miércoles, mayo 26, 2010

La Oficina - Capítulo 19:Epílogo

Capítulo 19: Epílogo



Él suspiro contento, su cabeza cayó hacia atrás, rodando lánguidamente contra mi hombro. Lo mire estirar sus largas piernas fuera, apoyándolas en el borde de la tina de porcelana. El agua goteaba de su cabello, y cada gota caía rítmicamente contra mi seno antes de caer dentro de la bañera. El vapor con aroma a vainilla se arremolinaba alrededor de nosotros, mientras los sonidos de la animada calle parisina se filtraban desde la ventana abierta.



 Presione mis labios contra su frente y cerré mis ojos, sintiéndome en paz.



 "¿Sabes que nos va a dar una neumonía, verdad?", me dije burlón, y su tono me hizo sonreír.



 "Hmmm," suspire, y mi sonrisa se amplió. "No estoy segura de que me importe demasiado en este momento".



 Él rió tranquilamente, y las profundas vibraciones cosquillearon  a través de mi pecho. "Te importara cuando estés demasiado enferma para disfrutar nuestras vacaciones," me contestó, girando su cabeza para mirarme.



 Miré hacia abajo para sostener su mirada, incapaz de resistirme a besarlo teniendo su boca tan cerca.



 "Suena tan hermoso", suspire, y mis ojos se dirigieron hacia la torre Eiffel iluminada en el anochecer. El cielo nocturno aquí no estaba iluminado por las estrellas, sino por los monumentos de la ciudad. No que yo hubiera visto mucho de ella; desde nuestra llegada, nos resultaba difícil abandonar la habitación. Y no me quejaba, había disfrutado cada minuto de mi tiempo aquí con él. El tenue sonido de risas, copas de vino chocando y el sonido de las cuerdas de un violín llegaban hasta nosotros desde el café varios pisos debajo de nuestro ático. "Pero... puede que tengas un punto."



 Lo bese una vez más antes de que el se moviera hasta el borde abruptamente, estirándose para cerrar el ornamentado pestillo de la gran ventana.



 Observe, absorta, por cierto, sus brazos extendidos, hipnotizada por los músculos de su espalda mientras los flexionaba y contraía. El agua salpicaba alrededor nuestro, cuando se volvió para encontrarme mirándolo fijamente, la esquina de su boca se elevó, y su risa profunda hizo eco en los elaborados azulejos del cuarto de baño.



 Él sacudió su cabeza y se acerco a mí, besando mis labios suavemente antes de volver a sentarse entre mis piernas. "Quiero tu atención indivisa".



 "Confía en mí, la tienes," le asegure.




 "¿Estás segura de que no quieres que cambiemos lugares?" me preguntó una vez más, mientras sus manos se curvaban alrededor de mis pantorrillas, y sus dedos masajeaban lentamente mis músculos.





"Mmmm," gemí ante la sensación, mientras mis ojos se cerraban. "Ni pienso, estoy perfectamente contenta de este modo".



 Él se rió de nuevo. "Estoy seguro de que lo estás".



 Envolví mis brazos alrededor de sus hombros, y lo atraje hacia mí, besando el costado de su cuello antes de pasar mis dedos a través de su pelo. "¿Cómodo?"



 "Muy". Inclino su cabeza y suspiro, y su aliento cálido hizo cosquillas en mi piel húmeda. “¿Pero, esto es todo lo que podre mostrarte de París?”



 "¿De qué estás hablando? Hemos visto toneladas," le asegure, pensando en todo lo que había compartido conmigo. Mis dedos pasaron a lo largo de su pecho, trazando el sendero de vellos cobrizos y los músculos duros  tan familiares bajo mis manos.



 "Sí," comenzó. "Sin embargo, las noches aquí son hermosas, y siempre parece que las terminamos en este lugar.” Entonces se rió, señalando la tina.



 "O la cama," bromee, raspando el largo de su cuello con mis dientes. "O la silla, o…"



 "Bebe," gimió y yo sonreí, notando el sendero de piel erizada bajando de sus brazos.



 "Lo sé, lo sé. Unos minutitos mas."



 Él asintió, volviendo a besar mi barbilla. "Si sigues así nunca nos iremos... igual que ayer."



 Encontré sus ojos, y me reí, apretando mas mis brazos alrededor de él y descansando mi cara contra su cuello.



 "Creo que quiero una bañera igual a esta en la casa nueva."



 "Creo que esa es una gran idea, bebe," dijo, pasando sus dedos a lo largo de mi brazo. "Aunque... No tengo idea cómo lograremos salir de la casa."



 Me reí, suspirando contra su hombro. "Nuestra casa", repetí, apenas conteniendo la alegría que me embargaba cada vez que hablábamos de este tema. Le sonreí ampliamente y mordí mi labio, sintiéndome tan feliz que podría explotar.



 Nuestros ojos se reunieron una vez más, mientras su mano cálida y húmeda sostenía mi mejilla, y su sonrisa era tan amplia como la mía.



 "Nuestra casa."







                                                               ~*~*~*~*~*~*~




Dos horas más tarde, me senté en la cama, mientras terminaba mi conversación telefónica con su madre.



 "¿Acaso no es Paris el lugar más hermoso que has visto?" me preguntó, maravillada y el tono de  ensoñación en su voz no me paso desapercibido. "Vivo por los tiempos en que podemos viajar allí."



 "Ha sido impresionante," estuve de acuerdo. "Fuimos a todos los lugares que yo, simplemente, tenía que conocer – el Louvre, los Champs-Elysees, la Torre Eiffel,  por supuesto. Pero también me ha mostrado viñedos, incluso su antiguo apartamento. Venir a Paris con alguien que habla francés ha sido..." me quede en silencio, recordando mi reacción cada vez que él ordenaba nuestra cena en francés.















"Oh, confía en mí," me dijo con tono cómplice. "Sé exactamente lo que quieres decir".



 Mi mano libre subió hasta cubrir mis ojos, agitando mi cabeza con una pequeña carcajada. "Oh Dios mío."



 Ella se rió también, y continuó nuestra conversación,  relatándome su viaje más reciente aquí. La comodidad con que conversábamos me recordó lo mucho que nos habíamos acercado en este tiempo. En momentos como estos, me preguntaba si todo esto era real; por lo mucho que nuestras vidas habían cambiado en los últimos meses.



 A pesar de las protestas de su familia, yo nunca tome el puesto con el nuevo CEO. Opte por volver a estudiar y comencé a hacer trabajo voluntario en el centro de tratamiento donde mi mamá se había atendido. El dinero que ella me dejó demostró para ser un regalo de Dios, y a pesar de las constantes ofertas de mi cariñoso novio de darme apoyo financiero, logré arreglármelas bastante bien por mi cuenta. Con una excepción, sin embargo. Después de hacer la suma de la gran cantidad de lencería que él me había arruinado, finalmente acepte su cuenta de La Perla.



 Fue un arreglo con el que los dos estuvimos felices.



 Pero a pesar de todo lo que había pasado, y el efecto que nuestra relación había tenido en mi carrera, estar con el amor de mi vida me había cambiado en formas que nunca me imagine, y por primera vez, ya no sentía la necesidad de probarme a mí misma frente a nadie. Tenía el amor y el respeto del hombre de mis sueños. El resto eran simples detalles.



