miércoles, junio 23, 2010

La Oficina - Outtake 1- Materiales de Oficina

Bueno mis Chichis, como regalito por las primeras 2000 visitas, hoy les dejo la traducción del primer outtake de nuestra querida historia, escrita por Tby789.
Espero les guste, y me recompensen con muchos comentarios.


Sus comentarios son para mi como el beso de los MTV Movie Awards 2010: me provocan una sensacion cálida, pero me dejan queriendo siempre mas....

Materiales de Oficina


Al llegar a mi lugar en el estacionamiento, no puede evitar la sensación que me embargaba de que hoy sería un mal día. Apagué el motor y me quede mirando el edificio que se cernía frente a mí. El infierno me esperaba allí dentro. Mi propio cielo e infierno personal, usando un portaligas y lentes de bibliotecaria.



Esto se estaba volviendo imposible de manejar. Me dolían las bolas después de estar sin ella durante sólo dos días. Ninguna cantidad de pajas podría compararse con la perfección de estar dentro de su apretado cuerpo. En los últimos nueve meses había pensado en no cogérmela siempre que fuera posible. Me equivocaba.


Entonces no tenía ni idea de lo que me perdía. No tenía ni idea de los sonidos que ella hacía cuando acababa, la forma en la que su boca se sentía sobre mi pija o la forma en la que su cuerpo entero se sonrojaba cuando me la cogía. Tres semanas atrás había cambiado todo. Hace tres semanas, yo había renunciado a resistirme y finalmente había sucumbido a la lujuria abrumadora contra la que había estado luchando durante meses. Toda mi vida se había descontrolado desde entonces; dejándome débil y cuestionándome todo sobre mi mismo. ¿Quien dijo que la ignorancia no era puta felicidad?


Con un suspiro de resignación tome mi maletín y salí de mi auto, rogando poder manejar cualquier cosa que me esperase.


El espectáculo que me recibió al entrar me hizo morderme el labio para no gemir. Agachada, con sus manos y rodillas sobre la alfombra, con papeles esparcidos por todo el piso, estaba mi enemigo. Su hermoso cabello caoba caía hacia delante en suaves ondas, su vestido se ceñía perfectamente a cada curva, y me torturaba con el escote más increíble que yo hubiera visto jamás, mientras ella ordenaba el desorden que había ante mis ojos, pero no lo suficientemente rápido.


Mirando hacia arriba, su expresión de sorpresa fue reemplazada rápidamente con una sonrisa afectuosa. “Buenos días, señor Cullen”. Mierda. Se puso de pie y traté de ignorar la forma en que su aroma nubló mi cerebro.


Mantuve mi voz carente lo mas carente de emoción posible, y pasé junto a ella mientras me dirigía a la seguridad de mi oficina. “Ocúpese de todas mis llamadas, señorita Swan.”


“¿Señor Cullen? Me temo que no podré hacer eso.” Murmuró demasiado satisfecha de sí misma y yo me preocupé al instante. A mitad de camino me volví lentamente hacia ella.


“¿Y por qué, exactamente?


“Cullen Inc. tiene programado un curso de Acoso Sexual hoy, señor.” Oh, carajo.


“¿Habla en serio?” No pude evitar el sonido casi suplicante de mi voz. Sencillamente… perfecto. Todo lo que había pensado desde que me desperté esta mañana se había ido a la mierda, y ahora tendría que sentarme durante dos horas delante de alguien que me diría en que lugares No puedo poner mi pija.


“Absolutamente. Hay uno todos los años. Se lo recordé la semana pasada, justo antes de…” su voz se fue apagando y bajó la vista brevemente. ¿Justo antes de qué? Oh. Una imagen dolorosamente clara de ella gimiendo tirada sobre su escritorio llenó mi mente y tuve que forzarme a reprimir un gemido. La tensión en el aire era palpable y ninguno de los dos dijo nada. Rompiendo el silencio, ella aclaró su garganta y comenzó a apilar una fila de carpetas sobre su escritorio.


“Cierto, Ud. menciono algo al respecto. ¿Cuándo?


“Ahora.” Bueno, esto se pone cada vez más interesante.


“Deme un segundo para dejar mis cosas y estaré listo” le respondí rápidamente. Entré en mi despacho, dejando mi maletín sobre el escritorio y me metí en el cuarto de baño privado de mi oficina. Mirándome en el espejo, me enderecé la corbata y decidí tener una pequeña charla mental conmigo mismo para llamarme al orden. Yo podía hacer esto. Soy el jodido Edward Cullen y ninguna mujer en todo el mundo iba a dañar mi determinación. Yo no iba a dejar que esto me afectase. Con una última mirada a mi reflejo y un sentimiento renovado de determinación, me dirigí hacia la puerta.


