viernes, abril 30, 2010

La Oficina - Capitulo 17: Omisiones

Si te gusta el contenido dejame un comentario asi se que estas ahi...
 

Capítulo 17: omisiones



EPOV



Mi padre estaba sentado tras su gran escritorio, su mentón descansaba sobre sus dedos entrelazados, y su rostro tenía una expresión endurecida. Mis ojos recorrieron la oficina, deteniéndose en la cara familiar del hombre sentado en la silla frente a mi padre. Mi mandíbula se apretado y mi estómago se cerró cuando las piezas comenzaron a juntarse. Lo mire con desprecio, y él me devolvió una mueca burlona.



"Edward", dijo mi padre, sus brazos descansaron sobre el escritorio y su pluma dorada bailoteo entre sus dedos. "Creo que tú conoces al Sr. Darby".



Asentí. "Sí, señor."



Pensé en la cena de esa noche en Seattle, la alegría que había sentido de volver  a ver a mi viejo amigo.



Tome una respiración profunda. "Edward, te llame aquí porque el Sr. Darby ha levantado algunas acusaciones bastante graves contra ti. Y me pareció que sería mejor permitirte que te defendieras cara a cara".



Un profundo peso comenzó a asentarse en mi pecho mientras él me hablaba.



"El afirma que durante el tiempo que tu y la Srta. Swan estuvieron juntos en Seattle, ustedes se  comportaron de forma inadecuada. Para ser más específicos, afirma haber presenciado cómo ustedes dos se besaban más que acaloradamente antes de entrar en la habitación de ella." Su voz tenía un tinte de incredulidad, casi de burla y sentí como mis hombros descendían levemente. Me di cuenta de que no me había hecho venir aquí para regañarme, sino para que me defendiera a mí mismo de lo que él creía eran falsas acusaciones.



El silencio en la sala se presiono sobre mí, ampliando mi incapacidad de decir una palabra. Mis ojos se desviaron al piso en derrota.



Alguien aclaro su garganta, pero no estuve seguro de quien lo hizo.



Mi padre se puso de pie, su mirada era de reproche cuando rodeo el escritorio y se dirigió a la puerta.



"Creo que ya hemos terminado aquí, Sr. Darby. Gracias por traer esto a mi atención." Hizo entonces una pausa, el prolongado silencio sólo aumento mi temor. "Y le agradecería su discreción".



"Por supuesto, Carlisle."



La puerta se cerró y él exhalo profundamente, paso caminando junto a mí para pararse frente al gran ventanal que se extendía de piso a techo.



Espere.



"¿Cuánto tiempo?", preguntó en una voz que me sonó demasiado tranquila.



Dudé, todavía sujeto,  incluso ahora, a la promesa que había hecho de mantener nuestra relación entre nosotros. "Unos meses."



Él suspiro fuerte una vez más, y su mirada cayó hacia las aceras debajo de nosotros.



"Edward". El sonido de mi nombre empañado por tanta decepción me desgarró el estómago. "Si hubiera pensado siquiera por un segundo que existía la posibilidad de que su historia fuera cierta, yo no nunca te hubiera preguntado esto delante de él."



"Lo sé."



"Por lo tanto, estaría en lo correcto suponiendo que es por esto que has estado distraído recientemente." Fue una declaración, no una pregunta.



"Sí, señor." Mi voz era indecisa, casi irreconocible para mis propios oídos.



La silla de cuero crujió cuando el regresó a su asiento. Yo levante mi barbilla para mirarlo. Su expresión era pensativa, mientras que su tono desmentía su ira, calmo y de reproche.



Él no encontró mis ojos.



"Edward, decirte que estoy decepcionado de ti no alcanza para comenzar a describir mi estado de ánimo en este momento. Eres mi hijo, pero eres también, un ejecutivo de esta empresa y por lo tanto, se te ha confiado la responsabilidad por los medios de vida de otros. Tu comportamiento muestra un desprecio indiscriminado de ello." Él hizo una pausa y vi un cruzar un destello de tristeza sobre sus facciones. "Me doy cuenta de que es sobre...Bella que estamos hablando pero, ¿tienes alguna idea de las ramificaciones de lo que habría sucedido si ella te hubiera denunciado? Esto no es sólo sobre ti, Edward."



"Sí, señor. Lo sé". Aclare mi garganta y encontré sus ojos. "Tomo total responsabilidad de esto".



"Esto no es sólo sobre asumir la responsabilidad. Si esto hubiera salido mal, tu familia y las familias de tus empleados hubieran estado comprometidas," dijo, con desaprobación evidente en su voz. "Esperaba más de ti, hijo."



Un profundo sentido de vergüenza repto dentro de mí. Había decepcionado a mi padre; la persona cuya opinión, hasta hace poco, me significaba más que la de nadie.



"Lo sé," respondí, mis ojos se perdieron en el complejo entramado de la madera de su antiguo escritorio. ¿Había algo más para decir?



"¿Tu sabes que si se tratara de otra persona, los dos serian despedidos sin explicaciones?"



"Sí, señor. Lo hago".



El esperó y yo mire hacia arriba una vez más, el peso de sus pensamientos era visible en sus rasgos. Comenzó a remover una pila de documentos sobre su escritorio mientras consideraba sus siguientes palabras.



"No puedo permitir que Bella continúe trabajando para ti," dijo solemnemente, la firmeza en su tono no dejaba ninguna duda de que esto no era tema de debate. Me congele ante la realidad evidente de que a partir de este momento, Bella ya no trabajaría para mí.



"Como tú sabes, hay un nuevo Ejecutivo que comienza el próximo mes. Trabajo con él hace años y él ya ha sido aprobado por la Junta. Él va a necesitar una asistente". El hizo una pausa, asintiendo con la cabeza como si hubiera acabado de llegar a alguna decisión. "Hare todos los arreglos para que Bella sea transferida y espero, que nadie se dé cuenta de los motivos." Levantando la mirada hacia mí, continuó. "Si ella planea quedarse, desde ya."



Trague ruidosamente y encontré su mirada, sus últimas palabras me sacaron de mi estupor. Me miro y levanto las cejas, como sabiendo que sus palabras me habían impactado finalmente. Sentí que algo cambiaba dentro de mí, la vergüenza de decepcionar a mi padre era reemplazada rápidamente por el miedo de cómo ella podría reaccionar a esto.



Ella estaría devastada, de eso estaba seguro. ¿Pero ella no se iría... o si?



Vi como tomaba su teléfono. Asumí que le hablaba a su asistente, pero no escuche sus palabras silenciadas.



Mi cuerpo pareció hacerse de plomo, mis pies estaban plantados en el lugar mientras mi mente corría evaluando los posibles resultados. Tanto como odiaba que la verdad se hubiera sabido de esta manera, había algo liberador en que los otros finalmente supieran.



Debajo de la culpa y el temor, también había alivio; como si de repente se hubiera descargado un peso de mí. Finalmente podríamos avanzar; seguramente ella vería esto. No más ocultarse, no más salir a escondidas del departamento del otro a la madrugada. Le podría decir a todo el mundo que yo la amaba, podría sostener su mano, podría pedirle-



Una alegre voz familiar, llego desde el área de recepción, irrumpiendo mis pensamientos. Ella entro en la oficina, y mi cuerpo respondió a su presencia al instante. Sentí como mi respiración se escapaba y mis músculos se relajaban un poco; la fuerza que me había mantenido aquí inmóvil, finalmente empezaba a aflojarse.



Yo anhelaba abrazarla, incluso ahora. Yo anhelaba evitarle esto y aliviar el dolor con el que ella pronto seria confrontada. Mi mano se agito a mi lado, mis dedos picaban por sentirla, por

Entrelazarse con los suyos y afrontar esto juntos.