 No hubo un solo momento en que yo lamentara renunciar a ese trabajo que había definido toda mi identidad alguna vez. Sabía que incluso habría mejores oportunidades esperándome en el futuro, pero por el momento, yo estaba disfrutando de una felicidad que nunca había conocido. Y no estaba sola en este sentimiento; Vi el cambio en él, y también lo hizo a su familia.



 Nunca olvidaré las palabras de su padre.



 "Mi hijo puede ser un hombre difícil", me había dicho, alejando la mirada. “Pero estas últimas semanas, ha sido diferente. El sonríe más,... bromea con su familia…ya no parece que soportara el peso del mundo sobre sus hombros. Ahora, sé que el cambio se debe a ti. Independientemente de cómo llegaron hasta aquí, y estamos muy agradecidos por ello."



 Esas fueron las palabras que me lleve conmigo, y las que hicieron mis decisiones más fáciles de lo que nunca me hubiera imaginado. Su padre tenía razón, por supuesto, pero yo también había cambiado mi forma de ver el mundo y mi lugar en él.



 "¿Saldrán a cenar esta noche?" Su tono inquisitivo me trajo otra vez al presente.



 "Lo siento, ¿Qué me preguntaste?"



 Ella rió a sabiendas. "¿Qué planes tienen para esta noche?"



 "Oh," le dije, agitando la cabeza ante mi despiste. "En realidad vamos a la ópera".



 "¿Qué verán?" indago.



 El sonido de la puerta de la ducha abriéndose llamó mi atención. Me incline, entonces, contra la cabecera de la cama, y pude ver el reflejo de su piel en el espejo.



 La puerta estaba ligeramente abierta, las delicadas lámparas doradas iluminaban su cuerpo húmedo y casi desnudo. Su toalla colgaba baja en sus caderas mientras él se apoyaba contra la mesada de mármol, la máquina de afeitar se movía con precisión experta a lo largo del ángulo de su mandíbula y barbilla. Y por mucho que yo estaba disfrutando de esta charla, quería unirme a él.



 "Vamos a ver La Boheme", respondí distraídamente cuando el se movió fuera de mi vista. "Y él tiene un lugar secreto al que está muy empeñado en llevarme esta semana".



 "Bueno," dijo en tono de broma. "Estoy segura de que no tengo absolutamente ninguna idea de donde podría ser". Rodé mis ojos, sabiendo que, evidentemente, todo el mundo sabía algo que yo ignoraba, pero me distraje una vez más cuando él desapareció detrás de la puerta del cuarto de baño.



"Estoy emocionada," dije, pensando rápidamente, "y hablando de eso… aun tengo que terminar de arreglarme. ¿Quieres que le diga que te llame cuando se desocupe?" Pregunté, con más ganas de ir a el que antes.



"Sólo dale mi amor y disfruten mucho los dos", respondió. "Los amo, besa a mi hijo por mí". Sonreí al escuchar sus palabras cariñosas.



 "Lo hare. Nosotros también te amamos."



 Colgué y deje el teléfono sobre la silla, dirigiéndome hacia el baño. Espié a través de la puerta, y me quede sin aliento, al ver el borde de su tatuaje por encima de la toalla.



 "Knock, knock," le dije, y encontré su mirada en el espejo.



 Mientras entraba, el dejó la máquina de afeitar sobre la mesada y giro hacia mí, dejando que sus ojos me recorrieran de pies a cabeza. "Bebe, te ves absolutamente hermosa."



 "Gracias", balbucee, incapaz de alejar mis ojos de él. "Tu, um... no estás nada mal."



Él se rió borrando la distancia entre nosotros, y silenciosamente paso su dedo a lo largo del profundo escote de mi largo vestido de gala. Puse mis manos contra su pecho, saboreando silenciosamente la forma en que su corazón latía por debajo de mis palmas



 "Pero ahora… no estoy muy seguro que querer dejar esta habitación," susurró contra mi cabello. Cerré los ojos mientras su aliento cálido pasaba a través de mí, y mis sentidos se centraron en la ruta de sus manos. Suavemente, sus dedos viajaron a través de mis hombros y a lo largo de mi cuello, deteniéndose solo para enredarse en mi cabello. Me encantaba la forma en que me estaba tocando, y si él seguía haciéndolo, yo tampoco estaría muy inclinada a dejar la habitación.



 Trague ruidosamente, convencida de que él podía escucharme, y segura de que él conocía cada una de mis reacciones. El tiempo no había disminuido mi atracción física hacia él, en todo caso, sólo  la había intensificado. No podía resistirme a él ahora más de lo que hubiera podido hacerlo la primera noche. Levante mi barbilla para encontrar sus ojos, sabiendo que él se encontraba tan indefenso como yo.



 Él se acerco a mí lentamente, con los ojos entornados y centrados en mi boca, y recorrió mi labio inferior con su pulgar.



"No puedo imaginarme estar en cualquier otro lugar. Gracias por venir conmigo," dijo suavemente, mientras su nariz acariciaba la mía.



 "Gracias por invitarme," respondí sin aliento.



 "Gracias por amarme". Sus labios se mantuvieron justo fuera de mi alcance, mientras su abrazo se volvió más apretado.



 "Gracias por querer que te ame."



 Sonrió contra mis labios por un instante antes de que sus ojos se cerraran. Inclinando mi cabeza, me atrajo hacia él, gimiendo suavemente al cerrar la distancia restante entre nosotros. Cada nervio en mi cuerpo se encendió en el momento en que sus labios cubrieron totalmente los míos.



 Él olía a champú y crema de afeitar, y su piel todavía estaba cálida y ligeramente húmeda de su ducha. Mis manos se deslizaron hacia abajo de su pecho, mis dedos pasaron por el borde de la toalla, ansiando eliminarla, para sentirlo en mi mano. Él se mantuvo contra mis labios, provocándome pero sin profundizar el beso. Gimotee cuando él se alejo, presionando su frente contra la mía.



 "Tenemos que irnos", se quejó, y su respiración era acelerada cuando puso un beso en mis cabellos.



 "Lo sé." Mis manos continuaron acariciando hambrientas el largo de su piel, siguiendo los músculos de sus hombros. Moviéndose hacia atrás, el tomó mi cara entre las palmas de sus manos.



 "¿Sabes lo que voy a hacer?" me preguntó, con una sonrisa traviesa que causo que mi pulso se acelerara. "Voy a sacarte esta noche y voy a presumirte en ese vestido".



 Colocó un solo beso contra mi mejilla. "Sabiendo que cada hombre te estará mirando y que tú me perteneces a mí." Sus labios permanecieron en la esquina de mi boca.



 "Y cuando volvamos aquí," su voz se profundizó mientras sus ojos caían nuevamente sobre mis labios. "Voy a hacerte el amor." Me dijo, besando mis labios suavemente. "Hasta que salga el sol."







                     ~*~*~*~*~*~*~







EPOV



Dos días más tarde



Caminamos de la mano a lo largo de las estrechas calles adoquinadas, disfrutando de la noche sin estrellas. Las veredas estaban todavía húmedas por la reciente tormenta, y el aire se sentía espeso con olor a lluvia. Nuestro ritmo era pausado, cada uno perdido en sus propios pensamientos mientras paseábamos por la transitada calle. No había nada incómodo en nuestro silencio, ningún bache molesto en nuestra conversación; sólo la completa satisfacción de estar juntos.



