lunes, octubre 18, 2010

Deja brillar tu Luz - Capítulo 2: Desayuno


 Capitulo 2: Desayuno

Edward saltó fuera de la cama rápidamente y se deslizó en la cocina. Fiel a su palabra, no se puso ropa. Lo oí abrir el refrigerador y tararear para sí mismo.

Me estiré, salí fuera de la cama y me dirigí al cuarto de baño para asearme. Cepillé mis dientes y salpiqué un poco de agua en mi cara, después me decidí a tomar una ducha rápida para depilarme y refrescarme un poco. Me metí debajo del agua caliente y pensé de nuevo en la noche de ayer, mi cuerpo temblaba mientras recordaba cada momento de nuestro acto amoroso. Cuando cerré los ojos pude ver detrás de mis párpados su cara al penetrarme, los ojos de Edward llenos de necesidad, su cuerpo temblando por el esfuerzo que le tomó entrar en mí lentamente, hasta que yo lo impulse a hacerlo sin temor. 
Apure mi rutina de ducha, impaciente por volver a su lado.



Hurgue brevemente la capa superior del monstruo de maleta que Alice había preparado para mí. Cerca del 80% de las cosas que la llenaban parecían ser cierta clase de lencería. Algunas cosas que mis manos sacaban eran totalmente irreconocibles; otras incluso parecían estar hechas de goma. No tendría idea de cómo ponerme algo de lo que había allí sin encontrarme enredada o atrapada de alguna manera. Se me ocurrió entonces que ese podía ser el punto. Me preguntaba si Alice sabía algo sobre nuestra luna de miel y nuestras fantasías que nosotros todavía ignorábamos. Me reí al pensar en Alice intentando bloquear las imágenes de la futura vida sexual de Edward en su mente.
Edward estaba diferente desde que llegamos; por supuesto que su intensidad no había cambiado, pero se había vuelto menos melancólico y más… sensual. Nunca espere poder tocarlo tan libremente y ser tocada por él. Sabía que intentaríamos hacer el amor, pero no estaba segura de cuánto de esta decisión era para apaciguarme, ya que el hambre que el sentía por mí era distinto del que yo tenía por él. No había estado segura qué proporción de nuestra luna de miel sería sobre sexo y qué proporción seria sobre tensión sexual. Ayer por la noche el había desterrado todos esos miedos de mi mente; nuestra conexión física lo había liberado, por lo menos hasta ahora. Su peor temor, el de lastimarme se había desplomado. Sin restricciones, su tortura interna, disminuía.
No podía dejar de pensar en el sonido de su voz en mi oído esta mañana, gimiendo mi nombre, rogándome que me dejara ir mientras que él se movía debajo de mí. Pidiéndome a mí que me dejara ir. Cavé más profundo en la maleta y encontré un atuendo negro de algodón sencillo. Pasé rápidamente el vestido playero sobre mi cabeza, até mi pelo mojado en un rodete desprolijo encima de mi cabeza, y camine descalza hacia la cocina.