Ella cruzó la sala parándose a mi lado, el sonido de su vestido rozando sus hermosas piernas y su delicado aroma me alcanzaron antes que ella. Su mera presencia me tranquilizo, incluso aunque ella no lo supiera.




Sus ojos encontraron los míos, sus labios se convirtieron en una magnífica sonrisa que yo sabía que estaba dedicada solo a mí. Intente corresponderla, pero solo logre darle una, pequeña y apologética a cambio.



Ahora sus brillantes y hermosos bucles estaban sueltos y algo desarreglados, el resultado de mis manos codiciosas acariciando su cabello. Sus labios estaban rojos; su cuello cubierto por pequeños raspones de mi cara y mis dientes. El escote de su perfecto vestido blanco, ahora estaba arrugado, debido a mi necesidad desesperada de verla y tocarla. Estos detalles eran tan leves que estaba seguro que sólo alguien que la hubiera estudiado tanto como yo se daría cuenta, pero cuando encontré la mirada de desaprobación de mi padre, tuve la certeza de que él lo había notado también.



Su mirada se movió entre nosotros y la sonrisa desapareció.



"¿Sr. Cullen?" preguntó, sus ojos ahora estaban sobre mi padre.



Exhale profundamente, preparándome yo mismo para lo que estaba por venir.



"Bella" comenzó, su tono era profesional pero notoriamente apenado. "Estoy seguro de que estas al tanto de que tenemos un nuevo Ejecutivo, empezando el próximo mes".



"Sí, señor," contestó ella, y su confusión era evidente. Ella lo miro mientras el comenzaba a meter archivos dentro de su maletín, con los ojos centrados totalmente en la tarea.



"He decidido transferirte a su oficina".





                                               *~*~*~*~*~*







BPOV



Mi estómago cayó.



"¿Perdón?" Pregunté, volviéndome para mirar a Edward, segura de que había oído mal. "No entiendo".



En el momento en que vi su expresión, lo supe. Cerré los ojos mientras sentía como mi mundo se desintegraba a mí alrededor.



"Estarás con licencia administrativa paga hasta entonces-"



"Papá". La apasionada suplica de Edward lo interrumpió.



Carlisle le echo una mirada de reproche antes de cerrar su maletín y continuar.



"Yo no voy a hablar más sobre esto. Edward puede responder cualquier pregunta que tengas," dijo con un aire de firmeza.



Mis ojos cayeron al suelo, las lágrimas comenzaban a amenazar con escapar.



No hagas esto, no aquí.



Enojada conmigo misma y decidida a recuperar mi compostura, reforcé mi expresión; enderece mi espalda y levante mi barbilla para encontrar su mirada. Pude sentir el latido de mi corazón en mis oídos, mi piel se sentía caliente e incómoda y mis uñas se clavaban dolorosamente en mi palma, pero no me quebraría.



Su expresión se suavizo ligeramente, y eso sólo profundizo mi vergüenza. No podía culpar a Carlisle por lo que estaba haciendo; en todo caso, yo merecía algo mucho peor. Había visto a otros empleados despedidos por infracciones menos graves, y supe que mi trabajo y mi reputación se habían salvado sólo debido a mi relación con su familia.



Sabiendo esto y habiéndolo decepcionado, me dolió más de lo que nunca podría haber imaginado.



"Sí, señor," respondí, y mi voz tembló ligeramente.



Escuche como Edward suspiro junto a mí y vi como su cabeza caía con mi visión periférica, pero no corrí la mirada.



Carlisle me miró por un largo momento más y al instante me acordé de mi padre y cómo él reaccionaría si se enterara de cómo me había comportado. El tenso silencio pareció estirarse  hasta que aclaro su garganta y se paró de su silla.



"Tengo una reunión a la que necesito llegar," dijo, con los ojos dirigidos hacia su hijo. "Explicare tu ausencia y espero verte esta noche en la casa."



Una vez más, su tono era firme, no dejando espacio para argumentos. Edward dijo algo haciéndose eco de sus palabras y Carlisle asintió, tomo su maletín del escritorio y se dirigió hacia la puerta.



El suave clic hizo eco en la habitación silenciosa cuando cerró la puerta. Continué mirando sin ver hacia la silla vacía, no confiando en mí capacidad de hablar o de comprender lo que estaba sucediendo realmente.



"Bella", dijo suavemente. "Lo siento mucho".



"No," comencé con un leve movimiento de mi cabeza. "No lo hagas. Soy una chica grande, Edward. Sabía exactamente en lo que me estaba metiendo."



"Pero yo no debería-"



"No lo hagas," lo corte, rogando que él no se disculpara por lo que teníamos. "¿Cómo...?"



Yo no estaba segura de si quería saber cómo se descubrió. Cuando pensé sobre ello, hubo tantas veces en que podíamos haber sido descubiertos, cada posibilidad más humillante que la anterior.



Con un pesado suspiro se movió hacia la ventana, sus manos pasaban a través de su pelo. "Seattle," comenzó, la amargura era evidente en su voz. "Esa noche que salí y tuve una cena en el centro... la noche que tú te quedaste... me encontré con un viejo amigo del colegio en esa cena."



Él sacudió la cabeza y rio bruscamente, el sonido se escucho rudo y desagradable en el silencio. "No tenía ni idea de que estaba quedándose en el mismo hotel." Hizo una pausa, presionando su palma contra el cristal."Al parecer  nos vio nos juntos... saliendo del ascensor, después de estar en la terraza."



Mi estómago se cayó cuando recordé el momento con perfecta claridad. Recordando la sensación de sus labios en los míos mientras nos besábamos y tropezábamos, de camino a mi habitación. Él se había mostrado atípicamente despreocupado mientras me acariciaba, cada uno de nosotros perdido en el otro, completamente inconsciente de que estábamos siendo observados.



Asentí robóticamente.



"No estoy seguro de por qué acudió a mi padre, aunque  mentiría si te dijera que me ha sorprendido."



"¿Por qué?" Pregunté atontada, sabiendo que la respuesta no importaba.



"Mencionó algo acerca de querer mudarse a Chicago... yo solo..." Él rió de nuevo sin ganas, su mano se arrastro a través de su barbilla. "Supongo que él no tiene reparos en cortar cabezas en su intento por llegar a la cumbre."



Una vez más, asentí más para mí misma que como respuesta a cualquier cosa que él hubiera dicho. Comenzaron a caer las piezas una por una, y de repente, el pánico que había estado revoloteando en los bordes de mi mente se empezó a hacer sentir. Carlisle sabía, Esme sabría. Mi padre probablemente lo averiguaría, así como todo el mundo en la empresa cuando se anunciara la noticia de mi transferencia. Mi nuevo jefe... todo el mundo pensaría que yo...



Sentí como comenzaba a sacudirme un poco y me apoye sobre el escritorio, intentando tragar una ola de náuseas que se abalanzó dentro de mí. Mi estómago comenzó a revolverse, y aunque sentía que estaba jadeando, el aire no parecía llegar a mis pulmones. Mi garganta se sentía seca, como si se cerrara con cada lenta respiración y mi cuerpo empezó a temblar por el esfuerzo.



"¿Bella?" Edward giró y comenzó a caminar hacia mí, la preocupación inconfundible en su voz. "¿Estás bien?"



Yo sacudí mi cabeza y cerré los ojos, intentando calmar mi respiración; el sonido de mi pulso golpeaba en mis oídos.



"Sé cómo debes sentirte, pero-"



"¿Tu qué?" Pregunté, una chispa de ira se encendió en mi pecho ante sus palabras.



