domingo, noviembre 13, 2011

Capítulo N° 6 - Una Vida Extrordinaria By Lolashoes

Capitulo 6


Jasper y yo saltamos del barco y corrimos  hacia la playa. Quise salir disparada. Quise dejar que mis piernas estallaran y mis pies golpearan en la tierra por millas. Quise a Edward conmigo pero necesitaba pensar, necesitaba procesar y sabía que lo volvería loco mi silencio en este momento, siendo incapaz de leer mis pensamientos. Pero no podía correr lo suficientemente lejos. Me sentía confinada aquí y me pregunté si todos se sentirían igual y solo estaban siendo pacientes conmigo antes de que tuviéramos que volver a casa.


“Debes cazar.” Me recordó Jasper, tranquilamente, cuando me alcanzó. Asentí y salí disparada hacia el área selvática.


Sabía que él me seguía, me miraba cazar, y estaba cerciorándose de yo estuviera bien. No me sentía intimidada con Jasper allí. Vi un lobo debajo de un tronco, durmiendo a la sombra en este día caluroso. Lo tomé fácilmente, pensando por un momento cuan diferente sabía de los ciervos: jugoso, caliente, como una mezcla de madera y animal. Encontré que realmente no me importaba que cazara, aunque tenía que admitir que me sentía mejor, menos ansiosa, menos tensa.




Me asusté un poco cuando noté que Jasper se colocó justo detrás de mí. Limpié mi boca poco ceremoniosamente y lo miré fijamente cuando él sonrió, pareciendo juzgar si yo necesitaba otra presa.
“Intenta cazar uno más.” Dijo suavemente, leyendo mi expresión. Me levanté y entré más profundo en el área selvática, hacia la cabaña. Podía oír a Jasper seguirme, dándome distancia pero todavía observándome. Oí latidos de corazón gemelos a mi derecha. Azoté mi cabeza en esa dirección para encontrar que había una gama y un cervatillo juntos. Pasé de ellos. Sabía que Jasper se había detenido brevemente detrás de mí mientras que yo seguí corriendo. Finalmente, encontré otro lobo y lo cacé fácilmente. No fue muy divertido; era rápido y elegante pero nada complicado para mí. Entendí por qué Edward amaba los leones de montaña y porqué Emmett amaba los osos pardos. Tan parecidos a ellos como era posible: uno por la velocidad, el otro por la fuerza.


Me senté en la hierba cerca de donde había cazado, doblando mis rodillas y reclinando mis manos en ellas. Jasper vino y se sentó a mi lado, con la tranquilidad usual que nuestra interacción siempre tenía, reconfortante.


“Tu te manejas bien. Nunca tendré que recordarte que te sientes en lugar de estar parada por horas, para lucir humana. Lo harás muy bien cuando volvamos a casa.”




Lo miré y le sonreí. Su elogio significó mucho para mí debido a su vasta experiencia con los vampiros recién nacidos.


“Tú no tienes ninguna afición por la caza.” Dijo simplemente.


“¿Observación?” Pregunté, sonriendo.


Él rió; con un sonido redondo. “Correcto. Observación. Pero por favor, respóndame mi señora.” Él fingió una reverencia cortesana y yo reí.


“Ni me gusta ni me disgusta.” Me encogí de hombros. “Siento como que es el medio para un fin. Honestamente, podría tomarlo de una botella y sería lo mismo. No siento que pueda perseguir nada aquí y la parte de la caza que creo que disfrutaré mas será correr. Me siento confinada aquí.”


Él asintió. “Nos iremos pronto, yo creo, tan pronto como tu estés lista para irte. No es un lugar para quedarse y cazar, eso es seguro. En parte debido a la pequeña población de presas aquí… pero, además porque no es divertido cazar en un espacio relativamente pequeño.” Sus ojos centellearon encontrando los míos.


“Es divertido. Nunca habría considerado a esta isla pequeña, antes de ahora.” Me reí, y él asintió, entendiendo.


“Es una carrera más agradable ir a Canadá de Forks. Y por Canadá, quiero decir Toronto.” Él bromeó. Su expresión luego se volvió más seria. “¿Cómo está tu garganta? ¿Quema la mayor parte del tiempo?”


Sacudí mi cabeza. “No realmente. A menos que este malentendiendo como debe ser esa sensación. Siento la garganta seca la mayor parte del tiempo, pero no me incomoda.”


Él bizqueó levemente. “Oh, tu sabrías distinguir la sensación.” Él se quedó en silencio, sus ojos de color miel se oscurecieron mirando mi cara. “¿Qué sentías antes de cazar? Y ¿qué sientes ahora?” No estaba segura de lo qué él me preguntaba; él sabía lo que yo sentía. No entendía el ejercicio pero conteste de todos modos.