 Doblamos una familiar esquina y me sentí vibrar de ansiedad. Me concentré en el lugar donde estábamos y en lo que significaba esta noche, dejando que su cercanía me calmara cuando nos acercamos a la cafetería.



 Hermosas luces parpadeantes y decoraciones de navidad llenaban los pequeños escaparates, y cada uno parecía iluminado desde adentro. Inhale profundamente, haciendo que mis pulmones se llenaran con los aromas familiares de piedra mojada, café y canela de la panadería dos tiendas más adelante. 
Empecé a preguntarme cómo me había permitido a mi mismo permanecer lejos de este lugar por tanto tiempo, cómo había logrado resistirme a volver al lugar que se había convertido en una parte de mí mismo. Cuando mis pensamientos se desplazaron a la mujer a mi lado, sin duda, lo supe.



  
Mi destino era encontrarla antes de volver aquí.



Voltee mi cabeza para mirarla, sonriendo ampliamente ante su expresión fascinada. Ella estaba disfrutando de la ciudad, disfrutando simplemente de caminar conmigo, observándolo todo igual que hice yo en mi primer viaje. Yo había tenido grandes expectativas con respecto a nuestro tiempo aquí juntos, pero nunca me imagine lo mucho que me afectaría su felicidad. Sus ojos se iluminaban cuando caminábamos por las calles, observando las pequeñas boutiques, los cafés en las aceras, los mercados con coloridos productos en exhibición. Vi la ciudad a través de sus ojos, analizándolo todo – sus diferencias, sus excentricidades, a través de su mirada excitada.



 Su alegría se convirtió en mi alegría, una lección más, que el estar verdaderamente enamorado,  me había enseñado.



Sacudí mi cabeza maravillado, dejando que mis ojos se posaran en nuestras manos unidas que se hamacaban silenciosamente entre nosotros, mi corazón se hinchó ante el simple gesto y todo lo que significaba para mí.



 Ella suspiro, atrayendo mi atención hacia su cara. Su nariz y mejillas estaban ahora enrojecidas, su pelo caía en ondas alrededor de sus hombros. Tempranos copos de nieve brillaban como diamantes en sus pestañas mientras bocanadas de aire flotaban con cada exhalación. La noche de diciembre había sido lo suficientemente fría como para obligarnos a usar nuestros abrigos y guantes, alentándonos a ambos a considerar la posibilidad de quedarnos en la habitación otra vez.



Pero nada en este mundo podría haberme alejado de mis planes para esta noche.



 Sin otro pensamiento, la atraje hacia mí, envolviendo mis brazos alrededor de sus hombros mientras continuábamos caminando hacia nuestro destino. Ella me devolvió el gesto, colocando sus brazos alrededor de mi cintura y dejando que su cabeza descansara brevemente contra mi pecho.



 "¿Porqué fue eso?" preguntó mientras yo la soltaba, levantando su barbilla hacia a mí.



 "Porque estás aquí," respondí, besando su cabeza y sonriéndole.



 Ella suspiro feliz, apoyándose contra mí mientras retomábamos la caminata, los sonidos de los compradores y los villancicos navideños se sumaban a nuestro alegre estado de ánimo. Estábamos acercándonos; una cuadra más después de la esquina y estaríamos allí.



 Mi mente se desvió a los objetos guardados de forma segura en el bolsillo de mi sobretodo, y a lo que sería su inevitablemente reacción a ellos. Yo había sabido durante meses que quería que ella se convirtiera en mi esposa, pero lo había pospuesto, siempre preocupado de que fuera demasiado pronto.



 Poco después de que nuestra relación se hizo pública, yo le había sugerido que viviéramos juntos, seguro de que no había forma alguna de que pudiéramos pasar otra noche separados. Había estado genuinamente sorprendido cuando ella me rechazo, preguntándome a mi mismo si había juzgado mal las cosas, si existía la posibilidad de que quisiéramos futuros diferentes.



Acostados lado a lado en mi sofá, mis manos acariciando su cabello en la habitación oscura, habíamos hablado esa noche. Realmente hablamos.



Ella me conto de sus temores: que yo sólo hubiera estado interesado en un tipo de relación con ella, que ella me había amado desde Seattle y que había pasado todos los días desde entonces preparándose para perderme. Del momento en que decidió dejar de resistirse a nosotros y de cómo cada día me amaba más. Hablamos acerca de su miedo de decepcionar a mi familia, y de lo muy agradecida que estaba por el cariño y la aceptación de ellos, y cómo ella deseaba que su madre aún estuviera viva para que me conociera.



 Ella había calmado mis temores fácilmente; sus palabras calmaron mi ego dañado, me ayudo a darme cuenta de que ambos necesitábamos tiempo para adaptarnos.



 Desde esa noche, nunca más insistí, prometiéndome darle el tiempo que ella necesitaba; que ambos necesitábamos. A pesar de nuestros planes, apenas habíamos pasado una noche separados.



 Las cosas no habían sido siempre perfectas, por supuesto. Ella había decidido no permanecer en la empresa, una decisión contra la que yo luche mucho. Pero como ella había predicho, había personas que hablaban sobre nuestra relación y yo sabía que ella a menudo intentaba ocultarlo de mí. Yo sentí culpa de que ella dejara el trabajo que amaba, preocupado de que al final ella terminara resintiéndome.



 También hubo días en que discutimos. Una de las cosas que más amaba de ella era su fortaleza. Ella era tan obstinada e independiente como yo, un hecho que a menudo nos llevaba a acaloradas discusiones, pero ella nunca me permitía encerrarme en mi mismo y siempre me ponía los puntos  cuando me tornaba necio. Y yo la amaba aún más por eso.



Ella había crecido mucho en el tiempo que habíamos estado juntos, siempre recordándome que lo que teníamos era lo que importaba; y que el resto se resolvería solo al final. Me enamoré de ella de nuevo durante el tiempo que siguió, y comencé a verla no sólo como a la mujer que no podía resistir, sino a la mejor amiga sin la cual nunca podría vivir.



 Unas semanas atrás, mi padre se había acercado a hablarme acerca de la posible apertura de una oficina en Nueva York. Mi primera reacción había sido rechazar lo, mis pensamientos volaron instantáneamente hacia ella. No había una forma que yo pudiera tomar una decisión tan importante como esa sin consultarle, pero estaba aterrorizado de comentárselo. Sabía que nunca podría vivir sin ella, de eso al menos estaba seguro. ¿Sentiría ella lo mismo? A medida que se acercaba la fecha límite, se lo había mencionado de pasada. Su respuesta tanto me sorprendió como me emociono.



 Ella lo pensó por un momento antes de encontrar mi mirada, y luego me dijo que estaba lista y que quería ir.



 Y yo supe que era el momento.



 Al día siguiente fui de compras y en el momento en que vi el anillo que ahora residía en mi bolsillo, supe que era perfecto para ella. De alguna manera, logré mantenerlo oculto, soñando todo el tiempo con el día en que la hiciera mi esposa.

Al doblar la última esquina,  el café entró en mi vista, la intensidad de mi anticipación me dejó incapaz de formar palabras.



