Colocamos todo en la sala de estar mientras que Emmett marcaba el código para la canción. Todavía me reía entre dientes de su atuendo: él se había exprimido dentro de un vestido de hilo rosado de Rosalie, la tela casi se rasgaba sobre su cuerpo musculoso, la parte inferior apenas cubría la parte alta de sus muslos. El vestido era una clara declaración sobre la canción. Él echó un vistazo hacia arriba y le dio una mirada de complicidad a Edward, que sonreía feliz, descansando en su silla.
Miré por encima a Rosalie; su cara era una mezcla de entusiasmo y curiosidad. Me senté en el piso al lado de ella, inclinándome contra el sofá, sintiéndome nerviosa por Emmett. Aparentemente yo era la única que se sentía así.
Emmett rezongo para sí mismo, su voz profunda resonaba en el cuarto.
“Esto no es tan malo. No es como la vez que me hiciste beber un litro de leche.” Él parecía asqueado y fulminó a Edward con la mirada.
“Eso fue enfermizo.”
Edward se rió entre dientes desde la silla, “lo que sea que te ayude a cantar esta canción, Em. No estoy seguro de que te hayas dado cuenta lo agudo que canta él.”
“Y a propósito, luces totalmente sexy en cachemira rosada,” dijo Jasper quedamente desde el sofá.
“Si no estuviera ya casado…” él levantó su mano en garras, “rawr.”
“Sólo espera hasta mañana, Jazz, entonces veremos quién es más sexy.” rió Emmett.
“La voy a romper, con lo que sea.” La voz de Jasper era apenas un susurro, una sonrisa se encrespaba en sus labios. Alice silbó entre sus dedos y se subió en el regazo de Jasper.
“Hablando de romperla, Emmett, déjanos ver lo que puedes hacer.” Edward movió la mano en un gesto de apuro.
Los acordes de la abertura comenzaron y Emmett puso una expresión soñadora, su mano sobre su cabeza en un gesto plumoso de diva. Él comenzó a cantar, “mi vida es brillante…” y entonces puteo bajo su respiración, riendo, su voz era demasiado grave para la canción, sabiendo que el castigo de Edward requería un falsetto. El maldecía continuamente, las blasfemias volaban mezcladas con cada verso.
Sus intentos eran constantes de cantar lo suficientemente agudo para la canción, y fallaba siempre por el tenor de su voz profunda, solo le salía una cacofonía de gritos, haciendo reír histéricamente a la familia entera. Él se reía a la par, luchando para permanecer enfocado. Miraba alrededor del cuarto. Todos disfrutaban del impedimento de Emmett, sin maldad. La canción terminó y Emmett hizo una reverencia profunda, nuestros aplausos y silbidos cayeron ruidosos sobre él. Emmet había lanzado bastantes maldiciones durante su actuación, por lo que Edward habría podido insistir en un bis probablemente, pero optó por no hacerlo.
Él caminó hacia Rosalie y me pareció que lo oí susurrar, “Tú eres hermosa, lo sabes.” Ella lo besó suavemente. Esme lo regañó bondadosamente por maldecir, y le sugirió que intentara imitar a Edward en su respeto por la lengua inglesa. Edward y yo intercambiamos una mirada divertida, mis ojos se fijaron en sus labios, que me pronunciaban palabras deliciosamente sucias, bastante seguido. Mi corazón hizo un ruido sordo en mi pecho.
Jasper se rió entre dientes detrás de mí, “Muy interesante reacción, Bella.” Le eché una mirada sobre mi hombro, haciéndolo reírse entre dientes más ruidosamente, con un sonido profundo, sano y feliz.
Salté hacia arriba y besé a Edward rápidamente antes de dirigirme a la cocina para hacerme algo de cenar. El resto de mis nuevos hermanos y marido se sentó en una mesa para jugar corazones. Oí a Edward rogarle a Emmett que mantuviera sus piernas juntas al lado de él. Carlisle se sentó en el ordenador portátil para trabajar; Esme me siguió en la cocina.
Ella caminó hacia la mesada y tomó el delantal rosado que colgaba cerca de allí, envolviéndolo alrededor de su cintura. Me ruboricé recordando la vez última que había visto a un vampiro usar ese delantal en esta cocina. Esme se dio vuelta hacia mí.
