sábado, abril 02, 2011

Deja Brillar Tu Luz - Capítulo 15, 2° Parte - Intimidad by Lolashoes

...“¿Te gustaron tus regalos?”
“¿Qué regalos?” Pregunté, jugando a hacerme la inocente.
Él me siguió el juego. “Oh, entonces ¿tú no miraste a escondidas en esta caja negra de aquí?” Su ceja se enarcó, y su cuerpo musculoso se arrodilló en el piso delante de mí.
“Oh, por supuesto que miré a escondidas,” le dije sonriendo. “Pero, no estoy segura para que es todo lo que hay en esa caja…”
“¿Quieres que te diga, o quieres que te muestre?” Sus ojos ambarinos quemaban en los míos, su mano acariciaba la parte posterior de mi pantorrilla.
“Muéstrame.” Le susurré.


Él levantó mi pie y comenzó a besar un camino hacia arriba por mi pierna suavemente antes de retirarse.
“Antes de que nos dejemos llevar demasiado, necesitamos fijar unas reglas básicas.” Él siguió besando mi pantorrilla, hasta mi rodilla. “Sobre tu fantasía… de anoche ¿puedo llamarla fantasía?” Él me miraba y mi sexo entero comenzó a palpitar con su expresión.
Asentí. Su sonrisa era más allá de sensual. “Bien.” Él besó mi rodilla otra vez, frotando ligeramente mi pierna con sus manos. “Yo creo que deberíamos comenzar explorando algunas de estas nuevas… sensaciones… y nos damos un cierto tiempo para trabajar… la penetración real.”
Jadeé con sus palabras, mis mejillas llegaban a estar muy calientes pero mi cuerpo respondía con algo mucho más audaz que el pudor. Él rió suavemente.
“Tú amas que yo te hable sobre sexo, mi pequeña gatita.”


Él arrastró su lengua sobre el interior de mi rodilla, alcanzando mi muslo antes de detenerse. Me miró otra vez, con sus ojos más serios.
“No estoy seguro de poder penetrarte… allí… sin dañarte. Eso puede ser algo que queramos reservarnos… para después de…”
Él me miraba y asentí comprendiendo. En este punto no me importaba cómo él me tomara; solo lo necesitaba dentro de mí.
“Como consuelo, como tú ya sabes, nos conseguí algunos juguetes.”
Él se levantó y caminó hacia la mesa de luz, abrió el cajón y saco las cintas negras con las que lo había atado a la cama algunas noches antes. Ató una de ellas alrededor de mi cabeza, tapando mis ojos y le dio dos vueltas, sujetando la cinta firme pero suavemente en la parte posterior de mi cabeza. Con otra ató mis manos juntas.


Mis rodillas estaban dobladas en el borde de la cama y yo lo oí moverse alrededor cerca de mí. Todos mis otros sentidos fueron aumentados repentinamente. Su piel fría, aunque no me tocaba, daba piel de gallina a mis piernas. Oía su respiración, baja y profunda; él inhalaba el olor de mi despertar. Su propio olor llegaba de forma aplastante a mí con la venda puesta, y sentía como mojaba las sabanas debajo de mí.
Sentí que Edward se movía delante de mí, y luego él susurró,
“¿Confías en mi?”
Asentí, mis labios estaban separados, mi necesidad de él hacía que mi pecho se levantara. Sentí sus labios fríos presionar suavemente contra los míos y su lengua aparto mis labios lentamente, su respiración dulce se arremolino sobre mi lengua.



