COMO ESTAN?
CON MOTIVO DE QUE ESTE CAPITULO ES REALMENTE LARGO, LO ESTARE SUBIENDO EN 2 PARTES.
ACA LA 1° DE ELLAS, ASI QUE ....A DISFRUTAR!!!!
BESOS CULPOSOS,
LADY G
“Bella. Bella.”
La voz de Edward sonaba angustiada.
“Bella. Mierda. Abre los ojos.”
Mis párpados se abrieron agitados y Edward tomó mi mano, empujándola hacia una toalla que se encontraba contra mi cabeza.
Entendí entonces lo que había sucedido y jadeé.
“Oh Dios!, Edward, encuentra a Carlisle!”
“Bella,” dijo él, no haciendo caso de mí.
“Necesitas puntos. Sostén esto aquí mientras que traigo el bolso.”
Sostuve la toalla contra mi cabeza que palpitaba. Me sentía exactamente como era lógico sentirse después de caer de cabeza contra una mesada de mármol. Edward me había levantado un poco y me encontraba sentada, desnuda, contra la mesada.
Edward se había ido y regresado en un instante trayendo un gran bolso negro. Él hurgo dentro rápidamente, sus movimientos se veían totalmente indefinidos. Se puso los guantes, tomo un kit de sutura, una jeringa de lidocaína, y algunas gasas con alcohol y yodo. Contenía la respiración. Mis ojos se enfocaron en su cara, su expresión era concentrada, adolorida. Retiró la toalla, y sus ojos se oscurecieron, su cara era como una máscara de piedra, mientras examinaba el corte.
“Edward, busca a Carlisle...” Le dije otra vez, mientras mi corazón palpitaba fuerte en mi pecho. Esto era bastante grave.
“Él está cazando en el continente. Si no puedo hacer ésto Bella, no puedo siquiera imaginarme…” él dejó sus palabras suspendidas en el aire, su voz era profunda, desconocida.
Mis ojos quemaron los suyos, pidiéndole que me mirara.
“Edward, no podemos hacer ésto por siempre. Estoy destinada a caerme, mucho. Es un milagro que hayamos estado juntos una semana sin que yo me desangre.”
Sus ojos se encontraron con los míos brevemente, los suyos estaban tensos.
“Bueno, excepto por la cosa esta de la virginidad…” Mi voz se fue apagando, y me quedé en silencio preguntándome si aquello realmente no habría sido mucho peor para él de lo que me había dicho entonces.
Se veía totalmente en agonía. Nunca lo había visto así. Su cara estaba a pulgadas de la mía.
“Esto puede doler un poquito.” Me dijo con voz áspera, casi enojada. Él inyectó la lidocaína en diversos puntos de mi frente mientras que sostenía la gasa en el corte. No tenía ninguna idea de cuán grande era el corte, pero dada la sangre en la toalla que sostenía, era una incisión bastante importante. Limpió el área con alcohol y yodo y abrió el kit estéril de sutura.
“Bella, quítate la toalla.” Mire abajo y la lancé en el fregadero.
“Separa las piernas.” Su voz era un gruñido.
“¿Qué?” No estaba segura que lo había oído claramente.
“Por favor, Bella, necesito oler algo diferente. Separa las piernas.” Su voz era un ruego ahora, muy suave. Separé las piernas. Sus ojos se relajaron levemente.
“Distráeme, ahora, por favor.” Lo torturaba, sus manos estaban firmes cuando él comenzó a coser mi corte, pero sus ojos traicionaron los sentimientos contra los que luchaba.
“¿Distraerte, cómo?”
Odié tener que pedirle que fuera más específico, poniéndole más tensión, pero no quería hacer algo que resultara peor.
Él dejó escapar un grito bajo, “Solo distráeme, por favor, Bella…” su voz agonizaba, sus manos trabajaban tan rápidamente como podían sin rasgar mi delicada piel.
Empujé mi dedo índice dentro de mí, sintiendo mi propia humedad mezclada con el semen de Edward dentro mío, resabios de la noche. Lleve mi dedo a sus labios, y lo unté a lo largo de su boca, mirándolo a los ojos.
“Te amo.”