“Bella, debes estar absolutamente muerta de hambre. Déjame por favor hacer tu cena. Siéntate, y habla conmigo.”
Sonreí, “yo amo tu compañía, Esme, pero puedo cocinar mi cena yo misma.”
Ella rió y dijo, “estoy segura que tú puedes. Pero por favor, cocinar es uno de los comportamientos maternales más satisfactorios que yo nunca puedo experimentar. No es como si yo pudiera traer a mis niños leones o ciervos de montaña. Y sólo podré malcriarte así por poco tiempo. Déjame disfrutar de ésto.”
Acepté sus palabras silenciosamente, considerando su referencia simple a mi transformación inminente, y entonces asentí con la cabeza, sabiendo que sería grosero rechazarla. Quería realmente que ella se sentara y que se relajara.
“Además,” dijo ella reservada, casi como si hubiera oído mis pensamientos, “yo podría cocinar para ti mil cenas y no sentir que fuera suficiente agradecimiento por lo que tú has hecho por Edward.” Ella sacudió su cabeza en un gesto de maravilla, dándose vuelta para sonreírme con abierta gratitud.
“Esme,” respondí quedamente, frotando mi dedo del pie a lo largo de una línea entre dos azulejos del piso de cerámica, “yo recibo mucho más a cambio de Edward. De todos ustedes.”
Ella me miró por un largo momento, y después caminó hacia el refrigerador, sacando algo de salmón y vegetales. Puso a hervir un poco de agua para el arroz y comenzó a limpiar el pescado y a cortar los vegetales.
“Tú estás acostumbrada a ser enteramente autosuficiente.” Ella dijo estas palabras como una observación, pero se sentían como una pregunta.
“Supongo.” Dije, encogiéndome. “Mi mamá es buena cocinera, pero casi ha incendiado la cocina más veces de las que yo podría contar. Charlie podría poner a cocinar un tazón de cereales así que ni modo. En cualquier caso era más fácil ocuparme yo misma.”
Su mirada era suave. “Estoy hablando de algo más que sólo cocinar. Adoro a tus padres, Bella, y pienso que han hecho un trabajo asombroso criando a una joven pensante e independiente. Pero nuestra familia funciona diferente. Dependemos mucho los unos de los otros. Solo espero que tú puedas sentirte más cómoda con la forma en que nosotros nos cuidamos los unos a los otros sin vacilación, y sin necesidad de retribución. Ahora tú eres parte de esto, y lo serás por siempre. Tú nos has dado una vida nueva.” Ella miraba mis manos apretadas delante de mí. “Tú traes más a la mesa que nosotros, pero no creo que tu lo veas de esa manera, ¿verdad?” Sentía las lágrimas empujando atrás de mis ojos por el calor de sus palabras y miré lejos, hacia fuera de la ventana, a la luna que reflejaba las olas.
“Estoy abrumada por tu generosidad e incapaz de articular todo lo que siento que le debo a tu familia. Pero aprecio lo que me estás diciendo, Esme.” Le sonreí, encogiendo los hombros.
Ella asintió comprendiendo. Consultó un libro de cocina brevemente antes de batir un poco de manteca y harina en un tazón, agregando un poquito de crema, luego lo roció con jugo de limón y agregó algunas alcaparras. Los olores eran deliciosos; estaba famélica.
“¿Quieres vino u otra cosa con la cena?” Me preguntó.
Me levanté, dirigiéndome encima del armario para tomar un vaso.
“Solo agua para mí esta noche. La última vez que tome vino en esta cocina casi termino asando a la parrilla a tu hijo, discutiendo sobre cómo él iba a transformarme.”
Las palabras se me habían escapado antes de que me diera cuenta de lo que decía. Esme se rió, de forma cálida y confortable. Le lancé una sonrisa avergonzada y llevé la comida sobre la mesa.
“Gracias Esme, esto luce… sorprendente.” Y lo estaba. Comencé a devorar mi cena, Esme se sentó frente a mí, acomodando las flores que ella había traído a la casa más temprano.
