Salí fuera de la ducha caliente y me sequé con una toalla de algodón. Hurgando dentro de la maleta, encontré una musculosa verde claro de algodón y una minifalda de jean oscuro y me las puse sobre algo de la ropa interior que Alice había seleccionado para mí.
No había usado ropa verdadera en días. Y con eso en mente, resolví hacerme una cena verdadera. Estaba famélica. Até mi pelo en una cola alta y caminé hacia la sala de estar.
Edward leía, escuchando a Aretha Franklin.
“¿Aretha? ¿De verdad?” Pregunté, agradablemente sorprendida.
“Oí una grabación de ella cubriendo a Pavarotti y conseguí algo de su trabajo anterior. Su voz es trascendente.” Él me dio su sonrisa torcida, mirándome elogioso. “Eso también aplica a tu atuendo.” Edward descansaba allí, usando solo sus bóxers, con el pelo adorablemente despeinado, como de costumbre.
“Muchas gracias, Señor Cullen.”
“Por nada, Señora Cullen.”
Caminé hacia él y lo besé suavemente. “Voy a hacerme la cena. ¿Quieres acompañarme mientras cocino?”
“Por supuesto, amor.”
Edward me siguió a la cocina, gruñendo detrás de mí.
“Tus piernas parecen de cinco millas de largo en esa minúscula falda. Me perturba que Alice sepa tan bien lo que me gusta verte usar.” Él soltó un silbido bajo y palmeó con fuerza mi cola.
Le soplé un beso mientras que tomaba lo necesario para hacer espaguetis y albóndigas, pan de ajo, y ensalada. Vacilé, girándome a verlo con una pizca de preocupación escrita en mi cara.
“Edward, ¿estás seguro que no te sentirás mal estando tan cerca del ajo?” Agité unas cabezas de ajo cerca de él.
Edward rodó sus ojos. “¿De verdad lo preguntas?, Bella.”
“Eres demasiado fácil.” Reí.
“Sé cuánto amas todas esas referencias de Hellmouth, los clichés de vampiros sexys, y al Conde de Plaza Sésamo.”
Edward levantó un dedo para corregirme.
“Realmente, lo del Conde es bastante exacto. Los vampiros amamos realmente nuestros números.”
Me disolví en risitas y llené una olla de agua para las pastas. Edward me miraba mientras yo me movía alrededor de la cocina, picando vegetales, haciendo las albóndigas, revolviendo la salsa. Sentía sus manos frías colarse furtivamente alrededor de mi cintura.
“Querida, te ves realmente demasiado deliciosa en este atuendo. No estoy seguro de poder quitar mis manos de ti bastante tiempo como para dejarte comer.”
Me di vuelta para verlo de frente, y bese sus labios lentamente. Disfrutaba de su inmensa agonía.
“Mantén ese pensamiento y dame solo treinta minutos.” Él presionó su cuerpo contra mí, su dureza se filtraba a través de los bóxers. Miré hacia debajo de su cintura y me lamí los labios.
“Estoy absolutamente muerta de hambre.” Susurré en su oído, chasqueando la lengua contra el lóbulo de su oreja.
Edward gimió. “Bella. Jesús. Voy a ir a ponerme un poco de ropa encima.”
Lo besé otra vez y me di vuelta de nuevo a cocinar, sacudiendo las caderas al sonido de Aretha, que cantaba “Ain’t No Way” desde la sala de estar.
Edward volvió y se quedo mirándome en el umbral por algunos minutos. Luego caminó muy silencioso hacia mí, como acechándome, asió mis caderas otra vez, y empujó su cuerpo ahora vestido, contra mi cola. “¿Pasaron los treinta minutos ya?”
Volteé otra vez y deslicé mi mano contra la dureza de su ingle. Él gimió en mi cuello.
“No, amor. Paciencia.” Le guiñé un ojo y él enterró su cara en mi cuello, después succionó el lóbulo de mi oreja, haciendo que la piel desde mi oído hasta mi clavícula cosquilleara deliciosamente.
“Edward. Siéntate.”
Él gimió y salió del cuarto otra vez, sólo para volver algunos momentos más tarde con una botella de vino tinto en sus manos. Abrió la botella, me sirvió una copa, y se sentó en la mesada junto a mí.
“Temo que esto será un total desperdicio en mi paladar.” Miré la copa dudando, pero tomé un sorbo y gemí. Era delicioso.
“O quizá no.” Lo besé agradecida, mirándolo mientras que él caminó hacia el otro extremo de la mesada y se sentó allí.
Acabé de cocinar, mientras bailaba lentamente con la música, tarareando en voz baja. Podía sentir a Edward mirándome en silencio, disfrutando de la escena. Amé la comodidad de nuestro silencio compartido. Coloqué algo de pasta en un plato al lado de la ensalada y el pan. Rellené mi copa de vino y me la llevé con el plato a la mesada. Me senté y Edward se acercó a acompañarme.
Él comenzó a jugar inquieto con una servilleta y yo me reí entre dientes por sus movimientos totalmente innecesarios, los hábitos humanos que él había incorporado tan convincentemente. Miraba mi comida y se me cruzo un pensamiento.
“Edward, cuando tu bebes sangre. ¿Qué… le sucede? Donde va el líquido, digo.”
Él me miraba y sonrió travieso. No sabía adónde había volado su mente, pero sentía como que me faltaba algo.
“Bueno, obviamente necesitamos el líquido para el veneno.”
“Sí, pero... ¿que cantidad de ése liquido tú… realmente usas?” Sabía que los vampiros no necesitaron momentos humanos y que ellos tragaban probablemente, más veneno del que descartaban.
Él se rió entre dientes. “Buenos tú sabes mi amor, que también tenemos… otros líquidos.” Me dijo guiñando un ojo. Sentía una ola de rubor que se arrastraba hacia arriba de mi cuello.
“Si…claro,” mascullé, llenando mi boca con un tenedor lleno de ensalada.
Él paso su mano contra mi mejilla. “Y el resto del volumen se vaporiza probablemente a través de nuestra piel cuando corremos. Ésa es nuestra teoría, por lo menos.” Él se encogió de hombros, haciendo girar la servilleta en sus dedos.
Tomé otro sorbo de vino, comenzando a sentir un poquito los efectos del alcohol. “Yo sé que… tú sabes, los hombres humanos… lo hacen siempre y como que ellos… necesitan liberar sus… fluídos…” Me callé entonces, mi pregunta quedó colgada en el aire.
Edward sofocó una risa, sabiendo a lo que me refería. “¿Sí?”
“Edward.”
“¿Qué, amor?” Su cara era inocencia pura.
Lo miré fijamente con cara de enojo, sabiendo que él entendía la pregunta que se formaba en mi cabeza.
“Entonces, mi pregunta es, ¿los vampiros necesitan… tu sabes. Liberar fluídos?” Levanté mis cejas y gesticulé con mi mano un pequeño círculo.
Él rió. “Supongo que lo hacemos.”
Mi mente formó inmediatamente la pregunta que se desprendía de su respuesta, la imagen consumía repentinamente mi cerebro. Sentí la corriente de calor entre mis piernas un momento antes de que Edward notara la reacción de mi cuerpo. Lo oí dejar escapar un gruñido bajo.