“Antes, me sentía tensa, ansiosa. Toda la discusión sobre mis ojos, todo la cosa de mi don de detectar-necesidades,” di a esta última línea un toque de humor, “y entonces la mujer con la muñeca quebrada… solo sentí ganas de correr. Sé que Edward está preocupado por mí, pero tengo mucho por procesar y no puedo hacerlo cuando estamos siempre tocándonos… yo pensé que sería más fácil, que solo me acurrucaría con él por días y no saldría de la casa.”




“¿Por qué no lo haces? Es lo que ambos quieren.” Preguntó, curioso.


“Algunos días no me alcanzarían. Necesito, como cuarenta años en aislamiento con él.” Jasper se rió de esto, cabeceando. “Además, esta mañana él quería hablar con Carlisle.” Me encogí, deseando ahora que Edward y yo hubiéramos permanecido acurrucados en la silla en vez de descubrir todo el día más preguntas que respuestas. “Pero volviendo a tu primera pregunta… después de cazar, me sentí relajada y ahora estoy tranquila. No estoy segura si eso es debido a la caza o si eres tu.”


“No estoy enviando ninguna sensación hacia ti, así que lo que sientes, es todo tuyo.” Admitió. “Estoy contento de que estés controlando el tema del hambre tan bien” dijo. “Yo todavía siento ambos, la garganta ardiente y la ansiedad. La siento la mayor parte del tiempo. Bueno, lo hacía antes de que llegáramos aquí.” Su voz era tranquila.


“¿Tú no la has sentido desde que llegaste aquí?” Pregunté. “¿Es porque no hay seres humanos aquí?”


Él se encogió. “Supongo. Aunque nunca ha sido demasiado importante, quiero decir, que aún lo siento cuando estamos en Denali y allí es bastante aislado, también. Pero algo ha cambiado. Incluso cuando tu seguías siendo humana, tú sabes, hace mucho tiempo…,” él me hizo un guiño, “fue más fácil de lo que había sido antes.”


Pensé en esto y me pregunté cómo se sentiría él cuando saliéramos de la isla.


Una vez más se quedó silencioso. Los sonidos alrededor de nosotros eran asombrosos: varios y diversos cantos de pájaros, insectos arrastrándose, los sonidos de nuestra respiración lenta y constante. Olas estrellándose, conchas tiradas por la marea. Hojas que crujiendo en el día ventoso, soplando a través de los árboles.


“Jasper, ¿Por qué ahora es todo tan fácil entre nosotros?” Pregunté, mirándolo. Sabía que no necesitaba explicarle más. Él sonrió e inclinó su cabeza contra un árbol, no contestando por algunos minutos.


“No estoy seguro.” Me dijo mientras me miraba, “pero Bella, solo para dejarlo claro, yo no tengo… sentimientos por ti. No de ese tipo.” Su voz era vacilante, pero no ansiosa. “Sé que tu no los tienes tampoco, por supuesto, solo sentí como que quizá de los dos, yo era la persona indicada para decirlo en voz alta.”


“No hacía falta, pero te agradezco.” Dije tranquila,  mirando para arriba hacia el cielo. ¿Mi marido puede leer la mente, recuerdas? ” “Además, ” sacudí mi cabeza, aclarando mi punto, “nunca se sintió así entre nosotros. Eso no es lo que quise decir.” Por el rabillo de mi ojo pude verlo asentir acordando.



“Bien.” Lo oí inhalar lentamente. “De todos modos, no sé que es. ¿Tú… qué? ¿Me haces sentir optimista? Alice me trae a tierra. Ella me calza como mi suéter preferido.”


No pude contenerme: “Un suéter muy a la moda, de cachemira, seguramente.” Bromeé.


Él rió su risa cálida otra vez. No era un sonido que oía a menudo, pero era como un bálsamo calmante a mis nervios. “Correcto…” Continuó, “ella es todo para mí. Su pasión por la vida hace que considere las cosas buenas sobre nuestra existencia. No siento que los de nuestra clase tengamos una gran vida. La veo como un poco cuesta arriba. Ella ve una celebración por todas partes. Ella me ayuda a tener cierta levedad, y solamente ella podría. Ella me ama tanto que hace que mi pecho duela, pero sé que yo la amo más.”