"Sé cómo debes sentirte", dijo una vez más, parándose delante de mí y tomando mis manos en las suyas." Pero estarás bien. Nosotros superaremos esto y todo estará bien".



"¿Cómo puedes decir eso?" Le pregunte, conmocionada por su actitud despreocupada y arranque mis manos de las suyas. "¿Cómo puedes decir que todo estará bien?"



"Porque así será," me contestó, manteniendo la calma en su tono. "Esto pasara, todo el mundo se olvidara. No los dejes ganar, Bella."



Una lagrima de enojo resbaló hacia abajo de mi mejilla ante la sugerencia de que de alguna forma yo me estaba dando por vencida, permitiendo que el proverbial “ellos” ganara.



"Bella, necesito que te calmes." Él colocó sus manos a cada lado de mi cara y miro fijamente mis ojos. "Hay gente afuera", dijo, señalando hacia la oficina exterior. "Y este no es el lugar para tener esta charla."



Asentí, sabiendo que tenía razón e instintivamente me apoye en él, envolvimiento mis brazos alrededor de su cintura y presionando mi frente contra su pecho. Temblé un poco cuando sus brazos me rodearon, tirándome hacia él como si pudiera protegerme de algo.



Si sólo pudieras.



Lo abrace mas fuerte cuando sus labios rozaron mi pelo, sintiéndome reconfortada en su caricia, su olor, su proximidad. Por un pequeño momento sentí que el mundo y el peso de los últimos minutos se escapaban. Lo amaba y lo dejaría amarme a cambio.



El pánico inicial retrocedió brevemente cuando estuve envuelta en su abrazo. Mis pulmones parecieron abrirse, el salvaje golpeteo de mi corazón se ralentizo, volviendo a un ritmo normal mientras sus palmas dibujaban pequeños círculos sobre mi espalda.



"Yo te amo, Bella," murmuro contra mi cabello. "Estará todo bien. De alguna manera las cosas se arreglaran."



Cerré mis ojos firmemente contra las lágrimas, asintiendo silenciosamente; mi habilidad para traducir mis pensamientos mezclados y erráticos en palabras, parecía haber desaparecido.



Nuestro momento de paz duro poco cuando las voces y murmullos comenzaron a filtrarse desde el área de recepción. Edward aclaro su garganta y se alejo ligeramente, doblando sus rodillas para quedar a nivel con mis ojos.



"¿Estás bien?" Sus cejas se juntaron, su preocupación totalmente manifiesta en su expresión apenada.



"Yo sólo..." Empecé, mi breve respiro de calma empezaba a gastarse. "Necesito irme". Mi voz no era más que un susurro y su preocupación pareció profundizarse.



"Bella…"



Sacudí la cabeza. “ No puedo... simplemente es demasiado para mi ahora"



Él se enderezo y suspiro profundamente. "¿Puedo verte esta noche?"



Intente tragar  a través del nudo en mi garganta. Mi boca se sentía seca, y me encontré una vez más combatiendo la urgencia de las nauseas. Mis ojos cayeron al suelo brevemente, y envolví mis brazos alrededor de mi cuerpo como tratando de mantenerme en una pieza.



"Yo sólo..." Empecé, sólo que las palabras desaparecían de mi mente. Sacudí de nuevo mi cabeza y presione las palmas de mis manos en su pecho. "Sólo necesito irme por un rato. Prometo que te llamaré."



Me voltee para irme, sólo para ser traída hacia atrás en sus brazos, su mano agarro mi cuello y su boca encontró la mía. Él me besó apasionadamente, sus labios eran exigentes, sus manos se enredaron en mi cabello, tirándome hacia él.



"Te amo," respira contra mí. Su mano se deslizó hacia abajo de mi cuello y hombro para tomar mi mano y ponerla en su pecho, su pulgar acaricio la pulsera que él me había dado. "Por favor, recuerda eso."



"También te amo," le dije suavemente, con voz temblorosa.



Alejándome, miré hacia atrás brevemente. Su expresión era sombría mientras me veía caminar,  sus ojos se veían tensos y llenos de preocupación.



Cuando entré en la oficina exterior, no tuve dudas de que nos habían escuchado. Los otros en la oficina se dispersaron, convenientemente ocupados con tareas que les permitieran evitar hacer contacto visual conmigo. Camine rápidamente a mi oficina para recuperar mi bolso, asegurándome de no cruzarme a ninguna persona en el camino. Rápidamente llegue a mi coche y lo saque del estacionamiento, comenzando la familiar ruta a mi apartamento.



El mundo parecía desenfocado a mí alrededor, mientras conducía, finalmente permití que las lágrimas cayeran libremente por mi cara, los sollozos se amplificaban en el silencio del interior de mi auto. Repetí la escena en la oficina de Carlisle, la forma en que él había evitado mis ojos, un indicio de que se sentía traicionado resonaba en su voz. Fue como si hubiera decepcionado a mi padre y yo no estaba segura si sería capaz de solucionarlo. Otro sollozo rompió mi pecho cuando me lo imaginé diciéndole a Esme.



Esme, quien había sido como una madre para mí desde que perdí a la mía, que me había dicho que me amaba y me había mirado con tanto orgullo, sabría de las mentiras y la forma en que yo me había comportado.



Emmett lo averiguaría, Ángela... mi padre. Una absoluta sensación de angustia se asentó en mí cuando consideré hasta qué punto llegarían las consecuencias de mis acciones y eso fue todo lo que pude hacer hasta que llegue a casa y me arrastre a mi misma fuera del coche y dentro del ascensor.



Cuando la puerta del apartamento se cerró detrás de mí y me encontré en el espacio familiar, cerré mis ojos fuertemente, esperando que la calidez y la seguridad de mi casa me consolaran.



Encontré silencio en lugar de comodidad, vacío en lugar de seguridad. Camine dentro de la cocina y me serví un vaso de agua, mis ojos se posaron sobre la piedra pizzera, apoyada en la mesada, platos limpios y las copas de la noche anterior junto a ella. Recordé como había bromeado con él en esta misma sala, los besos robados y la risa. Nos vi sentados en mi sala de estar, con su cabeza en mi regazo, mientras me hablaba de su amor y respeto por su padre.



Mi corazón me dolía por cómo debía estar sintiéndose él, por saber que había decepcionado a su padre.



Enjugue mi mejilla húmeda cuando otra ronda de lágrimas silenciosas cayó a través de ella.



Entonces me dirigí a mi habitación, ignorando las fotos de las que habíamos hablado a mi paso, el sofá en que habíamos hecho el amor y me detuve en la puerta de mi dormitorio. La visión de mi cama desordenada, las sabanas enredadas y mi ropa todavía olvidada en el piso, fue solo otro recordatorio físico de cuan perfecto había sido todo sólo unas horas antes.



Me moví hacia la cama, patee mis zapatos y me acosté, mi cara se aplasto contra la almohada en la que él había dormido. Su olor se había pegado a la suave tela de algodón, trayendo consigo el dolor que sentía siempre que estábamos separados.



Aún estaba vestida pero no me importo, tire el grueso edredón sobre mí, enterrándome a mí misma en su calidez.



Sabía que eventualmente me sobrepondría a la vergüenza; podía vivir con las miradas y las preguntas, ¿pero qué haría con Edward? No nos habíamos puesto de acuerdo en la oficina de Carlisle sobre cómo reaccionarían las personas, y me había herido que él fuera tan rápido en desestimar mis sentimientos. ¿Podría vivir con las cosas que inevitablemente se dirían sobre  mí? Las personas iban a hablar, lo creyera el o no.