“Y tú nunca estuviste con nadie antes de mí. Entonces… tú…”
Edward me sonrió y mis piernas comenzaron realmente a temblar al ver la lujuria en su cara. “¿Entonces… yo qué?” Como de costumbre, él quería oírme decirlo.
“Entonces tú algunas veces…” Agité mis manos en un gesto vago.
“¿Te tocas?”
“Por supuesto, Bella,” él rió, y se estiro para tocar mi cara. “¿Eso era tan duro de preguntar…?” dijo espirando levemente y luego se rió de su propia broma.
Sentía como si me fuera a caer de mi silla. “¡Guau!.” Fue todo lo que pude decir.
“Qué imagen.” No sé porqué esto me sorprendió tanto. Suponía que los vampiros no necesitaban realmente ningún… mantenimiento.
“¿Tú no lo haces?” Él imito mi gesto vagamente, con un destello en sus ojos.
“Ocasionalmente.” Mascullé desde dentro de mi copa de vino. Él gimió levemente, sonriendo, y se reclinó hacia atrás en su silla.
“¿Qué, Edward?” Pregunté. Todavía sentía como que faltaba algo.
Él vaciló, mirándome, y después sonrió.
“Una noche, poco después de que volvimos de Italia, tu hablabas en sueños y tu mano se deslizó dentro de tu bikini. Esa fue… bueno, probablemente la única vez que me caí de la cama, literalmente. Yo generalmente estoy más del lado coordinado de la población.”
Casi me atraganté con la comida. “Oh dios, Edward, por favor dime que no lo hice… “
“No lo hiciste.” Me aseguró honesto.
“No que me hubiera molestado si lo hacías, mi mente prácticamente te rogaba que lo hagas cuando tu mano se movió debajo de la tela de tu ropa interior. Tu dejaste tu mano allí por un momento, y luego te diste vuelta y cambiaste de posición.”
Mi cabeza se enterró entre mis manos. “¡Ughhh!.” Gemí.
Edward se rió y levantó mi barbilla hasta encontrar mis ojos. Sus ojos se veían tranquilos, cálidos, amorosos. “Fue, como tú sueles decir… sexy, Bella.”
Renuente, y sin mucho apetito restante, di vuelta de nuevo a mi cena, Edward me miraba con la misma expresión seductora, parecía estar esperando que yo dijera algo más. Otro pensamiento se me cruzó en ese instante.
“¿Alguna vez te… tocaste cuando yo dormía a tu lado?” Mis ojos encontraron los suyos. Sus ojos ardían con lujuria.
“Sí.” Se rió, pareciendo saber que yo iba a preguntar eso.
“Una par de veces. La primera vez fue la noche en cuestión. El otro par de veces fue después de horas de tu me rogaras que te toque en tus sueños… tuve que tomar el asunto en mis propias manos.” Él se rió entre dientes otra vez en su broma y se lamió los labios.
Mi respiración salió zumbando fuera de mí con esa imagen, y me balanceé en mi silla.
“¿Bella? ¿Estás bien? te vas a caer de la silla” Los papeles se habían invertido. Ahora el disfrutaba de mi agonía, demasiado.
“No, si, no sé….” Dije haciendo muecas.
“Solo estoy un poco abrumada por estas imágenes. Y un poco borrachita, creo.”
“Bueno, a título informativo, un poco borrachita te ves adorable.” Él se inclinó y me besó los labios dulcemente.
“Positivamente deliciosa.”
Lo miré sonriendo. “Si me mordieras ahora, ¿te emborracharías también?”
Él se inclinó hacia atrás, y achinó los ojos. “No por el vino…”
No sé qué se me cruzó por la cabeza; pero las palabras estallaron fuera de mi boca: “Alguna vez piensas en cómo va a suceder, cuando tú me transformes”.
Él paró el respirar y cerró los ojos. Se quedó sentado perfectamente quieto por un rato, antes de mirarme cautelosamente y preguntar “¿tú piensas en cómo va a suceder cuando te transforme?”
“Sí.” Admití, mi mirada sosteniendo la suya. El daño estaba hecho. Por lo menos podía ser sincera con él.
“¿Quieres decirme cómo lo hago?” Él se inclinó hacia mí, la expresión en su cara era ilegible. No podía decirle si él estaba enojado. La tensión en el cuarto había cambiado levemente de tensión sexual a algo que no podía identificar claramente. No enteramente incómodo, sino diferente.
Agradecí a los efectos del vino. Coraje líquido. Pensé en cómo Edward me cambiaría a menudo, y aunque mi imagen de ello se había extendido originalmente sobre varias posibilidades, una vez que aterricé en la imagen actual, era imposible imaginar cualquier otra manera.
“¿Realmente quieres saber?” Pregunté, dándole la oportunidad de terminar esta conversación difícil. Sabía que yo no lo haría.
“Por supuesto, amor. Quiero saber cada pensamiento que tienes. Tú lo sabes.” Su voz era asombrosamente suave, pero no podía conseguir leerlo. No estaba segura si era el vino o el tema.
“Bien…” mis ojos vagaron al techo, insegura sobre cómo expresar la imagen relativamente simple. Decidí hacerlo llanamente.
“Tú lo haces después de que haberme hecho el amor. Estoy en tus brazos. Desnuda.”
Edward se congeló, mirándome fijamente, su cara era una máscara de incredulidad.
“¿El cliché del vampiro sexy? ¿Tú quieres que te haga el amor y luego… te mate?” Su voz era incrédula. Él puso la cara entre sus manos. “Muy a lo Bela Lugosi. Tendré que conseguirme una capa.”
“No matarme, Edward. Transformarme.” Levanté mis platos y los llevé el fregadero, ruborizándose furiosamente.
“Solamente que eso es lo qué sucedería si después de hacerte el amor yo probara tu sangre. ¿De verdad quieres esto?” Su voz no sonaba enojada, él sonaba casi divertido.
“En este escenario, nosotros hacemos el amor y entonces, si es que puedo incluso detenerme de drenarte la sangre, en medio de mi dicha post-coital, tú arderás terriblemente por tres días,
“Edward, tú no me estás tomando en serio.” Suspiré.
“Por el contrario, Bella, te estoy tomando enteramente demasiado en serio. Solo que no quisiera que a nuestro acto de amor, le precediera inmediatamente el dolor ardiente de esa tortura. Pienso que generalmente eso no se presta a asociaciones positivas.”
Estaba avergonzada y lamentado haber dicho lo que dije. “¡Ugh!, no importa. No puedo explicarte si vas a reírte de mí.”
Edward envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, tirando mi espalda contra su pecho. “Lo siento. Bella, no estoy intentando burlarme de ti. Sólo… te proporcionaba cierto contexto, por favor. Dime porqué quisieras que sucediera después de hacer el amor. Esto es como… un asunto muy serio, sabes.” Sus labios se presionaron contra mi cuello.