Yo quería que él siguiera hablando sin cesar sobre Alice. Eran tan perfectos juntos, y nunca lo había oído hablar sobre ella tanto. Pero también sabía que era porque él era muy protector de sus relaciones. Sabía que él no hablaría mucho mas. “La única cosa con la que he luchado- incluso teniéndola a ella a mi lado- es sentir como que no pertenezco realmente a ningún lado, siento que Alice es lo único en mi mundo, mientras que ella tiene una vida rica de conexiones y de intereses. Lucho para estar cerca de los seres humanos. Lucho para encontrar alegría en cada momento al estilo de Emmett. Lucho para encontrar algo con lo que pueda sentirme apasionado, con excepción de mi pasión por Alice, la forma en que Edward siente su música. No me siento consolidado como Esme, no me siento útil e industrioso como Carlisle. Siento como que solo puedo manejar vivir el día a día, solo conseguir pasarlo sin hacer una cagada. Ella hace que valga la pena, pero es todavía muy duro porque nuestra forma de vida no es fácil para mí, para nada.”


Él se detuvo, perdido en sus pensamientos. No lo interrumpí. Esperé a que continuara por varios minutos.


“Tu me has dado una perspectiva fresca porque tu estás abrazando tu opción de ser uno de nosotros tan completamente.” Dijo tranquilamente. “No estoy seguro que es. Como dije, me siento optimista cerca de ti. Pienso que parte de ello se debe a tu franqueza, tu entusiasmo, la manera en que tu nos ves.” Él frotó su cara, frustrado. “Mucho de lo que siento es imposible de articular. Cuando estoy contigo, y veo lo que tu has elegido para estar con Edward. Hace que esta vida parezca… como que puede ser una buena opción. La mejor opción. La estoy disfrutando. Esta isla parece más hermosa. Mis bromas parecen más ingeniosas.” Él rió, mirándome. “Me emociona el futuro y honestamente, nunca me he sentido de esa forma.”


Exclame, más allá de adulada. “Guau, eso es mucho. Me encanta lo que acabas de decir.” Él me sonrió, feliz. Se inclinó detrás contra un tronco, lanzando un suspiro de contento.


“Desearía poder articular mis pensamientos tan bien.” Dije después de un momento. “Tuvimos esta… larga y extraña discusión antes con Carlisle y Esme mientras que ustedes cazaban… y sé que está matando a Edward no poder hablar conmigo ahora, pero solo me siento… torpe.”




Jasper se incorporó. “¿Cuál es el tema? Cuéntame. Alice me dijo lo que ella vio, solamente quiero oír lo que tu estás pensando. Sé torpe, no me importa.”


“No estoy muy segura. Carlisle piensa que mis ojos permanecieron marrones porque puedo ver algo.” Él me miraba, enarcando una ceja. “Sí, es algo vago. Incluso no tiene sentido todavía. Pensamos que puedo ver lo que la gente necesita, pero no cada necesidad. Solo las necesidades más fuertes. Sentía como Esme necesitaba darme un abrazo de mamá osa, ayer por la mañana en el barco.” Jasper se rió entre dientes de la imagen. “Creo que siento algo de ti, también, a veces. Y pienso que mi capacidad de mantener a Edward fuera de mi cabeza tiene más que ver con su necesidad profunda de poder ser reservado con alguien. Y Jane no podría lastimarme quizá que porque habría matado a Edward verme lastimada después de que él acaba de recuperarme. Esa es una necesidad bastante fuerte…”




“¿Y Aro?” Preguntó, llevándome al punto del que posiblemente me sentía más insegura. “¿Porqué no podría él leer tu mente?”


“Eso todavía no logro descifrarlo. ¿Quizás Edward y Alice necesitaron mantenerme protegida de Aro? Quién sabe. Todo se siente muy vago. Desearía que hubiera venido con instrucciones.”


Jasper se rió de esto. “Tú te acercas a eso más que cualquier otra persona, Bella. Tu cara es un libro abierto.  Quizás no te ruborizas más pero tienes tantos gestos que aún se te nota todo lo que sientes.”


Rodé mis ojos. “Pero de todos modos, pensé que le encontraba sentido- he sido siempre un poco la adulta/vigilante. Pensé que tenía sentido poder anticipar lo que necesita la gente. Pero luego vi a esa mujer con la muñeca quebrada… y  ahora estoy perdida totalmente. ¿Pensé que era solo una cosa de necesidades emocionales pero… ¿como es? Quiero decir, ella necesitaba obviamente a un doctor,” me reí, con una risa seca, “pero la sensación física en mi propio brazo me lanzó realmente. Es más que solo percibir las necesidades, es ver cosas rotas también.”


Jasper me miraba pacientemente. “Edward estaba quebrado. Antes de encontrarte a ti, él estaba quebrado.”