Las lágrimas habían disminuido brevemente, mis sollozos se habían reducido a un suspiro ocasional y algún resuello. Me cobije en la seguridad de mi cama, su olor, todo me envolvió en una especie de entumecimiento reconfortante.



Mis emociones eran tan conflictivas; la ira batallaba contra el miedo y el temor, cada uno de ellos me sobrecogía brevemente antes de que se produjera un cambio y mis pensamientos vagaran hacia otro sentimiento. Estaba enfadada con el hombre que había utilizado nuestras vidas como peones para beneficiarse a sí mismo. Estaba enfadada con Edward por su optimismo ingenuo de que las cosas se solucionarían e incluso más enojada conmigo por permitir que las cosas llegaran hasta esto que sucedía ahora. Mirando hacia atrás, vi todos los errores estúpidos que había cometido simplemente por estar cerca de él. Debería haber pedido una transferencia o irme o solo permanecer alejada.



Toque la delicada cadena alrededor de mi muñeca y no pude evitar sonreír. Yo nunca sería capaz de permanecer lejos de él. Había estado tan asustada; preocupada porque él sólo me deseara para una relación física, pensando que sólo podía estar con él en la medida en que me quedara trabajando a su lado. Nunca me había imaginado que el realmente podría corresponder mis sentimientos.



Pensé en cómo habíamos estado esta mañana; las caricias tiernas, los besos apasionados. Las horas de mutua exploración de nuestros cuerpos, sintiéndolo dentro de mí, envuelta en su abrazo inquebrantable. La adoración absoluta en sus ojos cuando atrapaba mi mirada. Sabía que él me amaba; ¿pero sería suficiente? ¿Se cansaría él de los obstáculos en el camino?



Me debo de haber quedado dormida en algún momento y me despertó el sonido bajo de mi teléfono celular. Inclinándome hacia el borde de la cama, tire de mi bolso trayéndolo sobre la cama y lo busque dentro, cinco nuevos mensajes de texto y cuatro llamadas perdidas.



Los textos eran de Edward, preguntándome si estaba en casa, asegurándose de que estaba bien y pidiéndome que lo llamara cuando pudiera. Las llamadas eran de Ángela y mi estómago se cerro de ansiedad, mientras me preguntaba por qué ella me había llamado tantas veces en los últimos quince minutos.



Le llamé a él en primer lugar, mi estómago se hundió cuando pase directamente al correo de voz. Dejé un mensaje simple y colgué para llamar a Ángela, salte cuando el teléfono sonó en mi mano, las palabras 'Ángela Weber trabajo' aparecieron en el identificador de llamadas.



Trague ruidosamente, tomé una respiración profunda y conteste.



"¡Oh Dios mío! ¡Bella! Gracias a Dios atendiste. ¿Qué diablos está ocurriendo?" ella prácticamente me gritó en el teléfono.



"Hola, Ángela," respondí tímidamente.



"Bella, ¿qué está ocurriendo? El Sr. Cullen está con su hermano y se…" Ella hizo una pausa y yo supe que era peor de lo que pensaba. Sólo pude imaginarme a lo que él se estaría enfrentando allí.



"Puedo escucharlos y…Bella por las pequeñas partes que escucho," bajó su voz, y su tono sonó apologético. "Están hablando de ti."



"Lo sé", respondí suavemente, sorprendida por lo extraño que se sentía no negarlo.



"¿Bella?" preguntó dudosa, y su voz se había vuelto más reticente ahora.



"Dios, Ángela, lo siento mucho. Nunca quise mentirte." Mi voz tembló y yo mordí mi labio, aterrorizada de lo que ella podría pensar de mí cuando supiera los detalles. "Umm…Edward y… "



"¿Edward?", pregunto incrédula.



"Sí, Edward y yo, hemos estado... viéndonos." Baje la cabeza lentamente, deseando que no se hubiera necesitado algo tan drástico como esto para que ella se enterara.



"¿Qué? Oh mi Dios, Bella," dijo con voz suave, empática. Casi podía imaginar su cara en mi cabeza, su mano presionada contra sus labios, los ojos agrandados de asombro... su decepción.



"Lo sé," susurre, incapaz de llevar mi voz a un nivel mas claramente audible. "Lo siento tanto, Ángela."



"Bella, no tienes que pedirme disculpas. Yo soy tu amiga, independientemente de lo que esté pasando." Me di cuenta nuevamente de lo afortunada que era de tenerla en mi vida.



"Gracias. No tienes idea de lo mucho que significa para mí." Un fuerte golpe se escucho en la sala de estar." Escucha, Ángela, tengo que irme. Alguien está aquí, pero me comprometo a llamarte más tarde. "



Dijimos nuestras despedidas y camine por el pasillo hacia la puerta, sorprendida al encontrar a un hombre sosteniendo un gran arreglo de las flores color rosa más hermosas que jamás hubiera visto.



"¿Bella Swan?"



"¿Sí?"




Él asintió y me entregó una planilla. Firme rápidamente, le entregue el papel de vuelta y tome las flores a cambio.



"Gracias," dije distraídamente, cerrando la puerta.



Inhale profundamente mientras caminaba hacia la cocina, el delicado aroma de orquídeas y azucenas lleno la sala. Coloque el arreglo en la mesada, y empecé a buscar la tarjeta.



Mi corazón dio un salto cuando abrí la pequeña tarjeta escondida dentro de las profusas flores, mi mente se desenfoco temporalmente de mis problemas. Mordí mi labio nerviosamente, descaradamente emocionada ante la perspectiva de que él me hubiera enviado flores.













Pour la femme de mes rêves.



Para la mujer de mis sueños.



Con Amor, tu HB



Yo no pude evitar sonreír, suavemente, mientras leía la tarjeta, agitando mi cabeza por la forma en que él había firmado con el apodo que yo le di.



Para la mujer de mis sueños.



Esas palabras me hubieran llenado de tal alegría esta mañana, pero ahora, por bellas y sentidas que fueran, golpearon una cuerda de ansiedad en mi pecho. Acercándome una vez más, inhale profundamente, dejando que el dulce olor me invadiera, y agradecí por este pequeño momento de respiro.



Guardando la tarjeta, traslade el arreglo a mi mesa de comedor y me senté en un silencio contemplativo, preguntándome cómo era que el siempre parecía saber exactamente lo que yo  necesitaba.



Yo me había estado sintiendo inquieta acerca de sus sentimientos, y el de alguna manera había encontrado la forma de decirme que me amaba en el momento exacto en que lo necesitaba.



Yo había estado preocupada por mi lugar en su vida, y sin un gran espectáculo o palabras innecesarias, el me había dado su brazalete mientras dormía.



Incluso ahora preocupada por mi futuro, decepcionada de mí y de cómo había lastimado a la gente a mi alrededor, el se las había arreglado para lograr poner una sonrisa en mi cara.



Observando el reloj de nuevo, gruñí. No había forma de que yo me quedara sentada aquí y esperara a saber lo que estaba sucediendo. Necesitaba una distracción y me debatí entre mis opciones, decidiéndome finalmente por salir en el auto a dar una vuelta para distraer mi mente de todo esto.



Conduje a las afueras de la ciudad, con las ventanas bajas, la música alta y pensando sobre todo lo que había sucedido. ¿Fue realmente sólo unas horas atrás que había estado en esta misma carretera con él? Pensé en nuestra conversación, en la forma en que él había perdido su temperamento cuando mencioné a David y la forma en que yo le había gritado también. Recordé la manera en que él me había presionado contra la ventana de su oficina y la forma en que mi cuerpo había reaccionado a pesar de mi ira.