“Es sobre intimidad, Edward. Hacer el amor contigo es una expresión total de lo que sentimos uno por el otro - son nuestras palabras llevadas a la acción. Cada vez que tú me tocas yo me doy cuenta de que esto es para siempre, y sé que tu eres mío totalmente.” Edward caminó hacia mí, murmurando mi nombre contra mi cuello. Luché para continuar.
“Que tú me transformes es un regalo tan grande; eres tu diciéndome que me quieres para siempre, que quieres hacerme el amor por siempre. Y yo quiero entregarme totalmente a ti en el proceso, de modo que tú puedas sentir, inmediatamente antes, qué significa para mí este regalo que me haces.”
Edward se retiró hacia atrás para mirarme, y vi la comprensión amaneciendo en su cara.
“¿Es así como tú lo ves, Bella? ¿Que te estoy dando un regalo?”
“Sí, por supuesto.” Dije simplemente. Habíamos tenido esta conversación antes en diversas formas, pero realmente nunca habíamos llegado a comprendernos tanto.
“Sé que tu estarás sacrificando mucho al transformarme, todas las cosas humanas que te atrajeron a mi desde un principio. Y sé que será duro para ti. Por supuesto, sé que tú quieres estar conmigo, pero sé que en cierto modo es también un sacrificio. Tanto así lo pienso que incluso, sé que no estaríamos teniendo esta conversación si no fuera por nuestro pequeño problema con los Volturi.”
Edward me miraba, absorbiendo cada palabra que yo decía. Él abrió su boca para hablar y después la cerró. El gesto de vacilación era raro en él. Me quedé en silencio, esperando.
“Bella” dijo y después se detuvo. Luchó para encontrar las palabras. “Bella, yo deseo transformarte más de lo que puedo explicar en palabras. El regalo es para mí. La espera me está matando a mí, también.” Lo miraba, esperando el `pero'. Nunca vino.
“¿Qué?” Pregunté, ninguna otra palabra vino a mi cabeza.
Edward sacudió su cabeza, sonriéndome.
“Tú no perderás las cosas que amo de ti. Tú solo ganarás las cosas que yo quiero que tengas. El sacrificio, amigos humanos, tu familia, es solamente el suyo.” Sus ojos buscaron el entendimiento en mi cara. “Supongo que no he hecho un buen trabajo comunicándote esto en el pasado.”
Exhalé lentamente. Finalmente lo entendía, todo lo qué él había estado intentando decirme desde que estábamos juntos, la raíz de sus dudas, su culpabilidad, su preocupación.
“Pero, Bella” dijo suavemente, “no sé si puedo hacerlo de esa manera. Tu transformación… va a ser muy emocional para mí. Hacerte el amor es… más que emocional.” El suspiró, otra vez luchando para hallar las palabras correctas. “Yo solo… no sé si puedo hacerlo esa manera.” Su cabeza cayó contra mi hombro.
Sabía que esto sería algo que tendríamos que resolver en su momento. Estaba contenta de que se hubiera iniciado el diálogo, pero en ese momento quería poder volver a nuestra luna de miel, dejando nuestras otras preocupaciones detrás de nosotros.
“No tenemos que decidir esta noche.” Le susurré y besé su mejilla.
“Ven conmigo.”
Tomé su mano y lo llevé fuera de la cocina. Toméla manta de la parte posterior del sofá en la sala de estar y llevé a Edward hacia la playa, donde extendí la manta en la fina arena blanca. La noche era hermosa; caliente y ventosa, el sonido del océano y el viento eran relajantes. Todo alrededor de nosotros se sentía increíblemente quieto.
Edward me miraba y sonrió, articulando un “te amo”. Comencé a desnudarme delante de él, lentamente. Sus ojos quemaron en mi cuerpo, él estaba absolutamente quieto.
Me quede en ropa interior, un simple corpiño blanco de satén y la bikini que hacia juego. Edward se acerco a mí y yo fui hacia él, poniéndome en puntas de pie para besar sus labios y su cuello, mientras que sus brazos se enredaban alrededor de mi cintura, sus manos que se posaron sobre la parte baja de mi espalda. Tiré de su camisa sobre su cabeza y lamí su pecho, mordiéndolo suavemente, después animada por su quejido, lo hice más fuerte.
“¿Cómo se siente eso?” Le pregunté, curiosa sabiendo que no podía llevarlo al hermoso borde del placer y del dolor, por lo menos no mientras que fuera humana.
“Se siente asombroso, Bella. Sé que la piel humana lo siente diferente, pero para mí es una sensación hermosa, ligera… que no creo que pueda describirla para ti. Tendrás que ver por ti misma lo que se siente. Pienso que te sorprenderá descubrir lo sensible que serás después….”
Él dejó que sus palabras se apagaran, el significado era claro. Me besó apasionadamente, su lengua se resbalo a lo largo de mis labios, mi respiración se volvió errática por la sensación.
Rastrillé mis uñas contra su pecho mientras bajaba mi cuerpo delante de él. Resbalé hacia mis rodillas. Él me vio dirigirme hacia sus jeans, mis dedos desabrocharon lentamente el cierre, y después los deslicé hacia abajo de sus caderas. Presioné mis labios contra el algodón de sus bóxers y soplé suavemente, aire caliente contra su piel fresca.
Él gimió, entonces dijo “Sí...” Lo ayudé a sacarse los pantalones y bajé sus bóxers a la manta, sacudiéndolos a un lado después de que él se los saco.
Su piel desnuda era gloriosa en el claro de luna. Jadeé, mis ojos vagaron sobre su cuerpo. Sus manos acariciaron suavemente mi pelo y mi cara, con su toque siempre amoroso. Nuestros ojos se encontraron y la pregunta que quise hacer estaba clara en mi cara. Edward asintió. Me agaché, sin aliento, y lamí lentamente a lo largo de su dureza, mi lengua rozando su piel lisa, fresca. Su cuerpo olía increíble. Mis manos agarraron su base, acercándolo a mí. Giré mi lengua alrededor de la punta y él gimió mi nombre. Podía sentir sus piernas que temblaban levemente. Su mano izquierda frotó ligera y suavemente mi pelo, su brazo derecho colgaba a su lado, su mano se apretaba y desapretaba en un puño.
Ver como se restringía hizo que me doliera el cuerpo por él. Hundí mi boca sobre él, succionando fuertemente, moviendo mi cabeza arriba y abajo otra vez, gimiendo con cada movimiento. Mis manos frotaron ligeramente la parte de su miembro que no cupó en mi boca. Lo devoré, lamiendo y succionando, mi mente perdida totalmente en la sensación y el sabor de él dentro de mi boca.
Edward jadeó diciendo mi nombre repetidamente, al ritmo de mis movimientos alrededor de él. Su cuerpo estaba perfectamente quieto a excepción de sus piernas, que comenzaron a temblar cada vez más mientras que lo sentía endurecerse cada vez más en mi boca, cerca del clímax. Lo miré a través de mis pestañas; él me miraba a mí, su boca abierta, sus ojos parecían perdidos viéndome lamerlo. Aumenté la velocidad, tomándolo tan profundamente en mi boca como podía, exprimiendo su base con mis manos, gimiendo contra él.
