Deja Brillar Tu Luz- Capitulo 1: Haciendo feliz a Edward
Deja brillar tu luz By LolaShoes
Advertencia: MC-17(Esta historia tiene fotos realmente XXX) Estan avisadas...
"Te prometí que lo intentaríamos", susurró, repentinamente tenso. "Si... si hago algo mal, si te duele, debes decírmelo enseguida."
Asentí solemnemente, manteniendo mis ojos en él. Di otro paso a través de las olas y recline la cabeza contra su pecho.
"No tengas miedo", le murmure. "Nosotros nos pertenecemos".
Estaba repentinamente abrumada por la verdad de mis propias palabras. Este momento era tan perfecto, tan correcto, no había ninguna duda.
Sus brazos se envolvieron alrededor de mí, sujetándome contra él, verano e invierno. Sentía como si cada nervio de mi cuerpo fuera un hilo conductor.
"Para siempre", acordó y, a continuación, nos deslizamos suavemente hacia aguas más profundas.
Breaking Dawn- Stephenie Meyer (Fragmento)
Capitulo 1: Haciendo Feliz a Edward
Edward
coloco sus manos bajo mis brazos y me levantó hasta que nuestras
miradas se encontraron. Envolví mis brazos alrededor de sus hombros, y
deje mis piernas colgando en frente de él. Sus brazos, casi tibios por
el agua caliente del océano, se envolvieron alrededor de mi espalda. Mis
manos se enredaron en su pelo y le frote la nuca con mis manos
suavemente. Él me llevó hacia el agua profunda, hasta que llego justo
debajo de nuestros hombros. Entonces se inclino ligeramente para besarme
muy suavemente.
"Bella", murmuró contra mis labios. "Mi esposa." Podía sentir su sonrisa. Nuestros cuerpos se alinearon, yo podía sentir su erección crecer contra mi muslo. Una ola de calor lleno todo mi cuerpo y tuve que concentrarme para mantener la respiración.
Deje que mi lengua tocara su labio inferior, y luego lo chupe suavemente con mi boca, mordisqueándolo despacio. Lo oí respirar bruscamente, y abrí los ojos para ver los suyos, dorados, ardiendo a centímetros de los míos, entonces arqueo una ceja.
"Bella", murmuró contra mis labios. "Mi esposa." Podía sentir su sonrisa. Nuestros cuerpos se alinearon, yo podía sentir su erección crecer contra mi muslo. Una ola de calor lleno todo mi cuerpo y tuve que concentrarme para mantener la respiración.
Deje que mi lengua tocara su labio inferior, y luego lo chupe suavemente con mi boca, mordisqueándolo despacio. Lo oí respirar bruscamente, y abrí los ojos para ver los suyos, dorados, ardiendo a centímetros de los míos, entonces arqueo una ceja.
"Despacio,
amor", me advirtió, pero yo sabía, por su mirada, que todas las
antiguas reglas ya no aplicaban, el estaba listo. También sabía que
ambos estábamos nerviosos, por lo que intente aligerar un poco el
momento.
"Tu no estarás pensando en sumergirme, ¿verdad? No estoy segura de que necesites ver mi destreza en acción en el océano." Sabía que estábamos más allá de donde yo podía hacer pie.
"Nop" dijo, golpeando la "p", con un pop en sus labios. Sus brazos se apretaron contra mi espalda, una de sus manos se traslado a la parte inferior de mi columna, vagando por ella hasta descansar en la parte superior de mi muslo. "No estoy pensando en dejarte ir durante horas, en realidad." Dijo casi en un gruñido, me sonrió con la boca torcida, y me beso ligeramente en la nariz.
"Tu no estarás pensando en sumergirme, ¿verdad? No estoy segura de que necesites ver mi destreza en acción en el océano." Sabía que estábamos más allá de donde yo podía hacer pie.
"Nop" dijo, golpeando la "p", con un pop en sus labios. Sus brazos se apretaron contra mi espalda, una de sus manos se traslado a la parte inferior de mi columna, vagando por ella hasta descansar en la parte superior de mi muslo. "No estoy pensando en dejarte ir durante horas, en realidad." Dijo casi en un gruñido, me sonrió con la boca torcida, y me beso ligeramente en la nariz.
Horas, pensé. Horas sin alejarse, sin dejar de tocarme. Horas para poder llegar a tocar cada centímetro de este hombre. Traté de respirar profundamente para frenar las carreras de mi pulso, pero termine succionando el aire irregularmente para recuperar el aliento. Traté de imitar su tono.
"En
ese caso, me permitirás ponerme cómoda". Levanté mis piernas sin
esfuerzo en el agua y las envolví en torno a su cintura. Sentí su
erección pulsando contra mi cola. Su cabeza cayó y el más sensual gemido
escapó de su boca.
El
sonido prendió fuego mi cuerpo, y deje salir toda la necesidad, el
amor, y el deseo que yo había acumulado desde el momento en que nos
conocimos. Cada casto beso que me dejó sin aliento, cada mirada ardiente
que venció mis rodillas, cada vez que lo había olido perdiendo el
sentido del tiempo, vino a mi cabeza en ese momento, y mi cuerpo se
volvió cada vez más ardiente contra el suyo. Lo apreté con mis piernas,
perdiéndome en la sensación de su piel contra la mía. Podía sentir mi
centro pulsando.
El acerco sus labios a los míos y me besó, gimiendo mi nombre.
Este beso fue diferente. Sus labios estaban fríos, pero yo sentía como nuestra carne se fundía. Tomó mi labio superior entre los suyos chupándolo suavemente, podía notar lo cuidadoso que él estaba siendo, pero igual su boca se sentía áspera y urgente.
Este beso fue diferente. Sus labios estaban fríos, pero yo sentía como nuestra carne se fundía. Tomó mi labio superior entre los suyos chupándolo suavemente, podía notar lo cuidadoso que él estaba siendo, pero igual su boca se sentía áspera y urgente.
"No
tienes idea de lo mucho que te desee, Bella, durante todo este tiempo.
Te necesito, necesite tanto sentirte así, tocarte así... ", dijo
suavemente, moviendo sus labios hacia mis hombros, mi cuello, a mi oído.
Me incline hacia atrás para mirarlo, con ojos cargados de deseo.
"Edward...
yo..." tartamudee. "No puedo decirte lo bien que suena, lo que siento
al oírte decir eso." Exhale, liberando la tensión que yo ni sabía que
sentía. Yo necesitaba saber lo mucho que el también deseaba esto, que no
lo estaba haciendo sólo por mí. Podía sentir la urgencia en sus brazos
que me sostenían firmemente, su brazo derecho sostenía mi peso
fácilmente y su mano derecha se trasladó desde mi muslo hacia la curva
de mi cola, donde acarició suavemente mi carne. Sentí su erección
moverse debajo de mi en respuesta. Gemí contra sus labios trayendo su
cara a la mía. "Edward," jadee con cada respiro.
Algo se quebró en él y sentí su cuerpo estremecerse y luego casi... relajarse. Él estaba cediendo a ella, a la pasión, en nuestro abrazo. Tal vez él finalmente se había dado cuenta de que no iba a lastimarme, que no podía lastimarme. Movió la mano izquierda desde mi espalda, hacia mi torso, la punta de sus dedos rozando contra mis costillas, su mano acaricio levemente uno de mis pechos. Un gemido escapó de mis labios, le tome la cara y lo bese profundamente, mi lengua atravesó la barrera de sus labios, mis dientes mordieron su boca. Su dedo pulgar froto suavemente mis pezones endurecidos y él gimió en mi boca, su cabeza entonces cayo contra mi cuello. Su mano se extendió sobre todo mi pecho, masajeando la suave piel de mis pechos.
Algo se quebró en él y sentí su cuerpo estremecerse y luego casi... relajarse. Él estaba cediendo a ella, a la pasión, en nuestro abrazo. Tal vez él finalmente se había dado cuenta de que no iba a lastimarme, que no podía lastimarme. Movió la mano izquierda desde mi espalda, hacia mi torso, la punta de sus dedos rozando contra mis costillas, su mano acaricio levemente uno de mis pechos. Un gemido escapó de mis labios, le tome la cara y lo bese profundamente, mi lengua atravesó la barrera de sus labios, mis dientes mordieron su boca. Su dedo pulgar froto suavemente mis pezones endurecidos y él gimió en mi boca, su cabeza entonces cayo contra mi cuello. Su mano se extendió sobre todo mi pecho, masajeando la suave piel de mis pechos.
"Tan
suave, " murmuró él contra mi clavícula. Entonces me levantó por encima
de su cuerpo y se inclinó hacia abajo para dulcemente besar la cima de
mi pecho, mientras su mano todavía lo sostenía delicadamente. Su toque
suave me resultaba aplastante, casi reverente. Yo podía notar cuan
deliberados eran sus movimientos, él realmente saboreaba cada toque.
Luego besó mi pecho otra vez, despacio moviendo su mano y dejando a sus
labios acariciar mi pezón. Mi cabeza cayó hacia atrás de placer.
"Respira,
Bella," me dijo con voz ronca. Levante mi cabeza para encontrarlo
mirándome apasionado, su mano volvió a tomar mi pecho, entonces se
inclino dejando a sus labios rozar mi pezón otra vez.
“Respira.”
Dijo, esta vez quizás más para sí mismo que para mí. No estaba segura
si lo había oído correctamente cuando él susurró, “nosotros podemos
hacer esto.”
Enterró
su cara en mi cuello, desparramando besos urgentes. Mis manos bajaron
por su espalda, tocando sus músculos, sintiendo su carne dura y hermosa
debajo de mis dedos. Moví las manos hacia su pecho y me maravillé en la
perfección de su cuerpo, sus músculos firmes debajo de mis manos, su
pecho perfectamente esculpido. Nos besamos lentamente por lo que para mi
fueron horas, mis manos acariciando su pecho y su espalda, sus manos
tocando con suavidad mi piel. Nos murmuramos palabras de amor el uno al
otro, gimiendo, y respirando cada uno el aliento del otro. Bajé las
manos a su estómago, inclinándome hacia atrás levemente para hacerle
sitio a la exploración de mis manos. Los músculos de su estómago eran
firmes, su piel perfecta; un rastro suave de bello en su ombligo me hizo
marear solo al rozarlo. No podía mover mis manos más abajo con mis
piernas envueltas alrededor de su cintura. No podía ver debajo de su
ombligo que se hundía en el agua. Quise verlo. Quise poner mi boca sobre
cada pulgada de él.
“Necesito
ver tu cuerpo,” le murmuré, mirando hacia arriba e intentando no
ruborizarme con mis propias palabras. Tomé una respiración profunda y
dije más claramente, “y necesito sentir todo tu cuerpo con mis manos,
necesito probar tu sabor Edward.” Sus ojos se cerraron con mis palabras y
él dejó escapar un quejido suave. Me apretó contra su pecho y dio la
vuelta, estrellando el agua a su paso mientras nos conducía hacia la
orilla, tomó mi toalla del árbol y me envolvió con ternura. Unos
segundos después, él me sentaba suavemente en el borde de la gran cama,
dentro de la casa.
Mis
rodillas pendían dobladas en el borde, mis pies a centímetros del piso.
Él se coloco delante de mí: mojado, desnudo, glorioso. Jadeé y mis ojos
recorrieron desde sus muslos hacia arriba todo su cuerpo, memorizando
cada pulgada, guardando esta visión para recrearme en ella en los raros
segundos en que lo perdería de vista durante nuestra luna de miel.
Él se mantenía totalmente inmóvil, pero yo todavía sentía la energía que emanaba de él hacia mí.
“Edward…tu
eres…, eres magnífico.” Mi cuerpo se incendio cuando mis ojos se
posaron sobre su miembro duro, mi centro palpitó y las manos me dolían
por la necesidad de tocarlo.
Me
estire para alcanzarlo y apoye mis manos en sus muslos. Él toco
ligeramente mi pelo y murmuró mi nombre. Me incliné hacia adelante y
deslice mis labios a través de su estómago, dejando que mi lengua
recorriera su piel fresca. Sus manos se enredaron en mi pelo,
sosteniendo mi cara cerca de su cuerpo. Mire hacia arriba, atando su
mirada, y nuestros ojos se fundieron el uno en el otro. Mis manos se
movieron alrededor de sus muslos hasta su cola, trayéndolo hacia mí.
“Bella…” dijo con una advertencia leve en su voz. Su cara casi estaba en agonía. “Necesito que me toques, es que…”
“Está
bien,” le susurre. “Solo avísame si es demasiado.” Él asintió. Lleve mi
mano hacia adelante y envolví mis dedos alrededor de la dureza de su
carne. Oí un gruñido bajo en su garganta y mire hacia arriba para
encontrarlo mirándome fijamente, con los ojos oscuros de lujuria. Sus
manos frotaron ligeramente mi pelo, mi cuello. Bajo la otra mano para
acariciar mi pecho. Moví mi mano a lo largo de su miembro, lentamente al
principio, y después más rápido; Escuché su respiración, y mire su
cara, intentando adivinar qué le daría mayor placer. Me incliné hacia
abajo y recorrí con mi lengua toda su longitud, después bajé mi boca
sobre él. Tomé tanto de él como pude y envolví mi mano alrededor de su
base. Mi otra mano acaricio la parte interna de su muslo, frotando
ligeramente su piel.
Mi
boca se movía lentamente al principio, después mi pasión asumió el
control y comencé a moverme con más urgencia. Gemí contra él.
En
un instante el estaba contra la pared, mirándome fijamente desde el
otro lado del cuarto. Me miro por un largo momento, mientras sus ojos
ardían de lujuria.
“Edward, yo… lo siento” balbuceé, ruborizándome furiosamente, aterrorizada de haber arruinado el momento.
“Shh,
Bella, No.” Me susurró, mientras caminaba hacia mí lentamente. “Estoy
muy bien. Solo intentaba recuperar el aliento, para poder hablar.” Me
sonrió y casi me caí hacia atrás al verlo.
Se
arrodilló delante de mí y tomó mi cara entre sus manos. Me beso
despacio al principio y después con más urgencia. Su cuerpo empujó el
mío hacia atrás y luego tiró de mí hasta que estuve completamente
acostada sobre la cama. Entonces se acostó a mi lado, inclinando su
torso sobre mí. Su boca bajó hasta mi cuello, a mis pechos, sus labios
me besaban, lamian, y jugueteaban con mis pezones. Torcí mis caderas
para acomodarme a él, envolví mis brazos alrededor de su cuello
tirándolo hacia mí, mi cuerpo buscando el suyo. Gemí su nombre. No podía
encontrar ninguna otra palabra que importara. Mis manos se movieron a
lo largo de su pecho, estómago, su espalda. Intenté tirar de él, para
acercarlo más, pero él permaneció firmemente donde estaba.
Su
boca se movió más bajo, sus labios encontraron mi ombligo. Sus manos
frotaron ligeramente mis pantorrillas y tiraron de una de mis piernas
hasta doblar mi rodilla sobre la cama. Él empujó mi otra pierna a un
lado, separándolas delante de él.
Lo
oí inhalar profundamente mientras que su boca se movía más abajo para
besar la parte interna de mi muslo. “Bella…” gimió contra mi pierna.
“Oh…” su boca subió por mi muslo, buscando hambriento la suave piel de
mi entrepierna donde se detuvo y levantó la cabeza para mirarme. Sus
dedos se movieron encima de mi muslo hasta mi centro; me tocó
suavemente, enviando una descarga de electricidad a través de todo mi
cuerpo.
“Edward!”
Grité, mientras mis manos se enredaron en su pelo, tirando de él para
acercarlo más. Sus dedos me tocaron suavemente, separando mis labios,
moviéndolos de arriba hacia abajo, sintiendo cuanto me había hecho
humedecer. Oí su respiración silbar hacia adentro.
“Yo
solo…necesito…” masculló antes de inclinarse dentro de mis piernas para
olerme suavemente, dejando a su boca besar suavemente mis pliegues. Él
se inclinó hacia atrás y gimió, “yo desearía tanto poder…” sus dedos
volvieron a frotarme, mis caderas se movieron a su ritmo, gemidos
escapando de mis labios con cada respiración. Mi cuerpo ardía por la
necesidad de que él me tocara otra vez, para encontrar el alivio. Él
movió su mano sobre mi centro, empujando un dedo dentro de mí, después
otro, y yo grite.
Entonces
besó mi carne suavemente otra vez, su pulgar se movía frotando mi
clítoris lentamente. Tome su mano y la empujé contra mí con más fuerza,
necesitándolo más de lo que podría describir. Sus dedos se movieron en
mí, su cabeza se inclinaba contra mi muslo. Lo oí gemir mi nombre. Puse
mis manos a los lados de su cara y la moví para que pudiera mirarme.
“Te
necesito.” Le dije con la voz tensa. Él besó mi centro mojado una vez
más, gimiendo, después se empujo hacia arriba en la cama, apoyándose
sobre su codo, su pulgar y sus dedos todavía moviéndose dentro de mí,
mis caderas se empujaban para acercarme más a él.
“Edward, por favor…” le rogué.
Él
se acerco a mi cara, mirándome con indescriptible dulzura. “Nunca creí
que pudieras parecerme aún más hermosa, pero la manera en que te ves
ahora, con mis manos en ti… no puedo explicarte con palabras lo que me
haces sentir.” Edward se inclinó y me besó profundamente, sus labios
aplastaban los míos, y un fuerte gemido escapo de su garganta.
“Bella, necesito sentirte…”
Envolví
mis brazos alrededor de su cuello y tiré de él encima de mí, él se
movió deseoso. Separé las piernas de par en par para que él pudiera
yacer entre ellas. Entonces frotó su miembro a lo largo de mi centro
mojado, susurrando en mi oído. “Bella…” me dijo besando mi lóbulo. “No
quiero lastimarle, mi amor, mi querida.” Se movió contra mí, vacilando
en mi entrada. “Por favor dime si necesitas que me detenga. Si esto te
lastima…” dijo retirándose un poco. Luego movió su cabeza de nuevo para
encontrar mi mirada. Luché para mantener mis ojos abiertos a pesar de la
pasión y el deseo que sentía. Sus ojos estaban llenos de lujuria pero
se veían claros; Me alivio ver que él no parecía preocupado. Arqueé mis
caderas hacia él, para impulsarlo a acercarse, para sentirlo dentro de
mí. Él empujó en mi entrada lentamente, mirando mi cara para detectar
cualquier muestra de dolor. Entonces empujó hacia adentro más profundo y
mi respiración se corto con el primer dolor agudo. Él comenzó a
retirarse.
“No,
espera Edward…. solo dame un momento…” Respiré. Tiré de su cara hacia
la mía, besándolo profundamente, abriendo mi boca en la suya,
necesitando sentir su respiración en mi boca mientras me ajusté a la
sensación de su cuerpo llenándome. Sus manos frotaron los lados de mis
caderas y resbalaron por debajo mí para colocarse suavemente en mi parte
inferior. La sensación de sus manos en mi piel puso mi cuerpo en llamas
y mis caderas se levantaron hacia arriba contra él “por favor…” Gemí
otra vez y él empujó más profundo en mí, esta vez mordí mis labios para
calmar mi reacción pero la sensación de su cuerpo que llenaba el mío, la
sensación de Edward dentro de mí eclipsó totalmente el dolor
inmediatamente, su carne fría me calmaba. Él miraba mi cara, su
respiración era desigual por el esfuerzo que le tomó moverse lentamente.
“Muévete en mí, Edward…necesito sentir que te mueves dentro de mí.”
Soltó
el aliento en una acometida ruidosa, su cuerpo reacciono inmediatamente
a mis palabras. Él asió mis caderas y comenzó a moverse, suave pero
firmemente, penetrándome completamente, entonces comenzó a retirarse
para sentir enteramente la longitud de nuestros cuerpos, uno contra el
otro.
Él
gruñó nuevamente, moviéndose sobre mí. “No sabía… Bella, yo no sabía…”
dijo, respirando contra mi mejilla, sus ojos oscurecidos por la lujuria.
Yo
podía gemir solamente su nombre. Pensé que entendía lo que significaban
sus palabras; Sabía que ninguno de nosotros tenía idea de cómo se
sentiría estar juntos de este modo. Sentí mi cuerpo quemarse alrededor
del suyo, del calor de mi centro que pulsaba contra él, de su cuerpo que
se movía más rápido y más rápido en mí mientras que mi respiración se
aceleraba. “Estas tan mojada,” me dijo, “te siento tan caliente y
mojada… tu cuerpo alrededor de mí… Dios...oh… Dios” él me besó
profundamente, su boca cubriendo la mía, gimiendo con cada respiración.
“No sabía…” dijo otra vez.
Podía
sentir a mi cuerpo zumbar, la respiración se me entrecortaba en la
garganta. Sentía como mi cuerpo entero se levantaba hacia arriba sobre
la cama, perdiendo el control. Quise mantener esta sensación. Quise
sostenerme de ella. Oía gemidos, después fuertes gritos, y luego caí en
la cuenta de que era yo quien los hacía. “Bella… sí Bella,” él murmuró
en mi oído, su cuerpo se empujaba contra el mío, “ven conmigo, amor… oh
Bella por favor…”. Sus manos tiraron de mis caderas contra él,
empujándose más profundas dentro de mí. Él empujó más rápido y más
rápido y mis ojos se cerraron con fuerza cuando las ondas de placer
enviaron mi cabeza hacia atrás contra la cama, separando mis piernas,
mis manos lo sujetaron fuerte para tirar de él más profundo dentro de
mí, el palpitar sin fin de mi clímax se esparció pesadamente a lo largo
de mi cuerpo entero. Podía sentir el espasmo de mis paredes alrededor de
él y luego pude sentir que él se dejo ir. “Sí, Bella,… Dios…oh…Bella.
Oh… oh…” su cuerpo seguía moviéndose y lo sentí pulsar dentro mío. Su
cuerpo entero se sacudía mientras que su orgasmo lo tomo por completo.
******
Nos
derrumbamos. Me aferré a él, con una de mis piernas lanzada sobre su
torso, sus brazos envueltos alrededor de mi cintura. Edward me tarareó
mi nana en el oído, me besó el cuello y frotó mi espalda ligeramente.
“Bella,” susurró, con la voz tensa por la emoción. “Estoy tan enamorado
de ti.” No había palabras más allá de esto.
El sueño me tomó rápidamente.
~*~
Desperté
con la sensación de las manos de Edward que me levantaban para arriba y
que me rodaban suavemente sobre mi lado. “Mmmmmppppfffff…” Mascullé en
la almohada.
“Shhhh, Bella, vuelve dormir.” Él frotó mi mejilla suavemente y lo sentí besar mi hombro.
“Espera…
¿qué haces?” Pregunte, confundida. Mire alrededor adormilada,
parpadeando. La luz fluía apenas dentro del cuarto a través de la
ventana. Amanecía. Estiré mi mano para alcanzarlo pero él se escapo de
mí. “Edward. ¿Qué es lo que haces?” Repetí, mirándolo sin lograr
enfocar, mientras que él continuó moviendo mis brazos y mirándome por
encima.
“Te estoy examinando.” Se rió entre dientes.
“¿Examinando?” Pregunte, luchando por voltear mi cuerpo e incorporarme. “Que romántico eres y también que… clínico.” Bostecé.
Él
se rio levemente, una risa sexy y maravillosa. “Sí, mi amor.
Inspección. Soy Edward, el Inspector de Daños.” Él recorrió con sus
manos abajo de mis piernas, tomó mis pies y besó suavemente cada uno de
mis dedos, después acarició con el reverso de sus manos mis piernas para
finalmente, apoyarlas suavemente sobre mis caderas. “Y ahora, he
terminado. Solamente encontré algunas pequeñas contusiones en tus
caderas.” Hizo una mueca de dolor mientras miraba los pequeños círculos
púrpura del tamaño exacto de la yema de sus dedos, ubicados en mis
caderas y muslos superiores. “Lamento mucho esto, Bella. ¿Te duele?”
Meneé
levemente la cabeza bajo su mirada, realizando un examen interno. “Me
siento muy bien, de verdad.” Le aseguré, después hice una mueca cuando
sentí la tirantez entre mis piernas. “Quiero decir, bastante
bien. Solo un poco adolorida.” Me ruboricé y él se inclinó para besarme
cubriendo por completo mi boca, moviendo su muslo frio entre mis
piernas. Suspiré con el alivio que proporciono su piel fría sobre la
mía. Edward gimió mi nombre suavemente, las memorias de la noche
anterior nos inundaron a los dos.
Se
acostó a mi lado quedando frente a mí, apoyado en un codo, y comenzó a
jugar con un mechón de mi pelo. “¿Asumo que dormiste bien?” dijo
sonriendo, sabía perfectamente bien que dormí como un tronco.
“Mmmmm,
lo hice.” Murmuré, inclinándome para besarlo. “No puedo imaginarme
porqué.” Reí nerviosamente mientras que él me hacia cosquillas.
“¿Cazaste?”
“Sí.”
Dijo el simplemente. “No me fui por mucho tiempo. En el momento en que
salí te extrañe terriblemente.” Sus dedos bajaron por mi brazo y
subieron por mis costillas para rozar ligeramente el costado de mi
pecho. Mi espalda se arqueó sobre su mano, mi respiración se entrecorto
en mi pecho. Él se rió entre dientes y rodó sobre su espalda alejando su
brazo de mí. Tome su brazo y tiré de él, de nuevo hacia mí.
“Oh, no.
Tú no harás eso nunca más. No, no. No. Tú no puedes hacer eso nunca
más. Basta de detenerte, basta de parar de tocarme. Una mano en mi pecho
puede permanecer en mi pecho.” Tiré de su brazo y puse su mano en ángulo recto sobre mi pecho, sonriendo traviesa.
Su
mueca me hizo marear y pude sentir mi cuerpo respondiendo a su intensa
mirada. “Creo que puedo manejar esta nueva regla.” Dijo subiendo
lentamente encima de mí, separando mis piernas con su muslo. “Podría
permanecer aquí por días.” Él se inclinó y olfateo mi cuello, su cuerpo
se endureció rápidamente contra mi estómago. “Tu, sin embargo, deberías
desayunar en cierto punto.”
“Veamos…si
las opciones están dadas entre Edward desnudo y comida, yo elijo a
Edward desnudo.” Dije con voz densa, mientras mis manos rodaban debajo
de su espalda, tirándolo contra mí.
“En
realidad, tú podrías tener ambos, amor. Después de todo, solamente
estamos nosotros en la casa. Puedo servirte el desayuno en la cama,
puedo incluso… hacerte el desayuno desnudo.”
Gemí
contra su cuello cuando él dijo esto; había algo nuevo en su voz, algo
relajado, sensual, fuerte. Él me provocaba y disfrutaba haciéndolo. Mire
para arriba hacia su cara; él miraba mis pechos, tocándolos suavemente
con las yemas de sus dedos. Intenté contener mi necesidad de él, quería
saber lo que él estaba pensando.
“Tu pareces… diferente esta mañana.” Dije suavemente. “Desearía poder leer tu mente.”
Él
sonrió, “¿diferente? Cómo… ¿desnudo?” se rió entre dientes despacio y
se inclinó hacia abajo para besar uno de mis pezones, después el otro,
después frotó ambos con sus pulgares.
“Mmmm,
sí, umm… desnudo…” Mascullé antes de intentar recuperar la calma. “No,
quiero decir, que te ves feliz.” Esto le dio risa otra vez y me corregí.
“No que no fueras feliz conmigo antes, eso no es lo que quise decir.”
Las palabras me salieron precipitadamente en un revoltijo y suspiré.
Sentía come me ruborizaba furiosamente.
“Mi
Bella, ésta vez el rubor ha teñido más que tus mejillas. Tus pechos
están positivamente ruborizados también. Creo que voy a necesitar cortar
nuestra pequeña conversación…”
“Dichoso,”
lo interrumpí, la palabra vino a mí repentinamente. “Tu pareces
dichoso, Edward. Y guau, no me estoy quejando, yo solo estoy… abrumada
contigo esta mañana. Te he visto contento antes pero nunca dichoso.” La
manera en que me miraba… me hizo empujar las caderas contra él, y
nuestros quejidos salieron al unísono.
Para
mi sorpresa él rodo y quedo de espaldas en la cama, poniendo un brazo
detrás de su cabeza y tiro de mí hacia su pecho con el otro brazo. Me
incline sobre él, con la barbilla apoyada sobre mis manos. Él observo el
techo pensativo por algunos momentos.
“Es
solo que…” él me detuvo y me miro cuidadoso antes de continuar. “Bella,
por favor no lo tomes como un ataque de autoconfianza.” Se rió entre
dientes suavemente, “pero, fue más fácil de lo que yo esperaba, poder
controlarme contigo. Nunca me desconcentre, yo nunca olvidé cuan frágil
eres. Estaba totalmente consumido por ti, por cada movimiento que
hacías, cada quejido, cada grito de asombro, cada respiración, cada
contracción de cada músculo de tu cuerpo. No puedo describir cómo me
sentí, yo estaba absolutamente en sintonía con tu cuerpo. No sé si puedo
ponerlo en palabras. Creo que yo no estaba… completo hasta que te hice
el amor. Ahora me siento entero. Me siento tranquilo. Dios, me siento
tranquilo.” Él me sonrió. Nunca lo había visto de esta manera, y sentí
que todo mi mundo desaparecía, dejando apenas este momento.
Estaba
sin habla. Sentía las lagrimas formarse en mis ojos y me las trague
inmediatamente. Quería que él siguiera hablando de esto, que me dijera
más. “¿Es eso lo que quisiste decir?” Me ruboricé. “Cuando dijiste “yo
no sabía…” anoche mientras que hacíamos el amor. ¿Es eso lo que querías
decir?”
“Me
imagino que eso es lo que quise decir…” Lo sentí reír silenciosamente
debajo de mí. “No podía elegir mis palabras cuidadosamente en ese
momento.”
Reí
nerviosamente. “Supongo que no. Yo pensé… creí que tú querías decir que
no sabías que podías sentir algo como eso. Quiero decir, eso es lo que
yo estaba pensando en ese momento. Edward, nunca me imagine que
existiera algo que pudiera sentirse tan perfecto.” Mire para arriba y lo
vi asentir con la cabeza.
“Quise
decir eso, también, sí. Por supuesto, Bella. Si yo hubiera sabido que
esto se sentiría así, si alguien me hubiera dicho cómo se sentiría estar
dentro de ti… Bella, no sé si habría podido esperar a nuestra luna de
miel.” Él rió otra vez y yo pensé que nunca conseguiría cansarme de ese
sonido. “Esta mañana me encuentro maravillado de que era más fácil de lo
que yo esperaba, el mantenerme en control contigo.” Él se encogió y
suspiró. “Bien, déjame aclarar esto. Algunas cosas vinieron muy
fácilmente anoche, otras no lo hicieron.” Lo sentía reír debajo de mí
otra vez.
Me
incorporé, mirandolo . “Oh Edward, cuando puse mi boca sobre ti…” Luché
para sostener su mirada, mis mejillas quemaban furiosamente. “Lo siento
mucho, yo solo perdí la noción…” se incorporo antes de yo terminara de
hablar, coloco un dedo sobre mis labios y sacudió su cabeza. Luego cruzó
las piernas y me tiro sobre su regazo para que lo montara a horcajadas
mientras que él frotaba ligeramente mi espalda.
“Bella,
mi reacción a eso no fue por miedo de perder el control y morderte o
lastimarte.” Vi un destello en sus ojos, él disfrutaba de esta tomadura
de pelo. Se inclinó hacia mí para besar mi pezón suavemente y entonces
su mirada se elevo a mis ojos. “No pensé que podría durar demasiado
tiempo con tu boca en mí… iba a acabar en segundos. No pienso que mi ego
hubiera podido manejar eso anoche, aunque me imagino que seguramente el
tuyo se habría beneficiado bastante.” Me hizo un guiño.
“Oh. Oh...” Dije y mire hacia su regazo involuntariamente, a su erección que se filtraba hacia arriba contra mi muslo.
“Tu
boca…Dios, Bella… no tienes ni idea…” él miraba fijamente mis labios,
sus ojos se volvían oscuros de lujuria. Él levanto su brazo para frotar
un dedo a lo largo de mi labio inferior.
Me
lamí los labios involuntariamente y él gimió. “¿Hubo alguna otra
cosa…difícil para ti…?” Murmuré suavemente, apenas capaz de respirar con
la mirada de él devorándome. Sus manos bajaron hacia los lados y
comenzaron a acariciar mis pechos lentamente, sus pulgares empujaban mis
pezones. Tenía que saber lo que podía y no podía hacer. Apenas podía
resistirme a poner mis manos sobre su miembro endurecido, que asomaba
entre mis piernas.
“Mmmm,
sí.” Él se inclinó hacia mí y apoyo sus labios contra mi oído. “Quise
poner mi lengua en ti anoche. Ésa fue la cosa más difícil de resistir.
Quise probarte, pero no de la manera que ha significado eso en el
pasado…”
Gemí
contra él y empujé mi cuerpo más cerca de su regazo, frotando mi centro
mojado contra él. Podría moverlo dentro de mí con apenas un ajuste leve
de mis caderas y ese descubrimiento hizo que mi corazón se alocara. Él
gruñó en mi oído por el sonido de mi corazón que se aceleraba. “¿Quieres
probarme, Edward?” Pregunte. Entonces puse mi dedo contra mi base
mojada, sintiendo cómo mi cuerpo había respondido a él. Sabía que él no
pondría su lengua en mí por miedo de que su veneno me lastimara. Sus
ojos siguieron mi mano, sorprendidos. Levanté mi dedo para arriba y lo
unté en sus labios. “Pruébame, Edward.” Susurré en su oído y después
arrastré mi lengua a lo largo de su cuello.
Él
inhaló agudamente, su cabeza cayó hacia atrás. Sus brazos me levantaron
hacia arriba y me bajaron lentamente sobre su miembro. Jadeé suavemente
por la sensación de él llenándome totalmente. Su carne fría se sentía
maravillosa contra mi centro y yo podía sentir como mi cuerpo lo
apretaba. “Edward, oh…” Me incliné contra él, comenzando a mover las
caderas lentamente. Él gruñó y tiró mi ruborizado pecho contra el suyo.
Sus manos se movieron debajo de mí y me movieron suavemente a lo largo
de su longitud. Una de sus manos comenzó a frotar mi clítoris
suavemente, y después con más presión.
Perdí
toda la calma y comencé a empujar mis caderas contra él, clavando mis
uñas en su espalda, frotándome contra su mano, gimiendo su nombre. Quise
permanecer así por siempre, yo quería hacer el amor con Edward por el
resto de la eternidad. Su cuerpo encajaba con el mío perfectamente,
podía sentir como cada célula de mi cuerpo zumbaba. Mi orgasmo vino
estrellándose sobre mí y grité su nombre repetidamente mientras él se
impulsaba encendido, “Sí Bella, ven mi vida, sí… oh Dios Bella,” grito
mientras que mis paredes se apretaban con fuerza alrededor de él. Podía
sentir su respiración agitada en mi oído. “Estoy muy cerca Bella, por
favor, Bella.” Entonces se hecho de espaldas sobre la cama para mirarme
montada sobre él, sus ojos pegados en los míos, su boca abierta. Él dijo
mi nombre con urgencia cuando comenzó a pulsar dentro de mí.
*****
Me
quede sentada mirándolo por varios minutos, solo admirando cómo su
cuerpo se veía debajo de mí, él todavía estaba dentro mío. Movió sus
manos suavemente arriba y abajo de mis muslos y sonrió mi sonrisa
torcida preferida.
“Guau.” Exhalé.
“Exacto.”
Fue
entonces que me di cuenta. Las sabanas por debajo de él eran azules.
Habría podido jurar que eran blancas cuando llegamos anoche. “¿Edward?”
“¿Mmmm?” Sus ojos siguieron afincados en mis caderas, sus dedos dibujando círculos en mis muslos.
“Dime acaso tu… um…” Vacilé, la respuesta nació en mi mente. “Edward… ¿hubo sangre en las sabanas anoche… mía…?”
Él miro hacia arriba hacia mí y sonrió, asintiendo brevemente.
“Me las comí así que tuve que conseguir unas nuevas.”
Siguió riéndose debajo de mí.
“¡Oh mi Dios Edward, detente!” Jadeé. Su cuerpo se sacudía con la risa.
“Las puse en el lavadero con un blanqueador.
No estaban muy manchadas, pero me distraían un poco. Las puse en el
lavarropas y después me fui a cazar.” Dijo encogiendo los hombros.
Cabeceé,
intentando luchar contra la mortificación que me causaba la imagen de
Edward cambiando las sabanas. Él me observaba y me tiró hacia abajo a su
lado. “Bella.” Tocó mi barbilla para hacer que lo mira a los ojos.
“Amor, tú eras virgen anoche. Tu nunca habías sido tocada de esa forma.
Esto no es algo por lo que debas sentirte avergonzada. ¿Sabes lo
especial que eso fue para mí?.” Él me besó tiernamente, tomando mi labio
inferior entre los suyos y succionando suavemente. Mi estómago retumbó
ruidosamente.
“Ahora,” dijo riendo, “es hora de que tu chef desnudo comience a trabajar.”
Capitulo 2: Desayuno
Él miró el reloj, y luego a mí. “Vayamos a charlar con Carlisle.”
Desperté con Edward plantando besos suaves a lo largo de mi hombro, tarareando mi nana. Me acurruqué contra su cuerpo fresco, el día ya estaba caluroso, la luz del sol fluía brillante en el cuarto.
“Buenos días, amor.” Le besé el pecho, y luego frote mi nariz contra él.
“Lo es por cierto.” Sus manos frotaron ligeramente mi pelo; él enredó una pierna sobre las mías, tirando de mí hacia él.
“¿Tuviste una buena noche, no es cierto?” Le pregunté, con una sonrisa en la voz.
Edward rió. “La tuve. ¿Y tú?”
“Sorprendente.” Suspiré. “Tuve algunos sueños bastante salvajes.”
“¿En serio?” Me preguntó en broma, inclinándose para besarme el oído y susurró seductor, “yo amo escuchar tus sueños.”
“¿Edward?” Pregunte.
“Sí, amor.”
“¿Alguna vez piensas que vas a extrañar… tu vida de antes…… la tranquilidad, quiero decir?”
Él rió.
*****
*****
Tome el primer traje de baño que pude encontrar - un bikini azul y blanco de lunares y me dirigí hacia afuera. Edward jugaba en las pequeñas olas y se detuvo cuando me vio acercarme con una manta sobre mi hombro y un libro en la mano.
“¿Dracula de Bram Stoker?” Pregunto incrédulamente por lo menos a 10 metros de distancia. “Eres hilarante.”
“¿Cómo lo hi…?”
Susurró en mi oído, “parecería que encontramos un acelerante… ¿no?”
“Sí, lo encontramos,” convine.
Habíamos intentado otra vez la noche anterior. Yo había sido insaciable, necesitando su boca en mí constantemente. Él no requirió convencimiento, solo había murmurado contra mi oído que estaba bastante seguro que yo tendría la misma reacción. Tenía razón. Hiperventilé y caí desplomada. Otra vez.
“Si no estuviera ya casado…” él levantó su mano en garras, “rawr.”
Edward
saltó fuera de la cama rápidamente y se deslizó en la cocina. Fiel a su
palabra, no se puso ropa. Lo oí abrir el refrigerador y tararear para
sí mismo.
Me
estiré, salí fuera de la cama y me dirigí al cuarto de baño para
asearme. Cepillé mis dientes y salpiqué un poco de agua en mi cara,
después me decidí a tomar una ducha rápida para depilarme y refrescarme
un poco. Me metí debajo del agua caliente y pensé de nuevo en la noche
de ayer, mi cuerpo temblaba mientras recordaba cada momento de nuestro
acto amoroso. Cuando cerré los ojos pude ver detrás de mis párpados su
cara al penetrarme, los ojos de Edward llenos de necesidad, su cuerpo
temblando por el esfuerzo que le tomó entrar en mí lentamente, hasta que
yo lo impulse a hacerlo sin temor.
Apure mi rutina de ducha, impaciente por volver a su lado.
Hurgue
brevemente la capa superior del monstruo de maleta que Alice había
preparado para mí. Cerca del 80% de las cosas que la llenaban parecían
ser cierta clase de lencería. Algunas cosas que mis manos sacaban eran
totalmente irreconocibles; otras incluso parecían estar hechas de goma.
No tendría idea de cómo ponerme algo de lo que había allí sin
encontrarme enredada o atrapada de alguna manera. Se me ocurrió entonces
que ese podía ser el punto. Me preguntaba si Alice sabía algo sobre
nuestra luna de miel y nuestras fantasías que nosotros todavía
ignorábamos. Me reí al pensar en Alice intentando bloquear las imágenes
de la futura vida sexual de Edward en su mente.
Edward
estaba diferente desde que llegamos; por supuesto que su intensidad no
había cambiado, pero se había vuelto menos melancólico y más… sensual.
Nunca espere poder tocarlo tan libremente y ser tocada por él. Sabía que
intentaríamos hacer el amor, pero no estaba segura de cuánto de esta
decisión era para apaciguarme, ya que el hambre que el sentía por mí era
distinto del que yo tenía por él. No había estado segura qué proporción
de nuestra luna de miel sería sobre sexo y qué proporción seria sobre
tensión sexual. Ayer por la noche el había desterrado todos esos miedos
de mi mente; nuestra conexión física lo había liberado, por lo menos
hasta ahora. Su peor temor, el de lastimarme se había desplomado. Sin
restricciones, su tortura interna, disminuía.
No
podía dejar de pensar en el sonido de su voz en mi oído esta mañana,
gimiendo mi nombre, rogándome que me dejara ir mientras que él se movía
debajo de mí. Pidiéndome a mí que me dejara ir. Cavé más profundo en la
maleta y encontré un atuendo negro de algodón sencillo. Pasé rápidamente
el vestido playero sobre mi cabeza, até mi pelo mojado en un rodete
desprolijo encima de mi cabeza, y camine descalza hacia la cocina.
Encontré
a Edward usando un delantal de cocina y nada más, y enchufando una
wafflera eléctrica. Su espalda deliciosamente desnuda frente a mí, sus
piernas largas y musculosas se dibujaban ante mis ojos; su piel hizo que
mi boca se abriera. La luz del sol que entraba por las ventanas por
todos los lados del cuarto hacia que su cuerpo brillara. Se me cortó la
respiración y caminé hacia él tambaleando. Él se volteo para mirarme y
dejó escapar un silbido bajo, admirando mi vestido, y mi pelo recogido
en lo alto de mi cabeza que exponía mi cuello perfectamente.
“Bella,
eres exquisita.” Su voz era suave, amorosa. Estiro el brazo hacia mí y
su mano frotó ligeramente mi mejilla, luego se volvió para continuar con
mi desayuno. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y me incliné
hacia él, besando su hombro. “Mmmm” gemí y cerré los ojos. Entonces me
resbale en los azulejos del piso. En un segundo él me tenía a salvo en
sus brazos, riéndose entre dientes.
“Despacio,
mi amor.” Me besó la punta de la nariz y se dio vuelta nuevamente hacia
el tazón de manteca. “Tu eres la única persona que conozco que puede
resbalarse mientras que esta parada y sosteniéndose de una estatua.”
Le
fruncí el ceño, intentando disimular el rubor. “Se bueno.” Le dije
intentando regañarlo. Luego estire la mano y golpee con fuerza su
trasero, suficientemente fuerte como para que me quedara picando la
mano. Aunque no lo suficiente como para obtener algún tipo de reacción
de él. Edward ni se dio vuelta para mirarme.
“No
estoy seguro de que tú quieras jugar al juego de las palmadas conmigo,
amor. Estoy bastante seguro de que yo ganaré.” Se rió ruidosamente; y su
risa sonaba como música. Amé a este Edward juguetón.
“No todos podemos tener la resistencia de los muertos vivos, mi amor.” Reí nerviosamente, moviéndome hacia atrás lejos de él.
Él se dio la vuelta hacia mí, y articuló, ¿los “muertos vivos”? fingiendo horror y avanzo hacia mí preparado para saltar.
“¿Qué?,” pregunte inocente, “¿eso lastima tus sentimientos?”
“Lastimó
más que esa palmada, de eso estoy seguro.” rió otra vez, asiéndome por
la cintura y levantándome hasta que quede a la altura de su boca y
entonces me beso profundamente. Su boca se abrió y él gimió mi nombre,
mientras sus manos acariciaban mi espalda, su cuerpo se presiono contra
el mío. Mis piernas se enroscaron alrededor de su cintura, y mi
respiración se volvió rápida y caliente contra sus labios. “Edward…”
Gemí.
Él
suspiró y se alejo de mí, bajándome al piso suavemente. “Necesito
enfocar mi atención fuera de tu cuerpo asombroso el tiempo suficiente
como para conseguir que comas un poco de alimento.”
Él sonaba genuinamente preocupado: ¿alimentar al ser humano o violar a la esposa?
“Debo
centrarme totalmente en cocinar.” se rió entre dientes mientras que
cortaba rápido algunas fresas en rebanadas y las colocaba en un tazón
con la sandía y los arándanos ya rebanados.
“Waflera
caliente, cuchillos, vampiro desnudo, esposa torpe, dicha post-coital…
estas condiciones implican que incluso mis reflejos pueden no ser
suficientes para frustrar un desastre.” Reí nerviosamente mientras que
él sacudía juguetonamente sus caderas desnudas.
Sentí mi corazón tambalearse en mi pecho. Me sentía abrumada por la escena delante de mí: mi marido el vampiro,
desnudo a excepción de un delantal rosado, acababa de hacerme el amor
más apasionado en una isla privada, y ahora me cocinaba waffles. Todo
comenzó a sentirse un poquito surrealista.
“Veo
que encontraste algo más que lencería en la maleta,” me dijo señalando
mi vestido. “Tengo que decir, que apruebo tu elección… pero solo
apenas.” Él me miro sobre el hombro y se lamió los labios rápidamente,
sus ojos saltaban de mi cara a mis pechos. Luego, vertió la mezcla en la
wafflera. “Alice hizo un trabajo muy bueno ocultando los botines de sus
salidas de compras de mí, pero pude espiar algunas mientras que ella
hacía una lista mental de qué más necesitaba comprar para ti.” Me guiñó
el ojo, haciendo una sonrisa traviesa. Resolví que voy a escarbar en esa
maleta tan pronto como tenga ocasión.
Caminé
hacia la isla del centro de la cocina y me incliné contra ella,
mirándolo. Estaba famélica esperando el desayuno pero me distraje
totalmente observando los movimientos agraciados de mi amante. No estaba
acostumbrada a que me cocinaran. No estaba acostumbrada a ver a Edward
desnudo en la cocina. Todavía sentía la dulzura de su cuerpo dentro de
mí solamente una hora atrás. Tuve que recordarme respirar.
Sus
músculos se movieron por debajo de su piel mientras que él levantó la
galleta de la wafflera. Su brazo duro y tonificado se estiro a través de
la mesada para tomar una cuchara para la ensalada de frutas, sus
tríceps se crisparon por debajo su piel lisa. Me estremecí, mi
respiración se atoro en mi garganta y mi pulso comenzó a correr.
“¿Bella,
querida?” me preguntó en voz baja, su espalda todavía frente a mí.
“¿Realmente estás tan excitada por el waffle?” Podía oír la sonrisa en
su voz.
Sacudí
mi cabeza, no entendiendo su pregunta, la bruma de la lujuria nublaba
mis pensamientos. Él se rió suavemente, “tu corazón está galopando
desaforado en tu pecho, chica hermosa.” Él me sonrió sobre su hombro y
fingió estirarse y bostezar, doblando su espalda y brazos, haciendo que
sus músculos ondularan debajo de su piel. Pude resistirme a la comedia
de sus movimientos, pero no pude evitar gemir muy suavemente, y sentir
la ola de calor y la humedad entre mis piernas. Lo oí inhalar agudamente
y mirar detrás sobre su hombro hacia mí, con ojos oscuros por el deseo.
Colocó
rápidamente mi waffle, una cucharita de mantequilla y una pequeña jarra
de jarabe sobre mi plato. En una milésima de segundo, estaba a mi lado,
colocando todo el alimento en la mesada cerca de mi brazo. Enroscó las
manos alrededor de mi cintura y atrajo mi cuerpo contra el suyo, yo
podía sentir su ereccion debajo del delantal contra mi estómago.
Me
besó los labios apasionado, su respiración fresca contra mi boca. “Puedo
ver, sentir, oler, y oír cada pequeña cosa que tu cuerpo hace, mi
esposa querida. No puedo leer tu mente, pero tu cuerpo me canta.” Gruñó
suavemente, bajando su mano y levantó mi falda para tocar con sus dedos
la carne desnuda, y mojada entre mis piernas, mostrandome a que se
refería. Luego sacó su mano y me sonrió, llevándose los dedos a los
labios.
Lo miré boquiabierta. Mi mente abrumada de pasión, y mi apetito por el desayuno olvidado momentáneamente.
Edward
llevó una cucharada de fruta a mis labios. “Come, Bella.” Sonrió y
meneo la cabeza con genuina preocupación en sus ojos, su voz perdió el
tono seductor y adopto en cambio uno serio. “No has comido nada, por
casi 24 horas ya…”
Engullí
el contenido de la cuchara y lo mire rasgando mis ojos. Mi apetito
volvió instantáneamente y devoré el desayuno que me había hecho mientras
que él se inclinó contra la mesada de la cocina con una expresión
divertida en la cara. “Por la manera feroz en que devoras ese waffle, yo
amaría ver lo qué podrías hacerle a un león de montaña,” se rió entre
dientes.
Lo
mire al instante, totalmente sorprendida, casi en shock. Él estaba
bromeando sobre mi transformación. Edward nunca había bromeado sobre mi…
convertida en vampiro.
Él
notó rápidamente mi expresión y rodó sus ojos, “Bella, era una broma.
Sí, te convertiré eventualmente. No, no lo haré en nuestra luna de miel.
Fin de la discusión.”
Entonces
lo apunte con mi cuchara. “¿Discusión? ¿Quién está discutiendo?”
“Además,” dije riendo nerviosamente por su abrupta seriedad, “todo lo
que va, inevitablemente, vuelve, estimado marido.” “Sabes, quizás en
algún momento tu me ruegues que te de palmadas otra vez, y puede ser que
yo simplemente te rechace…” “No, no te palmearé en nuestra luna de miel
Edward. Fin de la discusión.” Le conteste, imitando su tono serio, y
aguantando la risa.
Edward caminó hacia mí muy lento, mirándome intensamente.
“Te amo.” Susurró.
Mi
plato estaba vacío, mi mano sostenía la cuchara en el aire, y me
congelé, mirando fijamente su cuerpo magnífico cuando él se saco el
delantal, tirándolo sobre su cabeza, y lanzándolo hacia atrás. Lo vi de
cuerpo entero, caminando hacia mí, casi temblaba cuando llego a mi lado.
Edward se inclinó para besar mi hombro desnudo, haciendo un camino
desde allí hasta mi cuello y luego a mi mejilla. Contuve la respiración,
intentando evitar que mi cuerpo se retorciera de placer. Sus brazos me
levantaron hacia arriba y me sentó en la mesada, me separo las piernas
colocándose entre ellas. Sus brazos me abarcaron tirando de mí hacia el
borde de la isla. Comencé a respirar rápidamente, sentí el calor que me
recorría, y llegaba pulsando a mi entrepierna.
“Si
eso es lo que deseas, pasare feliz el resto de la eternidad rogándote
que me toques, mi amor.” “Un beso,” él me besó lentamente el cuello,
“una caricia,” sus manos se deslizaron sobre mis piernas debajo de mi
vestido, “un toque suave…” sus dedos se movieron a mi entrepierna y
jadeé por su tacto frío sobre mi carne caliente, empujando mi cuerpo
contra su mano. Él me frotó suavemente con sus dedos antes de introducir
uno de ellos, y luego otro, dentro de mí. Gemí su nombre, arqueando mi
espalda y alzando mis brazos alrededor de su cuello, tire de él hacia mí
para besarlo golpeando mis labios contra los suyos. Su pulgar frotó mi
clítoris incansablemente. “Tan hermosa, tan increíblemente hermosa,”
susurró contra mis labios. Mi cuerpo tembló y gemí su nombre. Intenté
bajar mi mano para sostener su miembro duro, para atraerlo hacia mí,
pero él negó con la cabeza. Empujó mis piernas para apartarlas con su
otra mano y tiró de mi cuerpo poniéndome al borde de la isla.