 "¿Es este?" me había preguntado excitada, recordando la historia que yo le había contado sobre el lugar que cambió mi camino en la vida, sobre la noche que había visitado este mismo café tantos años atrás. Asentí mientras abría la puerta para ella, y mi cabeza  se inundo cuando los recuerdos de mi pasado se juntaron con mis esperanzas para el futuro. Culminando todos en este poderoso momento que, literalmente, me quito el aliento.



 Hacía casi siete años, me había sentado en este mismo lugar, asustado y lleno de dudas, sabiendo que mi vida se encontraba en una encrucijada. Sabiendo que el próximo movimiento que hiciera determinaría el curso del resto de mi vida. Pensé en la canción que había sonado esa noche, Je ne Regrette Rien, y en cómo esas palabras le habían dado forma al hombre que yo sería.



 Detectando mi estado de ánimo, ella me miro con ojos curiosos mientras nos dirigíamos a una mesa en la parte posterior. Me impresionó lo poco que había cambiado este lugar. Desde la tenue  iluminación hasta las redondas mesas de hierro forjado, este lugar era el mismo, idéntico a como se veía todos esos años atrás.



Vi sus ojos en el menú, mordiendo una risa mientras ella fruncía el ceño de forma adorable, intentando descifrar el francés. Tal vez nuestras lecciones se amortizarían después de todo.



 Levantando la vista, encontró mi mirada a través de la pequeña mesa, y un gesto de preocupación se dibujo en sus rasgos.



 "¿Querido?"



 Su mano subió para descansar en la mía, dándole un suave apretón y yo levante mi barbilla para encontrar su mirada. La misma certeza resonó en mi corazón, como lo había hecho esa noche. Entonces entrelace mis dedos con los suyos, y comprendí, por primera vez,  que mi vida estaba entrelazada con la de ella, y que no veía ningún futuro para mí que no la incluyera, como mi compañera, mi mejor amiga, mi esposa.



 Buscando en sus ojos, vi su preocupación, y deje caer cualquier duda de mis hombros. Independientemente de su respuesta esta noche, ella me amaba.



 Completamente.



 Pase mi pulgar por su dedo anular y le sonreí, queriendo recordar cada segundo de esta noche.



 Ella se inclino hacia adelante, y sus labios se pegaron a los míos antes de acariciar mi mejilla.



 "Te amo", me susurró, poniendo otro beso cerca de mi oído.



 Suspiro suavemente y miro hacia afuera, más allá de mi hombro. "Está nevando."



 Mire brevemente para ver los grandes copos caer al suelo antes de regresar a mi atención a ella.



 "Es tan hermoso," murmuro ella, y su cara era la imagen de la felicidad perfecta.



 "Lo es." Me estire, para pasar el reverso de mis dedos a lo largo de su mejilla. "Je ne regrette rien," murmure para mí mismo, mientras mi corazón se agito ante lo que venía. La verdad completa y absoluta en esas palabras resonó dentro de mí. Ella se volvió y sonrió, comprendiendo la familiar frase.



 "Sabes…" Empecé, antes de que ella pudiera hablar. "Eso siempre ha sido verdad. Mis errores me ayudaron a crecer. Pero he llegado a comprender que, de todos los errores que he cometido en mi vida, el único que lamento es no dejarme amarte antes. Mantenerme alejado de ti durante tanto tiempo."



 "Yo…" comenzó a decir ella, pero yo continué hablando.



 "Nunca quiero volver a estar sin ti, bebé," le dije, mientras mi pulgar acariciaba su mejilla. "Estoy tan agradecido de que me ames. Tengo tantos defectos... he cometido tantos errores, y aún así, tú me amas a pesar de ellos.



 Ella sacudió la cabeza mientras pasaba su mano a través de mi cabello. "Yo amo todo de ti."



 Cerré mis ojos, absorbiendo sus palabras, sintiendo la verdad de ellas crecer dentro de mí. Bese su mano antes de buscar en mi bolsillo y colocar los objetos sobre la mesa frente a ella.



 Su mirada había seguido la mía y vi el momento en que comprendió lo que sucedía, plasmado  completamente en su expresión.



 "Oh mi Dios," murmuro, llevando sus manos visiblemente temblorosas hacia su boca, con los ojos brillantes de lágrimas. "Yo no..."



 Sobre la mesa yacía una pequeña reproducción de la Torre Eiffel, con su anillo descansando alrededor de ella.



 "Quiero darte el mundo", dije, moviéndome para arrodillarme delante de ella. "Esto es sólo la primera pieza."



 Tomé sus manos en las mías, besando sus reversos antes de buscar sus ojos, y ver como las lágrimas caigan por sus mejillas.



 "No estoy dispuesto a dejar que pase otro segundo sin decirte lo que tu significas para mí. Puede que nos haya tomado un buen rato llegar aquí pero te quiero de una forma en que nunca quise a nadie más." Sostuve el anillo frente a ella. "¿Te casarías conmigo?"



 Ella asintió, incapaz de hablar y yo tomé su mano en la mía, colocando mi anillo en su dedo. Lo bese suavemente, cerrando mis ojos al comprender la magnitud de lo que esto significaba.



 Ella me dijo que  'sí'.



Me acerque para quedar de rodillas entre sus piernas. "Te amo," susurre, borrando de su cara las lagrimas con mis pulgares. Cuando ella me miró, sus ojos estaban tan llenos de amor y felicidad, que me embargo un sentimiento de satisfacción. Pero era diferente, más fuerte de lo que nunca sentí antes. Ella tomo mi camisa y me acerco, y sus labios chocaron con los míos.



 "Yo también te amo," dijo sin aliento, entre besos. "Te amo más de lo que jamás pensé posible".



 Me reí a través de ojos húmedos mientras ella dejaba besos a lo largo de mi cara, y sus manos se cerraban en mi cabello.



 El mundo que nos rodeaba desapareció cuando sus labios volvieron a encontrarse con los míos. Las voces se desvanecieron en el fondo, la música flotaba alrededor de nosotros como un zumbido distante. Mis sentidos se centraron en la mujer en mis brazos, en la sedosa textura de su pelo, que se deslizaba a través de mis dedos, en su sabor, en los sonidos que ella hacía.



 "Llévame al hotel," murmuro, mientras sus dedos acariciaban mi mandíbula. Asenti, parándome de un salto y lanzando unos billetes sobre la mesa antes de tomar su mano para conducirla a la puerta.



 Prácticamente corrimos las cuadras de distancia hasta nuestro hotel mientras la nieve caía a nuestro alrededor, deteniéndonos varias veces cuando alguno de nosotros reclamaba la boca del otro, susurrándonos promesas sobre lo que estaba por venir, con voces entrecortadas. En el momento en que entramos en el ascensor, yo estaba listo para arrancar la ropa de su cuerpo, pero me mantuve paciente. Cuando las puertas se abrieron, la abrace apresurándola a caminar por el pasillo, indiferente a que alguien nos viera y feliz de no tener que preocuparme más por eso. Pase la tarjeta que abría nuestra habitación por la ranura, y sólo unos segundos después de cerrarla detrás de nosotros, ella presionó mi cuerpo contra la puerta. “ Te necesito," gimió, mientras sus dedos se movían frenéticamente para desabrochar mi chaqueta, y sus labios dibujaban un camino bajo mi cuello.