Encontré a Edward usando un delantal de cocina y nada más, y enchufando una wafflera eléctrica. Su espalda deliciosamente desnuda frente a mí, sus piernas largas y musculosas se dibujaban ante mis ojos; su piel hizo que mi boca se abriera. La luz del sol que entraba por las ventanas por todos los lados del cuarto hacia que su cuerpo brillara. Se me cortó la respiración y caminé hacia él tambaleando. Él se volteo para mirarme y dejó escapar un silbido bajo, admirando mi vestido, y mi pelo recogido en lo alto de mi cabeza que exponía mi cuello perfectamente.
“Bella, eres exquisita.” Su voz era suave, amorosa. Estiro el brazo hacia mí y su mano frotó ligeramente mi mejilla, luego se volvió para continuar con mi desayuno. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y me incliné hacia él, besando su hombro. “Mmmm” gemí y cerré los ojos. Entonces me resbale en los azulejos del piso. En un segundo él me tenía a salvo en sus brazos, riéndose entre dientes.
“Despacio, mi amor.” Me besó la punta de la nariz y se dio vuelta nuevamente hacia el tazón de manteca. “Tu eres la única persona que conozco que puede resbalarse mientras que esta parada y sosteniéndose de una estatua.”
Le fruncí el ceño, intentando disimular el rubor. “Se bueno.” Le dije intentando regañarlo. Luego estire la mano y golpee con fuerza su trasero, suficientemente fuerte como para que me quedara picando la mano. Aunque no lo suficiente como para obtener algún tipo de reacción de él.  Edward ni se dio vuelta para mirarme.
“No estoy seguro de que tú quieras jugar al juego de las palmadas conmigo, amor. Estoy bastante seguro de que yo ganaré.” Se rió ruidosamente; y su risa sonaba como música. Amé a este Edward juguetón.
“No todos podemos tener la resistencia de los muertos vivos, mi amor.” Reí nerviosamente, moviéndome hacia atrás lejos de él.
Él se dio la vuelta hacia mí, y articuló, ¿los “muertos vivos”? fingiendo horror y avanzo hacia mí preparado para saltar.
“¿Qué?,” pregunte inocente, “¿eso lastima tus sentimientos?”
“Lastimó más que esa palmada, de eso estoy seguro.” rió otra vez, asiéndome por la cintura y levantándome hasta que quede a la altura de su boca y entonces me beso profundamente. Su boca se abrió y él gimió mi nombre, mientras sus manos acariciaban mi espalda, su cuerpo se presiono contra el mío. Mis piernas se enroscaron alrededor de su cintura, y mi respiración se volvió rápida y caliente contra sus labios. “Edward…” Gemí.
Él suspiró y se alejo de mí, bajándome al piso suavemente. “Necesito enfocar mi atención fuera de tu cuerpo asombroso el tiempo suficiente como para conseguir que comas un poco de alimento.”
Él sonaba genuinamente preocupado: ¿alimentar al ser humano o violar a la esposa?
“Debo centrarme totalmente en cocinar.” se rió entre dientes mientras que cortaba rápido algunas fresas en rebanadas y las colocaba en un tazón con la sandía y los arándanos ya rebanados.
“Waflera caliente, cuchillos, vampiro desnudo, esposa torpe, dicha post-coital… estas condiciones implican que incluso mis reflejos pueden no ser suficientes para frustrar un desastre.” Reí nerviosamente mientras que él sacudía juguetonamente sus caderas desnudas.