Las palabras de Jasper me golpearon como un carro. Lo miré fijamente, insegura de qué decir. “¿Estás tú roto? ¿ Lo está Esme?” Pregunté.


“Por supuesto. Creo que tú sabes la respuesta a esas preguntas.” Él sonrió, levantando sus cejas en un gesto de extrañeza. “Mira, Bella, me tomó por siempre entender lo que sentía todo el tiempo, después de que cambié. Pensé que estaba loco. ¿Tú quieres hacerlo que… en dos días? No esperes entenderlo por un buen rato. Solo trata de hablar con nosotros sobre ello. Lo descubriremos. No creo que incluso Alice sepa totalmente qué puedes hacer con tu don ; ella solo sabe que tu tienes una influencia muy fuerte. Hasta ahora las cosas que tu has detectado son necesidades emocionales o físicas realmente intensas. Trabajaremos desde allí.”


“¿Qué piensas que es lo que veo en ti que hace que mi pecho duela?” Pregunte, todavía analizando sus palabras.


Él se encogió. “Con excepción de lo que he mencionado, no estoy seguro todavía. Alice ha sido mi mundo entero y ahora tu me animas a disfrutar de algunas cosas más allá de eso. Veremos si es más que eso.”


“Es como que Alice es tu hogar, y yo soy el coctel que te tomas cuando sales.” Me reí de mi analogía tonta y después lo miré.


Su expresión era hilarante; él parecía pensar que había sobrestimado mi inteligencia. “Linda metáfora, Bella.”


“¿Qué?” Pregunté, confundida.


“Considerando que casi te drené en tu cumpleaños pasado, pienso que describirte como mi coctel para la diversión, suena un poquito macabro…” Se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza.


Estallé hacia fuera de risa. “Okey, eso nunca se me ocurrió. Además, tú no me drenaste. Le aclaré, mirándolo severamente. “Ni cerca de eso.”


“Es ciertamente mi cagada más reciente y más memorable.” Él masculló.


“Pensé que no íbamos a hablar de esto más.” Gruñí.


“Tú no me dejaste ninguna opción con tu comentario del coctel.” Rió. “¿Por qué mejor no eres como mis pantuflas cómodas en lugar de lo otro? Puedo ir a mi casa y tirarme en el sillón con mis pantuflas cómodas y disfrutar del fuego caliente.”


“¿De qué hablamos ahora? ¿Soy tus pantuflas? ¿Tu puedes caminar sobre mi?” Golpeé ligeramente mi barbilla. “Hmm… no gracias.”




Su voz era seria y reservada. Él puso una mano en mi brazo. “Me sorprende que no lo sepas ya Bella, pero es lo que necesito. Necesito que seas mis pantuflas.” Ahora se reía de mí. Palmee su brazo y él se rió, asiendo su hombro. “Ow.”


“Siente el dolor, Jasper. Siéntelo. Y recuerda esto la próxima vez que quieras joderme. Tengo super fuerza de recién nacido. ¡Ten cuidado!” Zarandeé las manos delante de Jazz y él se cayó desparramado de risa.


Su figura larguirucha y alta se sacudía,  riéndose en silencio. “Haré eso.” Me di cuenta de cuánto más grande que yo era él y me reí de la imagen también.


Él se quedó silencioso por un momento, después una sonrisa amplia se rompió sobre su cara. Mierda. “Espera, ¿realmente describiste a Alice como una casa?” Preguntó, recordando.


“Tú la describiste como un suéter.” Las palabras salieron rápidamente.


“La casa gana. Es mucho peor.” Sacudió su cabeza con incredulidad.


“Fue dicho como un elogio.” Dije sosteniendo mi cabeza en mis manos.


“Estoy seguro que todas las mujeres que aman ser descriptas como casas convendrían totalmente contigo. Encontrémoslas y preguntémosle.” Él fingió tomar un teléfono y marcar un número.


“Alice no está ciertamente en la lista de mujeres que se molesten por ser descriptas como una casa.” Le recordé cuando él levanto un dedo, fingiendo que hablaba por teléfono.


“Verdad, pero eso no lo hace elogioso.”


“Lo sé. Ella es mucho más interesante que una casa.” Me reí de lo ridícula de nuestra conversación.


“Puedes decir eso otra vez. Las casas no pueden ser sexys.” Jasper gruñó en una voz atractiva.


“OK, ehh... Jasper. Sabes… No.” sacudí mi cabeza. “Tú acabas de cruzar totalmente la línea entre lo divertido y… lo asqueroso.”