 "¿Aquí?" Pregunté, viendo su abrigo en una pila a sus pies, su camisa prácticamente arrancada y arrojada sobre la silla junto a nosotros.



 "Por favor," me rogo ella. Mi camisa siguió a la suya y temblé cuando la madera fría de la puerta se presiono contra mi espalda. El sonido de mi cinturón y cremallera, seguidos por el susurro de la tela de jean moviéndose resonaron fuerte en la habitación silenciosa, pero no tuve tiempo para enfocarme porque entonces ella empujó mis pantalones rápidamente hacia abajo de mis caderas. Ambos nos sacamos los zapatos apresuradamente y sonreí ante la gran diferencia de altura que tenia con ella.



 Nos voltee, haciendo que su espalda estuviera ahora contra la puerta, mis manos viajaron hacia abajo de sus piernas y se alojaron debajo de su falda. Gemí al sentir sus medias, mis dedos siguieron las líneas de lo que sabía era el portaligas negro que ella me había permitido comprarle sólo unos días antes.



 Continué explorando lo que estaba oculto de mi vista, haciendo una pausa al encontrar algo inesperado.



 “Mierda, bebe. ¿Es esto lo que yo creo que es?” Pregunté, sintiendo la textura del suave y delicado encaje bajo mi mano. Ella asintió en respuesta y mi cabeza se cayó en su hombro, recordando la forma en que esa bombacha lucia en la percha. Mi aliento se había cortado cuando ella me las había mostrado, imaginando inmediatamente cómo se vería ella, con esa pequeña cantidad de tela negra que solo se mantenía unida por una fila de diminutos botones satinados en la parte trasera.



 Empuje su falda, aún más, hasta sus caderas, presionando mi miembro contra el encaje humedecido.



 "Carajo," gimió ella mientras sus manos subieron para enredarse en mi cabello. "Tómame como solías hacerlo antes."



 Sus simples palabras provocaron que un instinto crudo y primal se despertara dentro de mi pecho.



 "¿Te refieres a cuando yo no podía respirar hasta estar dentro tuyo?" Pregunté, viéndola pasar la lengua a través de su labio inferior,



 "Sí", respondió temblorosa.



 Mis manos se trasladaron a su cintura, casi tropezando con la delicada cremallera de su falda, el grueso material entre nosotros se volvió repentinamente ofensivo. Ella jadeo cuando yo lo empuje bajo sus caderas hasta que formo una pila alrededor de sus pies.



 "¿Cuándo me enloquecía imaginando que te tocaba otra vez?" Murmure contra sus labios, acariciando sus costillas, sintiendo la piel reaccionar debajo de mi tacto.



 "Mierda, sí."



 "¿Cuándo me pasaba el día embobado imaginando lo que traías debajo de la ropa?" Repase la forma de su pecho por encima de su sostén, haciendo que su pezón se tensara bajo el suave y delgado encaje, mientras sus suaves gemidos y jadeos me instaban a continuar.



 "¿Cuando te imaginaba desnuda?," susurre empujando el bretel  fuera de su hombro. "Cada día".



 "¿Cuando me imaginaba como sonarías... o cómo sabría tu piel." Me arrodille, acariciando el largo de su pecho con mis labios antes de tomar su pezón rosado dentro de mi boca. Gruñí ante la sensación de ella contra mi lengua, por la forma en que sus manos se apretaban en mi cabello.



 "Me encanta cuando me hablas así," susurró ella, y su cabeza se golpeo silenciosamente contra la puerta.



 Me mudé a su otro pecho, raspándolo con mis dientes y mordisqueándolo, dejando que mis manos exploraran cada pulgada de piel.



 "Quería tomarte en cada superficie alrededor nuestro. Tu escritorio, mi escritorio, mi coche, la mesa de la sala de Conferencias...," logre deslizar una de mis manos a la parte delantera de su bombacha, y mis dedos rodearon su clítoris. Ella se arqueo ante mi tacto, justo como ella siempre lo hacía.



 "¿Te gusta esto, no?" Le pregunte en voz baja, sonriendo contra su piel.



 "Aún recuerdo lo que sentí... cuando te tuve finalmente dentro de mí," me contestó ella, sin aliento. Mire hacia arriba, encontrando sus ojos entornados con los míos.



 "¿Nos imaginabas haciendo esto, bebé?" Le cuestione, deseando saber si ella se había sentido tan atormentada como yo.



 "Todo el tiempo... desde el primer momento en que te vi."



 Me detuve, gimiendo contra su boca, recordando cuanto deseaba que ella se sintiera de esa forma y amando que pudiéramos hablar de eso ahora. Mi mano se apoderó del satén negro, mi pulgar siguió los delicados botones sobre su cola, encontrando la tela tan suave como su piel.



 "¿Entonces quieres que te tome como solía hacerlo?" le pregunte demorando las palabras, poniendo mis manos en sus caderas y girándola para que quedara de frente a la puerta. Era tan jodidamente sexy. "Mierda," murmure, mientras mis dedos pasaban sobre el borde de encaje. "Estos se ven tan bien como imagine que lo harían."



 Moví su cabello a un lado, dejando que mis labios rozaran su hombro, mientras mis manos tomaban la delicada tela. Bese justo debajo de su oído, dejando que mi aliento flotara a lo largo de su piel. "Es una lástima romperla."



 "Oh Dios, por favor," gimoteo ella, y sus palmas se golpearon contra la madera delante de ella, pasando sus uñas contra el acabado.



 "¿Quieres que lo haga de todos modos?" la tente, sujetando más fuerte la tela haciendo que las costuras comenzaran a romperse. Ella arqueo su espalda y asintió silenciosamente, empujando su cola contra mí.



 Me encantó que ella quisiera esto.



 "Estoy tan jodidamente duro por ti ahora mismo," murmure, pasando mi mandíbula a lo largo de su cuello, sabiendo que la textura rugosa de mi barba sumaba más a su desesperación. "Yo quería oírte decir mi nombre." Vi como la fina tela se apretaba contra su piel, su cuerpo ahora se movía agitado sólo por mis palabras. "Oírte gritar mi nombre".



 Uno por uno los pequeños botones cedieron y cayeron a lo largo de la alfombra. Los tonificados músculos de su espalda se flexionaban con cada respiración, haciendo su anticipación palpable. Los arranque completamente, saboreando su jadeo mientras sacaba la cara tela, en andrajos fuera de su cuerpo. Ella maldijo en voz alta, presionando su frente contra la madera.



 "Eres tan hermosa," jadee, mientras mis manos rodeaban su cintura, y mis ojos que se deleitaban repasando todo el largo de sus curvas. "Y no puedo esperar para hacerte mi esposa."



 Ella se volvió rápidamente y me abrazo fuerte, asintiendo silenciosamente a mis palabras. El calor de ella contra mí era increíble, pero el suave encaje de su sostén contra mi pecho era una barrera indeseable. Quería sentirla y ella sentía lo mismo, la necesidad en su beso frenético casi me aflojo las rodillas.



 "Esto...fuera," exigió ella contra mi boca, y yo tranquilice sus manos temblorosas para ayudarla a quitarse su sostén.