Me acordé de como él me había tomado en su escritorio, cada uno de nosotros perdido en el otro de tal forma que nos habíamos olvidado que el mundo existía fuera de nosotros. Me había pedido que fuera con él a París e inicialmente había estado encantada, pero cuando mencionó el receso de Navidad, me di cuenta de que todavía tenía previsto que las cosas siguieran siendo un secreto por muchos meses a partir de ahora.



¿Acaso había pensado yo en el futuro? Necesitaba tiempo, pero ¿Para cuándo habría planeado yo decirle a todo el mundo? ¿Habría previsto permanecer con él todavía en secreto en esa época? Sacudí la cabeza cuando me di cuenta de que no sería una opción ahora. Todo el mundo lo sabría pronto. Sólo podía rezar que fuéramos lo suficientemente fuertes como para sobrevivirlo.



                                             *~*~*~*~*~*







Una hora más tarde, se abrieron las puertas del ascensor y lo vi al final del pasillo. Él hablaba solo, su chaqueta y corbata estaban en el suelo, sus manos pasaban nerviosamente a través de su pelo mientras el caminaba una y otra vez delante de mi puerta. ¿Cuánto tiempo habría estado aquí?



Llegue a unos diez pasos de él cuando se detuvo, parando de repente y borrando la distancia entre nosotros en sólo unos pocos pasos para tomarme en sus brazos.



"Bella," respiro, sus labios se presionaron en mis cabellos mientras me abrazaba.



Yo tararee en respuesta, mi cuerpo se relajo instantáneamente contra él, mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello.



Cerré mis ojos, y me entregue al momento; saboreando la sensación de su duro cuerpo presionado contra el mío, la forma en que olía él y lo correcto de estar ahora en sus brazos. Él me levantó ligeramente, mis pies, dejaron el piso bajo su abrazo. Sentí su corazón latiendo contra mi pecho, su aliento cálido en mi cabello y sus dedos dibujando pequeños círculos, donde me sostenía.



"Te amo,"  le susurre y puse un beso contra su cuello, mientras él me bajaba lentamente al piso.



Su mano tomo la parte posterior de mi cabeza mientras sus ojos buscaban en mi cara. Intente leer su expresión. Parecía ansioso, sus cejas estaban fruncidas y su mandíbula trabada, y eso no hizo nada para calmar la sensación de malestar que pasaba sobre mí. Puse mi mano en su cara, y con mi pulgar intente aligerar las arrugas en su frente. Exhale, y un pequeño sentido de alivio creció dentro de mí, cuando sentí que sus facciones se suavizaban bajo mi tacto.



"Gracias", dijo tranquilamente. Asentí, comprendiendo que él me agradecía no solo por mi declaración de amor.



"Tú lo mereces", respondí, y mi aliento se entrecorto cuando su pulgar pasó por mi labio inferior, y su mirada cayo a mi boca.



Con pequeños movimientos, casi inseguros, él se acercó a mí, sus suaves labios se acariciaron contra los míos por un breve instante antes de alejarse. Él dudo, nuestras bocas se encontraban tan solo a un soplo de distancia, su pecho subía y bajaba a un tiempo con el mío.



Él respiro en mi boca y yo temblé, sus labios estaban tan cerca que yo podía degustar su aliento cálido y su dulce lengua en la mía. Sentí por un momento que el dudaba y me aleje hacia atrás, deseando examinar sus ojos e interrogarlo. Su abrazo se apretó, y movió su cabeza por un momento breve haciéndome desistir.



"Quédate," murmuro en mi boca, inclinando la cabeza, sus labios pasaron sobre los míos.



Sin una palabra, yo podía sentir que algo había cambiado. El vacilaba, me trataba como si me pudiera romper o como si fuera a huir. Mi ansiedad aumentó, mi mente corría carreras con las posibilidades de lo que podría haber ocurrido.



"Edw-" empecé a cuestionar, mi pánico ya evidente en esa pequeña palabra. Su otra mano se trasladó a mi cara, su pulgar se movió entre nosotros para presionarse contra mis labios.



"Shh. ¿Podemos... podemos sólo ser nosotros?" susurró, poniendo un tierno beso en la esquina de mi boca. "¿Sólo por un rato? Prometo, que te diré todo," hizo una pausa, su cabeza se inclino y sus labios se rozaron suavemente contra los míos. "Pero ahora, necesito tener esto. Por favor."



Su simple pedido rompió mi preocupación y levantándome en puntas de pies, cerré la pequeña distancia entre nosotros para presionar mis labios completamente a los suyos. Él gimió suavemente ante el contacto, aumentando la presión pero nunca profundizando el beso. Me sentí acunada en sus manos, su amor y adoración eran evidentes incluso ahora, en la forma casta y suave en que sus labios se presionaban contra los míos.



Él se alejo lentamente, presionando un beso final contra mi frente antes de buscar mis ojos.



"¿Podemos entrar?"



"Por supuesto," susurre, besándolo suavemente una vez más. "¿Estás bien?"



Asintió, gesticulo hacia la puerta, recogiendo su corbata y chaqueta del piso. Estuvo detrás de mí en un instante, tomando mi mano mientras yo abría la puerta. Caminó dentro y arrojó su chaqueta a la silla, sin hablar me guio hacia el sofá, sentándose con su espalda contra el apoyabrazos y sus largas piernas, extendidas sobre los almohadones. Me incline hacia abajo, y subí a gatas sobre su regazo, acomode mi cabeza descansando en el hueco de su cuello. Suspire cuando él envolvió sus brazos alrededor de mí, sus largos dedos jugaban incansables con los mechones de mi cabello sujeto en una coleta.



Cerré mis ojos y trate de disfrutar de su cercanía, empujando a un lado todas las preocupaciones y frustraciones por el momento.



Su pulso latía debajo de mi oído, mi cuerpo subía y bajaba suavemente con cada una de sus respiraciones, mientras nos quedábamos acostados en un cómodo silencio. Deposito un beso en mi nariz, y sus dedos se trasladaron hacia abajo por mi costado, descansando sobre la piel visible por encima de mi cintura. Temblé un poco, y se me erizo la piel por el caminito que su mano trazaba moviéndose bajo mi camisa hasta mis costillas y nuevamente hacia abajo. Dibujo perezosos círculos sobre mi espalda mientras que yo jugaba con los botones de su camisa, y mi mano se curvaba sobre cada músculo y cada suave plano de su pecho y abdomen.



"¿Por qué me amas?" preguntó quedamente.



Me puse seria, sorprendida por su repentina pregunta.



"Porque me dejas ser quien soy y me amas debido a eso," susurre contra su cuello. "'Eres brillante y amable. Amas a tu familia sin condiciones. Eres divertido y sexy. Me haces sentir bella e inteligente," hice una pausa, para dejar un pequeño beso debajo de su oreja. "Me haces querer ser todo para ti.".



Su respiración se detuvo y el trago, y los músculos de su cuello se flexionaron contra mis labios.



"Tú eres todo para mí," me contestó, moviéndose para mirarme a los ojos. "¿Lo sabes, verdad?"



"Lo sé," respondí sinceramente. Sabía que teníamos mucho camino por andar, muchas cosas para superar, pero este amor era algo que yo ya no me cuestionaba.



"Bella" comenzó, volteando su cuerpo hacia mi ligeramente y moviendo mi cabeza a su hombro. "No era mi intención minimizar tus preocupaciones esta tarde. Nunca haría eso, yo solo... no era así cómo yo quería que los demás supieran que estábamos juntos," dijo tiernamente, y su voz sonó a disculpa. Él había soltado ya mi cabello, y una de sus manos lo acariciaba ahora, mientras que la otra paseaba hacia arriba y abajo por mi brazo.