“¿Te gusta sentir mis dedos dentro de ti, Bella?”
“Sí,
oh… yo…” Gemí en su oído. “Edward, por favor… más rápido.” Sus dedos
fríos empujaron dentro de mí más rápidamente, su otra mano se encontraba
debajo de mi falda, frotando mi clítoris con más presión. Él gimió en
mi hombro y podía sentirlo temblar levemente. Capturó mis labios en un
beso abrasador, y gruñó en mi boca.
“No
puedo creer lo bien que se siente tocarte con mis dedos, Bella, eres tan
suave…” susurró. “Mi amor, oh Bella, eres tan suave y húmeda…” su voz
era áspera en mi oído, y yo estaba mareada. Sentía acercarse mi orgasmo,
mis pies zumbaban, mi cuerpo se sentía pesado. Me empujé contra su mano
mientras que sentía que comenzaba a contraerme alrededor de sus dedos.
El se había movido en perfecta sincronización con mi necesidad de él.
“Acaba para mí, Bella, por favor…”
“Edward,
oh dios, Edward… oh… estoy… oh dios…” Grité mientras que mi clímax me
sacudió totalmente. Mis paredes se contrajeron alrededor de sus dedos,
mis caderas se apretaron contra él fuertemente, por lo que me pareció
una eternidad. Sus dedos me frotaron lentamente, derribándome. Intenté
calmar mi respiración y mire sus ojos, llenos de intensidad y de amor.
Una lágrima resbaló por mi mejilla. Me beso muy suavemente y envolvió
sus brazos alrededor de mí mientras que mi cuerpo temblaba.
*****
Levanté
la cara y bese su cuello lentamente. Su piel sabía tan bien, fresca y
dulce. Lo oí murmurar mi nombre despacio. Envolví los brazos alrededor
de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura, el vestido todavía
se encontraba raido sobre mi cintura. Mis piernas temblaban. Él subió el
vestido sobre mi cabeza, desnudándome completamente y se inclinó para
tocar mis pechos, tomándolos en sus manos, sus labios se posaron sobre
mis pezones. Mi pulso se aceleró, mi cuerpo respondía, necesitándolo
otra vez ya.
“Edward…
te amo locamente.” Tome su cara para mirarlo y lo besé con toda la
fuerza de mi necesidad, mi boca beso la suya frenéticamente, mi lengua
probaba sus labios. Él gimió en voz alta, y yo sentí el pulsar de su
cuerpo en mi entrada.
“Quiero estar dentro de ti, Bella.” me dijo simplemente, con la voz ronca.
Él me
levantó, mis piernas seguían envueltas en su cintura, y me llevó hacia
el dormitorio, besándome con pasión, sus gemidos eran más rápidos y más
urgentes. Susurró mi nombre contra mis labios, sus brazos me apretaban
firmemente contra su cuerpo. Nuestras bocas se movían urgentes sobre
nuestros cuerpos. Mis manos se enredaban en su pelo, mi respiración era
caliente sobre su carne. Tiré de su cuerpo apretándolo mas con mis
piernas, impulsándolo a penetrarme en ese preciso momento, donde quiera
que estuviéramos.
Él
gimió y me empujó contra la pared del dormitorio, uno de sus brazos
sostenía mi peso con facilidad, su otra mano mantenía mi seno en su
boca. Moví las caderas y me coloqué sobre él, su miembro duro se apoyaba
en mi entrada. Con un movimiento violento lo introdujo profundamente
dentro de mí y gritó mi nombre. Luego lo sacó y repitió el movimiento,
toda su longitud empujada contra mi cuerpo, mi centro pulsaba húmedo
alrededor de él. “Bella, carajo…” Jadeó y empujó en mí otra vez, su
cuerpo temblaba de deseo.
El
sonido de sus palabras, oírlo decir palabras como “fuck” mientras que él
empujaba dentro de mí me enloqueció. Sentía una frenética necesidad de
consumirlo. “Edward, por favor, más profundo…” le rogué.
Él
empujó su cuerpo contra el mío hasta que jadee, froto su miembro contra
mí, moviéndose firme pero suavemente contra mi carne. Gemí sintiendo
que él me llenaba totalmente, mi carne se estiro alrededor de él, su
frío miembro contra mis tejidos calientes y suaves. Él gruñó
rítmicamente contra mí a tiempo con mi respiración, perdido en las
sensaciones que le provocaba mi cuerpo alrededor del suyo.
“Puedo sentir cada pulgada de ti alrededor de mí,” me dijo respirando con dificultad.
Él
bombeó en mí más rápidamente, mi espalda golpeaba la pared ligeramente,
nuestros quejidos venían al unísono hasta que nuestras bocas se
encontraron hambrientas. Podía sentir que estaba cerca de acabar, mi
cuerpo comenzaba a sentir una corriente de calor. Podía sentirla
arrastrándose sobre mi pecho, y encima de mi cuello hacia mi cara. La
onda se estrelló dentro de mí y se separó hacia afuera a mis miembros,
mi base pulsó contra él, apretándose alrededor de su miembro. Abrí los
ojos para ver a Edward, su boca abierta en éxtasis, miraba el rubor que
el orgasmo dejaba sobre mi piel; esto lo empujó al borde. Yo solo podía
jadear, “oh, oh, oh…”
Gritó contra mi cuello, y nuestros cuerpos se sacudieron juntos en el clímax.
Edward
me llevó a la cama y me acostó suavemente, acomodando su cuerpo detrás
del mío, mi espalda contra su pecho. Acaricio ligeramente mi frente,
retirando mi pelo húmedo de mi cara.
“No
quisiera que eso terminara nunca,” murmuro, besando mi cuello. “Quisiera
hacerte el amor por horas. Pero ese rubor tuyo me va a matar.”
~@~
Capitulo 3 – Muéstrame
Sabía
que Edward se sentía mejor; sentí un poco de alivio después de que él
me hiciera el amor demasiadas veces para llevar la cuenta. Había tocado
solamente su cara pero por ahora eso parecía ser bastante. Todavía no
tenía idea de cuán rápido podía moverme o qué grado de fuerza debía
utilizar. Sentía demasiadas cosas a la vez, y su tacto, que había sido
siempre irresistible para mi, era repentinamente demasiado estimulante.
Era más fácil, por ahora, si no agregaba mis propios dedos a la
ecuación. Había más también: mi reciente comprensión de la enormidad de
su contención cuando yo era humana pesaba mucho en mí. Sentía que debía
agradecérsela.
Él
rodo fuera de mí, acostándose de lado y tirando de mí para que lo viera
de frente, nuestras caras separadas apenas por pulgadas. Él tomo un
mechón de mi pelo en su mano y jugó con el ausente. Me miraba, con una
expresión tímida en su cara. “¿Cómo lo estás llevando, amor?”
Corrí mi cabeza un poquito para tener una mejor vista de su expresión. “¿Porqué pareces avergonzado?” Pregunté, sonriendo.
“Acabo
de violarte por cuatro horas, mientras que tú estas abrumada y
acostumbrándote a todo… ¿y me preguntas porqué parezco avergonzado?” Su
sonrisa torcida me atrajo para besarlo.
“¿Podemos hablar de todo esto?” Pregunté con calma.
Sus ojos se volvieron serios, impacientes. “Por supuesto. Por favor.”
Inhalé
profundamente, más para ordenar mis pensamientos que por otra cosa. El
resultado fue una profunda dosis del aroma de Edward, del olor de
nuestro sexo; mis pensamientos se nublaron inmediatamente, otra vez.
Vacilé, cerrando los ojos contra el impacto sensorial.
“Realmente deseaba poder leer tu mente luego de…” murmuró.
“Tú
necesitas el silencio conmigo.” Lo que dije fue simple, pero parecía
afectarle mucho. Él me miró fijamente, buscando mis ojos. Después de un
momento él conscientemente se reenfocó y me presionó, “Bella. Por
favor.”
Lo
miré, tocando su cara otra vez brevemente antes de poner ambas manos al
lado de mi cara en la hierba. “Antes de que tú…” sonreí tímida,
“…cumplieras mi fantasía del vampiro… yo no comprendía realmente tu
fuerza. Para mí era tan abstracta, tan intangible. Incluso después de lo
que pasamos con James, con Victoria…yo era tan….ingenua, pensé de
verdad que tú nunca podrías lastimarme. Pero por otra parte esa noche…
la facilidad con la que tus dientes se enterraron en mí…
cada momento que pasamos juntos hasta ese momento aterrizaron en una
sola idea en mi mente, cada vez que yo empujé mi cuerpo contra el tuyo,
cada vez que te besé apasionadamente y te impulsé a perder el control…” Suspiré. “…Y entonces después en nuestra luna de miel, cómo pudiste hacerme el amor, cómo tus movimientos podían sentirse sexualmente rudos en mi cuerpo, sin siquiera acercarse a lo rudo que tu cuerpo realmente podría ser… yo nunca comprendí realmente el esfuerzo que te tomaba estar cerca de mí. Tú nunca
perdiste el control. Incluso la noche que parecías haberlo hecho, lo
que te trastornó más no fue que hubieras perdido el control sino que no
me hicieras acabar a mi primero. ”
“Tú siempre fuiste consciente de mí. Habrías podido empalarme. Literalmente. Y entonces la primera vez que te toco, te lastimo”
Edward me interrumpió, “no es lo mismo. Para nada.” Su voz era firme.
“Lo
sé, por supuesto, lo sé. Pero sin embargo, fue tan duro ver cómo mi
tacto te afectó. Todo el tiempo mientras que estaba… cambiando… yo
estaba centrada en un pensamiento. Que cuando me despertara tenía que
decirte lo que significó para mí, yo tenía que decirte que entiendo lo
que hiciste por mí. Escuché tu voz, me concentré en tu voz. Tenía que
intentar demostrarte cuan agradecida estoy, cuánto te amo, y te amo aún
más por lo que significo para ti estar conmigo. Quise besarte, para
verter mi amor en ese beso…”
“Siempre sentí eso, Bella.” Susurró. “Siempre sentí cuánto me amabas.”
Empujé
lejos sus palabras, continuando. “Pero por otra parte cuando despierto,
la primera vez que te toco…” Gruñí, tirando mi cara contra mi
antebrazo.
“Ésa
es toda tu percepción, amor. Viene de ti, no de mi.” Su mano acarició
ligeramente mi mejilla, sus dedos se movían para delinear la forma de
mis labios. “Yo te siento. Lo que yo necesito es que tú te sueltes. Yo
puedo manejar que tú seas fuerte. No soy frágil. Lo que no puedo manejar
es que tú te alejes de mí, incluso si es porque piensas que necesitas
hacerlo.”
“¡No
lo hago!” Me incorporé, mirando hacia él. “No quiero alejarme. Estoy
loca por ti. Es más de lo que puedo expresar con palabras. Pero, el
gesto de dolor en tu cara… cuando le lastimé, me aplastó.” Odié la
angustia en mi voz, pero quería que el supiera que lo amaba locamente.
Edward
se incorporó, también. Sus ojos eran serios. Sus ojos eran sabios. “Lo
que quiero decir es que yo puedo manejarlo. Tú no me lastimarás, Bella.
Tú recién estás aprendiendo cómo moverte. Tirándome del pelo no me estás
lastimando. Rompiendo una pared… no me estás lastimando.”
Me sentía como un niño que le dice a su padre cómo conducir. Comenzaba a perder confianza en mis propias palabras.
“Yo vi tu cara…”
Edward
se quedó en silencio por un minuto, mirándome. Él se rió entre dientes
pero sin diversión. “Parecería que nuestros roles se invirtieron. Yo
estoy intentando convencerte de que te dejes ir. Tú solo tienes que
confiar en cuan diferentes las circunstancias “
“Oh
mi dios, Edward,” lo interrumpí. “No se parece en nada a lo que tú
pasaste conmigo. Es solo que…” Suspiré, sintiéndome exasperada conmigo
misma, entendiendo que solo necesitaba descifrar esto. “Tengo tanto para
decirte, tengo mucho para decirte ahora, y no con palabras.
Lo que tú hiciste por mí estos dos años… yo no sé cómo decirte todo lo
que necesito decirte, con este cuerpo, con todo… y… es tan frustrante.”
Él
se inclinó hacia mí, con una sonrisa enorme, entendiéndome. Depositó
varios besos a lo largo de mis labios. “Tú solo no sabes donde están tus
límites todavía, ¿y eso te asusta?” Él repitió sus propias palabras de
hace un par de semanas.
“Sí,” dije, sonriendo contra sus labios.
“Prometo que te diré si me lastimas. Solo intenta dejarte ir. Necesito que te dejes ir. Tírame del pelo. Aplástame. Necesítame.”
Él gruñó mientras que me ponía sobre su regazo para que lo montara a
horcajadas. “Y Bella: Sé que tú solo tienes doce horas de convertida.”
Él se rió entre dientes. “Pero no puedo prometer ser tan paciente como
probablemente debería, porque te he necesitado así durante mucho tiempo.
Pero lo que sí sé es que tengo una eternidad para mis propias fantasías
de la vampiro sexy.” Él rió contra mis labios.
*****
Nos
calmamos por un rato. Aproveché ese tiempo para acostumbrarme a todo a
mi alrededor; sonidos, estímulos visuales, todas las sensaciones en mi
piel. Y los olores, por supuesto. Océano, hierba, animales, árboles,
Edward.
Edward
no habló mucho después de nuestra conversación, él solo acarició mi
espalda ligeramente mientras que me inclinaba contra él.
Finalmente, su voz en mi oído: “¿Vamos a ver a la familia?” Era una pregunta susurrada. Note que él no quería apresurarme.
“Sí, supongo que debemos pasar un tiempo con ellos antes de irnos a la cama. ¿Qué hora es?”
Él se rió entre dientes. “Cerca de las dos, supongo. Y…, amor, ya no hay más ‘ir a la cama’ para ti.”
“Lo sé,” yo lo miraba, sonriendo traviesa. “Eso no es lo que quise decir…”
Él me apretó más cerca de su pecho, besándome los labios, murmurando, “Realmente, y dime. ¿Qué quisiste decir?” Sus ojos ardían.
“Digo
que pienso que cada noche, desde la medianoche hasta las seis de la
mañana, debe ser nuestro tiempo. Debemos irnos a la cama juntos, o por
lo menos estar solos, cada noche por ese tiempo. Comenzando esta noche.”
Él me miró un largo momento antes de sonreír, su cara se levantó hacia el cielo. “Te amo, Bella.”
*****
Corrimos
hasta el barco, Edward era rápido. Yo no tenía idea, pero finalmente
entendí porqué todos decían eso sobre Edward durante el juego de béisbol
hace tiempo, y cómo él se sentía tan confiado en la carrera a nado a
Rio. Él me ganó al barco por algunos metros, volteándose para tomar mi
mano cuando subimos a bordo.
Nuestra
familia entera se encontraba en la cubierta, esperándonos, mirando como
nos acercábamos. Todos me miraban fijamente a mí. Edward me miraba,
también. Miré fijamente a mi familia; eran… impresionantes.
“¡Bella!”
Alice gritó, corriendo para abrazarme antes de alejarse para dejar que
los demás me vieran. La puse delante de mí, viendo su pelo borravino
oscuro verdaderamente por primera vez, cómo refulgió cuando la luz lo
golpeó; sus ojos gigantescos brillaron tenuemente bajo sus negras y
gruesas pestañas. Su piel era de porcelana. Ella era increíble.
“Jesús.”
Susurró Emmett mientras me miraba, y por una vez Rose no lo golpeó por
quedarse embobado. Ella me sonreía, asintiendo. Mire hacia ellos y
jadeé. Emmett lucía igual pero… más cálido, el aire alrededor de él
zumbaba con su alegría. Caminé hasta él y lancé mis brazos alrededor de
su cuello, y luego de Rosalie. Ambos se rieron de la fuerza de mi
abrazo. La piel de Rosalie era cristalina, sus ojos color ámbar,
chispeantes. Su pelo no era solo rubio, sino blanco, oro, amarillo,
naranja, rojo. La miré fijamente y ella me guiñó un ojo.
Jasper
dejó escapar un ruidoso silbido detrás de mí y mi cabeza se volteó de
un azote hacia él. Jadeé. Sabía él tenía cicatrices, pero no esperé que
él fuera tan… hermoso. Sus cicatrices eran un patrón suave en sus
brazos, blanco sobre blanco. Su cara mostraba un grado de serenidad que
no había visto antes. Sus ojos no eran exactamente ámbar como había
visto con mis ojos humanos. Eran miel oscura, eran más profundos que los
de los demás, alineados completamente por sus pestañas, pesados por
todo lo que él sabía y sentía. Sus ojos se sentían como imanes sobre los
míos cuando él me miró fijamente. Sentía a Edward radiante a mi lado y
me pregunté qué estaría pensando Jasper. Su cara se rompió en una
sonrisa amplia y rara y él dejó que sus ojos vagaran recorriendo mi
cuerpo ida y vuelta. Él enarcó una ceja hacia Edward, su boca se cerró
aún sonriendo comunicando más de lo que yo podría entender y entonces
miró a lo lejos antes de poner su brazo alrededor de Alice y de besarla
en la cabeza. Alice saltaba a su lado, mirándome a mí. Levanté mis manos
a mis mejillas en un acto reflejo.
Edward se rió entre dientes. “Todavía ningún rubor, amor.” Él miró alrededor y sacudió su cabeza, riéndose de cada uno los pensamientos. Él parecía divertido.
Esme
caminó hacia mí, tomándome en sus brazos. Sus brazos se sentían
calientes alrededor de mí, su pelo se cepillo contra mi cara. Ella olía
como el azúcar, como pétalos caídos. Inhalé profundamente, queriendo
acurrucarme en su regazo, mi pecho dolía por abrazarla.
“Tú
eres impresionante, mi chiquita.” Susurró en mi oído. La apreté y ella
se rió entre dientes de la ferocidad de mi abrazo, liberándose
cuidadosamente. Sobre su hombro vi a Carlisle que me miraba. Nunca lo
había visto sin habla y no estaba segura qué pensar de su expresión. Me
preocupaba lo que él pensara sobre mis ojos. Lo miré fijamente, su pelo
rubio se movía con la brisa del océano, un hoyuelo profundo jugaba en su
mejilla mientras que una sonrisa se rompió sobre su cara.
“¿Todo
bien, Carlisle?” Pregunté con calma. Sentía una punzada extraña en mi
pecho mientras lo miraba. Edward miraba a Carlisle entonces y después se
rió entre dientes otra vez, mirando abajo a sus pies.
“Sí,
por supuesto, Bella.” Su sonrisa se volvió cálida; caminó hasta mí y me
dio un abrazo apretado. Él olía como la hierba nueva, aire del océano,
sal. Considere lamerlo.
Toqué
mi frente como un hábito nervioso y Emmett rió en voz alta. “Tú no
necesitarás ninguna ayuda para parecer humana, Bell. Tu actúas
exactamente como lo hacías antes, solo que ahora pareces una terrible diosa.”
Me reí de sus palabras; su dulce honestidad era adorable.
El
silencio que siguió careció totalmente dificultad. Después de un largo
momento, miré a Edward para decir algo pero todos estaban totalmente
contentos solo mirándome. Finalmente tomé la mano de Edward y miré abajo
hacia mis pies.
“¿Recuerdas lo que te hice prometer, Bell?” Dijo Emmett quedamente.
Mire para arriba hacia él. “Por supuesto.” Mi voz era feroz.
“Entonces
nada de mirarte los pies. Tu eres una bomba.” Él me hizo un guiño y
Alice voló a mis brazos otra vez, abrazándome firmemente.
Sus
palabras salieron en un zumbido. ¡“Ha sido imposible describirte! Tus
labios son ridículamente rojos. Tu pelo es tan asombroso. Y tienes
mejores piernas que todas nosotras. Es tan injusto. Nadie me creyó.” Sus
manos estaban en mi cara, en mi pelo, y luego exprimiendo mis brazos.
“Es realmente injusto,” Rosalie fingió poner mala cara. “Sus labios son insanos.” Vi a Edward reír a mi lado.
“Puedo hacer que tus labios sean rojos, Rose…” Emmett gruñó al lado de ella.
“¿Qué pasa con sus ojos?” Rosalie le preguntó a Carlisle, no haciendo caso de Emmett.
Él
se encogió. “No es inaudito que un vampiro conserve su color de ojos, o
aún que desarrolle un nuevo color de ojos fuera de los rojos después de
haber cambiado. Es raro, pero he oído hablar de que esto sucedía.”
Antes de que Emmett pudiera preguntar, Carlisle agregó, “usualmente se
asocia a un don especial, pero no siempre…”
Todos
miraron fijamente a Alice por una explicación. Contuve mi respiración
esperando para ver lo que ella diría. Esperaba que ella no dijera nada.
Ella sacudió su cabeza.
“Dinos que es,” insistió Rosalie.
Alice
mascullaba en español, dejando a Edward fuera de su cabeza. “No,” dijo
ella reservada. “Así no es cómo sucede. Bella necesita descubrirlo por
sí misma.”
“OK, OK, ya está bien.” Esme se rió. “Edward, tú pareces hambriento. Necesitas cazar, amor. Bella estará bien.”
“Lo está,” convine, y él asintió a mi lado.
“Iré
al continente pero estaré de vuelta pronto. ¿Pueden ustedes… acompañar a
Bella?” Él preguntó protector, aunque era una petición innecesaria.
“Ve.”
Alice lo empujó, irritada de que él siquiera sintiera la necesidad de
preguntar. Edward me besó suavemente y asió mis manos en las suyas
significativamente, mirando mis ojos. “Piensa en esto.” dijo reservado.
Asentí y lo miré saltar en el barco más pequeño, dirigiéndose al sur de Río.
*****
Mire
para arriba y todos me miraban fijamente todavía. “OK, ya es
suficiente. Ahora no me gusta esto más de lo que me gustaba hace cuatro
días.”
Jasper me miraba. “¿Todo bien, Bella? Estás tensa.”
Le sonreí, una risa aguda se escapo de mi garganta.
¿“Tensa porque he sido un vampiro por menos de veinticuatro horas y no puedo imaginar cómo tocar a mi marido? Sí, un poco.”
“Es todo nuevo, tesoro,” dijo Esme calmadamente. Nadie parecía sorprendido de mis palabras, lo que me hizo sentir mucho mejor.
“¿Quieres hablar de eso?” Preguntóo Carlisle, transmitiendo tranquilidad con su voz.
Lo miré, queriendo saber lo que él pensaba, pero sacudí mi cabeza. “No realmente. Sólo me siento un poco fuera de control.”
“¿Es la velocidad o la fuerza?” Preguntó Jasper, con una expresión de inquietud en su cara.
“Ambas.
Pero sobre todo la fuerza.” Me avergonzaba sabiendo que Carlisle y Esme
oían esto, pero sabía que todos podrían ayudarme así que perseveré.
“Cuando intento tocarlo… creo que utilizo demasiada fuerza. Así que yo
solo…… no lo toco. Y yo quiero realmente quiero hacerlo.”
Emmett resopló al lado de mí. “Supongo que eso va bien entonces.”
Su humor me ayudó a relajarme. “Exactamente.” Sonreí secamente de su comentario.
Carlisle
no dijo nada al principio, pero sus ojos me tranquilizaron cuando
encontré su mirada, necesitando que dijera algo. Después de un momento
él habló.
“Tú
tienes grandes expectativas para ti, Bella. Sé que Edward te necesita
pero esto es mucho para asimilar. Todos lo sabemos. Edward lo sabe. Y
las buenas noticias para ti son que tienes probablemente la mejor gente
aquí para ayudarte.” Él indicó a Emmett y Jasper.
“Es
cierto, Bell. El asunto de la fuerza ha sido un tema para mí,
especialmente al andar alrededor de los seres humanos. Y tú sabes que
Jasper tiene toda clase de experiencia con vampiros recién nacidos.
Vayamos a jugar.” Él indicó hacia la playa, levantando sus cejas con la
pregunta.
Jasper
asintió y tomó silenciosamente mi mano, tirando de mí detrás de él
sobre la playa. Alice y Rosalie nos siguieron mientras que Carlisle y
Esme nos miraron del barco.
*****
Jasper y Emmett eran adorables, se pararon delante de mí como mis sargentos de instrucción.
“Bueno
Bella, la primera cosa que debes hacer es comenzar con lo que puede
hacer tu cuerpo. Será más fácil graduarlo si tu sabes que eres capaz de
hacer.” Jasper asintió al lado de él y entonces corrimos hacia el área
selvática.
Llegamos
al claro donde había cazado antes. Alice me sonrió. “Estuviste
impresionante cazando, Bella.” Estaba genuinamente feliz de que hubiera
sido fácil para mí; ella ya sabía que lo sería.
“De
nuevo al trabajo, muchachas.” Emmett exigió. “OK, Bell, te he visto
correr. ¿A ti te gusta correr no es cierto?” Asentí “Eso es bueno.” Él
miraba a Jasper y dijo quedamente. “Estoy seguro que Edward debe estar
totalmente feliz con eso.” Jasper se rió entre dientes, asintiendo con
la cabeza hacia el piso, y sus brazos cruzados delante de él.
“Un asco, Emmett.” Masculló Rosalie.
Emmett
no hizo caso de su comentario. “Bella, ¿ves ese árbol allá?” Él señaló a
una palmera grande a cerca de veinte pies de donde estábamos.
“Apenas puedo verla, pero sí.” Dije embromándolo.
Él me miró exasperado por un largo rato, y entonces me ordenó, “Trépala.”
Caminé
al árbol y puse mis manos alrededor del tronco, no muy segura de cuál
era la mejor manera de escalarla. Intenté abrazarla pero no pensé que
escabullirme encima del tronco era la forma más eficaz de subir. Coloqué
mis manos a los lados del tronco y noté que mi apretón era enteramente
suficiente. Me despegué del piso, y mis pies siguieron a mis manos. Subí
así, pies y manos, hasta lograr un ritmo y entonces mano-pie-mano-pie,
más rápido con cada ciclo, hasta la punta del árbol. Sabía que el
movimiento no era enteramente agraciado, pero para el momento en que
alcance la punta me sentía mucho más apta y tenía más claro cómo moverme
verticalmente. La visión era asombrosa, el océano se ampliaba 360
grados alrededor de nosotros.
“Bueno,
Bell. Ahora salta en mis brazos.” Mire abajo hacia él, estaba por lo
menos a treinta pies debajo de mí y aún veinte pies alejado en el
terreno. Podría saltar los 40 pies hacia él en una simple línea recta,
pero no sabía cómo comenzar el movimiento. Vacilé por un segundo antes
de lanzarme en un arco hacia él, encontrando el aterrizaje fácil en los
brazos de Emmett.
“Guau,
bien.” Él me sonrió, dándome un beso en la cabeza antes de bajarme.
“Ahora, levanta que el árbol que está al lado de ese y lánzalo abajo
hacia la playa.”
“Emmett, no quiero tirar una palmera.” Me opuse.
“No te preocupes por el árbol, Bell. Solo hazlo.”
Caminé
hacia la palmera más pequeña; tenia probablemente solo quince pulgadas
de diámetro. Puse mis manos a los lados de ella y tire, el esfuerzo no
era simple, pero podía sentir al árbol ceder mientras que tiraba de él.
Las raíces de la palma no son profundas y logre sacarla después de
algunos segundos. Encontré que hacer equilibrio con el árbol era la
parte más difícil pero una vez que centré mi peso, la arroje fácilmente
sobre la playa donde golpeó la arena y aterrizó en el agua de la orilla.
“Bastante
bien. Tu equilibrio no es perfecto todavía pero nadie se sorprenderá
por eso.” Él se rió entre dientes. Le mostré mi dedo del medio, riendo, y
Jasper explotó en risas.
“Tú lo vas a hacer impresionante, Bella, no lo escuches a él.” Dijo Rosalie, guiñándome un ojo.
Emmett
me dijo que saltara sobre sus hombros desde una posición vertical. Me
agaché, intentando juzgar cómo saltar desde donde estaba parada.
“Esto
es difícil,” Me tranquilizó Jasper. En mi primer intento salté sobre la
cabeza de Emmett. En mi segundo intento aterricé en su pecho, casi
golpeándolo, mi movimiento fue mucho más rápido de lo que él había
esperado. En el tercer intento aterricé en sus hombros, bamboleándome
levemente; el movimiento habría sido imperceptible para un ser humano,
probablemente pero yo lo detecté.
“Bueno.”
Él sonrió mientras que yo saltaba al piso y me ponía frente a él. “Lo
estás haciendo realmente bien. Ahora, dame un abrazo.” Sus ojos miraron
fijamente en los míos, su cara me desafiaba.
Lo
miré, sabiendo que esta era realmente la cosa más difícil que él me
había pedido que hiciera hasta ahora. Caminé hacia él y lo abracé, él
rió y su respiración se exprimió hacia fuera en un chirrido con mi
esfuerzo. Cada uno se rió del sonido. “OK, eso es un poco firme.
Inténtalo otra vez. Recuerda cuánta fuerza utilizaste esta vez y bájala
cerca de un 50%.”
Lo
abracé otra vez, concentrándome en cómo su cuerpo se sintió cuando lo
exprimí alrededor de sus hombros, lo suficiente para no juntar sus
hombros. “Bueno, eso está bien, Bella. Ahora, dale a cada uno el abrazo
correcto para su tamaño.”
“Siento
como que estoy en el jardín de infantes.” Bromeé, caminando hacia
Rosalie. Envolví mis brazos alrededor de ella, intentando detectar
cuando su cuerpo se curvaba hacia adentro contra mi apretón. Lo detecté
quizás un segundo demasiado tarde, susurrando, “¡Oops!, lo siento.” Ella
besó mi mejilla. Caminé a Alice, y lo hice mucho mejor con ella,
leyendo la respuesta de sus músculos a mis brazos, y cuánto aire eliminé
de ella.
“¡Ese fue un gran abrazo, Bella!” Ella me devolvió el abrazo.
Caminé
hacia Jasper y en vez de abrazarlo alrededor de sus hombros como hice
con las chicas, puse mis brazos alrededor de su cuello como lo hacía
con Edward. Sus brazos serpentearon alrededor de mi cintura y tiré de él
hacia mí. Había química innegable allí. Me sentía conectada con Jasper
de una manera que no sentía con los demás. Sentía que él sabía ya todo
sobre mí. Me ayudó a practicar el controlar de mi necesidad de exprimir
demasiado fuerte. Lo detuve contra mí por un largo rato después me aleje
y él me miraba. Asintió hacia mí, sonriendo. “Eso estuvo bien, Bella.”
Hicimos
más ejercicios de fuerza y de balance; cada ejercicio me hizo sentir
más cómoda en mi nuevo cuerpo. Caminé en mis manos, salté de árbol a
árbol, llevé a Alice en una mano con mis ojos cerrados, y después
balanceé a Rosalie en mis pies mientras que caminaba sobre mis manos.
Besé a cada uno en la mejilla, estreche la mano de cada uno, les
alborote el pelo. Sostuve un palillo como lápiz, pasando a través de
diez palillos antes de conseguir no romper uno con la mano
inmediatamente después de asirlo. Nos reímos de las cosas que
inventaron, pero descubrí que me ayudaban realmente y no me sentía
tonta haciéndolas; todos me hicieron sentir cómoda y apoyada porque
sabía que todos ellos habían pasado por esto juntos, también.
Encontré
que estas cosas eran más fáciles de hacer con alguien que no fuera
Edward. Era demasiado difícil mantener las manos alejadas el uno del
otro. Necesité imaginar mi cuerpo sin él alrededor y sentí una ola de
gratitud hacia mis nuevos hermanos por su voluntad de ayudarme.
Jasper
me llamó cerca de él, sonriéndome. “Es mi turno Bella. Emmett hace las
cosas de fuerza bien. Yo puedo ayudarte con tu velocidad. Una cosa que
necesitarás trabajar pronto es cuán rápido te estás moviendo. Tus
movimientos no son naturales para un ser humano; no lo notas porque
todos nosotros nos movemos muy rápido, pero cuando vayamos a casa tu
necesitarás aprender cómo retrasar tus movimientos sino llamaras mucho
la atención.” Él vaciló, mirándome. “También te ayudará cuando estés con
Edward, esto te dará tiempo… para pensar en cómo lo estás tocando.” Él
busco mis ojos cuando dijo esto, su expresión provoco un tirón suave en
mi pecho, cerca de mi hombro.
“OK, ¿qué debo hacer?” Me coloque delante de él, como una alumna impaciente.
“Sigue
mis manos con tus manos. Pero no me toques.” Asentí cuando él movió la
mano delante de su hombro, su palma de frente a mí, su mano comenzó a
moverse en un arco hasta bajar a su lado.
“¡Depílate!” Emmett rió nerviosamente.
“Cállate, Emmett.” Sonrió Jasper.
Puse
mi mano y reflejé los movimientos Jasper, nuestras manos se movían en
círculos delante de mí. Él llevo su mano a su pelo para meterlo detrás
de su oído. Copié la velocidad del movimiento, sintiendo como me movía
en cámara lenta, pero notando que él me parecía totalmente normal. Él
rasco su nariz, yo lo copie, riendo nerviosamente. Sacudió su cabeza
negando, y se encogió de hombros, dio vuelta su cabeza para mirar el
cielo, se lamió los labios, él fingió mirar al lado, pensando. Él movió
su otra mano y la movió en un arco a su lado. Repitió cientos de
movimientos diarios mundanos y yo lo copié, nuestros ojos se encontraban
mientras que sonreíamos y nos reíamos. Comencé a entender cómo se
sentía moverse a la velocidad humana, y mi cuerpo memorizaba la
sensación de ello.
“Chicos se ven muy sexys haciendo eso.” Alice me respiró detrás, con su voz soñadora. Jasper y yo reímos, con nuestros ojos.
“Solamente para ti, mi vida, soy sexy,” dijo él con sus ojos buscando sobre mi hombro a Alice, y guiñándole un ojo.
Practicamos
caminar a velocidad humana hasta la cabaña, cada uno caminando detrás
de mí y silbándome mientras que yo les gruñía. Nos sentamos en la
chimenea exterior por un rato y ayudé a Emmett a preparar un fuego
grande mientras que esperábamos a que Edward volviera. La noche había
caído hacia horas; las estrellas eran puntos agudos de luz en el cielo;
había millones y las podía ver perfectamente. El cielo era una de las
cosas más hermosas que había visto nunca.
Un
rival fácil era la silueta de Edward, moviéndose desde la luz del
fuego, apareciendo entre las sombras del pequeño bosque. Lo había olido
antes de verlo, mis ojos se fijaron en el espacio donde sabía que él
emergería.
Él
sonrió a sus hermanos, pero puso su atención en mí, y vi el brillo
intensamente dorado de sus ojos. “Es medianoche.” Él dijo quedamente. Me
levanté y caminé hacia cada uno, dando abrazos apropiadamente fuertes,
agradeciendo a cada uno por su ayuda, y diciendo buenas noches.
Edward me subió a su espalda para llevarme corriendo de nuevo a la casa; sabia que el quería lo tocara inmediatamente.
Me
llevó al dormitorio. Estábamos apenas entrando en el cuarto cuando él
presionó mi cuerpo contra la pared, besándome fuertemente, su lengua
empujaba en mi boca abierta, mi quejido salió fuerte contra él. Besé sus
labios hambrienta, sintiendo sus manos por todas partes en mi piel, su
cuerpo se presionaba contra mí. Puso mis manos contra la pared. “Bella…”
gruñó, y acaté, llevé mis manos a su cuello, enroscando mis brazos
alrededor de él, tirándolo más cerca de mí.
Nuestro
beso se profundizó y él me sacó la remera por la cabeza, poniendo sus
manos hambrientas sobre mi piel, y su voz en mi oído diciéndome lo bien
que se sentía tenerme contra él. Arranqué su camisa, rasgándola
levemente. Él me sonrió como enojado, sus labios buscaron los míos
suaves, tranquilizadores.
Su
boca se movió a mi cuello, para besar mi cicatriz otra vez antes de
moverse a mi clavícula, y a mis pechos luego de que los liberó de mi
corpiño. Sus manos me sostuvieron los senos, sus ojos miraban mi cuerpo
en sus manos cuando él me exprimió, pellizcándome, y se inclinó para
lamer mis pezones.
“Oh
dios, Edward, ésto se siente tan bien…” Mi voz era baja, un gruñido. Él
miro para arriba hacia mí mientras que yo decía estas palabras, su
cuerpo empujaba en el mío, sus manos se movían más bajo para liberarme
de mis shorts y mi bikini; entonces me levantó sobre la cama.
Nuestros
miembros se enredaron juntos, mis manos se colaron alrededor de su
cuello ya no congeladas pero aún tímidas. Él tomó mi mano fuerte y la
puso en el botón de sus pantalones, sus ojos abiertos como siempre,
mirándome. “Desnúdame, Bella.” Su voz golpeó cada nervio de mi cuerpo.
Abrí su botón, desabrochando sus pantalones sin problema, y se acostó
sobre su espalda mientras que yo arrancaba sus pantalones y sus bóxers
de su cuerpo. Me arrodillé delante de él, sintiendo el cortocircuito de
mi innecesaria respiración mientras que lo miraba, intentando recordar
cómo moverme lentamente para controlarme mejor. Él era hermoso, más allá
de cualquier descripción.
Edward
me empujó encima de él, mi cuerpo montando su cintura a horcajadas, sus
manos tocaban mi estómago y muslos. Sus ojos me miraron por un largo
momento, viajando encima de mi cuerpo desnudo.
“Tú
eres todo lo que quiero.” Su voz era apenas audible, y entendí que él
probablemente me había dicho muchas cosas en esta cama, antes, que yo
nunca había oído. Sus ojos quemaron los míos.
Me
incliné sobre él, presionando mis labios contra los suyos suavemente, y
después con más necesidad, empujando su cabeza nuevamente contra la
almohada. Él apartó mis hombros suavemente, comunicándome que estaba
usando demasiada fuerza pero acariciando mis brazos dulcemente para
motivarme a seguir silenciosamente. Intenté concentrarme en el retraso
de mis movimientos, pero las manos de Edward bajaron por mis lados,
asiendo mi cola, eran demasiado sensuales, demasiado eróticas, yo no
podía conservar la lentitud de mis movimientos. Moví mi brazo encima de
su cintura, encima de su pecho, pellizcando su tetilla levemente. Él
gritó en mi boca, “sí, Bella…” Bajé mi boca por su cuello, y a lo largo
de sus hombros, probando su piel caliente, sus músculos que se movían
debajo mientras que sus manos exploraban mi cuerpo encima de él.
Tomé
su tetilla en mi boca, lamiéndola, chupándola, y mordisqueando tan
suavemente como podía. Él arqueó su espalda contra mí, sus dedos
deambulaban por debajo mí para tocar mi piel húmeda sobre su estómago.
Grité
cuando tocó mi cuerpo, ahora mucho más sensible, lamiéndolo
rápidamente, mi lengua chasqueóo contra su tetilla antes de morderlo,
demasiado fuerte. Él gruñó levemente, y después jadeo para mí. Mis manos
se levantaron lentamente de su pecho hacia el enredo de su pelo, para
sentir la suavidad contra mis dedos. Él separó mi mano suavemente
mientras que mi mano quitó su cabeza de la almohada con la fuerza de mi
agarre. Intenté mover la mano a mi lado, para calmarme mientras que mi
boca seguía explorando, pero Edward llevó mi mano firmemente contra su
pelo. “No lo hagas.” Suspiro. “No me lastimarás. Solo te estoy
mostrando.”
Moví
mis manos a lo largo de su cara, tocando sus labios y luego me acerque a
besarlo, mis manos acariciaban ligeramente el largo de sus hombros,
gruñendo en él mientras que lo tomaba de los hombros para impulsarlo
encima de mí. Él resistió mi movimiento, mi apretón era demasiado fuerte
en sus hombros. Comencé a soltarlo.
“No pares.” Gruñó.
“Te estoy lastimando.” Susurré.
Antes
de que pudiera separar mi brazo otra vez, antes de que pudiera incluso
pensar en reaccionar, Edward me había volteado de un tirón sobre mi
estómago y había fijado mis brazos firmemente contra mi espalda, una de
sus grandes manos agarraba mis muñecas, su otra mano sujetaba mi cabeza
hacia abajo. Mi cara estaba presionada contra la almohada, mi cuerpo
completamente pegado contra la cama debajo él. Se inclinó sobre mí, su
miembro duro se presionaba en mi espalda. “Bella, querida. Quizá no fui
claro antes. Te dije que tú no puedes lastimarme. ¿Realmente piensas que
no puedo manejarte?” Su risa era baja en mi oído. Sentí un quejido
escapar de mis labios, mi cuerpo se mojó para él.
“He
sido un vampiro por mucho tiempo, amor. Supera este absurdo de una vez.
Tócame.” Tiró mis caderas hacia arriba de modo que me apoyara en mis
rodillas. Empujó mi espalda bajando mi cabeza contra la almohada y
susurró, “voy a voltearte, y tú vas a tomar estas pequeñas manos,” se
inclinó y tomó uno de mis dedos en su boca, chupándolo, envolviendo su
lengua alrededor de el, “y pondrás estos dedos alrededor de mi miembro
duro. ¿Lo sientes detrás de ti?” Asentí, jadeando, sintiéndolo presionar contra mi cola.
“No
me importa si me frotas o me chupas, pero tu harás que acabe tan fuerte
que voy a olvidar como me llamo. ¿Puedes hacer eso por mí, Bella?” Él
empujó su erección contra mi cola, y un quejido bajo se escapo de mis
labios.
“Sí bebé,” susurré, sin aliento. Mi cuerpo estaba muy mojado por él, sentía una necesidad insana. “Déjame mostrarte.”
“Buena
chica.” Contestó soltando mis brazos y yo me enderecé delante de él
comenzando a voltearme. Él me detuvo con sus manos sobre mis hombros, su
cabeza se inclino a mi oído. “No me decepciones, amor.” Su voz era un
gruñido suave; sus labios acariciaron mi oído cuando él se movió lejos
de mí, bajando de la cama para colocarse delante de mí, a la espera.
Me
senté en el borde de la cama, y tiré de él hacia mí con mis manos en
sus caderas. Me acerqué, envolviendo mi mano alrededor de su miembro,
inclinándome para lamer el punto de humedad en la punta antes de mover
mi mano arriba y abajo de su longitud. Él lanzó su cabeza hacia atrás
con la sensación de mi veneno en él, gimiendo inmediatamente.
“Unnhhhhhh…”
él gimió. “Cógeme, Bella….” Sus caderas se movieron contra mis manos,
sus manos caían a los lados. Su mano me tocó el hombro y me dirigió
lentamente, con mucha suavidad en su voz: “No tan fuerte, amor.” Aflojé
mi apretón, mirando su cara, nublada de deseo por él.
“Pon
tu boca sobre mí, Bella. Quiero ver tus labios alrededor de mí.” Él
bajó su cabeza mirando hacia mí, mirando mientras que yo bajaba mi boca a
él.
Arrastré
mi lengua a lo largo de su longitud, mis ojos miraban hacia arriba para
encontrar su mirada ardiente. Envolví mis labios alrededor de él,
chupándolo, lamiéndolo, exprimiendo mi boca a lo largo de él cuando él
jadeó, sus manos se enredaron en mi pelo, dirigiendo mi cabeza a lo
largo de su cuerpo.
“Esos
labios… tus labios alrededor de mí, oh dios Bella, tu boca…” Sus
caderas ahora se movieron, sus ojos miraban como él se empujaba hacia
adentro de mi boca y hacia afuera otra vez, él empujó y acomodo mi pelo
hacia atrás para poder ver como mi boca y mis manos trabajaban sobre él,
mi cuerpo necesitaba devorarlo. Gemí contra él, tarareando contra su
piel.
Él
bombeó en mí, sin miedo de lastimarme, sus manos sostenían mi pelo
firmemente, tirando de mi cuero cabelludo, el dolor me empujaba más
rápidamente, mi cuerpo necesitaba su clímax dentro de mí, necesitaba
probarlo.
Él
gruñó con cada empuje, sus ojos miraban a mis labios moverse sobre él.
“¡Sí, Bella, sí, oh dios Bella, me chupas tan bien, tan bueno… oh DIOS…mierda!”
Él gritó tirando mi cabeza contra él, su miembro golpeaba la parte
posterior de mi garganta mientras que él comenzó a pulsar dentro de mí.
Tragué todo lo que él me dio y lo lamí hambrienta mientras que seguía su mirada intensa sobre mí. “Eso es amor, límpiame bien, no dejes nada…”
Lo
lamí hasta que su cuerpo respondió otra vez y él me levantó para que
quedara parada, volteándome e inclinándome delante de él, empujó dentro
de mi cuerpo mojado penetrándome por detrás, mis manos se apoyaron en la
cama delante de mí. Él empujó en mí fuertemente, y después levantó mis
piernas hacia atrás poniéndolas alrededor de su cintura de modo que yo
me balanceara en mis manos, sus testículos golpeaban mi clítoris
rítmicamente, su miembro se cerraba de golpe profundamente en mi
interior, mi cuerpo acabo rápida e intensamente, mis gritos hacían eco
en las paredes. Él empujó en mí algunas veces más fuertemente, y se
sacudió detrás de mí rugiendo mientras acababa dentro de mí.
Nos
quedamos totalmente quietos como estábamos por un momento, mi cuerpo se
sentía cómodo y perfectamente equilibrado. Los sonidos del océano
llenaron el cuarto, el sonido de nuestra respiración. Él bajo mis
piernas y me volvió para hacerle frente, besándome y lamiéndome los
labios suavemente, diciéndome cuánto me amaba, cuánta falta le hice
mientras que cazaba.
“Son solamente las dos de la mañana. ¿Qué podemos hacer ahora?” Pregunté suavemente.
Capitulo 4 –Medianoche hasta las seis
Edward me sonrió, dándome besos suaves a lo largo de mi barbilla. “Duchémonos.” Su voz era un susurro en mi oído.
Me paré rápido al darme cuenta de que no me había duchado desde… desde que era humana. Me sentí repentinamente repugnante.
Envolví mis brazos alrededor de mi pecho, caminando lejos de él.
Él me miró, curioso. Entonces, la comprensión se lavó sobre su cara. “Tu eres deliciosa.” Me dijo con una mueca. “Es solo que… es mi turno de limpiarte.”
Me reí de sus palabras a pesar de mi timidez, recordando lo que él me había dicho solo una hora antes. “Eso fue…” Dije estas palabras en voz baja, sonriéndole.
“¿Interesante?” Propuso, su sonrisa era deliciosamente torcida.
“Interesante.” Convine, presionando mi pecho contra el suyo. “Y realmente excitante.”
“Continúas sorprendiéndome, Bella. Creo que me hice ruborizar a mi mismo diciendo eso, pero a ti no.” Se rió entre dientes.
“Hablando de eso.” Embromé.
“Hablando
de eso.” Ronroneó. “Gracias por complacer mis… instintos más bajos.” Él
apoyo su nariz en mi cuello, arrastrando su lengua ligeramente a lo
largo de mi piel.
“Gracias
por complacer los míos.” Incliné mi cabeza de nuevo para darle un mejor
acceso al punto blando detrás de mi oído. “Además, me gustan todos tus
instintos.” Mis manos resbalaron hasta alcanzar sus glúteos
perfectamente esculpidos, empujándolo contra mí.
Él
me alzó y me llevó al cuarto de baño, sosteniéndome con un brazo
mientras abría la ducha, el agua escaldaba, y el vapor envolvió el
cuarto casi inmediatamente. Me bajó al piso y entré en la ducha; él me
siguió, tomándome en sus brazos para darme un beso profundo. Disfrutamos
de caricias interminables en el vapor por largo tiempo antes de que él
se estirara para alcanzar el jabón liquido, vertiéndolo en sus manos y
frotándolas juntas para lograr una espuma espesa. El olor familiar, a
fresas, llenó el aire caliente alrededor de nosotros. Edward me sonrió y
se inclinó para besarme suavemente. Él corrió de modo que no estuviera
debajo del agua y se arrodillo en la bañera delante de mí. Levantó cada
uno de mis pies alternadamente, poniéndolos sobre su rodilla doblada, y
lavó cada pulgada de mi piel, frotando los dedos de mi pie con sus dedos
fuertes. Él trabajó de este modo subiendo por mis piernas, usando
movimientos largos para masajear mis músculos, acercándose a besar mi
piel mientras me lavaba.
Miré
su cara mientras que él trabajaba en mí, pero sus ojos estaban fijos en
mi cuerpo, en la parte que él masajeaba, limpiándome con la suave
espuma. Subió una mano hacia arriba, pidiendo silenciosamente más jabón.
Exprimí un poco en su mano y él me sonrió agradecido, volvió a frotar
sus manos, mirando fijamente mis caderas delante de él. Puso una mano a
cada lado, frotando la espuma y luego las movió detrás de mí,
exprimiendo mi cola, moviendo las manos suavemente entre mis cachetes;
él dejó escapar un pequeño quejido cuando mi cuerpo traicionó mi
despertar a su tacto. Él lavó suavemente la parte interna de mis muslos y
el vello suave entre mis piernas, dejando a su boca besar mi ombligo
antes de pararse y comenzar a lavar mi torso.
Sus
manos eran geniales, y se lo dije varias veces sin aliento mientras que
él se reía con una risa suave y dulce. Sus dedos se movían con pericia
sobre mi piel; sus manos conocían cada curva de mi cuerpo íntimamente,
mejor quizás que yo misma, pero él parecía descubrirlas siempre por
primera vez cuando me tocaba. Quise acercarlo a mí pero estaba tan
cautivada viéndolo adorarme, que no podía moverme. Sus manos se
deslizaron por mis lados y bajaron por mis brazos, antes de que su
atención se fijara en masajear suavemente cada uno de mis dedos. Frotó
ligeramente mi espalda inclinándose para besarme, luego me giró para que
quedara de espaldas a él. Frotó mis hombros, mi espalda, y a lo largo
de la parte posterior de mis brazos. Lo oí tomar más jabón en sus manos y
después las sentí deslizarse alrededor de mí y comenzó a dar masajes a
mis senos. Su erección estaba muy presente detrás de mí y gemí con la
combinación de sensaciones.
Llevé mi mano hacia atrás para tomarlo pero él se alejó. “Sin distracciones. Te estoy lavando.” Murmuró detrás de mí.
“Mis pezones deben estar muy sucios al parecer.” Bromeé, después de algunos minutos, mirándolo sobre mi hombro.
“Horribles.”
Dijo depositando un beso en mi hombro enjabonado. “Después podrás
agradecerme por ayudarte con esta situación embarazosa.”
Entonces
me dio la vuelta y me condujo debajo del agua para enjuagar mi cuerpo
mientras que buscaba el champú. Sus dedos frotaron el champú en mi pelo,
masajeando mi cuero cabelludo deliciosamente, dando masajes a la base
de mi cráneo con firmeza usando sus manos fuertes. Él hizo espuma a lo
largo de mi cabello sobre mi espalda, de forma apacible pero competente.
Enjuagó mi cabeza y después repitió estas acciones con el
acondicionador. Entonces tomó mi cara para lavarla “Realmente nos
necesitas esto, pero quiero hacerlo… cierra los ojos.” Sentí sus dedos
frotando mi cara para lavar la piel de mis mejillas, frente, barbilla y
nariz. Era una sensación divertida, que otra persona lavara mi cara,
pero sus pulgares eran tan apacibles y lisos cuando él frotó el largo de
mi frente, masajeando mi sien, y limpiando mi nariz, lo encontré
increíblemente sensual. Caminé hacia adelante cuando él gesticuló, y
enjuagué mi cara en el agua. Nunca me había sentido tan limpia.
“Vamos a quedarnos sin agua caliente pronto.” Murmuró en mi cuello y después se estiró para cerrar la llave del agua.
“Supongo que es tu turno la próxima vez.” Le dije, mirándolo decepcionada por no poder devolverle el favor.
“Tengo
algunos lugares muy sucios que pueden necesitar de una limpieza
rigurosa.” Bromeó, su respiración cosquilleaba en mi cuello. Reí contra
él mientras que tomaba dos toallas de algodón.