“Cállate Bella!” Él gritó, riendo. Tú y Edward caminan la fina línea entre el deseo y la lujuria prácticamente todo el día, mierda, se miran los traseros uno al otro y yo tengo que absorberlo todo con una sonrisa. Eso me habilita a hacer algunas bromas sobre mi picara esposa.”


Lo miré, riendo. “Buen punto.” “¡Y apuesto a que ella es picara, especialmente con todos esos movimientos de stripper!”


Él se atragantó. “¿Edward te dijo sobre eso?”


 “¡Por supuesto que lo hizo! ¡Ningún secreto aquí, muchacho! Ay, hombre, eso casi me mata realmente. ¿Ustedes acaso tienen un poste? ¿Ella tiene botas bucaneras rojas?”


“No te rías demasiado, Bella, sabes que terminaras yendo a los clubes de strippers con ella.” Dijo sabio.


“Ni loca. Eso no va a suceder. No voy a ir a los clubes con Alice.”


“Famosas últimas palabras. Tu sabes que el pequeño duendecillo puede ser absolutamente persuasivo.” Su dedo se meneó en el aire frente a mí.


Reí, fuertemente. “¿Es así cómo ella consigue que uses el disfraz de marinero y de Batman?”


Su cara intento ser de falsa sorpresa, sus manos palmearon sus mejillas. “¿Cómo supiste sobre eso?” Me disolví en risitas. “Sabes, amo mis trajes.” Dijo cariñosamente. Recordé su sunga, pantuflas, y tocado y me perdí, rodando en la tierra de risa.


Nos sentamos por otra hora más o menos, riendo, hablando mayor sobre todo con lo que  tendríamos que lidiar cuando nos fuéramos. Después de un momento me levanté, estirándome innecesariamente, pero notando que se sentía genial. “Extraño a mi hombre.” Sonreí, señalando con mi cabeza hacia la playa.




“Lo sé. Te estoy monopolizando. Edward golpeará mi trasero … bueno, por lo menos lo intentará.” Me guiñó.




*****


Nos dirigimos de nuevo a la playa donde todos estaban practicando surf o tomando sol, excepto Edward, en la playa. Rosalie me dijo que Edward tomaba una ducha. Me dirigí adentro, y caminé en el dormitorio cuando Edward emergía del cuarto de baño, desnudo, secándose con una toalla.

“Hola, marido.” Dije suavemente, mientras mis piernas se volvían débiles viéndolo.

Él me sonrió, sus ojos se derritieron como oro cuando me vio. Frotó la toalla contra su pelo. “Hola, esposa.”

Caminé hacia él y lancé mis brazos alrededor de su cuello. Él tiró la toalla y me besó muy fuerte, sus labios se volvían rápidamente calientes y necesitados junto a los míos. Mi cuerpo se sentía caliente por todas partes con su tacto; había pasado demasiado tiempo desde que yo lo había tenido tan cerca de mí. Sentí un tirón, como un imán a su cuerpo.

Él se inclinó hacia atrás, mirando mi cara. “Te extrañé.” Murmuró, empujando un mechón de pelo lejos de mis ojos. “Iba a ir a buscarte pronto.”


“Lo siento. Jasper y yo hablábamos cerca de la otra cabaña. Solo procesando todo.” Le comenté brevemente -nuestra conversación. “Él dijo que le di una nueva perspectiva en esta cosa del vampirismo.” Dije orgullosa, golpeando ligeramente mis pulgares contra mi pecho.


“¡Esa es mi chica!” Él me dio un beso dulce, después preguntó suavemente: “¿Tú estás mejor?”


“Sí, por supuesto. Es solo que… yo no puedo pensar en nada más que tocarte cuando estas cerca de mí. Sé que podemos hablar de esto juntos, pero ahora me siento… desemburbujada.” Él asintió, comprendiendo, claramente no se sentía herido de que yo me hubiera ido con Jasper. Miré tristemente mientras que Edward caminaba hacia atrás y se ponía una bermuda. “¿Porqué te estás poniendo esas bermudas?” Pregunté, desesperada. Quizás había entendido mal su expresión.




Él los bajo por sus piernas y saltó feliz fuera de ellos inmediatamente. “¿Qué bermudas?  Yo no veo ninguna bermuda.” Sonrió; esa deliciosa sonrisa torcida suya. Caminó hacia mí, levantándome en sus brazos. “Pensé que íbamos a hablar. Necesito una cierta distancia física para poder escucharte y mucha voluntad para no pensar en desnudarte también.”





“Hablar. He hablado demasiado hoy.” Gemí. Él rió y se sentó en la cama, sacándome el vestido por mi cabeza, quitándome el  corpiño, y después acostándome en la cama a su lado. Me reí. “Desnudo es mejor. Tú eres un buen oyente cuando estás desnudo, de todas formas.”