Él comenzó a susurrar, “Oh Dios… Oh Dios…” y sostuvo ligeramente mi cabeza contra él para mantener mis movimientos mientras él gritaba mi nombre, “Bella, oh dios, Bella, oh…” su cuerpo frío pulsando dentro de mi boca, mis labios gimiendo contra él. Él se estremeció por un momento y después se quedó quieto, respirando con dificultad. Me incliné hacia atrás, arrastrando mi lengua a lo largo de él, sosteniéndolo en mis manos.
Sentía sus manos debajo de mis brazos que me levantaban para arriba, y sus labios se estrellaron contra los míos, sus brazos me apretaban contra su pecho. “Bella… esa fue la sola cosa más sensual que yo haya visto jamás.”
“Edward, eso fue Increíble.” Respiré contra él.
“¿A ti te gusto… hacer eso?” Sus manos alcanzaron mi ropa interior, deslizándola hacia un lado y tocando con sus dedos a mi carne mojada. Él gimió, no necesitando que yo le contestara. Sus dedos se movieron contra mí, frotando ligeramente el exterior de mi entrepierna. Sentí su cuerpo crecer duramente contra mí, y yo lo miré, con la boca abierta.
“Vampiro,” me susurró como única explicación y sonrió travieso.
“Edward… tú… ¿te pondrías detrás de mí?” Pregunté, mirándolo aprensiva. Él me miraba, quemándome con los ojos.
Él gruñó bajo en su garganta y me besó los labios, gimiendo mi nombre. Se colocó detrás de mí y me miro.
“Me parece recordar esa visión volviéndome absolutamente salvaje…” me hizo muecas. “Tu hablabas en serio amor, esto en verdad te excita.” Su voz sonaba absolutamente maravillada.
Asentí y me di vuelta, desabrochando mi corpiño y bajando mi bikini delante de él, doblando mi cintura. Él gimió y caminó hacia mí, poniendo sus manos en mis caderas, y frotando su cuerpo contra mi cola. Nos bajamos a la manta, y él se detuvo brevemente en mi entrada. Sabía que él necesitaba que yo comenzara. Me eché hacia atrás contra él, su cuerpo se empujo dentro de mí. Él comenzó a moverse en mí, sus manos frotaban ligeramente mis caderas, su piel fresca contra la mía. Su cuerpo tocó un punto dentro de mí que me hizo gritar de placer, yo me perdí inmediatamente en la sensación, arqueando mi espalda contra él. Mi respuesta hizo que él se moviera más rápido, más profundo.
Él estiro un brazo alrededor para tocar mi clítoris y después vaciló, tomo una de mis manos, y la acercó hacia mi cuerpo mientras que él corrió sus caderas levemente. Podía sentir la presión de él que se movía dentro de mí contra mis dedos. Mi piel estaba húmeda y caliente contra mi mano. Su mano se apoyó encima de la mía, mientras yo frotaba mi clítoris, él sentía cómo me tocaba. Su cuerpo empujó dentro y fuera de mí, sus caderas que frotaban círculos contra mi parte inferior.
“Dios Bella, eres tan sensual. Quería verte tocarte…” Él se inclinó sobre mí, susurrando en mi oído. Lamió la parte posterior de mi cuello y me arqueé contra él gritando. Entonces arrastró su lengua hacia abajo por mi espalda, dejando una línea de piel que cosquilleaba, sensible. Movió sus manos a mis caderas y se empujó más rápido adentro mí.
“Puedo ver tu brazo moviéndose, puedo sentir tu mano… Oh dios Bella eres tan hermosa…”. Yo sólo podía jadear, su voz me volvió loca de deseo. Me sentía muy cerca del límite y sabía que él lo estaba también, su cuerpo duro, sus movimientos más rápidos, sus gemidos más urgentes.
Acabamos juntos muy potentemente, nuestros cuerpos pulsaban juntos, nuestros gritos haciendo eco en la noche. Sus movimientos se retardaron en mí, su cuerpo me frotaba ligeramente desde mi interior mientras que acabábamos. Él se movió hacia atrás y yo rodé sobre mi trasero, doblando mis rodillas, mirándolo arrodillarse sobre mí.
Él se sentó cómodamente contra sus talones y me miró fijamente así por un largo momento, sus ojos se movían arriba y abajo por la longitud de mi cuerpo, sus manos se reclinaban sobre mis rodillas. Ninguno de nosotros hablo y mi corazón se sentía como demasiado grande para mi cuerpo. Las lágrimas llenaron mis ojos y se derramaron.
Me sentía totalmente abrumada con lo que sucedía entre nosotros. A cada momento sentía como si me enamorara de él otra vez. Tenía todo lo que necesitaba y nunca tendría bastante de este hombre.
Edward no dijo nada, él solo me miraba. Sabía que mis lágrimas comunicaban lo que su cuerpo no podía. Él se acostó entre mis piernas y puso su boca contra la mía, besándome profundamente.
Edward leía, escuchando a Aretha Franklin.
“¿Aretha? ¿De verdad?” Pregunté, agradablemente sorprendida.
“Oí una grabación de ella cubriendo a Pavarotti y conseguí algo de su trabajo anterior. Su voz es trascendente.” Él me dio su sonrisa torcida, mirándome elogioso. “Eso también aplica a tu atuendo.” Edward descansaba allí, usando solo sus bóxers, con el pelo adorablemente despeinado, como de costumbre.
“Muchas gracias, Señor Cullen.”
“Por nada, Señora Cullen.”
Caminé hacia él y lo besé suavemente. “Voy a hacerme la cena. ¿Quieres acompañarme mientras cocino?”
“Por supuesto, amor.”
Edward me siguió a la cocina, gruñendo detrás de mí.
“Tus piernas parecen de cinco millas de largo en esa minúscula falda. Me perturba que Alice sepa tan bien lo que me gusta verte usar.” Él soltó un silbido bajo y palmeó con fuerza mi cola.
Le soplé un beso mientras que tomaba lo necesario para hacer espaguetis y albóndigas, pan de ajo, y ensalada. Vacilé, girándome a verlo con una pizca de preocupación escrita en mi cara.
“Edward, ¿estás seguro que no te sentirás mal estando tan cerca del ajo?” Agité unas cabezas de ajo cerca de él.
Edward rodó sus ojos. “¿De verdad lo preguntas?, Bella.”
“Eres demasiado fácil.” Reí.
“Sé cuánto amas todas esas referencias de Hellmouth, los clichés de vampiros sexys, y al Conde de Plaza Sésamo.”
Edward levantó un dedo para corregirme.
“Realmente, lo del Conde es bastante exacto. Los vampiros amamos realmente nuestros números.”
Me disolví en risitas y llené una olla de agua para las pastas. Edward me miraba mientras yo me movía alrededor de la cocina, picando vegetales, haciendo las albóndigas, revolviendo la salsa. Sentía sus manos frías colarse furtivamente alrededor de mi cintura.
“Querida, te ves realmente demasiado deliciosa en este atuendo. No estoy seguro de poder quitar mis manos de ti bastante tiempo como para dejarte comer.”
Me di vuelta para verlo de frente, y bese sus labios lentamente. Disfrutaba de su inmensa agonía.