Me
secó lentamente y me envolvió en una bata gruesa, después se secó él, y
me levantó en brazos llevándome a la sala de estar. Se sentó en una
silla grande y me acurrucó en su regazo.
“¿Cómo va nuestra primera noche hasta ahora?” Preguntó, acariciando mi mejilla con sus labios.
“Perfecta.” Contesté relajada. “Una buena mezcla de diversión y de romance. Me siento tan bien después de esa ducha.”
Después
de un momento él se rió entre dientes al lado de mí. “¿Disfrutas
acordándote de mi recién adquirido balance?” Pregunté, sintiendo como si
acabara de leer su mente.
“Oh sí.” Ronroneó en mi oído.
“Voy a extrañar dormir en tus brazos.” Susurré.
Él
se quedó pensando en eso y besó mi cabeza. “Extraño dormir. Es la única
cosa que extraño realmente. Aunque podemos quedarnos quietos, juntos en
la cama, sin embargo. Puedo abrazarte durante toda la noche cada vez
que tú lo desees.” Me recosté contra él, preguntándome por millonésima
vez cómo habré logrado ser tan afortunada.
“Edward, ¿cómo fue para ti mientras yo me transformaba?” Pregunté quedamente.
Él se quedó en silencio por un momento. “Fue… difícil.” Me dijo simplemente. “La parte previa fue increíble. Mucho más que sensual. Pero el cambio en si mismo… fue muy difícil. He visto algunos
cambios antes y cada experiencia ha sido levemente diferente. Tú
estabas muy callada, eso en cierto modo fue un alivio, pero también una
tortura porque me convencí de que sufrías en silencio para no lastimarme.”
“Tú
te preocupas siempre de que yo sufra en silencio para aliviarte. Pero
yo raramente sufro, y raramente lo hago en silencio.” Sonreí contra sus
labios besándolo suavemente.
Él
se rió entre dientes. “Lo sé. Pero me convencí de que no lo había hecho
correctamente, de que ibas a morir, no a transformarte. Carlisle
permaneció con nosotros todo el tiempo. Él se sentó en una esquina del
cuarto los tres días enteros. Siempre que pensaba que enloquecía de
preocupación él me tranquilizaba diciéndome que todo iba como debía. No
hay realmente mucho más que contar. No me moví de tu lado en ningún
momento. Te miré fijamente, te amé, y me enfermé de preocupación por
tres días. Y entonces tú te despertaste. Es fácil hablar en
retrospectiva porque todo resultó muy bien. Pero en ese momento yo
agonizaba de preocupación.”
Pensé
en esto y me alegré de que Carlisle estuviera con nosotros, me alegré
de que Edward tuviera esa ayuda. Pero otro pensamiento ocupó mi cabeza.
“Estábamos los dos desnudos. Acabábamos de hacer el amor. ¿No fue un
poco… extraño para ti que
Carlisle estuviera allí?” Evité la parte más embarazosa de la pregunta,
que Carlisle me viera desnuda, oliendo y quizá oyéndonos hacer el amor.
“Tenía
cosas más importantes en mi mente. Puedo asegurarte que el hecho de que
estuviéramos desnudos nunca tuvo importancia realmente para él. Tenía
una tarea muy específica, una vez que yo rompiera la cabecera: escuchar
tus latidos y quitarme de ti si te acercabas demasiado a la muerte.” Él
vaciló y después se inclinó para mirarme a los ojos. “Bella, tengo que
confesarte algo. Yo quería hacerlo de ese modo, haciéndote el amor
primero. Pero no podía hacerlo sin alguien allí en caso de que no
pudiera parar. Ése era un punto no negociable para mí. Sé que nunca te
lo dije, Bella… pero lo que tú querías, también era mi fantasía.”
Lo miré totalmente en shock, “¡Y me diste tanta lata! ¡Tú me hiciste sentir una loca!” Grité, golpeando su brazo juguetonamente.
Él
se rió entre dientes. “Lo sé. Pero estaba sorprendido de que tú
quisieras eso. Parecía como la clase de cosas con las que se puede
fantasear pero que en realidad deben hacerse de forma más clínica.
Realmente quería oír lo que tú tenias para decir, yo no quería sólo
convencerte de que no era razonable. Al principio pensé que tú verías
la imposibilidad absoluta de este escenario. Pero tú estabas tan
resuelta, tan confiada en lo que querías, tú me convenciste de que
podría hacerlo, tú me convenciste de que debía hacerse en un momento de
amor. No podía negártelo… o a mi… tu rompiste mi convicción, tu, pequeña
zorrita.” Él me hizo cosquillas, sus ojos ardían juguetones. “Y fue…
perfecto. Tenías razón.”
Se inclinó para besarme por largos minutos, con sus manos en mi cara.
“¿Cuéntame
que pensaban todos ayer por la tarde, en el barco?” Pregunté mientras
me alejaba de un beso que llevaría rápidamente a menos charla y más
acción.
Él
gimió con la pérdida de mis labios en los suyos e inclinó su cabeza
hacia atrás contra la silla. Comenzó a reírse. “Realmente ese fue un
momento en que puedo decir que amé tener el don de leer la mente. Fue
fascinante.”
Lo miré, haciendo un gesto para que él continúe. Respiró profundamente. “Al principio, no escuchaba ningún
pensamiento. En verdad. Un silencio atronador, la primera vez que me
sucede. Luego tu cara se reflejó dentro de mí en seis mentes diferentes.
Después de un momento, cada uno tuvo su reacción. Rosalie estaba
atontada y sólo se quedo mirando tu boca y tus ojos. Ella estaba celosa,
pero también feliz por ti. Emmett…” Edward rió. “Bueno, tú conoces a
Emmett. Él también miraba tu boca. Dejémoslo así. Él está dedicado a
Rose, pero él es predecible en gran medida.” Sabía que si pudiera me
habría ruborizado, pero no debía haber sido demasiado malo porque Edward
se reía.
“Esme
solo quería abrazarte. Su reacción fue una revelación para nosotros,
ella no estaba tan obsesionada con tu belleza o tus ojos como todos los
demás. Alice no podía parar de mirarte de arriba a abajo, imaginándote
en varios atuendos distintos.” Me reí de eso, sabiendo que era
totalmente cierto. “Y Alice también estaba un poco satisfecha de haberme
tranquilizado bastante para que yo pudiera hacerlo. Ella se está
tomando mucho crédito.” Ambos reímos.
Jasper
y Carlisle fueron los más interesantes para mí.” Él levantó su cabeza y
me miró, seriamente. Miré su cara; él había llegado a los que más me
intrigaban. Quise saber lo que sentían cuando me habían mirado. “Alivio
intenso del lado de Jasper….” Edward parecía intentar encontrar la
palabra correcta, y no estaba satisfecho enteramente con lo que él había
dicho. “Solo que no creo que sea por una cuestión de alivio de su
tentación por tu sangre. Pienso que hay algo más. Pienso que él
encuentra en ti algo que ha estado necesitando.” Se encogió, mirándome.
“Me siento conectada con Jasper.” Dije simplemente. “No puedo explicarlo realmente pero pienso que él se siente igual.”
“Sé
que lo estás. Estoy contento de que usted dos se tengan. Él tiene a
Alice como yo te tengo a ti, pero él está aislado en gran medida de los
demás; no tan cerca de los otros miembros de la familia como estoy yo.
Él es el más nuevo, pero también ha estado siempre con nosotros
principalmente por Alice. Pienso que él ve algo en ti que él ha
necesitado para sentir que el también pertenece a la familia. Pienso que
tú lo entiendes… no sé que es todavía, ¿Tú lo sabes?” Sus ojos estaban
claros, despejados. Él observó mi expresión y pareció entender que yo
estaba preocupada sobre su reacción a esta conexión. “¿Tú no esperabas…
estar conectada solamente conmigo, verdad?” Me palmeó suavemente.
Miré
su cara y entendía por qué todos habían venido a la isla, y no solo
Carlisle y Emmett y Alice. Edward quiso entregarme a su familia tanto
como él se daba a sí mismo. “No estoy acostumbrada realmente,
a la sensación de conectar con otra persona que no seas tú. Supongo que
estoy contenta de que no te incomode.” Lo miré y sonreí.
Él
rió, besándome. “Tú sabes que yo tengo un enlace fuerte con Alice, y
con Carlisle. Y con cada uno de los otros; cada relación es diferente.
Quiero lo mismo para ti.” Él se inclinó y gruñó en mi oído. “Pero al final del día, tú eres mía. Cuando se trata de hacer el amor, eres toda mía. Cuando se trata de nuestro matrimonio, Tú eres mía.” Sus palabras me hicieron jadear.
Unos momentos después, recordé lo que quería preguntarle. “¿Porqué te reíste cuando Jasper te miró y sonrió?” Pregunté.
“Cuando
él te miraba comenzó a nombrar el listado de generales confederados
para dejarme fuera de su cabeza.” Edward rió mucho con esto, y después
me tranquilizó cuando vio la mirada en mi cara. “No, no, él lo hizo como
una broma, no porque fuera lascivo. Cuando me miraba me agradeció por
adelantado por todas las sensaciones de lujuria que vendrán de nosotros
de ahora en adelante, y entonces me dijo que yo era un hombre más fuerte
de lo que él habría podido ser…”
“¿Qué
significa de ahora en adelante? Lo interrumpí, no haciendo caso de la
ultima parte de su discurso “nosotros hemos sido bastante lujuriosos
durante mucho tiempo.”
Edward
se rió. “Si, lo sé. Pero… Bella, entiende. Es diferente. Nosotros
profundizamos los sentimientos hacia nuestras parejas a medida que pasa
el tiempo. Nuestros sentimientos comenzarán a profundizarse luego de que
se estabilicen, después de una década más o menos. Los primeros diez
años de una relación apasionada tienden a ser muy… intensos. Y nosotros estamos comenzando bastante fuerte, y tú eres muy hermosa… Jasper solo estaba muy feliz por mí, por todos nosotros. Él prefiere no estar muy cerca de Edward el gruñón.” Se rió de sus palabras.
Lo miraba, con mi cara en shock. “¿Yo te querré más… te amaré más?” Él asintió, con su sonrisa torcida.
“Y
yo a ti. Es algo que he intentado articular varias veces durante los
días que estuvimos aquí, antes de que te transformara, pero tú tienes
que experimentarlo por ti misma. Ese es el motivo por
el que tuve que transformarte antes de lo que planeaba. Después de un
cierto punto probablemente yo hubiera tenido problemas controlando mi necesidad de ti durante el sexo. Ya te necesito
constantemente. Era algo diferente a sentir que no podía tocarle
realmente, no de la manera en que comencé a necesitar…”
Algo
en la forma en que él dijo estas palabras, refiriéndose a perder el
control conmigo, me dejó pasmada. Un nuevo dolor en mi pecho creció.
Volví a comprender pero a un nivel más profundo, todo el esfuerzo que
significó para él estar conmigo mientras que yo seguía siendo humana, me
abrumó de amor, lujuria, gratitud. Tiré de nuestras batas abriéndolas y
me monté en su regazo a horcajadas.
Mi
movimiento no lo sorprendió y se movió rápido para acomodarme, bajando
mi cuerpo sobre el suyo. Comencé a oscilar sobre él lentamente, y luego
con más pasión. Él volvió a dirigir mis manos suavemente algunas veces,
en las que lo así o tiré demasiado fuerte, pero no me trastornó más.
Sabía que él solo me estaba mostrando cómo hacerlo. No hablamos durante
mucho tiempo; el único sonido en el cuarto era nuestra respiración,
nuestros quejidos suaves. Mi orgasmo vino primero; él me siguió unos
pocos minutos más tarde, cada uno de nosotros miraba la cara del otro en
su tranquilo clímax.
Nos
quedamos quietos en silencio por largos minutos antes de que yo me
quitara la bata por completo para acurrucarme arriba de su cuerpo. Él
envolvió su bata alrededor de mis brazos y me abrazó más cerca de él.
“Mmmmm…”Murmuró a mi lado. Nunca me cansaré de esto.”
Sonreí contra él, después recordé la otra cosa que quería preguntarle.
“¿Y Carlisle?” Retomé nuestra conversación anterior donde la habíamos dejado.
“Sí, Carlisle… no supe realmente lo que él hacía. Necesito hablar con él hoy.” Su voz era pensativa.
“Quieres decir que necesitamos hablar con él hoy.” También necesitamos trabajar en incluir a Bella un poco más, pensé en silencio.
Él besó mi sien. “Por supuesto. Lo siento. No quise decirlo de ese modo.” Su voz era contrita.
“¿Qué significa, que tú no supiste lo que él estaba haciendo?” levanté mi cara nuevamente para mirarlo.
“Él hacía algo intencionalmente; él recorría toda clase de imágenes…
Charlie, Forks, de Renee, la escuela, de Jake, de James… y por último
mi cara. Y después él vio cierta reacción en ti, entonces repasó muchas
imágenes de mi.” Luego se detuvo y me miró. “¿sentiste algo cuando
Carlisle te miraba? Él pareció pensar que tu percibiste algo cuando…
cuando él pensó en cómo estaba yo durante tu cambio.”
“Um…”
Intenté pensar. No sabía si lo qué recordaba era algo significativo y
no quise hacer una gran cosa de ello. “Solo siento esta punzada en mi
pecho, pero se siente como nervios o… algo.”
Edward
considero esto. “No estoy seguro qué quieres decir. Creo que le
preguntaremos a Carlisle lo que él pensaba. Estoy suponiendo que él
tiene una teoría.”
“¿Cómo podría él? ¿Quiero decir, qué podría pensar él?” Pregunté, sintiéndome totalmente confundido.
“Creo
que él sabe más sobre porqué tus ojos siguen siendo marrones de lo que
él dejó entrever ayer.” Edward me besó suavemente, abriendo el beso, y
dejando a su lengua tocar la mía. “Haremos esto más tarde. Todavía te
tengo por otra hora toda para mí y no quiero hablar de Carlisle o de
cualquier otra persona.”
Él me detuvo así, acurrucada contra su pecho, robándome silenciosamente un beso de vez en cuando, durante mucho tiempo.
El
sol subió, la luz fluía por las ventanas grandes de la sala de estar.
“Te amo Bella. Te amo más de lo que puedo contener. Sé que se me derrama
hacia fuera y que te abruma. Si tú sientes al menos una fracción de lo
que yo siento, sé que podrás entenderme.”
Lo besé suavemente, colocando pequeños besos mojados todo alrededor de sus labios. “Yo también lo siento. Todo.”
Él miró el reloj, y luego a mí. “Vayamos a charlar con Carlisle.”
Capítulo 5 - Cosquilleos
Desperté con Edward plantando besos suaves a lo largo de mi hombro, tarareando mi nana. Me acurruqué contra su cuerpo fresco, el día ya estaba caluroso, la luz del sol fluía brillante en el cuarto.
“Buenos días, amor.” Le besé el pecho, y luego frote mi nariz contra él.
“Lo es por cierto.” Sus manos frotaron ligeramente mi pelo; él enredó una pierna sobre las mías, tirando de mí hacia él.
“¿Tuviste una buena noche, no es cierto?” Le pregunté, con una sonrisa en la voz.
Edward rió. “La tuve. ¿Y tú?”
“Sorprendente.” Suspiré. “Tuve algunos sueños bastante salvajes.”
“¿En serio?” Me preguntó en broma, inclinándose para besarme el oído y susurró seductor, “yo amo escuchar tus sueños.”
Reí nerviosamente y me volteé, tirando de su brazo conmigo para que él me hiciera cucharita.
“¿Qué nos paso anoche?” Le pregunté, ruborizándome solo de recordarlo.
“Lo que sea, sugiero que lo compremos por mayor.”
“¿Qué nos paso anoche?” Le pregunté, ruborizándome solo de recordarlo.
“Lo que sea, sugiero que lo compremos por mayor.”
Podía sentir su cuerpo respondiendo detrás de mí.
“La mitad de la noche es una hora tan íntima. Me sentí….”
“La mitad de la noche es una hora tan íntima. Me sentí….”
Busqué la palabra correcta.
“Sentí como si estuviéramos dentro de un sueño.”
Edward gimió levemente en mi oído.
“Si tan solo…” él me besó el cuello, sus manos frotaban ligeramente mi pecho, su cuerpo pulsaba contra mi espalda.
“Quisiera actuar siempre esos sueños.”
Nos quedamos quietos por varios minutos, escuchando el sonido de las olas que se estrellaban no muy lejos de la casa, las puertas francesas abiertas, dejando entrar una brisa caliente.
“Sentí como si estuviéramos dentro de un sueño.”
Edward gimió levemente en mi oído.
“Si tan solo…” él me besó el cuello, sus manos frotaban ligeramente mi pecho, su cuerpo pulsaba contra mi espalda.
“Quisiera actuar siempre esos sueños.”
Nos quedamos quietos por varios minutos, escuchando el sonido de las olas que se estrellaban no muy lejos de la casa, las puertas francesas abiertas, dejando entrar una brisa caliente.
*****
“¿Edward?” Pregunte.
“Sí, amor.”
“¿Alguna vez piensas que vas a extrañar… tu vida de antes…… la tranquilidad, quiero decir?”
Él rió.
“Dios, No. Antes de ti Bella, yo solo dejaba pasar la vida. Apenas podría llamarla existencia.”
“¿No te preocupa que… quizás algún día, pueda ser que quieras algo más?”
No sabía qué me pasaba. Sentía ganas de llorar, estaba tan enamorada de él.
Él se quedo en silencio por algunos momentos.
“¿No te preocupa que… quizás algún día, pueda ser que quieras algo más?”
No sabía qué me pasaba. Sentía ganas de llorar, estaba tan enamorada de él.
Él se quedo en silencio por algunos momentos.
¿“Es algo que a ti te preocupa? Bella, no estoy seguro de qué me estás preguntando.”
Yo tampoco lo sabía.
Yo tampoco lo sabía.
“Por siempre es mucho tiempo.”
Edward estaba perfectamente quieto. Él convino muy quedamente.
“Por siempre es muchísimo tiempo.”
Edward estaba perfectamente quieto. Él convino muy quedamente.
“Por siempre es muchísimo tiempo.”
Su voz se llenó de ansiedad y de tristeza.
“¿Crees que te aburrirás de - gesticulé detrás de mí, al espacio entre nosotros- de ésto?”
Edward tiró de mí apretándome más contra él e inclinó su cabeza contra la mía.
“¿De qué se trata ésto, querida? ¿Piensas que me cansaré de ti? “¿Que comenzaré a encontrar esto - él imito mi gesto alrededor de nosotros, con su mano delante de mí - aburrido?”
Luché para encontrar las palabras. No sabía qué se había encendido en mi cabeza. En solamente tres días, la luna de miel había sido apasionada, por supuesto, pero también cruda. Intensa. Me sentía muy expuesta y vulnerable. Cada momento se sentía más perfecto que el anterior, cada vez que notaba cuánto me amaba él, más temía saber cómo sería perderlo. Mi vida había comenzado a depender, absoluta y literalmente, de esta otra persona y me aterrorizaba pensar que él se despertaría y se daría cuenta de que había cometido una equivocación.
“Supongo que lo que estoy diciendo,” dije lentamente, mirando sobre mi hombro y sonriéndole débilmente.
“Siento como que tengo tanto menos… experiencia y conocimiento que tú. Me preocupa que eventualmente me encontrarás poco estimulante.”
Me encogí contra él. No había capturado la esencia de mi miedo repentino, no podía encontrar las palabras.
Él tiró de mí contra su pecho, acariciando mis senos, empujó sus caderas contra mi espalda. “Bella, amor, yo te encuentro demasiado estimulante.”
Suspiré. “Es duro explicar lo que quiero decir. Eso no es a lo que me refería. ”
“¿Crees que te aburrirás de - gesticulé detrás de mí, al espacio entre nosotros- de ésto?”
Edward tiró de mí apretándome más contra él e inclinó su cabeza contra la mía.
“¿De qué se trata ésto, querida? ¿Piensas que me cansaré de ti? “¿Que comenzaré a encontrar esto - él imito mi gesto alrededor de nosotros, con su mano delante de mí - aburrido?”
Luché para encontrar las palabras. No sabía qué se había encendido en mi cabeza. En solamente tres días, la luna de miel había sido apasionada, por supuesto, pero también cruda. Intensa. Me sentía muy expuesta y vulnerable. Cada momento se sentía más perfecto que el anterior, cada vez que notaba cuánto me amaba él, más temía saber cómo sería perderlo. Mi vida había comenzado a depender, absoluta y literalmente, de esta otra persona y me aterrorizaba pensar que él se despertaría y se daría cuenta de que había cometido una equivocación.
“Supongo que lo que estoy diciendo,” dije lentamente, mirando sobre mi hombro y sonriéndole débilmente.
“Siento como que tengo tanto menos… experiencia y conocimiento que tú. Me preocupa que eventualmente me encontrarás poco estimulante.”
Me encogí contra él. No había capturado la esencia de mi miedo repentino, no podía encontrar las palabras.
Él tiró de mí contra su pecho, acariciando mis senos, empujó sus caderas contra mi espalda. “Bella, amor, yo te encuentro demasiado estimulante.”
Suspiré. “Es duro explicar lo que quiero decir. Eso no es a lo que me refería. ”
Mi voz sonaba pequeña, vulnerable.
Edward me dio vuelta para hacerle frente, su cara era una mezcla de culpa y seguridad.
Edward me dio vuelta para hacerle frente, su cara era una mezcla de culpa y seguridad.
“Bella.” Él tomó mi cara en sus manos.
“Mi broma estuvo fuera de lugar, lo siento. Tú te estás sintiendo ansiosa, aunque no puedo imaginarme por qué. Yo estoy ni más ni menos que totalmente dedicado y absolutamente devoto a ti. Yo soy una constante. Por favor, escúchame. Lo que debí haber dicho es esto: tienes razón. He vivido más tiempo, he visto mucho más en mis días. Pero, como dije, era apenas una existencia. Apenas me manejaba. Ahora, lo estoy experimentando todo otra vez contigo. No sólo contigo, sino conmigo mismo como una persona enteramente diferente. Una persona felíz. Un hombre, enamorado. Casado. Dichoso.”
Él me besó los labios tiernamente, luego abrió su boca vacilante, intensificando el beso, y algunos momentos después cerro los labios contra los míos, cambiando de idea.
“Todo el tiempo que estuve solo me sirvió para probar muchísimas cosas. Y ya sé qué hay cosas que son pasiones eternas – como la música. Y por supuesto que hubo cosas que captaron mi atención pero por poco tiempo, y entonces seguí adelante. Bella, para que entiendas el contexto, tú eclipsaste la música en el momento en que puse los ojos en ti. Imagínate el grado al cual dependo de ti y te necesito, ahora. No te quise porque estaba solo. Bella, te quise porque pertenezco a ti.”
Suspiré. ¿Cómo podría discutir con tal proclamación? Me acurruqué contra él en respuesta.
Relajándose, él murmuró, “sin embargo, la broma inoportuna es enteramente cierta. Ahora tengo dos razones por las que nunca necesitaré cualquier cosa o a cualquier persona: tu cerebro, y este cuerpo.” Sus manos frotaron mi espalda suavemente.
Lo besé completamente, usando mi cuerpo para agradecerle por entender mi inseguridad inexplicable de que podría perderlo alguna vez. Anoche en la sala de estar, la extensión de nuestro entendimiento mutuo y de nuestras necesidades, y después, el encuentro en medio de la noche, en un nuevo lugar erótico, ambos acontecimientos crearon una conexión tan profunda que me di cuenta, nuevamente, de que no podría vivir sin Edward. No estaba entera sin él.
“Bella, más para el ejercicio de la conversación que para el reaseguro… ¿cómo sabes que tú no necesitarás más, más familia, más espacio, o más… experiencias humanas?” Su mano se apoyó en mi abdomen, su voz se detuvo en mi oído.
“¿Más familia?” Pregunté, riendo.
“Tienes razón,” convino, riéndose entre dientes.
“No carecemos ciertamente de energía familiar.”
“Con respecto a lo demás, bueno…” Dije, pensando, “más espacio… supongo que lidiaremos con esas cosas a medida que aparezcan. Si uno o el otro de nosotros necesita espacio, nos encargaremos de conseguirlo. Experiencias más humanas… Edward, ¿te refieres a niños?”
“Sí.”
Suspiré y vacilé. “No he pensado en esta pegunta, pero sé que el silencio en ésto te volvería loco. Intentaré pensar en voz alta.”
“Gracias,” él respiró contra mi cuello.
“No puedo fingir que no he pensado en ello. La razón por la que querría tenerlos, contigo y solamente contigo, es porque querría crear algo que nos combine. … Oh. Amaría tener tu hijo Edward…” Suspiré y él frotó ligeramente mi cara.
“Simplemente no me causa dolor que no sea posible, e incluso si lo fuera, ahora no querría eso para nosotros. Es verdad cuando digo que tú eres mi mundo entero, tú eres bastante. Mucho más que bastante.”
Edward me besó, tomando mi labio inferior entre los suyos. Él me miraba vacilante antes meter mi labio en su boca, su lengua se movía suavemente hacia adelante y hacia atrás a través de mi carne, sus labios cubrían sus dientes. No moví un músculo, sofoqué un quejido. No quería que el momento se perdiera. Sentía un pequeño cosquilleo en mi labio, nada más. Él gimió contra mí, relajándose, y comenzó a besarme otra vez, más profundo, susurrando mi nombre.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, lanzando una pierna sobre su cadera, tirando de él hacia mí. Nos besamos por horas, disfrutando con la sensación de nuestras bocas. Él dejó de vez en cuando que su lengua tocara la mía brevemente, el contacto era como una descarga de electricidad bajando por mi cuerpo,
… mi cuerpo hambriento por dejarlo explorarme.
“Mi broma estuvo fuera de lugar, lo siento. Tú te estás sintiendo ansiosa, aunque no puedo imaginarme por qué. Yo estoy ni más ni menos que totalmente dedicado y absolutamente devoto a ti. Yo soy una constante. Por favor, escúchame. Lo que debí haber dicho es esto: tienes razón. He vivido más tiempo, he visto mucho más en mis días. Pero, como dije, era apenas una existencia. Apenas me manejaba. Ahora, lo estoy experimentando todo otra vez contigo. No sólo contigo, sino conmigo mismo como una persona enteramente diferente. Una persona felíz. Un hombre, enamorado. Casado. Dichoso.”
Él me besó los labios tiernamente, luego abrió su boca vacilante, intensificando el beso, y algunos momentos después cerro los labios contra los míos, cambiando de idea.
“Todo el tiempo que estuve solo me sirvió para probar muchísimas cosas. Y ya sé qué hay cosas que son pasiones eternas – como la música. Y por supuesto que hubo cosas que captaron mi atención pero por poco tiempo, y entonces seguí adelante. Bella, para que entiendas el contexto, tú eclipsaste la música en el momento en que puse los ojos en ti. Imagínate el grado al cual dependo de ti y te necesito, ahora. No te quise porque estaba solo. Bella, te quise porque pertenezco a ti.”
Suspiré. ¿Cómo podría discutir con tal proclamación? Me acurruqué contra él en respuesta.
Relajándose, él murmuró, “sin embargo, la broma inoportuna es enteramente cierta. Ahora tengo dos razones por las que nunca necesitaré cualquier cosa o a cualquier persona: tu cerebro, y este cuerpo.” Sus manos frotaron mi espalda suavemente.
Lo besé completamente, usando mi cuerpo para agradecerle por entender mi inseguridad inexplicable de que podría perderlo alguna vez. Anoche en la sala de estar, la extensión de nuestro entendimiento mutuo y de nuestras necesidades, y después, el encuentro en medio de la noche, en un nuevo lugar erótico, ambos acontecimientos crearon una conexión tan profunda que me di cuenta, nuevamente, de que no podría vivir sin Edward. No estaba entera sin él.
“Bella, más para el ejercicio de la conversación que para el reaseguro… ¿cómo sabes que tú no necesitarás más, más familia, más espacio, o más… experiencias humanas?” Su mano se apoyó en mi abdomen, su voz se detuvo en mi oído.
“¿Más familia?” Pregunté, riendo.
“Tienes razón,” convino, riéndose entre dientes.
“No carecemos ciertamente de energía familiar.”
“Con respecto a lo demás, bueno…” Dije, pensando, “más espacio… supongo que lidiaremos con esas cosas a medida que aparezcan. Si uno o el otro de nosotros necesita espacio, nos encargaremos de conseguirlo. Experiencias más humanas… Edward, ¿te refieres a niños?”
“Sí.”
Suspiré y vacilé. “No he pensado en esta pegunta, pero sé que el silencio en ésto te volvería loco. Intentaré pensar en voz alta.”
“Gracias,” él respiró contra mi cuello.
“No puedo fingir que no he pensado en ello. La razón por la que querría tenerlos, contigo y solamente contigo, es porque querría crear algo que nos combine. … Oh. Amaría tener tu hijo Edward…” Suspiré y él frotó ligeramente mi cara.
“Simplemente no me causa dolor que no sea posible, e incluso si lo fuera, ahora no querría eso para nosotros. Es verdad cuando digo que tú eres mi mundo entero, tú eres bastante. Mucho más que bastante.”
Edward me besó, tomando mi labio inferior entre los suyos. Él me miraba vacilante antes meter mi labio en su boca, su lengua se movía suavemente hacia adelante y hacia atrás a través de mi carne, sus labios cubrían sus dientes. No moví un músculo, sofoqué un quejido. No quería que el momento se perdiera. Sentía un pequeño cosquilleo en mi labio, nada más. Él gimió contra mí, relajándose, y comenzó a besarme otra vez, más profundo, susurrando mi nombre.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, lanzando una pierna sobre su cadera, tirando de él hacia mí. Nos besamos por horas, disfrutando con la sensación de nuestras bocas. Él dejó de vez en cuando que su lengua tocara la mía brevemente, el contacto era como una descarga de electricidad bajando por mi cuerpo,
… mi cuerpo hambriento por dejarlo explorarme.
*****
Apoyé
la cabeza contra su pecho, inhalando el olor de él, de nuestros aromas
mezclados juntos en la cama. Sus manos dibujaron suaves líneas arriba y
abajo de mi espalda. Mis manos descansaban en su pecho, mis dedos frotan
ligeramente su piel.
“¿Edward?”
“Mmmm?”
“¿Alice y Jasper nunca pelean?”
Él se rió de esto. ¿“Qué rayos te hizo pensar en eso? Mi mente no podría estar más lejos de tales cosas.”
“Tren de pensamiento,” me encogí, sonriendo hacia él.
“¿Edward?”
“Mmmm?”
“¿Alice y Jasper nunca pelean?”
Él se rió de esto. ¿“Qué rayos te hizo pensar en eso? Mi mente no podría estar más lejos de tales cosas.”
“Tren de pensamiento,” me encogí, sonriendo hacia él.
“Emmett
y Rosalie pelean todo el tiempo. Sabemos que ambos, tu y yo tenemos
temperamentos fuertes también…” él se rió entre dientes de esto, no
discrepando.
“Solamente que pienso que nunca he visto a Alice y Jasper discutir.”
Él rió otra vez.
“Solamente que pienso que nunca he visto a Alice y Jasper discutir.”
Él rió otra vez.
“Lo
hacen, aunque raramente. Jasper es tan relajado, y Alice se mueve tan
rápidamente de las cosas, que pocas veces se ven envueltos en una
discusión. Lo que sucede generalmente, sin embargo, es que cuando uno de
ellos se enoja, Alice sabe como resultará, y Jasper detecta su calma,
así que lo que hacen es saltar directamente a la reconciliación”
Reí. “Muy conveniente.”
“Ahora,” él se rió entre dientes, “la excepción es cuando Emmett convence a Jasper de hacer algo estúpido - club de strippers, apuestas extrañas - y a Alice no le gusta ni el resultado ni la decisión de Jasper de seguirlo. Entonces ella se convierte en un pequeño demonio con ruedas.”
“O un demonio en tacos altos” bromeé.
“Mejor,” Edward convino, riendo.
Me quedé en silencio un momento, y entonces mirando para arriba le pregunté. “¿Clubs de strippers?”
Edward rió, su cabeza se apoyo contra la almohada.
“Ahí está. Estaba esperando que preguntaras.”
“¿vas… a menudo?” Mordí mi labio, masticándolo ligeramente con mis dientes.
Edward miraba cautivado mi boca.
Reí. “Muy conveniente.”
“Ahora,” él se rió entre dientes, “la excepción es cuando Emmett convence a Jasper de hacer algo estúpido - club de strippers, apuestas extrañas - y a Alice no le gusta ni el resultado ni la decisión de Jasper de seguirlo. Entonces ella se convierte en un pequeño demonio con ruedas.”
“O un demonio en tacos altos” bromeé.
“Mejor,” Edward convino, riendo.
Me quedé en silencio un momento, y entonces mirando para arriba le pregunté. “¿Clubs de strippers?”
Edward rió, su cabeza se apoyo contra la almohada.
“Ahí está. Estaba esperando que preguntaras.”
“¿vas… a menudo?” Mordí mi labio, masticándolo ligeramente con mis dientes.
Edward miraba cautivado mi boca.
“No,”
él murmuró suavemente, y se inclinó para besarme. “Nunca. Emmett ha ido
una o dos veces para hacer enojar a Rose. Jasper ha ido quizá una vez
con Emmett, pero no es realmente una buena idea para él. Alice va más a
menudo.”
“¿Alice va?” Pregunté sorprendida.
Él se estremeció.
“Ella dice que es para aprender movimientos nuevos, con lo que sea que eso signifique. Yo destierro las imágenes, lo hago realmente.”
Me reí de su reacción y me quedé silenciosa por algunos minutos, pensando en los bailes de Alice para Jasper. Mi mente vagó hacia la maleta en el piso llena por completo de ropa interior y de cosas que incluso yo ni sabía que existían antes de este viaje. Una idea se había estado infiltrando en mi cabeza desde los acontecimientos en la sala de estar anoche. Quería que él confiara en que yo estaba aquí para cubrir sus necesidades, así como él estaba aquí resolver las mías. Necesitaría volver a la maleta por ayuda. Mi estómago se tensó en el pensamiento de lo que planeé, cómo desearía poder moverme de una manera más sensual.
Después algunos minutos más de silencio cómodo, Edward tocó mi mejilla.
“¿Alice va?” Pregunté sorprendida.
Él se estremeció.
“Ella dice que es para aprender movimientos nuevos, con lo que sea que eso signifique. Yo destierro las imágenes, lo hago realmente.”
Me reí de su reacción y me quedé silenciosa por algunos minutos, pensando en los bailes de Alice para Jasper. Mi mente vagó hacia la maleta en el piso llena por completo de ropa interior y de cosas que incluso yo ni sabía que existían antes de este viaje. Una idea se había estado infiltrando en mi cabeza desde los acontecimientos en la sala de estar anoche. Quería que él confiara en que yo estaba aquí para cubrir sus necesidades, así como él estaba aquí resolver las mías. Necesitaría volver a la maleta por ayuda. Mi estómago se tensó en el pensamiento de lo que planeé, cómo desearía poder moverme de una manera más sensual.
Después algunos minutos más de silencio cómodo, Edward tocó mi mejilla.
“Bella, ¿qué estas pensando?”
“Sólo deseando poder ser más coordinada.” Lo traje al extremo de mi tren de pensamiento, sabiendo que él imaginaría los pasos intermedios.
Lo hizo. Se incorporó, y me tiró sobre su regazo, luego se inclinó contra la cabecera de la cama. “Tú no necesitas un caño para ser sensual casi “fuera de este mundo”, Bella.”
Reí nerviosamente.
“Sólo deseando poder ser más coordinada.” Lo traje al extremo de mi tren de pensamiento, sabiendo que él imaginaría los pasos intermedios.
Lo hizo. Se incorporó, y me tiró sobre su regazo, luego se inclinó contra la cabecera de la cama. “Tú no necesitas un caño para ser sensual casi “fuera de este mundo”, Bella.”
Reí nerviosamente.
“Mmmm, te ganaste un beso por eso,”
“Entonces que sea uno bueno, esos vienen tan raramente...” Él gruñó, bromeando.
Me di vuelta y me subí sobre su regazo a horcajadas, besando sus labios, lamiéndolos completamente con los míos, pidiendo que tocara su lengua con la mía otra vez. Su boca se abrió, su lengua se lanzó en mi boca brevemente. Gemimos y nos retiramos, para mirarnos. Necesitábamos descubrir cómo hacerlo.
“Sobre tu sueño de anoche…” él se inclinó hacia mi cuello y susurró contra mi piel.
“Necesito saber lo que puedo y no puedo hacer. ¿Cómo se sintió mi lengua en tus labios antes y contra tu lengua ahora mismo?”
Mi corazón se cerró de golpe contra mi pecho, y Edward me miro extrañado, preocupándose porque yo me adelantara demasiado rápido con esto.
“Cosquilleo un poco, como… cuando comes algo picante pero sin el ardor.”
“Entonces que sea uno bueno, esos vienen tan raramente...” Él gruñó, bromeando.
Me di vuelta y me subí sobre su regazo a horcajadas, besando sus labios, lamiéndolos completamente con los míos, pidiendo que tocara su lengua con la mía otra vez. Su boca se abrió, su lengua se lanzó en mi boca brevemente. Gemimos y nos retiramos, para mirarnos. Necesitábamos descubrir cómo hacerlo.
“Sobre tu sueño de anoche…” él se inclinó hacia mi cuello y susurró contra mi piel.
“Necesito saber lo que puedo y no puedo hacer. ¿Cómo se sintió mi lengua en tus labios antes y contra tu lengua ahora mismo?”
Mi corazón se cerró de golpe contra mi pecho, y Edward me miro extrañado, preocupándose porque yo me adelantara demasiado rápido con esto.
“Cosquilleo un poco, como… cuando comes algo picante pero sin el ardor.”
Luché para encontrar la mejor descripción. No fue para nada desagradable. Él me miraba, claramente no entendiendo la sensación.
“Sólo un cosquilleo.”
“Cosquilleo… suena prometedor,” Edward me sonrió.
“Quiero darte todo, Bella, y dios sabe que quiero probarte más de lo que puedo poner posiblemente en palabras.” Le sonreí, ruborizándome.
“De verdad, Bella. Tu sueño de anoche, es mi sueño constante. Sé que el veneno es tóxico, y que si alcanza tu torrente sanguíneo él… bueno, tú sabes. Pero he conseguido controlar bien cuánto entra en mi boca cuando te beso. Es muy mínimo. Quisiera intentar… poner mi boca en ti, pero solamente si tú estás de acuerdo, y solamente en tu piel primero. No… tu carne más suave, no todavía.”
Noté que él no dijo vulva. Ésa era al parecer nuestra palabra de la medianoche. Sonreí, y él sonrió detrás de mí, entendiendo.
Él me miraba, expectante.
“¿Estás esperando otra respuesta que no sea “por favor Edward, me lames ahora”? ¿Realmente?”
Él se rió y me abrazó fuerte.
“Sólo un cosquilleo.”
“Cosquilleo… suena prometedor,” Edward me sonrió.
“Quiero darte todo, Bella, y dios sabe que quiero probarte más de lo que puedo poner posiblemente en palabras.” Le sonreí, ruborizándome.
“De verdad, Bella. Tu sueño de anoche, es mi sueño constante. Sé que el veneno es tóxico, y que si alcanza tu torrente sanguíneo él… bueno, tú sabes. Pero he conseguido controlar bien cuánto entra en mi boca cuando te beso. Es muy mínimo. Quisiera intentar… poner mi boca en ti, pero solamente si tú estás de acuerdo, y solamente en tu piel primero. No… tu carne más suave, no todavía.”
Noté que él no dijo vulva. Ésa era al parecer nuestra palabra de la medianoche. Sonreí, y él sonrió detrás de mí, entendiendo.
Él me miraba, expectante.
“¿Estás esperando otra respuesta que no sea “por favor Edward, me lames ahora”? ¿Realmente?”
Él se rió y me abrazó fuerte.
“Mi adorable, delicada flor. Pero primero… tu almuerzo.”
Yo no había comido todavía y con sus palabras me di cuenta de que estaba famélica.
“Yo me haré algo rápido para mí. ¿Porqué no vas a nadar y te encuentro allí?”
Él asintió y saltó fuera de la cama después de darme un beso dulce.
Yo no había comido todavía y con sus palabras me di cuenta de que estaba famélica.
“Yo me haré algo rápido para mí. ¿Porqué no vas a nadar y te encuentro allí?”
Él asintió y saltó fuera de la cama después de darme un beso dulce.
*****
Tome el primer traje de baño que pude encontrar - un bikini azul y blanco de lunares y me dirigí hacia afuera. Edward jugaba en las pequeñas olas y se detuvo cuando me vio acercarme con una manta sobre mi hombro y un libro en la mano.
“¿Dracula de Bram Stoker?” Pregunto incrédulamente por lo menos a 10 metros de distancia. “Eres hilarante.”
“¿Cómo lo hi…?”
Comencé a preguntar y luego me paré. Visión de vampiro. Reí nerviosamente.
“Calculé que una pequeña “no-ficción” me haría bien.”
Él caminó hacia mí, y mis ojos no podían acomodarse a su velocidad. En menos de un segundo sus brazos estaban a mí alrededor y él me llevaba al agua, colgada sobre su hombro.
“¿No-ficción?” gruñó, bromeando.
Tiré mi libro y la manta, y pataleé con mis piernas para que él me ponga en el piso. Mis movimientos no alteraron su curso. Me llevó al agua hasta que esta alcanzó su pecho, y me bajó lentamente, deslizándome a lo largo de su cuerpo. Envolví mis piernas alrededor de su cintura y empujé mi cuerpo contra el suyo, nuestra carne separada dolorosamente por los trajes de baño.
“A propósito… debo cerciorarme de agradecerle a Alice por esta… compra.”
“Calculé que una pequeña “no-ficción” me haría bien.”
Él caminó hacia mí, y mis ojos no podían acomodarse a su velocidad. En menos de un segundo sus brazos estaban a mí alrededor y él me llevaba al agua, colgada sobre su hombro.
“¿No-ficción?” gruñó, bromeando.
Tiré mi libro y la manta, y pataleé con mis piernas para que él me ponga en el piso. Mis movimientos no alteraron su curso. Me llevó al agua hasta que esta alcanzó su pecho, y me bajó lentamente, deslizándome a lo largo de su cuerpo. Envolví mis piernas alrededor de su cintura y empujé mi cuerpo contra el suyo, nuestra carne separada dolorosamente por los trajes de baño.
“A propósito… debo cerciorarme de agradecerle a Alice por esta… compra.”
Él miro mi bikini apreciativamente, y su cuerpo se endureció en confirmación.
Froté mi centro contra él, notando que nosotros no habíamos estado tanto tiempo sin hacer el amor por casi dos días - noches incluidas.
“Te extraño.” Susurré en su oído, alcanzando de un tirón el lazo del cuello de mi Bikini.
“Yo también,” me besó el cuello y se inclinó hacia atrás, permitiendo que el top caiga de mi cuello.
Levantó una mano para tomar mi seno, llevándolo a su boca. Me miraba a través de sus largos mechones y chasqueó su lengua áspera contra mis pezones.
“¡Oh dios!” Grité, mi espalda se arqueo involuntariamente, mi centro palpito inmediatamente.
Animado por mi reacción, Edward tomó mi pezón suavemente en su boca, cuidadoso protegiendo mi carne de sus dientes, y lo chupó, su lengua chasqueaba duramente contra mi seno. Sentí como si hubiera una conexión inmediata entre mi entrepierna y mi pezón, mi cuerpo se sacudía con cada estocada fuerte de su lengua.
Mi piel comenzó a cosquillear deliciosamente, más sensible de lo que la había sentido nunca antes, cada terminación nerviosa respondía a su tacto.
“Edward. Te necesito. Ahora.” Gruñí en su oído.
Él se rió entre dientes, “parece que encontré el botón del ON…” y rápidamente tiro hacia abajo sus shorts y me quito el bikini para volver a colocar mis piernas alrededor de su cintura.
Luego lanzó nuestra ropa hacia la orilla y se empujó dentro de mí fácilmente.
“Ughh… Bella eres tan apretada.” gimió, y movió lentamente mi cuerpo arriba y abajo de su longitud dura.
“Se siente tan bien…” Gemí por la sensación de que él me llenaba. Después de varios minutos, mi cuerpo comenzó a palpitar.
“Más rápidamente, Edward, por favor.” Pedí.
“Bella…” él gimió en el sonido de la desesperación de mi voz. Él movió sus manos bajo el agua tomando mi cola fuertemente y comenzó a bombear dentro y fuera de mí, frotándose contra mi clítoris. Grité su nombre, pidiéndole más. Él arqueó su cuerpo para lamer mi pezón otra vez, asiéndolo entre sus labios y chasqueándolo con su lengua.
Acabé más rápido y más fuertemente de lo que pensé que fuera posible, la sensación de su boca en mi seno era diferente a cualquier cosa que podría haber imaginado.
“Oh dios Bella, eres tan ceñida, oh dios…”
Froté mi centro contra él, notando que nosotros no habíamos estado tanto tiempo sin hacer el amor por casi dos días - noches incluidas.
“Te extraño.” Susurré en su oído, alcanzando de un tirón el lazo del cuello de mi Bikini.
“Yo también,” me besó el cuello y se inclinó hacia atrás, permitiendo que el top caiga de mi cuello.
Levantó una mano para tomar mi seno, llevándolo a su boca. Me miraba a través de sus largos mechones y chasqueó su lengua áspera contra mis pezones.
“¡Oh dios!” Grité, mi espalda se arqueo involuntariamente, mi centro palpito inmediatamente.
Animado por mi reacción, Edward tomó mi pezón suavemente en su boca, cuidadoso protegiendo mi carne de sus dientes, y lo chupó, su lengua chasqueaba duramente contra mi seno. Sentí como si hubiera una conexión inmediata entre mi entrepierna y mi pezón, mi cuerpo se sacudía con cada estocada fuerte de su lengua.
Mi piel comenzó a cosquillear deliciosamente, más sensible de lo que la había sentido nunca antes, cada terminación nerviosa respondía a su tacto.
“Edward. Te necesito. Ahora.” Gruñí en su oído.
Él se rió entre dientes, “parece que encontré el botón del ON…” y rápidamente tiro hacia abajo sus shorts y me quito el bikini para volver a colocar mis piernas alrededor de su cintura.
Luego lanzó nuestra ropa hacia la orilla y se empujó dentro de mí fácilmente.
“Ughh… Bella eres tan apretada.” gimió, y movió lentamente mi cuerpo arriba y abajo de su longitud dura.
“Se siente tan bien…” Gemí por la sensación de que él me llenaba. Después de varios minutos, mi cuerpo comenzó a palpitar.
“Más rápidamente, Edward, por favor.” Pedí.
“Bella…” él gimió en el sonido de la desesperación de mi voz. Él movió sus manos bajo el agua tomando mi cola fuertemente y comenzó a bombear dentro y fuera de mí, frotándose contra mi clítoris. Grité su nombre, pidiéndole más. Él arqueó su cuerpo para lamer mi pezón otra vez, asiéndolo entre sus labios y chasqueándolo con su lengua.
Acabé más rápido y más fuertemente de lo que pensé que fuera posible, la sensación de su boca en mi seno era diferente a cualquier cosa que podría haber imaginado.
“Oh dios Bella, eres tan ceñida, oh dios…”
Él
jadeó contra mi pecho. Mi piel ruborizada, y la velocidad de mi clímax,
empujaron a Edward al límite, su cuerpo empujaba dentro mí duro y
fuerte, y consiguió ponerse asombrosamente más duro antes de comenzar a
pulsar en mí, su cabeza cayó hacia atrás. Su voz gritó mi nombre
haciendo eco en la playa.
Él freno sus movimientos, sosteniendo mi cuerpo contra el suyo, en el agua caliente. Me besó los labios apasionadamente.
Susurré, “Te amo, Edward.”
“Y yo te amo, mi esposa, mi Bella.”
Él abrió su boca en mí, besándome profundamente, su lengua se empujaba completamente contra la mía, nuestros quejidos sordos contra el beso profundo. Permanecimos así, en el agua, por un rato, la calma de la resaca alrededor de nuestros cuerpos. Sentí que su cuerpo volvió a endurecerse dentro mí y de él se la dio vuelta y caminó hacia la playa, para tomarme nuevamente dentro de la casa.
Se sentó en la cama, manteniéndome unida a él, montándolo a horcajadas. Oscilé mis caderas lentamente, disfrutando con el momento íntimo, nuestra necesidad de liberación rápida ya había pasado.
Él freno sus movimientos, sosteniendo mi cuerpo contra el suyo, en el agua caliente. Me besó los labios apasionadamente.
Susurré, “Te amo, Edward.”
“Y yo te amo, mi esposa, mi Bella.”
Él abrió su boca en mí, besándome profundamente, su lengua se empujaba completamente contra la mía, nuestros quejidos sordos contra el beso profundo. Permanecimos así, en el agua, por un rato, la calma de la resaca alrededor de nuestros cuerpos. Sentí que su cuerpo volvió a endurecerse dentro mí y de él se la dio vuelta y caminó hacia la playa, para tomarme nuevamente dentro de la casa.
Se sentó en la cama, manteniéndome unida a él, montándolo a horcajadas. Oscilé mis caderas lentamente, disfrutando con el momento íntimo, nuestra necesidad de liberación rápida ya había pasado.
Susurró en mi oído, “parecería que encontramos un acelerante… ¿no?”
“Sí, lo encontramos,” convine.
“Resulta, que el cosquilleo es… bueno.”
Él bajó sus labios sobre los míos otra vez, besándome profundamente.
Podría asegurar que nuestras mentes se llenaron con las posibilidades de nuestro descubrimiento.
Él bajó sus labios sobre los míos otra vez, besándome profundamente.
Podría asegurar que nuestras mentes se llenaron con las posibilidades de nuestro descubrimiento.
Capítulo 6° - La Versión de Bella
Salí fuera de la ducha caliente y me sequé con una toalla
de algodón. Hurgando dentro de la maleta, encontré una musculosa verde
claro de algodón y una minifalda de jean oscuro y me las puse sobre algo
de la ropa interior que Alice había seleccionado para mí.
No
había usado ropa verdadera en días. Y con eso en mente, resolví hacerme
una cena verdadera. Estaba famélica. Até mi pelo en una cola alta y
caminé hacia la sala de estar.
Edward leía, escuchando a Aretha Franklin.
“¿Aretha? ¿De verdad?” Pregunté, agradablemente sorprendida.
“Oí una grabación de ella cubriendo a Pavarotti y conseguí algo de su trabajo anterior. Su voz es trascendente.” Él me dio su sonrisa torcida, mirándome elogioso. “Eso también aplica a tu atuendo.” Edward descansaba allí, usando solo sus bóxers, con el pelo adorablemente despeinado, como de costumbre.
“Muchas gracias, Señor Cullen.”
“Por nada, Señora Cullen.”
Caminé hacia él y lo besé suavemente. “Voy a hacerme la cena. ¿Quieres acompañarme mientras cocino?”
“Por supuesto, amor.”
Edward me siguió a la cocina, gruñendo detrás de mí.
“Tus piernas parecen de cinco millas de largo en esa minúscula falda. Me perturba que Alice sepa tan bien lo que me gusta verte usar.” Él soltó un silbido bajo y palmeó con fuerza mi cola.
Le soplé un beso mientras que tomaba lo necesario para hacer espaguetis y albóndigas, pan de ajo, y ensalada. Vacilé, girándome a verlo con una pizca de preocupación escrita en mi cara.
“Edward, ¿estás seguro que no te sentirás mal estando tan cerca del ajo?” Agité unas cabezas de ajo cerca de él.
Edward rodó sus ojos. “¿De verdad lo preguntas?, Bella.”
“Eres demasiado fácil.” Reí.
“Sé cuánto amas todas esas referencias de Hellmouth, los clichés de vampiros sexys, y al Conde de Plaza Sésamo.”
Edward levantó un dedo para corregirme.
“Realmente, lo del Conde es bastante exacto. Los vampiros amamos realmente nuestros números.”
Me disolví en risitas y llené una olla de agua para las pastas. Edward me miraba mientras yo me movía alrededor de la cocina, picando vegetales, haciendo las albóndigas, revolviendo la salsa. Sentía sus manos frías colarse furtivamente alrededor de mi cintura.