“Suena bien para mí.” Dijo en voz cerca de mi oído.




Nos pusimos de lado, viéndonos de frente. Me acercó contra él y yo enterré mi cara entre su cuello y la almohada. Lanzó una pierna sobre mi cadera y sus dedos tocaron un ritmo suave en mi trasero, moviéndose sobre mi piel como si él tocara el piano.




“Apuesto que estás impaciente por volver a casa, para tocar.” Dije tranquilamente.

“Lo extraño.” Susurró, franco. “Pero me cuesta pensar en dejar nuestro pequeño hogar aquí. Ha sido… bueno, nos ha cambiado la vida.” Oí la sonrisa en su voz y reí nerviosamente con su juego de palabras.


“No puedo esperar para oírte tocar otra vez. No puedo esperar para ver tus dedos moviéndose sobre las teclas…” Di vuelta  mi cabeza y besé su hombro, presionando mis caderas con las suyas. Él gruñó y quitó su pierna de mí.




“¿Estos dedos?” Preguntó, agitándolos en un arpegio bajo mi espalda, y hacia mi rodilla, lentamente regresando sobre mi muslo.


“Sí.” Respiré, besándolo y mordiendo su clavícula. “¿Qué es lo que estás tocando sobre mí?” Pregunté, sonriendo.


“Una pieza nueva. Se llama: mi esposa tiene una piel gloriosa.”  Él mordisqueó mi hombro y yo gemí suavemente.


Deslizó los dedos sobre mi bikini de encaje, moviéndolos suavemente sobre la tela. “Mmmmm… recuerdo esta cosita de encaje de antes…” Él rió contra mi oído. “Antes de que tan groseramente nos interrumpieran…” Reí nerviosamente, amando su humor relajado. Sabía que hablaríamos de todo más adelante. Como lo hacíamos siempre, y había demasiado de que hablar como para dejarlo así. Pero en este momento, ambos teníamos algo mucho más urgente en mente.




Él me rodó sobre mi espalda y se inclinó sobre mí, su cuerpo se presionaba a mi lado, sus manos tocaban música otra vez encima de mis muslos sobre mi bikini.




Su cabeza cayó contra mi hombro pesadamente y él gimió. “Puedo sentir cómo te mojas a través del encaje, Bella. Tu hueles… tan bien.” Empujó hacia abajo mi ropa interior rápidamente y yo la pateé con mi pie en silencio. Sus dedos corrieron sobre mi pierna y se detuvieron cuando él comenzó a tocar hacia abajo de mis muslos llegando a mi sexo; mis muslos estaban muy mojados y el gimió al sentirlos. “Unnnhhhhhh….” Sonó ahogado. Empujé mis caderas hacia arriba contra su mano mientras que él movía los dedos sobre mí lentamente.


“Es porque te necesito. Todo el tiempo.” Susurré, abriendo las piernas.


“¿Te gusta mirarme tocar?” Preguntó, refiriéndose al piano, su voz sonó grave en mi oído, sus labios besaron rápidamente el lóbulo de mi oreja. Asentí, mirando los músculos en su antebrazo moverse por debajo de su piel mientras que sus dedos me exploraban. “¿Te gusta cuando mis dedos te tocan… aquí?” Él empujó un dedo dentro de mí y me frotó ligeramente con la palma de su mano.




Asentí, con la respiración entrecortada. “Más. Por favor, Edward.”


Él no hizo caso de mí, sonriendo. “A veces cuando tocaba, me imaginaba que te tocaba a ti.” Susurró. “Tocaba una canción lenta y me imaginaba que te acariciaba suavemente a ti… eso era antes de que hiciéramos el amor, Bella… la realidad es absurdamente mejor, y debo decirte que tengo una imaginación bastante buena…” Su voz era ronca y sus dedos se movían sobre mí, en mí, agonizantemente lento. Me rompía en pedazos bajo sus movimientos.


Él cruzó dos de sus dedos fuertemente juntos y los empujó en mí y mi espalda se arqueó para arriba contra él. Comenzó a moverse más rápidamente dentro de mí.


“Y otras veces tocaba piezas más pesadas, y cuando presionaba mis dedos contra las teclas pensaba en tomarte fuerte, y en cómo se sentiría estar profundamente dentro de ti…”


No podía responder, podía jadear y gemir solamente contra él. “¿Es así cómo te lleno, Bella?” Preguntó, y su voz sonó curiosa y humorística, su respiración caliente se estrellaba contra mi cuello. Entonces presionó su hermosa erección contra mi pierna, indicando a que se refería.