“Mantén ese pensamiento y dame solo treinta minutos.” Él presionó su cuerpo contra mí, su dureza se filtraba a través de los bóxers. Miré hacia debajo de su cintura y me lamí los labios.
“Estoy absolutamente muerta de hambre.” Susurré en su oído, chasqueando la lengua contra el lóbulo de su oreja.
Edward gimió. “Bella. Jesús. Voy a ir a ponerme un poco de ropa encima.”
Lo besé otra vez y me di vuelta de nuevo a cocinar, sacudiendo las caderas al sonido de Aretha, que cantaba “Ain’t No Way” desde la sala de estar.
Edward volvió y se quedo mirándome en el umbral por algunos minutos. Luego caminó muy silencioso hacia mí, como acechándome, asió mis caderas otra vez, y empujó su cuerpo ahora vestido, contra mi cola. “¿Pasaron los treinta minutos ya?”
Volteé otra vez y deslicé mi mano contra la dureza de su ingle. Él gimió en mi cuello.
“No, amor. Paciencia.” Le guiñé un ojo y él enterró su cara en mi cuello, después succionó el lóbulo de mi oreja, haciendo que la piel desde mi oído hasta mi clavícula cosquilleara deliciosamente.
“Edward. Siéntate.”
Él gimió y salió del cuarto otra vez, sólo para volver algunos momentos más tarde con una botella de vino tinto en sus manos. Abrió la botella, me sirvió una copa, y se sentó en la mesada junto a mí.
“Temo que esto será un total desperdicio en mi paladar.” Miré la copa dudando, pero tomé un sorbo y gemí. Era delicioso.
“O quizá no.” Lo besé agradecida, mirándolo mientras que él caminó hacia el otro extremo de la mesada y se sentó allí.
Acabé de cocinar, mientras bailaba lentamente con la música, tarareando en voz baja. Podía sentir a Edward mirándome en silencio, disfrutando de la escena. Amé la comodidad de nuestro silencio compartido. Coloqué algo de pasta en un plato al lado de la ensalada y el pan. Rellené mi copa de vino y me la llevé con el plato a la mesada. Me senté y Edward se acercó a acompañarme.
Él comenzó a jugar inquieto con una servilleta y yo me reí entre dientes por sus movimientos totalmente innecesarios, los hábitos humanos que él había incorporado tan convincentemente. Miraba mi comida y se me cruzo un pensamiento.
“Edward, cuando tu bebes sangre. ¿Qué… le sucede? Donde va el líquido, digo.”
Él me miraba y sonrió travieso. No sabía adónde había volado su mente, pero sentía como que me faltaba algo.
“Bueno, obviamente necesitamos el líquido para el veneno.”
“Sí, pero... ¿que cantidad de ése liquido tú… realmente usas?” Sabía que los vampiros no necesitaron momentos humanos y que ellos tragaban probablemente, más veneno del que descartaban.
Él se rió entre dientes. “Buenos tú sabes mi amor, que también tenemos… otros líquidos.” Me dijo guiñando un ojo. Sentía una ola de rubor que se arrastraba hacia arriba de mi cuello.
“Si…claro,” mascullé, llenando mi boca con un tenedor lleno de ensalada.
Él paso su mano contra mi mejilla. “Y el resto del volumen se vaporiza probablemente a través de nuestra piel cuando corremos. Ésa es nuestra teoría, por lo menos.” Él se encogió de hombros, haciendo girar la servilleta en sus dedos.
Tomé otro sorbo de vino, comenzando a sentir un poquito los efectos del alcohol. “Yo sé que… tú sabes, los hombres humanos… lo hacen siempre y como que ellos… necesitan liberar sus… fluídos…” Me callé entonces, mi pregunta quedó colgada en el aire.
Edward sofocó una risa, sabiendo a lo que me refería. “¿Sí?”
“Edward.”
“¿Qué, amor?” Su cara era inocencia pura.
Lo miré fijamente con cara de enojo, sabiendo que él entendía la pregunta que se formaba en mi cabeza.
“Entonces, mi pregunta es, ¿los vampiros necesitan… tu sabes. Liberar fluídos?” Levanté mis cejas y gesticulé con mi mano un pequeño círculo.
Él rió. “Supongo que lo hacemos.”
Mi mente formó inmediatamente la pregunta que se desprendía de su respuesta, la imagen consumía repentinamente mi cerebro. Sentí la corriente de calor entre mis piernas un momento antes de que Edward notara la reacción de mi cuerpo. Lo oí dejar escapar un gruñido bajo.
“Y tú nunca estuviste con nadie antes de mí. Entonces… tú…”
Edward me sonrió y mis piernas comenzaron realmente a temblar al ver la lujuria en su cara. “¿Entonces… yo qué?” Como de costumbre, él quería oírme decirlo.
“Entonces tú algunas veces…” Agité mis manos en un gesto vago.
“¿Te tocas?”
“Por supuesto, Bella,” él rió, y se estiro para tocar mi cara. “¿Eso era tan duro de preguntar…?” dijo espirando levemente y luego se rió de su propia broma.
Sentía como si me fuera a caer de mi silla. “¡Guau!.” Fue todo lo que pude decir.
“Qué imagen.” No sé porqué esto me sorprendió tanto. Suponía que los vampiros no necesitaban realmente ningún… mantenimiento.
“¿Tú no lo haces?” Él imito mi gesto vagamente, con un destello en sus ojos.
“Ocasionalmente.” Mascullé desde dentro de mi copa de vino. Él gimió levemente, sonriendo, y se reclinó hacia atrás en su silla.
“¿Qué, Edward?” Pregunté. Todavía sentía como que faltaba algo.
Él vaciló, mirándome, y después sonrió.
“Una noche, poco después de que volvimos de Italia, tu hablabas en sueños y tu mano se deslizó dentro de tu bikini. Esa fue… bueno, probablemente la única vez que me caí de la cama, literalmente. Yo generalmente estoy más del lado coordinado de la población.”
Casi me atraganté con la comida. “Oh dios, Edward, por favor dime que no lo hice… “
“No lo hiciste.” Me aseguró honesto.
“No que me hubiera molestado si lo hacías, mi mente prácticamente te rogaba que lo hagas cuando tu mano se movió debajo de la tela de tu ropa interior. Tu dejaste tu mano allí por un momento, y luego te diste vuelta y cambiaste de posición.”
Mi cabeza se enterró entre mis manos. “¡Ughhh!.” Gemí.
Edward se rió y levantó mi barbilla hasta encontrar mis ojos. Sus ojos se veían tranquilos, cálidos, amorosos. “Fue, como tú sueles decir… sexy, Bella.”
Renuente, y sin mucho apetito restante, di vuelta de nuevo a mi cena, Edward me miraba con la misma expresión seductora, parecía estar esperando que yo dijera algo más. Otro pensamiento se me cruzó en ese instante.
“¿Alguna vez te… tocaste cuando yo dormía a tu lado?” Mis ojos encontraron los suyos. Sus ojos ardían con lujuria.
“Sí.” Se rió, pareciendo saber que yo iba a preguntar eso.