“Querida, te ves realmente demasiado deliciosa en este atuendo. No estoy seguro de poder quitar mis manos de ti bastante tiempo como para dejarte comer.”
Me di vuelta para verlo de frente, y bese sus labios lentamente. Disfrutaba de su inmensa agonía.
“Mantén ese pensamiento y dame solo treinta minutos.” Él presionó su cuerpo contra mí, su dureza se filtraba a través de los bóxers. Miré hacia debajo de su cintura y me lamí los labios.
“Estoy absolutamente muerta de hambre.” Susurré en su oído, chasqueando la lengua contra el lóbulo de su oreja.
Edward gimió. “Bella. Jesús. Voy a ir a ponerme un poco de ropa encima.”
Lo besé otra vez y me di vuelta de nuevo a cocinar, sacudiendo las caderas al sonido de Aretha, que cantaba “Ain’t No Way” desde la sala de estar.
Edward volvió y se quedo mirándome en el umbral por algunos minutos. Luego caminó muy silencioso hacia mí, como acechándome, asió mis caderas otra vez, y empujó su cuerpo ahora vestido, contra mi cola. “¿Pasaron los treinta minutos ya?”
Volteé otra vez y deslicé mi mano contra la dureza de su ingle. Él gimió en mi cuello.
“No, amor. Paciencia.” Le guiñé un ojo y él enterró su cara en mi cuello, después succionó el lóbulo de mi oreja, haciendo que la piel desde mi oído hasta mi clavícula cosquilleara deliciosamente.
“Edward. Siéntate.”
Él gimió y salió del cuarto otra vez, sólo para volver algunos momentos más tarde con una botella de vino tinto en sus manos. Abrió la botella, me sirvió una copa, y se sentó en la mesada junto a mí.
“Temo que esto será un total desperdicio en mi paladar.” Miré la copa dudando, pero tomé un sorbo y gemí. Era delicioso.
“O quizá no.” Lo besé agradecida, mirándolo mientras que él caminó hacia el otro extremo de la mesada y se sentó allí.
Acabé de cocinar, mientras bailaba lentamente con la música, tarareando en voz baja. Podía sentir a Edward mirándome en silencio, disfrutando de la escena. Amé la comodidad de nuestro silencio compartido. Coloqué algo de pasta en un plato al lado de la ensalada y el pan. Rellené mi copa de vino y me la llevé con el plato a la mesada. Me senté y Edward se acercó a acompañarme.
Él comenzó a jugar inquieto con una servilleta y yo me reí entre dientes por sus movimientos totalmente innecesarios, los hábitos humanos que él había incorporado tan convincentemente. Miraba mi comida y se me cruzo un pensamiento.
“Edward, cuando tu bebes sangre. ¿Qué… le sucede? Donde va el líquido, digo.”
Él me miraba y sonrió travieso. No sabía adónde había volado su mente, pero sentía como que me faltaba algo.
“Bueno, obviamente necesitamos el líquido para el veneno.”
“Sí, pero... ¿que cantidad de ése liquido tú… realmente usas?” Sabía que los vampiros no necesitaron momentos humanos y que ellos tragaban probablemente, más veneno del que descartaban.
Él se rió entre dientes. “Buenos tú sabes mi amor, que también tenemos… otros líquidos.” Me dijo guiñando un ojo. Sentía una ola de rubor que se arrastraba hacia arriba de mi cuello.
“Si…claro,” mascullé, llenando mi boca con un tenedor lleno de ensalada.
Él paso su mano contra mi mejilla. “Y el resto del volumen se vaporiza probablemente a través de nuestra piel cuando corremos. Ésa es nuestra teoría, por lo menos.” Él se encogió de hombros, haciendo girar la servilleta en sus dedos.
Tomé otro sorbo de vino, comenzando a sentir un poquito los efectos del alcohol. “Yo sé que… tú sabes, los hombres humanos… lo hacen siempre y como que ellos… necesitan liberar sus… fluídos…” Me callé entonces, mi pregunta quedó colgada en el aire.
Edward sofocó una risa, sabiendo a lo que me refería. “¿Sí?”
“Edward.”
“¿Qué, amor?” Su cara era inocencia pura.
Lo miré fijamente con cara de enojo, sabiendo que él entendía la pregunta que se formaba en mi cabeza.
“Entonces, mi pregunta es, ¿los vampiros necesitan… tu sabes. Liberar fluídos?” Levanté mis cejas y gesticulé con mi mano un pequeño círculo.
Él rió. “Supongo que lo hacemos.”
Mi mente formó inmediatamente la pregunta que se desprendía de su respuesta, la imagen consumía repentinamente mi cerebro. Sentí la corriente de calor entre mis piernas un momento antes de que Edward notara la reacción de mi cuerpo. Lo oí dejar escapar un gruñido bajo.
“Y tú nunca estuviste con nadie antes de mí. Entonces… tú…”
Edward me sonrió y mis piernas comenzaron realmente a temblar al ver la lujuria en su cara. “¿Entonces… yo qué?” Como de costumbre, él quería oírme decirlo.
“Entonces tú algunas veces…” Agité mis manos en un gesto vago.
“¿Te tocas?”
“Por supuesto, Bella,” él rió, y se estiro para tocar mi cara. “¿Eso era tan duro de preguntar…?” dijo espirando levemente y luego se rió de su propia broma.
Sentía como si me fuera a caer de mi silla. “¡Guau!.” Fue todo lo que pude decir.
“Qué imagen.” No sé porqué esto me sorprendió tanto. Suponía que los vampiros no necesitaban realmente ningún… mantenimiento.
“¿Tú no lo haces?” Él imito mi gesto vagamente, con un destello en sus ojos.
“Ocasionalmente.” Mascullé desde dentro de mi copa de vino. Él gimió levemente, sonriendo, y se reclinó hacia atrás en su silla.
“¿Qué, Edward?” Pregunté. Todavía sentía como que faltaba algo.
Él vaciló, mirándome, y después sonrió.
“Una noche, poco después de que volvimos de Italia, tu hablabas en sueños y tu mano se deslizó dentro de tu bikini. Esa fue… bueno, probablemente la única vez que me caí de la cama, literalmente. Yo generalmente estoy más del lado coordinado de la población.”
Casi me atraganté con la comida. “Oh dios, Edward, por favor dime que no lo hice… “
“No lo hiciste.” Me aseguró honesto.
“No que me hubiera molestado si lo hacías, mi mente prácticamente te rogaba que lo hagas cuando tu mano se movió debajo de la tela de tu ropa interior. Tu dejaste tu mano allí por un momento, y luego te diste vuelta y cambiaste de posición.”
Mi cabeza se enterró entre mis manos. “¡Ughhh!.” Gemí.
Edward se rió y levantó mi barbilla hasta encontrar mis ojos. Sus ojos se veían tranquilos, cálidos, amorosos. “Fue, como tú sueles decir… sexy, Bella.”
Renuente, y sin mucho apetito restante, di vuelta de nuevo a mi cena, Edward me miraba con la misma expresión seductora, parecía estar esperando que yo dijera algo más. Otro pensamiento se me cruzó en ese instante.
“¿Alguna vez te… tocaste cuando yo dormía a tu lado?” Mis ojos encontraron los suyos. Sus ojos ardían con lujuria.
“Sí.” Se rió, pareciendo saber que yo iba a preguntar eso.
“Una par de veces. La primera vez fue la noche en cuestión. El otro par de veces fue después de horas de tu me rogaras que te toque en tus sueños… tuve que tomar el asunto en mis propias manos.” Él se rió entre dientes otra vez en su broma y se lamió los labios.
Mi respiración salió zumbando fuera de mí con esa imagen, y me balanceé en mi silla.
“¿Bella? ¿Estás bien? te vas a caer de la silla” Los papeles se habían invertido. Ahora el disfrutaba de mi agonía, demasiado.
“No, si, no sé….” Dije haciendo muecas.
“Solo estoy un poco abrumada por estas imágenes. Y un poco borrachita, creo.”
“Bueno, a título informativo, un poco borrachita te ves adorable.” Él se inclinó y me besó los labios dulcemente.
“Positivamente deliciosa.”
Lo miré sonriendo. “Si me mordieras ahora, ¿te emborracharías también?”
Él se inclinó hacia atrás, y achinó los ojos. “No por el vino…”
No sé qué se me cruzó por la cabeza; pero las palabras estallaron fuera de mi boca: “Alguna vez piensas en cómo va a suceder, cuando tú me transformes”.
Él paró el respirar y cerró los ojos. Se quedó sentado perfectamente quieto por un rato, antes de mirarme cautelosamente y preguntar “¿tú piensas en cómo va a suceder cuando te transforme?”
“Sí.” Admití, mi mirada sosteniendo la suya. El daño estaba hecho. Por lo menos podía ser sincera con él.
“¿Quieres decirme cómo lo hago?” Él se inclinó hacia mí, la expresión en su cara era ilegible. No podía decirle si él estaba enojado. La tensión en el cuarto había cambiado levemente de tensión sexual a algo que no podía identificar claramente. No enteramente incómodo, sino diferente.
Agradecí a los efectos del vino. Coraje líquido. Pensé en cómo Edward me cambiaría a menudo, y aunque mi imagen de ello se había extendido originalmente sobre varias posibilidades, una vez que aterricé en la imagen actual, era imposible imaginar cualquier otra manera.
“¿Realmente quieres saber?” Pregunté, dándole la oportunidad de terminar esta conversación difícil. Sabía que yo no lo haría.
“Por supuesto, amor. Quiero saber cada pensamiento que tienes. Tú lo sabes.” Su voz era asombrosamente suave, pero no podía conseguir leerlo. No estaba segura si era el vino o el tema.
“Bien…” mis ojos vagaron al techo, insegura sobre cómo expresar la imagen relativamente simple. Decidí hacerlo llanamente.
“Tú lo haces después de que haberme hecho el amor. Estoy en tus brazos. Desnuda.”
Edward se congeló, mirándome fijamente, su cara era una máscara de incredulidad.
“¿El cliché del vampiro sexy? ¿Tú quieres que te haga el amor y luego… te mate?” Su voz era incrédula. Él puso la cara entre sus manos. “Muy a lo Bela Lugosi. Tendré que conseguirme una capa.”
“No matarme, Edward. Transformarme.” Levanté mis platos y los llevé el fregadero, ruborizándose furiosamente.
“Solamente que eso es lo qué sucedería si después de hacerte el amor yo probara tu sangre. ¿De verdad quieres esto?” Su voz no sonaba enojada, él sonaba casi divertido.
“En este escenario, nosotros hacemos el amor y entonces, si es que puedo incluso detenerme de drenarte la sangre, en medio de mi dicha post-coital, tú arderás terriblemente por tres días,
“Edward, tú no me estás tomando en serio.” Suspiré.
“Por el contrario, Bella, te estoy tomando enteramente demasiado en serio. Solo que no quisiera que a nuestro acto de amor, le precediera inmediatamente el dolor ardiente de esa tortura. Pienso que generalmente eso no se presta a asociaciones positivas.”
Estaba avergonzada y lamentado haber dicho lo que dije. “¡Ugh!, no importa. No puedo explicarte si vas a reírte de mí.”
Edward envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, tirando mi espalda contra su pecho. “Lo siento. Bella, no estoy intentando burlarme de ti. Sólo… te proporcionaba cierto contexto, por favor. Dime porqué quisieras que sucediera después de hacer el amor. Esto es como… un asunto muy serio, sabes.” Sus labios se presionaron contra mi cuello.
“Es sobre intimidad, Edward. Hacer el amor contigo es una expresión total de lo que sentimos uno por el otro - son nuestras palabras llevadas a la acción. Cada vez que tú me tocas yo me doy cuenta de que esto es para siempre, y sé que tu eres mío totalmente.” Edward caminó hacia mí, murmurando mi nombre contra mi cuello. Luché para continuar.
“Que tú me transformes es un regalo tan grande; eres tu diciéndome que me quieres para siempre, que quieres hacerme el amor por siempre. Y yo quiero entregarme totalmente a ti en el proceso, de modo que tú puedas sentir, inmediatamente antes, qué significa para mí este regalo que me haces.”
Edward se retiró hacia atrás para mirarme, y vi la comprensión amaneciendo en su cara.
“¿Es así como tú lo ves, Bella? ¿Que te estoy dando un regalo?”
“Sí, por supuesto.” Dije simplemente. Habíamos tenido esta conversación antes en diversas formas, pero realmente nunca habíamos llegado a comprendernos tanto.
“Sé que tu estarás sacrificando mucho al transformarme, todas las cosas humanas que te atrajeron a mi desde un principio. Y sé que será duro para ti. Por supuesto, sé que tú quieres estar conmigo, pero sé que en cierto modo es también un sacrificio. Tanto así lo pienso que incluso, sé que no estaríamos teniendo esta conversación si no fuera por nuestro pequeño problema con los Volturi.”
Edward me miraba, absorbiendo cada palabra que yo decía. Él abrió su boca para hablar y después la cerró. El gesto de vacilación era raro en él. Me quedé en silencio, esperando.
“Bella” dijo y después se detuvo. Luchó para encontrar las palabras. “Bella, yo deseo transformarte más de lo que puedo explicar en palabras. El regalo es para mí. La espera me está matando a mí, también.” Lo miraba, esperando el `pero'. Nunca vino.
“¿Qué?” Pregunté, ninguna otra palabra vino a mi cabeza.
Edward sacudió su cabeza, sonriéndome.
“Tú no perderás las cosas que amo de ti. Tú solo ganarás las cosas que yo quiero que tengas. El sacrificio, amigos humanos, tu familia, es solamente el suyo.” Sus ojos buscaron el entendimiento en mi cara. “Supongo que no he hecho un buen trabajo comunicándote esto en el pasado.”
Exhalé lentamente. Finalmente lo entendía, todo lo qué él había estado intentando decirme desde que estábamos juntos, la raíz de sus dudas, su culpabilidad, su preocupación.
“Pero, Bella” dijo suavemente, “no sé si puedo hacerlo de esa manera. Tu transformación… va a ser muy emocional para mí. Hacerte el amor es… más que emocional.” El suspiró, otra vez luchando para hallar las palabras correctas. “Yo solo… no sé si puedo hacerlo esa manera.” Su cabeza cayó contra mi hombro.
Sabía que esto sería algo que tendríamos que resolver en su momento. Estaba contenta de que se hubiera iniciado el diálogo, pero en ese momento quería poder volver a nuestra luna de miel, dejando nuestras otras preocupaciones detrás de nosotros.
“No tenemos que decidir esta noche.” Le susurré y besé su mejilla.
“Ven conmigo.”
Tomé su mano y lo llevé fuera de la cocina. Toméla manta de la parte posterior del sofá en la sala de estar y llevé a Edward hacia la playa, donde extendí la manta en la fina arena blanca. La noche era hermosa; caliente y ventosa, el sonido del océano y el viento eran relajantes. Todo alrededor de nosotros se sentía increíblemente quieto.
Edward me miraba y sonrió, articulando un “te amo”. Comencé a desnudarme delante de él, lentamente. Sus ojos quemaron en mi cuerpo, él estaba absolutamente quieto.
Me quede en ropa interior, un simple corpiño blanco de satén y la bikini que hacia juego. Edward se acerco a mí y yo fui hacia él, poniéndome en puntas de pie para besar sus labios y su cuello, mientras que sus brazos se enredaban alrededor de mi cintura, sus manos que se posaron sobre la parte baja de mi espalda. Tiré de su camisa sobre su cabeza y lamí su pecho, mordiéndolo suavemente, después animada por su quejido, lo hice más fuerte.
“¿Cómo se siente eso?” Le pregunté, curiosa sabiendo que no podía llevarlo al hermoso borde del placer y del dolor, por lo menos no mientras que fuera humana.
“Se siente asombroso, Bella. Sé que la piel humana lo siente diferente, pero para mí es una sensación hermosa, ligera… que no creo que pueda describirla para ti. Tendrás que ver por ti misma lo que se siente. Pienso que te sorprenderá descubrir lo sensible que serás después….”
Él dejó que sus palabras se apagaran, el significado era claro. Me besó apasionadamente, su lengua se resbalo a lo largo de mis labios, mi respiración se volvió errática por la sensación.
Rastrillé mis uñas contra su pecho mientras bajaba mi cuerpo delante de él. Resbalé hacia mis rodillas. Él me vio dirigirme hacia sus jeans, mis dedos desabrocharon lentamente el cierre, y después los deslicé hacia abajo de sus caderas. Presioné mis labios contra el algodón de sus bóxers y soplé suavemente, aire caliente contra su piel fresca.
Él gimió, entonces dijo “Sí...” Lo ayudé a sacarse los pantalones y bajé sus bóxers a la manta, sacudiéndolos a un lado después de que él se los saco.
Su piel desnuda era gloriosa en el claro de luna. Jadeé, mis ojos vagaron sobre su cuerpo. Sus manos acariciaron suavemente mi pelo y mi cara, con su toque siempre amoroso. Nuestros ojos se encontraron y la pregunta que quise hacer estaba clara en mi cara. Edward asintió. Me agaché, sin aliento, y lamí lentamente a lo largo de su dureza, mi lengua rozando su piel lisa, fresca. Su cuerpo olía increíble. Mis manos agarraron su base, acercándolo a mí. Giré mi lengua alrededor de la punta y él gimió mi nombre. Podía sentir sus piernas que temblaban levemente. Su mano izquierda frotó ligera y suavemente mi pelo, su brazo derecho colgaba a su lado, su mano se apretaba y desapretaba en un puño.
Ver como se restringía hizo que me doliera el cuerpo por él. Hundí mi boca sobre él, succionando fuertemente, moviendo mi cabeza arriba y abajo otra vez, gimiendo con cada movimiento. Mis manos frotaron ligeramente la parte de su miembro que no cupó en mi boca. Lo devoré, lamiendo y succionando, mi mente perdida totalmente en la sensación y el sabor de él dentro de mi boca.
Edward jadeó diciendo mi nombre repetidamente, al ritmo de mis movimientos alrededor de él. Su cuerpo estaba perfectamente quieto a excepción de sus piernas, que comenzaron a temblar cada vez más mientras que lo sentía endurecerse cada vez más en mi boca, cerca del clímax. Lo miré a través de mis pestañas; él me miraba a mí, su boca abierta, sus ojos parecían perdidos viéndome lamerlo. Aumenté la velocidad, tomándolo tan profundamente en mi boca como podía, exprimiendo su base con mis manos, gimiendo contra él.
Él comenzó a susurrar, “Oh Dios… Oh Dios…” y sostuvo ligeramente mi cabeza contra él para mantener mis movimientos mientras él gritaba mi nombre, “Bella, oh dios, Bella, oh…” su cuerpo frío pulsando dentro de mi boca, mis labios gimiendo contra él. Él se estremeció por un momento y después se quedó quieto, respirando con dificultad. Me incliné hacia atrás, arrastrando mi lengua a lo largo de él, sosteniéndolo en mis manos.
Sentía sus manos debajo de mis brazos que me levantaban para arriba, y sus labios se estrellaron contra los míos, sus brazos me apretaban contra su pecho. “Bella… esa fue la sola cosa más sensual que yo haya visto jamás.”
“Edward, eso fue Increíble.” Respiré contra él.
“¿A ti te gusto… hacer eso?” Sus manos alcanzaron mi ropa interior, deslizándola hacia un lado y tocando con sus dedos a mi carne mojada. Él gimió, no necesitando que yo le contestara. Sus dedos se movieron contra mí, frotando ligeramente el exterior de mi entrepierna. Sentí su cuerpo crecer duramente contra mí, y yo lo miré, con la boca abierta.
“Vampiro,” me susurró como única explicación y sonrió travieso.
“Edward… tú… ¿te pondrías detrás de mí?” Pregunté, mirándolo aprensiva. Él me miraba, quemándome con los ojos.
Él gruñó bajo en su garganta y me besó los labios, gimiendo mi nombre. Se colocó detrás de mí y me miro.
“Me parece recordar esa visión volviéndome absolutamente salvaje…” me hizo muecas. “Tu hablabas en serio amor, esto en verdad te excita.” Su voz sonaba absolutamente maravillada.
Asentí y me di vuelta, desabrochando mi corpiño y bajando mi bikini delante de él, doblando mi cintura. Él gimió y caminó hacia mí, poniendo sus manos en mis caderas, y frotando su cuerpo contra mi cola. Nos bajamos a la manta, y él se detuvo brevemente en mi entrada. Sabía que él necesitaba que yo comenzara. Me eché hacia atrás contra él, su cuerpo se empujo dentro de mí. Él comenzó a moverse en mí, sus manos frotaban ligeramente mis caderas, su piel fresca contra la mía. Su cuerpo tocó un punto dentro de mí que me hizo gritar de placer, yo me perdí inmediatamente en la sensación, arqueando mi espalda contra él. Mi respuesta hizo que él se moviera más rápido, más profundo.
Él estiro un brazo alrededor para tocar mi clítoris y después vaciló, tomo una de mis manos, y la acercó hacia mi cuerpo mientras que él corrió sus caderas levemente. Podía sentir la presión de él que se movía dentro de mí contra mis dedos. Mi piel estaba húmeda y caliente contra mi mano. Su mano se apoyó encima de la mía, mientras yo frotaba mi clítoris, él sentía cómo me tocaba. Su cuerpo empujó dentro y fuera de mí, sus caderas que frotaban círculos contra mi parte inferior.
“Dios Bella, eres tan sensual. Quería verte tocarte…” Él se inclinó sobre mí, susurrando en mi oído. Lamió la parte posterior de mi cuello y me arqueé contra él gritando. Entonces arrastró su lengua hacia abajo por mi espalda, dejando una línea de piel que cosquilleaba, sensible. Movió sus manos a mis caderas y se empujó más rápido adentro mí.
“Puedo ver tu brazo moviéndose, puedo sentir tu mano… Oh dios Bella eres tan hermosa…”. Yo sólo podía jadear, su voz me volvió loca de deseo. Me sentía muy cerca del límite y sabía que él lo estaba también, su cuerpo duro, sus movimientos más rápidos, sus gemidos más urgentes.
Acabamos juntos muy potentemente, nuestros cuerpos pulsaban juntos, nuestros gritos haciendo eco en la noche. Sus movimientos se retardaron en mí, su cuerpo me frotaba ligeramente desde mi interior mientras que acabábamos. Él se movió hacia atrás y yo rodé sobre mi trasero, doblando mis rodillas, mirándolo arrodillarse sobre mí.
Él se sentó cómodamente contra sus talones y me miró fijamente así por un largo momento, sus ojos se movían arriba y abajo por la longitud de mi cuerpo, sus manos se reclinaban sobre mis rodillas. Ninguno de nosotros hablo y mi corazón se sentía como demasiado grande para mi cuerpo. Las lágrimas llenaron mis ojos y se derramaron.
Me sentía totalmente abrumada con lo que sucedía entre nosotros. A cada momento sentía como si me enamorara de él otra vez. Tenía todo lo que necesitaba y nunca tendría bastante de este hombre.
Edward no dijo nada, él solo me miraba. Sabía que mis lágrimas comunicaban lo que su cuerpo no podía. Él se acostó entre mis piernas y puso su boca contra la mía, besándome profundamente.
Edward leía, escuchando a Aretha Franklin.
“¿Aretha? ¿De verdad?” Pregunté, agradablemente sorprendida.
“Oí una grabación de ella cubriendo a Pavarotti y conseguí algo de su trabajo anterior. Su voz es trascendente.” Él me dio su sonrisa torcida, mirándome elogioso. “Eso también aplica a tu atuendo.” Edward descansaba allí, usando solo sus bóxers, con el pelo adorablemente despeinado, como de costumbre.
“Muchas gracias, Señor Cullen.”
“Por nada, Señora Cullen.”
Caminé hacia él y lo besé suavemente. “Voy a hacerme la cena. ¿Quieres acompañarme mientras cocino?”
“Por supuesto, amor.”
Edward me siguió a la cocina, gruñendo detrás de mí.
“Tus piernas parecen de cinco millas de largo en esa minúscula falda. Me perturba que Alice sepa tan bien lo que me gusta verte usar.” Él soltó un silbido bajo y palmeó con fuerza mi cola.
Le soplé un beso mientras que tomaba lo necesario para hacer espaguetis y albóndigas, pan de ajo, y ensalada. Vacilé, girándome a verlo con una pizca de preocupación escrita en mi cara.
“Edward, ¿estás seguro que no te sentirás mal estando tan cerca del ajo?” Agité unas cabezas de ajo cerca de él.
Edward rodó sus ojos. “¿De verdad lo preguntas?, Bella.”
“Eres demasiado fácil.” Reí.
“Sé cuánto amas todas esas referencias de Hellmouth, los clichés de vampiros sexys, y al Conde de Plaza Sésamo.”
Edward levantó un dedo para corregirme.
“Realmente, lo del Conde es bastante exacto. Los vampiros amamos realmente nuestros números.”
Me disolví en risitas y llené una olla de agua para las pastas. Edward me miraba mientras yo me movía alrededor de la cocina, picando vegetales, haciendo las albóndigas, revolviendo la salsa. Sentía sus manos frías colarse furtivamente alrededor de mi cintura.
“Querida, te ves realmente demasiado deliciosa en este atuendo. No estoy seguro de poder quitar mis manos de ti bastante tiempo como para dejarte comer.”
Me di vuelta para verlo de frente, y bese sus labios lentamente. Disfrutaba de su inmensa agonía.
“Mantén ese pensamiento y dame solo treinta minutos.” Él presionó su cuerpo contra mí, su dureza se filtraba a través de los bóxers. Miré hacia debajo de su cintura y me lamí los labios.
“Estoy absolutamente muerta de hambre.” Susurré en su oído, chasqueando la lengua contra el lóbulo de su oreja.
Edward gimió. “Bella. Jesús. Voy a ir a ponerme un poco de ropa encima.”
Lo besé otra vez y me di vuelta de nuevo a cocinar, sacudiendo las caderas al sonido de Aretha, que cantaba “Ain’t No Way” desde la sala de estar.
Edward volvió y se quedo mirándome en el umbral por algunos minutos. Luego caminó muy silencioso hacia mí, como acechándome, asió mis caderas otra vez, y empujó su cuerpo ahora vestido, contra mi cola. “¿Pasaron los treinta minutos ya?”
Volteé otra vez y deslicé mi mano contra la dureza de su ingle. Él gimió en mi cuello.
“No, amor. Paciencia.” Le guiñé un ojo y él enterró su cara en mi cuello, después succionó el lóbulo de mi oreja, haciendo que la piel desde mi oído hasta mi clavícula cosquilleara deliciosamente.
“Edward. Siéntate.”
Él gimió y salió del cuarto otra vez, sólo para volver algunos momentos más tarde con una botella de vino tinto en sus manos. Abrió la botella, me sirvió una copa, y se sentó en la mesada junto a mí.
“Temo que esto será un total desperdicio en mi paladar.” Miré la copa dudando, pero tomé un sorbo y gemí. Era delicioso.
“O quizá no.” Lo besé agradecida, mirándolo mientras que él caminó hacia el otro extremo de la mesada y se sentó allí.
Acabé de cocinar, mientras bailaba lentamente con la música, tarareando en voz baja. Podía sentir a Edward mirándome en silencio, disfrutando de la escena. Amé la comodidad de nuestro silencio compartido. Coloqué algo de pasta en un plato al lado de la ensalada y el pan. Rellené mi copa de vino y me la llevé con el plato a la mesada. Me senté y Edward se acercó a acompañarme.
Él comenzó a jugar inquieto con una servilleta y yo me reí entre dientes por sus movimientos totalmente innecesarios, los hábitos humanos que él había incorporado tan convincentemente. Miraba mi comida y se me cruzo un pensamiento.
“Edward, cuando tu bebes sangre. ¿Qué… le sucede? Donde va el líquido, digo.”
Él me miraba y sonrió travieso. No sabía adónde había volado su mente, pero sentía como que me faltaba algo.
“Bueno, obviamente necesitamos el líquido para el veneno.”
“Sí, pero... ¿que cantidad de ése liquido tú… realmente usas?” Sabía que los vampiros no necesitaron momentos humanos y que ellos tragaban probablemente, más veneno del que descartaban.
Él se rió entre dientes. “Buenos tú sabes mi amor, que también tenemos… otros líquidos.” Me dijo guiñando un ojo. Sentía una ola de rubor que se arrastraba hacia arriba de mi cuello.
“Si…claro,” mascullé, llenando mi boca con un tenedor lleno de ensalada.
Él paso su mano contra mi mejilla. “Y el resto del volumen se vaporiza probablemente a través de nuestra piel cuando corremos. Ésa es nuestra teoría, por lo menos.” Él se encogió de hombros, haciendo girar la servilleta en sus dedos.
Tomé otro sorbo de vino, comenzando a sentir un poquito los efectos del alcohol. “Yo sé que… tú sabes, los hombres humanos… lo hacen siempre y como que ellos… necesitan liberar sus… fluídos…” Me callé entonces, mi pregunta quedó colgada en el aire.
Edward sofocó una risa, sabiendo a lo que me refería. “¿Sí?”
“Edward.”
“¿Qué, amor?” Su cara era inocencia pura.
Lo miré fijamente con cara de enojo, sabiendo que él entendía la pregunta que se formaba en mi cabeza.
“Entonces, mi pregunta es, ¿los vampiros necesitan… tu sabes. Liberar fluídos?” Levanté mis cejas y gesticulé con mi mano un pequeño círculo.
Él rió. “Supongo que lo hacemos.”
Mi mente formó inmediatamente la pregunta que se desprendía de su respuesta, la imagen consumía repentinamente mi cerebro. Sentí la corriente de calor entre mis piernas un momento antes de que Edward notara la reacción de mi cuerpo. Lo oí dejar escapar un gruñido bajo.
“Y tú nunca estuviste con nadie antes de mí. Entonces… tú…”
Edward me sonrió y mis piernas comenzaron realmente a temblar al ver la lujuria en su cara. “¿Entonces… yo qué?” Como de costumbre, él quería oírme decirlo.
“Entonces tú algunas veces…” Agité mis manos en un gesto vago.
“¿Te tocas?”
“Por supuesto, Bella,” él rió, y se estiro para tocar mi cara. “¿Eso era tan duro de preguntar…?” dijo espirando levemente y luego se rió de su propia broma.
Sentía como si me fuera a caer de mi silla. “¡Guau!.” Fue todo lo que pude decir.
“Qué imagen.” No sé porqué esto me sorprendió tanto. Suponía que los vampiros no necesitaban realmente ningún… mantenimiento.
“¿Tú no lo haces?” Él imito mi gesto vagamente, con un destello en sus ojos.
“Ocasionalmente.” Mascullé desde dentro de mi copa de vino. Él gimió levemente, sonriendo, y se reclinó hacia atrás en su silla.
“¿Qué, Edward?” Pregunté. Todavía sentía como que faltaba algo.
Él vaciló, mirándome, y después sonrió.
“Una noche, poco después de que volvimos de Italia, tu hablabas en sueños y tu mano se deslizó dentro de tu bikini. Esa fue… bueno, probablemente la única vez que me caí de la cama, literalmente. Yo generalmente estoy más del lado coordinado de la población.”
Casi me atraganté con la comida. “Oh dios, Edward, por favor dime que no lo hice… “
“No lo hiciste.” Me aseguró honesto.
“No que me hubiera molestado si lo hacías, mi mente prácticamente te rogaba que lo hagas cuando tu mano se movió debajo de la tela de tu ropa interior. Tu dejaste tu mano allí por un momento, y luego te diste vuelta y cambiaste de posición.”
Mi cabeza se enterró entre mis manos. “¡Ughhh!.” Gemí.
Edward se rió y levantó mi barbilla hasta encontrar mis ojos. Sus ojos se veían tranquilos, cálidos, amorosos. “Fue, como tú sueles decir… sexy, Bella.”
Renuente, y sin mucho apetito restante, di vuelta de nuevo a mi cena, Edward me miraba con la misma expresión seductora, parecía estar esperando que yo dijera algo más. Otro pensamiento se me cruzó en ese instante.
“¿Alguna vez te… tocaste cuando yo dormía a tu lado?” Mis ojos encontraron los suyos. Sus ojos ardían con lujuria.
“Sí.” Se rió, pareciendo saber que yo iba a preguntar eso.
“Una par de veces. La primera vez fue la noche en cuestión. El otro par de veces fue después de horas de tu me rogaras que te toque en tus sueños… tuve que tomar el asunto en mis propias manos.” Él se rió entre dientes otra vez en su broma y se lamió los labios.
Mi respiración salió zumbando fuera de mí con esa imagen, y me balanceé en mi silla.
“¿Bella? ¿Estás bien? te vas a caer de la silla” Los papeles se habían invertido. Ahora el disfrutaba de mi agonía, demasiado.
“No, si, no sé….” Dije haciendo muecas.
“Solo estoy un poco abrumada por estas imágenes. Y un poco borrachita, creo.”
“Bueno, a título informativo, un poco borrachita te ves adorable.” Él se inclinó y me besó los labios dulcemente.
“Positivamente deliciosa.”
Lo miré sonriendo. “Si me mordieras ahora, ¿te emborracharías también?”
Él se inclinó hacia atrás, y achinó los ojos. “No por el vino…”
No sé qué se me cruzó por la cabeza; pero las palabras estallaron fuera de mi boca: “Alguna vez piensas en cómo va a suceder, cuando tú me transformes”.
Él paró el respirar y cerró los ojos. Se quedó sentado perfectamente quieto por un rato, antes de mirarme cautelosamente y preguntar “¿tú piensas en cómo va a suceder cuando te transforme?”
“Sí.” Admití, mi mirada sosteniendo la suya. El daño estaba hecho. Por lo menos podía ser sincera con él.
“¿Quieres decirme cómo lo hago?” Él se inclinó hacia mí, la expresión en su cara era ilegible. No podía decirle si él estaba enojado. La tensión en el cuarto había cambiado levemente de tensión sexual a algo que no podía identificar claramente. No enteramente incómodo, sino diferente.
Agradecí a los efectos del vino. Coraje líquido. Pensé en cómo Edward me cambiaría a menudo, y aunque mi imagen de ello se había extendido originalmente sobre varias posibilidades, una vez que aterricé en la imagen actual, era imposible imaginar cualquier otra manera.
“¿Realmente quieres saber?” Pregunté, dándole la oportunidad de terminar esta conversación difícil. Sabía que yo no lo haría.
“Por supuesto, amor. Quiero saber cada pensamiento que tienes. Tú lo sabes.” Su voz era asombrosamente suave, pero no podía conseguir leerlo. No estaba segura si era el vino o el tema.
“Bien…” mis ojos vagaron al techo, insegura sobre cómo expresar la imagen relativamente simple. Decidí hacerlo llanamente.
“Tú lo haces después de que haberme hecho el amor. Estoy en tus brazos. Desnuda.”
Edward se congeló, mirándome fijamente, su cara era una máscara de incredulidad.
“¿El cliché del vampiro sexy? ¿Tú quieres que te haga el amor y luego… te mate?” Su voz era incrédula. Él puso la cara entre sus manos. “Muy a lo Bela Lugosi. Tendré que conseguirme una capa.”
“No matarme, Edward. Transformarme.” Levanté mis platos y los llevé el fregadero, ruborizándose furiosamente.
“Solamente que eso es lo qué sucedería si después de hacerte el amor yo probara tu sangre. ¿De verdad quieres esto?” Su voz no sonaba enojada, él sonaba casi divertido.
“En este escenario, nosotros hacemos el amor y entonces, si es que puedo incluso detenerme de drenarte la sangre, en medio de mi dicha post-coital, tú arderás terriblemente por tres días,
“Edward, tú no me estás tomando en serio.” Suspiré.
“Por el contrario, Bella, te estoy tomando enteramente demasiado en serio. Solo que no quisiera que a nuestro acto de amor, le precediera inmediatamente el dolor ardiente de esa tortura. Pienso que generalmente eso no se presta a asociaciones positivas.”
Estaba avergonzada y lamentado haber dicho lo que dije. “¡Ugh!, no importa. No puedo explicarte si vas a reírte de mí.”
Edward envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, tirando mi espalda contra su pecho. “Lo siento. Bella, no estoy intentando burlarme de ti. Sólo… te proporcionaba cierto contexto, por favor. Dime porqué quisieras que sucediera después de hacer el amor. Esto es como… un asunto muy serio, sabes.” Sus labios se presionaron contra mi cuello.
“Es sobre intimidad, Edward. Hacer el amor contigo es una expresión total de lo que sentimos uno por el otro - son nuestras palabras llevadas a la acción. Cada vez que tú me tocas yo me doy cuenta de que esto es para siempre, y sé que tu eres mío totalmente.” Edward caminó hacia mí, murmurando mi nombre contra mi cuello. Luché para continuar.
“Que tú me transformes es un regalo tan grande; eres tu diciéndome que me quieres para siempre, que quieres hacerme el amor por siempre. Y yo quiero entregarme totalmente a ti en el proceso, de modo que tú puedas sentir, inmediatamente antes, qué significa para mí este regalo que me haces.”
Edward se retiró hacia atrás para mirarme, y vi la comprensión amaneciendo en su cara.
“¿Es así como tú lo ves, Bella? ¿Que te estoy dando un regalo?”
“Sí, por supuesto.” Dije simplemente. Habíamos tenido esta conversación antes en diversas formas, pero realmente nunca habíamos llegado a comprendernos tanto.
“Sé que tu estarás sacrificando mucho al transformarme, todas las cosas humanas que te atrajeron a mi desde un principio. Y sé que será duro para ti. Por supuesto, sé que tú quieres estar conmigo, pero sé que en cierto modo es también un sacrificio. Tanto así lo pienso que incluso, sé que no estaríamos teniendo esta conversación si no fuera por nuestro pequeño problema con los Volturi.”
Edward me miraba, absorbiendo cada palabra que yo decía. Él abrió su boca para hablar y después la cerró. El gesto de vacilación era raro en él. Me quedé en silencio, esperando.
“Bella” dijo y después se detuvo. Luchó para encontrar las palabras. “Bella, yo deseo transformarte más de lo que puedo explicar en palabras. El regalo es para mí. La espera me está matando a mí, también.” Lo miraba, esperando el `pero'. Nunca vino.
“¿Qué?” Pregunté, ninguna otra palabra vino a mi cabeza.
Edward sacudió su cabeza, sonriéndome.
“Tú no perderás las cosas que amo de ti. Tú solo ganarás las cosas que yo quiero que tengas. El sacrificio, amigos humanos, tu familia, es solamente el suyo.” Sus ojos buscaron el entendimiento en mi cara. “Supongo que no he hecho un buen trabajo comunicándote esto en el pasado.”
Exhalé lentamente. Finalmente lo entendía, todo lo qué él había estado intentando decirme desde que estábamos juntos, la raíz de sus dudas, su culpabilidad, su preocupación.
“Pero, Bella” dijo suavemente, “no sé si puedo hacerlo de esa manera. Tu transformación… va a ser muy emocional para mí. Hacerte el amor es… más que emocional.” El suspiró, otra vez luchando para hallar las palabras correctas. “Yo solo… no sé si puedo hacerlo esa manera.” Su cabeza cayó contra mi hombro.
Sabía que esto sería algo que tendríamos que resolver en su momento. Estaba contenta de que se hubiera iniciado el diálogo, pero en ese momento quería poder volver a nuestra luna de miel, dejando nuestras otras preocupaciones detrás de nosotros.
“No tenemos que decidir esta noche.” Le susurré y besé su mejilla.
“Ven conmigo.”
Tomé su mano y lo llevé fuera de la cocina. Toméla manta de la parte posterior del sofá en la sala de estar y llevé a Edward hacia la playa, donde extendí la manta en la fina arena blanca. La noche era hermosa; caliente y ventosa, el sonido del océano y el viento eran relajantes. Todo alrededor de nosotros se sentía increíblemente quieto.
Edward me miraba y sonrió, articulando un “te amo”. Comencé a desnudarme delante de él, lentamente. Sus ojos quemaron en mi cuerpo, él estaba absolutamente quieto.
Me quede en ropa interior, un simple corpiño blanco de satén y la bikini que hacia juego. Edward se acerco a mí y yo fui hacia él, poniéndome en puntas de pie para besar sus labios y su cuello, mientras que sus brazos se enredaban alrededor de mi cintura, sus manos que se posaron sobre la parte baja de mi espalda. Tiré de su camisa sobre su cabeza y lamí su pecho, mordiéndolo suavemente, después animada por su quejido, lo hice más fuerte.
“¿Cómo se siente eso?” Le pregunté, curiosa sabiendo que no podía llevarlo al hermoso borde del placer y del dolor, por lo menos no mientras que fuera humana.
“Se siente asombroso, Bella. Sé que la piel humana lo siente diferente, pero para mí es una sensación hermosa, ligera… que no creo que pueda describirla para ti. Tendrás que ver por ti misma lo que se siente. Pienso que te sorprenderá descubrir lo sensible que serás después….”
Él dejó que sus palabras se apagaran, el significado era claro. Me besó apasionadamente, su lengua se resbalo a lo largo de mis labios, mi respiración se volvió errática por la sensación.
Rastrillé mis uñas contra su pecho mientras bajaba mi cuerpo delante de él. Resbalé hacia mis rodillas. Él me vio dirigirme hacia sus jeans, mis dedos desabrocharon lentamente el cierre, y después los deslicé hacia abajo de sus caderas. Presioné mis labios contra el algodón de sus bóxers y soplé suavemente, aire caliente contra su piel fresca.
Él gimió, entonces dijo “Sí...” Lo ayudé a sacarse los pantalones y bajé sus bóxers a la manta, sacudiéndolos a un lado después de que él se los saco.
Su piel desnuda era gloriosa en el claro de luna. Jadeé, mis ojos vagaron sobre su cuerpo. Sus manos acariciaron suavemente mi pelo y mi cara, con su toque siempre amoroso. Nuestros ojos se encontraron y la pregunta que quise hacer estaba clara en mi cara. Edward asintió. Me agaché, sin aliento, y lamí lentamente a lo largo de su dureza, mi lengua rozando su piel lisa, fresca. Su cuerpo olía increíble. Mis manos agarraron su base, acercándolo a mí. Giré mi lengua alrededor de la punta y él gimió mi nombre. Podía sentir sus piernas que temblaban levemente. Su mano izquierda frotó ligera y suavemente mi pelo, su brazo derecho colgaba a su lado, su mano se apretaba y desapretaba en un puño.
Ver como se restringía hizo que me doliera el cuerpo por él. Hundí mi boca sobre él, succionando fuertemente, moviendo mi cabeza arriba y abajo otra vez, gimiendo con cada movimiento. Mis manos frotaron ligeramente la parte de su miembro que no cupó en mi boca. Lo devoré, lamiendo y succionando, mi mente perdida totalmente en la sensación y el sabor de él dentro de mi boca.
Edward jadeó diciendo mi nombre repetidamente, al ritmo de mis movimientos alrededor de él. Su cuerpo estaba perfectamente quieto a excepción de sus piernas, que comenzaron a temblar cada vez más mientras que lo sentía endurecerse cada vez más en mi boca, cerca del clímax. Lo miré a través de mis pestañas; él me miraba a mí, su boca abierta, sus ojos parecían perdidos viéndome lamerlo. Aumenté la velocidad, tomándolo tan profundamente en mi boca como podía, exprimiendo su base con mis manos, gimiendo contra él.
Él comenzó a susurrar, “Oh Dios… Oh Dios…” y sostuvo ligeramente mi cabeza contra él para mantener mis movimientos mientras él gritaba mi nombre, “Bella, oh dios, Bella, oh…” su cuerpo frío pulsando dentro de mi boca, mis labios gimiendo contra él. Él se estremeció por un momento y después se quedó quieto, respirando con dificultad. Me incliné hacia atrás, arrastrando mi lengua a lo largo de él, sosteniéndolo en mis manos.
Sentía sus manos debajo de mis brazos que me levantaban para arriba, y sus labios se estrellaron contra los míos, sus brazos me apretaban contra su pecho. “Bella… esa fue la sola cosa más sensual que yo haya visto jamás.”
“Edward, eso fue Increíble.” Respiré contra él.
“¿A ti te gusto… hacer eso?” Sus manos alcanzaron mi ropa interior, deslizándola hacia un lado y tocando con sus dedos a mi carne mojada. Él gimió, no necesitando que yo le contestara. Sus dedos se movieron contra mí, frotando ligeramente el exterior de mi entrepierna. Sentí su cuerpo crecer duramente contra mí, y yo lo miré, con la boca abierta.
“Vampiro,” me susurró como única explicación y sonrió travieso.
“Edward… tú… ¿te pondrías detrás de mí?” Pregunté, mirándolo aprensiva. Él me miraba, quemándome con los ojos.
Él gruñó bajo en su garganta y me besó los labios, gimiendo mi nombre. Se colocó detrás de mí y me miro.
“Me parece recordar esa visión volviéndome absolutamente salvaje…” me hizo muecas. “Tu hablabas en serio amor, esto en verdad te excita.” Su voz sonaba absolutamente maravillada.
Asentí y me di vuelta, desabrochando mi corpiño y bajando mi bikini delante de él, doblando mi cintura. Él gimió y caminó hacia mí, poniendo sus manos en mis caderas, y frotando su cuerpo contra mi cola. Nos bajamos a la manta, y él se detuvo brevemente en mi entrada. Sabía que él necesitaba que yo comenzara. Me eché hacia atrás contra él, su cuerpo se empujo dentro de mí. Él comenzó a moverse en mí, sus manos frotaban ligeramente mis caderas, su piel fresca contra la mía. Su cuerpo tocó un punto dentro de mí que me hizo gritar de placer, yo me perdí inmediatamente en la sensación, arqueando mi espalda contra él. Mi respuesta hizo que él se moviera más rápido, más profundo.
Él estiro un brazo alrededor para tocar mi clítoris y después vaciló, tomo una de mis manos, y la acercó hacia mi cuerpo mientras que él corrió sus caderas levemente. Podía sentir la presión de él que se movía dentro de mí contra mis dedos. Mi piel estaba húmeda y caliente contra mi mano. Su mano se apoyó encima de la mía, mientras yo frotaba mi clítoris, él sentía cómo me tocaba. Su cuerpo empujó dentro y fuera de mí, sus caderas que frotaban círculos contra mi parte inferior.
“Dios Bella, eres tan sensual. Quería verte tocarte…” Él se inclinó sobre mí, susurrando en mi oído. Lamió la parte posterior de mi cuello y me arqueé contra él gritando. Entonces arrastró su lengua hacia abajo por mi espalda, dejando una línea de piel que cosquilleaba, sensible. Movió sus manos a mis caderas y se empujó más rápido adentro mí.
“Puedo ver tu brazo moviéndose, puedo sentir tu mano… Oh dios Bella eres tan hermosa…”. Yo sólo podía jadear, su voz me volvió loca de deseo. Me sentía muy cerca del límite y sabía que él lo estaba también, su cuerpo duro, sus movimientos más rápidos, sus gemidos más urgentes.
Acabamos juntos muy potentemente, nuestros cuerpos pulsaban juntos, nuestros gritos haciendo eco en la noche. Sus movimientos se retardaron en mí, su cuerpo me frotaba ligeramente desde mi interior mientras que acabábamos. Él se movió hacia atrás y yo rodé sobre mi trasero, doblando mis rodillas, mirándolo arrodillarse sobre mí.
Él se sentó cómodamente contra sus talones y me miró fijamente así por un largo momento, sus ojos se movían arriba y abajo por la longitud de mi cuerpo, sus manos se reclinaban sobre mis rodillas. Ninguno de nosotros hablo y mi corazón se sentía como demasiado grande para mi cuerpo. Las lágrimas llenaron mis ojos y se derramaron.
Me sentía totalmente abrumada con lo que sucedía entre nosotros. A cada momento sentía como si me enamorara de él otra vez. Tenía todo lo que necesitaba y nunca tendría bastante de este hombre.
Edward no dijo nada, él solo me miraba. Sabía que mis lágrimas comunicaban lo que su cuerpo no podía. Él se acostó entre mis piernas y puso su boca contra la mía, besándome profundamente.
Capítulo 7 - Oxígeno
Volvimos de la playa
hacia la casa y yo me subí a la cama mientras Edward se vestía para
cazar. Me sentía agotada, y él necesitaba correr.
No hablamos mucho; nuestro silencio estaba lleno de toda la pasión que ninguno de nosotros podía expresar en palabras.
Edward me besó suavemente y salió por la puerta, con la promesa de volver antes de que me despertara.
Tan pronto como desapareció su figura, bajé de la cama y caminé hacia la maleta. Busqué el pequeño bolso de satén que contenía el hermoso negligé rojo. Apoyé la tela suave sobre mi cuerpo, mi piel aun extremadamente sensible por los besos febriles de Edward en la playa.
Miré la tanga que hacia juego y suspiré, las puse nuevamente dentro del bolso.
Me arrastré en la cama, cubriéndome con las sabanas, mi cabeza regocijándose en las almohadas de pluma, y el sueño me tomó inmediatamente.
Desperté y sentí los brazos frescos de Edward alrededor de mí.
No hablamos mucho; nuestro silencio estaba lleno de toda la pasión que ninguno de nosotros podía expresar en palabras.
Edward me besó suavemente y salió por la puerta, con la promesa de volver antes de que me despertara.
Tan pronto como desapareció su figura, bajé de la cama y caminé hacia la maleta. Busqué el pequeño bolso de satén que contenía el hermoso negligé rojo. Apoyé la tela suave sobre mi cuerpo, mi piel aun extremadamente sensible por los besos febriles de Edward en la playa.
Miré la tanga que hacia juego y suspiré, las puse nuevamente dentro del bolso.
Me arrastré en la cama, cubriéndome con las sabanas, mi cabeza regocijándose en las almohadas de pluma, y el sueño me tomó inmediatamente.
Desperté y sentí los brazos frescos de Edward alrededor de mí.
Él estaba encima de las sabanas, no queriendo perturbar mi sueño acogedor.
“Mmmm,” gemí en su pecho, acercándome.
Él se inclinó hacia mí y presionó sus labios sobre los míos suavemente.
“Mmmm,” gemí en su pecho, acercándome.
Él se inclinó hacia mí y presionó sus labios sobre los míos suavemente.
Sus dedos tocaron mi pelo, mi cara, su pulgar se arrastró a lo largo de mi labio inferior.
“Bella, son sólo las 2. Duerme.”
“Bella, son sólo las 2. Duerme.”
Su voz era profunda, calma. Un susurro frío contra mi oído. Mi cuerpo respondió inmediatamente; Edward se rió entre dientes.
“Debería haber mantenido mi boca cerrada, aparentemente.”
Tiré de él encima de mí, tironeé para sacarle la camisa sobre su cabeza, mis manos subieron de sus hombros a su cuello, sosteniendo su cara contra la mía.
“Debería haber mantenido mi boca cerrada, aparentemente.”
Tiré de él encima de mí, tironeé para sacarle la camisa sobre su cabeza, mis manos subieron de sus hombros a su cuello, sosteniendo su cara contra la mía.
Todavía
estaba medio adormilada, mi cuerpo se sentía lento y caliente. Edward
se incorporó y arrancó sus jeans, después tiró de las sábanas y se metió
dentro de ellas conmigo, jadeando.
“Bella.”
“Bella.”
Él
se arrodilló en la cama a mi lado, mirando en mi cuerpo en el negligé
rojo. Se arrastró hacia mí y montándose a horcajadas sobre mis rodillas,
sus muslos a cada lado de los míos.
Estiré mis brazos sobre mi cabeza, desperezándome.
Estiré mis brazos sobre mi cabeza, desperezándome.
Edward
contuvo su respiración y después exhaló en un suspiro largo. Bajó sus
manos sobre mis muslos, con tanta suavidad que yo apenas podía sentir
sus dedos. Él presionó sus manos contra mi piel y las empujó hacia
arriba al borde de la bata, apenas debajo de mis caderas.
Empujó la tela hacia arriba levemente, sus manos ahora a ambos lados de mis caderas, sus pulgares frotaban ligeramente la piel suave de mi vientre justo debajo de mi ombligo. Sus pulgares encontraron el sector donde se sentía mi pulso. Mantuve los brazos sobre mi cabeza, estirando mi cuerpo para que él explorara.