“Estoy segura que esa fue una conversación divertida.” Me hizo un guiño. “Él es obstinado. Está asustado. Cada día que pasa junto a ti él está más asustado de perderte, de hacerlo… mal.” Me dijo quedamente, al parecer no estaba apurada por saber más detalles de la conversación que Edward y yo habíamos tenido esa noche. Supuse esa era otra cosa que Edward había discutido con Carlisle su primera noche aquí. Me ruboricé rápidamente.
“Lo sé.” Mascullé y miré fijamente mi vaso de agua, no queriendo realmente meterme en ese tema. La idea de que Esme supiera que yo quería que Edward me mordiera después de que hiciéramos el amor me puso algo incómoda.
“Aunque, yo querría lo mismo que tú.” Se inclinó hacia mí y sonrió misteriosa. Reí a pesar de mi mortificación, sacudiendo mi cabeza. Esme era una combinación asombrosa de madre y de hermana mayor.
Edward apareció en el umbral de la cocina, “¿cómo está la cena, amor?” Había un destello en sus ojos; él sabía lo que habíamos estado charlando.
“Mmm, Esme me hizo el salmón más delicioso. Prácticamente lo inhale.” Reí, mirando mi plato casi vacío.
“Bien,” Me sonrió, con su cuerpo inclinado contra el marco de la puerta.
“Tú no has comido mucho hoy.” Sus ojos lucían preocupados, examinándome cuidadosamente.
Esme caminó hacia mí y me besó en la cabeza suavemente, susurrando “buenas noches, amor,” antes de salir de la cocina para ir a encontrarse con Carlisle. Ella tocó la mejilla de Edward y susurró algo demasiado bajo para que yo pudiera oírla mientras que ella se escapaba fuera de la cocina. Miré el reloj y noté que ya casi era medianoche. El día voló tan rápidamente con todos alrededor de nosotros.
“Gracias, otra vez, Esme. Estaba delicioso.” Le grité, ella se dio vuelta y me guiñó un ojo.
Edward se acercó para colocarse detrás de mí y frotó mis hombros, besándome el cuello. “¿Quieres jugar a las carta?” Me preguntó, haciéndome señas de entrar en la sala de estar.
“Alice nos está dando una paliza jugando a corazones y es totalmente adorable.”
“No, creo que voy a pasar.” Cuando pronuncié estas palabras, él comenzó a caminar a la sala de estar, planeando probablemente pedirles a todos que partieran.
“No, Edward, quédate. Juega a las cartas. Estoy agotada y sé que ustedes se están divirtiendo.”
Llevé mis platos el fregadero, comenzando a lavar lo que Esme no había lavado ya. Él me detuvo.
“Yo limpiaré esto. Vé a acostarte, Bella. Acabaremos esta ronda y luego me iré a acostar.” Me tiró hacia él y me besó, su boca abierta contra mis labios, sus ojos miraban fijamente en los míos, y sus manos recorrieron mi espalda. Su tacto movió de golpe un interruptor en mí y empujé mis caderas contra sus muslos, gruñendo suavemente contra su beso. Él gimió, con el principio de una erección empujando contra mi estómago.
“Me iré a acostar muy pronto.”
“Te extraño.” Susurré contra su pecho. “Tienes permiso para atacarme mientras duermo.” Él gimió contra mi cuello y me beso suavemente antes de dejarme ir.
Dije las buenas noches al resto de mi nueva familia y me dirigí al dormitorio, el sonido de sus risas y bromas retumbaban en las paredes.
Soñaba con Edward, su cuerpo sobre el mío, detrás de mí, dentro de mí. Sus manos frotando mis piernas, él estaba encima de mí, y entonces detrás de mí otra vez, sus dedos apretaban la carne de mi cola, empujando su cuerpo entre mis cachetes.
“¿Bella estás segura?” Me preguntó, con voz tranquila, sus caderas temblaban contra mi cola.
“Por favor, bebé.” Gemí, apretando mis caderas contra él. Él frotó sus dedos mojados contra mi piel suave, empujando un dedo dentro de mi cola y… sentí algo moverse a mi lado, y oí un gemido bajo de Edward, y una mano fría en la parte interna de mi muslo. Mis ojos se abrieron, mis parpados estaban pesados, y mis ojos nublados en la oscuridad del cuarto. Parpadeé y Edward entró en foco, su cuerpo se arrodillaba delante de mí, su mano separaba mis piernas desnudas, su otra mano frotaba ligeramente su miembro sobre mí.