El espacio entre nosotros se lleno de gemidos y ruegos susurrados, cuando sus dedos se arrastraron hacia abajo de mi cuerpo para envolverse alrededor de mi pija.



Me aleje para ver junto con ella, temblando ante la visión de sus dedos moviéndose hacia arriba y  abajo de mi longitud. Ella me tocaba como si esto fuera nuevo, como si le fascinara ver cómo encajaba en su palma, explorando mis texturas y formas.



Sus uñas rasparon ligeramente, la suave punta de su pulgar se movió lentamente alrededor de la cabeza. Cerré mis ojos, sintiendo como cada dedo se cerraba alrededor de mí, la fiebre de mi sangre y mi lujuria me endurecieron más bajo su tacto.



"Te necesito," me susurró, mientras sus manos pasaban a mi cuello, acercándome más. Mi miembro descansó contra su estómago, y levante la mirada, mis ojos buscaron su rostro antes de caer a su boca suave y rellena.



Yo la necesitaba jodidamente demasiado.



En un movimiento la levante, presionando su espalda contra la puerta, y un temblor se extendió a través de mí, mientras sus piernas rodean mis caderas. Mis labios acariciaron su hombro cuando entré en ella, estremeciéndome cuando su calor me envolvió, pulgada por perfecta pulgada. Su cabeza cayó hacia adelante, su mano subió hacia mi nuca enredándose en mi cabello.



"¿Todavía lo sientes como esa primera vez?" Pregunté, apenas capaz de hablar.



"Sí," grito ella, mientras sus piernas se tensaban, y sus fuertes muslos se flexionaban alrededor de mi. Con mi cara enterrada en su cuello, comencé a moverme dentro de ella, aplastando su cuerpo contra la puerta con cada empuje.



"Aún recuerdo cada segundo... la forma en que te veías debajo de mí," le susurre, succionando suavemente su cuello.



"La forma en que te veías cuando me cogías. Cómo me sentía al saber que yo te había hecho ver de esa manera," me dijo feroz, mientras sus caderas me encontraban, sincronizando nuestros movimientos, como siempre, a la perfección.



"Fue como cada fantasía que había tenido," gemí, amando la forma en que ella se apoderaba de mis hombros, mi pelo y cualquier lugar al que pudiera llegar. Quería más ahora, así que la penetre más profundo, más fuerte, mientras mis dedos pulsaban en su piel.



Ella levantó los brazos sobre su cabeza, buscando en vano algo de que sujetarse. Gemí al verla buscando sostenerse, necesitando de algo que le diera anclaje.



"Si tu hubieras intentado tomarme antes, te lo habría permitido... podrías haber tenido lo que quisieras de mí."



"No digas eso," le rogué. "No digas que podría haberte tenido todo ese tiempo."



Mi cabeza cayó a su hombro, mis músculos se tensaron cuando mi clímax comenzaba a construirse.

"Te deseaba tanto," dijo respirando en mi cabello. "Y ahora eres mío."



Ahora eres mío…



Yo era suyo.



"Oh Dios, bebé... mierda," gemí, superado por sus palabras, y sintiendo como empezaba a temblar.



"Por ahí," señalo ella.



Comprendiendo, la lleve al sillón que estaba contra la pared, sus piernas se movieron a ambos lados de mis caderas mientras yo me sentaba.



"No," dijo, agitando su cabeza, mientras sus respiraciones se oían como jadeos. "Acuéstate." Sentí sus palmas empujando mi pecho, y el frío y suave terciopelo contra mi espalda.



Mis ojos la consumían, mientras mis manos se movían en su piel, llegando hasta a la taza de sus pechos cuando ella comenzó a moverse encima de mí.



Se veía perfecta, completamente perdida en la sensación de nuestros cuerpos conectados. Ella paso su lengua por su labio inferior antes de tomarlo entre sus dientes, con los ojos cerrados en concentración, su cabello enredado y cayendo en cascada sobre su piel reluciente.



Sus pezones rozaban contra mis palmas mientras ella cabalgaba sobre mí, y yo los tome entre mis dedos antes de pellizcarlos ligeramente.



"Más fuerte," jadeo ella, y su mano se cerró sobre la mía, haciendo que la apretara más firmemente. Amaba esto de ella, que podía decirme lo que quería, tomar lo que era suyo. Ella levantó su pierna haciéndola descansar a lo largo de mi hombro, el movimiento me obligo a ir más profundo, haciendo que la fricción que rodeaba mi miembro fuera demasiado perfecta para contenerme.



"Voy a acabar...," gemí, con pánico de que ella no estuviera cerca de su clímax todavía. Moviendo mi mano entre nosotros, rodee su clítoris, adorando la forma en que ella miró hacia abajo para verme. "¿Estás cerca?"



"Mierda, sí," gimió ella. "Más."



Con mi mano libre la sujete más fuerte, mis caderas se levantaron del sillón para enterrarme más profundo en ella.

"Sí, justo así."



Ella se inclino hacia adelante, apoyando sus manos sobre mi pecho, haciendo que sus uñas se clavaran en mi piel. Con un gemido, empecé a tensarme, la sensación de esparció a mis piernas y estómago, extendiéndose ahora  a lo largo de todo mi cuerpo. Ella gimió mi nombre, su voz baja y desesperada mientras la sentía acabar alrededor de mí.

Agradecido de poder dejarme ir, cerré los ojos, y con un empuje final acabe dentro de ella.



Bella se derrumbó contra mi pecho. "Eso fue..." jadeo, sin aliento, soplando aire frío a través de mi piel húmeda.



"Lo sé," le respondí, con voz frágil, "siempre lo es." Mientras envolvía mis brazos a su alrededor. "No estoy seguro si puedo caminar."



Ella se rió contra mi hombro y yo bese su cabello, exhalando profundamente mientras intentaba recuperar mi aliento. Pase mis manos a lo largo de su espalda desnuda, amando poder disfrutar estos momentos de perfección.



"¿Tienes frío?" Pregunté cuando un escalofrío pasó a través de ella.



"No," me contestó suavemente, reprimiendo un pequeño bostezo. Sonreí mientras me sentaba, llevándola conmigo a la masiva cama King size.



Acostándola encima, me derrumbe detrás de ella, y atraje su espalda a mi pecho.



"Te amo," murmure, moviendo su cabello para que quedara sobre la almohada por encima de su cabeza. Ella suspiro y se acurruco de vuelta contra mí, moviendo su cabeza para besarme suavemente.



"No puedo creer que vamos a casarnos, dijo en un suspiro, y con una sonrisa evidente en su voz.



"Lo sé," respondí, mientras mis labios acariciaban desde su nuca hasta su mandíbula. "No puedo creer que te convencí de que dijeras sí."



Ella se rió de nuevo, el sonido todavía era el más perfecto del mundo para mí, y la mire mientras levantaba su brazo para admirar mi anillo en su dedo.



"Seremos Sr. y Sra.," dijo tranquilamente, y sentí sus mejillas subir en una sonrisa.



"Dios mío," dije resoplando, y gire mi cabeza para encontrar de nuevo sus labios. "Yo... yo no había..."



"Lo sé", respondió. "Yo tampoco lo había pensado."



Deje que la idea de su nombre con el mío se conjugara una y otra vez en mi mente, sin estar preparado para lo que eso me hacía sentir.