Mis ojos todavía estaban nublados por el sueño y la oscuridad del cuarto, la única luz que entraba era la de la luna afuera. El cuerpo de Edward resplandecía. Me sentía pesada por la sensualidad que despertaban en mis músculos agotados las caricias deliberadas y reverentes de Edward.
Él aflojo el lazo de mi bata bajándolo por mis caderas y luego lo enroscó en sus dedos, sacándolo por encima de mi abdomen, hasta alcanzar mis pechos. Tomó ambos en sus manos y comenzó a masajearlos suavemente, gimiendo mi nombre.
Su cuerpo se endureció contra mis piernas. Sus ojos miraron fijamente mis labios; mi boca se abrió levemente, mi respiración se volvió más fuerte. Con excepción de mi respiración, todavía no me había movido. Quería que él me moviera cómo él quisiera.
Como si leyera mis pensamientos, Edward nos volteó en un movimiento rápido, colocando mi cuerpo encima del suyo. Él me empujó hacia el usando el cordón de mi bata, sintiendo mi cuerpo debajo de la tela suave de mi lencería. Mis caderas montaron su cintura a horcajadas, sus rodillas se doblaron detrás de mi espalda.
“Edward…” Susurré, apoyando mi cuerpo contra sus piernas, queriendo que bajara sus rodillas y me dejara bajar sobre él, sobre su dureza que se filtraba detrás de mí, tentándome.
Él levantó mis caderas y justo cuando creí que él iba a bajarme sobre él y a penetrarme, él puso mis caderas sobre su cara, mis rodillas quedaron a cada lado de su cabeza, sus ojos clavados en los míos.
“Bella, necesito hacer esto.”
Empujó la tela hacia arriba levemente, sus manos ahora a ambos lados de mis caderas, sus pulgares frotaban ligeramente la piel suave de mi vientre justo debajo de mi ombligo. Sus pulgares encontraron el sector donde se sentía mi pulso. Mantuve los brazos sobre mi cabeza, estirando mi cuerpo para que él explorara.
Mis ojos todavía estaban nublados por el sueño y la oscuridad del cuarto, la única luz que entraba era la de la luna afuera. El cuerpo de Edward resplandecía. Me sentía pesada por la sensualidad que despertaban en mis músculos agotados las caricias deliberadas y reverentes de Edward.
Él aflojo el lazo de mi bata bajándolo por mis caderas y luego lo enroscó en sus dedos, sacándolo por encima de mi abdomen, hasta alcanzar mis pechos. Tomó ambos en sus manos y comenzó a masajearlos suavemente, gimiendo mi nombre.
Su cuerpo se endureció contra mis piernas. Sus ojos miraron fijamente mis labios; mi boca se abrió levemente, mi respiración se volvió más fuerte. Con excepción de mi respiración, todavía no me había movido. Quería que él me moviera cómo él quisiera.
Como si leyera mis pensamientos, Edward nos volteó en un movimiento rápido, colocando mi cuerpo encima del suyo. Él me empujó hacia el usando el cordón de mi bata, sintiendo mi cuerpo debajo de la tela suave de mi lencería. Mis caderas montaron su cintura a horcajadas, sus rodillas se doblaron detrás de mi espalda.
“Edward…” Susurré, apoyando mi cuerpo contra sus piernas, queriendo que bajara sus rodillas y me dejara bajar sobre él, sobre su dureza que se filtraba detrás de mí, tentándome.
Él levantó mis caderas y justo cuando creí que él iba a bajarme sobre él y a penetrarme, él puso mis caderas sobre su cara, mis rodillas quedaron a cada lado de su cabeza, sus ojos clavados en los míos.
“Bella, necesito hacer esto.”
La voz de Edward sonaba casi agónica, y yo no podía comprender qué le
sucedía, mi cabeza seguía nublada por el calor de sus palabras y la
frialdad de su respiración en mis muslos. Su respiración fresca era
rápida, mi sexo a apenas centímetros de su cara.
“Dios Bella, necesito esto tanto.”
“Dios Bella, necesito esto tanto.”
Mis
caderas se sacudieron en sus manos. Me tomó casi todo el control que
tenía no empujarme contra sus manos y bajar mi cuerpo sobre él. Me
contuve, para dejarlo conducir el momento, mi respiración era dura y
rápida.
“Creo que será más fácil de esta forma, la primera vez, para lograr que la cantidad de veneno que te toque sea mínima. Gravedad…” masculló, sus ojos miraban fijamente mi cuerpo suave sobre él.
Bajó sus manos y apoyé mi cuerpo sobre él, reclinando mis rodillas a los lados de su cabeza. Él me impulsó sobre él con una mano en mi muslo externo, su otra mano apoyada en la otra pierna en mi muslo interno.
Su lengua fría se arrastró a lo largo de mi piel, y él gimió en voz alta contra mí, su cuerpo se convulsionó en el contacto. Grité, empujando mis caderas abajo contra él por un momento antes de retirarme lejos de su cuerpo, arrodillándome otra vez sobre él. Mis ojos se cerraron y mi cabeza cayó hacia atrás en completo éxtasis.
Su boca estaba fría, como una menta fuerte. Pero era más que eso: su tacto hizo que sintiera más de lo que nunca había sentido, él había hecho que yo sintiera como si repentinamente, mis terminaciones nerviosas hubieran crecido exponencialmente, donde su lengua me había tocado. Aún más, la sensación se extendía desde donde su lengua había tocado mi carne suave, hacia dentro de mí y a través de mis muslos.
Mi cuerpo ardía frío, un hermoso fuego frío, chispeante. Era como si mi cuerpo entero fuera tan sensible como esa pequeña parte de mí. Me sentía… increíble, ya en el borde del clímax con apenas la memoria de su boca en mí y la sensación del veneno que se extendía por mi carne. Mis caderas todavía se movían. Gemía. Recién comenzaba a entender lo que estaba sintiendo.
Edward decía mi nombre, con urgencia. Lo oí decirlo dos veces.
“Bella. Bella.”
“Creo que será más fácil de esta forma, la primera vez, para lograr que la cantidad de veneno que te toque sea mínima. Gravedad…” masculló, sus ojos miraban fijamente mi cuerpo suave sobre él.
Bajó sus manos y apoyé mi cuerpo sobre él, reclinando mis rodillas a los lados de su cabeza. Él me impulsó sobre él con una mano en mi muslo externo, su otra mano apoyada en la otra pierna en mi muslo interno.
Su lengua fría se arrastró a lo largo de mi piel, y él gimió en voz alta contra mí, su cuerpo se convulsionó en el contacto. Grité, empujando mis caderas abajo contra él por un momento antes de retirarme lejos de su cuerpo, arrodillándome otra vez sobre él. Mis ojos se cerraron y mi cabeza cayó hacia atrás en completo éxtasis.
Su boca estaba fría, como una menta fuerte. Pero era más que eso: su tacto hizo que sintiera más de lo que nunca había sentido, él había hecho que yo sintiera como si repentinamente, mis terminaciones nerviosas hubieran crecido exponencialmente, donde su lengua me había tocado. Aún más, la sensación se extendía desde donde su lengua había tocado mi carne suave, hacia dentro de mí y a través de mis muslos.
Mi cuerpo ardía frío, un hermoso fuego frío, chispeante. Era como si mi cuerpo entero fuera tan sensible como esa pequeña parte de mí. Me sentía… increíble, ya en el borde del clímax con apenas la memoria de su boca en mí y la sensación del veneno que se extendía por mi carne. Mis caderas todavía se movían. Gemía. Recién comenzaba a entender lo que estaba sintiendo.
Edward decía mi nombre, con urgencia. Lo oí decirlo dos veces.
“Bella. Bella.”
Sus manos frotaron mis muslos, ansiosos.
Abrí los ojos y lo miré, la sensación desaparecía, mi cuerpo volvía a entrar en órbita.
“Edward. ¡Oh mi dios!”
“¿Bella? ¿Te lastimé?”
Abrí los ojos y lo miré, la sensación desaparecía, mi cuerpo volvía a entrar en órbita.
“Edward. ¡Oh mi dios!”
“¿Bella? ¿Te lastimé?”
Sus ojos mostraban preocupación y comenzaron a relajarse solamente cuando encontraron los míos.
“No.” jadeé.
“No.” jadeé.
Había perdido totalmente mi habilidad de formar palabras. Mi boca
colgaba abierta. Lo miré fijamente, shockeada. Mi cara explotó en una
sonrisa enorme, y exhalé poderosamente, sosteniendo mi respiración.
“No, Edward… Necesito más.”
Puse mis manos en su cara y luego contra mi propio pecho, todavía intentando calmar mi respiración.
Podía sentir sus caderas chocando detrás de mí en respuesta a mis palabras, sus manos apretando mis muslos casi por reflejo.
Él murmuró mi nombre, besando y lamiendo el interior de mis muslos mientras que yo luchaba para recuperar la calma. No estaba seguro cómo iba a sobrevivir esto, si mi corazón iba a literalmente estallar en mi pecho cuando su lengua tocó mi sexo otra vez.
No tenía ni idea de qué pasaba por su cabeza en ese momento. Todo lo que sabía era que yo necesitaba sentir eso otra vez, y ahora.
Sus manos me impulsaron a bajar mi cuerpo otra vez y yo accedí inmediatamente. Su boca estaba abierta y se sentía suave cuando él me envolvió completamente, sus labios fríos rodeaban mi clítoris, su lengua se empujaba contra él, insistente.
Jadeé, sintiéndome incapaz de respirar, pero sabiendo que lo estaba haciendo, aunque rápido y con dificultad otra vez. No había palabras para describir la sensación, mi orgasmo me envolvió inmediatamente, moviendo de un tirón mi columna vertebral al revés, y habría caído si él no hubiera estado sosteniendo mis muslos con un apretón firme. Podía sentir como sus dedos contusionaban mi piel y no me importó.
Le grité a Edward, incoherentemente, diciéndole que acababa, muy fuerte.
Él gimió duramente contra mí, su boca llegaba a ser febril en mí, y lo oí gritar, “mi dios Bella… sí…”. Y entonces mi orgasmo se repitió. Otra vez, el rubor delicioso del frío que cubría mi cuerpo entero, cada pulgada de mi piel, y gemí su nombre, pidiéndole, rogándole que nunca se detuviera, que nunca me dejara ir.
“Nunca, Bella….” Él gimió contra mí.
Siempre que pensaba que un nuevo orgasmo había comenzado, me daba cuenta de que nunca había parado, mis caderas se deslizaban sobre Edward, su boca constantemente en mí, lamiendo mi carne, su lengua empujando dentro de mí. Nuestros movimientos eran una sinfonía, alineada perfectamente.
Edward gimió en mí repetidamente. No podía mirarlo, no podía hacer que mi cabeza cualquier cosa que no fuera arquearse hacia atrás, mi cuerpo se había congelado sobre él, trabado en un solo clímax, hermoso, interminable.
Mi piel se sentía como cubierta de pequeños copos de nieve, pero mi sexo quemaba contra la boca de Edward. Sabía que él movía su boca, yo sentía la presión dentro de mí, dos, tres de sus dedos empujaban dentro de mí mientras que su lengua los acompañaba. Pero estas acciones eran solamente ideas dentro de mi cabeza. No podía establecer claramente sus movimientos exactos más de lo que habría podido señalar al norte o aún poder decir mí nombre si me lo estuvieran preguntando.
Sentí mi brazo dirigirse detrás de mí, para tomar su miembro duro en mi mano y apretarlo. Me oí lloriquear, mi necesidad de él estallaba con ese contacto.
Todo se puso negro.
*****
Oí solamente el sonido de mi propio latido del corazón que competía con, mi respiración desigual en mi pecho. Mis brazos y piernas se sentían pesados como plomo.
“Bella.” La voz de Edward sonaba lejana.
“Bella.” Más cerca.
“Bella.” Justo sobre mí. Abrí los ojos, y centellearon, intentando adivinar su silueta en el cuarto oscuro.
Edward exhaló y sonrió mirándome.
“¿Qué pasó?” Pregunté deslumbrada, sintiendo mi cuerpo total y deliciosamente pesado.
Una risa se formó repentinamente en mi pecho, el momento destellaba en mi cabeza mientras que entendía que literalmente, me había desmallado mientras que Edward me daba sexo oral.
“Me diste un susto de muerte cuando te caíste hacia atrás. Pero luego me di cuenta que habías estado hiperventilando.”
Podía sentir sus caderas chocando detrás de mí en respuesta a mis palabras, sus manos apretando mis muslos casi por reflejo.
Él murmuró mi nombre, besando y lamiendo el interior de mis muslos mientras que yo luchaba para recuperar la calma. No estaba seguro cómo iba a sobrevivir esto, si mi corazón iba a literalmente estallar en mi pecho cuando su lengua tocó mi sexo otra vez.
No tenía ni idea de qué pasaba por su cabeza en ese momento. Todo lo que sabía era que yo necesitaba sentir eso otra vez, y ahora.
Sus manos me impulsaron a bajar mi cuerpo otra vez y yo accedí inmediatamente. Su boca estaba abierta y se sentía suave cuando él me envolvió completamente, sus labios fríos rodeaban mi clítoris, su lengua se empujaba contra él, insistente.
Jadeé, sintiéndome incapaz de respirar, pero sabiendo que lo estaba haciendo, aunque rápido y con dificultad otra vez. No había palabras para describir la sensación, mi orgasmo me envolvió inmediatamente, moviendo de un tirón mi columna vertebral al revés, y habría caído si él no hubiera estado sosteniendo mis muslos con un apretón firme. Podía sentir como sus dedos contusionaban mi piel y no me importó.
Le grité a Edward, incoherentemente, diciéndole que acababa, muy fuerte.
Él gimió duramente contra mí, su boca llegaba a ser febril en mí, y lo oí gritar, “mi dios Bella… sí…”. Y entonces mi orgasmo se repitió. Otra vez, el rubor delicioso del frío que cubría mi cuerpo entero, cada pulgada de mi piel, y gemí su nombre, pidiéndole, rogándole que nunca se detuviera, que nunca me dejara ir.
“Nunca, Bella….” Él gimió contra mí.
Siempre que pensaba que un nuevo orgasmo había comenzado, me daba cuenta de que nunca había parado, mis caderas se deslizaban sobre Edward, su boca constantemente en mí, lamiendo mi carne, su lengua empujando dentro de mí. Nuestros movimientos eran una sinfonía, alineada perfectamente.
Edward gimió en mí repetidamente. No podía mirarlo, no podía hacer que mi cabeza cualquier cosa que no fuera arquearse hacia atrás, mi cuerpo se había congelado sobre él, trabado en un solo clímax, hermoso, interminable.
Mi piel se sentía como cubierta de pequeños copos de nieve, pero mi sexo quemaba contra la boca de Edward. Sabía que él movía su boca, yo sentía la presión dentro de mí, dos, tres de sus dedos empujaban dentro de mí mientras que su lengua los acompañaba. Pero estas acciones eran solamente ideas dentro de mi cabeza. No podía establecer claramente sus movimientos exactos más de lo que habría podido señalar al norte o aún poder decir mí nombre si me lo estuvieran preguntando.
Sentí mi brazo dirigirse detrás de mí, para tomar su miembro duro en mi mano y apretarlo. Me oí lloriquear, mi necesidad de él estallaba con ese contacto.
Todo se puso negro.
*****
Oí solamente el sonido de mi propio latido del corazón que competía con, mi respiración desigual en mi pecho. Mis brazos y piernas se sentían pesados como plomo.
“Bella.” La voz de Edward sonaba lejana.
“Bella.” Más cerca.
“Bella.” Justo sobre mí. Abrí los ojos, y centellearon, intentando adivinar su silueta en el cuarto oscuro.
Edward exhaló y sonrió mirándome.
“¿Qué pasó?” Pregunté deslumbrada, sintiendo mi cuerpo total y deliciosamente pesado.
Una risa se formó repentinamente en mi pecho, el momento destellaba en mi cabeza mientras que entendía que literalmente, me había desmallado mientras que Edward me daba sexo oral.
“Me diste un susto de muerte cuando te caíste hacia atrás. Pero luego me di cuenta que habías estado hiperventilando.”
Acarició ligeramente mi cara, y noté que él no podía parar de sonreír.
“Soy muy bueno” se rió, y su risa sonó profunda y felíz.
“No podés esperar para contarle a Emmett sobre esto, ¿verdad?”
Pregunté, riendo, y poniendo mi cara entre mis manos para calmarme.
Su cabeza bajó contra la almohada a mi lado, su risa hermosa hacía eco en las paredes.
“No hay chance. La imagen de ti sobre mí…” suspiró, “es solamente para mí, para recordarla a cada segundo de cada día.”
Sus palabras hicieron que me ruborizara de deseo.
“Vamos a tener que trabajar para mantener mi respiración bajo control. Esto, puedo necesitar que me lo hagas por días.” Dije sedosa, estirando mi cuerpo al lado de él y arrastrándome encima suyo.
“Te voy a estar rogando para hacerlo,” me contestó, y su voz se volvió repentinamente seria, sus ojos eran fuego.
“Bella, no puedo encontrar palabras para describir cómo se siente tenerte contra mis labios.”
Lo miré, sonriendo, mi cuerpo todavía se sentía como una piscina brillante de agua fresca.
“Dime que esa sensación no se irá. Nunca me transformare en vampiro si esta sensación se va.” Le dije medio en broma y también un poco enserio.
“Soy muy bueno” se rió, y su risa sonó profunda y felíz.
“No podés esperar para contarle a Emmett sobre esto, ¿verdad?”
Pregunté, riendo, y poniendo mi cara entre mis manos para calmarme.
Su cabeza bajó contra la almohada a mi lado, su risa hermosa hacía eco en las paredes.
“No hay chance. La imagen de ti sobre mí…” suspiró, “es solamente para mí, para recordarla a cada segundo de cada día.”
Sus palabras hicieron que me ruborizara de deseo.
“Vamos a tener que trabajar para mantener mi respiración bajo control. Esto, puedo necesitar que me lo hagas por días.” Dije sedosa, estirando mi cuerpo al lado de él y arrastrándome encima suyo.
“Te voy a estar rogando para hacerlo,” me contestó, y su voz se volvió repentinamente seria, sus ojos eran fuego.
“Bella, no puedo encontrar palabras para describir cómo se siente tenerte contra mis labios.”
Lo miré, sonriendo, mi cuerpo todavía se sentía como una piscina brillante de agua fresca.
“Dime que esa sensación no se irá. Nunca me transformare en vampiro si esta sensación se va.” Le dije medio en broma y también un poco enserio.
Capítulo 8 - La Versión de Edward
Me
incliné sobre el pecho de Edward; sus piernas se estiraron junto a las
mías en el sofá, sus brazos se envolvieron alrededor de mis hombros.
Chopin sonaba suavemente en el cuarto y un tazón de uvas estaba
depositado en mi regazo; yo comía de ellas perezosamente. Las manos de
Edward jugaban tocando la música en mis brazos. Era un momento íntimo,
después de una noche inolvidable.
Sentí a Edward reír detrás de mí silenciosamente, su cabeza se dobló para pasear sus labios a lo largo de mi mentón.
“¿Cuánto tiempo más?” Pregunté, con una sonrisa clara en mi voz, fallando en mi intento de sonar molesta.
“Eternamente”, él se rió entre dientes.
“Nunca dejaré de gozar de estos recuerdos.”
Sus brazos se apretaron alrededor de mí, sus labios acariciaron mi oído.
Habíamos intentado otra vez la noche anterior. Yo había sido insaciable, necesitando su boca en mí constantemente. Él no requirió convencimiento, solo había murmurado contra mi oído que estaba bastante seguro que yo tendría la misma reacción. Tenía razón. Hiperventilé y caí desplomada. Otra vez.
Él
me había cantado luego mi nana, su risa ocasionalmente interrumpía la
melodía, y cada vez que lo hacía yo gemía, avergonzada. Y cada vez él me
agradeció por la imagen que lo salvaría en tiempos de oscuridad,
y entonces yo me disolvía en risas. Caí dormida en sus brazos,
despertando con su olor delicioso, su sonrisa delirante. Él no podía
contener su dicha. Él no lograba mantener sus labios apartados de mí.
Era adorable.
Me levanté para alcanzar su mano. “Vayamos a caminar.”
Edward fingió shock. “¿Salir… de la casa?”
Reí nerviosamente. “Sí. Afuera. Aire fresco. Nada de sexo. No estoy segura que mi ego pueda realmente resistir más apagones.”
Él gruñó en mi oído y me tomó de la cintura. “Tu nunca me negarías sexo, ¿verdad mi Bella?”
Me incliné hacia él, besando su mejilla.
“Nunca, mi amor.”
Nuestros
labios se encontraron en un beso tierno, sus ojos se perdieron en los
míos. Nunca había visto a Edward cerrar los ojos cuando me tocaba.
*****
Caminamos
a lo largo de la playa, salpicándonos con agua. Edward se veía
delicioso en su traje de baño azul profundo, su pelo desordenado y
hermoso. Él me alzó y salió corriendo, el aire azotaba atrás nuestro,
mis piernas envueltas alrededor de su cintura. Podía asegurar que él
amaba correr. Cuando él me bajo a la arena sonreía y me beso
profundamente.
“Estoy
más que felíz.” Dijo simplemente, sus manos acariciaban la parte baja
de mi cola, jugando con sus dedos en el borde de mi bikini. Cerré los
ojos ante sus palabras, sintiendo la brisa contra mi cara, deseando
poder detener el tiempo en ese instante.
Miraba
alrededor nuestro. Habíamos recorrido varias yardas hasta un área
boscosa de la playa. A continuación se podía ver un claro grande, y un
ciervo que pastaba.
“¿Cuán grande es esta isla?” Pregunté a Edward.
“Realmente no te he dejado salir mucho de la casa, ¿verdad?”
Puso cara de culpa y se rió.
“Tiene unas cuantas hectáreas. Hay una cabaña en el otro extremo.”
Él señaló en una dirección remarcando sus palabras.
“Es un poco más rústica, pero Esme tiene planes para reciclarla, para cuando estemos todos aquí juntos alguna vez.”
“¿Cuántas
veces vienen ustedes aquí?” Pregunté, esperando que nosotros pudiéramos
volver a menudo. Habíamos estado en la isla por casi una semana. Y ya
la sentía como nuestro hogar, como si ella perteneciera a nosotros.
“Un par de veces al año, como mucho.” Él me miro, con expresión tierna.
“Me
imagino que en el futuro vendremos más a menudo. Ahora ocupa un lugar
levemente más sentimental en mi corazón.” Sonrió suavemente al ver el
alivio en mi cara.
“¿Qué
cazas aquí?” Pregunté, mirando alrededor, preguntándome si habría algún
otro animal además de ciervos. Incluso no estaba segura de cómo había
llegado ese hasta aquí.
Él leyó mi expresión.
“No
había mucho aquí antes de que Carlisle comprara la isla. Pájaros,
serpientes, insectos. Carlisle la convirtió un poquito en reserva
natural. Él reintrodujo lobos y ciervos nativos y algunos roedores
sudamericanos a la isla. Cazamos lobos y ciervos. Cualquier población
que necesite decrecer, esa es la que cazamos.” Él me miraba y anticipó
mi pregunta.
“Sólo estoy cazando lobos en este viaje. Hay demasiados en este momento.”
Me
quedé pensando en esto, en la simplicidad de la solución. Tenían una
existencia tan organizada, una vida tan estructurada. Podría decirse en
gran medida que se sentirían solos y aislados, pero habían hecho lo que
podían para crearse un mundo. Un mundo cómodo, para sí mismos.
Edward me miraba, su cara se veía frustrada como cuando él deseaba poder leer mis pensamientos.
“Bella, ¿estás asustada?”
Lo
miré, sorprendido. “Para nada. Todo lo contrario realmente. Sólo me…
impresiona el nivel de detalle con que ustedes construyeron un mundo
para ustedes mismos.”
“Mmmm,”
él suspiró y cabeceó. “Eso es todo gracias a Carlisle y a Esme. El
resto de nosotros estaría perdido sin ellos.” Él miraba alrededor.
“¿Tú piensas en cómo será tu vida después de que te hayas transformado? ¿Qué te gustaría hacer?” Su voz era suave.
“No
tengo ninguna idea de cómo me sentiré, Edward. Tú tienes, lejos, más
experiencia en esa área que yo. Yo solo quiero estar contigo.” Le sonreí
amándolo abiertamente.
“¿Dónde piensas que te gustaría vivir?” Me preguntó.
“Dondequiera que tú y nuestra familia estén.” Contesté.
“¿Tú no tienes ningún pensamiento sobre lo que quisieras hacer, después de que te hayas asentado un poquito?” presionó.
“Bueno, te puedo garantizar que quisiera unas vacaciones de la secundaria.” Reí secamente.
“Quizás con tu experiencia médica y la de Carlisle podríamos hacer algún trabajo humanitario en alguna parte…”
Él
me sonrió, y después se rió. “Espera, ¿ tú necesitas vacaciones de la
secundaria? Bella”, me dijo, haciéndome cosquillas en los costados.
“¿Así que tú crees que no necesitaras a tus consejeras de guerra?”
Me reí. “¿Te refieres a Jessica y Lauren? Um… creo que la respuesta sería… No.” Hizo su sonrisa torcida, y me besó la nariz.
Caminamos
un poquito y nos detuvimos, yo me incliné contra un árbol, sus manos se
apoyaron contra el árbol a los lados de mi cabeza. Él se inclinó y me
besó apasionado, su lengua presionaba contra mis labios, gimiendo
suavemente en mi boca.
Luego
se retiró y me miró, estudiando mi cara. Sabía que él quería
preguntarme algo pero intentaba leer mi expresión primero. Mire sus
ojos, sonriendo, animándolo a preguntar.
“Sobre tu fantasía del vampiro sexy…” me hizo su sonrisa torcida.
Gruñí. “OK, Edward, en serio. Te dije lo que pienso. Te dije porqué lo quiero. Ya basta de tomarme el pelo y de tortura.”
Él se puso serio.
“No
estoy intentando torturarte. Es sólo que estamos en distintos lugares
sobre esto, y es un tema serio. He estado evitando el asunto bastante
tiempo. Es algo que se debe discutir y… planear.” Había una tirantez en
su voz que no podía identificar. Busqué en sus ojos una pista de sus
pensamientos, pero no podía imaginar qué se escondía detrás de sus
palabras.
Asentí, esperando. “Bueno, entonces dime tu versión.”
Él giro la cabeza ausente, sus ojos lanzados de nuevo sobre mí, calibrando mi humor.
“Yo
creo que va a ser muy emocional para mí. Emocional bueno, Bella. Pero
aun así… abrumador. Nunca lo he hecho antes, y eres tú.” Él sonrió
débilmente, ansioso porque yo entendiera.
“Asumí que Carlisle estaría conmigo, en caso de que no pueda parar…”
Di
vuelta su cara hacia la mía. “¿Eso todavía es algo que te preocupa?
Incluso después…” Mire detrás hacia la casa, en donde toda nuestra
pasión había sido liberada, empujando nuestra relación en una nueva
dimensión, comenzando nuestro matrimonio.
“Por supuesto.” Su expresión era dolida.
“Así que entonces, tu quieres volver a Forks y transformarme con Carlisle allí. ¿En su oficina? ¿En el sótano?”
“En el sótano, sí.”
“Guau.” Murmuré. “Nuestras versiones no podrían ser más diferentes, ¿verdad?”
Él dijo algo en voz baja, y después sacudió la cabeza.
“No, Bella. No puedo hacerlo solo.”
Tomé su mano y volvimos a caminar, el silencio envolviéndonos mientras que dejábamos vagar nuestros pensamientos.
“¿Bella? Dime más.” Susurró.
Yo lo mire, insegura de qué quería decir.
“¿Vampiro sexy…?” Sonrió y me reí a pesar de mi misma.
“Ya te lo expliqué.”
Me
encogí de hombros, insegura de si él no me había entendido la otra
noche, o si lo que él quería era saber más sobre mis deseos para poder
encontrar alguna manera de acercar nuestras posibilidades. Él apretó mi
mano, animándome a hablar.
“Puede
sonar naif e idealista, puede ser muy lejano a la realidad. Pero me he
dado a ti en matrimonio, te he entregado mi cuerpo enamorada. Quiero
tener esas cosas alrededor nuestro cuando tú me des… eternidad.” Deseaba
tanto lo que describía que me dolía el pecho.
“¿Y planearíamos esa noche? ¿Hablaríamos de ella de antemano?” Me preguntó, estudiándome.
“No, realmente.” Admití. No tenía nada que perder diciéndole la verdad.
“Estoy
lista en cualquier momento. Tú lo sabes. Parte de ello está en que me
tomes cuando soy totalmente tuya. No cuando estoy pensando en ello,
preguntándome cómo se sentirá… confió en ti, sino no querría hacer
ésto.” Mis palabras se arrastraron apagándose y golpeé una ramita con el
pie en el camino.
Él
exhaló lentamente, su cara miró hacia el cielo. Su piel brilló en el
sol y yo no podía apartar mis ojos de su belleza, su mentón fuerte
apretado con sus pensamientos. Él paró de caminar y tiró de mí hacia él.
Se inclinó y cubrió mi boca con la suya, gimiendo mi nombre, colocando
ambas palmas a los lados de mi cara.
“Suena realmente hermoso, Bella. Lo siento tanto.” Me besó otra vez. “Me duele negarte cualquier cosa.”
Me
apoyé en su pecho, inhalando su olor. La decepción corriendo en el
borde de mi mente, pero más que cualquier otra cosa me sentía aliviada
de que pudiéramos hablar de ésto sin pelear. Liberada por poder hablar
honesta y tranquilamente sobre un tema que había creado alguna vez mucha
tensión.
*****
Nos
dirigimos de nuevo a la casa cuando el sol comenzó a bajar y mis brazos
tenían piel de gallina. Hice una cena ligera y me fui a la cama
temprano. Edward insistió en que durmiera más. No me opuse. Estaba
agotada. Me puse una musculosa de seda y una bikini y me acurruqué bajo
las sabanas. Edward me rodó sobre mi estómago y frotó mi espalda,
aliviando la tensión en mis músculos. Me dormí con el sonido de él
tarareando en mi oído.
*****
Desperté
con la sensación de dedos que tocaban mi entrepierna, moviéndose
lentamente. No era la sensación de los dedos en sí, sino la temperatura
de estos dedos, lo que me hizo despertar sobresaltada.
Estaba
oscuro como boca de lobo en el cuarto y mis ojos tardaron un momento en
adaptarse. Me di cuenta de que mi mano estaba por debajo mi ropa
interior, tocando mi cuerpo muy mojado, mis rodillas levantadas y
abiertas. Miré para arriba y vi a Edward, desnudo, arrodillándose entre
mis piernas, su cuerpo duro contra mi muslo.
“No pares por favor, Bella.” Su tono era desesperado.
“Ven
a mí,”le dije, pero él sacudió su cabeza y bajó mi bikini lentamente,
inhalando profundamente. Él puso mi mano otra vez en mi cuerpo.
“Por favor, no pares.” Él repitió, tocándose con su mano, frotándose ligera y lentamente.
Era
una de las cosas más eróticas que había visto nunca, su cuerpo sobre el
mío, su mano agarrando su miembro duro, sus ojos mirándome. Gemí y
froté mi cuerpo lentamente, todavía sintiéndome pesada y sensual por el
sueño. No podía quitar mis ojos de él que movía su mano sobre su carne
dura, su antebrazo fuerte se doblaba con el movimiento. La vista de sus
músculos del brazo que se movían por debajo su piel me hizo gritar. Su
mano se movió más rápidamente, sus ojos fijos en mi mano.
“¿Es así cómo te tocas cuando piensas en mí?” me preguntó quedo.
Moví una mano a mi pecho y apreté mi pezón, asintiendo, con la boca abierta. Lloriqueé levemente.
“¿Qué piensas cuando lo haces? ¿Qué es lo que yo te hago?” Su voz era apenas un susurro, sus palabras apenas controladas.
“Tus manos me están tocando.” Introduje un dedo, y después otro dentro de mi sexo mojado y gemí su nombre.
“Tus
dedos están dentro de mí, Edward.” Estaba sin aliento, mi mano se movía
más rápidamente, mi otra mano pellizcaba mi pezón endurecido.
“Sí.
Mierda, Bella.” Él gimió, su mano se movía más rápidamente sobre su
cuerpo, su otra mano frotaba ligeramente mi muslo externo.
“Amo tocarte, Bella. Tu dulce cuerpo es tan suave, tan húmedo para mí.”
“¿En
qué piensas, bebé?” Le pregunté, mi respiración salió entrecortada de
mi cuerpo que dolía por él. Podía sentir mi clímax cercano, pero quise
contenerme mientras podía, para saborear la imagen de él sobre mí.
“Tu
boca suave en mí, lamiéndome, tragándome. Tus ojos mirándome mientras
me chupas…” gimió, su mano bombeaba más rápidamente, sus caderas se
movían con su mano. Estaba cerca pero me contenía mientras podía,
queriendo verlo acabar antes que yo.
“Después te inclino sobre el sofá y empujo dentro de tu pequeño cuerpo apretado, haciendo que gimas diciendo mi nombre…”
“Quiero verte acabar…” Jadeé. “Por favor Edward, acaba para mí.”
Él
gimió y se frotó más rápidamente, su mano libre empujó mi rodilla a un
costado, separando mi cuerpo para él, sus ojos estaban oscuros por el
éxtasis.
“Bella,
eres tan hermosa. Tu cuerpo es tan hermoso. Mírate… he querido verte
haciendo esto durante tanto tiempo…” sus ojos quemaban sobre mi piel, su
mano se movía fuerte contra su miembro.
“Por
favor Edward, acaba para mí,… quiero mirarte por favor…” Le pedí,
empujando mis caderas de la cama contra mi mano, arqueando mi espalda,
frotando mi palma duramente contra mi cuerpo.
“¿Quieres
verme, Bella? ¿Ahora?” Asentí, mi respiración se cortó en mi garganta.
Él gritó, moviéndose mas rápido, su cuerpo se sacudía sobre mí. Él acabo
duramente sobre mí, derramándose sobre mi estómago y mis pechos, sus
ojos atrapados en los míos durante su clímax. La sensación de su
estallido, del líquido frio sobre mi cuerpo me bastó, mi orgasmo cayó
sobre mí sin demora, mis caderas empujaban contra la cama, mi cabeza
cayó nuevamente sobre la almohada.
Edward
inmovilizó mis manos sobre mi cabeza y empujo dentro de mí,
inmediatamente erecto otra vez, gimiendo mi nombre, lamiendo mi cuello,
empujando en mí. Grité a medida que mi orgasmo continuó, mis manos
deliciosamente inmovilizadas, el cuerpo frío y duro de Edward bombeaba
contra el mío.
Él
levantó mi pierna y la puso sobre su hombro, moviéndose profundamente
en mí, su miembro se frotaba contra mi clítoris. Sus ojos se centraron
en mis labios, sus gruñidos se escuchaban bajos con cada estocada. Sabía
que estaba cerca otra vez y él susurró en mi oído, empujándome más
cerca del clímax.
“Estas
tan apretada para mí, Bella. Dios te sientes tan apretada alrededor
mío. Nunca tendré suficiente de ti; Nunca dejare de hacerte el amor, mi
Bella…”
Me
perdí en la sensación de él contra mí, su hermoso cuerpo pálido que se
movía sobre mí en el claro de luna. Puse mis manos en su cara; su lengua
lamió mis dedos, chupándolos cuidadosamente en su boca. Él giró su cara
de nuevo para mirarme, mis ojos miraban fijamente su boca magnífica
susurrando mi nombre. El clímax me sumió completamente, sacándome un
grito largo a medida que acababa fuertemente contra él, gritaba mi amor
por mi marido, mi Edward.
Él
se detuvo y me besó profundamente, bajando mi pierna de su hombro y
envolviendo ambas alrededor de su cintura. Se movió en mí lentamente,
calmando mi cuerpo con el suyo. Sus ojos se encontraron con los míos,
nuestra respiración era el único sonido en el cuarto. Su cabeza bajó a
mi hombro, sus brazos soportaban su peso fuera de mí. Me dormí con
nuestros cuerpos unidos, su piel fresca sobre la mía en la noche
calurosa.
Capítulo 9 - Bonus: CPE-Contado Por Edward de Cap.6-7
“No tenemos que decidir esta noche.” susurró Bella y besó mi mejilla.
“Ven conmigo.”
*****
Ella me llevó a través de la sala de estar hacia la playa.
Mi
mente carburaba todo el tiempo. Sabía que el vino le había bajado la
guardia permitiendo que ella se animara a preguntarme acerca de su
transformación. No imaginé cuánto me sacudiría. Aunque había aceptado su
inevitabilidad, y había comprendido que ella quería esto tanto como yo,
me sorprendió mucho oírla decir cómo quería ella que sucediera.
Aunque no sé porqué me sorprendí.
Nuestra relación había cambiado totalmente una vez que hicimos el amor;
todas nuestras otras fantasías habían sido totalmente compatibles. No
debería haber esperado que ésta fuera diferente. Acababa de comprender
que no podía dejarla saber lo que yo sentía sobre este tema. Sentí una
punzada de culpabilidad por mentirle a Bella. Si ella supiera cuánto me
habían afectado sus palabras, sabría que podía persuadirme
eventualmente. Aún con todo lo que yo lo deseaba, aún con todas las
veces que yo había soñado exactamente con lo que ella describió, sabía
que sería mejor tener cerca a Carlisle, tener la seguridad de la casa
alrededor de nosotros, la ayuda de mi familia. Yo no la pondría en
riesgo.
Pestañeé
varias veces para despejar mis pensamientos. Bella estiraba la manta
sobre la arena ante nosotros, el viento soplaba su pelo alrededor de sus
hombros, su olor flotando hacia mí, envolviéndome. Inhalé
profundamente, perdiéndome fácilmente en ella. Ella giró hacia mí y
sonrió, un rubor rosado coloreaba sus mejillas, su mano vaciló en el
dobladillo de musculosa, mirando mi cara. El verde de ropa me había
hecho sentir mareado; complementaba perfectamente la oscuridad de sus
ojos y su pelo, su piel cremosa luminiscente contra la tela suave. Ella
levantó sus manos lentamente, sacando la musculosa por sobre su cabeza.
Podía oír el latido de su corazón acelerarse de entusiasmo, su
respiración baja y entrecortada en su pecho. Su estómago plano se rebeló
primero seguido por sus senos, redondos y hermosos, derramándose debajo
de un corpiño blanco de satén. Ella bajó su falda, sacudiendo su cuerpo
levemente mientras que la bajaba por sus caderas suaves, delgadas. Su
cuerpo tarareó en el aire de la noche. Ella se sacó la ropa
agraciadamente, realmente, tan maravillosamente, su postura luchando por
ser confiada y no tímida ante mi mirada. Le sonreí, sobrecogido por
ella. Los movimientos de Bella tenían su propia canción, su propio
ritmo. Ella se paró delante de mí en su ropa interior: vulnerable,
hermosa. Mía.
Mi
cuerpo se endureció contra mis pantalones e inhalé profundamente otra
vez para calibrar la reacción de su cuerpo a su propio desnudo. Podía
olerla, probarla en el aire. Su excitación olía diferente que su piel;
todavía floral, fresas, pero con algo más profundo, lujurioso. Quizá
almendras. Quizá algo del
océano. No podría establecer claramente el aroma suave y lujurioso. Los
componentes exactos me eludieron. Pasé horas el último par de noches
mirando el sueño de Bella, pensando en cómo olía ella cuando le hice el amor. Su olor cuando se excitaba, el gusto de ella en el aire, me distrajo.
Mi
cuerpo dolía por ella. Alcé mis brazos hacia ella y ella caminó hacia
mí, alzándose para besarme los labios. Su boca llena, hermosa, se sentía
caliente en la mía, el vino en sus labios enmascaraba apenas su sabor
delicioso; fresas, flores, Bella. Mis manos bajaron para reclinarse
sobre la curva de su cola, detectando la tensión de su cuerpo en la
parte baja de su espalda. Ella necesitaba más sueño. No la estaba
dejando descansar lo suficiente.
Su
corazón martillaba en su pecho, un latido nervioso, no diferente de la
primera noche que hicimos el amor. Ella estaba emocionada, pero nerviosa
sobre algo. Conocía todos los latidos del corazón de Bella. Podía leer
sus latidos del corazón sin siquiera pensarlo.
Ella
levantó mi camisa sobre mi cabeza y se inclinó para pasar ligeramente
sus dientes contra mi tetilla. La sensación de su respiración caliente,
sus dientes, realmente, sus dientes suaves, mordisqueando mi piel, me
encendieron. Dejé escapar un quejido de mis labios, un verdadero alivio;
en la presencia de Bella tengo que trabajar constantemente para no
gemir ruidosamente. La mayor parte del tiempo lo hago demasiado bajo
para que ella oiga, pero son casi continuos cuando ella está cerca de
mí, tocándome. Ella me mordió más fuerte, preguntándome cómo se sentía.
Intenté
explicarle exactamente cómo se siente cuando ella me toca de esa
manera, sabiendo de antemano, que encontrar la descripción correcta, era
totalmente en vano. Sabía que una vez que ella se hubiera transformado
lo entendería. Todo lo sentiría diferente, más fuerte, y más intenso, a
un grado que era imposible de explicar. Sentía el tirón familiar en mi
estómago de la necesidad de transformarla, la necesidad de que ella
pueda entender lo que provoca en mí. La necesidad de que ella entienda
cuanto la amo, cuanto la adoro.
Bella
arrastró sus manos abajo de mi pecho, sus pequeños dedos calientes que
cavaban en mi piel dura. Sentí mi cuerpo pulsando por ella, necesitando
que me envuelva, de alguna manera, como ella quisiera.
“Por favor tómame”, le dije, demasiado bajo para que ella pudiera escucharme.
“Necesito estar dentro de ti”.
Entendí
a donde se dirigía cuando ella se deslizó debajo de mi cuerpo
agachándose delante de mí. La miré desabrochar mis pantalones, mis ojos
se congelaron en la imagen de ella. Bella se veía sublime delante de mí,
su pequeña silueta en la arena delante de mí, necesitándome. Estrangulé
un sollozo; la visión de ella arrodillada frente a me pareció mal,
como incorrecto, pero yo me congelé, queriendo tanto lo que ella me
ofrecía que la necesidad me hizo doler el pecho. Ella se inclinó hacia
adelante y puso su boca contra mis bóxers y sopló una bocanada caliente
sobre mí. El aire caliente se envolvió alrededor de mi cuerpo,
delicioso, su aroma intoxicante. Podía oír el palpitar de su pulso, yo
podía oler su excitación edificarse. Ella bajó mis bóxers y me miró. Mi
cuerpo se estremeció con sus ojos oscuros, consumidos por la lujuria,
mirándome expectantes, pidiéndome permiso, preguntándome si podía poner
su boca en mí. Asentí, incapaz de formar las palabras.
Su
lengua se deslizó a lo largo de mí, caliente, mojada. Era todo lo que
podía hacer para no estallar, mi mano apretándose a mi lado para impedir
que mis caderas se movieran contra su boca suave. Sus pequeñas manos
envueltas alrededor de mi base, y yo la oí inhalar profundamente. Gemí
su nombre, mi mano que tocando suavemente su pelo. Ella miró mis caderas
y jadeó, viendo algo que la encendió. Su boca se zambulló sobre mi
longitud, succionando deliciosamente: caliente, suave, mi esposa.
Podía
apenas contenerme; Desee perderme en la sensación pero no quise mover
un músculo. Podía gimotear solamente su nombre repetidamente.
Sus
labios carnosos envueltos alrededor de mí, su boca me tomó por
completo, su lengua se arremolinó alrededor de mí; mi cuerpo palpitó
dentro de ella. Cada coletazo de su lengua suave enviaba ondas de choque
abajo de mis piernas, haciendo que temblaran, calientes. Sentía
edificarse en mí la sensación cálida que se movía cada vez más cerca de
mi ingle, el éxtasis casi insoportable.
“Tan suave, Oh Dios Bella, tu boca es tan suave…” murmuré demasiado bajo para que ella oiga.
Mi
piel ardía, un pulso caliente creciendo dentro de mí cuando la vi
moviéndose, devorándome, su boca vibraba contra mí cuando ella gimió,
tomándome profundamente dentro de ella. Sus manos suaves exprimieron y
amasaron mi base y sentí el inicio de mi clímax.
“Oh dios oh…” Me oí gemir y sabía que tenía que advertirle.
Tan
suavemente como me fue posible toqué su cabeza para frenar sus
movimientos mientras que estallé en ella, mi orgasmo pulsando en su
boca, gritando su nombre. Ella mantuvo su boca en mí, compasiva, voraz,
su boca me traía lentamente de mi clímax.
La
sensación de este amor inmenso me alcanzó y la levanté hasta mí,
besándola violentamente, deseando que hubiera un lenguaje que pudiera
transmitir mi completa y loca adoración.
“Bella…” Respiré, sabiendo que las palabras no llegaban ni de lejos a describir lo que ella acaba de hacer por mí, “Bella… esa fue la sola cosa más sensual que yo haya visto jamás.”
“Edward, eso fue Increíble.” Su respiración era caliente contra mi pecho; Podía olerme en sus labios y quise devorarla.
“¿A
ti te gusto… hacer eso?” Pregunté, sabiendo la respuesta, pero
necesitando tocar su piel suave, la piel que había llegado a conocer, a
leer perfectamente. Empujé mi mano en su bikini, la tela mojada, su
cuerpo suave se empujaba contra mi mano. Tomaba su pulso contra mi
palma, sabiendo ella estaba excitada al punto que ella acabaría
rápidamente y muy fuerte. Su cuerpo me cantó. Gemí, necesitándola otra
vez y en ese instante, mi mano frotaba ligeramente sus hermosos pliegues
húmedos.
La sorprendió que estuviera excitado otra vez.
“Vampiro.” Dije simplemente.
Su voz era suave contra mi cuello cuando ella me pidió que la penetrara desde atrás.
Mi
mente voló de nuevo a la noche que la tomé tan poderosamente, la noche
que había pasado tantas horas recordando y analizando. Sabía ella quería
que pudiéramos complacernos el uno al otro. Sabía ahora que podía leer
las señales de su cuerpo mejor de lo que podía leer cualquier mente, que
su cuerpo me decía cuando había empujado lo suficientemente fuerte, lo
suficientemente profundo, cuando la había tocado con la suficiente
fuerza. Gruñí contra sus labios, susurrando su nombre, mirando su cara
exquisita. Sabía que había sido un salvaje la otra noche. Hice muecas
recordando como la había excitado, y se lo había dicho. Mi hermosa, sensual Bella.
Ella
giró y se quitó su corpiño, luego dobló solamente la cintura, para
quitarse la bikini, bajándola por sus piernas, empujando deliciosamente
su cola hacia mí.
Una
oleada de su olor vino estrellándose hacia mí y tragué, estabilizando
mi reacción. Me pegué detrás de ella, frotándome contra su piel suave y
ella nos bajó a la arena, apoyándose en sus rodillas delante de mí. Me
presioné contra ella y podía sentir el pulso en su entrada. Su corazón
latía con necesidad; ella me quería dentro de ella. Esperé que me
indicara que la penetrara. Ella se sostuvo contra mí, su cuerpo mojado
se empujaba sobre mí, exprimiendo mi carne dura. Gemí y me empujé dentro
de ella, su carne se estiro para recibirme, y mi cuerpo se acomodó en
el ángulo exacto para tocarla donde sabía que ella era más sensible,
donde sabía que su cuerpo reaccionaría, contrayendo sus músculos
alrededor de mí, sentí el flujo de sangre al frente de su cuerpo, un
hipo en su ritmo cardíaco. Presioné contra ese punto, escuchando su
magnífico gemido, su corazón acelerado; necesité consumirla.
Necesité
iniciar la fantasía, necesitaba ver cómo Bella se tocaba cuando pensaba
en mí. Llevé su mano hacia su carne mojada y sostuve la mía sobre la de
ella cuando se tocó ligeramente, primero lentamente, y luego
febrilmente, gimiendo mi nombre, arqueándose hacia atrás contra mí, en
un movimiento primal.
“Dios Bella, eres tan sexy. Mírate… he querido verte haciendo esto durante tanto tiempo…” Gemí en su oído, lamiéndolo desde detrás de ella.
La
vista de su brazo que se movía contra su cuerpo me distrajo. Así sus
caderas y empujé en ella, apenas al punto que sentía a su cuerpo empujar
contra mí, no más.
“Puedo ver tu brazo moverse, puedo sentir tu mano…” Murmuré. “Oh dios Bella eres tan hermosa…”
Su
cuerpo se apretaba contra mi dureza, sus paredes pulsan alrededor de
mí, exprimiéndome. Acabé fuertemente en ella, gritando su nombre,
nuestras voces se mezclaban en la noche. Retardé mis movimientos para
estabilizarnos, sintiendo su cuerpo contra mí mientras que bajaba. Salí
de ella lentamente y ella rodó para yacer delante de mí, sus rodillas
dobladas, sus manos dobladas a través de su estómago, su pecho
moviéndose con su respiración.
Me
incliné contra mis talones, mirándola respirar, escuchando el latido de
su corazón que rompió mi corazón, el latido que me dijo que ella era
más feliz de lo que podía articular, pero que la aterraba amarme tanto…
que la abrumaba algunas veces. Sobretodo todavía le preocupaba que yo
pudiera dejarla otra vez. Un latido pesado, duro y profundo dentro de su
pecho.
Las
lágrimas llenaron sus ojos y corrieron por sus pómulos mientras ella me
miraba, su cuerpo se sacudía por la necesidad de seguridad. Yo sólo
podía mirarla maravillado, amándola más allá de las palabras, más allá
de la cordura. Sentí un sollozo seco elevarse en mi garganta y me
incliné hacia abajo, separando las piernas de Bella para yacer sobre
ella, cubriendo su boca con la mía, susurrándole mi necesidad, mi amor,
mi dedicación completa.
*****
Volví
mucho más tarde de cazar para encontrar que Bella dormía acurrucada en
las sabanas. Envolví mis brazos alrededor de ella y le conté otra vez la
historia de cómo me enamoré de ella. Le dije cómo me sentía cuando
estaba cerca de ella, cómo su cuerpo se sentía debajo del mío cuando
hacíamos el amor. Le dije cómo me pesaba haberla dejado y cómo
trabajaría para ganarme su perdón cada día de nuestra vida. Le dije
cuanto sentía no poder darle una familia. Le conté sobre mi cacería. Le
dije todo… como hacía cada noche.
Ella
gimió en su sueño y se dio vuelta hacia mí, envolviendo sus brazos
alrededor mío. La besé suavemente, y contra mi mejor juicio toqué su
cara, su pelo, sus hermosos labios. Ella se revolvió y la impulsé a
volver a dormir. Me maldije por interrumpir su sueño otra vez. Su cuerpo
respondió a mi voz con una acometida de calor entre sus piernas, su
olor hermoso se intensificaba, mi lengua probándola en el aire.
“Debería haber mantenido mi boca cerrada, aparentemente.” Me reí entre dientes contra su cuello caliente.
Ella
tiró de mí encima de ella, arrancando mi camisa antes de que yo me
corriera al borde de la cama para desnudarme. Volví y tiré de las
sábanas. Bella estaba vestida con un negligé rojo, minúsculo que
contenía sus pechos perfectamente y envolvía su cuerpo apenas hasta el
comienzo de sus muslos. Podía ver a través de la tela su piel desnuda
debajo.
Jadeé, “Bella.”
Mis
manos vagaron sobre su cuerpo lentamente, me enfoqué en la sensación de
ella debajo de mis dedos, mis ojos adorando sus curvas. Mi mente
ocupada con todos los detalles de su respuesta, su ritmo cardíaco, su
pulso, el movimiento de su sangre que fluía en su piel bajo mi tacto.
Cada respuesta me dijo dónde tocar, cómo tocar, cómo ella necesitaba
sentirme. Noté cómo la suavidad de ella se sentía por debajo de las
yemas de mis dedos, cómo su respiración se ahogo en su garganta cuando
toqué sus pechos. Ella era increíblemente sublime. Ella levantó los
brazos sobre su cabeza, ella quería ser devastada.