La señorita Swan me estaba esperando, con su agenda en mano y sus gafas endemoniadamente sexys en su lugar. Me miró expectante antes de poner una mirada interrogante. “¿Va todo bien, señor Cullen?


“Por supuesto. Después de Ud.” Le di una sonrisa forzada y le hice un gesto indicándole el camino. Caminamos en silencio por el pasillo, con ella unos pasos por delante mientras yo le miraba el culo. El hecho de que no fuese a hacer caso a mis tontos impulsos no significaba que no pudiese disfrutar del espectáculo.


Entramos en la sala de conferencias y nos dirigimos a una mesa vacía, cerca del fondo. Saludé con la cabeza a algunos de los otros ejecutivos, incluyendo a mi padre y hermano. A ninguno de nosotros nos gustaba perder nuestro tiempo con estas cosas.


Nos acabábamos de sentar cuando la puerta se abrió y una mujer extremadamente atractiva, de unos treinta y pocos años, entró. Sin duda sería nuestra instructora. Tenía la piel clara y el pelo oscuro y rizado, vestida una falda lápiz negra hasta la altura de sus muslos y una chaqueta de rombos gris muy ajustada que dejaba poco de sus…generosos atributos a la imaginación. ¿Esta mujer nos iba a dar un curso de acoso sexual? Parecía que se había escapado del set de “Loco por la Profesora” de Playboy.


Pavoneándose hacia la mesa al frente de la sala, se sentó y cruzó seductoramente sus largas piernas. Toda la sala quedó en silencio, y eché una mirada a los rostros a mí alrededor, preguntándome si yo era el único al que esto le parecía extraño.


“Mi nombre” empezó a decir con voz sensual, “es Nina Facinelli. Vine a su empresa para instruirlos en el tema de acoso sexual.” Se puso de pie y caminó lentamente por el frente de la sala.


“Muchos de ustedes se preguntaran ¿Qué es exactamente el acoso sexual en el trabajo? Es un comportamiento que es fastidioso, irritante, degradante y molesto. El acoso sexual es el acoso con naturaleza sexual. Pero es más que eso.”


Miré hacia la señorita Swan y vi que estaba mirando a la instructora con una extraña expresión en su cara. Mis ojos fueron hacia abajo y mi corazón saltó. A medida que iba cruzando sus piernas, su vestido iba subiendo ligeramente, revelando el borde de encaje de una de sus medias. Mierda. Cambié de postura en la incómoda silla y rogué que apartando la vista el tiempo suficiente, la imagen desapareciera.


“Es contra la ley, y puede llevar a multas sustanciales impuestas por la corte y es vergonzoso para la parte perjudicada. Puede significar una reducción en la producción. Puede significar que el valor de las acciones baje. No. Esta. Bien.” Apretó los dientes, enfatizando cada palabra. Me dejé caer en mi silla, tratando de desaparecer mientras ella continuaba hablando. ¿Podría haber algo más incómodo?


“El acoso sexual puede tomar varias formas. Bromas no deseadas, gestos, palabras ofensivas por la ropa, y comentarios y réplicas no bienvenidas.” Ella se detuvo frente a un hombre de contabilidad y pasó los dedos por su pelo.


“Tocar y cualquier otro contacto corporal, como dar palmaditas a un compañero de trabajo, agarrar a un empleado por la cintura o acariciar el culo de un compañero también es muy inapropiado.” Alto, ¿Qué dijo? Miré a mi alrededor pero nadie parecía darse cuenta de nada extraño. De hecho, algunos hombres estaban aflojando sus corbatas y cambiando de postura en sus asientos.


“Las relaciones entre compañeros, especialmente si son entre jefe y empleado están estrictamente prohibidas.” Su voz era baja y ronca, se inclino sobre una mesa, y miro a los ojos de alguien que reconocí del piso quince. “Todos queremos hacerlo. Se siente tan bien... Pero hay que…evitarlo.” Pronunció la última palabra de forma seductora, y juro por Dios que el Jefe de Recursos Humanos se ruborizó.


Miré de nuevo a la señorita Swan y vi que empezaba a parecer casi tan incómoda como yo. ¿Acaso la estaba acosando sexualmente? No lo creo. ¿Ella me estaba acosando sexualmente? Quiero decir, yo sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero definitivamente no estaba solo en el ascensor…o en las escaleras…o en la sala de conferencias…o en el probador. Mierda, este no es el mejor lugar para estar pensando en el probador.