Sentí mi corazón tambalearse en mi pecho. Me sentía abrumada por la escena delante de mí: mi marido el vampiro, desnudo a excepción de un delantal rosado, acababa de hacerme el amor más apasionado en una isla privada, y ahora me cocinaba waffles. Todo comenzó a sentirse un poquito surrealista.
“Veo que encontraste algo más que lencería en la maleta,” me dijo señalando mi vestido. “Tengo que decir, que apruebo tu elección… pero solo apenas.” Él me miro sobre el hombro y se lamió los labios rápidamente, sus ojos saltaban de mi cara a mis pechos. Luego, vertió la mezcla en la wafflera. “Alice hizo un trabajo muy bueno ocultando los botines de sus salidas de compras de mí, pero pude espiar algunas mientras que ella hacía una lista mental de qué más necesitaba comprar para ti.” Me guiñó el ojo, haciendo una sonrisa traviesa. Resolví que voy a escarbar en esa maleta tan pronto como tenga ocasión.
Caminé hacia la isla del centro de la cocina y me incliné contra ella, mirándolo. Estaba famélica esperando el desayuno pero me distraje totalmente observando los movimientos agraciados de mi amante. No estaba acostumbrada a que me cocinaran. No estaba acostumbrada a ver a Edward desnudo en la cocina. Todavía sentía la dulzura de su cuerpo dentro de mí solamente una hora atrás. Tuve que recordarme respirar.
Sus músculos se movieron por debajo de su piel mientras que él levantó la galleta de la wafflera. Su brazo duro y tonificado se estiro a través de la mesada para tomar una cuchara para la ensalada de frutas, sus tríceps se crisparon por debajo su piel lisa. Me estremecí, mi respiración se atoro en mi garganta y mi pulso comenzó a correr.
“¿Bella, querida?” me preguntó en voz baja, su espalda todavía frente a mí. “¿Realmente estás tan excitada por el waffle?” Podía oír la sonrisa en su voz.
Sacudí mi cabeza, no entendiendo su pregunta, la bruma de la lujuria nublaba mis pensamientos. Él se rió suavemente, “tu corazón está galopando desaforado en tu pecho, chica hermosa.” Él me sonrió sobre su hombro y fingió estirarse y bostezar, doblando su espalda y brazos, haciendo que sus músculos ondularan debajo de su piel. Pude resistirme a la comedia de sus movimientos, pero no pude evitar gemir muy suavemente, y sentir la ola de calor y la humedad entre mis piernas. Lo oí inhalar agudamente y mirar detrás sobre su hombro hacia mí, con ojos oscuros por el deseo.
Colocó rápidamente mi waffle, una cucharita de mantequilla y una pequeña jarra de jarabe sobre mi plato. En una milésima de segundo, estaba a mi lado, colocando todo el alimento en la mesada cerca de mi brazo. Enroscó las manos alrededor de mi cintura y atrajo mi cuerpo contra el suyo, yo podía sentir su ereccion debajo del delantal contra mi estómago.
Me besó los labios apasionado, su respiración fresca contra mi boca. “Puedo ver, sentir, oler, y oír cada pequeña cosa que tu cuerpo hace, mi esposa querida. No puedo leer tu mente, pero tu cuerpo me canta.” Gruñó suavemente, bajando su mano y levantó mi falda para tocar con sus dedos la carne desnuda, y mojada entre mis piernas, mostrandome a que se refería. Luego sacó su mano y me sonrió, llevándose los dedos a los labios.
Lo miré boquiabierta. Mi mente abrumada de pasión, y mi apetito por el desayuno olvidado momentáneamente.