“Una par de veces. La primera vez fue la noche en cuestión. El otro par de veces fue después de horas de tu me rogaras que te toque en tus sueños… tuve que tomar el asunto en mis propias manos.” Él se rió entre dientes otra vez en su broma y se lamió los labios.
Mi respiración salió zumbando fuera de mí con esa imagen, y me balanceé en mi silla.
“¿Bella? ¿Estás bien? te vas a caer de la silla” Los papeles se habían invertido. Ahora el disfrutaba de mi agonía, demasiado.
“No, si, no sé….” Dije haciendo muecas.
“Solo estoy un poco abrumada por estas imágenes. Y un poco borrachita, creo.”
“Bueno, a título informativo, un poco borrachita te ves adorable.” Él se inclinó y me besó los labios dulcemente.
“Positivamente deliciosa.”
Lo miré sonriendo. “Si me mordieras ahora, ¿te emborracharías también?”
Él se inclinó hacia atrás, y achinó los ojos. “No por el vino…”
No sé qué se me cruzó por la cabeza; pero las palabras estallaron fuera de mi boca: “Alguna vez piensas en cómo va a suceder, cuando tú me transformes”.
Él paró el respirar y cerró los ojos. Se quedó sentado perfectamente quieto por un rato, antes de mirarme cautelosamente y preguntar “¿tú piensas en cómo va a suceder cuando te transforme?”
“Sí.” Admití, mi mirada sosteniendo la suya. El daño estaba hecho. Por lo menos podía ser sincera con él.
“¿Quieres decirme cómo lo hago?” Él se inclinó hacia mí, la expresión en su cara era ilegible. No podía decirle si él estaba enojado. La tensión en el cuarto había cambiado levemente de tensión sexual a algo que no podía identificar claramente. No enteramente incómodo, sino diferente.
Agradecí a los efectos del vino. Coraje líquido. Pensé en cómo Edward me cambiaría a menudo, y aunque mi imagen de ello se había extendido originalmente sobre varias posibilidades, una vez que aterricé en la imagen actual, era imposible imaginar cualquier otra manera.
“¿Realmente quieres saber?” Pregunté, dándole la oportunidad de terminar esta conversación difícil. Sabía que yo no lo haría.
“Por supuesto, amor. Quiero saber cada pensamiento que tienes. Tú lo sabes.” Su voz era asombrosamente suave, pero no podía conseguir leerlo. No estaba segura si era el vino o el tema.
“Bien…” mis ojos vagaron al techo, insegura sobre cómo expresar la imagen relativamente simple. Decidí hacerlo llanamente.
“Tú lo haces después de que haberme hecho el amor. Estoy en tus brazos. Desnuda.”
Edward se congeló, mirándome fijamente, su cara era una máscara de incredulidad.
“¿El cliché del vampiro sexy? ¿Tú quieres que te haga el amor y luego… te mate?” Su voz era incrédula. Él puso la cara entre sus manos. “Muy a lo Bela Lugosi. Tendré que conseguirme una capa.”
“No matarme, Edward. Transformarme.” Levanté mis platos y los llevé el fregadero, ruborizándose furiosamente.
“Solamente que eso es lo qué sucedería si después de hacerte el amor yo probara tu sangre. ¿De verdad quieres esto?” Su voz no sonaba enojada, él sonaba casi divertido.
“En este escenario, nosotros hacemos el amor y entonces, si es que puedo incluso detenerme de drenarte la sangre, en medio de mi dicha post-coital, tú arderás terriblemente por tres días,
“Edward, tú no me estás tomando en serio.” Suspiré.
“Por el contrario, Bella, te estoy tomando enteramente demasiado en serio. Solo que no quisiera que a nuestro acto de amor, le precediera inmediatamente el dolor ardiente de esa tortura. Pienso que generalmente eso no se presta a asociaciones positivas.”
Estaba avergonzada y lamentado haber dicho lo que dije. “¡Ugh!, no importa. No puedo explicarte si vas a reírte de mí.”
Edward envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, tirando mi espalda contra su pecho. “Lo siento. Bella, no estoy intentando burlarme de ti. Sólo… te proporcionaba cierto contexto, por favor. Dime porqué quisieras que sucediera después de hacer el amor. Esto es como… un asunto muy serio, sabes.” Sus labios se presionaron contra mi cuello.
“Es sobre intimidad, Edward. Hacer el amor contigo es una expresión total de lo que sentimos uno por el otro - son nuestras palabras llevadas a la acción. Cada vez que tú me tocas yo me doy cuenta de que esto es para siempre, y sé que tu eres mío totalmente.” Edward caminó hacia mí, murmurando mi nombre contra mi cuello. Luché para continuar.
“Que tú me transformes es un regalo tan grande; eres tu diciéndome que me quieres para siempre, que quieres hacerme el amor por siempre. Y yo quiero entregarme totalmente a ti en el proceso, de modo que tú puedas sentir, inmediatamente antes, qué significa para mí este regalo que me haces.”
Edward se retiró hacia atrás para mirarme, y vi la comprensión amaneciendo en su cara.
“¿Es así como tú lo ves, Bella? ¿Que te estoy dando un regalo?”
“Sí, por supuesto.” Dije simplemente. Habíamos tenido esta conversación antes en diversas formas, pero realmente nunca habíamos llegado a comprendernos tanto.
“Sé que tu estarás sacrificando mucho al transformarme, todas las cosas humanas que te atrajeron a mi desde un principio. Y sé que será duro para ti. Por supuesto, sé que tú quieres estar conmigo, pero sé que en cierto modo es también un sacrificio. Tanto así lo pienso que incluso, sé que no estaríamos teniendo esta conversación si no fuera por nuestro pequeño problema con los Volturi.”
Edward me miraba, absorbiendo cada palabra que yo decía. Él abrió su boca para hablar y después la cerró. El gesto de vacilación era raro en él. Me quedé en silencio, esperando.
“Bella” dijo y después se detuvo. Luchó para encontrar las palabras. “Bella, yo deseo transformarte más de lo que puedo explicar en palabras. El regalo es para mí. La espera me está matando a mí, también.” Lo miraba, esperando el `pero'. Nunca vino.
“¿Qué?” Pregunté, ninguna otra palabra vino a mi cabeza.
Edward sacudió su cabeza, sonriéndome.
“Tú no perderás las cosas que amo de ti. Tú solo ganarás las cosas que yo quiero que tengas. El sacrificio, amigos humanos, tu familia, es solamente el suyo.” Sus ojos buscaron el entendimiento en mi cara. “Supongo que no he hecho un buen trabajo comunicándote esto en el pasado.”
Exhalé lentamente. Finalmente lo entendía, todo lo qué él había estado intentando decirme desde que estábamos juntos, la raíz de sus dudas, su culpabilidad, su preocupación.
“Pero, Bella” dijo suavemente, “no sé si puedo hacerlo de esa manera. Tu transformación… va a ser muy emocional para mí. Hacerte el amor es… más que emocional.” El suspiró, otra vez luchando para hallar las palabras correctas. “Yo solo… no sé si puedo hacerlo esa manera.” Su cabeza cayó contra mi hombro.