Nos
moví de un tirón colocándola a ella encima de mí, tirando de sus
piernas para que se montara a mi cintura a horcajadas, mis rodillas
dobladas detrás de ella. Mi miembro se endureció detrás de ella, pero
mi cuerpo estaba desesperado por probarla. Ella susurró mi nombre,
empujando contra mis piernas, impaciente por acostar su cuerpo mojado
sobre mí. La levanté para arriba por sus caderas y traje su cuerpo
directamente sobre mi cara.
La
sensación de tener su olor tan cerca de mí me intoxicaba y por varios
momentos no pude moverme. Me consumí absolutamente con la imagen de ella
sobre mí, su aroma llenó mi cabeza.
“Bella, necesito esto…” Dije con tono urgente.
Respiré
profundamente, mi cuerpo inhalaba tanto de su olor como podía, sus
muslos cremosos al lado de mi cabeza me hacían marear de lujuria. Su
cuerpo tembló en mis manos. Le expliqué que creía que sería más fácil si
ella estuviera sobre mí, eso significaría que menos veneno tocaría su
carne. Podíamos por lo menos ver si funcionaba de esta manera.
Moví
las manos pero ella empujó su cuerpo sobre mí, arrodillada, montando mi
cara a horcajadas. Su respiración era desigual, su cuerpo se sacudía
con deseo. Puse mis manos en sus muslos, impulsándola hacia mí,
silenciosamente le pedía que pusiera su cuerpo en mi boca. Ella bajó
sobre mí y arrastré mi lengua en su entrada hasta su clítoris,
deteniéndome brevemente allí.
No
había palabras para describir la sensación de su carne suave en mi
boca, el sabor de ella, floral, ligero, y algo más, aún desconocido,
pero erótico, fuerte, en mi lengua. Mis ojos nunca se cerraron, nunca
dejaron su cuerpo, pero la luz estallaba en mi cabeza, mi mundo entero
cambiaba en este momento, por este aroma, y esta mujer. Grité,
deseándola casi al punto del dolor. Las caderas de Bella saltaron sobre
mí y ella levantó su cuerpo alejándose, mis sentidos se estrellaban por
la pérdida de su piel en mis labios.
Ella
gemía, moviéndose, arqueándose hacia atrás. Su respiración era
irregular y rápida. Su cabeza bajó, sus piernas se sacudieron
violentamente contra mi cabeza. Pronuncié su nombre.
Bella miraba abajo hacia mí finalmente y dijo, “Edward, oh mi dios…”
Froté
mis manos en sus muslos, asegurándole que estaba bien, pero
frenéticamente necesitando sentirla otra vez. Estaba desesperado. Le
pregunté si la lastimé.
“No,” dijo ella, sonriendo sin aliento.
“No, Edward… Necesito más.”
Sentí mi cuerpo convulsionarse con sus palabras, sí… sí,
mis caderas empujaban por debajo ella, mis manos asían sus muslos y la
impulsaban abajo sobre mí. Lamí sus muslos, dije su nombre, pidiéndole
que volviera a mí. Me sentía casi delirante. Tiré de sus piernas con más
fuerza de la que habría utilizado de otra manera con ella. La necesité
en mí. Ella bajó su cuerpo fácilmente y la devasté, aspirando su carne
en mí, lamiéndola, besándola, gimiendo contra ella.
Ella gritó inmediatamente, su respiración acelerada.
“Edward, no pares por favor, estoy acabando, oh dios Edward, estoy acabando muy fuerte, no pares por favor…”
La
velocidad de su clímax me volvió loco. Los gritos de ella nunca
terminaban, su latido del corazón era rápido, como nunca lo había oído
antes. Ella casi se cayó al revés, mis dedos cavaban en sus muslos
sosteniéndola contra mi cara. Sabía que la estaba marcando con mis manos
y sabía que a ninguno de los dos nos importaba.
Sentía
su sangre fluyendo dentro de su sexo, su cuerpo inflamado contra mis
labios. Sus caderas oscilaron a tiempo con mi lengua, cuando la ola
después de la ola de su clímax se estrelló sobre ella, saliendo de su
cuerpo que pulsaba y que palpitaba sobre mi boca.
“Mi dios Bella… sí…” Gemí dentro de ella.
Su
cuerpo se sacudió sobre mí. Empujé dos dedos profundamente en ella,
bombeando dentro de ella cuando sus paredes se contrajeron alrededor de
mí. Ella me pidió más, gritó mi nombre, y rogándome que no me detenga.
Nunca quisiera otra sensación más que la de su cuerpo en mis labios, por
siempre.
“Nunca, Bella…” Gemí contra ella repetidamente.
Mis
dedos empujaron en ella, introduciendo un tercero, llenándola. Ella se
arqueó hacia atrás y asió mi miembro duro y áspero, agarrándome
deliciosamente, tirando de mí con su mano.
Un
segundo después ella cayó hacia atrás, saliendo de mí, su respiración
baja y rápida, su pulso acelerado. El terror me pegó: por un segundo
pensé que mi veneno había llegado a su corazón. Pronto me di cuenta que
su corazón se aceleraba porque ella hiperventilaba. Puse mi boca sobre
la suya y empujé oxígeno nuevamente dentro de su pecho. Me corrí hacia
atrás cuando su respiración comenzó nivelarse, mirándola, llamando su
nombre.
Ella abrió los ojos agitada.
“¿Qué sucedió?” pregunto ronca.
Entonces comenzó a reírse, una risa completamente hermosa mientras que comprendía lo que le había sucedido.
“Me diste un susto de muerte cuando te caíste. Pero luego me di cuenta que habías estado hiperventilando.”
Toqué su cara, mi sonrisa era incontrolable. Sentía ganas de cantar.
Reí, “Soy muy bueno.”
La imagen de ella moviéndose sobre mí y desmayándose grabada en mis ojos.
“No puedes esperar para contarle a Emmett sobre esto, ¿verdad?” Me preguntó ella, cubriéndose la cara.
Me
acosté sobre la almohada a su lado, riéndome del momento. No había
forma de que yo compartiera este momento con nadie más Bella.
“No
hay chance. La imagen de ti sobre mí…” mi respiración se cortó en mi
garganta, mi cuerpo se llenó de deseo por ella, “es solamente para mí,
para recordarla a cada segundo de cada día.”
Una acometida de humedad inundó la entrepierna de Bella, haciéndome soltar un gemido suave.
“Vamos a tener que trabajar para mantener mi respiración bajo control. Esto, puedo necesitar que me lo hagas por días.” Dijo ella quedamente y subió encima de mí.
El pensamiento se aceleró en mi mente, necesitándola más de lo que podría decirle o mostrarle.
“Te
voy a estar rogando para hacerlo. Bella, no puedo encontrar palabras
para describir cómo se siente tenerte contra mis labios.”
Sus ojos buscaron los míos, asustada, emocionada, despierta.
“Dime que esa sensación no se irá. Nunca me transformare en vampiro si esta sensación se va.”
Me reí entre dientes, sabiendo la respuesta.
CAPITULO 10 - UN ALIVIO NECESARIO
Me
acosté sobre mi estómago en la suave manta de la sala de estar,
sintiéndola húmeda y salada de nuestro chapuzón la mañana anterior.
Una
brisa caliente entraba por las grandes ventanas, las largas cortinas
blancas flotaban etéreas en el cuarto. Edward se sentó en la amplia
silla blanca, leyendo un diario médico.
“Edward, querido” dije con voz cansina, golpeando mi pie detrás de mí.
“¿Sí, mi sol?” contestó en un murmullo, sin sacar la vista de su lectura.
“¿Sabes lo que creo que tu deberías oír esta noche en la cama?” Hablé suavemente, mi voz un ronroneo.
Su cabeza se levantó inmediatamente, sus ojos ambarinos nadaban en lujuria, dejando su artículo completamente olvidado.
“Por favor, cuéntame.” Su voz era un gruñido bajo.
Eché un vistazo a mi libro y leí, “Yo estoy aquí para lo que tu desees, amo. Soy tu esclava. '”
Mi voz le infundió sensualidad a las palabras, mis caderas se empujaban del piso. Me lamí los labios y meneé las cejas.
Edward gimió, riendo, y volvió su atención de nuevo al libro.
“Tú no vas a decir eso, Bella.”
“¿Por qué no?” Protesté, riendo nerviosamente.
“No
es sexy, Bella. No sé cómo la gente lee Dracula y piensa en sexo. Sé
que esa es la intención, pero es… espeluznante.” Él se rió entre
dientes, mirándome desde la esquina de sus ojos antes de volver la
mirada a su lectura.
“OK, pero tú eres mi vampiro sexy,” le soplé un beso. “Si quieres, podemos invertirlo y tú podrías ser mi esclavo.”
Edward mantuvo los ojos en su libro pero su boca se crispo en una sonrisa. Luego recitó, “Cortaré su cabeza y le llenaré la boca de ajo, y clavaré una estaca a través de su cuerpo”.
“Demostrado. No es sexy, Bella. No es sensual. Solamente espeluznante. ”
Él enmarco su ceja, dejando su mirada sobre las páginas de su diario.
Reí nerviosamente. “Querido,
¿es él desperdicio de unas perfectas cabezas de ajo, o el desperdicio
de unas cuantas perfectas cabezas cortadas lo que te incomoda sobre esa
línea?”
Él
me miro por un largo momento, sus ojos ardían a causa de mi tono
provocador, una sonrisa jugaba en sus labios. Él saltó de la silla,
aterrizando silenciosamente detrás de mí y apoyándose completamente
contra mi cuerpo, su pecho a lo largo de mi espalda. Su cuerpo me apretó
contra el piso. “Eres absolutamente adorable.” Susurró en mi oído.
“Edward,
¿por qué el verme sobre esta manta siempre te excita tanto?” Jadeé
cuando su mano corrió hacia arriba entre mis piernas, a él se le escapo
un quejido cuando sus dedos entraron en contacto con la piel debajo de
mi bikini. Su otra mano acarició el costado de mi seno. Habíamos tenido
una mañana relativamente casta y no habíamos hecho el amor por casi 12
horas. Reí, y después me ruboricé, con la idea de pasar la eternidad de
esta forma.
“Pienso
que es verte a ti, donde sea…” Él se presionó contra mí y después tiró
hacia abajo mi bikini, dando inmediatamente un tirón a sus bóxers hasta
sus rodillas. Sus brazos se deslizaron debajo de mis caderas,
levantándolas del piso levemente. Me empujé para arriba sobre mis
antebrazos, y levanté mi cola en el aire delante de él, haciéndolo caer
de rodillas detrás de mí. “Dios, Bella, eres magnífica…”
Su
mano frotó ligeramente mi cadera mientras que la otra empujó dos dedos
suavemente dentro de mí, probando si estaba lista para él. Luego movió
la mano y colocó su cuerpo en mi entrada, empujando en mí. Él sostuvo mi
cadera inmóvil contra sus movimientos y estiró su otra mano hacia
adelante para frotar mi clítoris. Empujó dentro de mí, y con mi cuerpo
asegurado contra el suyo, me penetró profundamente, el hermoso placer se
ligó con un borde de dolor. Y yo grité.
Hicimos
el amor de esta forma durante mucho tiempo, nuestros quejidos y gritos
llenaban el cuarto. Cuando él acabó, lo hizo fuertemente en mí,
golpeando mi cuerpo completamente sobre mi estómago, mis piernas
separadas mientras que él empujaba dentro de mí, gruñendo suavemente a
ritmo con sus caderas. “Dios, Bella…” susurró.
Me
movió de un tirón rápido sobre mi espalda y tiró mis piernas alrededor
de su cuello enterrando su cara en mí, inhalando. Él dibujó con su
lengua un movimiento largo a lo largo de mi piel suave y después
substituyó su boca con su mano, frotándome ligeramente, su respiración
fresca en mi piel. La sensación de su lengua en mí seguida por la de sus
dedos me trajo al clímax de inmediato. Él había encontrado la forma de
darme sexo oral sin hacerme desvanecer.
Edward
se inclinó y empujó su lengua en mí, rápida y duramente algunas veces,
substituyéndola por sus dedos urgentes, sus quejidos resonaban contra
mis muslos. Mis dedos envueltos en su pelo, mis caderas temblando bajo
sus manos, mi orgasmo continuo, delicioso. Pulsaciones increíbles, pero
no febriles.
Él
murmuró contra mis muslos, besándome, lamiendo mi piel al lado de su
cara mientras que sus dedos me acariciaron. Noté lo bien que él conocía
mi cuerpo, desde la primera noche, era casi como si él pudiera leer mi
mente mientras que hacíamos el amor.
Mi
clímax se volvió más ardiente, más fuerte con la sensación de su veneno
que se desparramaba a lo largo de mis muslos. Los dedos de Edward se
mantuvieron en mí, haciendo mi respiración demasiado rápida.
“Despacio, amor,” susurró. Levantó su cuerpo sobre el mío, besando mi boca, sus dedos seguían frotándome lentamente, calmándome gradualmente.
Podría
probarme en sus labios, y la sensación de sus manos en mí se combinó
con la visión de él entre mis piernas, volviéndome loca. Devoré sus
labios, mis manos enredadas en su pelo áspero.
“Bella…” Murmuró contra mí, casi una pregunta.
“Oh dios Edward, puedo sentir mi sabor en ti… Edward… no puedo saciarme de ti, nunca tendré suficiente…”
Me ahogue contra él, intentando estabilizar mi respiración enloquecida.
Sus labios me besaron el mentón suavemente, su voz sonó calmada en mi
oído.
“Por siempre, Bella, nos tenemos por siempre.”
*****
CPE (Contado Por Edward)
Bella
cayó dormida en mis brazos y me quedé mirando su cara, sus labios que
se movían levemente en su sueño. Pensaba en el email de Alice que recibí
ayer por la noche cuando oí los murmullos de Bella, “por favor Edward. No me dejes otra vez.” Lloriqueó en su sueño y después se quedó en silencio.
Sus
pesadillas habían cesado en gran parte, pero ella lloriqueaba o gritaba
de vez en cuando algo similar a esto en su sueño. Sentí un frío helado
en mi corazón como si se me partiera al medio y la moví más cerca de mí.
Una línea de su libro ridículo se cruzó en mi cabeza, empujándome a la agonía. “Por todas partes, por todas partes. Él me ha abandonado.”
Bella
nunca quiso hablar de nuestra separación, sobre cuando dejé Forks.
Habíamos hablado acerca de eso, referencias de eso, hicimos alusión a
eso, pero nunca lo discutimos.
Sabía
que a ella la desconcertaba lo qué sucedió, y en cierto modo a mi
también. Sabía que había sido más fácil para ella creer que yo no la
amaba, que saber que lo hacía más allá de la razón… y aun así la había
dejado. Si hay algo que destruye la confianza, es eso. Bella nunca se
hubiera ido. La confianza no se reinstala inmediatamente con un anillo
de bodas, haciendo el amor, o preparando el desayuno. Sabía que ella
continuaba guardando sentimientos sobre ésto. Me sentía impotente,
sabiendo que ella necesitaba liberarse de esta angustia. Deseaba que
ella se diera la oportunidad de desahogarse, y que me permitiera asumir
mi responsabilidad.
*****
CPB (Contado Por Bella)
Debo
haberme quedado dormida. Me desperté y estaba oscuro. Nuestros cuerpos
yacían entrelazados, Edward dibujaba círculos con su mano a lo largo de
mi espalda. Él seguía callado cuando me desperecé, su cuerpo siguió
totalmente quieto.
“Ahhh, qué siesta gloriosa.” Me estiré en sus brazos.
Él seguía congelado en el lugar. Esperé sus palabras. Sabía que algo ocupaba su mente.
“Bella, ¿porqué lloraste en la playa después de que hicimos el amor, la otra noche?” Su voz sonaba angustiada.
No sabía de dónde venía su pregunta pero lo miré, sintiendo mis ojos cálidos de tanto amor por él.
“Porque me sentí abrumada. Estoy tan enamorada de ti, que no puedo contenerlo. No quiero vivir sin ti. No quiero perder esto.”
Él miraba mi cara, sus ojos comunicaban cierta angustia privada.
“Te amo Bella. Con todo lo que tengo. Te amo.”
“Te amo, también.” Susurré, deseando poder leer su mente.
Edward
se inclinó detrás en la manta y me miró quedamente. Después de varios
minutos de no saber qué decir, tome mi libro y comencé a fingir que
leía. Edward se levantó lentamente y caminó hacia la silla blanca,
tomando su diario. El silencio era ensordecedor.
*****
Tomé
un baño, pensando en la expresión que Edward tenía antes. Me di cuenta
de que seguramente yo había hablado dormida y me rompí la cabeza
tratando de recordar mi sueño, cualquier rastro de él. Fallé. Caminé a
la cocina, envuelta en una bata. Él me hacía un licuado de fruta. Me
miro cuando entré y me sonrió, el alivio se notaba en su cara.
Puse
mis brazos alrededor de su cintura y enterré mi cara en su pecho. Él
envolvió sus brazos alrededor de mí y besó mi cabeza. Miré hacia arriba
para encontrar sus ojos.
“Hola.” Me dijo suavemente, apoyando su frente contra la mía.
“Hola.” Dije, apretándolo contra mí.
“¿Estás bien, Edward?” Le pregunté, ansiosa.
“Estoy
mejor que bien, Bella.” Me dijo suavemente, sonriéndome. Él se inclinó
abajo para besarme, mi boca contra la suya, nuestras lenguas, tocándose,
provocadoras. Gemimos juntos.
Él
se alejo renuente y me dió mi licuado. “Gracias.” Lo besé suavemente y
me senté en la mesa. Él se inclinó contra la mesada, mirándome. Era tan
hermoso, su cuerpo de mármol casi vulnerable delante de mí en sus
bóxers. Sus ojos intentaban leer mi cara. No sabía qué pasaba por su
cabeza. La tensión del momento era demasiado para mí, yo necesitaba
bajar la intensidad.
“¿Quieres jugar una partida de Damas?” Le pregunté haciendo muecas.
Su sonrisa era cálida, encendiéndose encima de sus ojos ambarinos. “Totalmente.”
“Vas a caer, Cullen.” Lo provoqué.
Edward
me levantó una ceja captando el doble sentido de mis palabras. “¿Estás
segura de que estás lista para eso, reina del desmayo?”
Golpeé su brazo, e inmediatamente tomé mi mano, haciendo muecas de dolor. Él sacudió la cabeza, riendo.
Le fruncí el ceño, “Sólo mantén guardados tus dedos pegajosos, ladrón.”
Él se rió y me apretó en un abrazo feroz. “Nunca.” Susurró.
*****
Edward
me ganó rápido a las Damas y después se fue a una cacería rápida
mientras que yo me prepare para dormir. Él prometió que volvería antes
de que me hubiera dormido. No quería dormir, yo no estaba cansada.
Quería sacarle a Edward cualquier mal humor que lo estuviera opacando.
Caminé
hacia la maleta, y saqué un bolso suave de satén. Saqué la hermosa
prenda negra de encaje, el corpiño que hacia juego, y la ropa interior,
el portaligas, y las medias. Busque la caja con los hermosos estiletos.
Tomé una respiración profunda, y me vestí para Edward. Encontré unas
cintas largas de satén negro en la parte inferior del bolso y las saqué,
un plan se formaba en mi cabeza.
Edward volvió un poco más tarde. Lo oí caminar en el dormitorio, y le dije en voz alta desde el cuarto de baño. “¿Edward?”
“¿Sí?”
“¿Podrías quitarte la ropa y subir a la cama?”
“Por
supuesto.” Él masculló, prestándose al juego. Oí caer su ropa
rápidamente y el sonido de las sábanas que caían hacia afuera en la
cama. Apagué la luz del cuarto de baño y caminé en el cuarto a oscuras.
Edward jadeó cuando me vió y gimió.
“Oh dios Bella. Tú… te ves asombrosa.” Él exhaló pesadamente, comenzando a incorporarse.
“Quédate
allí, amor.” Caminé hacia a él, sorprendida de cómo me hacía sentir la
lencería, mis piernas se sentían asombrosamente largas y torneadas con
los tacos. Sus ojos miraron cada movimiento que hice. Tiré de las cintas
entre mis manos, sonriéndole.
“¿Qué
tienes allí, mi dulce esposa?” Él me gruñó juguetonamente, sus ojos
estaban cargados de deseo, su cuerpo se movió hacia atrás acostándose
lentamente en la cama, su silueta magnífica era larga y delgada a través
del colchón.
“Tengo algo que tú vas a fingir te esta atando con fuerza a la cama.” Reí.
Él
miro las cintas y dijo en voz baja, con la voz llena del amor que se
veía en sus ojos. “Sería como que te atara a ti con tallarines, Bella.”
Subí
sobre él, montando su cuerpo a horcajadas. “Lo sé. Sera un delicioso
ejercicio de restricción. Personal y de la otra.” Le hice un guiño y él
gimió, sus manos que se movieron a mis caderas.
“No,
no, No.” levanté sus brazos y los empujé sobre su cabeza, atándolos
juntos, atando las cintas tan apretadas como podía. Edward se rió entre
dientes de mis esfuerzos, su cara se puso seria cuando le di una mirada
severa.
“Edward,
finge. Finge que no puedes tocarme. Tú no tienes permiso para tocarme.
Las cintas están aquí apenas como recordatorio.”
Le
hice un guiño y dejé que mi lengua corriera a través de mis labios. Él
asintió, cautivado, sus ojos se movían vagando sobre mi cuerpo, el suyo
se crispo cuando sus ojos alcanzaron el portaligas.
Bajé
un poco de su cuerpo y me coloqué sobre sus piernas. Separé mis
piernas, doblando en mi cintura de espaldas a él, dándole un gran primer
plano de mi cola mientras que ataba cada uno de sus pies a un poste de
la cama de modo que él quedara sujeto de mentira en la cama. Até sus
brazos juntos sobre su cabeza.
Me
saqué los tacos lentamente, bajando mis medias una a una, luego me
quité el portaligas. Su respiración se volvió dura a medida que el
observaba mi pequeño "strip-tease".
Monté
su cintura a horcajadas, su dureza empujaba hacia arriba contra mi
cola. Me incliné abajo y le besé los labios suavemente y sollozó contra
mis labios, su cuerpo temblaba, desesperado por liberarse y poder
tocarme. Me lamí los labios, y arrastré mi lengua bajo su mentón, su
cuello y hasta su clavícula donde aspiré el aroma de su piel y lo mordí.
Él gimió y se retorció bajo mi tacto. Mi boca lamía, mordía, y
jugueteaba con sus tetillas, mis dedos que acariciaban sus costados
suavemente mientras que mis caderas se movían sobre él, frotando mi
ropa interior húmeda sobre su vientre.
“Bella…” él gimió, “necesito tocarte, por favor.”
“No.” le susurré, sacudiendo mi cabeza. “Esta noche es mía.”
Arrastré
mi lengua sobre su ombligo, aspirando su piel dura, mordisqueando con
mis dientes su piel, los músculos se crispaban por debajo mis labios,
sus caderas se arqueaban para encontrar mi boca. Él empujó hacia arriba
contra mí, moviendo sus caderas, gimiendo mi nombre mientras que mis
dedos tocaban su pecho sobre mi cabeza.
Me
arrastré abajo y recorrí con mi lengua el largo de su muslo, aspirando
su piel por un momento, dando pequeñas lamidas a lo largo de la piel
sensible en la parte interior de su muslo. Él gritó, empujando sus
piernas, empujando sus caderas contra mí. Me moví mis labios hacia él,
lamiendo sus testículos lentamente, frotando mis manos en sus muslos
internos, gimiendo su nombre. Mis labios se movieron más arriba, besando
la punta de su miembro duro, mis besos leves y cortos. Él gimió
frustrado, empujando su cuerpo hacia mis labios. Abrí mi boca sobre él,
bajé sobre su miembro duro y lo succioné, tirando mi boca hacia arriba y
hacia abajo sobre él, frotándolo duramente con mis manos, trayéndolo al
borde del clímax. Entonces me detuve. Gemí contra él, besando la punta
suavemente y saqué mis manos de su cuerpo. Él miraba en agonía.
“Dios de Bella… oh me estas matando.” Sus piernas se sacudían debajo de mí.
Bajé
mi tanga, y las tire haciéndolas aterrizar en el pecho de Edward.
Edward jadeó, gritado mi nombre. Monté su muslo duro a horcajadas y
desabroche mi corpiño, liberando mis pechos, luego los cubrí con mis
manos. Miré su boca abierta, intentando formar una palabra, sus ojos
quemaban en mi cuerpo. Comencé a moverme en su pierna, mi cuerpo mojado
resbalaba contra su piel.
“Oh, dios, oh…” él gimió, mirándome frotarme contra él.
“¿Qué quieres hacerme?” Le pregunté suavemente.
“Quiero tocarte, amor.” Gimió.
Sonreí y recorrí mi torso con mis manos encima de mis pechos.
“¿De esta forma?” Él gimió, asintiendo, su cuerpo empujaba contra el mío, su pierna se sacudía debajo de mí.
“Quédate
quieto, mi amor.” Susurré, moviéndome sobre él, encontrando mí ritmo,
mis latidos acelerándose, mi respiración atrapada en mi garganta.
“Bella,
oh mi dios, Bella…” sus ojos se nublaron con la lujuria, su boca
permaneció abierta. En mi mente su cuerpo estaba atrapado debajo de mí, mío.
Él respiraba profundamente, absorbiendo mi aroma, su cuerpo duro como
una roca delante de mí. Él era tan hermoso, su cara me miraba con tanto
amor, mi corazón se sentía como se estrellándose en mi pecho.
*****
CPE (Contado Por Edward)
Bella
se movió sobre mí. Yo estaba en agonía. Las cintas no eran nada contra
mi piel, pero sabía que no podía tocarla; ella necesitaba controlar este
momento. Yo era su esclavo. Ella me había traído al borde del clímax, y
después se había detenido. Ella seguía
frotando su cuerpo asombroso contra mi muslo. Podía decir por el latido
de su corazón y por su olor que ella estaba cerca de su clímax.
“¿Tú
me amas, Edward?” Ella gimió, moviéndose más rápido sobre mi muslo. Sus
movimientos se volvían menos controlados, más rápidos.
“Más allá de la comprensión…” Susurré mirando su hermosa cara, oyendo un cambio en el latido de su corazón.
“Di las palabras.” Pidió ella suavemente, poderosamente, con la voz quebrada.
“Te amo, Bella. Tanto que duele.” Mi voz era ronca, mi cuerpo desesperado para ella.
“¿Tú me necesitas?” Ella preguntó, su voz pequeña, su tono ahora había cambiado también.
“Dime que me necesitas.”
Su
cuerpo se movió sobre mí, el latido de su corazón acelerado pero muy
pesado. Ella tomó sus pechos con sus manos y me miró fijamente a los
ojos. Sus ojos me suplicaban.
Vacilé por un momento, mientras comprendía sus palabras. Mi voz fue suave.
“Te
necesito, Bella. Te necesito… oh dios, no puedo vivir sin ti.” Dije
jadeando las palabras. “Perdóname por favor.” Le pedí, demasiado bajo
para que ella pudiera oír.
Ella cerró los ojos y empujó más fuertemente contra mí. Y entonces vi dos lágrimas caer por sus mejillas.
“Prométeme que nunca volverás a dejarme,” me dijo con la voz estrangulada, su cuerpo se ralentizó sobre mi pierna, “Dímelo.”
Dejé escapar un sollozo seco. “Nunca te dejaré, Bella. Nunca te dejaré.”
Ella
se derrumbó contra mí, su orgasmo olvidado, sus lágrimas fluían ahora
constantemente. Me incorporé, rápidamente sacudiendo las cintas al lado
de la cama, envolviendo mis brazos alrededor de su pequeño cuerpo,
repentinamente mucho menos poderoso que unos momentos antes.
“Lo siento tanto, Bella, oh mi dios, lo siento tanto.” Gemí contra ella, mis labios besaban su piel desesperadamente.
“Estoy bien.” Jadeó ella contra mi hombro. “De verdad, es que todo es tan intenso; No sé qué me paso.”
“Yo sí sé, Bella,” yo le besé el cuello, su hombro, su pelo.
“Bella, lo siento tanto.”
“Estoy bien, en serio, estoy muy bien.” Ella inhaló profundamente y me miró. Inhaló profundamente y me dió una sonrisa débil.
“Supongo que todavía me duele a veces.”
Mi
cara se rompió con esta admisión, su admisión de que ella todavía
estaba herida. La relevación me inundó, la angustia me inundó, la
culpabilidad me inundó; mi cabeza cayó contra su hombro.
“Deseo cada segundo haber podido tomar otra decisión.”
“Lo
sé.” Ella puso su cara contra la mía, besándome suavemente. “Ahora me
doy cuenta de eso. Tú cometiste una equivocación. Te perdono, yo
realmente lo hago.”
Capítulo 11 - Derribando Barreras
No
hablamos mucho más después de mi desliz, aunque Edward me insistió en
que lo habláramos hasta que yo me sintiera bien. Quizás debido a los
genes de Charlie en mí, no sabía qué más decir sobre eso.
Edward
se sentía vulnerable, yo me sentía vulnerable. Yo quería contenerlo. Se
sentía tan bien el contenernos mutuamente del dolor que habíamos
sentido los dos, y discutirlo abiertamente; la última barrera había
sido descubierta, si no borrada.
Caí
dormida después de un rato, después de que nos aferráramos el uno al
otro desesperadamente, después de que hubiéramos escuchado los sonidos
de nuestra respiración por largos e ininterrumpidos momentos, después de
haber pasado mucho tiempo perdidos en nuestros propios pensamientos que
intentaban darle sentido a todo lo que habíamos atravesado juntos.
En
un punto él se había dado la vuelta hacia mí y me había besado,
vertiendo su alma entera - sí, su alma - en ese beso, sus ojos nunca que
se cerraron, por supuesto, sus manos sostenían mi cara suavemente.
Él
nunca me había besado de esa forma, en todos nuestros millares de
besos. Ninguno había estado cerca de parecerse a este. Sabía que si él
pudiera llorar lo habría hecho hasta el amanecer. Me había roto el
corazón con su mentira, diciéndome que no me amaba. Peor fue saber, que
él me amaba y aun así se fue. Sabía el peso que mi tristeza había puesto
sobre él, solamente me pedía que entendiera que él podía manejarlo, que
no necesitaba cargarla sobre mis hombros solamente.
*****
Desperté
y seguía estando oscuro. Los brazos de Edward no estaban alrededor de
mí, su respiración no estaba contra mi cuello, y su cuerpo no estaba
enredado contra el mío. Me incorporé en la cama inmediatamente, su
ausencia me provoco un agudo dolor.
“Estoy aquí.” Me dijo, apareciendo inmediatamente en la oscuridad, su voz sonó ansiosa.
“Siento haberme ido.” Mis ojos intentaban ajustarse a la oscuridad; el silencio resonó alrededor de nosotros.
“De la cama, quiero decir. Ahora… cuando dejé… la cama.” Nunca antes había oído a Edward sonar torpe.
Ambos
comenzamos a reírnos de sus palabras, los sonidos se repetían en las
paredes del cuarto a oscuras. Él se incorporó a mi lado, envolvió sus
brazos alrededor de mí, y me besó suavemente.
“¿Por qué estás despierta? Tu cuerpo está agotado.” Su voz sonó áspera en mi oído, sus manos suaves contra mi espalda.
“No sé. Sueños extraños. Mi siesta de ayer fue tan larga.” Me acurruqué en él.
“Me siento muy cansada, pero no puedo dormir.” Suspiré.
Él me besó lentamente, susurrando contra mis labios,
“¿estás angustiada, Bella?”
Envolví mis brazos alrededor de él, atrayéndolo cerca de mí.
“No.” contesté honestamente.
“Sólo te quiero sentir cerca.”
Separé
las piernas para él y él subió en mí, dudando, con los ojos clavados en
los míos. Podría asegurar que ambos estábamos sin palabras y aun así,
todavía sentíamos el tirón habitual de permanecer cerca, íntimos.
Sus
músculos tensos por debajo su piel, su respiración era profunda y
retardada, de la forma que sonaba cuando él me necesitaba. Necesité
sentirlo en mí, también. Bajé el brazo y puse mi mano alrededor de él,
frotándolo contra mí lentamente, antes de conducirlo dentro de mí.
El
sonido que hicimos cuando acabamos juntos era un sonido de alivio. Una
exhalación, y un suspiro. Él se movió en mí sin ninguna meta particular
en mente, nosotros no teníamos un objetivo, más que el de simplemente
estar juntos.
Su
mano se movió a lo largo de mi muslo mientras que él llevó mi pierna
alrededor de su cintura. Sus labios acariciaron mi cuello cuando él
susurró, “te amo, oh dios Bella, te amo.” Mis manos trajeron su cara hacia la mía, mis dedos se enterraron en su pelo.
*****
La
luz brillante de la mañana entró a través de las puertas abiertas.
Edward cuchareaba detrás de mí; sus brazos eran frescos contra mi piel
caliente. Él se inclinó para besar mi hombro y rodé encima para envolver
mis brazos alrededor de su cuello.
“Buen día.” Mascullé, aún con sueño.
“Buen día, amor.” Sus manos frotaron mi parte posterior suavemente.
Me tomó un rato despertarme, pero eventualmente me incorporé, desperezándome, y noté la laptop en el extremo de la cama.
“¿Una laptop? Ni siquiera sabía que había una computadora aquí.”
La
miré otra vez, todavía no me convencía de estar viendo bien. Me había
sentido tan desconectada del mundo; algo como una computadora parecía
totalmente fuera de lugar en este sitio, en esta cama.
Él se rió entre dientes.
“Bella, ni siquiera hemos estado en todos los cuartos. Hemos vivido en la cocina, el dormitorio, y la sala de estar.”
Lo mire, confundida. “¿Hay conexión a internet aquí?”
Él
sonrió. “Es terriblemente lento, pero sí. Carlisle lo necesita para el
trabajo cuando está aquí.” Él me dio un beso largo y lento, gimiendo
suavemente contra mis labios.
“Bella…” Tarareó contra mis labios por un momento antes de alejarse, recordando el punto de la conversación.
“Justamente,
Alice me envió un correo electrónico el otro día. Están en Perú.
Quieren saber nuestros planes. Planeaba que hiciéramos otro viaje pero
quería consultarte a ti sobre esto. Quieren saber si queremos
encontrarlos en Río.”
Lo
pensé un poco. No estaba lista para irme todavía, y tenía que admitir
que la idea de una visita de la familia sonaba muy divertida.
“¿No
pueden venir aquí? ¿Hay otras dos habitaciones aquí y tu dijiste que
hay una cabaña, verdad? Quiero quedarme un tiempo más. Diles que vengan a
visitarnos por un par de días.”
Su sonrisa brillante era hermosa. “Excelente. Les escribiré que vengan a visitarnos aquí.”
Él
puso la laptop sobre sus piernas y sus dedos se movían con tanta
rapidez, que me costaba enfocar la vista en ellos. Edward tipeó una
respuesta rápida a Alice antes de cerrar la computadora y volver a mí.
“¿Ducha?” Me preguntó, con una sonrisa que jugaba en sus labios.
*****
Edward se duchó mientras que yo me cepillaba los dientes. Luego me uní a él y el agua estaba hirviendo.
“Lo siento,” masculló, cerrando rápidamente la llave.
“Me olvidé.”
Él
me tomó en sus brazos, nuestros cuerpos mojados y pegajosos uno contra
el otro. Yo estaba hambrienta de él. No estaba segura si era por los
acontecimientos de ayer por la noche o por saber que venía el resto de
la familia, pero quería a Edward casi constantemente.
Él gimió, “el vapor de la ducha está saturado de tu aroma, Bella.”
Sus
labios bajaron a mi cuello, sus manos tocaban mis pechos duramente. Él
presionó sus caderas contra mi estómago, su cuerpo hermoso, duro contra
mí.
Mientras
nos besamos profundamente, nunca me aparté. Su veneno no alcanzó nunca
el punto de sobrecarga de sensaciones con el agua y el vapor en nuestras
caras. Edward notó que nuestros besos eran más largos, ininterrumpidos,
que yo nunca me corrí para lamer mis labios, y no reí nerviosamente con
la sensación de cosquilleo que él provocaba en mi piel.
“¿Bella?” Me preguntó. “¿No te hace cosquillas?” Su ceja se alzó, cuando su mente comenzó a analizar la situación.
“Sí, pero el agua lo alivia, supongo.” Me encogí de hombros, atrayendo su cara de nuevo a la mía. Él se resistió.
En
un instante, había colocado los cuatro inyectores apuntando
directamente a mi torso y estaba de rodillas, mis muslos sobre sus
hombros, mi espalda presionada contra las paredes frías de la ducha. Él
miraba hacia arriba, sonriéndome maravillosamente.
“Brillante,”
murmuró, sus ojos miraban la parte baja de mi cuerpo delante de él, su
pecho dejaba escapar un quejido profundo. Se inclinó hacia adelante y
empujó su lengua contra mí lentamente, trazando pequeños círculos
alrededor de mi clítoris, sus dedos tomaron la piel alrededor de mis
caderas que se apoyaban en sus hombros, sosteniendo mi cuerpo con
facilidad.
Jadeé
con la sensación, el movimiento de su lengua mojada y suave contra mi
cuerpo. La sensación del veneno se aminoraba con el agua que caía
empapando la cabeza de Edward, y bañando la parte baja de mi cuerpo.
Podía sentir cada movimiento de su lengua, sus labios besándome,
succionando mi carne, las vibraciones de sus gemidos contra mi piel.
Empujé mis caderas contra su cara. “Sí, oh dios sí…” Gemí.
Aunque
la sensación fuera exponencialmente menos intensa con el agua que
quitaba el veneno, el momento era por lejos más sensual. La sensación
antes era del tipo de las que te vuelan la cabeza por su intensidad,
pero ésta era diferente. No era tan intensa y me permitía centrarme en
él. Ahora podía mirar como él se movía en mí, notar los quejidos que él
dejó escapar casi constantemente, y sentir nuestra piel juntándose algo
que con la sobrecarga mis orgasmos anteriores no lograba hacer. De esta
forma yo tenía la posibilidad de localizar los movimientos específicos.
Sus ojos se posaron en mí, sosteniendo mi mirada por largos momentos,
antes de vagar entre mis pechos, mis caderas, mi centro.
“¡Edward,
oh dios, se siente tan bien… bebé puedo sentir tu lengua en mí…!
¿Edward te gusta probarme? … oh dios, Edward…” Gemí, moviendo las
caderas en sus hombros, presionando mi cuerpo fuertemente contra su
cara, mis manos bajando para acercar su cabeza a mí. Me sentía
arrastrada hacia el clímax y tomé mi pecho involuntariamente, haciendo a
Edward convulsionarse debajo de mí, gritando contra mi piel. Mi clímax
me golpeó caliente y duro, su boca se movía en perfecto sincronía con la
pulsación de mi cuerpo, sus labios gimiendo contra mí. Él retardó sus
movimientos y yo meneé mis caderas contra su cara.
“Tu turno,” murmuré, mareada.
Él
dirigió el agua hacia sus piernas y me levantó hacia arriba alrededor
de su cintura, entrando en mí rápidamente, gimiendo. Él empujó dentro
mío con fuerza, empujando mi cuerpo contra la pared, sentía que mi
cuerpo se rasgaba con el tamaño de él en mí, su cuerpo duro como una
roca por haberme saboreado. Él apoyó mi peso en un brazo mientras que su
otra mano asió mi seno, exprimiendo la carne en su mano. Sus labios
aplastaron los míos, mi gusto estaba por todas partes en su boca. Él
acabo rápidamente, muy fuerte, su grito sonó casi salvaje. Enterró su
cara en mi cuello, respirando profundamente.
*****
Me
envolví en una toalla y comencé a esparcir la loción en mi piel,
sintiéndome liviana y arrugada por la larga ducha. Edward me miró
perezoso desde la cama, sus brazos detrás de su cabeza, su cuerpo
perfecto y desnudo, estirado sobre las sabanas.
“¿Cuándo van a llegar?” Pregunté, secándome el pelo con una toalla de algodón.
“Ni
idea.” Me contestó encogió los hombros. “Estoy seguro que ninguno tiene
más prisa por interrumpir nuestra luna de miel más que Alice. Creo que
ella nos realmente nos extraña.”
“¿Qué
significa eso? ¿Esta noche, mañana, la semana próxima?” Quise saber
cuántas horas tenía para devorarlo antes de compartirlo.
“Supongo
que llegaran mañana por la noche.” dijo, realmente no sabiendo y,
deleitándose por el momento en nuestra dicha post- coital, y sin
preocuparse realmente.
Saqué un camisón de seda y una bikini que hacia juego, examinándolas. Edward levantó una ceja hacia mí.
“Si tú te pones eso no permanecerá puesto mucho tiempo.”
Reí y le dije que “estoy adolorida y parezco una pasa de uva. Necesito por lo menos 15 minutos.”
Edward
me miró guardar el camisón en la maleta y dijo, “probablemente ese sea
un buen plan.” Saqué una remera suave de algodón y unos shorts en lugar
del otro. Él gimió, “Jesús, ¿a eso lo consideras poco-sexy? Por Dios,
Alice. ¿Acaso ella no podía conseguirte un par de pijamas comunes?” Él
lanzó un brazo sobre su cara, su cuerpo duro otra vez.
“Porque es nuestra luna de miel y ella nos ama. Y ella ama la ropa.”
Subí sobre él y bajé mi boca en su cuerpo duro.
Nos
sentamos en la mesa de la cocina por un rato, contando nuestras malas
bromas preferidas. Edward sabía cerca de cinco veces la cantidad que yo
conocía. Debiéndose sobre todo a su larga vida útil, pero también a su
memoria asombrosa. Yo muy raramente recordaba un chiste completo.
Me
levanté y busqué los ingredientes para mi cena y comencé a cocinar. El
olor del ajo que cocinaba en aceite de oliva inundo mi nariz y gemí, mi
estómago gruñó.
Edward sacudió su cabeza, riéndose de mí.
“No lo vas a extrañar, pero disfrútalo mientras puedas.”
“¿De verdad? ¿El ajo cocido no huele bien para ti?” Pregunté, sorprendida.
“No, honestamente. Pero no me molesta, no como la leche.” Él hizo cara de asco. “La leche me da náuseas.”
Reí y me quedé pensado en eso.
“Supongo que puedo entender eso. La leche puede ser un poco asquerosa.”
Él
cabeceó. “Pero el ajo no huele apetitoso. Sería probablemente como que
tú huelas césped. O tela. Quizá incluso carne cruda. No desagradable,
sino algo que no te dan ganas de comer.”
La
idea de un filete sangriento rojo hizo que mi estómago hiciera ruido y
Edward estaba al lado de mí en un instante. “Oops, lo siento.”
Me giré para volver a cocinar de nuevo, riendo. “¿Qué olores te desagradan más?” Pregunté.
“Veamos…” él golpeó ligeramente su barbilla adorablemente.
“La
leche está bastante cercana al primer puesto, aunque el queso no es tan
malo, cosa que nunca entenderé. Los champiñones son bastantes
desagradables, aunque tampoco me gustaban cuando era humano…”
“Tú
estás jugando bastante sobre seguro, apegándote a la categoría de la
comida. Realmente, ¿qué olores son los más desagradables?”
“Bien, si no nos limitamos al alimento…” él tenía una mirada de repulsión en su cara. “El olor a perro mojado.”
Reí, sospechando que él hablaba de Jacob.
“OK, Edward. Yo me refería a las otras personas, como Jessica, o cosas, como el plástico. Ponte serio.”
Él se rió entre dientes, moviéndose detrás de mí y empujando su cuerpo contra mí. Era delicioso.
“No me pondré serio. Aun no terminé de arrasarte.”
Inmediatamente después de que él dijera estas palabras su cuerpo se puso tieso, y él gimió. Lo miré sobre mi hombro, y él reía.
Se inclinó para besarme y me dijo, “la tranquilidad ha sido tan agradable.”
¿Qué?” Pregunté.
¡Antes
de que él tuviera ocasión de contestar a mi pregunta, oí el sonido
ruidoso de la voz de Emmett fuera de la puerta principal, “pónganse
decentes, tortolitos! ¡La fiesta está AQUÍ!”
Capítulo 12 - Arribo
Jadeé al oír el sonido de la voz de Emmett, e inmediatamente miré mi cuerpo escasamente vestido, aun con la remera y la bikini.
“¡Edward!” Jadeé, imaginándome a Emmett haciendo volar la puerta desde las bisagras.
Edward
se rió y salió de la cocina inmediatamente, volviendo en menos de dos
segundos con una musculosa azul oscuro y unos shorts blancos para que
pudiera vestirme. No tenía idea cómo él había encontrado algo decente
tan rápidamente en esa maleta. Él se quedo mirándome mientras yo me
vestía, con una sonrisa juguetona en los labios, su pecho musculoso aún
desnudo, y su bermuda azul a cuadros cayendo apenas bajo la línea de sus
caderas. Miré fijamente la línea de bello que iniciaba debajo de su
ombligo, y seguía por su bajo vientre perdiéndose dentro de las
bermudas. Mi corazón se aceleró ante semejante visión; y su aspecto me
pareció, repentinamente, demasiado sexy para una visita familiar. Guardé
una nota mental, en ese momento, recordándome que de aquí en adelante
necesitaríamos trabajar para guardar un equilibrio.
Él me sonrió, casi como si leyera mis pensamientos, y dijo, “Lo sé, bebé. Yo también te deseo. Siempre lo haré.”
Me dio un beso largo y lento, sus dedos acariciaron ligeramente mi espalda antes de soltarme con esfuerzo, riendo.
“Pero, aquí vamos… ahora prepárate para nuestra vida.”
Inmediatamente
después, Emmett, asumí, por supuesto, que tuvo que ser Emmett, golpeó
en la puerta principal dándonos una segunda advertencia. Edward dijo en
voz normal, “Pasen. Estamos en la cocina.”
Alcé la vista y vi una silueta borrosa que resulto ser Alice, parada delante de mí, saludando y aplaudiendo con sus manos.
“¡Chicos ustedes se están divirtiendo mucho!”
Miré a Edward y ambos nos reímos de sus palabras. No había sido una pregunta.
“Es
cierto.” Conviné, sonriendo y abrazándola. El resto de la familia se
hallaba en la cocina, sonriéndome, y dándome abrazos antes de dirigir
sus ojos a Edward. Un silencio cayó sobre el cuarto. Edward se inclinó
contra la mesada, con las palmas de sus manos apoyadas sobre el borde a
los lados de su cintura, una pierna cruzada sobre la otra de forma
casual. Su pelo estaba, si eso fuera posible, más despeinado que de
costumbre. Sus ojos destellaron. Una sonrisa jugando en sus labios
mientras él escuchaba a su familia reaccionar ante la escena frente a
ellos.
Alice dejó escapar un suspiro al verlo.
“Tenía que verlo con mis propios ojos para creerlo. Te dije, Rose, ¿no es cierto?”
Ella se dió vuelta hacia Rosalie, señalando a Edward.
Rosalie soltó una risa seca. “¿Quién hubiera imaginado que tener sexo tendría tal impacto en Edward? Ciertamente yo no.”
Su voz derramaba sarcasmo, pero sus ojos eran suaves, sonrientes. Emmett rió al lado de ella, asintiendo.
Esme defendió a Edward quedamente, mirándolo fijamente de forma cariñosa.
“Creo que es más que eso, Rosalie.”
“Lo es.” Dijo Jasper exhalando fuerte. “Es… increíble.”
Miré a mi nueva familia alrededor, anonadada. ¿Qué sucedía? ¿Qué veían ellos en Edward?
Edward
se rió entre dientes y se me acercó, empujándome contra su pecho y
envolviendo sus brazos a través de mi torso de modo que ambos quedáramos
frente a su familia.
“Carlisle, ¿tú también tenías que verlo para creerlo?”
Carlisle rió suavemente, sacudiendo su cabeza.
“No hace falta. Solo estoy feliz de verlos.”
La
sonrisa de Carlisle era cálida, sus ojos centellearon sobre nosotros.
Nadie se movía, cada uno se quedó congelado en su sitio, sonriendo
incrédulamente.
Repentinamente
vi a Edward a través de los ojos de su familia. Me di cuenta de cuán
calmado estaba. Él había estado así desde nuestra primera mañana aquí.
Supongo que yo había dejado de notarlo. A excepción de algunos momentos
difíciles, sus ojos ahora estaban relajados siempre, arrugándose con una
sonrisa casi constante. Su mirada no guardaba más oscuridad, sino que
por el contrario se veía amable; él parecía más exótico y observador que
taciturno y torturado. Su comportamiento reservado no había
desaparecido, pero la cantidad había cambiado. Su postura pensativa se
veía confiada, relajada, sexy.
“¡Bien
hecho, Bella!” rió Emmett, rompiendo la silenciosa tensión, y tirando
de mí para darme un abrazo. Me ruboricé mucho, empujándolo lejos de mí, e
intentando dispersar el ambiente pregunté por su viaje.
Alice saltó alrededor de la cocina, explicando cómo habían ido a ver a algunos viejos amigos en Perú.
“Y
entonces vi a Edward sonreír así,” dijo ella señalando con un delgado
dedo hacia él otra vez, y ahora moviéndolo feliz, “y tuve que verlo por
mí misma. Te juro Bella que no interrumpiremos tu luna de miel
indefinidamente.” Ella me sonrió victoriosa, y después agregó más
quedamente, “yo realmente los extrañaba chicos. Sabía que todo iba bien
y… bueno, solo estoy realmente feliz de verlos.”
Le sonreí y asintiendo, sus palabras hacían que mi corazón se hinchara de amor por mi nueva hermana.
“Es realmente bueno verlos chicos.” Dije mirando a cada uno de ellos.
Esme me apretó en otro abrazo y después miró a Edward.
“Entonces… ¿qué han estado haciendo chicos?”
Me
ruboricé violentamente mientras que el resto entero de la familia
estalló en carcajadas. Esme se rió entre dientes a mí lado.
“Además de lo obvio. Claro.”
Ella
miró a Carlisle en busca de ayuda, y él sacudió su cabeza otra vez,
riendo. Yo sabía que si ella pudiera ruborizarse lo estaría, también.
Edward
rió suavemente, mirando el piso, sus dedos pellizcaban el puente de su
nariz. No lo había visto hacer eso en días, y sabía que era un gesto que
él hacia cuando intentaba enfocar o filtrar pensamientos. No podía
imaginarme cuánto estaba filtrando él con tantas mentes audibles
alrededor otra vez.
Él
me miró para que yo conteste a la pregunta de Esme, y ambos nos
encogimos de hombros, sabiendo que la mayor parte del tiempo que
habíamos estado aquí, incluso los momentos en que habíamos estado
vestidos, eran muy personales, no sabíamos realmente que contestar a esa
pregunta. “… nosotros solo…hicimos vida matrimonial.” Dije quedamente.
“Es tan hermoso, aquí. Gracias, Esme, Carlisle. Estamos disfrutando
realmente de la isla.” Les sonreí, esperando que la respuesta fuera
suficiente.
“Apuesto
a que lo disfrutaron,” dijo Emmett guiñándole un ojo a Edward y Edward
gimió, muy probablemente por los pensamientos que cruzaban la cabeza de
Emmett.
“OK,
OK, Emmett, ya es suficiente.” Edward se empujó de la mesada, riendo
abiertamente ahora, llevándonos hacia la sala de estar.
Entonces dirigió su atención hacia Alice y preguntó, “qué clase de actividades has planeado, pequeña Alice?”
Una
sonrisa cálida encendió sus ojos, sabiendo que ella nunca llegaría a
ningún sitio con las manos vacías. Sus ojos se dieron vuelta y él gimió
por lo que vio en su mente.
“Alice. No.”
“¡Oh vamos Edward, será muy divertido, lo prometo!” le pidió Alice.
“Es tan cursi, Alice.” suspiró.
“¡Lo sé!” dijo ella, entusiasmada.
Edward
me miró con recelo; una disculpa apareció en sus ojos, y entonces
volteó hacia Alicie, “¿Bella se va a divertir con ésto?” Sus ojos la
miraron intensos, su sobreprotección era adorable.
