miércoles, enero 11, 2012

Capítulo 7: Tres conversaciones - Una Vida Extraordinaria By LolaShoes

Había entrado para encontrar a Edward emergiendo de la ducha cerca de las 4pm. Nunca nos encontramos con la familia ese día. Después de que él se derrumbara encima de mí permanecimos en la cama por horas, hasta entrada profundamente la noche.




Todavía no habíamos hablado sobre nada relacionado con lo que sentí cuando la mujer salió de la casa, qué vi en los ojos de ese ser humano… Lo haríamos. Yo tenía mucho para decir. Pero por ahora, hablábamos de nuestras fantasías.

Aunque nuestra visión era clara en la oscuridad, algo tenía la noche que nos facilitaba hablar honestamente de nuestros sentimientos; había sido siempre nuestra hora de contarnos secretos.





“¿Recuerdas tu sueño?” Preguntó Edward. Yacíamos de lado, su mano corría hacia abajo de cuerpo, acariciando ligeramente mi cola.

“Sí.” Ronroneé. Sabía que se refería a mi sueño sobre sexo anal.

Él gimió al lado de mí. “Ahora no puedo despegar mis ojos de tu magnífico trasero.” Suspiró.




“Se ha notado bastante.” Reí, recordando la queja de Jasper al principio del día.

Edward no hizo caso de mi comentario, y besó mi hombro. “¿Qué más quieres hacer conmigo?” Su voz era un gruñido; y su erección se presionaba duramente contra mi pierna. Edward el perverso salía jugar.




Pensé en esto. Una multiplicidad de imágenes destellaba en mi mente. Algunas de ellas eran casi un cliché y no sabía si valía la pena mencionarlas: Edward jugando al Profesor Cullen, Edward y yo haciendo el amor en el exterior donde podíamos ser pescados, atar a Edward y hacerlo rogar por mi. Otras no estaba segura si él querría oírlas: Edward el vampiro atacando a la Bella delicada de diferentes formas. Imágenes de Edward, tan firmemente contenido, perdiendo el control conmigo. Edward siendo sexualmente egoísta, tomándome solamente para su propio placer, no pensando en mí para nada. Éstas serían un poco difíciles para él.

En su lugar, le pasé la pregunta a él. “No, es tú turno.” Susurré. “Te di una. Tú me das una.”




Él sonrió y dijo sin vacilación, “quiero tomarte en alguna parte donde no puedas hacer ningún sonido. Donde puedas mirarme moverme en ti, y voy a hacer que quieras gritar, pero no puedas hacer un solo sonido.”

Mi respiración se escapó fuera de mis pulmones. Mi Dios, este hombre nació para este juego. Él podía hacer que mis huesos desaparecieran. “¿Tienes más como ésa? Porque puede ser que tú seas mejor en ésto que yo.”

“Tengo miles. Pero es tu turno.” Su voz era sedosa, su lengua recorría la línea de mi clavícula.




“Quiero atarte y juguetear contigo por horas hasta que me ruegues que te deje acabar.”

Él levantó su cabeza para arriba, sonriendo torcido. “Bella. Arrancaste fuerte. A mi pequeña gatita le gusta jugar.”

Gemí. Él me estaba matando y lo sabía.
“Y amo cuando me  hablas de este modo. Tu sabes cuánto amo eso.”

“Lo he notado.” Murmuró contra mi cuello. Podía sentir su sonrisa contra mi piel.

“Eres tan diferente de lo que los demás ven en ti. Lo tienes escondido allí adentro y yo soy la única que lo sabe. Cada mujer que te ve te desea. Pero yo soy la única persona que sabe qué hay debajo de la superficie. Y lo que hay es todo mío.” Ahora gruñía. ¿De dónde venía esta posesividad?




Edward se mantuvo tranquilo a pesar de mi tono. “Entonces seguiré contándote.” Me lamió el cuello, besando mi cicatriz. “Éste es mi lugar preferido ahora. Justo aquí. Tú me tendrás siempre contigo. Éste soy yo, en ti. Por siempre.” Sus labios recorrieron la pequeña marca, su respiración se sentía caliente en mi piel.




“Esa es otra.” Dije, tímida.

“¿Cuál es otra? ¿Otra qué?” Murmuró él, distraído, sus labios se trasladaron abajo hacia mi esternón.

“Otra fantasía.” Contuve mi respiración.




“Dime… quieres un juego de roles.” sus labios se movieron a mi pecho y él tomo uno de mis pezones con su boca, su lengua se arremolinaba alrededor de mi seno.

Tuve que concentrarme para decir las palabras. “Quisiera que tu fingieras transformarme otra vez, yo quiero ser tu Bella frágil. Pero esta vez quiero estar un poco asustada de ti.” Ahí está. Lo dije.




Hizo una larga pausa durante la cual él siguió provocándome con su boca, sin demostrar ninguna reacción. Finalmente: “¿En serio?” Preguntó, con la voz lisa. Asentí. Sabía que él podría sentir el movimiento.
“Hmm… creo que podría ser divertido. Incluso creo que sé donde podemos hacer eso.” Él mordió mi pezón juguetonamente, pero fuerte.