“Bella estabas soñando conmigo. Tu latido estaba cómo se pone cuando estoy dentro de ti. Bebe, cuéntame sobre tu sueño,” su voz era un susurro, sus dedos duros se movían dentro de mi cuerpo, tocando mi piel mojada.
Lo traje hacia mí, su cuerpo empujaba rápidamente contra el mío. Mis miembros se derritieron alrededor de su piel fría, mi cuerpo parecía de plomo por el remanente de sueño. Edward subió mis brazos sobre mi cabeza, sosteniéndolos allí con una mano, y puso la otra por debajo mí, apretando mi cola, deslizándose más profundo dentro de mí. Lo apreté firmemente alrededor de la cintura con mis piernas, empujándome contra él.
Respiré agitadamente contra su cuello, mi mente perdía todas las inhibiciones con el recuerdo de mi sueño, el recuerdo de desear algo tanto que dejó un rastro físico dentro de mí. “Creo…” Gemí, “Unhhh Edward, te siento tanto…”
“Bella…” él gruñó, empujando dentro de mí.
“Creo que estábamos por… oh dios se siente bien… tener… sexo anal…” Solo podía jadear, necesitando mi clímax. Su miembro se convirtió en hermoso concreto dentro de mí al escuchar mis palabras, su profundo quejido sonó casi doloroso.
“Oh dios Edward, estás tan duro.”
Su respiración era constante pero agitada contra mi oído, su voz era un gruñido.
“Mierda, Bella… necesito… oh dios… estás tan cerca…”
Él se movió sobre mí, sus labios se movían abajo de mi cuello, su boca devorando mi pezón. Desparramando el veneno a través de mi pecho y mi orgasmo me golpeó duramente. Mi espalda se arqueó encima de la cama, mis brazos todavía fijos sobre mí cabeza en un delicioso cautiverio.
Él no se detuvo como lo hacía generalmente para bajarme de mi clímax.
“¿tú quieres probar eso?” Su voz era tranquila, pero urgente en mi oído.
Asentí, respirando difícilmente, “yo quiero intentar todo contigo.”
Mi respuesta fue simple, honesta. Él enterró su cara en mi cuello, murmurando mi nombre. Sabía que recién comenzábamos a descubrirnos, pero no quería ningún límite entre nosotros.
Él soltó mis brazos y puso su mano en mi pelo, acariciándolo suavemente, moviéndose sobre mí con la misma urgencia.
“… eso suena tan bueno…”
Él me besó el oído, la cara, el cuello, sus ojos se movían sobre mi cara, su necesidad de mí escrita por todas partes en su expresión.
“Te extraño,” sus labios encontraron los míos, su lengua empujaba en mi boca.
“Te extrañé hoy; necesito más que sólo las noches contigo… nosotros… mierda…” su cuerpo comenzó a temblar sobre mí; Podía notar que estaba cerca.
“Necesitamos un mejor balance.” Él nos movió de un tirón de forma que yo quede encima de él, su pecho contra los míos, luego él se sentó, con las piernas dobladas detrás de mí.
No podía encontrar palabras para responder bien, entonces moví mis caderas sobre él; mis quejidos tendrían que ser suficientes. Su cuerpo contra el mío me condujo cerca del clímax otra vez, sus manos en mi pelo sostenían mi oído contra sus labios, su respiración fría en mi oído.
“Te amo más que a cualquier cosa Bella, necesito más de ti. Soy insaciable… yo no logro tener suficiente… por favor oh dios puedo sentirte acabar, sí…”
Me sentía al borde de acabar continuamente, de los orgasmos subían debajo de mí, consumiéndome. No podía incluso formar palabras, entendiendo cuánta falta me hizo su tacto todo el día, mi cuerpo necesitaba que él me consuma. Puse mis dedos debajo de mí, en la base de su miembro, y exprimí su base entre mi índice y mis dedos medios, apretándolo.
Él gritó, “sí, más fuerte…”
Ola tras ola se estrellaba sobre mí mientras no podía emitir un sonido, mi boca permanecía abierta silenciosamente, mi cabeza cayó hacia atrás arqueando mi espalda. Su boca demandó mis pechos hambrienta. Él retardó su embestida ascendente, gimiendo, “Bella, voy a acabar muy fuerte… suéltame…” y me movió de un tirón acostándome hacia atrás sobre mi espalda antes de salir de mí, y se arrodilló entre mis piernas. Él frotó ligeramente su miembro duro y acabo sobre mí, derramándose sobre mi estómago, sus ojos miraban fijamente mi pecho, ahora mojado por él.