Sabía que esto sería algo que tendríamos que resolver en su momento. Estaba contenta de que se hubiera iniciado el diálogo, pero en ese momento quería poder volver a nuestra luna de miel, dejando nuestras otras preocupaciones detrás de nosotros.
“No tenemos que decidir esta noche.” Le susurré y besé su mejilla.
“Ven conmigo.”
Tomé su mano y lo llevé fuera de la cocina. Toméla manta de la parte posterior del sofá en la sala de estar y llevé a Edward hacia la playa, donde extendí la manta en la fina arena blanca. La noche era hermosa; caliente y ventosa, el sonido del océano y el viento eran relajantes. Todo alrededor de nosotros se sentía increíblemente quieto.
Edward me miraba y sonrió, articulando un “te amo”. Comencé a desnudarme delante de él, lentamente. Sus ojos quemaron en mi cuerpo, él estaba absolutamente quieto.
Me quede en ropa interior, un simple corpiño blanco de satén y la bikini que hacia juego. Edward se acerco a mí y yo fui hacia él, poniéndome en puntas de pie para besar sus labios y su cuello, mientras que sus brazos se enredaban alrededor de mi cintura, sus manos que se posaron sobre la parte baja de mi espalda. Tiré de su camisa sobre su cabeza y lamí su pecho, mordiéndolo suavemente, después animada por su quejido, lo hice más fuerte.
“¿Cómo se siente eso?” Le pregunté, curiosa sabiendo que no podía llevarlo al hermoso borde del placer y del dolor, por lo menos no mientras que fuera humana.
“Se siente asombroso, Bella. Sé que la piel humana lo siente diferente, pero para mí es una sensación hermosa, ligera… que no creo que pueda describirla para ti. Tendrás que ver por ti misma lo que se siente. Pienso que te sorprenderá descubrir lo sensible que serás después….”
Él dejó que sus palabras se apagaran, el significado era claro. Me besó apasionadamente, su lengua se resbalo a lo largo de mis labios, mi respiración se volvió errática por la sensación.
Rastrillé mis uñas contra su pecho mientras bajaba mi cuerpo delante de él. Resbalé hacia mis rodillas. Él me vio dirigirme hacia sus jeans, mis dedos desabrocharon lentamente el cierre, y después los deslicé hacia abajo de sus caderas. Presioné mis labios contra el algodón de sus bóxers y soplé suavemente, aire caliente contra su piel fresca.
Él gimió, entonces dijo “Sí...” Lo ayudé a sacarse los pantalones y bajé sus bóxers a la manta, sacudiéndolos a un lado después de que él se los saco.
Su piel desnuda era gloriosa en el claro de luna. Jadeé, mis ojos vagaron sobre su cuerpo. Sus manos acariciaron suavemente mi pelo y mi cara, con su toque siempre amoroso. Nuestros ojos se encontraron y la pregunta que quise hacer estaba clara en mi cara. Edward asintió. Me agaché, sin aliento, y lamí lentamente a lo largo de su dureza, mi lengua rozando su piel lisa, fresca. Su cuerpo olía increíble. Mis manos agarraron su base, acercándolo a mí. Giré mi lengua alrededor de la punta y él gimió mi nombre. Podía sentir sus piernas que temblaban levemente. Su mano izquierda frotó ligera y suavemente mi pelo, su brazo derecho colgaba a su lado, su mano se apretaba y desapretaba en un puño.
Ver como se restringía hizo que me doliera el cuerpo por él. Hundí mi boca sobre él, succionando fuertemente, moviendo mi cabeza arriba y abajo otra vez, gimiendo con cada movimiento. Mis manos frotaron ligeramente la parte de su miembro que no cupó en mi boca. Lo devoré, lamiendo y succionando, mi mente perdida totalmente en la sensación y el sabor de él dentro de mi boca.
Edward jadeó diciendo mi nombre repetidamente, al ritmo de mis movimientos alrededor de él. Su cuerpo estaba perfectamente quieto a excepción de sus piernas, que comenzaron a temblar cada vez más mientras que lo sentía endurecerse cada vez más en mi boca, cerca del clímax. Lo miré a través de mis pestañas; él me miraba a mí, su boca abierta, sus ojos parecían perdidos viéndome lamerlo. Aumenté la velocidad, tomándolo tan profundamente en mi boca como podía, exprimiendo su base con mis manos, gimiendo contra él.
Él comenzó a susurrar, “Oh Dios… Oh Dios…” y sostuvo ligeramente mi cabeza contra él para mantener mis movimientos mientras él gritaba mi nombre, “Bella, oh dios, Bella, oh…” su cuerpo frío pulsando dentro de mi boca, mis labios gimiendo contra él. Él se estremeció por un momento y después se quedó quieto, respirando con dificultad. Me incliné hacia atrás, arrastrando mi lengua a lo largo de él, sosteniéndolo en mis manos.
Sentía sus manos debajo de mis brazos que me levantaban para arriba, y sus labios se estrellaron contra los míos, sus brazos me apretaban contra su pecho. “Bella… esa fue la sola cosa más sensual que yo haya visto jamás.”
“Edward, eso fue Increíble.” Respiré contra él.
“¿A ti te gusto… hacer eso?” Sus manos alcanzaron mi ropa interior, deslizándola hacia un lado y tocando con sus dedos a mi carne mojada. Él gimió, no necesitando que yo le contestara. Sus dedos se movieron contra mí, frotando ligeramente el exterior de mi entrepierna. Sentí su cuerpo crecer duramente contra mí, y yo lo miré, con la boca abierta.
“Vampiro,” me susurró como única explicación y sonrió travieso.
“Edward… tú… ¿te pondrías detrás de mí?” Pregunté, mirándolo aprensiva. Él me miraba, quemándome con los ojos.
Él gruñó bajo en su garganta y me besó los labios, gimiendo mi nombre. Se colocó detrás de mí y me miro.
“Me parece recordar esa visión volviéndome absolutamente salvaje…” me hizo muecas. “Tu hablabas en serio amor, esto en verdad te excita.” Su voz sonaba absolutamente maravillada.
Asentí y me di vuelta, desabrochando mi corpiño y bajando mi bikini delante de él, doblando mi cintura. Él gimió y caminó hacia mí, poniendo sus manos en mis caderas, y frotando su cuerpo contra mi cola. Nos bajamos a la manta, y él se detuvo brevemente en mi entrada. Sabía que él necesitaba que yo comenzara. Me eché hacia atrás contra él, su cuerpo se empujo dentro de mí. Él comenzó a moverse en mí, sus manos frotaban ligeramente mis caderas, su piel fresca contra la mía. Su cuerpo tocó un punto dentro de mí que me hizo gritar de placer, yo me perdí inmediatamente en la sensación, arqueando mi espalda contra él. Mi respuesta hizo que él se moviera más rápido, más profundo.
Él estiro un brazo alrededor para tocar mi clítoris y después vaciló, tomo una de mis manos, y la acercó hacia mi cuerpo mientras que él corrió sus caderas levemente. Podía sentir la presión de él que se movía dentro de mí contra mis dedos. Mi piel estaba húmeda y caliente contra mi mano. Su mano se apoyó encima de la mía, mientras yo frotaba mi clítoris, él sentía cómo me tocaba. Su cuerpo empujó dentro y fuera de mí, sus caderas que frotaban círculos contra mi parte inferior.