Edward llevó una cucharada de fruta a mis labios. “Come, Bella.” Sonrió y meneo la cabeza con genuina preocupación en sus ojos, su voz perdió el tono seductor y adopto en cambio uno serio. “No has comido nada, por casi 24 horas ya…”
Engullí el contenido de la cuchara y lo mire rasgando mis ojos. Mi apetito volvió instantáneamente y devoré el desayuno que me había hecho mientras que él se inclinó contra la mesada de la cocina con una expresión divertida en la cara. “Por la manera feroz en que devoras ese waffle, yo amaría ver lo qué podrías hacerle a un león de montaña,” se rió entre dientes.

Lo mire al instante, totalmente sorprendida, casi en shock. Él estaba bromeando sobre mi transformación. Edward nunca había bromeado sobre mi… convertida en vampiro.
Él notó rápidamente mi expresión y rodó sus ojos, “Bella, era una broma. Sí, te convertiré eventualmente. No, no lo haré en nuestra luna de miel. Fin de la discusión.”
Entonces lo apunte con mi cuchara. “¿Discusión? ¿Quién está discutiendo?” “Además,” dije riendo nerviosamente por su abrupta seriedad, “todo lo que va, inevitablemente, vuelve, estimado marido.” “Sabes, quizás en algún momento tu me ruegues que te de palmadas otra vez, y puede ser que yo simplemente te rechace…” “No, no te palmearé en nuestra luna de miel Edward. Fin de la discusión.” Le conteste, imitando su tono serio, y aguantando la risa.
Edward caminó hacia mí muy lento, mirándome intensamente.
“Te amo.”  Susurró.
Mi plato estaba vacío, mi mano sostenía la cuchara en el aire, y me congelé, mirando fijamente su cuerpo magnífico cuando él se saco el delantal, tirándolo sobre su cabeza, y lanzándolo hacia atrás. Lo vi de cuerpo entero, caminando hacia mí, casi temblaba cuando llego a mi lado. Edward se inclinó para besar mi hombro desnudo, haciendo un camino desde allí hasta mi cuello y luego a mi mejilla. Contuve la respiración, intentando evitar que mi cuerpo se retorciera de placer. Sus brazos me levantaron hacia arriba y me sentó en la mesada, me separo las piernas colocándose entre ellas. Sus brazos me abarcaron tirando de mí hacia el borde de la isla. Comencé a respirar rápidamente, sentí el calor que me recorría, y llegaba pulsando a mi entrepierna.
“Si eso es lo que deseas, pasare feliz el resto de la eternidad rogándote que me toques, mi amor.” “Un beso,” él me besó lentamente el cuello, “una caricia,” sus manos se deslizaron sobre mis piernas debajo de mi vestido, “un toque suave…” sus dedos se movieron a mi entrepierna y jadeé por su tacto frío sobre mi carne caliente, empujando mi cuerpo contra su mano. Él me frotó suavemente con sus dedos antes de introducir uno de ellos, y luego otro, dentro de mí. Gemí su nombre, arqueando mi espalda y alzando mis brazos alrededor de su cuello, tire de él hacia mí para besarlo golpeando mis labios contra los suyos. Su pulgar frotó mi clítoris incansablemente. “Tan hermosa, tan increíblemente hermosa,” susurró contra mis labios. Mi cuerpo tembló y gemí su nombre. Intenté bajar mi mano para sostener su miembro duro, para atraerlo hacia mí, pero él negó con la cabeza. Empujó mis piernas para apartarlas con su otra mano y tiró de mi cuerpo poniéndome al borde de la isla.
“¿Te gusta sentir mis dedos dentro de ti, Bella?”