Exhalé. Gracias a Dios. Estaba preocupada de que fuera demasiado, demasiado pronto, demasiado extraño dado nuestro pasado.


Él detectó mi alivio. “Podemos hacer todo eso ahora,” me susurró. “Lo que tú quieras, lo que yo quiero. Ahora no puedo lastimarte mientras jugamos. Quiero ser todo para ti.”

“Lo sé.” Susurré. “Tu turno.”

Él estaba silencioso. “Quisiera que bailaras conmigo, para mí. No tienes idea de lo hermosa que eres.”

Cerré los ojos. Sonaba bastante simple, pero él sabía lo que me pedía. Cada una de nuestras dos fantasías anteriores era sobre pedirle al otro que dejar ir sus inhibiciones.

“Di algo, Bella.” Pidió mirándome. “Esta no es tan difícil. Ni siquiera he comenzado a pasar a través de mi lista y ya te perdí.”

“No me perdiste.” Dije simplemente. “Solo me lo estoy imaginando.”

Él asintió y volvió a cubrirme de besos. “Mmm… yo también. A menudo. Ahora: Tu turno.”




“Quiero poder resistirme a ti.” Reí. “Quiero besarte en mi cama en la casa de Charlie y no dejarte hacerme nada. Nada de lengua, nada de manos, ningún frotamiento. Pequeños besos apenas, castos besos. Quisiera que tú fueras Bella humana, y yo sería el vampiro Edward y veremos que tan fácil es para ti detenerte.”

“Tú, demonio provocador.” Rió, mirándome. “¿Hablas en serio?”

“No.” me reí. “Pero solamente porque sé que es totalmente imposible.”

Él rió otra vez. “Puedes apostar tu dulce trasero que es imposible,” gruñó.

“Tu turno.”

“No, tú tienes que decir una real, Bella.” Me retó.

“He dicho más que tú!”

“Tu turno. Ahora.” Masculló. “Estoy ocupado.” Y lo estaba. Él se ocupaba seriamente de mis pechos en ese momento.




Pasé a través de la lista de imágenes en mi cabeza. “Quiero tu boca en… mi conchita…” susurré las dos palabras fuera de mí, “… por un día entero. De amanecer a amanecer.” Miré abajo hacia mis pechos y me retorcí levemente al notar su expresión, que se derretía en una amplia sonrisa.

“Me robaste la siguiente.” Su voz era baja y mi cuerpo respondió con un sí por favor. “Pero, a diferencia de ti, yo no habría vacilado al decir conchita.”

Reí y tiré de su pelo. “Sé que tú no lo harías. Tu turno.”

“Tu robaste la mía.” Me miró, enfurruñándose.

“Que mal. Muy triste. Tu turno.” Sonreí inocentemente.

Él pensó por un momento, después sonrió. “Quisiera que me montaras a horcajadas en mi coche mientras que conduzco en las montañas. Fuerte.” Él me miró a través de sus pestañas, sabiendo lo que yo iba a decir.

“Esa es tan típica de hombres.” Reí.

“Ahí está.” Él sonrió mientras que se movía hacia mi cuello.


“Sí, lo sé. Pero no te burles. Estamos en nuestro momento de confidencias. Además, éstas son las fáciles.”

Lo besé disculpándome, deslizando mi lengua a lo largo de sus labios, intentando imaginar lo que él quiso decir.

“Mmmm, solo por eso, te daré otra.” Susurró, con sus labios en mi oído. “Quiero cogerte entre tus deliciosos pechos. Quiero encontrarte en alguna parte, como extraños, y tener una aventura de una noche.” Él me besó el cuello. “Quiero que entremos a escondidas en nuestro viejo laboratorio de biología y reconstruir la primera vez que nos encontramos, ahora que puedo caerte encima y violarte en el banco del laboratorio.” Su voz se suavizó, “quisiera que me empujaras a intentar todo y a aprender a dejarme ir. Y quiero pasar desde la medianoche hasta el amanecer  desnudo contigo, todos los días.”

“Ciertamente te has dado un tiempo para pensar en esto. Sigue contándome… las fáciles y las difíciles. Cualquiera.” Dije tranquila, mientras  que mis brazos lo traían  más cerca.




Él miró para arriba hacia mí, con cara seria. “Bella, solo porque no estuve con nadie antes de ti no significa que no haya pensado en el sexo… y por supuesto he estado oyendo una multiplicidad de pensamientos sobre sexo los pasados noventa años.” Rió. “Me dio acceso a más ideas y situaciones de las que la mayoría de la gente nunca sabría. Siempre he estado pensando en las que me gustaría probar. Solo que tú no estabas aquí todavía. Todas mis fantasías eran abstractas hasta que te encontré.” Su voz se volvió muy reservada. “Y yo no quiero nada oscuro o torcido, pero sí, éstas son las fáciles.”

Me quedé pensando en esto hasta que mi sexo se humedeció. Él me rodó sobre mi espalda y subió sobre mí, colocándose entre mis piernas, comenzando a besar mi ombligo.




