Se acerca el cumple de Robert y para recordarlo y festejarlo, les dejo este RPF escrito por una autora verdaderamente dotada. Ella escribe historias sobre Robsten que cuando las lees, te parece que sos un mosquito, sobrevolando su intimidad...
Aqui les dejo entonces, la carta preciosa, salida de la genial imaginacion de Heather (alias The Shrew) y traducida por mi, para que Ustedes la disfruten...
No Fue (One-Shot) By: The Shrew
Es difícil establecer claramente cuando cambió todo para mí. O cuando cambié yo. Lo que sea que haya sido primero.
No fue tu audición. Quiero decir, hubo una chispa de algo, pero todo era demasiado nuevo, inesperado, e indefinido para que pudiera ser cuantificado realmente.
No fue durante esos primeros meses en que entrabamos en confianza y nos familiarizábamos discutiendo cómo se relacionaban nuestros personajes el uno con el otro. No fue el tiempo que pasamos alimentando nuestro vínculo para que la química y la conexión de nuestros personajes fuera mucho más fuerte y más creíble.
No fue cuando las líneas de ficción y realidad se empañaron; hundiéndonos en un abismo emocional en el cual el cielo se venía abajo, mientras nosotros volábamos cada vez más arriba.
No fue la primera vez que tú me confesaste lo que sentías por mí, y yo sabía que no mentías. No, no fue entonces. Eso solo sumó a mi agitación tratando de lidiar con todo.
No fue cuando tú me dijiste otra vez lo que sentías, y yo me estruje en un lío de lágrimas después de admitir que correspondía tu amor. Eso todavía lo hizo más difícil.
No fue durante la agonía de saber lo que sentíamos el uno por el otro, estando juntos, pero no pudiendo actuar esos sentimientos. El trauma de ese tiempo, sabiendo que por lo menos un corazón iba a terminar roto con todo esto. Pero eso fue solo una parte de esto. Eso fue quizás la antesala del cambio.
No fue la separación. Nunca teniendo la oportunidad de una despedida apropiada, solo un abrazo casi torpe, demasiado breve y el beso en la mejilla más suave que había sentido nunca. Teniendo que fingir que no me moría un poquito más con cada paso que te alejabas de mí.
No fue la inevitable batalla que luché para prevenir y resolver simultáneamente. No fueron las lágrimas de auto-desprecio que vertí por el daño que les causaba a los que amaba. No fue la culpa de saber que el daño era necesario a largo plazo.
No fueron los mensajes de texto o los tímidos mails, solo para permanecer en contacto.
“Te lo mando, pensé que lo encontrarías muy divertido.”
“Hey, ¿alguna vez me vas a devolver el sombrero que te preste?”
“¿Cómo es que esta remera que tengo es tan grande? Y entonces me di cuenta que era tuya. LOL.”
“Acabo de tener una reunión que me recordó nuestro tiempo en Portland.” “Aprendí a tocar una nueva canción con mi regalo de cumpleaños. No debiste regalármela, pero la adoro de todos modos. ”
“Mi hermana es una estúpida. Envía a tu hermano para defender mi honor, o ven tu misma…”
“Estoy bajando algunas canciones nuevas, ¿adivinas de quien? VM. Ahora me volví una fan por tu culpa.”
“¡Ha! Me debes $20. Paga. O concédeme un deseo.”
“No te mando mas hamburguesas por Federal Express. Chequea si te llego correo, pibe.”
“Nunca vas a adivinar qué película estoy mirando…”
“Te extraño.”
“Yo también te extraño.”
No fue la llamada frenética, cuando tenía esa sensación realmente mala, y terminamos hablando mil horas sin darnos cuenta.
No fue el sonido de tu voz que calmaba mis nervios crispados y al límite, a pesar de la distancia.
No fueron las noches sin descanso que pasé solo recordando tu risa y esa mirada en tus ojos.
No fueron los sueños sin fin, tanto dormida como despierta, de deseos que nunca exprese.