“¿Bella, sabes cuánto te amo?”
Gemí contra él, mis manos atadas trataban de alcanzarlo pero su cuerpo no se encontraba más delante de mí, sus labios se fueron repentinamente de los míos. Su boca tocó la parte posterior de mi cuello y lo sentí aterrizar despacio detrás de mí en la cama.
“Tu piel es tan hermosa, tan suave y cremosa bajo mis dedos…” él alzó una mano alrededor de mi cuerpo y una pluma se deslizo a lo largo de mi pecho, la tensión aumentaba y él pellizcó mi pezón suavemente. Grité, arqueando mi espalda contra su mano, inclinando mi cuerpo contra él pero ya no estaba. Terminé casi acostada en la cama, con las piernas colgando sobre el borde. Puse las manos sobre mi cabeza, queriendo sentirlo a él.
“Está muy bien, acuéstate mi amor.”


Él estaba delante de mí otra vez, sus manos frescas empujaron mis piernas apartándolas, sentía su respiración fría en mi sexo.
“Hueles tan bien Bella, ¿puedo probarte?”
“Sí, dios Edward… oh tócame por favor…”
Sentí su pelo suave rozando la piel entre mis rodillas cuando él se inclinó hacia adelante y dejó a su lengua danzar contra mi piel mojada.
“Bella, estás tan mojada, oh dios… sabes tan bien…”
Su cara empujó en mi centro, su lengua me lamía enloquecida antes de que yo comenzara a jadear y entonces él se alejó, apoyándose con su respiración agitada contra mis muslos.



 “Bella necesito que respires profundamente. Quiero seguir probándote.”
Intenté controlarme, concentrarme en respirar profundo, sabiendo que su boca iba a tocarme otra vez.
“Así, bebé.”
Me susurró, besando mis muslos. Su lengua me lamió suavemente, calibrando mi respuesta, y entonces cuando él estuvo seguro de que yo estaba bien lo hizo de forma vigorosa. Sentí algo frío en mi entrada y empujé mis caderas hacia él. Comenzó a vibrar y él lo empujó dentro de mí, su lengua suavemente succionaba mi clítoris.
Moví mis caderas contra su boca, “Edward, oh dios, sí…” Él alejo su boca cuando mi respiración se acelero, en cambio saco el vibrador de mí y lo presiono duramente contra mi clítoris. Nunca había sentido nada como esto y con los efectos del veneno me acercaba a un clímax masivo. Él empujó dos dedos dentro de mí y los bombeo dentro y fuera mientras que yo gemía su nombre.



“Edward estoy muy cerca, tan cerca, tan cerca…”
“Oh Bella, te siento tan apretada alrededor de mis dedos. ¿Se siente bien? ¿Te gustan mis dedos adentro de ti?”
Su voz era apenas un susurro, casi un gemido. Gemí contestándole. Cuando estaba a punto de culminar él retiró el juguete, y abrió mas mis piernas, su respiración volvió a mi centro.
Grité con la pérdida, mi cuerpo se retorcía en la cama por la necesidad, empujando hacia su cara, rogándole que me dejara acabar. Jadeaba. Él empujó mis piernas hacia arriba contra mi pecho, separándolas. Sentía sus dedos frotando un poco de lubricante en mi cola, el líquido caliente en sus dedos frescos, la sensación era enloquecedora, empujándome ya hacia mi clímax.
“Relájate, dulzura…” su voz era increíblemente profunda, mis caderas se empujaron hacia su voz. Él empujó suavemente un dedo dentro de mi cola y después lo quitó, substituyéndolo lentamente por el pequeño juguete de goma. Grité de placer, empujando contra su mano mientras que él lamia mi muslo. La sensación del pequeño juguete dentro de mí me hizo gemir incontrolablemente.
“Edward, unhhh mierda…, se siente tan bien…” Gemí, casi en un hilo de voz.
“¿Quieres esto?” Pregunto y oí el sonido del vibrador.
Asentí vigorosamente, con mis brazos estirados hacia arriba sobre mi cabeza. Él presionó el vibrador contra mi clítoris, y empujó dos dedos dentro de mí, su gemido sonó ruidosamente cuando mis piernas cedieron, cayendo a cada lado. La sensación estalló dentro de mí, y un grito primitivo se escapó de mis labios cuando acabe, monumentalmente. Mi espalda se arqueó hacia arriba fuera de la cama y mi cuerpo se aferró con fuerza alrededor de sus dedos.