Él inhaló lentamente, mientras su lengua tocaba apenas su labio inferior. Gemí suavemente. Sus ojos se posaron en los míos; su expresión todavía era dolida pero mezclada ahora, con algo más… deseo, pero deseo sexual.
“Somos nosotros. Somos nosotros dos en ti.” Dijo quedamente.
“Sí.” Susurré.
Sus manos trabajaban suavemente en mi frente, mi piel estaba entumecida, me centre totalmente en él y reduje su agonía.
“Más, Bella, por favor. Otra vez.”
Repetí mi acción, dejando a mis dedos tocar sus labios, para después apoyarlos sobre su mejilla.
Él acerco unas tijeras a mi cabeza, cortando las suturas, limpiando el área con un poco de ungüento. Luego puso un vendaje de gasa sobre mi cabeza, presionándolo firmemente. Se quitó los guantes ensangrentados de las manos los lanzó junto a todo el instrumental a la basura, luego llevó esta a la puerta. Se acercó al fregadero para lavarse las manos y después tomo una botella de hipoclorito de debajo del fregadero y roció abundantemente el contenido del tacho de basura fuera de la puerta de la cocina. Volvió adentro y vertió un poco en los azulejos. Fregó los azulejos y la mesada, y después llevó la esponja al fregadero antes de lavarse las manos otra vez. Mis ojos quemaban con los gases del hipoclorito. Parpadeé para aclarar mi visión, mirando a mi marido quitar febrilmente todos los rastros de mi sangre. Toda la limpieza tardó menos de diez segundos. Entonces se apoyó contra el fregadero, desnudo, congelado, sus hombros hundidos, y sus manos apoyadas en el borde.
“Edward, ven aquí.” Él no se movió. “Edward, ven aquí.”
Algo profundamente dentro de mí me dijo lo que necesitaba hacer en ese momento. Él dio la vuelta y caminó hacia mí, con cara consternada. Lo apreté en mis brazos, mientras él se quedaba tieso contra mí, sus brazos no se movían. Lo dejé ir y me acosté sobre la mesada, con mis piernas abiertas contra el borde de mármol.
Silenciosamente, él se introdujo dentro de mí, y empujó contra mis caderas mientras lloraba suavemente, sin lágrimas. Sus ojos miraban fijamente su cuerpo que empujaba en mí. No hizo un sonido. Sus manos asían mis caderas, seguramente dejándome moretones. Yo lo sabía. No me importaba. Sus ojos nunca se separaron de nosotros acabando juntos, nunca parpadeó, pero podía verlo inhalar profundamente, hasta que vi su cara relajarse, sus ojos ambarinos suavizándose.
“Sí, bebé, déjate ir…” Susurré.
Sus movimientos se aceleraron, sus piernas se estremecían debajo mientras él empujaba duramente contra mí, sus caderas contusionaban mi cola. Yo lo sabía y todavía seguía sin importarme. Hasta que gritó, un sollozo seco, cuando comenzó a pulsar dentro de mí, sus ojos sobre los míos durante su clímax, el dolor en su cara era atroz.
“¡No sé cómo lo hice!” Gritó después de acabar dentro de mí, su cabeza cayo contra mi estómago. Sus brazos tiraron mi cuerpo contra el suyo y me llevaron al piso estrujándome.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, besando sus mejillas, sus labios, su cuello, su oído, su clavícula.
“Ayudó tenerme excitada.” Dije quedamente. “Ayudó a tu control.”
Él asintió, mirándome a los ojos. El dolor y el miedo que vi en sus ojos rompieron mi corazón.
*****
Nos levantamos y duchamos, vistiéndonos en silencio, nuestros ojos se encontraban a menudo. Le sonreí, intentando darle seguridad… ¿en qué? ¿En que todo estaría bien? ¿Que yo sabía lo que él sentía? No tenía idea. Solo quería tranquilizarlo. Él miró fijamente mi frente, y sus ojos estaban llenos de preocupación.
Alice nos esperaba en la playa, su energía nerviosa era palpable.
“¿Por qué no esperaste diez minutos a Carlisle, bastardo obstinado? Tú sabías que él estaba cerca.” Ella le pegó fuerte, pero podía ver el alivio en su cara.