Mientras ella caminaba lentamente por el pasillo, me di cuenta de que varias cabezas seguían su silueta. Se detuvo delante de mi hermano y gemí. “¿Señor Cullen? ¿Podría compartir con nosotros algo que podría interpretarse como una conversación inadecuada en el lugar de trabajo?


Sonriendo, Emmett se recostó en su silla, con una mirada pensativa en su cara. “Inapropiado, ¿verdad?” Ella sonrió y señaló a la sala con las manos hacia arriba.


“Para eso estamos aquí.”


Su sonrisa se ensanchó. “Bueno señorita Facinelli, que le parece... ¿Quieres dar un paseo en el Cullen Express?” La sala estalló en risas cuando mi hermano la miró con orgullo. Mi mandíbula cayó. ¿Qué demonios estaba pasando aquí?


“Muy bien señor Cullen. Eso sería completamente inapropiado.” Emmett se volvió en su silla hacia mí y me guiñó un ojo mientras ella iba hacia otra mesa.


Esto se prolongó durante una hora, con sugerencias cada vez más inadecuadas que provocaban grandes carcajadas. Pude escuchar a mi padre riendo cuando Nina logró hacerle decir la frase “Zorra Calentona”.


Seguí mirando el trozo de encaje en el muslo de la señorita Swan, dejándome llevar, pensé en lo que habría más arriba. Me asusté cuando levanté la vista para encontrarla mirándome con gesto de reconocimiento. Mierda. Ella me miró pensativa por un momento y luego se volvió colocando suavemente el bolígrafo entre sus labios. Me di cuenta de que la esquina de su boca se levantaba y la maldije para mis adentros. Ella lo estaba haciendo a propósito.


Durante los siguientes veinte minutos, ella no se detuvo y yo empecé a pensar que lo del encaje no era un accidente después de todo. Entre eso y todas las insinuaciones sexuales que se decían en la sala, yo estaba sufriendo una más que furiosa erección.


En el momento en que la instructora nos liberó, yo estaba a punto de explotar. Salté de la silla, volé entre los demás y entré al baño de caballeros, justo al lado. Me eché agua fría en la cara, rogándole a mi cuerpo que se calmase. No estaba funcionando. Mierda. Parecía que iba a necesitar otra “sesión” durante el almuerzo.


Con un suspiro de derrota abrí la puerta, justo a tiempo para ver pasar a la señorita Swan. Vi como se abría paso por el pasillo, cautivado por el vaivén de sus caderas y la forma en que su pelo bailaba alrededor de sus hombros.


Se detuvo en cuarto de suministros de nuestro piso, buscando a tientas con los ojos. La puerta se abrió e hizo una pausa, supuse buscando el interruptor de la luz en la pared interior. Presionando un botón de su móvil para que la pantalla se iluminase, lo sostuvo delante de ella y entró en la habitación a oscuras.


Sin pensarlo ni un segundo, crucé el pasillo y me acerqué sin hacer ruido detrás de ella, cerrando la puerta en silencio detrás de mí. Ella murmuraba entre las cajas, no me había escuchado y sonreí perversamente. La habitación estaba prácticamente a oscuras mientras yo me dirigía hacia donde estaba ella, con la tenue e inadecuada luz de su teléfono y el sonido de sus movimientos como mi única pista para encontrarla.


Colocándome detrás de ella, puse mis manos en sus caderas y jadeó, poniendo su cuerpo rígido por la sorpresa. Pasé mi nariz por su cuello, inhalando su dulce aroma. “Shhhh,” susurré contra su piel. “Sólo soy yo.” Su pulso corría frenéticamente, a ritmo de galope contra mis labios, y ella inconscientemente se inclinó hacia mí.


“¿Qué está haciendo aquí? Su voz era baja y temblaba levemente, pero aun así mantenía un tono irritado.


“Oh, creo que usted sabe exactamente qué estoy haciendo aquí”


Mi mano se movió por su cuerpo hasta la copa de su soutien, y un pequeño gemido escapó de sus labios. No estaba seguro si era en respuesta a mis palabras o a mis caricias. Mi dedo hacía círculos en su pezón endurecido a través de su vestido. A pesar de la forma en que su cuerpo estaba reaccionando a mí, sus músculos estaban tensos y rígidos. “Dígame que pare y lo haré.”


“Yo…” Hizo una pausa y yo supe que estaba luchando consigo misma, tratando de encontrar una razón para detenerme. No lo hizo. “¿Qué le hace pensar que yo no quiero que pare?”


Poco a poco deslicé mi mano que estaba en su cadera hacia abajo, a lo largo de su vestido hasta que encontré su piel sedosa. Toqué la cinta de su portaligas, mi mano se deslizó hacia su muslo deliberadamente hasta el suave encaje que la cubría. Ella se estremeció cuando mi mano se deslizó bajo la delgada tela, apenas rozando su humedad.