Se tiró a mi lado, escuchando mi respiración agitada, con su cabeza en mi pecho. Después de varios minutos en silencio, él tomó una toalla que estaba cerca de su almohada, y me limpió suavemente.
“He estado pensando en hacer esto todo el día.” Se rió entre dientes, “yo no quiero estar lejos de ti tantas horas. Es difícil compartirte. Supongo que necesitaba reclamarte esta noche.”
Me acurruqué contra él, empujando mi cara en su cuello, susurrando su nombre. Mi cuerpo estaba pesado y débil por acabar tan fuertemente, por presenciar la fuerza de su orgasmo sobre mí, de necesitar sus brazos alrededor de mí, tocando cada pulgada de mí. Él se conformó, envolviendo sus brazos y piernas frescos alrededor de mí.
“Tú eres mi todo.”
*******
Rodé sobre la almohada a mi lado, aterrizando mi cara con un crujido contra un trozo de papel. Lo tomé despegándolo de mi labio inferior, y bizqueé para leer la hermosa caligrafía.
Salí para conseguir el atuendo de Jasper
Y algunas otras chucherías en Río.
Si te despiertas y no estoy aquí, no tardaré mucho.
Muffins en la cocina.
No puedo esperar para verte.
~E.
Salté fuera de la cama y tomé una ducha larga, poniéndome luego un simple traje de baño de una pieza negro y un pareo de seda azul, sujeté mi pelo en un alto rodete flojo. Tomé un muffin caliente de arándanos de la cocina y salí a la playa donde Alice y Esme miraban tranquilamente la resaca estrellarse violenta contra algunas rocas abajo de la playa. Vieron que me acercaba y Alice comenzó saludarme, agitando su mano.
“¡Buen día, señora Cullen!” aplaudió Alice. ¡“Espero que hayas dormido bien! Tu marido está consiguiendo el atuendo más impresionante para Jazz.” Ella daba vértigo.
Reí, “yo estoy segura que él se divertirá encontrando chucherías en Río de todos los lugares. Apuesto que traerá el mismísimo Carnaval.”
Alice rió, “algunas partes de él al menos. Y definitivamente encontró chucherías.” Esme no vio su guiño, pero yo lo pesqué definitivamente.
Como en señal, vi a Edward acercarse al muelle en el barco más pequeño. Él tomo un par de bolsas y saltó del barco, corriendo hacia nosotras, levantándome en el aire y dándome un beso profundo, completo.
“¿Me extrañaste?” susurró contra mi pelo mientras que yo asentí en su respiración.
Esme y Alice se rieron entre dientes al lado de nosotros.
“¿Recién se dan cuenta que estamos interrumpiendo su luna de miel?” preguntó Esme, mirando hacia la playa mientras que el resto de la familia corría hacia nosotros volviendo de una cacería.
Jasper se acercó, mirando curiosamente una bolsa en la mano de Edward. Edward se la dió silenciosamente, con una amplia mueca en su cara, y Jasper se dió vuelta hacia el barco, riendo.
“Enseguida regreso,” dijo con su voz pausada, reservada. “Señoras, prepárense para un shock de lujuria.”
Nos quedamos en el lugar, esperando que Jasper emergiera, todos menos Alice y Edward que hacían apuestas sobre lo que él usaría. Pocos minutos más tarde él bajo del barco y nos disolvimos todos en risas histéricas. Él tenía un tocado azul y rojo gigantesco de plumas encima de la cabeza; los penachos brillantes alcanzaban probablemente los treinta centímetros y caían cascadas alrededor de su cara. La banda entera de la corona sobre su frente estaba cubierta de lentejuelas verdes. El tocado era claramente el punto focal de su atuendo, pero no era la única cosa que él tenía puesta. Mis ojos viajaron abajo de su torso esculpido, descubriendo un par de stickers brillantes sobre sus pezones, y bajando hasta una zunga minúscula de leopardo. Me ruboricé furiosamente; la zunga apenas lo contenía. Le eche una mirada a Edward, “¿porqué?” Él rió, cabeceando a la expresión enorme de Alice. La realidad era al parecer mejor que la visión. Las piernas de Jasper estaban desnudas, pero sus calzaban unas enormes pantuflas de los Simpson de felpa. Me reí ruidosamente cuando vi las pantuflas. Él caminó hacia nosotros, totalmente cómodo, casi como si usara sus jeans y remera habituales.