No fue la angustia de experimentar cosas nuevas y desear compartirlas contigo, pero tú estabas al otro lado del océano.
No fue la ansiedad y el entusiasmo de verte otra vez. Solo para tener la posibilidad de verte sonreír de verdad y oírte decir “hola” sin ningún tipo de filtro.
No fue porque todos decían que yo “resplandecía” cada vez que estaba alrededor de ti; aunque después me di cuenta de que tenían razón.
No fue la absoluta confianza que sentí cuando te confesé mis miedos y preocupaciones sobre tener que hacer esto de nuevo. Tú apretaste mi mano para tranquilizarme.
No fue la secreta emoción que me recorría la espalda cada vez que bromeabas llamándome “esposa” en el set. O las millones de bromas que solo nos parecían divertidas a nosotros… Hmm, nosotros.
No fue cuando comencé a equivocarme y accidentalmente decía “nosotros” y “nuestro” cuando no debía hacerlo.
No fue tu exuberante generosidad de compartir conmigo el talento de tus amigos.
No fue la primera vez que me besaste fuera de personaje. Yo sé que no fue un accidente. Mi risita debe haberte dicho cuánto me gusto que lo hicieras.
No fue tu mano ingobernable, o tu brazo, o tu muslo, o rodilla rozándose contra mí, otra vez, “por accidente”; No te dabas cuenta de mi rubor y mis gritos de asombro cada vez que sucedía. ¿O sí?
No fue la preocupación constante que tu demostrabas por mí, la manta adicional en mi camarín; cerciorándote de que me acordara de comer cuando Bella me consumía; siempre tenias una púa adicional de guitarra para cuando yo perdía las mías; o te ocupabas de surtir mi mini-refrigerador con Red Bull el enésimo día de 14 horas de filmación.
No fue porque te hiciste responsable de la broma que le hice a Peter. Él no me iba a patear el culo de verdad. Solo estaba canalizando su Mike Dexter otra vez.
No fue la primera vez me hiciste reír tanto que se me salió lo que estaba bebiendo por la nariz.
No fue cuando cantabas sin darte cuenta que yo te estaba escuchando.
No fue el valor con que enfrentabas tus miedos.
No fue la primera vez que sentí tu lengua con la mía.
No fue el tiempo en que “probabamos nuestros límites”;
No fue la forma en que tú susurrabas mi nombre.
No fue la sensación de tu cuerpo contra el mío.
No fue el olor de tu piel.
No fue la primera vez que me dejaste una marca.
No fue la primera vez que te sentí acabar. O la quinta. O la vigésima.
No fue cuando te quedaste dormido justo después.
No fue ese juego de strip Póker. O strip Scrabble. O strip Simon Dice. Aún no sé porqué acepte hacerlo. ¡Y tú hiciste trampa!
No fue cuando me robaste mi gorra favorita.
No fue la primera vez que me trajiste el desayuno.
No fue la noche que me quede dormida apoyada en tu hombro.
No fue cuando me prestaste el cable de tu teléfono celular porque perdí el mío.
No fue la sonrisa que hace que tus ojos se arruguen.
No fue la forma en que haces sonar tus nudillos.
No fue tu dedicación por tu trabajo.
No fue la forma en que intentaste halagarme. No fue cuando me dijiste que no era un halago, sino la verdad. No fue tu convicción cuando me dijiste eso.
No fue cuando descubrí que tú no puedes mentir.
No fueron tus dedos en mi mejilla.
No fue cuando me diste rienda suelta sobre ti.
No fueron tus ojos. No fue tu mentón. No fue tu sonrisa. No fueron tus manos. No fue tu pecho. No fueron tus pies. No fueron tus piernas. No fue tu pelo.
No fue tu pito. O cómo te sientes dentro de mí.
No fue tu pasión. No fue tu inteligencia. No fue tu dulzura. No fue tu sentido del humor. No fue tu humildad. No fue tu amabilidad. No fue tu mente.
No fueron ninguna de estas cosas. Fueron todas ellas, fuiste tú.
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