Sacudí mi cabeza.


“¿No?” Preguntó, sabiendo la respuesta de antemano, y con una sonrisa en la voz. “Hmm.” Empujó un tercer dedo dentro de mí, acariciando ligeramente mi clítoris con su pulgar y entonces grité. “Eso, así debe ser cómo siente.” Su voz era mi hogar, crema, y miel. Vacilé; sus dedos eran mágicos, pero tres dedos no se aproximaron ni cerca a la forma en que él me llenaba. Sacudí mi cabeza otra vez franca, cerrando los ojos para evitar rogarle. Oí su risa suave en mi oído. “Mi vida…, me estas adulando amor.” Su voz era falsa. Él conocía sus dotes. Solo jugaba conmigo.


Sus dedos pararon de moverse y él los sacó lentamente de mí y puso su mano en mi muslo, palmeándome musicalmente. “Edward, no me provoques…” Ahora rogaba, jadeando por aire.


Él me besó los labios. “Bella, tengo toda la intención de devastarte hasta que no puedas formar un solo pensamiento coherente… pero no puedo hacerlo con estas manos claramente inadecuadas…” Su voz era de disculpa, provocadora. Comencé a protestar pero él llevo dos de sus dedos mojados a mis labios para callarme.

Gemí; el olor de mi propia excitación por él era apabullante y él sonrió, mirándome. “A menos que…” vaciló, sonriendo travieso. “¿A menos que tu me dejes, quizá… poner mi boca en ti al mismo tiempo? Para ayudar a estas pobres manos que no puedan llenarte de la forma que tu necesitas” Su juego discurría exactamente como él lo había planeado, y mi necesidad de su tacto era totalmente plomiza.


Lo miré; y vi sus ojos hambrientos y pesados. “Bella,” susurró y su voz se volvió seria. “Son muchas sensaciones nuevas, y quizás tú no estés lista. Pero no puedo esperar para probarte, sin la distracción de tu sangre, tu pulso. ¿Me permites, por favor?” Su voz era sexy pero suplicante. ¿Estaba loco? ¿necesitaba mi permiso? Mi boca colgaba abierta, sin habla; mi respiración era ruidosa y desigual.




Entonces se rió, “yo voy a tomar eso como un sí.” Su voz grave resonó abajo de mi espina dorsal. Él me besó los labios una vez suavemente y después se inclinó para besar mi cicatriz, su marca con forma de medialuna en mí, por siempre, el mejor regalo que él podría darme, el único regalo que yo le había pedido siempre. Sus ojos me sonrieron mientras él besó toda la longitud de mi cuerpo, apretando mis rodillas hacia los lados mientras que subía entre ellas.


Sus labios pastaron contra mis muslos mientras que sus dedos me acariciaban ligera y suavemente, arriba y abajo, hacia arriba y hacia abajo, formando un círculo suave en el proceso.


“Tú solo déjame saborearte, Bella.” Su voz era baja. Enredé mis manos en su pelo tirando su cabeza hacia mí. Él besó encima de mis piernas, dejando su correr su lengua a lo largo de mi piel mojada, y se retiró un poco para calibrar mi respuesta. Arqueé mis caderas contra él, gimiendo. Él inclinó la frente contra mi pubis; pareciendo querer estabilizar su deseo. Esa respuesta, el amor en esa reacción, me hizo arder por él.


“Edward,…por favor tócame.” Temblé debajo de él. Miró para arriba y me sonrió; observando mi cara cuando dejó que su lengua empujara en mí, haciendo un remolino con ella dentro de mí. Mi cabeza se hundió en la almohada, incapaz de concentrarme en nada que no fuera la sensación de su boca en mí. Sentí a mi cuerpo culminar inmediatamente: caliente, palpitando, con mis extremidades entumecidas.


“Amo poder mordisquearte ahora…” dijo, mientras mordía suavemente mi clítoris, aspirándolo en sus labios. “Y lamerte de verdad…” su lengua empujó dentro de mí, y después se movió en círculos rápidos alrededor. Gemí, incoherentemente. “Y ahora sé como sabes realmente. Sin ninguna distracción. Pura Bella. Mi frambuesa deliciosa, mi dulce diosa.” Él me chupo, probándome, su lengua presionaba contra mí mientras que él empujaba dos dedos dentro mío. Su cabeza se movía de lado a lado mientras él me tallaba, amándome.