De repente, todo era tan real. Nosotros íbamos a casarnos; y algún día íbamos a tener hijos juntos. A pesar de todos los obstáculos que el mundo había puesto en nuestro camino, los que nosotros mismos habíamos puesto en nuestro camino, lo habíamos logrado.



Ella había aceptado ser mía y yo era suyo.



Imaginé como sería verla embarazada de mi bebe, construyendo una familia juntos. Me hizo dar cuenta de lo mucho que yo había querido esas cosas, y de cuan emocionado estaba de comenzar nuestra nueva vida juntos.

"¿Cuándo quieres que nos casemos?" Pregunté, pasando mis dedos de arriba hacia abajo por su brazo.



Se quedo en silencio por un momento antes de contestar. "Creo que este verano." Volvió su cabeza para mirarme. "¿Es demasiado pronto?"



Me reí y sacudí la cabeza. "Me casaría mañana mismo si tu estuvieras de acuerdo," la embrome.



"¿Cuántos niños te gustaría tener?" Pregunté, mientras mi mano, inconscientemente,  se movía  para descansar sobre su estómago plano.



"Dos", contestó ella, haciendo un leve movimiento con su cabeza.



“¿Pronto?” Pregunté, trayéndola más cerca, mientras sus manos descansaban en las mías.



"Pronto."



Exhale profundamente, con un sentimiento de compleción que nunca había sentido antes, extendiéndose en mi pecho. Mis párpados se agitaron cuando el agotamiento comenzó a superarme.



Ella bostezo y suspiro tranquilamente, pasando su pulgar por la parte posterior de su nuevo anillo. Sonrió contra mi piel, y al igual que yo, se quedo dormida.



Desperté la mañana siguiente para encontrar mis brazos envueltos en una almohada en lugar de mi prometida. Frotando mis ojos y pasando una mano por mi mandíbula rugosa, me senté y sentí la habitación inusualmente fría, nada preparado para la imagen que me esperaba.



En el umbral de balcón, mirando hacia las calles de París ahora vacías, estaba Bella. Me senté en silencio, apoyando mi espalda contra la cabecera, subiendo la sabana a la altura de mis caderas mientras mis ojos se movían apreciativamente sobre su cuerpo. Ella estaba completamente desnuda, con los brazos extendidos y tomados de la puerta ventana, su espalda se arqueaba mientras el sol se movía a través de su piel suave y tonificada. Los primeros rayos brillaron sobre lo único que llevaba puesto; su anillo de compromiso. Su cabello estaba sujeto en un rodete, y algunos mechones ondulados caian sobre su espalda, moviendose en el aire frío.



Me pare silenciosamente detrás de ella, sonriendo cuando sus brazos se movieron sobre su cabeza para terminar enredados en mi cuello. Envolviendo nuestros cuerpos desnudos con la sabana, la atraje más cerca y dibuje una línea de besos a lo largo de su cuello.



"Buen día," susurre, amando la manera en que ella se apoyaba en mí.



"Mmm, Buenos días."



"¿No tienes frío?" Pregunté, apretándola un poco mas fuerte intentando calentar su cuerpo frio con mi piel cálida.



Ella se encogió de hombros. "Se estaba poniendo un poco fresco," me contestó. "Pero es tan hermoso y me siento tan...." se quedó en silencio y señalo hacia la vista más allá de la ventana, la Torre Eiffel como un telón permanente de fondo en el cielo de París, lleno de relámpagos.



Sabía exactamente lo que ella quería decir.



Mi mano se movió lentamente hacia abajo de su cuerpo, las curvas familiares y las líneas suaves me tentaron a seguir explorándola, pero solo las deje descansar alrededor de su cintura.



Coloque mi barbilla en su hombro y mire el mundo más allá de nuestra ventana, una suave sonrisa levanto su mejilla contra la mía. Cerré mis ojos, y deposite otro beso contra su cuello, temblando ligeramente cuando una ola de emoción amenazo con abrumarme. Me quede allí, llenando mis pulmones con ese anhelado aroma familiar, mis labios acariciando su piel, sabiendo que tenía todo lo que atesoraba en este mundo justo aquí en mis brazos.



"Te amo," susurró ella, apoyando su mano sobre las mías.



“Le cœur a ses raisons,” murmure contra su piel, con mis ojos cerrados, comprendiendo completamente la profundidad de esas palabras.



"El corazón tiene razones", dijo suavemente, traduciendo mis palabras perfectamente.



“Que la raison ne connaît pas.” Le sonreí, esperando que ella continuara.



"Que la razón no comprende."




                             The End


Besos Culposos


 ¿Y ustedes?

                                       Mrs. Jones 

21 comentarios:

Anónimo dijo...

JONES: COMO ME GUSTO!!! ESTA HISTORIA FUE UNA EXCELENTE ELECCION...LASTIMA QUE SE TERMINO.
AHORA ESTOY PENSANDO SERIAMENTE EN LLEVARME A MI CHICO A PARIS, A VER SI LO CONSIGO CASAR....JAJAJA.
BESOTESSS
LG

Cyn dijo...

L.G. de mi corazon, estoy muy contenta de haber terminado esta traduccion y tambien un poco triste..., pero la vida me ha enseñado que cuando una puerta se cierra, muchas otras se abren y esa es la reflexion con la que decido cerrar, para mi, esta historia.
Pronto subire las novedades y espero que les interesen y se enganchen asi como lo hicieron con La Oficina y nuestro Hermoso Bastardo.

P.D: Igual vos sabes que me quedan unos out-takes de La Oficina para deleitarnos, pero los subire mas adelante como regalitos especiales para mis "Chichis oficineras".
Muchos besos culposos, y definitivamente, tenes que llevar a tu chichi a Paris. Oh La La!!!!!

Anónimo dijo...

JONES: OBVIAMENTE QUE ESTOY A LA ESPERA DE ESOS OUT-TAKES....PERO AHORA FIJATE QUE TENES PARA MANDARME DE LINDO QUE AL FIN CAI EN CAMA CON GRIPE....ANDO ENFERMUCHA...BUAAAA
BESOTES
LG

CarisWestenra dijo...

Siento no haber dejado un mensaje antes, pero estoy con la cabeza en mis fics y muchas veces se me va la cabeza y no comento lo que leo. Pero estoy aquí.
La verdad que leyendo este fic, me dan ganas de volver a Paris pero tendría que hacerlo acompañada de alguien especial. Lastima que los Carlisles y los Edwards esten ocupados...T_T, pero supongo que toda chica tendra su Edward Cullen esperandole, aunque no sea como ese hermoso bastardo...T__T
Es una pena que este fic haya acabado pero siempre habra otro para compensarlo. Mientras haya hermosos bastardos que nos alegren nuestras vidas...*___*
Espero que aunque la oficina haya cerrado, este blog siga deleitandonos con historias tan buenas como esta...^^
Bueno, nada más que decir,solo que ya sabes donde estoy y que estaré aqui para ti.
P.S: El día seis colgare House of wolves, que es la continuacion de love asks blood at first. Quieres que te avise? (Parezco un mal spam)
Besos españoles...^^

Cyn dijo...

Preciosa Caris:
Estas obligada a avisarme!!! Muero por saber que fue de Edward y Bella, y que catso quiso decir la gitana????
Gracias por estar siempre!!!Y desde ya, te aviso, estare subiendo muy pronto una traduccion nueva.
Muchos Besos,

Anónimo dijo...