“Tú sabes por qué, Alice.”
Sus palabras eran una queja. Edward el gruñón aparecía nuevamente. Sus ojos encontraron los de Alice, y él me gruñó a mí.
“Ve al barco, Bella.”
“¿Perdón?” Pregunté, sacudida por su tono.
“Solo ve al barco.” Su voz era aguda. Yo no entendía pero vi a Alice evitar su mirada, claramente ocultando algo de él.
Le tiré una mirada asesina, resolviendo que me encargaría más tarde de el por mandonearme de ese modo. Caminé hacia la cubierta principal y me senté en una reposera al lado de Emmett y de Rosalie.
“¿Qué pasó, estrellada?” Rosalie dijo con una sonrisa. Emmett se rió entre dientes.
“¿Hey Bella?” Emmett me llamó dulcemente, “gracias por traer a “Edward el gruñón” a jugar nuevamente. Él es genial.” Me tiró una mirada asesina.
“Lo siento,” mascullé. “Si alguno de ustedes malditos fríos cabrones se dignara a morderme de una maldita vez, yo realmente podría volverme un poco mas agraciada y menos torpe.”
La risa de Emmett fue ruidosa y feliz. “¡Mira la boca de ella!” Dijo mientras miraba a Rosalie y ella asentía elogiosa. Por la esquina de mi ojo vi a Jasper caminar en la cabina principal. Sentí un tirón de tristeza pensando que sería más duro para el estar alrededor de mí hoy.
Emmett me miraba, notando mi humor.
“¿Has visto la cabaña en el otro extremo de la isla?” Sacudí mi cabeza, negando.
“¡Vayamos!”
Él se levanto y me lanzó sobre su hombro gritando, “¡Es mi turno con Bella!”. Chillé, riendo y el susurró en mi oído, “Alejémonos del cascarrabias.”
*****
Emmett era rápido. Y enorme. Sentía como si un vehículo de 18 ruedas me llevara zigzagueando a través de los árboles.
“¿Acaso intentas aterrorizarme, Emmett?”
Él rió y comenzó a correr más rápidamente, me sostuve de sus brazos como si mi vida dependiera de ello y a su cuello grueso, mientras mis piernas se aferraban a su cintura.
Él paro en un área ligeramente selvática, el paisaje era bastante diferente del de alrededor de la casa principal. Los árboles rodeaban una pequeña cabaña de madera que proporcionaba bastante sombra contra el sol brillante de la isla. La playa estaba apenas más allá del grueso de los árboles, el sonido del océano se oía mudo pero aún audible.
Emmett me sonrió.
“Me gusta esta cabaña mucho más. Entra, compruébalo.”
Él tomo mi mano, tiró de mí sobre de los tres escalones del pórtico ancho y abrió la puerta principal. Estaba algo polvorienta, y había telas de araña en muchas de las esquinas, pero la estructura entera era hermosa. Era muy sencilla, altos techos de madera-arqueados en un gran espacio abierto, con cinco puertas que daban al cuarto principal. Una llevaba a la cocina. No tenía ningún artefacto pero era grande, una zona abierta con ventanas a lo largo de tres paredes, dando una vista hermosa de la pequeña área boscosa afuera. Las otras puertas se abrieron a pequeños cuartos vacíos, probablemente dormitorios. No había cuarto de baño. Supuse que la estructura fue construida antes de que existiera la plomería y Carlisle no vio ninguna necesidad de cambiar esto.
Miré a Emmett. Él miraba alrededor de la casa, haciendo muecas.
“Amo este espacio. Amo lo rústico que se siente. Siento como si realmente estuviera lejos de todo aquí. No me malentiendas; la otra casa es hermosa y Esme ha hecho un trabajo fantástico con ella, pero es tan moderna. Tan brillante. Tengo gusto por la madera más oscura, los espacios sombreados. Me gusta sentirme como un hombre de las cavernas aquí adentro.”
Él se dio la vuelta para sonreírme y gruñó, golpeando su masivo pecho juguetonamente.
“Le estoy pidiendo que la mantenga así de oscura. Pienso que la he convencido.”