“Esto.” gruñí en su oído. La oí aguantar la respiración mientras mi dedo se hundía momentáneamente en su interior, sintiendo la resbaladiza humedad. “Esto me dice que no quiere que me vaya. Mmmm, tan jodidamente mojada para mí.” Hice círculos con mis dedos alrededor de su clítoris, amando la manera en que ella se empujaba contra mi mano.


“Le gusta eso ¿no?” Presioné más y fui recompensado con una maldición suave que escapo de sus labios. “¿Sabía que cada vez que la veo lamerse los labios, me imagino que es mi pija en su boca? Cuando se burla de mí y cruza las piernas, pienso que las envuelve alrededor de mi cintura. Cuando se agacha a recoger algo, recuerdo como estaba inclinada mientras yo la cogía.” Sonreí contra su oído mientras ella gemía.


“Usted es un infeliz boca sucia.” Volvió la cabeza, nuestras narices se rozaron y deseé poder verla.


“No finja que no le gusta.” Dije contra su boca abierta.


“Nunca dije que no me guste.” Mierda. Sus palabras recorrieron mi cuerpo yendo directamente a mi pija, meciéndome contra su cuerpo, necesite sentir más de ella. El mundo parecía desaparecer a nuestro alrededor, el silencio solo se rompía con nuestra respiración irregular y el roce de la tela cuando chocaba mis caderas con las suyas.


Se volvió lentamente, su teléfono se perdió en la oscuridad y la busqué, tratando de encontrarle la cara. Sus dedos se apoderaron de mi camisa, tirando de mí hacia ella y sentí su aliento cálido en mis labios.


Pasó un rato sin que ninguno de los dos nos moviésemos, no queriendo ser el primero en rendirse. Nuestras narices se rozaron, sus labios estaban tan cerca que casi podía saborearlos. Y justo cuando pensé que no podía mas, su lengua salió de su boca, lamiendo suavemente mi labio inferior. Gemí ante la dulce tortura antes de que la mía fuera a su encuentro enredándose con la suya, suaves suspiros llenaron la habitación. Abriendo mi boca, atraje nuestras lenguas dentro, mi cuerpo reaccionó al instante en que nuestros labios se juntaron.


Nuestro beso empezó suave y lento, pero rápidamente se hizo más caliente. Sus manos tiraron de mi pelo, atrayéndome hacia ella mientras las mías recorrían su cuerpo. La empujé un poco hacia atrás, hasta que la parte posterior de sus piernas tropezó con algo. Sin dejar sus labios busqué en el espacio detrás de ella, sintiendo lo que suponía que era una vieja mesa.


“Ponga su culo aquí.” Gruñí en su oído. Ella no perdió el tiempo subiéndose y la empujé hacia atrás sobre su espalda, colocándome entre sus piernas. Mis codiciosas manos se arrastraron hasta sus muslos, saboreando la forma en que su cuerpo respondía mientras le subía el vestido hasta las caderas. Mis dedos se reunieron con el encaje delgado y húmedo, y animado por sus gemidos, lo agarré en mi puño y lo arranqué de su cuerpo.


“Oh, mierda, si…” susurró. Agarrando con fuerza sus caderas, la atraje hacia mí en la mesa y me incliné, gimiendo mientras la probaba.


Ella gimió cuando mi boca encontró su clítoris, lamiéndolo suavemente antes de tomarlo entre mis labios. Sus dedos se apoderaron de mi pelo, acercándome más a ella y cada suspiro, cada súplica me impulsó. “Carajo, sabes tan bien.” Murmuré en ella, las vibraciones hicieron que sus caderas se levantasen de nuevo hacia mí. Lamí y chupé, saboreando su sabor y la forma en que se sentía en mi boca, hasta que ella gritó pidiendo más.


“¿Qué quiere? Le pregunté entre respiraciones irregulares. Necesitaba estar dentro de ella más de lo que necesitaba el aire.


“Lo quiero a usted.” suplicó. Sentándose, agarró mi cinturón y me acercó a ella. Chocó sus labios contra los míos y nuestras manos trabajaron juntas, haciendo caer mi cinturón y pantalones, que eran el único ruido a través del silencio. Mi miembro quedó libre y sus cálidas manos lo rodearon, moviéndose arriba y abajo sobre mi longitud.


“Dios, eso se siente tan bien.” Gemí en su boca. Mis caderas chocaron involuntariamente contra su mano y me tuve que frenar, para no acabar allí mismo. “¿Siente lo que me hace?” Envolví mis manos alrededor de las suyas en mi pija.