Edward se rió del aspecto de Jasper, “Me gusta lo que hiciste con los stickers. Te los dejé por si acaso.” Jasper los frotó, riendo.
“Lindo,” sonreí, mirando a Edward. “Muy original.” Alice zumbaba a mi lado, enfocada solamente en la zunga.
Edward me sonrió. “Pensé que él necesitaba un poco de color.” Luego agrego, “en realidad compré lo primero que encontré en las tiendas del puerto. No quise tardar demasiado.”
Él paso sus brazos alrededor de mí, besándome el cuello. “Te compré un regalo a ti también, amor. Algo para nuestras aventuras.” Ronroneó en mi oído, tocando mi lóbulo suavemente con su lengua. Podía oír la sonrisa en su voz y me volteé para mirarlo, y sus ojos se veían totalmente ardientes. Me incliné contra él, gimiendo suavemente entendiendo que ésta era mi vida ahora, los extraños numeritos surrealistas, el vínculo con la familia, y la aplastante intimidad que compartía con Edward.
Jasper me miraba y sonrió, “¿Supongo que no soy yo, con esta zunga, quien te está poniendo en ese humor, verdad Bella?”
Jugamos en el agua por un rato. Edward dejó que Jasper se sacara las pantuflas y el tocado mientras que nadaba. Me entristeció ver que sus brillantes stickers de Hello Kitty habían desaparecido probablemente en las olas. Me arrastré hasta la arena y los miré mientras que ellos jugaban a la mancha en el agua, sintiéndome delicada y torpe.
Edward me miraba, con una expresión crispada en su cara que no pude leer. Casi con nostalgia, o quizá determinación. Algo que no podía descifrar.
Puso a Alice en el suelo y vino a visitarme, tirándome hacia arriba por mi mano silenciosamente. Tomo una tabla de surf, y nos empujo lejos en el agua, hasta que perdimos de vista la playa. Se detuvo más allá de las olas, con la calma del agua alrededor de nosotros.
Me deslicé hacia un lado de la tabla, sosteniéndome de ella con un brazo y envolviendo el otro alrededor de su cuello, tomé sus labios salados con los míos, hambrienta. Su lenguaje corporal comunicaba algo diferente, mucho más intenso que lo de esta mañana.
“Tiburones, Edward…” Murmuré contra sus labios, repentinamente aterrorizada de lo que pudiera nadar debajo de la tabla de la que me aferraba, mientras nuestras piernas colgaban en el agua.
“Ningún pez nadaría siquiera, cerca de mí,” me tranquilizó mientras me arrancaba el traje de baño, enganchándolo sobre su brazo.
“Estás totalmente a salvo.” Me levantó sobre la tabla, estabilizándola con su mano, y me empujó al borde y separando mis piernas. Nuestro peso sumergió el extremo en el agua. Edward bajó su cara, dejando solamente sus ojos dorados sobre la línea del agua, su boca se apoyo contra mi clítoris, lamiéndome hambriento. Me acosté sobre la tabla, disfrutando con la sensación de su lengua fría sobre mi carne sensible mientras que el sol calentaba mi cuerpo desnudo, mis piernas estaban envueltas alrededor de su cuello. Cuando mi clímax se acercó, él frotó ligera y lentamente la piel alrededor de mi cola con su dedo, empujando suavemente un dedo en mí, sus ojos miraban mi cara para medir mi respuesta. Gemí en voz alta, con esa sensación increíble, mi clímax llegó contundente, gritando su nombre al mar abierto.
*****
Volvimos a la playa para encontrar Alice y Emmett luchando en la arena, Carlisle y Esme se sentaban juntos bajo la sombra de un gazebo. Rosalie tomaba sol recostada en la arena, luciendo magnífica en un traje blanco de una sola pieza. Jasper estaba sentado solo bajo el gazebo, leyendo un libro, mientras su tocado chispeaba con algunos rayos de sol. Fui a la casa a hacerme un emparedado cuando Edward se unió a Alice y Emmett en el agua.