“¡Lo
hará! Y te vas a morir de una sobrecarga de sensualidad. Sigue siendo
tu luna de miel después de todo.” Ella hablaba tan rápido que yo casi no
la entendía. “¡… Así que, ¡empecemos!” Alice saltó a través de la
puerta principal, corriendo hacia la oscuridad.
“¿Edward,
qué está tramando? ¿Dónde va ella?” Me reí, había olvidado lo rápido
que me dejaban afuera cuando ellos estaban juntos.
“Lo
verás bastante pronto,” su voz sonaba resignada, pero sus ojos se veían
felices. Él tomó mis hombros con sus manos y me miró serio. “Quiero que
sepas, Bella que no estás obligada a hacer nada de ésto.”
Se
inclinó más abajo para susurrar sensualmente en mi oído, “y debes
saber, también, que cualquier sobrecarga de sensualidad que inflijas
sobre mí esta noche será castigada a fondo más tarde.”
Jadeé, gimiendo levemente contra él.
Todos
los que estaban alrededor nuestro sonrieron, obviamente oyendo el
intercambio pero fingiendo no lo hacían. Cada uno exceptuando a Emmett
que carcajeó, “Eso fue sexy!” y Esme lo codeó, duramente. Emmett
lloriqueó, sobando su costado.
Edward me hizo un guiño, besándome suavemente.
“Y…ahora comienza,” rió entre dientes contra mi oído.
*****
“¿Karaoke?” chillé. “No. No hay chance.”
Alice me sonrió, riéndose, y después se puso seria.
“OK, te voy a insistir.”
Ella puso una expresión inocente, y dijo rogando.
“¿Por favor Bella?”
“No, Alice, de ninguna manera. ¡No hay ninguna chance de que yo participe en un Karaoke!”
La mire con incredulidad. ¿Acaso ella no me conocía en absoluto? A mí me gustaba llamar la atención menos que a los camaleones.
Ella se rió. “¿Por favor?” me estaba subestimando.
“Espera, ¿porqué te ríes?” Le pregunté, agitada.
“Porque sé que vas a aceptar.”
Sonrió, con aire satisfecho.
“Así que relájate y gózalo.”
Ella
bajó la voz y se dio vuelta de nuevo hacia su familia, ninguno de ellos
estaba prestando atención de todos modos, excepto Edward.
“Me estás diciendo que tu nunca hiciste un show?, ¿nunca?”
Ella me guiñó un ojo.
Jadeé, “¡Alice!” Sentía como mis mejillas se derretían. Edward se rió detrás de mí.
Ella se rió nerviosamente, un hermoso sonido tintineante.
“No
miré demasiado, pero… Bella, tú no puedes engañarme,” y agregó bajando
la voz: “Tu, pequeña zorrita. Me hiciste sentir orgullosa.”
Me hizo un gesto de garras y sonrió de par en par mientras que yo gemía horrorizada.
“¡Vas a estar genial! Además, Rosalie cantará. Nosotras solo le pondremos un poco de chispa. ¡Vamos! ¡Chicos contra chicas!”
Ella tomó mi mano, llamándome para que la siga.
Miré
a Edward buscando ayuda pero él levantó las manos delante de su pecho y
asintió con la cabeza, sonriendo. Rodé mis ojos de ella, con una
sonrisa en mi cara.
“Honestamente no sé cómo le niegas algo a esta mujer, Jasper,”
“Ni lo intento.” masculló él desde el sofá.
Giré de nuevo hacia Alice.
“¿Como hiciste lugar en tu equipaje para una máquina de Karaoke, de todos modos?” Pregunté, totalmente intrigada.
Alice me miraba como si yo fuera muy lenta.
“¿Qué quieres decir, Bella? Vinimos en el barco.”
Ella
me llevó hacia la ventana y señaló la enorme embarcación amarrada al
muelle, abajo en la playa. Gemí. Por supuesto tenían un yate gigantesco a
su disposición.
“¿Dónde pensaste que nos quedaríamos cuando tú te fueras a la cama? ¿Aquí?” cacareó Emmett.
“No gracias, puedo hacerlo sin necesidad de esa tortura acústica.” Rosalie lo golpeó juguetona.
Edward
me miró, con una expresión pasmada en su cara, sus ojos me quemaban. Él
gozaba mirándome con su familia. Quise besarlo, llevármelo al
dormitorio y no dejarlo salir por horas. Él me echo un vistazo
amonestador, detectando la respuesta de mi cuerpo a su mirada. Inhalé
profundamente y me di vuelta hacia Alice y Rosalie, “OK, hagamos esto.”
Alice
chilló, asió a Rosalie, y nos apuro a ambas dentro del dormitorio para
decidir la canción que Rosalie iba a cantar. Me reí de su elección, pero
decidí ser una buena perdedora. Esta noche se ponía interesante, y
tuve que admitir que me divertía. No podía esperar para ver lo que
eligieron los chicos.
*****
Carlisle
y Esme se escaparon hacia afuera para ir de caza, y para dejar que los
chicos se diviertan. El Karaoke no era al parecer de su gusto tampoco.
Tiramos una moneda y decidimos que comenzarían los chicos primero.
Emergieron del cuarto en shorts, todos sin camisas, y cada uno con una
de mis remeras atadas sobre sus cabezas como bufandas.
“¿Qué…?” Rosalie rió. Alice y yo los miramos fijamente, con nuestras bocas abiertas de par en par. Se veían muy ridículos.
Emmett
toqueteó la máquina de Karaoke, y Jasper y Edward aplaudieron con las
manos sobre sus cabezas cuando comenzó a sonar la guitarra de apertura,
y… oh dios… (*)I Believe in a Thing Called Love by the Darkness, comenzó a sonar en la máquina. Era
perfecta para el momento, era su protesta deliberada a lo cursi de la
actividad. Y la canción, la máxima expresión del rock glam, había sido
una elección hilarante.
Emmett cantó, luchando con la explosión de risa.
“No
puedo explicar todas las sensaciones que tú me estás haciendo
sentiiiiiiiir….” Jasper imitaba la batería. Edward tocó la guitarra en
el aire. Nunca había visto tres payasos más grandes en mi vida entera.
Nunca había visto a Edward soltarse y ser tan poco autocrítico. Sonaba
ahora el estribillo, y a pesar de que la canción era ridícula, nosotras
tres estábamos sin habla, mirando los movimientos de sus cuerpos. Aunque
se rieran claramente del juego que Alice nos había propuesto, todos
ponían su mejor esfuerzo. Mi corazón estallaba mirándolos, su amor por
nosotras era evidente dado el completo arrojo con el que nos
entretenían. Probablemente ninguno estaba disfrutando de este ejercicio,
salvo quizás, Emmett.
La
canción terminaba y nosotras aplaudimos y silbamos violentamente, dando
a nuestros respectivos maridos sonoros besos. Ellos se rieron,
derrumbándose en el sofá, conservando aun mis remeras en sus cabezas.
“OK chicas, ahora esperamos algo realmente bueno.” rió Emmett.
(*)http://www.youtube.com/watch?v=QFtywrOTnHw
Alice
nos arrastró al dormitorio, escarbó en mi equipaje para darnos a cada
una un traje de baño y tomando tres toallas del armario.
“¿Alice, cuántos trajes de baño me compraste?”
“Catorce.” Dijo ella, sin vacilación. Y yo moví la cabeza, con incredulidad.
Nos
envolvimos en las toallas antes de que Alice repasara nuestros
“movimientos” una vez más. Yo me quería morir por haber aceptado hacer
esto, pero Alice me aseguró que la canción requería darles la espalda a
los chicos todo el tiempo. Eso ayudó a mis nervios. No tendría que ver
las miradas de horror de los chicos cuando me vieran bailar a mí.
CPE (Contado Por Edward)
Las
chicas salieron del dormitorio envueltas en toallas. Bella se
ruborizaba furiosamente, su pelo lucía adorable atado en una colita
alta. Ella se veía absolutamente deliciosa. Estaba al borde de suspender
ésto y de arrastrarla en el dormitorio pero me resistí, queriendo ver
lo que ellas nos tenían reservado. Sabía que Bella estaría mortificada,
pero había visto a esta hermosa mujer moverse, y sabía que ella me
volaría totalmente la cabeza.
Rosalie
marco el código en la máquina y miró a las otras dos chicas antes de
apretar play. Ambas asintieron con la cabeza. La música de apertura
comenzó y nosotros tres estallamos en carcajadas con los sonidos de
(*)Destiny's Child cantando Bootylicious.
http://www.youtube.com/watch?v=VuBoa_Gt-Vw
Las
chicas se inclinaron al cantar en el micrófono, con voz seductora,
“¿Emmett, puedes manejar ésto? ¿Jasper, puedes manejar esto? ¿Edward
puedes manejar ésto? ¡Yo no creo que puedas manejar ésto! ¡Whoo!”
En
ese momento todas arrojaron sus toallas y se voltearon dándonos la
espalda a nosotros, sacudiendo las caderas, mostrando tres de los
bikinis más pequeños que yo hubiera visto jamás. La imagen era…
indescriptible, y me arrolló, de nuevo, cuando pensé que Bella sería
exponencialmente más imponente cuando ella se transformara. El
pensamiento me hizo marear de deseo. Ella ya era demasiado para mí
ahora...
Rosalie
comenzó a cantar con voz tan sensual que hizo que Emmett me bombardeara
con imágenes que tuve que bloquear activamente. Le eché una mirada; y
él pareció avergonzarse. Perdona, pensó. Pero flaco, mira lo que son.
Bella
y Alice comenzaron a mover sus caderas, dándonos la espalda, sus brazos
se agitaban en movimientos atractivos al lado de sus cabezas. Rosalie
cantó, “yo no creo que tu estés listo para este jaleo. No pienso que
tú estés listo para este jaleo. No creo que tu estés listo para esto,
porque mi cuerpo es demasiado bootylicious para ti, bebé”.
Al
final de cada estribillo las chicas levantaban sus manos hacia arriba y
las bajaban rápido golpeando fuertemente sus nalgas, haciendo los más
deliciosos ruidos de chirlos, inclinando sus cuerpos hacia adelante y
mirándonos sobre sus hombros. Gemimos todos al unísono. Los ojos de
Bella quemaban en los míos. Sentí como me endurecía dentro de mis
shorts, queriendo a todos fuera de la casa inmediatamente.
Mierda Edward, pensó Emmett, con la imagen de Bella dentro de su cabeza, moviéndose al ritmo de la música. Ella sí que sabe moverse.
Gruñí, pero le dije en voz baja, “Ni te lo imaginas.”
Imágenes de Bella arrodillándose delante de él inundaron su cabeza antes de que él me mirara rápidamente.
Lo siento, hombre. Ella se ve realmente sexy.
Asentí,
luchando por no prestarle atención, mientras era cautivado por la
visión de Bella, sus brazos envueltos juntos sobre su cabeza, mientras
sus caderas se balanceaban al ritmo de la música, su cuerpo se movía
maravillosamente, sensual.
Oí la voz de Alice en mi cabeza,
Te lo dije. Ahora échanos al diablo de aquí, ¡Ya!
La
canción terminaba y yo me levanté de un salto, sin fijarme si mis
pantalones necesitaban un ajuste, y sin que me importara terminar
precipitadamente con una tarde tan obviamente divertida. Bella me miró
fijamente, con la respiración agitada. “OK,” dije quedamente.
“Hora de decir buenas noches.”
Todos
parecieron más que felices de irse y hacer exactamente lo que nosotros
mismos teníamos en mente. Desaparecieron en segundos. Estábamos solos.
Era todo lo que había podido hacer para no rasgar el bikini de Bella de
su cuerpo y tomarla sobre el sofá.
*****
CPB (Contado Por Bella)
Los
ojos de Edward me quemaban. Sentía como si su mirada fija pudiera
derretir el ridículo bikini sobre mi piel. Él parecía estar congelado en
el lugar, su cuerpo perceptiblemente duro por debajo de su bermuda a
cuadros, mi remera todavía atada adorablemente en su cabeza.
Caminé hacia a él y tiré de la remera de su cabeza, pareciendo despertarlo de su estupor.
“¿Bella, sábes lo que me háces?”
Su voz era queda. El cuarto se sentía inmensamente silencioso.
“Muéstrame.”
Le dije, y mi voz era apenas un susurro, mi necesidad de él me
abrumaba, mi centro palpitaba húmedo por él. Me preguntaba si él podría
oír el pulso en mi sexo.
Él
se movió hacia mí lentamente, recorriendo mi torso con sus manos,
moviéndolas alrededor de mi espalda antes de alcanzar mis senos. Gemí,
mis pezones se endurecieron cuando su cuerpo se acerco más al mío.
Sus
manos desataron la parte superior de mi bikini, dejándolo caer al piso.
Él se arrodilló y bajó la parte inferior de mi bañador, sosteniéndola
para que yo sacara mis pies de ella. Noté que él la guardo en su
bolsillo y le sonreí. Sus dedos viajaron por mis brazos lentamente, sus
ojos permanecían fijos en mis labios, su boca apenas abierta, casi como
si él me probara en el aire.
Sus
manos alcanzaron mis hombros y bajaron lentamente hasta mis caderas, y
alrededor a mi cola. Él se arrodilló ante mí otra vez, bajando sus manos
por la parte posterior de mis piernas y subiendo por los lados,
nuevamente hasta mis caderas. Él permaneció de rodillas y tiró de mí
acercándome, su cara contra la parte baja mi abdomen, y su respiración
se hizo profunda contra mí.
Él
no se movió por un largo momento, solo se quedo allí, sus manos seguían
frotando ligeramente mis caderas, mis manos se habían entrelazado en su
pelo. Mi cuerpo se sentía cada vez más húmedo, y mi pulso latía tan
rápido que seguramente distraía a todos en el barco.
Edward miró hacia arriba. “Estás tan mojada, Bella. Me estás matando lentamente.”
El todavía no me había tocado. Gemí, tirando de sus hombros, impulsándolo hacia mí.
Él
se levantó inmediatamente, envolviendo sus brazos alrededor de mí,
aplastando sus labios en los míos, y gimiendo en mi boca. Peleé
torpemente con el lazo de su bermuda y la bajé sobre su imponente
erección, el latido de mi corazón saltaba con la sensación de él
liberándose, palmeando su miembro contra mi estómago.
“Bella,
esta noche estuviste asombrosa…” murmuró en mi boca, sus manos asían mi
cola, tirando de mí contra él, frotando su miembro duro contra mi
estómago. “Pero no tienes idea de los pensamientos que pasaban a través
de las cabezas de mis hermanos”.
Me alejé, como con una sacudida eléctrica.
“Oh Jesús, Edward. Me mátas diciéndome eso. Habría preferido vivir toda mi vida sin saber… ”
Él interrumpió mi diatriba con un beso violento, empujando su lengua en mi boca, demandante.
“¿Para quién estabas bailando hoy?” Su voz era áspera, sus manos me apretaban contra él.
Vacilé; su agonía era deliciosa. “Alice.” Dije, provocándolo, con voz sugestiva.
Él gimió contra mí. “Provocadora.” Su mano me azotó ligeramente, sus ojos miraban mi boca.
“Más
fuerte.” Lo reté, mi respiración se volvió mas difícil y fuerte, mas
excitada de lo que creí posible. Estaba literalmente mareada.
Su
mano bajo más duramente en mí, el azote sonó ruidosamente a través del
cuarto silencioso. Gruñí levemente. Edward murmuró, “lo siento,” contra
mis labios.
“No lo hagas.” Ronroneé contra él, asiendo su miembro muy fuerte con mi mano.
“Muéstrame
cuánto me deseas.” Gruñó en mi oído. Llevé su mano abajo hacia mi
cuerpo mojado, empujando sus dedos dentro de mí, moviendo las caderas,
frotándome en su mano. Él gimió en voz alta, sus ojos todavía miraban
fijamente mis labios.
Le
di la espalda y me incliné sobre la parte posterior del sofá. “Lamento
haberte provocado esta noche, Edward. Castígame.” Empujé mi cola hacia
él, mirándolo sobre mi hombro de la manera que yo sabía que lo
enloquecía.
Él
susurró mi nombre, con tono desesperado, y subió detrás de mí. Se frotó
contra mi entrada, después tomo mi cola con ambas manos y empujó en mí.
Grité fuerte al sentir cuan excitado estaba, mi necesidad de él me
abrumaba. Él se tiró hacia atrás, casi saliendo completamente, y yo
gemí, pidiéndole que me penetrara otra vez. Él me azotó y grité en
éxtasis. “Apuesto a que quieres mi miembro duro dentro de ti. Estás tan
mojada, Bella. Puedo notar cuánto lo deseas.”
Su voz era tranquila, una voz baja y suave, llena de amor, aun cuando las palabras eran bastante fuertes.
“Lo quiero… por favor,”
le pedí, empujándome contra él. Sus manos todavía sostenían mi cadera,
frotando mi cola. Él empujó en mí otra vez, fuerte, la sensación fue
casi demasiado para mí. Jadeé su nombre, empujándome duramente contra
él, sintiéndolo agudo y profundo en mí. Él empujó contra mí dos veces
más y después salió otra vez, su respiración se oía agitada detrás de
mí.
“¿Qué quieres que te haga ahora, amor?” Su voz era todavía suave.
“Azótame,
Edward. Y después cógeme.” Me ruboricé con mis propias palabras, la
verdad del deseo desnuda entre nosotros. Me gustaba cuando él tomaba el
control. Me recordaba cuánto él me quería, me deseaba.
“Cógeme… muy fuerte.” Ronroneé sobre mi hombro.
Él
gritó mi nombre, empujando en mí y, haciendo lo que yo le pedía,
azotándome, la sensación era maravillosamente dolorosa para mí, pero
probablemente solo un golpecito minúsculo para él. Su cuerpo empujó en
mí, sus manos sujetaban mis caderas duramente.
“Amo
cuando sujetas mis caderas con fuerza…” Gemí y sus caderas se movieron
más rápidamente detrás de mí, su cuerpo duro se movía profundamente
dentro mío.
“Más
rápido, Edward…” Le pedí, queriendo verlo romper su auto impuesto
límite de velocidad conmigo. Él bombeó repentinamente en mí más
rápidamente de lo que lo había hecho nunca antes, un movimiento
inhumano, sus caderas se desdibujaban ante mis ojos que lo miraban
detrás de mí. Él nunca lo hacía tan dura ni profundamente, pero la
sensación de él que se movía así de rápido era casi como una vibración a
través de mi cuerpo entero.
Él
gemía en alta voz, con sus ojos fijos en mi cola, su cuerpo nunca se
movía tan rápido dentro de mí. La sensación era increíble, el sonido de
él golpeando mi cola era una sucesión de golpecitos detrás de mí.
“Bella,
mierda, oh dios… oh tan bueno….tan apretado, Bella, por favor….” Su voz
me volvió loca, mi cuerpo palpitaba contra él, pidiéndole que empujara
más duramente. Las vibraciones de sus movimientos se dispersaban a lo
largo de mi clítoris, abajo de mis muslos, y a la parte posterior de mis
pantorrillas, haciendo que mis piernas se sintieran débiles y
entumecidas. Él sostuvo mis caderas, empujando en mí increíblemente
rápido antes casi de gritar mi nombre y de empujar profundamente en mí,
cuando sentí la dura pulsación de su cuerpo durante su largo clímax.
Su
cuerpo cayó sobre el mío, empujándome en el sofá. Él se levantó después
de algunos momentos, dándome vuelta hacia él y alzándome. Me llevó al
sofá y me sentó, arrodillándose en el piso delante de mí. Sus manos
recorrieron mis pechos, y él se estiró para tomar uno de mis pezones en
su boca mientras que empujó dos dedos dentro de mí y comenzó a masajear
mi clítoris con su pulgar. Me arqueé hacia atrás contra el sofá,
gimiendo, dejándolo arrebatarme. Me llevó al borde de mi clímax una y
otra vez, torturándome, con sus dedos deliciosos.
“¿Quieres
que te deje acabar, mi dulce Bella?” Me preguntó suavemente, mirando mi
cara, su brazo se movía debajo de mí, sus músculos se movían debajo de
la piel dura.
“Sí…” Gemí, luchando para mantener su mirada.
“Pero
te ves tan hermosa ahora. ¿Qué pasaría si yo quisiera mirarte un rato
más?” Una sonrisa jugó en sus labios cuando lo mire, adolorida.
Cuando
yo ya gritaba, sabiendo que no podría aguantar más, él se levanto sobre
sus rodillas y empujé su cuerpo duro en mí, penetrándome profundamente y
frotando su hueso púbico contra mi clítoris, trayéndome cerca de un
clímax celestial. Él susurró mi nombre en mi oído, impulsándome a que
acabara.
“Acaba
para mí, mi Bella. Acaba en mí, te amo tanto, acaba por favor para mí…”
Luces estallaron detrás de mis ojos y mis gritos hicieron eco en las
paredes del cuarto. Estaba segura de que todos en el barco podían oírme.
No podía importarme menos.
Dormí apenas. Movimos nuestra pasión a la cama, Edward se levantó brevemente para poner algo de música, Iron and Wine’s - Flightless Bird, American Mouth,
fluía en el cuarto. Yacimos, besándonos y tocándonos por horas, saber
que no podríamos tocarnos constantemente una vez que nos integráramos
dentro
de nuestra vida normal, me hizo renuente a perder un solo momento con
Edward. Sus manos acariciaron suavemente cada pulgada de mi piel,
nuestras bocas se probaban repetidamente. No sabía lo que nos deparaban
los próximos días, pero podía detectar la misma necesidad de conexión
que emanaba de Edward, sus besos eran alternadamente febriles y
apacibles, frenéticos y lujuriosos. Vimos juntos la salida del sol,
antes de que finalmente me durmiera, desnuda y agotada en sus brazos.
Capítulo 13 - Suelta la Lengua
Dejé
escapar un ruidoso bostezo, y me estiré, buscando a Edward. Miré hacia
arriba y lo vi parado a un lado de la cama con un plato de fresas y
mangos. Su cuerpo brillaba en el sol que entraba por las puertas
francesas, sus shorts se apoyaban en sus caderas. Él no había usado una
camisa en días, la vida era maravillosa.
“¿Fresas?”
Pregunté hambrienta, incorporándome rápidamente. “¿Dónde conseguiste
ésto?” Habíamos estado en la isla durante una semana. Me había quedado
bastante corta de alimentos frescos.
“Esme trajo comida como para dos meses de las tiendas de comestibles de Río para ti. Estás oficialmente abastecida.”
Él
colocó el plato en el borde de la cama, sentándose a un lado. Se estiró
y despeinó mi pelo, echando un vistazo a mi piel arrugada y desnuda.
“Te ves ridículamente linda hoy.”
Se inclinó para besarme, dejando sus labios apoyados en los míos.
Luego
se retiró y me sonrió, podía ver la profunda felicidad en su cara y me
di cuenta de que él tenía todo lo que necesitaba en su vida, en esta
isla.
Tomé algo de fruta y la devoré. Había salteado mi cena de anoche después de que llegara la familia.
“¿Fuiste
al barco anoche?” Me había despertado en medio de la noche y Edward se
había ido. Me había vuelto a dormir fácilmente, suponiendo que él estaba
pasando algo de tiempo con su familia.
Él
asintió con la cabeza, mirando atento como mis labios se movían sobre
una fresa. La chupé más eróticamente de lo necesario probablemente. Él
gimió, y después graznó, “solamente por un par de horas. Pasé la mayor
parte del tiempo con Carlisle. Los demás me estaban volviendo locos con
sus pensamientos, totalmente descontrolados… aunque no totalmente
inexactos.” Me hizo su sonrisa torcida, tocando mi mejilla con su mano.
“Me imagino que a ti te harán algo similar, si logran entrometerse para sacarte información.”
“¿Carlisle no te exprimió, entonces?”
Había pensado que Carlisle querría más detalles que cualquier otro, siendo el confidente más cercano de Edward.
“No
es su estilo. Pero, no necesitó hacerlo. Yo le conté casi todo.” Me
dijo encogiéndose de hombros, y jugando con un mechón de mi pelo.
Tragué con dificultad el trozo de fresa que estaba masticando, logrando atorarme un poco, y pregunté tosiendo.
“Umm, ¿todo?” sintiendo el calor del rubor sobre mis mejillas.
Edward me sonrió, “no te preocupes. No todo- todo. Solo las cosas que Carlisle quería saber.”
“¿Como…qué?”
Agité mi mano en un círculo, impulsándolo a ser más específico.
Necesitaba saber exactamente cuan mortificada debía sentirme la vez
próxima que viera a mi suegro.
“Bueno,
le conté sobre la primera noche, detalles no específicos sobre nuestras
relaciones, Bella,” me aseguró, viendo el horror en mi cara. “Solo la
parte sobre cuánto más fácil de lo que yo había esperado fue.” Su dedo
trazó mi labio, y sus ojos lucían desenfocados mientras recordaba
nuestra primera noche en la isla.
“Le
describí, como mejor podía, lo bien que yo puedo detectar lo que siente
tu cuerpo, cómo reacciona. Cómo he memorizado tus latidos, cómo sé lo
que tú necesitas.”
Miré
a Edward fijamente. Sus palabras eran increíblemente románticas pero la
imagen de él diciéndole estas cosas a Carlisle me hizo morir de
vergüenza.
“¿Tu
le contaste esas cosas… a Carlisle?” Mi voz era queda. No estaba
enojada, solo sorprendida de que él hablara sobre tales cosas íntimas
con otra persona. Yo nunca había tenido un confidente así, antes de
Edward.
“Lo hice, Bella. ¿Te incomoda?” Sacudí mi cabeza. Él me sonrió.
“Carlisle
es mi padre, pero es más que eso, él es mi referente. Su aporte es
excesivamente importante para mí. Él estaba preocupado por nuestra luna
de miel, sobre que pasaría cuando estuviéramos en la intimidad. Quise
tranquilizarlo, decirle que todo había sido menos complicado de lo que
yo esperaba.”
Él
se inclinó para besarme, su lengua resbaló suavemente en mi boca, y un
quejido bajo salió de su garganta. Se incorporó, rápidamente, y después
agregó, “oh, y le mencioné lo del veneno. Él estaba muy interesado en
eso.”
Rodé
lejos de él y enterré de golpe la cara en una almohada, gimiendo. “Oh
por dios Edward, por favor dime que no lo hiciste…” Mi voz sonó
amortiguada, mis manos golpeaban la cama a mi lado.
Edward rió, volteándome antes de subirse sobre mí, abriendo mis piernas con su muslo.
“¿… no hice qué? Mencionarle tu propensión a hiperventilar?” Él se rió entre dientes, mirándome suavemente.
“No. Por supuesto que no.
Solo mencioné que causa una sensación de cosquilleo en tu piel, no del
todo desagradable. Desde un punto de vista científico es realmente
fascinante.”
“Puedes decir eso otra vez,” mascullé, llevando mi mano sobre mis ojos, intentando exhalar la mortificación que sentía.
Él se rió entre dientes.
“No
hay una larga lista de testimonios de seres humanos que han tenido
sexo con vampiros. Así que, hay un elemento… de oportunidad de
aprendizaje para nosotros.”
Su voz se apago, él finalmente parecía algo vergonzoso.
“Por
favor no conviertas ésto en algo clínico. Sé como son tú y Carlisle
cuando están juntos. Tú te vas a enloquecer totalmente sobre ésto. Pero
es mucho más que una curiosidad científica, Edward.”
No
podía ocultar la pequeña herida que me causaba que él pudiera disecar
científicamente algo que era, claramente por el contrario, totalmente
transcendente para mí.
Él tomó mi cara en sus manos y me besó.
“En
verdad, todo lo que charlamos fue sobre la parte clínica. Pero Bella,
tú tienes que saber, para mi es mucho más personal que eso.”
Él me miro, sus ojos reflejaban preocupación.
“Sobre
todo acabo de hablar con él por un rato sobre lo que siento, cómo tu me
has cambiado, cómo ahora me siento completo. Ninguna de estas son cosas
que tú no hayas oído ya. Siempre te contaré primero a ti, tú sabes
mucho, mucho más, por supuesto.”
Su
sonrisa se volvió sensual, sus manos viajaron hacia abajo de mi cuello
para palpar mis senos. Mis manos tiraron hacia abajo sus shorts y él se
retorció fuera de ellos, tirándolos con sus pies fuera de la cama.
“¿Qué
clase de cosas se de ti, sobre nosotros, que él no sepa?” Pregunté, con
voz suave, mis manos se enredaron en su pelo, y presioné mis caderas
contra su estómago.
“Bueno…”
dijo con voz cansina, besándome los labios, “no le contaría a nadie
cómo se siente tu boca contra la mía…” su lengua lamió mis labios
suavemente. “No le diría a nadie lo suaves que se sienten tus pechos en
mis manos, lo hermosos que son tus pezones, que tienen el color exacto
de las peonias pero con aroma a fresias.” Él me besó cada pezón,
inhalando profundamente, dejando que su lengua girara alrededor
volviéndolos duros. Él gimió suavemente, “dios, Bella.” Arqueé mi
espalda a su tacto.
Él continuó, acercando su cara a la mía.
“No
le diría a nadie cómo tu pecho entero se ruboriza cuando acabas. No le
contaría a nadie sobre tu sabor, que es una mezcla de flores y lujuria.”
Su
mano bajo hasta mi centro húmedo, frotándome suavemente, y después
trayendo sus dedos entre nuestros labios antes de poner su mano
suavemente en mi mejilla.
“No
diría a nadie cómo la sangre se precipita bajo tu piel cuando te toco, y
deja un rastro de fuego rosado que sigue mis dedos. No le contaría a
nadie sobre tus besos hambrientos contra mi hombro cuando estoy
empujando mis dedos dentro de ti, tus labios que intentan devorarme.”
Su voz se volvió ronca, su cuerpo duro empujaba contra mi muslo.
“No
le contaría a nadie cómo amas cuando digo coger y vulva, y que te azoto
cuando me lo ruegas. Y sé que amas ser la única persona a la que le
muestro ese lado de mí.”
Inhalé
profundamente con esas últimas palabras, mi corazón se cerraba de golpe
en mi garganta, la verdad en ellas me resultaba abrumadora. Él
continuó, con respirando suavemente, su voz un murmullo otra vez contra
mi cuello.
“No
le contaría a nadie cómo tensas alrededor de mí tus músculos justo
antes de tu clímax, cuando estás al borde de acabar, tu cuerpo entero se
congela deliciosamente en esos movimientos y me pides que siga
moviéndome exactamente como lo hago, sin cambiar nada.”
Él miraba dentro de mis ojos, sus manos se movían para frotar ligera y suavemente mis pezones otra vez.
“No
le contaría a nadie cuán calientes tus labios y tu lengua se sienten
alrededor de mí cuando me tomas con tu boca, cómo gimes contra mí justo
antes de que yo me venga contra tu lengua suave…” sus dedos delinearon
mis labios suavemente. “Y no le contaría a nadie cómo tus ojos miran los
míos cuando me pides que empuje dentro de ti, exactamente de la forma
en que me estás mirando ahora.”
Con esas palabras dejé escapar un quejido suave y subí mis piernas alrededor de él, y su cuerpo duro se resbalo dentro del mío.
*****
Nos
duchamos juntos, tomándonos mucho más tiempo del que probablemente
necesitábamos. Ambos optamos por vestirnos simplemente en trajes de
baño, y nos dirigimos hacia afuera, al barco. Edward quiso llevarme a
pasear. Era una adquisición relativamente nueva, al parecer. Carlisle y
Esme anticiparon que estaríamos pasando más tiempo en la isla, y
quisieron un barco cómodo para los viajes desde y hacia Río.
Subí a bordo, y miré alrededor, con la boca abierta de par en par. Era asombrosamente lujoso.
“Es enorme.” Jadeé.
“Eso
es lo que ella dice.” La voz de Emmett vino de detrás de mí. Me di
vuelta para ver la risa de Edward, dando a Emmett un topetón con el
puño.
Me
reí, apartándome de ellos. Una cubierta grande se atravesaba delante de
mí, cubriendo el frente entero del barco. Los controles parecían estar
en la segunda planta, y una cabina principal se abrió hacia fuera sobre
la cubierta. Caminé adentro. Sofás de felpa, una TV de pantalla grande,
una Wii, la máquina de Karaoke, un sistema de sonido enorme, y algunas
mesas llenaban todo el cuarto, y aun así daba sensación de amplitud. Era
gigantesca.
“Esto es como algo que ves en los ángeles de Charlie… o en un video de rap.” Reflexione, mirando a mí alrededor.
Emmett
rió detrás de mí. “Ese es nuestro plan. Salir de esta isla después de
algunos días y levantar algunas perras y prostis.” Oí su risa detrás de
mí, y después lo oí decir
“¡Ow! Solo bromeaba Rosie.”
Rosalie subió hasta mí y me dio un pequeño abrazo, muy poco característico de ella.
“Buenos
días, Bella.” Me sonrió. Yo le sonreí también, notando su minúsculo
bikini dorado, sus piernas largas parecían comenzar justo debajo de su
mentón. Sentí una punzada de timidez y miré a Edward. Él miraba
fijamente mi cola en el culotte rojo de mi bikini. Me reí y fui a
besarlo ligeramente.
“¿Porqué fue eso?” me susurró.
“Sólo porque te amo.” Murmuré contra sus labios.
“OK,
suficiente de eso. ¿Qué, no pueden tomarse un recreo por diez minutos y
ser sociables?” Emmett nos reprendió juguetonamente.
Edward se rió, bajando la cabeza, divertido.
“¡Diez
años, Emmett! Diez años tuve que aguantar las paredes que destrozaban,
las puertas rotas, y los gemidos constantes, antes de que ustedes lo
redujeran a, qué, ¿por lo menos dos veces al día? ¡Ninguna de las tres
veces que ustedes rompieron mi cama me molesté!” Edward rió, sacudiendo
su cabeza.
“Ahora, ustedes se van a mantener totalmente en silencio cada vez que yo necesite besar a mi esposa.”
Emmett
rió, llevando sus manos hacia arriba en señal de entrega. “Suena
bastante justo, Hermano.” Rosalie nos sonrió, con los ojos brillantes.
Jasper
y Alice caminaron dentro, goteando empapados. Alice se veía adorable en
un minúsculo bikini negro con tiritas. Jasper usaba un short de
natación rojo, su torso era asombrosamente muscular. Me di cuenta que lo
había estado mirando fijo y aparte mis ojos rápidamente. Sentía la risa
de Edward detrás de mí.
“¡Atrapada!.” Susurró en mi oído, deslizando su lengua contra mi lóbulo. Sentí mi cuerpo ruborizándose con su tacto.
Jasper nos miraba y rodó sus ojos.
“¡Chicos me están matando!,” dijo con su suave voz cansina, y sonrisa jugaba en sus labios.
“¡Pero no paren!” chilló Alice. “Estoy totalmente fascinada con lo que su humor le está haciendo a mi marido. ¡Mii-auuu!”
Me
ruboricé furiosamente. “¿Estaban nadando chicos?” Balbuceé torpe,
sabiendo rápidamente la obvia respuesta a mi pregunta. Edward me besó el
cuello, riendo silenciosamente detrás de mí.
“Si se le puede llamar así.” Dijo Emmett riéndose por lo bajo.
Edward miraba a Emmett y luego a Jasper, entonces lo picó la curiosidad. “¿De qué se trata esto?”
Emmett le sonrió a Jasper, y después se encogió de hombros.
“Vi
a Jasper nadando y le dije que él me recordaba a mi profesora de
segundo grado cuando nos enseñaba a nadar como perrito. Él dice que
podría ganarme en una carrera a Río ida y vuelta, pero sería una pérdida
de su tiempo porque le rompería la ilusión muy fácilmente. Además, le
dije que deje que el dinero hablé.”
Los ojos de Edward chispearon.
“Ven
Jazz. Tú viste nadar a Emmett. Él es como un canto rodado con aletas.
Por supuesto que tu le ganarías, y valdría la pena totalmente.” Su risa
era baja, feliz. Emmett gruñó.
Jasper
rió y se encogió de hombros. “Estoy bastante seguro de que yo les
ganaría a ambos fácilmente. Sin problemas. Solo que no quiero dejarlos
mal parados delante de sus damas. Entonces tendría que sentarme a
escuchar sus lloriqueos toda la noche.” Él levantó una ceja.
La apuesta había comenzado ahora.
Edward
rió otra vez. “Bueno, ahora, no quiero sumarme a esta apuesta y ser
acusado de robo. Tu puedes ganarle a Emmett, pero yo estoy
definitivamente fuera de tu liga, Jazz.” La voz de Edward era burlona, y
condescendiente.
“Estás rumiando demasiado, ¡tú no me ganarías ni por joda!” Jasper le hizo muecas a Edward.
Emmett se rió entre dientes. “Eso es impresionante, Jazz.”
“OK…,
OK” Rosalie caminó hacia adelante, con las manos en el aire. “Una
carrera a Río ida y vuelta. El ganador elige los castigos para los dos
perdedores. Los castigos serán diferentes para cada perdedor, no
incluirán hacerle nada a las esposas de los otros, y el que llegue en
segundo lugar puede elegir entre las dos opciones de castigo.” Me quede
pensando en esto, mirando a Edward vibrar con el desafío. Río no estaba
especialmente cerca.
Los
chicos asintieron, mirándose fijamente unos a otros. Los tres cuerpos
masculinos zumbaban con el entusiasmo. Edward tiró de su camisa sobre su
cabeza, revoleándola sobre un sofá. “Hagamos esto.”
Mire
a Alice, que me sonreía. Ella me hizo un guiño. No estaba segura si eso
significaba que su chico ganaría, o el mío. Y entonces se me cruzó un
pensamiento. ¿Cuáles serian los castigos, y si era por eso que ella me
estaba guiñando?
*****
Los
muchachos se zambulleron en el agua y desaparecieron. Intenté buscar a
Edward en el agua pero desapareció en segundos. Nos sentamos en tres
reposeras bajo el sol.
“Edward
se queda gran parte del tiempo bajo el agua. Emmett tiene una brazada
bastante fuerte. Jasper hace un mix de ambas cosas. Ellos aman nadar.”
Rosalie sonrió hacia mí desde la reposera a mi derecha. Alice estaba a
mi izquierda, cerrando sus ojos contra el sol, disfrutando del calor.
“¿Cuánto
tiempo estarán fuera?” Pregunté. No tenía ninguna idea de cuánto tiempo
le tomaba a tres vampiros nadar cincuenta millas ida y vuelta.
“No
mucho. Quizá dos horas.” murmuró Alice. ¿Nadan a cincuenta kilómetros
por hora? Ese pensamiento me hizo acelerar el pulso. Alice me levantó
una ceja.
“¿Dos horas?” exclamó Rosalie, no haciendo caso de mí.
“¿Qué diablos?” Mi boca se abrió muy grande. ¿Eso les parecía muy lento a ellas?
Alice
se encogió de hombros, su tono se iluminó. “Pararán para luchar en el
agua cerca de cinco veces. Emmett está siendo un grano en el culo.”
Rosalie se rió. “¡Ese es mi chico!”
Nos
sentamos silenciosamente por un rato. Era un día hermoso, ventoso y
caliente; el cielo era azul y despejado. Alice se volteo hacia mí
repentinamente, “¡oh! ¡Tengo un chisme!” Ella rió nerviosamente. “Y yo
nunca tengo chismes por eso éste es tan especial.”
Le sonreí expectante.
Ella rió y Rosalie dijo, “¿Oh, es lo de…?”
Alice asintió. “Sip, la historia de:
Edward-se-caso-y-mi-vida-ya-no-tiene-sentido.”
Las mire a ambas, desconcertada. “¿De qué están hablando?”.
Alice sonrió traviesa. “Jessica Stanley se fugó para casarse.”
Yo gemí. “¿Jessica se fugó para casarse? ¿En la última semana?”
Alicia cabeceó a mi expresión. “¿Que loco, no? Pero la peor parte es que el tipo es:
En-un-horrible-Universo-alterno-totalmente-la-exacta-copia-de-Edward.”
Rosalie
resopló, “sí, en sus sueños. Lo qué Alice quiere decir es que es
totalmente claro detrás de quien iba Jesica. Aunque, en este universo
alterno, Edward tiene la piel horrible, el pelo grasiento, un problema
con el alcohol, y el hábito extraño de oler sus dedos constantemente.”
Alice
suspiró. “OK, lo sé, él no se parece en nada a Edward. Pero está
clarísimo lo que ella buscaba. El tipo de hombre silente, melancólico,
con cabello alborotado. Oh, él es horrible sin embargo. Pobre Jessica.”
Rosalie resopló en este último comentario, claramente no tan comprensiva.
Hice muecas, riendo de la graciosa imagen. “¿Quién es él?”
Rosalie se encogió, “ni idea. Pienso que él es un estudiante de la Universidad de Washington.
Estoy casi segura de que ellos se conocieron en un bar en Seattle.
Sabemos Edward estará afligido cuando se entere que ella está fuera del
mercado.”
El
tipo sonaba patético, y Jessica tenía ciertamente mucho por madurar sin
la complicación de haberse casado con un extraño. Yo me sentía
un poco apesadumbrada por ella. Aunque sabía que ella no era la persona
más altruista, ella había sido mi primera amiga en Forks.
El
silencio bajó sobre nosotras, una tranquilidad cómoda, fácil. Cerré los
ojos. El sol se sentía delicioso en mi piel. Comencé a ver a Edward
moverse sobre mí detrás de mis párpados. Comenzaba a dormitar
suavemente.
“Así
que, Bella.” Dijo Rosalie con voz cansina, mis ojos se abrieron
rápidamente. Por el rabillo de mi ojo vi que Alice se encaramaba en su
reposera a mi lado. Me di vuelta hacia ella, viendo sus ojos brillantes y
emocionados.
Interrumpí
a Rosalie antes de que ella pudiera continuar, “¿donde están Esme y
Carlisle?” Era curiosidad genuina, pero también quise retrasar lo que
sabía que se venía.
Ella
agitó su mano alejando mi pregunta. “Llevaron el otro barco a Río para
buscar tiendas donde comprar los materiales para remodelar la cabaña.
Pero, mejor, hablemos de ti y sexy Edward…”
Gemí, temiendo el renacimiento de la inquisición española.
“Cuéntanos
todo sobre nuestro hermano mayor en la cama.” Dijo Rosalie sin rodeos
mientras que me sonreía dulcemente. Alice chilló, aplaudiendo.
“Guau,” mascullé. “Comienzas con las preguntas pequeñas, ¿verdad Rosalie…?”
Rosalie
rió. “Vamos. Hemos estado muriendo aquí. Él ha sido virgen por un siglo
y tiene sexo por primera vez con un ser humano. Podrás entender nuestra
curiosidad.”
Me
di vuelta hacia Alice y fingí una mirada de ira. “Solo pídele los
detalles a Alice, ella parece haber visto la mayor parte de la acción.”
Alice
rió nerviosamente. “Solo te vi a ti poniéndote el conjunto negro de La
Perla y los estiletos de Jimmy Choo que… estaba particularmente
encariñada con esos zapatos, yo sabía harían que tus piernas lucieran
como de cinco kilómetros de largo…”. Su voz se apago, después ella se
enderezó en la reposera. “Te juro que no vi el resto de esa noche ni
mucho de ninguna otra. ¿No es como que ustedes deciden con mucha
anticipación lo que van a hacer, verdad?” Ella sonrió, levantando su
mano en gesto de compromiso.
Asentí,
recordando la noche con la ropa interior negra. Me alegraba saber que
ella no vio lo qué sucedió más tarde. Era demasiado personal para
compartirlo.
“Está bien, pondré algunas reglas básicas,” dije, mirando a cada una de ellas. “No voy a negarme a compartir algunos detalles. Algunos.” Aclaré mientras que ambas aplaudían.
“Nunca
he tenido amigas con las que hablar de estas cosas, realmente, ni
tampoco un novio con quien hacer cosas que después pudiera contar, así
es que yo no estoy enteramente cómoda ventilando todo.”
Ambas
me miraban cuidadosamente. Rosalie se rompió en una mueca astuta, “OK,
te lo tomo. Entiendo eso. Pero en serio, Edward parece como una persona
totalmente diferente. Su mueca constante, casi me espantaba. Y ahora
estoy… bueno, me impresiono.” Ella me miraba, asintiendo. “Así que,
¿podemos hacerte preguntas por sí o por no, entonces?”
Vacilé. “OK. Sí, no, o sin comentarios.”
Ella cabeceó su acuerdo. “¿Ustedes tuvieron sexo la primera noche aquí?”
Asentí.
Intercambiaron las miradas, levantando sus cejas la una a la otra en
una comunicación silenciosa. Suspiré. La intimidad con mis nuevas
hermanas era divertida, pero ya comenzaba a bordear con lo doloroso.
Alice
me miraba, “¿Has usado los shorts azules de encaje? Ésos sacaban
chispas y Edward no puede controlarse cuando tu usas cosas de color
azul.”
Asentí, recordando la segunda noche en la casa cuando Edward me tomó rudamente. Me ruboricé. “Si. Ésos eran fabulosos.”
Rosalie se rió entre dientes. “Volveremos a esa historia cuando nos no limiten al sí o al No.”
“No te olvides del sin comentarios.” Le recordé.
“Lo sé,” me sonrió ella, haciendo un guiño.
Ella y Alice se miraban la una a la otra, después ambas explotaron al mismo tiempo, “¿él ya bajo en ti?”
“¿Qué?”
Jadeé, sintiendo como si saltáramos de jardín de infantes a una tesis
de doctorado. Sentía que me quemaban las mejillas.
“Uh, eso es un sí.” Rosalie rió nerviosamente. “¿Y?”
“¿Y… qué?” Pregunté, evitando sus ojos.
“Bella.” Alice me levantó una ceja. “Vivimos para eso. No finjas que a ti no te gusta.”
Lancé
una gran exhalación, decidiendo solo entregarme a ella.
“Definitivamente… podría verme viviendo para eso.” Chillaron. “Solamente
que ha sido complicado. El veneno….”
“Oh mi dios…” Rosalie murmuró, Alice jadeaba a mi lado. “Había olvidado eso. Oh, Bella, ¿te lastimó?”
Rodé mis ojos queriendo desaparecer. “No exactamente.”
Me miraron fijamente. Rosalie gruñó, “¿es que acaso vamos a tener que arrancarte cada detalle a la fuerza?”
“¡Es solo que esto es muy personal!” Chillé, cubriendo mi cara.
“Bella, ahora tu eres nuestra hermana. No hay tales cosas como demasiado personales.” sonrió Alice.
Rosalie rió nerviosamente. “Felizmente te contaré las medidas de Emmett, si tú quieres.”
Gemí. “Por favor, No. Por favor dios, no lo hagas.”
Ambas se rieron de mí, y esperaron para que explicara el tema del veneno.
“Yo
pienso que… bueno, es un poco como un cosquilleo. Llega a ser bastante
intenso si es… allí abajo…” Sentía como si fuera a explotar de tanto
ruborizarme.
Ambas me miraban, asintiendo. “¿Y?”
“¿Y qué? Cosquillea. MUCHO.” Me encogí, esperando que no necesitaran más explicaciones.
“Por supuesto cosquillea. ¿Pero quién puede quejarse por un orgasmo inmediato y constante?” Rosalie me miraba con incredulidad.
Me ahogue tragando saliva. “¿Qué? Esperen, ¿es igual para ustedes chicas?” Asintieron, sonriendo. “Y ustedes… ¿no se desmayan?”
Jadearon,
tapando sus bocas con las manos. “¿desmayarse? ¡Oh Bella que terrible!
¿Qué sucedió?” La voz de Alice estaba llena de preocupación.
Y
en ese momento entendí. “Chicas, ustedes no pueden hiperventilar. Claro
que no, usted son vampiros.” Una sonrisa amplia se desparramo a través
de mi cara. “Eso significa que cuando me transforme, ¡conservare todo lo bueno, sin los desmayos ni la humillación!”
Ambas me miraban, intentando entender de lo que yo hablaba.
“¿Qué quieres decir, humillación?” Susurró Alice como si hablara sobre una tragedia grave.
Suspiré, entendiendo que iba a tener que explicarles, deseando haber contestado, estuvo bien y haberlo dejado así.
“Respiraba demasiado rápido. Hiperventile. Me desmayé, y caí como una tonelada de ladrillos totalmente anti-sexy. Dos veces.”
Rosalie dijo cautelosamente, “así que… tú no lo conseguiste por mucho tiempo, entonces.”
Me reí entre dientes de su expresión, `conseguiste'.
Sus caras se habían congelado con las expresiones más preocupadas y
comprensivas, lo que me hizo reír a carcajadas ruidosamente.
“Chicas
ustedes, parecen pensar que no hay otras que nosotros podemos hacer.”
Me encogí. “No que no me interese tener más de eso, pero nos divertimos
mucho.” Lo dejé así.
Antes
de que pudieran preguntarme más cosas, notamos lo que parecía una
estela detrás del barco como un motor invisible. Los chicos venían hacia
el barco, rápido.
Nos
paramos y caminamos hacia el borde del barco, mirándolos acercarse. No
podía decir quién llevaba la delantera; parecían estar todos
amontonados; empujando olas gigantes en el agua y apenas se veían sus
cuerpos indefinidos. El barco se sacudió fuerte una vez, y entonces dos
ruidos sordos sucesivos empujaron el barco hacia adelante.
Alice
saltó hacia arriba y hacia abajo cuando los muchachos salieron fuera
del agua y saltaron sobre la cubierta. Edward caminó hacia mí, con una
sonrisa, engreída, y torcida. Su pecho relucía, fuerte. “¿Quieres besar
a un campeón?”
Chillé
y envolví mis brazos alrededor de él, besándolo fuertemente,
presionando mi cuerpo contra el suyo mojado. Alice besaba a Jasper más o
menos de la misma manera. Rosalie tenía sus manos a los lados de la
cara de Emmett, consolándolo.
“Aww, pobre Emmett.” Suspiré, medio en broma, presionando mi cuerpo contra mi marido.
Edward
sonrió satisfecho. “No te sientas demasiado apesadumbrada por él. Él
gana las apuestas de fuerza fácilmente. Solo soy demasiado rápido para
él. Además, él es un dolor en el culo.”
“Eso es lo que dijo Alice,” reí. Él me besó apasionadamente, empujando su cuerpo contra el mío.
Jasper miraba a Edward. “OK, Edward. Discutamos castigos. ¿Cuáles son mis opciones?”
Edward
se rió entre dientes, divirtiéndose claramente con la decisión. “OK,
opción uno: Tú usarás el atuendo de mi elección todo el día de mañana,
sin discusión, y sin detalles hasta mañana. La opción dos, tú cantaras
al Karaoke: (*) You’re Beautiful by James Blunt.”
Jasper dijo “El atuendo, a fondo. Definitivamente el atuendo.” Me reí de su certeza.
Emmett gimió, “Aww, hombre. Ésa canción es muy GAY. El tipo incluso suena como una chica.”
Edward se rió entre dientes. “Lo sé. Por eso es una buena opción para ti Emmett. Mejor practica tu falsetto para esta noche.”
Alice
se dio vuelta hacia Edward, sonriendo, sus ojos centelleaban. Edward la
miró fijamente por un largo momento y después se rió, dándose vuelta
hacia mí.
“¡No puedo creer que contaste!”
Me tapé la cara con las manos.
“Lo sé. Créeme, ni yo me lo creo tampoco.” Mugí, mirando a Edward y él me sonreía absolutamente radiante.
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Capítulo 14 - Mosaico by Lolashoes
Colocamos
todo en la sala de estar mientras que Emmett marcaba el código para la
canción. Todavía me reía entre dientes de su atuendo: él se había
exprimido dentro de un vestido de hilo rosado de Rosalie, la tela casi
se rasgaba sobre su cuerpo musculoso, la parte inferior apenas cubría la
parte alta de sus muslos. El vestido era una clara declaración sobre la
canción. Él echó un vistazo hacia arriba y le dio una mirada de
complicidad a Edward, que sonreía feliz, descansando en su silla.
Miré
por encima a Rosalie; su cara era una mezcla de entusiasmo y
curiosidad. Me senté en el piso al lado de ella, inclinándome contra el
sofá, sintiéndome nerviosa por Emmett. Aparentemente yo era la única que
se sentía así.
Emmett rezongo para sí mismo, su voz profunda resonaba en el cuarto.