“Dios Bella, eres tan sensual. Quería verte tocarte…” Él se inclinó sobre mí, susurrando en mi oído. Lamió la parte posterior de mi cuello y me arqueé contra él gritando. Entonces arrastró su lengua hacia abajo por mi espalda, dejando una línea de piel que cosquilleaba, sensible. Movió sus manos a mis caderas y se empujó más rápido adentro mí.
“Puedo ver tu brazo moviéndose, puedo sentir tu mano… Oh dios Bella eres tan hermosa…”. Yo sólo podía jadear, su voz me volvió loca de deseo. Me sentía muy cerca del límite y sabía que él lo estaba también, su cuerpo duro, sus movimientos más rápidos, sus gemidos más urgentes.
Acabamos juntos muy potentemente, nuestros cuerpos pulsaban juntos, nuestros gritos haciendo eco en la noche. Sus movimientos se retardaron en mí, su cuerpo me frotaba ligeramente desde mi interior mientras que acabábamos. Él se movió hacia atrás y yo rodé sobre mi trasero, doblando mis rodillas, mirándolo arrodillarse sobre mí.
Él se sentó cómodamente contra sus talones y me miró fijamente así por un largo momento, sus ojos se movían arriba y abajo por la longitud de mi cuerpo, sus manos se reclinaban sobre mis rodillas. Ninguno de nosotros hablo y mi corazón se sentía como demasiado grande para mi cuerpo. Las lágrimas llenaron mis ojos y se derramaron.
Me sentía totalmente abrumada con lo que sucedía entre nosotros. A cada momento sentía como si me enamorara de él otra vez. Tenía todo lo que necesitaba y nunca tendría bastante de este hombre.
Edward no dijo nada, él solo me miraba. Sabía que mis lágrimas comunicaban lo que su cuerpo no podía. Él se acostó entre mis piernas y puso su boca contra la mía, besándome profundamente.
CHICHIS:
ACA HACE CALOR O ME PARECE A MI? UFFF....QUE VENGAN LOS BOMBEROS!
QUE LES PARECIO?
ESTOY ESPERANDO OPINIONES, YA QUE ANDAN MEDIO CORTAS DE COMENTARIOS ULTIMAMENTE... SI NO LES GUSTAN LOS CAPITULOS, NO SUBO MAS...
LES DESEO QUE PASEN UN BUEN FIN DE SEMANA!
BESOS CULPOSOS,
LADY G
8 comentarios:
Lady g! NOOOO!! ni se te ocurra sacarnos esta historia eh!!! ajjajajajja!!!
siiiii!! llamen a los Bomberos que esto esta que ardeeee!!!! como me gusta esta historiaaa!!!
me encanta me encantaaaaa!!!!
muchas gracias por tomarte este trabajooo!!!
un besote enormeeee!!!
buen finde para vos tambieeeeen!!!
y no te preocupes por los comment!! que siempre hay muchisisimas personas (me incluyo) que leemos cosas hermosisimas en muuchas paginas pero que no dejamos comment!! vos dale pa´delante! te adorooo!!
Lady G!!! Que historia hermosa! y que capitulo intenso!!!
La buena noticia es que nos quedan 47 capitulo mas en la continuacion: Una Vida Extraordinaria!!!!
De verdad, muchas gracias por tu laburo y por ser una persona tan generosa y dulce!
Te quiero mucho!!
Oh!!Dios mio!!!!!
Debo hace runa confesion....no he podido evitar....tocarme... Solo de pensar en las miradas de Edward, en su...Dios..que me pierdo.
Increible historia e increible ustedes!!!!
para ese cap..... solo puedo decir,,,,ppppfffff....
genial la historia.....chicas re buen laburo.... gracias.....Lucia
No, ni se te ocurra dejarlo, eh? Siento mi retraso pero es que estoy escribiendo los ultimos cuatro capitulos de una historia y casi no leo.
Pero te prometo que me pondre al dia. Soy de efectos retardados, lo siento.
Pero ahi no iba la cosa. Es avisar que LolaShoes ha borrado todas sus historias. me gustaria saber si alguien sabe los motivos del porqué. No sé, puedo comprender que ya no quieras escribir mas en FF.net, pero ya que has hecho un esfuerzo, no borres la historias. Vale, estoy hablando desde un punto, un poc mío, pero me da cosa que esté sucediendo esas cosas. U.U
Tambien pregunto si teneis toda la historia en ingles porque sino, no se podra continuar traduciendo. (me da rabia U.U) En fin, muchas gracias por el esfuerzo en traducirlo.
Amores, he estado algo perdida ultimamente por causa mayor!!!
Mi hijo sigue enfermucho, lamentablemente...
Hoy lei el ultimo comentario que nos dejo Caris (Maggie), y vole a FF.Net para chequear ese dato y descubri que LolaShoes ha retirado todas sus historias de alli y de Twilighted tambien!!!
Ademas, me encontre con que ha puesto clausula de privacidad en su blog...
Estoy azorada, por decirlo de algun modo, no entiendo ni encuentro data sobre los posibles motivos. Voy a bucear en los foros para detectar cualquier informacion al respecto, pero dejenme asegurarles que tengo los caps de la continuacion de DBTL, todos guardados para traducirselos a uds.. Sin embargo me da que pensar esto de que la autora haya retirado su trabajo asi...
Y lo que me preocupa mas es que sea debido a temas de derechos de autor.
Segun la ley de derechos de autor, no estaria permitido traducir el trabajo de alguien si no se tiene expresa autorizacion para ello.
Ahora bien, si el mismo autor publica sus obras en internet gratuitamente, la infraccion no existiria ya que el mismo estaria infrinjiendo su propio copywright. Es complejo pero, de surgir algun problema con esto, yo me comprometo a enviarles los caps. a sus correos electronicos personales para que no se queden en ascuas.
Veremos....
Besos mis amores, las extraño!!!!!
Por lo que he entendido, creo que va a hacer una cuenta conjunta con otra persona y ha decidido empezar de cero. Me da igual, no es una excusa muy convincente para borrar los fics que había hecho antes. pero ella tendra sus razones.
En cuanto al "plagio" no sé que decirte, este es mi punto de vista de autora. Yo casi nunca tengo ningun problema con que la gente que me pida publicar mis historias en sus lugares. Casi siempre suelo dar los permisos. La verdad que si me molestaria un poco mas que no me lo pidiesen, pero he aprendido a tener la mano más ancha si se reconoce que lo he escrito yo, lo dejase pasar. Otra cosa, seria un corta y pega descaradisimo. Pero, cuando difundes algo por internet, las cosas son muy difusas. Practicamente "renuncias" a tus derechos por hacer publico el documento. Hay un hueco en ese sentido. En fin, espero que lola vuelva a escribir.
Un beso a todas ^^)
Después de este cap, necesito descansar un gran refresco y un cigarrillo(yase que es malo para la salud, pero me gusta este vicio).Saludos,candy
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