Llevé una manta y la extendí en la arena bajo la sombra de una palmera, sentándome para comer mi almuerzo. Levanté la vista y me encontré mirando fijamente la entrepierna vestida de leopardo de Jasper que se encontraba parado a tres pies de mi cara. Mis ojos viajaron hasta encontrar su expresión divertida.
“No te avergüences. Me acerqué muy despacio. ¿Puedo acompañarte?”
Asentí, tragando un pedazo del emparedado y palmeando el espacio a mi lado. “Siéntate, princesa.” Le dije sonriendo. Jasper se sentó un poquito más lejos de lo que le había indicado, apoyando sus codos sobre sus rodillas dobladas. Me impresionaba cómo ellos se sentían tan cómodos en sus propios cuerpos y me pregunte si sería igual para mí algún día. Solamente con Edward estaba cómoda para exponerme totalmente. Nos sentamos en silencio por varios minutos mientras que yo comía mi emparedado y el miraba a sus hermanos hacer la vertical en la arena.
Finalmente, tuve que preguntar: “¿no me parecías del tipo exhibicionista? ¿Por qué elegiste el disfraz en lugar de la canción? ”
Él sonrió sentado en la arena.
“Emmett habría disfrutado del atuendo demasiado, no importa qué hubiera elegido Edward. A mí no me molesta de todos modos.” Me quedé pensando en esto, entendiendo su punto.
Miré las claras cicatrices en sus brazos y pecho, pensando en su pasado, y en todas las cosas que él había visto. Me preguntaba cuánto tiempo le habría tomado a Jasper poder confiar en su familia, poder confiar en cualquier persona.
Nos sentamos en silencio por un rato otra vez, yo no estaba segura de porque él había querido acompañarme, pero era un silencio fácil. Tenía la sensación de que él no estaba influenciando nuestro humor, de que estábamos relajados y disfrutando de nuestra tranquila compañía. Se me ocurrió que Jasper y yo compartíamos cierta reserva. Me preguntaba por qué no lo había notado antes.
“Tú te siente mejor”. Dijo el reservado, críptico.
Reí, “¿Porqué tu y Alice responden siempre con otra pregunta?”
Él me miro, una pequeña sonrisa jugaba en sus labios.
“No lo dije como una pregunta, Bella. Era una observación. ”
“Oh.” Lo miré. Él sabía que yo lo miraba y no se volteó, no sentía la necesidad de devolver mi mirada. Fijó su vista en el agua por largos minutos.
“En una época de menos tensión, quiero decirte otra vez, que siento mucho lo de tu cumpleaños, Bella.” Sus palabras eran simples, no defensivas.
Yo sabía que él no necesitaba confirmación. Él sabía lo que yo sentía sobre eso, pero quise intentarlo de todos modos.
“Sé que lo sientes Jasper. Nunca te culpé”.
Él me miraba y asintió levemente. Entendí que era probablemente la última que hablaríamos de esa noche. La manera en que Jasper lidiaba con las cosas se adecuaba a mí muy bien: decirlo y seguir adelante. Lo miré otra vez, esperando descubrir qué más estaba pensando él.
“Edward estaba destruido. Incluso después de Italia, después de que ustedes volvieron a estar juntos. Tú también lo estabas, solamente que no te dabas cuenta entonces. ”
Él se dio vuelta y me miró. Mi corazón se alojó en mi laringe, yo no podía responder. Ahora entendía lo que él me había querido decir antes. Él me miró reservado.
“Parece que lograste hablar finalmente con él sobre eso. Eso es bueno. Tú no necesitas que yo traduzca su silencio de entonces pues tú sabes cuáles eran sus sentimientos por ti. ” Jasper sabía lo que sentía cada uno, incluso cuando a menudo yo era incapaz de articular mis propios sentimientos.
Él me miro otra vez y dijo, “a pesar de que te ruborizas, a ti no te molesta cuando yo te miro.”
Lo miré, “¿es una pregunta?”
Él negó con la cabeza, “observación.”
Me encogí, “Por el contrario, yo diría que me molesta que me miren.”