“Esto
no es tan malo. No es como la vez que me hiciste beber un litro de
leche.” Él parecía asqueado y fulminó a Edward con la mirada.
“Eso fue enfermizo.”
Edward
se rió entre dientes desde la silla, “lo que sea que te ayude a cantar
esta canción, Em. No estoy seguro de que te hayas dado cuenta lo agudo
que canta él.”
“Y a propósito, luces totalmente sexy en cachemira rosada,” dijo Jasper quedamente desde el sofá.
“Si no estuviera ya casado…” él levantó su mano en garras, “rawr.”
“Sólo espera hasta mañana, Jazz, entonces veremos quién es más sexy.” rió Emmett.
“La
voy a romper, con lo que sea.” La voz de Jasper era apenas un susurro,
una sonrisa se encrespaba en sus labios. Alice silbó entre sus dedos y
se subió en el regazo de Jasper.
“Hablando de romperla, Emmett, déjanos ver lo que puedes hacer.” Edward movió la mano en un gesto de apuro.
Los
acordes de la abertura comenzaron y Emmett puso una expresión soñadora,
su mano sobre su cabeza en un gesto plumoso de diva. Él comenzó a
cantar, “mi vida es brillante…” y entonces puteo bajo su respiración,
riendo, su voz era demasiado grave para la canción, sabiendo que el
castigo de Edward requería un falsetto. El maldecía continuamente, las
blasfemias volaban mezcladas con cada verso.
Sus
intentos eran constantes de cantar lo suficientemente agudo para la
canción, y fallaba siempre por el tenor de su voz profunda, solo le
salía una cacofonía de gritos, haciendo reír histéricamente a la familia
entera. Él se reía a la par, luchando para permanecer enfocado. Miraba
alrededor del cuarto. Todos disfrutaban del impedimento de Emmett, sin
maldad. La canción terminó y Emmett hizo una reverencia profunda,
nuestros aplausos y silbidos cayeron ruidosos sobre él. Emmet había
lanzado bastantes maldiciones durante su actuación, por lo que Edward
habría podido insistir en un bis probablemente, pero optó por no
hacerlo.
Él
caminó hacia Rosalie y me pareció que lo oí susurrar, “Tú eres hermosa,
lo sabes.” Ella lo besó suavemente. Esme lo regañó bondadosamente por
maldecir, y le sugirió que intentara imitar a Edward en su respeto por
la lengua inglesa. Edward y yo intercambiamos una mirada divertida, mis
ojos se fijaron en sus labios, que me pronunciaban palabras
deliciosamente sucias, bastante seguido. Mi corazón hizo un ruido sordo
en mi pecho.
Jasper
se rió entre dientes detrás de mí, “Muy interesante reacción, Bella.”
Le eché una mirada sobre mi hombro, haciéndolo reírse entre dientes más
ruidosamente, con un sonido profundo, sano y feliz.
Salté
hacia arriba y besé a Edward rápidamente antes de dirigirme a la cocina
para hacerme algo de cenar. El resto de mis nuevos hermanos y marido se
sentó en una mesa para jugar corazones. Oí a Edward rogarle a Emmett
que mantuviera sus piernas juntas al lado de él. Carlisle se sentó en el
ordenador portátil para trabajar; Esme me siguió en la cocina.
Ella
caminó hacia la mesada y tomó el delantal rosado que colgaba cerca de
allí, envolviéndolo alrededor de su cintura. Me ruboricé recordando la
vez última que había visto a un vampiro usar ese delantal en esta
cocina. Esme se dio vuelta hacia mí.
“Bella, debes estar absolutamente muerta de hambre. Déjame por favor hacer tu cena. Siéntate, y habla conmigo.”
Sonreí, “yo amo tu compañía, Esme, pero puedo cocinar mi cena yo misma.”
Ella
rió y dijo, “estoy segura que tú puedes. Pero por favor, cocinar es uno
de los comportamientos maternales más satisfactorios que yo nunca puedo
experimentar. No es como si yo pudiera traer a mis niños leones o
ciervos de montaña. Y sólo podré malcriarte así por poco tiempo. Déjame
disfrutar de ésto.”
Acepté
sus palabras silenciosamente, considerando su referencia simple a mi
transformación inminente, y entonces asentí con la cabeza, sabiendo que
sería grosero rechazarla. Quería realmente que ella se sentara y que se
relajara.
“Además,”
dijo ella reservada, casi como si hubiera oído mis pensamientos, “yo
podría cocinar para ti mil cenas y no sentir que fuera suficiente
agradecimiento por lo que tú has hecho por Edward.” Ella sacudió su
cabeza en un gesto de maravilla, dándose vuelta para sonreírme con
abierta gratitud.
“Esme,”
respondí quedamente, frotando mi dedo del pie a lo largo de una línea
entre dos azulejos del piso de cerámica, “yo recibo mucho más a cambio
de Edward. De todos ustedes.”
Ella
me miró por un largo momento, y después caminó hacia el refrigerador,
sacando algo de salmón y vegetales. Puso a hervir un poco de agua para
el arroz y comenzó a limpiar el pescado y a cortar los vegetales.
“Tú
estás acostumbrada a ser enteramente autosuficiente.” Ella dijo estas
palabras como una observación, pero se sentían como una pregunta.
“Supongo.”
Dije, encogiéndome. “Mi mamá es buena cocinera, pero casi ha incendiado
la cocina más veces de las que yo podría contar. Charlie podría poner a
cocinar un tazón de cereales así que ni modo. En cualquier caso era más
fácil ocuparme yo misma.”
Su
mirada era suave. “Estoy hablando de algo más que sólo cocinar. Adoro a
tus padres, Bella, y pienso que han hecho un trabajo asombroso criando a
una joven pensante e independiente. Pero nuestra familia funciona
diferente. Dependemos mucho los unos de los otros. Solo espero que tú
puedas sentirte más cómoda con la forma en que nosotros nos cuidamos los
unos a los otros sin vacilación, y sin necesidad de retribución. Ahora
tú eres parte de esto, y lo serás por siempre. Tú nos has dado una vida
nueva.” Ella miraba mis manos apretadas delante de mí. “Tú traes más a
la mesa que nosotros, pero no creo que tu lo veas de esa manera,
¿verdad?” Sentía las lágrimas empujando atrás de mis ojos por el calor
de sus palabras y miré lejos, hacia fuera de la ventana, a la luna que
reflejaba las olas.
“Estoy
abrumada por tu generosidad e incapaz de articular todo lo que siento
que le debo a tu familia. Pero aprecio lo que me estás diciendo, Esme.”
Le sonreí, encogiendo los hombros.
Ella
asintió comprendiendo. Consultó un libro de cocina brevemente antes de
batir un poco de manteca y harina en un tazón, agregando un poquito de
crema, luego lo roció con jugo de limón y agregó algunas alcaparras. Los
olores eran deliciosos; estaba famélica.
“¿Quieres vino u otra cosa con la cena?” Me preguntó.
Me levanté, dirigiéndome encima del armario para tomar un vaso.
“Solo
agua para mí esta noche. La última vez que tome vino en esta cocina
casi termino asando a la parrilla a tu hijo, discutiendo sobre cómo él
iba a transformarme.”
Las
palabras se me habían escapado antes de que me diera cuenta de lo que
decía. Esme se rió, de forma cálida y confortable. Le lancé una sonrisa
avergonzada y llevé la comida sobre la mesa.
“Gracias
Esme, esto luce… sorprendente.” Y lo estaba. Comencé a devorar mi
cena, Esme se sentó frente a mí, acomodando las flores que ella había
traído a la casa más temprano.
“Estoy
segura que esa fue una conversación divertida.” Me hizo un guiño. “Él
es obstinado. Está asustado. Cada día que pasa junto a ti él está más
asustado de perderte, de hacerlo… mal.” Me dijo quedamente, al parecer
no estaba apurada por saber más detalles de la conversación que Edward y
yo habíamos tenido esa noche. Supuse esa era otra cosa que Edward había
discutido con Carlisle su primera noche aquí. Me ruboricé rápidamente.
“Lo
sé.” Mascullé y miré fijamente mi vaso de agua, no queriendo realmente
meterme en ese tema. La idea de que Esme supiera que yo quería que
Edward me mordiera después de que hiciéramos el amor me puso algo
incómoda.
“Aunque,
yo querría lo mismo que tú.” Se inclinó hacia mí y sonrió misteriosa.
Reí a pesar de mi mortificación, sacudiendo mi cabeza. Esme era una
combinación asombrosa de madre y de hermana mayor.
Edward
apareció en el umbral de la cocina, “¿cómo está la cena, amor?” Había
un destello en sus ojos; él sabía lo que habíamos estado charlando.
“Mmm, Esme me hizo el salmón más delicioso. Prácticamente lo inhale.” Reí, mirando mi plato casi vacío.
“Bien,” Me sonrió, con su cuerpo inclinado contra el marco de la puerta.
“Tú no has comido mucho hoy.” Sus ojos lucían preocupados, examinándome cuidadosamente.
Esme
caminó hacia mí y me besó en la cabeza suavemente, susurrando “buenas
noches, amor,” antes de salir de la cocina para ir a encontrarse con
Carlisle. Ella tocó la mejilla de Edward y susurró algo demasiado bajo
para que yo pudiera oírla mientras que ella se escapaba fuera de la
cocina. Miré el reloj y noté que ya casi era medianoche. El día voló tan
rápidamente con todos alrededor de nosotros.
“Gracias, otra vez, Esme. Estaba delicioso.” Le grité, ella se dio vuelta y me guiñó un ojo.
Edward
se acercó para colocarse detrás de mí y frotó mis hombros, besándome el
cuello. “¿Quieres jugar a las carta?” Me preguntó, haciéndome señas de
entrar en la sala de estar.
“Alice nos está dando una paliza jugando a corazones y es totalmente adorable.”
“No,
creo que voy a pasar.” Cuando pronuncié estas palabras, él comenzó a
caminar a la sala de estar, planeando probablemente pedirles a todos que
partieran.
“No, Edward, quédate. Juega a las cartas. Estoy agotada y sé que ustedes se están divirtiendo.”
Llevé mis platos el fregadero, comenzando a lavar lo que Esme no había lavado ya. Él me detuvo.
“Yo
limpiaré esto. Vé a acostarte, Bella. Acabaremos esta ronda y luego me
iré a acostar.” Me tiró hacia él y me besó, su boca abierta contra mis
labios, sus ojos miraban fijamente en los míos, y sus manos recorrieron
mi espalda. Su tacto movió de golpe un interruptor en mí y empujé mis
caderas contra sus muslos, gruñendo suavemente contra su beso. Él gimió,
con el principio de una erección empujando contra mi estómago.
“Me iré a acostar muy pronto.”
“Te
extraño.” Susurré contra su pecho. “Tienes permiso para atacarme
mientras duermo.” Él gimió contra mi cuello y me beso suavemente antes
de dejarme ir.
Dije
las buenas noches al resto de mi nueva familia y me dirigí al
dormitorio, el sonido de sus risas y bromas retumbaban en las paredes.
Soñaba
con Edward, su cuerpo sobre el mío, detrás de mí, dentro de mí. Sus
manos frotando mis piernas, él estaba encima de mí, y entonces detrás de
mí otra vez, sus dedos apretaban la carne de mi cola, empujando su
cuerpo entre mis cachetes.
“¿Bella estás segura?” Me preguntó, con voz tranquila, sus caderas temblaban contra mi cola.
“Por
favor, bebé.” Gemí, apretando mis caderas contra él. Él frotó sus dedos
mojados contra mi piel suave, empujando un dedo dentro de mi cola y…
sentí algo moverse a mi lado, y oí un gemido bajo de Edward, y una mano
fría en la parte interna de mi muslo. Mis ojos se abrieron, mis parpados
estaban pesados, y mis ojos nublados en la oscuridad del cuarto.
Parpadeé y Edward entró en foco, su cuerpo se arrodillaba delante de mí,
su mano separaba mis piernas desnudas, su otra mano frotaba ligeramente
su miembro sobre mí.
“Bella
estabas soñando conmigo. Tu latido estaba cómo se pone cuando estoy
dentro de ti. Bebe, cuéntame sobre tu sueño,” su voz era un susurro, sus
dedos duros se movían dentro de mi cuerpo, tocando mi piel mojada.
Lo
traje hacia mí, su cuerpo empujaba rápidamente contra el mío. Mis
miembros se derritieron alrededor de su piel fría, mi cuerpo parecía de
plomo por el remanente de sueño. Edward subió mis brazos sobre mi
cabeza, sosteniéndolos allí con una mano, y puso la otra por debajo mí,
apretando mi cola, deslizándose más profundo dentro de mí. Lo apreté
firmemente alrededor de la cintura con mis piernas, empujándome contra
él.
Respiré
agitadamente contra su cuello, mi mente perdía todas las inhibiciones
con el recuerdo de mi sueño, el recuerdo de desear algo tanto que dejó
un rastro físico dentro de mí. “Creo…” Gemí, “Unhhh Edward, te siento
tanto…”
“Bella…” él gruñó, empujando dentro de mí.
“Creo
que estábamos por… oh dios se siente bien… tener… sexo anal…” Solo
podía jadear, necesitando mi clímax. Su miembro se convirtió en hermoso
concreto dentro de mí al escuchar mis palabras, su profundo quejido sonó
casi doloroso.
“Oh dios Edward, estás tan duro.”
Su respiración era constante pero agitada contra mi oído, su voz era un gruñido.
“Mierda, Bella… necesito… oh dios… estás tan cerca…”
Él
se movió sobre mí, sus labios se movían abajo de mi cuello, su boca
devorando mi pezón. Desparramando el veneno a través de mi pecho y mi
orgasmo me golpeó duramente. Mi espalda se arqueó encima de la cama, mis
brazos todavía fijos sobre mí cabeza en un delicioso cautiverio.
Él no se detuvo como lo hacía generalmente para bajarme de mi clímax.
“¿tú quieres probar eso?” Su voz era tranquila, pero urgente en mi oído.
Asentí, respirando difícilmente, “yo quiero intentar todo contigo.”
Mi
respuesta fue simple, honesta. Él enterró su cara en mi cuello,
murmurando mi nombre. Sabía que recién comenzábamos a descubrirnos, pero
no quería ningún límite entre nosotros.
Él soltó mis brazos y puso su mano en mi pelo, acariciándolo suavemente, moviéndose sobre mí con la misma urgencia.
“… eso suena tan bueno…”
Él
me besó el oído, la cara, el cuello, sus ojos se movían sobre mi cara,
su necesidad de mí escrita por todas partes en su expresión.
“Te extraño,” sus labios encontraron los míos, su lengua empujaba en mi boca.
“Te
extrañé hoy; necesito más que sólo las noches contigo… nosotros…
mierda…” su cuerpo comenzó a temblar sobre mí; Podía notar que estaba
cerca.
“Necesitamos
un mejor balance.” Él nos movió de un tirón de forma que yo quede
encima de él, su pecho contra los míos, luego él se sentó, con las
piernas dobladas detrás de mí.
No
podía encontrar palabras para responder bien, entonces moví mis caderas
sobre él; mis quejidos tendrían que ser suficientes. Su cuerpo contra
el mío me condujo cerca del clímax otra vez, sus manos en mi pelo
sostenían mi oído contra sus labios, su respiración fría en mi oído.
“Te
amo más que a cualquier cosa Bella, necesito más de ti. Soy insaciable…
yo no logro tener suficiente… por favor oh dios puedo sentirte acabar,
sí…”
Me
sentía al borde de acabar continuamente, de los orgasmos subían debajo
de mí, consumiéndome. No podía incluso formar palabras, entendiendo
cuánta falta me hizo su tacto todo el día, mi cuerpo necesitaba que él
me consuma. Puse mis dedos debajo de mí, en la base de su miembro, y
exprimí su base entre mi índice y mis dedos medios, apretándolo.
Él gritó, “sí, más fuerte…”
Ola
tras ola se estrellaba sobre mí mientras no podía emitir un sonido, mi
boca permanecía abierta silenciosamente, mi cabeza cayó hacia atrás
arqueando mi espalda. Su boca demandó mis pechos hambrienta. Él retardó
su embestida ascendente, gimiendo, “Bella, voy a acabar muy fuerte…
suéltame…” y me movió de un tirón acostándome hacia atrás sobre mi
espalda antes de salir de mí, y se arrodilló entre mis piernas. Él frotó
ligeramente su miembro duro y acabo sobre mí, derramándose sobre mi
estómago, sus ojos miraban fijamente mi pecho, ahora mojado por él.
Se
tiró a mi lado, escuchando mi respiración agitada, con su cabeza en mi
pecho. Después de varios minutos en silencio, él tomó una toalla que
estaba cerca de su almohada, y me limpió suavemente.
“He
estado pensando en hacer esto todo el día.” Se rió entre dientes, “yo
no quiero estar lejos de ti tantas horas. Es difícil compartirte.
Supongo que necesitaba reclamarte esta noche.”
Me
acurruqué contra él, empujando mi cara en su cuello, susurrando su
nombre. Mi cuerpo estaba pesado y débil por acabar tan fuertemente, por
presenciar la fuerza de su orgasmo sobre mí, de necesitar sus brazos
alrededor de mí, tocando cada pulgada de mí. Él se conformó, envolviendo
sus brazos y piernas frescos alrededor de mí.
“Tú eres mi todo.”
*******
Rodé
sobre la almohada a mi lado, aterrizando mi cara con un crujido contra
un trozo de papel. Lo tomé despegándolo de mi labio inferior, y bizqueé
para leer la hermosa caligrafía.
Salí para conseguir el atuendo de Jasper
Y algunas otras chucherías en Río.
Si te despiertas y no estoy aquí, no tardaré mucho.
Muffins en la cocina.
No puedo esperar para verte.
~E.
Salté
fuera de la cama y tomé una ducha larga, poniéndome luego un simple
traje de baño de una pieza negro y un pareo de seda azul, sujeté mi pelo
en un alto rodete flojo. Tomé un muffin caliente de arándanos de la
cocina y salí a la playa donde Alice y Esme miraban tranquilamente la
resaca estrellarse violenta contra algunas rocas abajo de la playa.
Vieron que me acercaba y Alice comenzó saludarme, agitando su mano.
“¡Buen
día, señora Cullen!” aplaudió Alice. ¡“Espero que hayas dormido bien!
Tu marido está consiguiendo el atuendo más impresionante para Jazz.”
Ella daba vértigo.
Reí,
“yo estoy segura que él se divertirá encontrando chucherías en Río de
todos los lugares. Apuesto que traerá el mismísimo Carnaval.”
Alice
rió, “algunas partes de él al menos. Y definitivamente encontró
chucherías.” Esme no vio su guiño, pero yo lo pesqué definitivamente.
Como
en señal, vi a Edward acercarse al muelle en el barco más pequeño. Él
tomo un par de bolsas y saltó del barco, corriendo hacia nosotras,
levantándome en el aire y dándome un beso profundo, completo.
“¿Me extrañaste?” susurró contra mi pelo mientras que yo asentí en su respiración.
Esme y Alice se rieron entre dientes al lado de nosotros.
“¿Recién
se dan cuenta que estamos interrumpiendo su luna de miel?” preguntó
Esme, mirando hacia la playa mientras que el resto de la familia corría
hacia nosotros volviendo de una cacería.
Jasper
se acercó, mirando curiosamente una bolsa en la mano de Edward. Edward
se la dió silenciosamente, con una amplia mueca en su cara, y Jasper se
dió vuelta hacia el barco, riendo.
“Enseguida regreso,” dijo con su voz pausada, reservada. “Señoras, prepárense para un shock de lujuria.”
Nos
quedamos en el lugar, esperando que Jasper emergiera, todos menos Alice
y Edward que hacían apuestas sobre lo que él usaría. Pocos minutos más
tarde él bajo del barco y nos disolvimos todos en risas histéricas. Él
tenía un tocado azul y rojo gigantesco de plumas encima de la cabeza;
los penachos brillantes alcanzaban probablemente los treinta centímetros
y caían cascadas alrededor de su cara. La banda entera de la corona
sobre su frente estaba cubierta de lentejuelas verdes. El tocado era
claramente el punto focal de su atuendo, pero no era la única cosa que
él tenía puesta. Mis ojos viajaron abajo de su torso esculpido,
descubriendo un par de stickers brillantes sobre sus pezones, y bajando
hasta una zunga minúscula de leopardo. Me ruboricé furiosamente; la
zunga apenas lo contenía. Le eche una mirada a Edward, “¿porqué?” Él
rió, cabeceando a la expresión enorme de Alice. La realidad era al
parecer mejor que la visión. Las piernas de Jasper estaban desnudas,
pero sus calzaban unas enormes pantuflas de los Simpson de felpa. Me reí
ruidosamente cuando vi las pantuflas. Él caminó hacia nosotros,
totalmente cómodo, casi como si usara sus jeans y remera habituales.
Edward
se rió del aspecto de Jasper, “Me gusta lo que hiciste con los
stickers. Te los dejé por si acaso.” Jasper los frotó, riendo.
“Lindo,” sonreí, mirando a Edward. “Muy original.” Alice zumbaba a mi lado, enfocada solamente en la zunga.
Edward
me sonrió. “Pensé que él necesitaba un poco de color.” Luego agrego,
“en realidad compré lo primero que encontré en las tiendas del puerto.
No quise tardar demasiado.”
Él
paso sus brazos alrededor de mí, besándome el cuello. “Te compré un
regalo a ti también, amor. Algo para nuestras aventuras.” Ronroneó en mi
oído, tocando mi lóbulo suavemente con su lengua. Podía oír la sonrisa
en su voz y me volteé para mirarlo, y sus ojos se veían totalmente
ardientes. Me incliné contra él, gimiendo suavemente entendiendo que
ésta era mi vida ahora, los extraños numeritos surrealistas, el vínculo
con la familia, y la aplastante intimidad que compartía con Edward.
Jasper me miraba y sonrió, “¿Supongo que no soy yo, con esta zunga, quien te está poniendo en ese humor, verdad Bella?”
Jugamos
en el agua por un rato. Edward dejó que Jasper se sacara las pantuflas y
el tocado mientras que nadaba. Me entristeció ver que sus brillantes
stickers de Hello Kitty habían desaparecido probablemente en las olas.
Me arrastré hasta la arena y los miré mientras que ellos jugaban a la
mancha en el agua, sintiéndome delicada y torpe.
Edward
me miraba, con una expresión crispada en su cara que no pude leer. Casi
con nostalgia, o quizá determinación. Algo que no podía descifrar.
Puso
a Alice en el suelo y vino a visitarme, tirándome hacia arriba por mi
mano silenciosamente. Tomo una tabla de surf, y nos empujo lejos en el
agua, hasta que perdimos de vista la playa. Se detuvo más allá de las
olas, con la calma del agua alrededor de nosotros.
Me
deslicé hacia un lado de la tabla, sosteniéndome de ella con un brazo y
envolviendo el otro alrededor de su cuello, tomé sus labios salados con
los míos, hambrienta. Su lenguaje corporal comunicaba algo diferente,
mucho más intenso que lo de esta mañana.
“Tiburones,
Edward…” Murmuré contra sus labios, repentinamente aterrorizada de lo
que pudiera nadar debajo de la tabla de la que me aferraba, mientras
nuestras piernas colgaban en el agua.
“Ningún
pez nadaría siquiera, cerca de mí,” me tranquilizó mientras me
arrancaba el traje de baño, enganchándolo sobre su brazo.
“Estás
totalmente a salvo.” Me levantó sobre la tabla, estabilizándola con su
mano, y me empujó al borde y separando mis piernas. Nuestro peso
sumergió el extremo en el agua. Edward bajó su cara, dejando solamente
sus ojos dorados sobre la línea del agua, su boca se apoyo contra mi
clítoris, lamiéndome hambriento. Me acosté sobre la tabla, disfrutando
con la sensación de su lengua fría sobre mi carne sensible mientras que
el sol calentaba mi cuerpo desnudo, mis piernas estaban envueltas
alrededor de su cuello. Cuando mi clímax se acercó, él frotó ligera y
lentamente la piel alrededor de mi cola con su dedo, empujando
suavemente un dedo en mí, sus ojos miraban mi cara para medir mi
respuesta. Gemí en voz alta, con esa sensación increíble, mi clímax
llegó contundente, gritando su nombre al mar abierto.
*****
Volvimos
a la playa para encontrar Alice y Emmett luchando en la arena, Carlisle
y Esme se sentaban juntos bajo la sombra de un gazebo. Rosalie tomaba
sol recostada en la arena, luciendo magnífica en un traje blanco de una
sola pieza. Jasper estaba sentado solo bajo el gazebo, leyendo un libro,
mientras su tocado chispeaba con algunos rayos de sol. Fui a la casa a
hacerme un emparedado cuando Edward se unió a Alice y Emmett en el agua.
Llevé
una manta y la extendí en la arena bajo la sombra de una palmera,
sentándome para comer mi almuerzo. Levanté la vista y me encontré
mirando fijamente la entrepierna vestida de leopardo de Jasper que se
encontraba parado a tres pies de mi cara. Mis ojos viajaron hasta
encontrar su expresión divertida.
“No te avergüences. Me acerqué muy despacio. ¿Puedo acompañarte?”
Asentí,
tragando un pedazo del emparedado y palmeando el espacio a mi lado.
“Siéntate, princesa.” Le dije sonriendo. Jasper se sentó un poquito más
lejos de lo que le había indicado, apoyando sus codos sobre sus rodillas
dobladas. Me impresionaba cómo ellos se sentían tan cómodos en sus
propios cuerpos y me pregunte si sería igual para mí algún día.
Solamente con Edward estaba cómoda para exponerme totalmente. Nos
sentamos en silencio por varios minutos mientras que yo comía mi
emparedado y el miraba a sus hermanos hacer la vertical en la arena.
Finalmente, tuve que preguntar: “¿no me parecías del tipo exhibicionista? ¿Por qué elegiste el disfraz en lugar de la canción? ”
Él sonrió sentado en la arena.
“Emmett
habría disfrutado del atuendo demasiado, no importa qué hubiera elegido
Edward. A mí no me molesta de todos modos.” Me quedé pensando en esto,
entendiendo su punto.
Miré
las claras cicatrices en sus brazos y pecho, pensando en su pasado, y
en todas las cosas que él había visto. Me preguntaba cuánto tiempo le
habría tomado a Jasper poder confiar en su familia, poder confiar en
cualquier persona.
Nos
sentamos en silencio por un rato otra vez, yo no estaba segura de
porque él había querido acompañarme, pero era un silencio fácil. Tenía
la sensación de que él no estaba influenciando nuestro humor, de que
estábamos relajados y disfrutando de nuestra tranquila compañía. Se me
ocurrió que Jasper y yo compartíamos cierta reserva. Me preguntaba por
qué no lo había notado antes.
“Tú te siente mejor”. Dijo el reservado, críptico.
Reí, “¿Porqué tu y Alice responden siempre con otra pregunta?”
Él me miro, una pequeña sonrisa jugaba en sus labios.
“No lo dije como una pregunta, Bella. Era una observación. ”
“Oh.”
Lo miré. Él sabía que yo lo miraba y no se volteó, no sentía la
necesidad de devolver mi mirada. Fijó su vista en el agua por largos
minutos.
“En
una época de menos tensión, quiero decirte otra vez, que siento mucho
lo de tu cumpleaños, Bella.” Sus palabras eran simples, no defensivas.
Yo sabía que él no necesitaba confirmación. Él sabía lo que yo sentía sobre eso, pero quise intentarlo de todos modos.
“Sé que lo sientes Jasper. Nunca te culpé”.
Él
me miraba y asintió levemente. Entendí que era probablemente la última
que hablaríamos de esa noche. La manera en que Jasper lidiaba con las
cosas se adecuaba a mí muy bien: decirlo y seguir adelante. Lo miré otra
vez, esperando descubrir qué más estaba pensando él.
“Edward
estaba destruido. Incluso después de Italia, después de que ustedes
volvieron a estar juntos. Tú también lo estabas, solamente que no te
dabas cuenta entonces. ”
Él
se dio vuelta y me miró. Mi corazón se alojó en mi laringe, yo no podía
responder. Ahora entendía lo que él me había querido decir antes. Él me
miró reservado.
“Parece
que lograste hablar finalmente con él sobre eso. Eso es bueno. Tú no
necesitas que yo traduzca su silencio de entonces pues tú sabes cuáles
eran sus sentimientos por ti. ” Jasper sabía lo que sentía cada uno,
incluso cuando a menudo yo era incapaz de articular mis propios
sentimientos.
Él me miro otra vez y dijo, “a pesar de que te ruborizas, a ti no te molesta cuando yo te miro.”
Lo miré, “¿es una pregunta?”
Él negó con la cabeza, “observación.”
Me encogí, “Por el contrario, yo diría que me molesta que me miren.”
Él sacudió su cabeza. “No es lo que dije. A ti te molesta ser diseccionada. Pero creo que aprecias ser vista.”
Lo
que él dijo se sintió como un yunque de historietas cayendo sobre mi
cabeza. Él articuló exactamente lo que yo sentía acerca de mi nueva
familia. Sentía que cuando ellos me miraban, veían mis intenciones antes
que mis errores. Pensé de nuevo a nuestro tiempo en Arizona, mi escape
de su protección y la de Alice y sentí una punzada de culpa por haberlos
puesto a todos en peligro, una punzada de culpa por haber sido tan
ingenua. Y sin embargo, todos parecían disculparse conmigo por lo que
eran.
Me
pegó la certeza de que Jasper probablemente se convertiría en una
persona muy importante para mí. Vi como en un relámpago en que se
convertiría nuestra relación, todavía no conociéndolo muy bien en
absoluto en este momento. El sentimiento era surrealista y me reí
quedamente. Él no se dio vuelta hacia mí, pero podía sentirlo sonriendo
mi lado.
A
pesar de esta epifanía, o quizás debido a ella, no se sentía extraño
que nuestra conversación hubiera comenzado siendo tan profunda y que
continuara sin alterar su curso.
“¿No te cansas de sentir constantemente los sentimientos ajenos?” Pregunté.
“¿Cansado
como… agotado? ¿O como… exasperado? ” Él me miro haciendo un gesto
gracioso con su cara, mirándome desde el rabillo del ojo.
“Cualquiera de las dos”, concedí.
“Agotado, sí. Exasperado, nunca”. Su voz era tranquila, sus ojos se dieron vuelta para mirarme.
“Tú y Edward han hablado… sobre tu transformación.”
Sus
ojos ambarinos estaban revestidos por gruesas pestañas, sus labios eran
rellenos, tenía un hoyuelo que jugaba en su mejilla. Yo raramente
miraba tan de cerca a Jasper y ahora notaba cuan hermoso era él. Él se
rió. “Lo siento, esa si era una pregunta.” Asentí en respuesta. Él se
sentó por un momento, pareciendo escuchar algo, y después dijo sobre
todo para sí mismo, “Tú no tienes miedo. Es verdad.”
Quise
preguntarle que había querido decir, pero no lo hice. ¿Acaso todos iban
a preguntarme sobre ésto? ¿Edward hablaba con todos sobre lo que yo le
había pedido? Cambié el tema en vez de presionar sobre este.
“¿A
excepción de Alice, hay alguien más con quien te resulte fácil estar?”
“Emmett”. Dijo él, y lo concienzuda de su respuesta me sorprendió. Él
interpretó mi silencio correctamente y continuó.
“Él es un individuo ruidoso y divertido en la superficie, pero hay tanta calidez allí. Emmett no tiene ninguna
pretensión y eso es lo que amo sobre él; cuando es feliz, es feliz.
Cuando está enojado, está enojado. No hay un mosaico de sensaciones allí
que yo tenga que navegar. ” Él se encogió de hombros, sonriéndome.
“Él tiene mejores intenciones que cualquier otra persona. Él ama incondicionalmente. ”
Él estudió mi cara por algunos momentos, haciendo que mis mejillas se ruborizaran.
“También
es fácil estar alrededor de ti en ese sentido. Tú no eres complicada.”
Sentí el elogio en sus palabras y sonreí. “Y será más fácil…” su voz se
fue apagando, y dio vuelta su cara lejos de mí mientras que se levanto
una brisa. Entendí que él estaba evitando la dirección del viento sobre
mí.
Estaba
tan contenta de haber hablado Jasper. Sentí una acometida de calidez y
sabía que venía directamente de mi interior. Él me miro y sonrió,
tocando mi brazo suavemente.
“Gracias por eso.” Él me besó en la cabeza mientras se paraba y caminó en dirección a la playa hacia Alice.
Cap. 15 - Intimidad - 1° Parte
Le
conté a Edward sobre mi conversación con Jasper mientras terminaba mi
cena. Éramos solo Edward y yo, habíamos decidido que queríamos una
noche solo para nosotros dos. Él escuchó sin interrumpirme, fascinado al
parecer, por mi versión de los acontecimientos.
“Me sentí como… no sé, como si lo conociera de toda la vida.” Pensé en lo fácil que había resultado estar con Jasper.
“Cuando él se sentó, parecía como si retomáramos una conversación que habíamos comenzado hace mucho tiempo.”
Edward me sonrió, sus ojos se veían cálidos y felices de oírme hablar de mi día, de mi conexión con su hermano.
“Él
está impresionado contigo.” Dijo Edward, con su voz llena de amor. “Él
no está seguro sobre que pensar de ti, yo lo sé, y sus pensamientos eran
muy similares los tuyos.”
Sonreí a eso, de alguna manera yo sabía que era verdad. Una sonrisa disimulada se dispersó a través de su cara.
“Y sus pensamientos son puramente fraternales y admirables, me alegro de reportar.”
Reí.
“¿Edward, tú recuerdas la zunga que él estaba usando? Pienso que yo me
habría dado cuenta si sus pensamientos se perdían, incluso levemente.”
Él
rió acercándose a mí y me besó lentamente, sus labios se movían sobre
los míos, bajando por mi mentón hacia mi cuello, sus manos frotaban mis
brazos.
“Voy a ir a tomar una ducha. ¿Me encuentras en el dormitorio en algunos minutos?”
Su voz sonó tranquila, y seductora en mi oído.
Asentí a sus instrucciones asombrosamente específicas, notando que no me había pedido que lo acompañara en la ducha.
Él se dio vuelta para irse, mirándome sobre su hombro, cuando salió del cuarto, sus ojos ardían.
Llevé
mis platos al fregadero, lavándolos rápidamente antes de que Edward
comenzara a usar el agua. Oí abrirse la ducha y me senté para escribir
una rápida postal a Charlie y una para Renee y Phil, la haría enviar la
próxima vez que alguien fuera a Río. Apagué las luces de la sala de
estar y caminé al dormitorio.
Jadeé
al ver el cuarto. Velas minúsculas cubrían casi cada superficie plana,
creando centenares de sombras que oscilaban a lo largo de la pared. La
cama estaba hecha con sabanas negras de satén que no reconocí, las
mantas estaban dobladas al pie de la cama y había una silla colocada en
la esquina. Al parecer no iba a acurrucarme en la cama para dormir,
todavía. Vi un trozo de papel en la cama, camine hacia él y lo tomé.
Desnúdate.
Esa
única palabra hizo que mi cuerpo se llenara de una sensación densa y
caliente. Me saqué el pareo y mi traje de baño, luego deshice el rodete
de mi pelo y lo deje caer sobre mi espalda. Me senté en el borde de la
cama, preguntándome cuando vendría Edward.
Había
una caja negra sobre mi mesa de luz. No había nota, ninguna indicación
de si se suponía que podía mirar adentro. Podía todavía oír el ruido de
la ducha y me arriesgue a espiar brevemente dentro de la caja. Adentro
había un anillo como de gelatina con pequeños bultos en todo su exterior
y qué parecía tener una bala en cada extremo, un juguete de goma rosado
pequeño, un tubo de lubricante, una botella de aceite para masajes, y
un vibrador largo, y grueso. Me sentí ruborizar y tape la caja
rápidamente, tan silenciosamente como pude.
Justo
en ese momento, la ducha se apagó y Edward caminó fuera del cuarto de
baño, ya todo seco. Me di cuenta que él había estado escuchando. Me
hacía muecas, con una expresión divertida en el rostro. Dejó caer la
toalla en el piso, caminando hacia mí desnudo y hermoso.
“¿Te gustaron tus regalos?”
“¿Qué regalos?” Pregunté, jugando a hacerme la inocente.
Él
me siguió el juego. “Oh, entonces ¿tú no miraste a escondidas en esta
caja negra de aquí?” Su ceja se enarcó, y su cuerpo musculoso se
arrodilló en el piso delante de mí.
“Oh, por supuesto que miré a escondidas,” le dije sonriendo. “Pero, no estoy segura para que es todo lo que hay en esa caja…”
“¿Quieres
que te diga, o quieres que te muestre?” Sus ojos ambarinos quemaban en
los míos, su mano acariciaba la parte posterior de mi pantorrilla.
“Muéstrame.” Le susurré.
Capítulo 15, 2° Parte - Intimidad by Lolashoes
...“¿Te gustaron tus regalos?”
“¿Qué regalos?” Pregunté, jugando a hacerme la inocente.
Él
me siguió el juego. “Oh, entonces ¿tú no miraste a escondidas en esta
caja negra de aquí?” Su ceja se enarcó, y su cuerpo musculoso se
arrodilló en el piso delante de mí.
“Oh, por supuesto que miré a escondidas,” le dije sonriendo. “Pero, no estoy segura para que es todo lo que hay en esa caja…”
“¿Quieres
que te diga, o quieres que te muestre?” Sus ojos ambarinos quemaban en
los míos, su mano acariciaba la parte posterior de mi pantorrilla.
“Muéstrame.” Le susurré.
Él levantó mi pie y comenzó a besar un camino hacia arriba por mi pierna suavemente antes de retirarse.
“Antes
de que nos dejemos llevar demasiado, necesitamos fijar unas reglas
básicas.” Él siguió besando mi pantorrilla, hasta mi rodilla. “Sobre tu
fantasía… de anoche ¿puedo llamarla fantasía?” Él me miraba y mi sexo
entero comenzó a palpitar con su expresión.
Asentí.
Su sonrisa era más allá de sensual. “Bien.” Él besó mi rodilla otra
vez, frotando ligeramente mi pierna con sus manos. “Yo creo que
deberíamos comenzar explorando algunas de estas nuevas… sensaciones… y
nos damos un cierto tiempo para trabajar… la penetración real.”
Jadeé
con sus palabras, mis mejillas llegaban a estar muy calientes pero mi
cuerpo respondía con algo mucho más audaz que el pudor. Él rió
suavemente.
“Tú amas que yo te hable sobre sexo, mi pequeña gatita.”
Él
arrastró su lengua sobre el interior de mi rodilla, alcanzando mi muslo
antes de detenerse. Me miró otra vez, con sus ojos más serios.
“No estoy seguro de poder penetrarte… allí… sin dañarte. Eso puede ser algo que queramos reservarnos… para después de…”
Él me miraba y asentí comprendiendo. En este punto no me importaba cómo él me tomara; solo lo necesitaba dentro de mí.
“Como consuelo, como tú ya sabes, nos conseguí algunos juguetes.”
Él
se levantó y caminó hacia la mesa de luz, abrió el cajón y saco las
cintas negras con las que lo había atado a la cama algunas noches antes.
Ató una de ellas alrededor de mi cabeza, tapando mis ojos y le dio dos
vueltas, sujetando la cinta firme pero suavemente en la parte posterior
de mi cabeza. Con otra ató mis manos juntas.
Mis
rodillas estaban dobladas en el borde de la cama y yo lo oí moverse
alrededor cerca de mí. Todos mis otros sentidos fueron aumentados
repentinamente. Su piel fría, aunque no me tocaba, daba piel de gallina a
mis piernas. Oía su respiración, baja y profunda; él inhalaba el olor
de mi despertar. Su propio olor llegaba de forma aplastante a mí con la
venda puesta, y sentía como mojaba las sabanas debajo de mí.
Sentí que Edward se movía delante de mí, y luego él susurró,
“¿Confías en mi?”
Asentí,
mis labios estaban separados, mi necesidad de él hacía que mi pecho se
levantara. Sentí sus labios fríos presionar suavemente contra los míos y
su lengua aparto mis labios lentamente, su respiración dulce se
arremolino sobre mi lengua.
“¿Bella, sabes cuánto te amo?”
Gemí
contra él, mis manos atadas trataban de alcanzarlo pero su cuerpo no se
encontraba más delante de mí, sus labios se fueron repentinamente de
los míos. Su boca tocó la parte posterior de mi cuello y lo sentí
aterrizar despacio detrás de mí en la cama.
“Tu
piel es tan hermosa, tan suave y cremosa bajo mis dedos…” él alzó una
mano alrededor de mi cuerpo y una pluma se deslizo a lo largo de mi
pecho, la tensión aumentaba y él pellizcó mi pezón suavemente. Grité,
arqueando mi espalda contra su mano, inclinando mi cuerpo contra él pero
ya no estaba. Terminé casi acostada en la cama, con las piernas
colgando sobre el borde. Puse las manos sobre mi cabeza, queriendo
sentirlo a él.
“Está muy bien, acuéstate mi amor.”
Él estaba delante de mí otra vez, sus manos frescas empujaron mis piernas apartándolas, sentía su respiración fría en mi sexo.
“Hueles tan bien Bella, ¿puedo probarte?”
“Sí, dios Edward… oh tócame por favor…”
Sentí
su pelo suave rozando la piel entre mis rodillas cuando él se inclinó
hacia adelante y dejó a su lengua danzar contra mi piel mojada.
“Bella, estás tan mojada, oh dios… sabes tan bien…”
Su
cara empujó en mi centro, su lengua me lamía enloquecida antes de que
yo comenzara a jadear y entonces él se alejó, apoyándose con su
respiración agitada contra mis muslos.
“Bella necesito que respires profundamente. Quiero seguir probándote.”
Intenté controlarme, concentrarme en respirar profundo, sabiendo que su boca iba a tocarme otra vez.
“Así, bebé.”
Me
susurró, besando mis muslos. Su lengua me lamió suavemente, calibrando
mi respuesta, y entonces cuando él estuvo seguro de que yo estaba bien
lo hizo de forma vigorosa. Sentí algo frío en mi entrada y empujé mis
caderas hacia él. Comenzó a vibrar y él lo empujó dentro de mí, su
lengua suavemente succionaba mi clítoris.
Moví
mis caderas contra su boca, “Edward, oh dios, sí…” Él alejo su boca
cuando mi respiración se acelero, en cambio saco el vibrador de mí y lo
presiono duramente contra mi clítoris. Nunca había sentido nada como
esto y con los efectos del veneno me acercaba a un clímax masivo. Él
empujó dos dedos dentro de mí y los bombeo dentro y fuera mientras que
yo gemía su nombre.
“Edward estoy muy cerca, tan cerca, tan cerca…”
“Oh Bella, te siento tan apretada alrededor de mis dedos. ¿Se siente bien? ¿Te gustan mis dedos adentro de ti?”
Su
voz era apenas un susurro, casi un gemido. Gemí contestándole. Cuando
estaba a punto de culminar él retiró el juguete, y abrió mas mis
piernas, su respiración volvió a mi centro.
Grité
con la pérdida, mi cuerpo se retorcía en la cama por la necesidad,
empujando hacia su cara, rogándole que me dejara acabar. Jadeaba. Él
empujó mis piernas hacia arriba contra mi pecho, separándolas. Sentía
sus dedos frotando un poco de lubricante en mi cola, el líquido caliente
en sus dedos frescos, la sensación era enloquecedora, empujándome ya
hacia mi clímax.
“Relájate,
dulzura…” su voz era increíblemente profunda, mis caderas se empujaron
hacia su voz. Él empujó suavemente un dedo dentro de mi cola y después
lo quitó, substituyéndolo lentamente por el pequeño juguete de goma.
Grité de placer, empujando contra su mano mientras que él lamia mi
muslo. La sensación del pequeño juguete dentro de mí me hizo gemir
incontrolablemente.
“Edward, unhhh mierda…, se siente tan bien…” Gemí, casi en un hilo de voz.
“¿Quieres esto?” Pregunto y oí el sonido del vibrador.
Asentí
vigorosamente, con mis brazos estirados hacia arriba sobre mi cabeza.
Él presionó el vibrador contra mi clítoris, y empujó dos dedos dentro de
mí, su gemido sonó ruidosamente cuando mis piernas cedieron, cayendo a
cada lado. La sensación estalló dentro de mí, y un grito primitivo se
escapó de mis labios cuando acabe, monumentalmente. Mi espalda se arqueó
hacia arriba fuera de la cama y mi cuerpo se aferró con fuerza
alrededor de sus dedos.
“Oh dios Bella, oh dios…” él gimió, su boca seguía besando mis muslos, y sus dedos empujaban en mí febrilmente.
Después
de lo que se sintió como una hora mi orgasmo cedió, y yo estaba ida,
pasada, jadeando en la cama, uno de mis brazos se apoyaba sobre mi
frente. Edward saco lentamente el vibrador de mí, mi respiración
jadeante con esa sensación. Subió sobre mí, levantando mi venda, y su
sonrisa brillaba. Desató mis manos y enredó sus dedos en mi pelo, su
cuerpo duro se froto contra mis muslos.
“Me volaste la cabeza completamente, Bella.” Dijo besándome suavemente, y sus manos me acariciaron ligeramente el pelo.
Nos
besamos por un rato, disfrutando de nuestras caricias, su respiración
se hizo más profunda, más dura, y su cuerpo era una roca contra mí. Rodé
sobre él y monté sus muslos a horcajadas. Él se apoyó en sus codos,
mirándome estirarme hacia la mesa de luz para tomar algo del lubricante
caliente, una sonrisa torcida jugaba en sus labios. Puse un poco en mi
palma y froté mi mano a lo largo de la cabeza de su miembro antes de
exprimir su base, para luego frotarlo lentamente. Sus ojos estaban fijos
en mis manos; sus propias manos asieron las sabanas a sus lados.
“Tus manos se sienten tan bien Bella, bebé… más rápido…”
Me
moví más rápidamente en él, tocando sus testículos con una mano,
frotándolo duramente con la otra, exprimiéndolo mientras que me movía
arriba y abajo de él. Miré su hermosa cara atenta, mi propio cuerpo
empapaba sus muslos.
“Oh
dios… apriétame más fuerte, agárrame…, eres tan sexy” él gimió, sus
ojos nunca salían de mis manos que lo movían. Lo froté fuerte, mis
propios gemidos venían con los suyos, su expresión de lujuria me
descontrolaba.
“Bella, estoy muy cerca, muy cerca Bella, tan cerca…”
Sus piernas comenzaron a temblar, sus esfuerzos ahora me resultaban familiares, el intentaba contener la fuerza de su orgasmo.
Hundí mi boca sobre él y sus caderas se empujaron hacia arriba de la cama, sus gritos hacían eco en las paredes.
“Oh
dios, tus dulces labios, mierda bebé……” dijo viniéndose fuertemente en
mi boca, su miembro pulsaba contra mi lengua, nunca cerró los ojos,
nunca sacó la vista de mí. Me moví suavemente sobre él hasta que sus
piernas se relajaron por debajo mí, y su mano toco mi hombro. Levante la
vista para encontrarme con una salvaje necesidad de mí en su cara.
“Bella,… yo necesito…”
Tiró
de mí hasta su cara y me besó apasionadamente, sus manos acariciaron mi
piel, sus gemidos se oían continuamente contra mi boca.
*****
Hablamos
en la oscuridad el uno al lado del otro. Apenas podía verlo, su piel
pálida brillaba intensamente en el cuarto negro, la luna era apenas una
astilla en el cielo, las velas hacía mucho tiempo que se habían
extinguido. Sabía que él podía ver cada movimiento que yo hiciera, cada
expresión de mi rostro. Sus dedos dibujaron mis labios, yo sentía sus
ojos clavados en mi cara.
“Te
necesito más cada vez que hacemos el amor. No puedo explicarlo. No sé
si alguna vez voy a conseguir saciarme de ti.” Él sonaba febril. “Tu
cuerpo me pide más y quiero dártelo, y lo hago. Pero necesito más, todo
el tiempo. Apenas puedo demostrarte o decirte cómo me siento y sigue
creciendo, y es difícil de contener…” Su voz era suave, casi un reproche
en mi oído.
Antes
de que pudiera procesar mis propias palabras ya estaban fuera de mi
boca, “Conviérteme. Ahora, conviérteme. Conviérteme porque tú quieres
tenerme por siempre. Conviérteme por lo que acabamos de darnos.
Conviérteme porque tú sabes que te necesito más que a cualquier cosa en este mundo.”
Mi voz salió como un susurro, mi corazón estaba acelerado, y mi mente frenética por la intimidad que acabábamos de compartir.
Él gimió contra mis labios.
“Te quiero por siempre. Te quiero más que eso. Estoy enfermo de deseo por ti. Pero no es así. No es así cómo sucede.”
“Edward,
escúchame, por favor.” Dije suavemente contra él, no queriendo arruinar
el momento sino sabiendo que esto era lo correcto.
“¿Bella, no puedes confiar en mí?”
Su voz sonó suave, sus manos tiraron mi cara hacia la suya, sus labios necesitaban los míos, su respiración fría sobre mí.
“Te necesito tanto, por favor déjame hacer esto a mi manera.”
Lo miré, con mi corazón palpitando de amor por él, pasión, entusiasmo, necesidad.
“Solo
quisiera que mis memorias humanas terminaran con nosotros, de esta
forma. Quiero tener una opinión en cómo sucede esto. No puedo comenzar
la eternidad contigo solamente en tus términos.”
Sabía que mis tranquilas palabras, dichas con besos, con caricias suaves por toda su cara, lograban atontarlo levemente.
“Te oigo, Bella. Créeme por favor que te oigo. Por favor solo ten un poco de fe en mí.”
Me
besó suavemente, acercándome a su pecho. Le susurré mi amor por él. Y
caí dormida pronto después de eso, agotada. Había dicho todo lo que
podía decir.
*****
Sol
de la mañana. Manos frescas frotando ligeramente mi piel. Mi cuerpo
adolorido; mi mente nublada con las memorias de ayer por la noche, de
nuestros miembros enredados juntos, de mi cuerpo que pulsaba bajo el
suyo. Edward me sonrió cuando me estiré, y su boca beso suavemente mis
hombros.
“Te
amo. Te amo tanto.” Susurré. Él me apretó cerca en respuesta,
suspirando suavemente en mi oído, y comprendí que el también estaba
agotado; rara vez se quedaba sin palabras.
Mi garganta estaba seca, y estaba muerta de hambre.
“Voy
a conseguir un poco de agua y un algo de fruta. Vuelvo pronto.” Él
asintió, sentándose en la cama, y frotando su cabeza ausente. Cuando di
la vuelta en la puerta él se dirigía hacia el cuarto de baño para
ducharse otra vez, atento a los sistemas olfativos sensibles de sus
hermanos.
Caminé
a la cocina, inhalando profundamente el olor del océano que venía a
través de las ventanas abiertas. En un segundo, mi pie se deslizó en el
piso, y mi cuerpo se estrelló hacia adelante, golpeando mi cabeza contra
una esquina de la mesada. Tropecé contra la isla del centro, mis
piernas se sentían débiles. Lleve las manos a mi frente y las miré,
estaba cubierta de sangre. La sangre caía por mi ojo derecho, mi visión
se torno negra. Sentía la oleada familiar del vértigo y vi a Edward
entrando en la cocina antes de que me desmayara.
2 comentarios:
No te das una idea de cuan fiel seguidora soy... ni del aprecio y admiracion que tengo por ti...
Besos y gracias por compartir tu talento ♥
PD: me cuesta encontrar tu tu fics si no es por 3° :(
Querida Robsten, gracias por tu comentario y por tus dulces palabras hacia nosotras, es altamente gratificante saber que hay personas reales del otro lado de la pantalla, y todo nuestro esfuerzo vale la pena!!! Mi nombre es Mrs.Jones, y cree este blog como una excusa para poder compartir con mis amigas que no dominan el ingles, las historias de la incomparable LolaShoes. Ella es quien merece todo el credito, yo solo traduzco sus historias humildemente, y mi adorada Lady G es quien me edita y sube estas fotos alucinantes que ilustran cada cap.
Las historias de Lola en ingles te las puedo enviar por mail a donde gustes!Te mando un beso enorme de parte de tus amigas las Guilty Ladys!!!!
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