Mis ojos lo siguieron mientras él se movía alrededor de la casa, amando verlo disfrutar tanto. Su entusiasmo para todo era tan inspirador, tan adorable. Él se dio vuelta hacia mí y tomó mi mano otra vez.
“No has visto mi parte preferida, aún.”
Me llevó hacia afuera, una puerta en la parte posterior del cuarto principal nos condujo hacia un fogón de piedra circular con bancos de madera tallados; un lugar para relajarse en la noche debajo de las estrellas. Los árboles alrededor del área fueron cortados formando un círculo alrededor del hoyo de fuego, permitiendo una vista abierta del cielo arriba.
“¿Porqué no pasamos tiempo aquí todavía?” Pregunté, desconcertada. El lugar era más que hermoso.
“Tú no puedes pasarla mal, realmente, en esta isla,” él se rió entre dientes. “La otra casa, la playa, el barco…” él se arrastró apagado. Asentí, conviniendo. Había mucho para hacer aquí incluso sin este espacio.
“Pero, Esme prefiere que los espacios estén terminados antes de que pasemos tiempo allí. Es solo un lema que ella tiene.”
Le sonreí, entendiendo que él realmente los prefería sin acabar. A pesar de mi tendencia a preferir lo desértico, aquí compartía el amor de Emmett por la pequeña área sombreada, amaba la tierra húmeda, y el enorme paisaje verde todo alrededor de nosotros. Esta isla era un verdadero paraíso.
Caminé hacia un espacio con suave césped verde y me senté, inclinándome contra un árbol caído. Emmett vino cerca de mí y me acompañó. Miramos algunos pájaros sobre nosotros, perdidos en nuestros pensamientos.
“Es fácil hablar contigo.” Me dijo, sonriéndome abiertamente.
“También es fácil estar en silencio contigo. Tú eres buena para todos nosotros, Bells.”
Sonreí con el apodo, encontrando que de alguna manera iba con Emmett.
“He disfrutado realmente pasar tiempo con cada uno de ustedes.”
Sonreí detrás de él, sintiendo una oleada cálida en mi corazón por este tiempo a solas con Emmett.
“¿Dejando lo mejor para el final?” Se rió, señalando su pecho.
Me encogí, “¿Te refieres a Carlisle?”
“¿No has pasado tiempo a solas con Carlisle?”
Sacudí mi cabeza. Él rodó sus ojos.
“Como sea. Él no es nada especial.”
Ambos nos reímos de esto.
Nos sentamos callados por varios minutos, escuchando la cacofonía de la naturaleza alrededor de nosotros: pájaros, insectos, el océano.
“¿Estás asustada por alguna cosa?” Me preguntó, mirándome, con sus ojos honestos.
“Dime de qué, y yo te ayudaré con lo que sea.”
“Me asusta lo que le está haciendo esto a Edward. Desearía que él acabara de superarlo y ya. No puedo manejar más la tensión.”
“¿No digas, en serio?,” Emmett rió. “Si fuera yo te habría transformado el día uno, hora uno, minuto uno.”
Él me sonrió una sonrisa traviesa y después se rompió en una ruidosa risotada.
“No sé cómo no te ha roto todavía. Yo habría partido tu pequeño trasero como una ramita.”
Me ruboricé y reí golpeando su brazo suavemente, no quería lastimar mis nudillos.
“Por favor Emmett, sigamos hablando de tus proporciones. Es tan apropiado...”
Él rió a mi lado, levantando sus manos para arriba en señal de entrega. “OK, OK. Nota a mí mismo, no está bien bromear sobre fracturar a la pequeña cuñada humana.”
Tomó una roca y la lanzó contra un árbol próximo, el impacto creó un ruido sordo. La roca se quedó alojada en el árbol.
“Impresionante.”
Él sonrió, mirándome, esperando que me impresionara. Amé cuánto él parecía amar su vida.
“Tú realmente disfrutas lo que eres.”
No sabía cómo mejorar esa frase pero estaba bastante segura de que Emmett entendería lo que yo quería decir. Él parecía asumir siempre que las mejores intenciones estaban presentes.
Me miró por un largo momento, haciendo muecas.
“Tú sí que eres algo especial.”
Se dio vuelta de nuevo para mirar a su árbol y asintió.