Él sacudió su cabeza. “No es lo que dije. A ti te molesta ser diseccionada. Pero creo que aprecias ser vista.”
Lo que él dijo se sintió como un yunque de historietas cayendo sobre mi cabeza. Él articuló exactamente lo que yo sentía acerca de mi nueva familia. Sentía que cuando ellos me miraban, veían mis intenciones antes que mis errores. Pensé de nuevo a nuestro tiempo en Arizona, mi escape de su protección y la de Alice y sentí una punzada de culpa por haberlos puesto a todos en peligro, una punzada de culpa por haber sido tan ingenua. Y sin embargo, todos parecían disculparse conmigo por lo que eran.
Me pegó la certeza de que Jasper probablemente se convertiría en una persona muy importante para mí. Vi como en un relámpago en que se convertiría nuestra relación, todavía no conociéndolo muy bien en absoluto en este momento. El sentimiento era surrealista y me reí quedamente. Él no se dio vuelta hacia mí, pero podía sentirlo sonriendo mi lado.
A pesar de esta epifanía, o quizás debido a ella, no se sentía extraño que nuestra conversación hubiera comenzado siendo tan profunda y que continuara sin alterar su curso.
“¿No te cansas de sentir constantemente los sentimientos ajenos?” Pregunté.
“¿Cansado como… agotado? ¿O como… exasperado? ” Él me miro haciendo un gesto gracioso con su cara, mirándome desde el rabillo del ojo.
“Cualquiera de las dos”, concedí.
“Agotado, sí. Exasperado, nunca”. Su voz era tranquila, sus ojos se dieron vuelta para mirarme.
“Tú y Edward han hablado… sobre tu transformación.”
Sus ojos ambarinos estaban revestidos por gruesas pestañas, sus labios eran rellenos, tenía un hoyuelo que jugaba en su mejilla. Yo raramente miraba tan de cerca a Jasper y ahora notaba cuan hermoso era él. Él se rió. “Lo siento, esa si era una pregunta.” Asentí en respuesta. Él se sentó por un momento, pareciendo escuchar algo, y después dijo sobre todo para sí mismo, “Tú no tienes miedo. Es verdad.”
Quise preguntarle que había querido decir, pero no lo hice. ¿Acaso todos iban a preguntarme sobre ésto? ¿Edward hablaba con todos sobre lo que yo le había pedido? Cambié el tema en vez de presionar sobre este.
“¿A excepción de Alice, hay alguien más con quien te resulte fácil estar?” “Emmett”. Dijo él, y lo concienzuda de su respuesta me sorprendió. Él interpretó mi silencio correctamente y continuó.
“Él es un individuo ruidoso y divertido en la superficie, pero hay tanta calidez allí. Emmett no tiene ninguna pretensión y eso es lo que amo sobre él; cuando es feliz, es feliz. Cuando está enojado, está enojado. No hay un mosaico de sensaciones allí que yo tenga que navegar. ” Él se encogió de hombros, sonriéndome.
“Él tiene mejores intenciones que cualquier otra persona. Él ama incondicionalmente. ”
Él estudió mi cara por algunos momentos, haciendo que mis mejillas se ruborizaran.
“También es fácil estar alrededor de ti en ese sentido. Tú no eres complicada.” Sentí el elogio en sus palabras y sonreí. “Y será más fácil…” su voz se fue apagando, y dio vuelta su cara lejos de mí mientras que se levanto una brisa. Entendí que él estaba evitando la dirección del viento sobre mí.
Estaba tan contenta de haber hablado Jasper. Sentí una acometida de calidez y sabía que venía directamente de mi interior. Él me miro y sonrió, tocando mi brazo suavemente.
“Gracias por eso.” Él me besó en la cabeza mientras se paraba y caminó en dirección a la playa hacia Alice.
COMO ESTAN?
QUE TAL ESTE CAPITULO? INTENSO, NO???
QUIERO COMENTARIOS.
BESOS "PLAYEROS",
LADY G
2 comentarios:
me gusta mucho pero el capitulo 15 no lo hayo
ESTOY TRABAJANDO EN LA EDICION DEL CAPITULO 15, APENAS LO TENGA LISTO, LO VOY SUBIENDO.
GRACIAS POR SEGUIRNOS!!! BESOS
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