“Oh dios Bella, oh dios…” él gimió, su boca seguía besando mis muslos, y sus dedos empujaban en mí febrilmente.
Después de lo que se sintió como una hora mi orgasmo cedió, y yo estaba ida, pasada, jadeando en la cama, uno de mis brazos se apoyaba sobre mi frente. Edward saco lentamente el vibrador de mí, mi respiración jadeante con esa sensación. Subió sobre mí, levantando mi venda, y su sonrisa brillaba. Desató mis manos y enredó sus dedos en mi pelo, su cuerpo duro se froto contra mis muslos.



“Me volaste la cabeza completamente, Bella.” Dijo besándome suavemente, y sus manos me acariciaron ligeramente el pelo.
Nos besamos por un rato, disfrutando de nuestras caricias, su respiración se hizo más profunda, más dura, y su cuerpo era una roca contra mí. Rodé sobre él y monté sus muslos a horcajadas. Él se apoyó en sus codos, mirándome estirarme hacia la mesa de luz para tomar algo del lubricante caliente, una sonrisa torcida jugaba en sus labios. Puse un poco en mi palma y froté mi mano a lo largo de la cabeza de su miembro antes de exprimir su base, para luego frotarlo lentamente. Sus ojos estaban fijos en mis manos; sus propias manos asieron las sabanas a sus lados.
“Tus manos se sienten tan bien Bella, bebé… más rápido…”
Me moví más rápidamente en él, tocando sus testículos con una mano, frotándolo duramente con la otra, exprimiéndolo mientras que me movía arriba y abajo de él. Miré su hermosa cara atenta, mi propio cuerpo empapaba sus muslos.



“Oh dios… apriétame más fuerte, agárrame…, eres tan sexy” él gimió, sus ojos nunca salían de mis manos que lo movían. Lo froté fuerte, mis propios gemidos venían con los suyos, su expresión de lujuria me descontrolaba.
“Bella, estoy muy cerca, muy cerca Bella, tan cerca…”
Sus piernas comenzaron a temblar, sus esfuerzos ahora me resultaban familiares, el intentaba contener la fuerza de su orgasmo.
Hundí mi boca sobre él y sus caderas se empujaron hacia arriba de la cama, sus gritos hacían eco en las paredes.
“Oh dios, tus dulces labios, mierda bebé……” dijo viniéndose fuertemente en mi boca, su miembro pulsaba contra mi lengua, nunca cerró los ojos, nunca sacó la vista de mí. Me moví suavemente sobre él hasta que sus piernas se relajaron por debajo mí, y su mano toco mi hombro. Levante la vista para encontrarme con una salvaje necesidad de mí en su cara.
“Bella,… yo necesito…”
Tiró de mí hasta su cara y me besó apasionadamente, sus manos acariciaron mi piel, sus gemidos se oían continuamente contra mi boca.



*****
Hablamos en la oscuridad el uno al lado del otro. Apenas podía verlo, su piel pálida brillaba intensamente en el cuarto negro, la luna era apenas una astilla en el cielo, las velas hacía mucho tiempo que se habían extinguido. Sabía que él podía ver cada movimiento que yo hiciera, cada expresión de mi rostro. Sus dedos dibujaron mis labios, yo sentía sus ojos clavados en mi cara.
“Te necesito más cada vez que hacemos el amor. No puedo explicarlo. No sé si alguna vez voy a conseguir saciarme de ti.” Él sonaba febril. “Tu cuerpo me pide más y quiero dártelo, y lo hago. Pero necesito más, todo el tiempo. Apenas puedo demostrarte o decirte cómo me siento y sigue creciendo, y es difícil de contener…” Su voz era suave, casi un reproche en mi oído.