Gimió, dejando caer la cabeza en mi hombro. “Necesito que me coja.” Enrede su pelo en mi mano, acercando su cara a la mía.


“Dígalo otra vez,” susurré en su boca, mordiendo su labio inferior.


“Necesito que me coja.” Mi miembro tembló entre nuestras manos mientras ella decía las palabras. Poniéndose de pie, me dio la vuelta y me empujó, sentándome en el escritorio. La madera estaba fría contra mi piel desnuda, y jadee por el contraste cuando se puso sobre mí a horcajadas. Su piel caliente rozó mi erección y dejé caer mi cabeza hacia atrás, provocando un suave sonido en la oscuridad.


No la podía ver pero sentía el calor abrasador envolviendo mi pija como una inyección de placer a través de mí. “Se siente jodidamente bien.” Se tomó su tiempo y bajó sus caderas, hundiéndome en ella lentamente, deteniéndose sólo cuando nuestras caderas estuvieron a la par.


Extendí mi mano, acerqué su cara a la mía y la besé profundamente, mordiendo y saboreando. Consumía cada gemido y suspiro en sus labios y su deseo alimentaba el mío.


Sentándose, comenzó a mecer sus caderas, montándome. El placer era tan intenso que no pude evitar que un grito escapase de mis labios. Su mano cálida tapó mi boca y un suave, “Shhhh,” llenó mis oídos. Estaba abrumadoramente perdido en la mujer que tenia encima de mí. En este momento no podía recordar porque estaba decidido a mantenerme alejado. Nada de eso importaba. Su cuerpo estaba hecho para el mío y jadee en su mano mientras ella seguía cabalgándome.


El placer estaba tomando forma y yo sabía que no podría aguantar mucho más tiempo. Sus gemidos y gritos apagados me estaban llevando al borde, sumándose a la intensidad del momento. Mis manos fueron a sus caderas, las puntas de mis dedos se clavaron en su piel. Sabía que debía ser cuidadoso, pero el animal que instaba por salir de mi cuerpo empujó todos esos pensamientos fuera.


“¡Oh Dios!” gimió con voz ronca, sus músculos comenzaron a contraerse a mí alrededor. Mi propia voz le hizo eco, sonando sorda como la suya mientras su mano se apretaba con más firmeza contra mi boca. No pude resistir más y mis caderas chocaron con las suyas violentamente, derramándome en ella mientras se retorcía y apretaba a mí alrededor.


Colapso sobre mí, jadeando, mientras yo pasaba los dedos por su pelo, sintiéndome casi mareado por la fuerza de mi orgasmo. Estuvimos en silencio, con mi miembro todavía dentro de ella, mientras nuestra respiración se calmaba. Se sentó lentamente, gemí cuando sus caderas se balancearon una vez más antes de subir y separarse de mí. La oí moviéndose y asumí que se estaba arreglando la ropa. Me incorporé un poco cuando ella se acercó a mí y puso algo en mi mano.


“Esto, señor Cullen, es un buen ejemplo de un comportamiento inadecuado en el trabajo.” Cerré los dedos alrededor de la tela que puso en mi mano y ella se volvió caminando, y cerró la puerta tras de sí.


Me quedé atónito, mirando mi mano. No podía ver, pero sabía lo que había ahí -su bombacha. Tumbándome de nuevo, dejé caer la cabeza hacia atrás contra el escritorio y gemí.


Estaba muy jodido.



                                    ♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥ 

Espero les haya gustado mucho, mucho....


Besos Culposos,

                              Mrs. Jones 

6 comentarios:

Heidi dijo...

Guauuuuu!!!!!!!!!!!!

CarisWestenra dijo...

No es por ser machista con las de mi genero, pero algunas van buscando guerra.
Tengo que decir que si Edward me hiciese a mi esas cosas, no le acusaria de acoso sexual. (Mas bien me acusaria el..xD)
Gracias por este extracto..xDDDD

Anónimo dijo...

JONES: BUENISIMO LO SUYO!!!!
QUE EMOCION VOLVER A LEER DE NUESTRO HERMOSO BASTARDO...
BESOTES
LG

Anónimo dijo...

x favorr quiero mas de hermoso bastardo..... me encanta

paty dijo...

omg definitivamente que suerte tiene Bella me encanta que ella siga flojita y cooperando jajaja Gracias de nuevo por compartir la historia sobre todo por poner los enlaces ahora la verdad no sabia lo que me estaba perdiendo al no saber que existia este Hermoso Bastardo :D

Unknown dijo...

Wooo me encanto jajaja

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