Un pensamiento me distrajo. “No puedo siquiera comenzar a imaginarte en un atuendo de la época disco.”

“Ciertamente porque nunca sucedió.” Él no sonaba divertido, pero yo sabía que fingía su malhumor.

“¿En serio?” Pregunté, algo decepcionada.

“En serio.” Dijo mordisqueando mi cadera.

“¿Pantalones acampanados?” Pregunté.

Él sacudió su cabeza. “Era más como poeta-beat-clandestino-en Terciopelo que el hippie-amante-parrandero-con-pelo- largo.”

Ronroneé, el sonido salió bajo de mi garganta. “Rrrrrrrr.” Sabía que a él le gustaba ese sonido de la misma forma en que a mi me gustaba cuando él me hablaba sucio. “Eso es muy sexy.”

Él me sonrió y se arrastró hasta mis labios, besándome. “Entonces tú me habrías amado en los años ochenta… el típico muchacho torturado de la MOD…” gruñó separando mis piernas y empujó su miembro profundamente en mí, inesperadamente.

“¡Mierda!” Jadeé.

“Mira que boca la tuya… Bella la traviesa sale jugar….Tu turno.” Susurró.

Intenté concentrarme en algo que no fuera él estirándome, moviéndose en mí. “Quisiera que te tocaras para mí otra vez. Me excito mucho verte acabar en mi estómago.” Dije reservada. Él gruñó, empujando en mí duramente ahora.




“Quiero que tú dejes de usar ropa interior por una semana, y que comiences a usar más faldas.” Insulso insulso insulso. Él jugaba conmigo.

“Quiero saber cuánto fantaseas conmigo. Quiero que tú te presiones contra mí cuando estás duro, en público, cuando no podemos hacer nada más que pensar en estar solos y desnudos.”

“Mmmm, eso no será difícil.” Respiró. “Quiero verte usando lencería para mí que tu misma hayas elegido, y que después te frotes contra mi pierna otra vez.” Vamos, Edward. Él gozaba de esto, fantasías inocentes y cariñosas para Bella.

“Quiero que tú me desees mucho y que me tomes con abandono y acabes sin preocuparte si yo lo hice o no.” Dije sin aliento. Él me miraba y sonrió. Podía leer la mirada en sus ojos, nunca va a suceder otra vez.

Él se inclinó para morder mi oreja y después susurró despiadadamente en mi oído: “Quiero azotar tu pequeño culito apretado hasta que dejes de hacer todos esos deliciosos lloriqueos que yo amo tanto y comiences a gritar mi nombre. Quiero ver mi anillo de bodas impreso en tus pequeños y deliciosos cachetes.”




Ahí estaba. Esas palabras me descontrolaron totalmente, mi cuerpo se puso frenético por acabar. Él nos movió de un tirón para que yo quedara encima de él. Lo monté duramente por apenas unos minutos antes de que ambos estalláramos juntos, la tensión acumulada se liberó con nuestros ruidosos gritos.

“Estoy bastante seguro que todos en el barco escucharon eso.” Se rió entre dientes.




Después de algunos minutos, tiré las mantas sobre nuestras cabezas, el espacio no era más oscuro para nosotros, pero las mantas crearon una pequeña cueva caliente. “Es hora de admitir nuestras fantasías tontas. Las que nunca haremos.” Sonreí mientras le susurraba mis palabras.




Edward me miró, sus ojos se suavizaron, “Dime, Bella y yo te diré.”

“Son realmente insignificantes.” Advertí.




“Lo sé, Bella. Dilo ya.” Sus ojos quemaban en los míos.




“Tanya se acerca a nosotros mientras que yo te estoy montando con abandono.” Dije, apenas en un susurro.

Sus primeras palabras taparon las mías. “Jacob camina hacia nosotros mientras que estoy lamiendo tu deliciosa y dulce conchita.”

Ambos reímos. Y con eso, ambos supimos que lo habíamos superado realmente hace mucho tiempo.

“Pienso que debemos apegarnos a nuestra lista anterior.” Dije, gimiendo. “Suena realmente mucho más tonto cuando lo digo en voz alta.”

“Coincido.” Me besó fuerte, riendo.





CHICHIS;
COMO VA?
LO PROMETIDO ES DEUDA, Y ACA VA ESTE CAPITULO COMPLETO.
SEGURAMENTE SE LES HAYA SUBIDO LA TEMPERATURA CON SEMAJANTES FANTASIAS SEXUALES.
AHORA, A DEJAR TU COMENTARIO.
BESOS CULPOSOS,

LADY G (+1)

1 comentario:

Cyn dijo...

Este cap. fue uno de mis favoritos! Ame la parte en la que hablan de dinero ya que es un tema complicado, pero Eddie siempre logra manejar los temas haciendo uso de su amor ilimitado hacia Bella. Adore que pensara en Charlie y Renee Tambien!
Besitos a todas y en especial a la pancita de Lady G!
Que sera?, que sera? Muero por saber, y uds.?

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...