Antes de que pudiera procesar mis propias palabras ya estaban fuera de mi boca, “Conviérteme. Ahora, conviérteme. Conviérteme porque tú quieres tenerme por siempre. Conviérteme por lo que acabamos de darnos. Conviérteme porque tú sabes que te necesito más que a cualquier cosa en este mundo.”
Mi voz salió como un susurro, mi corazón estaba acelerado, y mi mente frenética por la intimidad que acabábamos de compartir.
Él gimió contra mis labios.
“Te quiero por siempre. Te quiero más que eso. Estoy enfermo de deseo por ti. Pero no es así. No es así cómo sucede.”
“Edward, escúchame, por favor.” Dije suavemente contra él, no queriendo arruinar el momento sino sabiendo que esto era lo correcto.
“¿Bella, no puedes confiar en mí?”
Su voz sonó suave, sus manos tiraron mi cara hacia la suya, sus labios necesitaban los míos, su respiración fría sobre mí.
“Te necesito tanto, por favor déjame hacer esto a mi manera.”
Lo miré, con mi corazón palpitando de amor por él, pasión, entusiasmo, necesidad.



“Solo quisiera que mis memorias humanas terminaran con nosotros, de esta forma. Quiero tener una opinión en cómo sucede esto. No puedo comenzar la eternidad contigo solamente en tus términos.”
Sabía que mis tranquilas palabras, dichas con besos, con caricias suaves por toda su cara, lograban atontarlo levemente.
“Te oigo, Bella. Créeme por favor que te oigo. Por favor solo ten un poco de fe en mí.”
Me besó suavemente, acercándome a su pecho. Le susurré mi amor por él. Y caí dormida pronto después de eso, agotada. Había dicho todo lo que podía decir.
*****
Sol de la mañana. Manos frescas frotando ligeramente mi piel. Mi cuerpo adolorido; mi mente nublada con las memorias de ayer por la noche, de nuestros miembros enredados juntos, de mi cuerpo que pulsaba bajo el suyo. Edward me sonrió cuando me estiré, y su boca beso suavemente mis hombros.



“Te amo. Te amo tanto.” Susurré. Él me apretó cerca en respuesta, suspirando suavemente en mi oído, y comprendí que el también estaba agotado; rara vez se quedaba sin palabras.
Mi garganta estaba seca, y estaba muerta de hambre.
“Voy a conseguir un poco de agua y un algo de fruta. Vuelvo pronto.” Él asintió, sentándose en la cama, y frotando su cabeza ausente. Cuando di la vuelta en la puerta él se dirigía hacia el cuarto de baño para ducharse otra vez, atento a los sistemas olfativos sensibles de sus hermanos.
Caminé a la cocina, inhalando profundamente el olor del océano que venía a través de las ventanas abiertas. En un segundo, mi pie se deslizó en el piso, y mi cuerpo se estrelló hacia adelante, golpeando mi cabeza contra una esquina de la mesada. Tropecé contra la isla del centro, mis piernas se sentían débiles. Lleve las manos a mi frente y las miré, estaba cubierta de sangre. La sangre caía por mi ojo derecho, mi visión se torno negra. Sentía la oleada familiar del vértigo y vi a Edward entrando en la cocina antes de que me desmayara.

CHIQUITAS,
COMO ANDAN???
ACA, EN REPOSO CON ESTE YESO QUE PESA MIL KILOS EN MI PIE...
QUE LES PARECIO ESTE CAPITULO??? A MI...ME ENCANTO!!!
QUIERO COMENTARIOS!!! LES GUSTARON LAS FOTITOS???
BESOS CULPOSOS,

LADY G


1 comentario:

Cyn dijo...

Hola Preciosa!!! Muero por firmar ese yeso!!!!!
Sos una campeona!! Este cap. es mooooy fuerrrrte!!! Y las fotos...
Me mato Edward bigotudo!!!!!!!!
Te extraño y aunque sigo incomunicada espero que esta semana Telecom se apiade de nosotros sus subditos y me arregle el tel!!!
Besotes Car!!!!!!
Cyn.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...