"Lo sé," le dije suavemente, mis dedos se metieron por el cuello abierto de su camisa, rozando  los suaves vellos de su pecho. A pesar de cómo nuestros temperamentos a menudo sacaban lo peor de nosotros, yo sabía en mi corazón que él no había querido ser condescendiente.



"Creo que esto puede ser algo bueno, Bella".



“¿Algo bueno?” Pregunté confundida, no comprendiendo cómo él podría ver esto como algo positivo.



"Sí, ya no tenemos que ocultarnos". Sentí como surgía mi frustración con sus palabras solo de imaginar la posibilidad. "Las cosas ahora pueden ser normales entre nosotros."



"¿Qué significa normal? Nunca hemos hecho nada normal antes. ¿Acaso sabremos cómo hacerlo?” Pregunte, y mi voz dejo escapar un dejo de temor.



"Hemos hecho cosas normales, pero siempre las hacíamos a escondidas," dijo suavemente, mientras sus labios acariciaban mi mejilla. Asentí, comprendiendo lo que el intentaba decir. Me dolió el pecho al recordar los tranquilos momentos que compartimos, viendo películas juntos, cocinando la cena, aprendiendo cosas del otro en momentos como este.



Yo quería toda una vida llena de esos momentos.



"Y yo sé que esto te molesto esta tarde," comenzó tentativamente. "Pero tú no necesitas este trabajo. Yo puedo cuidar de ti."



"No quiero que tu tengas que cuidar de mí," conteste, y mi tono rebosaba de frustración. "Quiero tener éxito por mi cuenta. Me doy cuenta que a ti puede no parecerte una carrera, pero mi trabajo es importante para mí."



Él acomodo un mechón de pelo suelto detrás de mi oído y suspiro.



"Lo sé, bebé y te entiendo," dijo, mientras su mano bajaba para descansar sobre mi cadera. "Pero yo no creo que la gente vaya a reaccionar de la forma en que tú piensas que lo harán".



"¿Cómo puedes decir eso?" Pregunté, alejándome y empujándolo ligeramente para sentarme. "Edward, tu puedes pensar que la gente no va a hablar, pero estás equivocado. Necesitas prepararte para eso en lugar de vivir en este mundo de ensueño, donde asumes que todo el mundo estará encantado de que nosotros estemos enamorados el uno del otro."



Su rostro se torció ligeramente mientras él se sentaba y se volvía hacia mí. "No soy ingenuo, Bella. Sé que no todo el mundo comprenderá, pero realmente no creo que sea tan malo como tú piensas."



"Edward, tienes que tomar distancia de esto. Ponerte del otro lado y pensar en cómo reaccionarías tú al ver a dos personas en nuestra situación. Piensa en cómo lo verías a él; piensa en lo que opinarías de ella. Tu perspectiva viene de estar sentado en tu gran oficina, siendo un hombre."



"¿Qué significa eso?" me preguntó, con los ojos entrecerrados, su tono de voz se volvió agudo y al borde de la ira.



"Lo que significa es que eres un hombre y yo soy una mujer. El mundo nos va a juzgar con dos diferentes estándars, Edward. Pase lo que pase. Porque eres un hombre importante, tú siempre serás conocido como el tipo que dormía con su Secretaria. Es un cliché tan típico entre ejecutivos que ya ni se los juzga por hacerlo."


Pude sentir como mi enojo crecía segundo a segundo, ya no debido a la situación, sino a su casual desestimación de ella.



"Y porque yo soy la mujer, siempre voy ser señalada como la prostituta cazafortunas que dormía con su jefe para trepar."



"Y al mismo tiempo, ¿tú estás diciendo que porque soy un hombre, no crees que sea posible que yo pueda estar tan avergonzado por esto como tú?" Él me miro enojado, su respiración era agitada y su expresión furiosa.



Me estremecí, nunca había considerado que él podría estar tan avergonzado por esto como yo.



Se paro y comenzó a pasear por la sala, sus manos comenzaron a pasar constantemente por su cabello.



"Entiendo que estás molesta, pero me..." se detuvo delante de la chimenea y tomo el portarretratos que contenía la foto de sus padres conmigo. "Tú no puedes permitir que otras personas se interpongan en lo que nosotros tenemos."



"Yo no estoy permitiendo nada," le dije, poniéndome de pie. "Pero quiero que estés preparado,  necesitas estar preparado. Porque al final, alguien en algún momento va a decirte algo, ya sea frente a ti, o a tus espaldas o incluso a mí, sobre lo que ocurrió. Alguien va a llamarme una prostituta o a cuestionar mi integridad y necesito estar segura de que te puedes controlar. Porque independientemente de lo que tú piensas, eso va a ocurrir. Lo he visto suceder en esta empresa. No entiendo por qué no lo ves. ¿Es que realmente no lo ves o que no quieres verlo? ¡Porque sinceramente, el hecho de que aún no estés siquiera intentando entenderlo es lo que más me lastima ahora!"



"Bella, eso no es a lo que me refería en absoluto," comenzó, pero instantáneamente lo corte.



"¿Cómo voy a volver a mirar a tus padres de nuevo? ¿Y qué pasa con mi padre? ¿O tu hermano?" Dispare, mientras lágrimas de enojo, comenzaban a formarse en mis ojos. "A juzgar por tu cara, sospecho que esa conversación no salió demasiado bien."



Su frente se arrugo y él me miro intrigado, su mano subió a su cara para masajear la sombra de un gran hematoma formándose en su mandíbula. "¿Cómo sabes que hablé con él?"



"Ángela me llamo," respondí deliberadamente. "Y esa es otra de las cosas. ¿Cómo voy a caminar siquiera dentro de ese edificio de nuevo? ¿Mirar a mis colegas, mis amigos, a los ojos y no sentir sus prejuicios ya formados sobre mí? ¿Cómo? Independientemente de lo que sentimos el uno por el otro, eso no va a importar en el gran esquema de las cosas, Edward. No a ellos, al menos. Siempre seremos el jefe y su secretaria. Siempre."



"¿Y recién ahora te das cuenta de eso Bella?" replicó, llevando sus manos a su cabello en clara señal de frustración sólo para dejarlas caer a los costados de su cuerpo un momento más tarde.



"Sabía desde la primera vez que todo esto podría suceder, pero imaginarlo y vivirlo son dos cosas muy distintas. Es por eso que tienes que estar preparado, y yo necesito saber que no permitirás que esto abra una brecha entre nosotros... que no te cansaras de las miradas o los susurros y decidirás que no vale la pena".



Me restregué los ojos airadamente, intentando limpiar las lágrimas que ahora caían por mi cara.



"No quiero ser la siguiente Rachel," grité, y un sollozo se rompió en mi pecho. "No quiero ser esa de la que le contaras a la próxima mujer sin dar otra explicación que 'solo se termino'."



Él se estremeció, su rostro se crispo como si lo hubiera abofeteado. Exhalo profundamente, y sus ojos cayeron al suelo. Nos quedamos alejados el uno del otro en silencio. Mi cuerpo temblaba con emociones reprimidas. Cuando el levanto la mirada, su rostro había palidecido, y sus rasgos se veían tensos.



"Bella, yo..." dijo quedamente, con voz débil y ligeramente temblorosa.



"No," dije agitando mi cabeza instantáneamente. "Yo no puedo hacer esto ahora. Necesitas ir a casa de tus padres y lidiar con esto y..." Me interrumpí, sintiendo como temblaba todo mi cuerpo, mientras un profundo suspiro me estremecía. "Yo sólo necesito un poco de tiempo."



Él asintió, su mirada se trabo en la mía, y su mandíbula se veía tensa. "¿Puedo volver esta noche?"