“Sí, oh… yo…” Gemí en su oído. “Edward, por favor… más rápido.” Sus dedos fríos empujaron dentro de mí más rápidamente, su otra mano se encontraba debajo de mi falda, frotando mi clítoris con más presión. Él gimió en mi hombro y podía sentirlo temblar levemente. Capturó mis labios en un beso abrasador, y gruñó en mi boca.
“No puedo creer lo bien que se siente tocarte con mis dedos, Bella, eres tan suave…” susurró. “Mi amor, oh Bella, eres tan suave y húmeda…” su voz era áspera en mi oído, y yo estaba mareada. Sentía acercarse mi orgasmo, mis pies zumbaban, mi cuerpo se sentía pesado. Me empujé contra su mano mientras que sentía que comenzaba a contraerme alrededor de sus dedos. El se había movido en perfecta sincronización con mi necesidad de él. “Acaba para mí, Bella, por favor…”
“Edward, oh dios, Edward… oh… estoy… oh dios…” Grité mientras que mi clímax me sacudió totalmente. Mis paredes se contrajeron alrededor de sus dedos, mis caderas se apretaron contra él fuertemente, por lo que me pareció una eternidad. Sus dedos me frotaron lentamente, derribándome. Intenté calmar mi respiración y mire sus ojos, llenos de intensidad y de amor. Una lágrima resbaló por mi mejilla. Me beso muy suavemente y envolvió sus brazos alrededor de mí mientras que mi cuerpo temblaba.
*****
Levanté la cara y bese su cuello lentamente. Su piel sabía tan bien, fresca y dulce. Lo oí murmurar mi nombre despacio. Envolví los brazos alrededor de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura, el vestido todavía se encontraba raido sobre mi cintura. Mis piernas temblaban. Él subió el vestido sobre mi cabeza, desnudándome completamente y se inclinó para tocar mis pechos, tomándolos en sus manos, sus labios se posaron sobre mis pezones. Mi pulso se aceleró, mi cuerpo respondía, necesitándolo otra vez ya.
“Edward… te amo locamente.” Tome su cara para mirarlo y lo besé con toda la fuerza de mi necesidad, mi boca beso la suya frenéticamente, mi lengua probaba sus labios. Él gimió en voz alta, y yo sentí el pulsar de su cuerpo en mi entrada.
“Quiero estar dentro de ti, Bella.” me dijo simplemente, con la voz ronca.
Él me levantó, mis piernas seguían envueltas en su cintura, y me llevó hacia el dormitorio, besándome con pasión, sus gemidos eran más rápidos y más urgentes. Susurró mi nombre contra mis labios, sus brazos me apretaban firmemente contra su cuerpo. Nuestras bocas se movían urgentes sobre nuestros cuerpos. Mis manos se enredaban en su pelo, mi respiración era caliente sobre su carne. Tiré de su cuerpo apretándolo mas con mis piernas, impulsándolo a penetrarme en ese preciso momento, donde quiera que estuviéramos.
Él gimió y me empujó contra la pared del dormitorio, uno de sus brazos sostenía mi peso con facilidad, su otra mano mantenía mi seno en su boca. Moví las caderas y me coloqué sobre él, su miembro duro se apoyaba en mi entrada. Con un movimiento violento lo introdujo profundamente dentro de mí y gritó mi nombre. Luego lo sacó y repitió el movimiento, toda su longitud empujada contra mi cuerpo, mi centro pulsaba húmedo alrededor de él. “Bella, carajo…” Jadeó y empujó en mí otra vez, su cuerpo temblaba de deseo.
El sonido de sus palabras, oírlo decir palabras como “fuck” mientras que él empujaba dentro de mí me enloqueció. Sentía una frenética necesidad de consumirlo. “Edward, por favor, más profundo…” le rogué.
Él empujó su cuerpo contra el mío hasta que jadee,  froto su miembro contra mí, moviéndose firme pero suavemente contra mi carne. Gemí sintiendo que él me llenaba totalmente, mi carne se estiro alrededor de él, su frío miembro contra mis tejidos calientes y suaves. Él gruñó rítmicamente contra mí a tiempo con mi respiración, perdido en las sensaciones que le provocaba mi cuerpo alrededor del suyo.
“Puedo sentir cada pulgada de ti alrededor de mí,” me dijo respirando con dificultad.
Él bombeó en mí más rápidamente, mi espalda golpeaba la pared ligeramente, nuestros quejidos venían al unísono hasta que nuestras bocas se encontraron hambrientas. Podía sentir que estaba cerca de acabar, mi cuerpo comenzaba a sentir una corriente de calor. Podía sentirla arrastrándose sobre mi pecho, y encima de mi cuello hacia mi cara. La onda se estrelló dentro de mí y se separó hacia afuera a mis miembros, mi base pulsó contra él, apretándose alrededor de su miembro. Abrí los ojos para ver a Edward, su boca abierta en éxtasis, miraba el rubor que el orgasmo dejaba sobre mi piel; esto lo empujó al borde. Yo solo podía jadear, “oh, oh, oh…”

Gritó contra mi cuello, y nuestros cuerpos se sacudieron juntos en el clímax.
Edward me llevó a la cama y me acostó suavemente, acomodando su cuerpo detrás del mío, mi espalda contra su pecho. Acaricio ligeramente mi frente, retirando mi pelo húmedo de mi cara.
“No quisiera que eso terminara nunca,” murmuro, besando mi cuello. “Quisiera hacerte el amor por horas. Pero ese rubor tuyo me va a matar.”



                                                                   ~@~

 Espero les haya gustado tanto como a mi!!!

Besos Culposos,

                        Mrs. Jones

3 comentarios:

CarisWestenra dijo...

Jejejejejeje, prefiero mil veces a este Edward que al Emo de Meyer. Parece que la luna de miel le ha sentado bien y no se preocupa tanto por hacer pupa a Bella.
Hasta el proximo capitulo...
^^

nelarivera dijo...

a mi tambien me gusta ese edward TANTO COMO AL DE LA MEYER!
espero mas

Berny! =) dijo...

A MI TAMBIÉN ME ENCANTA ESTE EDWARD!! que buena historia por dios!!!! ésto tendria que haber sido la verdadera luna de miel!!!!
muuuy HOT!! lo que deben ser los proximos caps! no em quiero imaginaaaaar!!!!! YYupiii!!!

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