“Sí, lo hago. Amo mi vida. Pienso que tenemos lo mejor de ambos mundos… una vez que podemos controlar nuestra sed, eso es lo que tenemos.”
Él me miraba otra vez, sus ojos bizqueaban levemente, intentando leer en mí.
“Nunca entendí la cosa de la angustia. Me refiero…, en Jasper sí. Entiendo que todo sea realmente, “realmente”, duro para él. Ha sido duro para todos nosotros, y Jazz es el más nuevo. Pero una vez que te adaptas…” él se encogió feliz, “nosotros tenemos una vida realmente muy buena. Podemos ver el mundo cambiar ante nuestros ojos, tenemos esta familia asombrosa. Yo solo… no entiendo la necesidad de castigarse.”
Le sonreí, inundada de alivio, sabiendo que siempre tendría a esta persona en quien buscar una perspectiva positiva.
Él continuó, “mira, yo no estoy intentando minimizar algunas de las cosas terribles que todos hemos hecho. Sé que Edward se siente torturado por haber tomado vidas humanas, y sé que su sed por ti hace a veces que él se sienta como un monstruo. Entiendo eso. Pero todos la cagamos a veces, ¿no es verdad?” Me reí de sus palabras, y él sacudió la cabeza, sonriendo por su excesiva simplificación.
“OK, veo lo que estás pensando. Entiendo que matar a un ser humano es un poquito diferente que gritarle a tu mamá o aún robar un banco. Pero solamente porque el espectro de cagadas es más grande, no vas a dejar de poder elegir mejorar y perdonarte por todo lo que hayas hecho mal.”
Lo miré otra vez, asintiendo, apreciando sus palabras pero realmente no teniendo nada que agregar.
“Esa es una razón por la que yo estoy contento de no tener ningún súper-poder, como la lectura de mentes, o el manejo de emociones, o visiones del futuro… pienso que eso los hace más sensibles y angustiosos. Tú no puedes simplemente dejarte ir.”
Me reí de esta declaración quinta-esencial de Emmett. Siempre perfectamente feliz con la hierba que crece bajo sus pies.
“Tu deberías escribir un libro de citas, Emmett.” Dije y él se rió.
“El mundo del vampiro, según Emmett.”
“El Tao del Chupasangre.” Bromeó el.
“La alegría del Vampirismo.” Reí y él me enarco una ceja.
Me miraba, con ojos maquiavélicos.
“No estoy seguro si yo debo decirte esto, Bells, pero nosotros hacemos apuestas sobre cuál será tu súper-poder.”
Lo miré fijamente, escéptica. “¿Cuál será?”
“Oh, seguro. Tu eres un ser humano demasiado especial como para no tener algún remanente como vampiro.”
Sus palabras sonaron tan honestas y dulces, que me incliné y besé su mejilla. Él la frotó y fingió ponerla en su bolsillo. Y yo me reí.
“Así que, ¿qué apostó cada uno que sería?” Pregunté, sonriendo.
“Nop, eso no te lo voy a decir.” Él rió a mi lado.
“Oh, vamos, Emmett, eso es malvado. Aquí está una zanahoria Bella, oh, no, no para ti.”
Le pegué en el brazo y él se desparramó como una casa de cartas en una brisa leve.
“OK, pero no puedes decirle a nadie que te dije… excepto a Edward que lo sabrá tan pronto como él me vea. Y OK, también a Alice, ella me conoce y probablemente le esté diciendo esto ahora. Pero a los demás, nada. ¿Entendido?”
Asentí, esperando.
Él se rió entre dientes, “Esme y Jasper piensan realmente la misma cosa; piensan que tu energía será un cierto tipo de influencia que calme a la gente.”
Sonreí con eso, sintiéndome más adulada de lo que podría expresar. Sentí mis cejas arquearse en sorpresa.
“Y Rosalie piensa,” él comenzó a reírse de esto, “que será telequinesis, y su razón es que las cosas siempre vuelan misteriosamente debajo de tus pies.” Él hizo pequeñas comillas en el aire alrededor del `misteriosamente', y yo hice una mueca de dolor. “Yo pienso que puede ser que sea levitación por la misma razón, tú sabes, pues siendo vampiro tu realmente podrás pasar todo por encima.” Ahora su risa era fuerte.