CHIQUIS: SOY RE-PESCADA!!! PERO NO ME DEJEN AFUERA DE ESA HISTORIA DE HOUSE OF WOLVES....QUE YO LA SIGO TAMBIEN!!! APARECERA EDWARD PARA BUSCAR A BELLA....SEGURO QUE SI!!!!
BESOTESSSS
LG

CarisWestenra dijo...

Ohh, jajajajajaja, vale. No os dejo en la estacada. Aqui teneis el link. Lo he subido antes de tiempo, porque la paciencia no es mi virtud: Aquí os dejo el link para seguirlo. O si no a mi profile de FF.net. Muchas gracias por leerme...^^: http://www.fanfiction.net/s/6010585/1/
Hala, ya lo teneis y que lo disfruteis...^^

Anónimo dijo...

CARIS: ESO ES LO QUE YO LLAMO EFICIENCIA Y VELOCIDAD!!!! BUENISIMO Y MIL GRACIAS POR EL LINK..!!!
BESOSSS
LG

gaby dijo...

oh x dios!!! querida jones: kiero decirte ke esta historia me facino, encanto, me hizo enojar, reir, sentir, llorar, hizo ke mi fila se enchinara jaja, acabo de terminar de leerla y me super encanto.
enserio ante todo agradesco a la autora x tan hermosa historia y sobre todo a la gradiosa traductura x dejarnos leer y compartir esta hermosa historia. gracias x abrir esta blog y dejarme ser una pekeña parte de el jeje, nserio.
espero seguir tus siguientes trabajos y seguir conociendonos mas o0k.
t prometo o t sentencio mas bien jaja, que t seguire frecuentando aki o0k, garcias mil.
t mando muxos besos y abrazos desde mexico, y t deseo lo mejor JOnes. bye bye,
PD: t escribire x aki pornto jeje. :P

Cyn dijo...

Gaby: Gracias por sumarte a esta, mi ventanita culposa y Bienvenida!!!
Espero te quedes entre nosotras y te recomiendo visitar la historia de Caris en Fanfiction.Net, Love asks blood at first y su secuela, que acaba de arrancar: House of Wolves.
Por el momento te aviso, que esta noche estare subiendo una nueva traduccion que estoy comenzando de otra historia genial, de mi autora favorita en FF.Net que se llama LolaShoes. Se que les va a encantar!!!
Muchos Besos.

Berny! =) dijo...

puchaaa! tengo ganas de llorar de la emocion! y de la tristeza porque haya terminadooo!!! ME ENCANTO!!! UN SUPER 10!!

ROCIO dijo...

AME CADA UNO DEL LOS CAPITULOS..
ME HABIADN DICHO QUE ESE ERA EL PADRE DE LOS FICS Y NO LO CREIA.
AHORA SE QEU ES EL PADRE, LA MADRE, LOS HIJOS Y LOS SOBRINOS.
SIMPLEMENTE FABULOSO.
GRACIAS POR REGALARNOS TU TIEMPO
BESOS.

Cyn dijo...

ROSY, Bienvenida!!! Cuanto me alegro que te haya cautivado esta historia tanto como a mi!!!
Te cuento que cuando la lei por primera vez me parecio tan buena que decidi traducirla al español para dos queridas amigas que no leen en ese idioma, y asi nacio este blog.
Despues de interminables horas al telefono con ellas, y de incontables mails de agradecimiento de gente que yo ni conocia, decidi publicar en este pequeño espacio, el trabajo de Tby789, en español. Por aquella epoca no contaba con ayuda y se me hizo un poquito cuesta arriba, pero gracias a los comentarios que los lectores iban dejando me anime a terminarla y luego nunca pare.
De esto hace ya casi 2 años y desde entonces se ha sumado mi queridisima LG, que era una lectora asidua del blog y se convirtio con sus mensajes y comentarios en una amiga entrañable.
Hoy, a pesar de vivir bastante lejos, sigue ayudandome y en los ultimos meses, en que no he podido participar demasiado en el blog debido a mi creciente embarazo, ella hace mucho por todas nosotras y por el blog.
Estamos sumando gente que tenga tiempo y ganas de colaborar para poder seguir volcando aqui estas historias fabulosas, escritas por mujeres que no son escritoras profesionales, pero que deberian serlo!!!
Si tenes ganas y tiempo, escribime asi nos ponemos en contacto! Yo soy de Baires, ahora vivo en Don Torcuato pero siempre sere una chica de Flores!.
Besotes!!!!
Mrs. Jones (Cynthia)

ROCIO dijo...

hola

gracias por responder.... te cuento
yo vivo en Mexico... y desde luego me encantaria poder colaborar en lo que te pueda ayudar..cuenta conmigo..

dime a que correo electronico te puedo escribir y ahi te paso todos mis datos.
besos y saludos
ROCIO

LADY G (LG) dijo...

ROSY;
COMO ESTAS?
BIENVENIDA NUEVAMENTE.
TE COMENTO QUE PODES COMUNICARTE CON NOSOTROS A LAS SIGUIENTES DIRECCIONES DE MAIL:
lamuybastarda@gmail.com (Mrs.Jones - Cynthia)
guiltylg@gmail.com (Lady G - Carla)
ESPERAMOS NOVEDADES TUYAS.
BESOSSSS

ROCIO dijo...

JAJA interesantes los nombres de los correos..... te mando un @ el dia de mañana
saludos..

Anónimo dijo...

Muchas gracias por traducir esta historia, me ha gustado mucho he tardado dos dias en leerla pero merece la pena, haceis un gran trabajo para las personas que nos perdemos muchos giros leyendo en ingles.Me ha encantado los cambios de vuestro Español al Castellano nuestro de España, hay palabras preciosas
GRACIAS, por todo y seguire más historias. Candy

LADY G (LG) dijo...

CANDY:
MUCHAS GRACIAS POR DEJAR TU COMENTARIO. AHORA TE INVITO A COMPARTIR "DEJA BRILLAR TU LUZ" Y LA HISTORIA QUE ESTAMOS PUBLICANDO ACTUALMENTE QUE ES SU CONTINUACION, "UNA VIDA EXTRAORDINARIA" .
BESOSSS

Cyn dijo...

Querida Candy: Bienvenida!!!
Este blog es fruto de mucho esfuerzo de parte de Lady G y de quien te escribe, Mrs. Jones.Lo hacemos con mucho amor, y le dedicamos todo tiempo libre que encontramos, y es por esto que nos alegra el alma saber que hay gente en otros rincones del mundo que disfruta de nuestro trabajo. Gracias por tu comentario!!
te cuento que yo hago las traducciones y Lady G me las edita con unas fotos geniales.
Que bueno que te hayan parecido aceptables nuestros terminos, aunque trate de evitar los argentinismos!!! Vos que decis, me salio parecido al neutro? Besos desde aqui y esperamos tus comments en las historias de LolaShoes que son geniales!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

me encanto que linda historia de amor.

paty dijo...

Maravilloso el final que pena que terminara pero estoy muy contenta con esa declaracion de Edward que bueno que al fin Bella le dijo que si gracias por compartirla a pesar de leerla con varios años de atraso

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