Sentí un dolor que se desgarraba a través de mí, casi, quitándome el aliento. "No creo que esa sea una buena idea."



"Ok", respondió tranquilamente. "Si es lo que deseas."




No era lo que quería. Lo que yo quería más que nada en el mundo era correr a sus brazos y sentirme reconfortada con su cercanía. Pero no podía. El no hablar, no pensar, era lo que nos había provocado terminar en esta situación, después de todo.



Nos quedamos allí parados por otro momento antes de que él comenzara a caminar y recogiera su chaqueta, deteniéndose a mi lado de camino a la puerta. Sus dedos acariciaron mi brazo y se movieron hacia mi mano.



"Te amo, Bella," dijo suavemente.



"Amarte no es el problema," respondí, con los ojos clavados en el suelo. Él se acerco y besó el costado de mi cabeza, sus labios se quedaron pegados a mi cabello. Cerré los ojos, otra nueva oleada de lágrimas se derramo por debajo de mis parpados, y me mordí el labio para evitar detenerlo.



Con un suspiro resignado, se enderezo y caminó hasta la puerta, cerrándola suavemente detrás de él.



El tranquilo clic de la cerradura hizo eco a lo largo de mi apartamento vacío.



Me quede allí sintiendo como si mis pies estuvieran pegados al piso después de que él se fue, las lágrimas caían silenciosamente por  mis mejillas. Temblé ligeramente, el agotamiento y la desesperación ye amenazaban con abrumarme. Camine lentamente a la puerta, puse el seguro y presione mi mejilla contra la madera fría.



El ascensor sonó al final del pasillo y oí como las puertas se abrían. Cerré fuerte mis ojos, y un sollozo sacudió mi cuerpo cuando lo imagine entrando en el ascensor y desapareciendo de mi vista. Escuche la sucesión de chirridos que se filtraban a través de la puerta, hasta que el último señalizo su descenso al lobby.



Camine rápidamente a mi habitación, tropezando al intentar ver a través de mis ojos llorosos y me derrumbe en la cama. Una vez más me enterré bajo las mantas y llore hasta dormirme.



                                         *~*~*~*~*~*







Me desperté, un rato después. Con los ojos cerrados, mi mano se deslizó a lo largo de las sabanas frescas por costumbre, retrocediendo instantáneamente cuando sentí el lugar vacío a mi lado. En ese momento, la realidad rápidamente se deslizó en mi conciencia y role de lado, doblando mis rodillas y apoyándolas contra mi pecho.



No sabía qué hora era, el sol se había ocultado y mi habitación estaba ahora a oscuras, iluminada a penas por la luz de la luna. Mi garganta estaba adolorida, mi boca seca, y mi cara irritada por la interminable sucesión de lágrimas. Mi cuerpo se sacudió en el silencio, con los ojos borrosos intente enfocar la vista en la luz roja que parpadeaba en toda la habitación. Con un suspiro pesado, y a regañadientes me arrastre para salir de la cama y recogí mi teléfono, trayéndolo conmigo y volviendo a meterme bajo las mantas. Mi pecho se estremeció mientras me secaba los ojos con la sabana y pulse el botón de mensajes en mi BlackBerry.



Mensaje tras mensaje de Edward me esperaban, algunos en español y algunos en francés, pero todos trajeron olas de nuevas lágrimas con ellos.



6: 32 pm - Todavía recuerdo el primer momento en que me di cuenta que te amaba.



6: 44 pm - Sé que no te he contado algunas cosas. Te lo diré todo. Por favor, dame la oportunidad.



7: 14 pm - Je ne peux pas vivre sans toi.



Copie y pegue el mensaje en mi navegador para traducirlo: "No puedo vivir sin ti".



8: 26 pm - Je suis à toi.



No necesite la traducción de eso recordando las innumerables veces que él me lo había dicho. "Yo soy tuyo."



9: 12 pm – Yo también quiero ser todo para ti.



9: 35 pm - Lo siento. Ahora lo entiendo.



10: 07 pm - Je vais t'aimer toujours.



Traduje de nuevo y ahogue un sollozo cuando leí las palabras, "Yo voy a amarte para siempre".



10: 32 pm - Por favor dime que todavía me amas.



Pase mi dedo a lo largo de la pantalla, y se me rompió el corazón al imaginar la desesperación que él debía haber sentido cuando escribió esas palabras. Lo amaba totalmente, con cada fibra de mi ser y con cada respiro que tomaba. Él consumía mi cuerpo y cada uno de mis pensamientos. La perspectiva de pasar mi vida sin él, me incapacitaba.



Miré la hora, el último mensaje había sido enviado hacia doce minutos. El estaría despierto, esperando que yo le responda.



¿En verdad me diría todo? ¿Él habría entendido realmente? Me voltee en la cama y observe la oscuridad, con el teléfono acunado entre mis manos. Por primera vez, una chispa de esperanza se encendió en mi pecho.



Yo lo amaba, absolutamente. Sabía en mi corazón que nunca habría nadie más para mí.



Pensé otra vez en las palabras de Alice. ¿Merecía el que yo arriesgara todo?



Sin dudas.



Incluso antes de darme cuenta de que lo amaba, yo me había dado cuenta de que mi vida había cambiado para siempre. Siempre había sabido y aceptado que cuando se fuera, él se llevaría mi corazón consigo.



Cerrando los ojos, recordé la forma en que me había preguntado por qué lo amaba, el tono tímido e inseguro de su voz que yo nunca había oído antes. Pensé en mis respuestas, sintiendo la verdad en ellas incluso ahora.



Observe el reloj de nuevo, y considere enviarle un texto. Quizás podría llamarlo, o incluso...



Me imagine el aspecto de sorpresa en su rostro cuando abriera la puerta y me encontrara allí, la forma en que él me tomaría entre sus brazos y me besaría. Me senté en la cama, sintiendo como el dolor en mi pecho comenzaba a disminuir. Tome su almohada, y apreté contra mí, cerrando los ojos e inhalando profundamente. Su olor aún permanecía pegado a la tela y recordé cómo me sentía cuando estaba acostada junto a él, su piel cálida presionada contra mi cuerpo desnudo, la manera en que él me tocaba y me susurraba tiernamente en la oscuridad.



Releí sus mensajes, y mi mente se decidió.



Yo iría a él. Le diría que quería ser suya, por el tiempo que él quisiera.



Salte de la cama, me lave la cara y cepille mi pelo, poniendo mi teléfono en mi bolso antes de dirigirme a la puerta. Llegue a mi coche y lo saque del estacionamiento, agradecida por el poco  tráfico que había a esta hora. Unos momentos después estaba entrando en su edificio, devolviéndole una pequeña sonrisa al portero que me saludaba y me abría la puerta para que ingresara.



Mis nervios volvieron a asaltarme, cuando pase a través de las relucientes puertas de bronce del ascensor. Pulsando el botón de su piso, busque mi teléfono y releí sus mensajes otra vez, intentando tranquilizarme a mí misma de que estaba haciendo lo correcto. El ascensor llegó a su destino, y tomé un último aliento para calmarme antes de salir al elegante pasillo, muy iluminado.




Me detuve abruptamente con la visión delante de mí.



Justo al final del pasillo, el se paraba fuera de su puerta, sus manos sostenían la cara de una hermosa mujer rubia.



Parpadee varias veces, segura de que esto no podía ser real, con la esperanza de que una visión diferente me esperara cada vez que los abría. Mi mente me decía que tenía que haber una explicación, no había forma de que esto pudiera ser lo que parecía ser, pero mi corazón...