Mi propia cabeza golpeaba contra la almohada, sus manos sujetaban mis piernas hacia abajo para que él pudiera darme placer repetidas veces. Sus quejidos contra mi cuerpo enviaban vibraciones deliciosas abajo de mis piernas, encima de mi espina dorsal. Mi espalda se arqueó con la sensación de él en mí, dando me un clímax sin fin, olas sin fin extendiéndose desde el centro de mi cuerpo hacia fuera y después comenzando otra vez.


Él conocía mi cuerpo tan bien, sabía exactamente como tocarme. Mi corazón helado se sentía como si golpeara dentro de mi pecho por mi devoción completa a este hombre. Lo amé más de lo que podría describir, él me hizo arder, casi hasta el dolor. Susurró contra mí, sus dedos agarraban mi muslo o empujaban en mí. Podía sentir su excitación en su urgencia, su hambre por mí en sus suaves gritos y gemidos.


Farfullé, incoherente. “Edward,…… oh… necesito por favor por favor…”


“¿Qué necesitas, amor?” Preguntó, con sus labios y dedos todavía moviéndose contra mí. “Dime y lo tendrás” Él besó mi cuerpo dulcemente, frotando sus labios sobre mi piel sensible.


“A ti… por favor…” Gemí, no sabiendo cuánto tiempo él me había estado lamiendo. Se sentía como horas, absoluta y literalmente.


“Dios, sí.” Gruñó. Antes de que pudiera registrar la ausencia de su boca en mi cuerpo él estaba encima mío, empujó mis piernas para arriba contra mis lados, y empujó su cuerpo profundamente dentro del mío.

Dejó escapar un aullido ruidoso cuando atravesó mi himen, otra vez. Me sentía agotada, mi cuerpo zumbaba recordando su boca en mí durante tanto tiempo. Froté mis manos sobre su torso mientras él se sostenía arriba de mí agarrando mis tobillos, mis piernas estaban contra mi torso para dejarlo entrar deliciosamente profundo en mi. Él empujaba, con un ritmo firme y constante. Mis manos sentían los contornos de su pecho, sus costillas, su abdomen firme. Tomé su cola y lo empujé más profundo en mí, mirando su cara y sus movimientos, mientras él luchaba para concentrarse en mi cara.


Se movió por una eternidad. Un orgasmo se escapo furtivamente de mí  y, lo miré penetrarme un poco más antes de que otro me acometiera. Después comencé a sentir que no podía seguir consciente, me sentía realmente débil, entonces, él decidió que era tiempo de acabar, y sus palabras se embarullaron. “Bella…yo…tan bueno…oh…unnhhhh…yo… te amo…tanto Bella…oh Dios…” Su cuerpo empujó profundamente y él estalló, su espalda se arqueó en un ángulo extremo, su clímax parecía que no terminaría jamás. Entonces finalmente: sus manos soltaron mis piernas, y él se derrumbó, cayendo con su cuerpo, delicioso y pesado encima de mí. Suspiró por varios minutos, suavemente en mi oído. “Ah….ah….uh….Bella…” Era un sonido hermoso. Temblé sin remedio, absolutamente inundada de amor.




Él me había hecho esto a mí. Yo le había hecho esto a él.


Teníamos mucho por hablar. Nuestras vidas estaban lejos de ser sencillas. Pero realmente, él era todo lo que yo necesitaba. Y sabía que lo tendría todos los días. Envolví mis brazos alrededor de él y apoyé mi cara en su hombro tembloroso.


“Mío.” Murmuré contra él.


“Totalmente tuyo.” Convino.


CHICHIS:
WOWWW....QUE CAPITULO, NO???
SE HIZO ESPERAR PERO VALIO LA PENA...AHORA QUIERO COMENTARIOS SUYOS.
BESOS CULPOSOS,
LADY G






2 comentarios:

paty dijo...

Hola apenas hace algunos dias que di con tu blog y dejame decirte que estoy alucinada me encanta lo que he leido hasta hoy y es que no tengo tanto tiempo como quisiera para leer pero voy a hacer el intento el capi me encanto y entiendo a bella que necesite muchos años para poder saciarse de edward quien no lo haria ojala que pronto se descubra bien cual es su don y asi pueda estar mas tranquila y pueda dedicarse mas tiempo a edward lo que me encanta de él es que ahora si puede disfrutar al cien por ciento de hacer el amor espero que esto sea solo el principio en espera del siguiente capi

saludos y abrazos desde México

LADY G (LG) dijo...

PATY:
BIENVENIDA, AMIGA MEXICANA!!!
TODAVIA TENEMOS DE ESTA HISTORIA PARA RATO Y PUEDO ASEGURARTE QUE CADA DIA SE PONE MEJOR.
BESOS DESDE ARGENTINA!!!

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