“Ouch. Eso dolió, Emmett,” dije, riendo al lado de él, y golpeando juguetonamente su brazo.
“OK, y Carlisle piensa que, éste es realmente bastante bueno, que tienes cierta energía de curación emocional.”
Él se detuvo y me miró. Mi boca estaba muy abierta. Esta familia me veía tan diferente a como me veía yo misma, que sentí un dolor en mi corazón.
“¿Y Edward?”
Emmett rió, “Oh sí, él. Edward piensa que tú puedes tener cierta clase de escudo que pueda protegerte a ti y quizás incluso a otros contra cosas, como la lectura de mentes de Aro y de Edward, la cosa del dolor de Jane… pero no estamos seguros sobre eso porque Alice y Jasper pueden entrar allí, así que hemos discutido hacia adelante y hacia atrás sobre eso…” él se quedó en silencio y yo lo miré fijamente.
“¿Y qué dice Alice?” Pregunté, quedamente. Ella sabría realmente. Es decir, si Edward había decidido realmente cambiarme.
Él sonrió, “El pequeño duendecillo no está diciéndonos.”
“Arrrgg!” Gruñí.
Emmett se sentó al lado de mí, riéndose entre dientes.
“Dímelo a mí. Todos morimos por saber.” Él miro encima de mí, y su cara se volvió seria repentinamente.
“Bell, tienes que prometerme algo, ¿OK?”
“¿Qué, Emmett?”
“Prométeme, que como tú estás eligiendo esta vida, encontrarás lo bueno en ella. Que tu encontrarás algo que ames, con excepción de mí, por supuesto,” sus dedos tiraron con confianza de su camisa, “y vivirás para eso. Que tu harás lo mejor que puedas hacer. Que finalmente te verás por quién y que eres realmente. ¿OK?”
Sentía las lágrimas picando detrás de mis ojos por todas sus esperanzas puestas en mí, sus expectativas de que yo realmente podría ser esta persona me abrumaron.
“Emmett, no sé qué sentiré después de que… todo se siente como una gran incógnita. Puedo prometer intentarlo...” Suspiré, mirándolo. “Me hace sentir muchísimo mejor saber que tu estarás allí.”
“Estaré allí para ti. Te cuidaré. Todos lo haremos.” Sus ojos eran serios, y quise envolver mis brazos alrededor de sus hombros. Él miro para arriba cuidadosamente a los árboles, pensando por un momento largo. Esperé para oír lo que él quería decir, entendiendo la profundidad que Emmett poseía. “Bell, ¿alguna vez te ha cagado un pájaro?”
Lo miré, riendo. “No. Y supongo que es asombroso dado mi propensión para el desastre.”
Él rió a mi lado. “A mí tampoco,” me miraba y señaló a su pecho, articulando, “reflejos,” por explicación, después miro sospechoso hacia los árboles. “Solamente lo he visto suceder, y solo puedo pensar que sería una de las cosas más repugnantes que podrían sucederle a un ser humano. “Pensar que tú podrías estar caminando como, hacia la biblioteca, o la casa de tu novia, o estés sentando en un picnic con tus hijitos y es un día hermoso y los pájaros están cantando y ¡oh! ¿-no es-un-pajarito-encantador-niños? 'Y entonces la mierda cae realmente del cielo sobre ti.” Él se estremeció a mi lado, con un movimiento deliberadamente humano.
No podía contener mi risa y me incline contra él.
“Eso es… realmente profundo, Emmett.”
4 comentarios:
Me encantaaa!!!
Ooooh!!! Padrísimo, pero me pasa lo mismo siempre que leo este blog... Quiero maaaaaaaaas!!! Jajaja.
Dios! Esta Lola tiene una imaginacion a prueba de balas...mira que hay formas de distraer a alguien, pero solo a Lola se le pudo ocurrir una tan efectiva!!!
Estoy palpitando el final de esta historia y se que con la secuela se van a volver locas!!!
Tiene de todo! Mucho romance, sexo de calidad (como nos tiene acostumbradas Lola), aventuras, complicaciones, convivencia familiar, y mucho mas Bella & Edward...
Besotes.
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