Vi que ella había estado llorando, pero esas eran lágrimas felices. Ella le sonreía amorosamente, y él le devolvía la sonrisa.



Ellos se susurraban el uno al otro en francés y vi como él llevaba su mano izquierda hasta su boca, colocando un solo beso en el reverso de sus dedos. Ella se acerco y le susurró algo, y sus brazos se envolvieron alrededor de ella, sus cuerpos se balancearon hacia adelante y hacia atrás en el tranquilo pasillo, ajenos a mí o a cualquier otra cosa a su alrededor.



Mi vista se empañó observando su tierno abrazo, la forma en que sus manos pasaban a través de su pelo y cómo el enterraba su cara en el cuello de ella.



Sacudí mi cabeza sintiéndome entumecida. No me había dado cuenta de que me estaba moviendo  hasta que mi espalda se presiono contra el interior del ascensor. Con dedos temblorosos pulse a ciegas los botones, las puertas se cerraron tranquilamente, sacándolos de mi línea de visión. Me saque los lentes y restregué mi rostro húmedo con manos temblorosas, notando apenas el sonido de ellos al caer sobre la alfombra.



El silencio me rodeaba, el único sonido que se escuchaba era el zumbido del ascensor moviéndose a través de su eje.



¿Estaría respirando?



Las puertas se abrieron y salí.



"¿Srta. Swan?" Llamo una voz. "Srta., ¿está usted bien?"



Moví la cabeza y agite una mano con displicencia, continuando hacia mi auto.



Saliendo del estacionamiento, gire a la izquierda y maneje por la calle vacía, moviéndome como  en piloto automático. Agite mi tarjeta de identificación y estacione en el espacio con la leyenda 'Bella Swan', en lo que sería la última vez.



El vestíbulo estaba vacío, y camine a través de los brillantes pisos hacia el familiar ascensor dorado, mi mente se centraba en una sola tarea.



Las lámparas art deco estaban atenuadas, formando círculos de luz que se extendían a lo largo de la alfombra. Mi mente se desvió a otra noche como esta. Recordé mis pasos apresurados, mis brazos llenos de hojas de cálculo y mi mente puesta en el hombre que yo sabía me esperaba en la sala de conferencias.



Abrí mi oficina, pasando a su interior, y encendí la pequeña lámpara de mi escritorio. Mis ojos analizaron la sala, viendo momentos en lugar de cosas.



Con una respiración profunda, cruce la sala hacia su oficina, el olor a madera y cuero y a Edward , llenaba el aire. Las luces de la ciudad de Chicago brillaban a través de los grandes ventanales y camine decididamente hacia su baño, tome una caja vacía del armario de limpieza que yo sabía que estaba allí. Cuando volví a salir, mis ojos se posaron sobre una tela blanca desechada detrás de la papelera. Me incline para tomarla, y un dolor agudo me agujereo el pecho, casi hasta consumirme.



Mantuve su camisa en mis manos, mis dedos tocaron los hilos sueltos donde los botones habían sido desgarrados. Sin pensar, me la lleve a la nariz e inhale profundamente, oliéndolo en ella. Mis ojos quemaban por las lágrimas contenidas, y restregué mis mejillas de puro hábito.



Luché internamente para descartar su camisa en el cesto, haría lo inteligente a hacer sólo una vez y la empuje al fondo, pero supe que no podría. Con un suspiro derrotado, la saque, plegándola cuidadosamente y salí del cuarto de baño.



Sin otra mirada, regresé a mi escritorio. La camisa fue lo primero que metí dentro de la caja, seguida rápidamente por el contenido de mis cajones.



"¿Bella?"



Me sobresalte y me voltee rápidamente, mi estómago cayo al ver a Carlisle de pie en la puerta abierta. Se veía cansado, su apariencia impecable, tan parecida a la de su hijo, lucia ligeramente desarreglada. Su mandíbula estaba tensa, y un pliegue profundo se marcaba entre sus cejas, dándole a su rostro una expresión de tristeza.



"Carlisle," lo llame tímidamente, manteniendo mi mirada baja. No podía mirarlo; no podía soportar ver la decepción en sus ojos. "No pensé que pudiera haber alguien aquí."



"Bella" suspiro él, cruzando la habitación para pararse delante de mí. "Creo que tenemos que hablar".












6 comentarios:

CarisWestenra dijo...

O el hermoso bastardo tiene una buena explicacion para todo esto o tiene un transtorno bipolar. Porque raro es que la diga cuanto la ama y despues coquetea delante de sus narices con la rubia...
(Queremos su hermosa y bastarda cabeza...¬¬)
Y nena, dos anuncios:
-Hemos ampliado el plazo del season cullen contest hasta el seis de junio.
-House of wolves, la segunda parte de love asks blood at first, se publicara entre los dias uno y seis de junio...^^

Heidi dijo...

HPOV

Tengo una dicotomìa terrible: mato a Edwrad por su bocota o lo amo por sus demostraciones de amor?
Lo de la rubia es imperdonable. Pobre Bella, creo que este serà un antes y un despues ¿como cuernos va a remontar el HB semejante cagadon???? Ehhh????

Anónimo dijo...

AHHH, NOOOO!!!! ESO SI QUE NO, EDWARD CULLEN....PONETE MEDIA PILA, QUERIDO!!! VAMOS A ESTAR RECLAMANDO POR LAS CALLES: MUERTE AL HB !!! O HACIENDO UN PEDIDO DE CASTRACION...
A LA ESPERA DE VER COMO SALEN DE ESTA EDDIE Y BELLA, LES MANDO BESOTESSS. LG.

Cyn dijo...

Chiquis: ¿que me cuentan de este desenlace?
¿que le dira Carlisle?
¿Quien sera la rubia?
¿Que habra pasado entre Eddie y Emmett?
¿Que le habra dicho el resto de la flia. a Edward?
La realidad es que este cap. fue tremendo para mi, entre el mal momento en la Oficina, las taradeces que le dice E a B, sobre las posibles repercusiones entre el presonal, el llanto de Bella, los mensajes de texto...y todo lo demas, termine al limite, pero por suerte Mrs. Pink me asistio y sostuvo durante esta montaña rusa emocional por la que esta autora nos hace pasar en el final de su historia.
Y hablando del final..., pronto chiquis, pronto...
+Besos+
Mrs. Jones.

Anónimo dijo...

CHICHIS:
EN MI HUMILDE OPINION:
-LA RUBIA ES RACHEL; (YEGUA ARRASTRADA INOPORTUNA)
-EMMETT LO TROPEO POR HABERLE MENTIDO CUANDO FUE A HABLAR CON EL AL DPTO;
-CARLISLE LE VA A DECIR QUE NUNCA SE VIO VENIR ALGO ASI ENTRE ELLOS;
-LA FLIA LO TOMARA COMO BALDE DE AGUA FRIA.
YO SI FUERA BELLA, RENUNCIO Y ME PONGO A BUSCAR OTRA COSA, YA QUE PUEDE PONER COMO REFERENCIA LABORAL SU TRABAJO EN LA OFICINA, QUE NO CREO QUE CARLISLE VAYA A DAR DE ELLA, MALAS REFERENCIA...Y SI EDDIE QUIERE VOLVER, QUE SE ARRASTRE!!! QUE SE LO GANE!!! QUE SUFRA, QUE SUFRA ESE MALVADO...JAJAJA.
BESOSSSS.
LG.

paty dijo...

Yo confio en Edward y estoy segura que esa rubia no es nada el no pudo mandarle esos mensajes a Bella para despues engañarla de esa manera y en cuanto a Carlisle espero que no le heche mas leña al fuego total lo que han hecho no es tan grave ni que hubieran matado a alguien

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...