gustes!Te mando un beso enorme de parte de tus amigas las Guilty Ladys!!!!

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