viernes, marzo 12, 2010

La Oficina - Capítulo 7: Adivina quién viene a cenar


La hora y pico de viaje hasta la casa de mis padres, la pase intentando calmarme y poniendo mis ideas en orden. Mi plan, cuidadosamente elaborado, para erradicar a la Srta. Swan de mi sistema poniéndola en los brazos de otro hombre había fallado horriblemente, en alguna parte. Repensando las cosas, ahora veía claramente lo mal que había estado al tirar las flores a la basura. Pero en el momento, lo único que me importaba era deshacerme de esas rosas que hacían que mi estómago quemara. Acomodándome nuevamente en el asiento, intenté dejar que el sonido constante del motor del auto me calmara. No funciono.
Esta aquí los hechos eran los siguientes: Me sentía posesivo con ella. No de una manera romántica; más bien, como que “le pegaría un garrotazo la cabeza, la arrastraría por el pelo, y me la cogería”. Como si ella fuera mi juguete y yo quisiera impedir que los otros chicos jugaran con ella. Dios. ¿Cuan jodidamente enfermizo suena eso? Ella tenía razón. Si me oyera decir esto, ella cortaría mis bolas y me las haría comer. Me moví incómodo en el asiento de solo pensarlo. Por millonésima vez, la idea de encontrar una manera en que yo pudiera solo disfrutar del sexo con ella, sin ninguna consecuencia ni atadura, paso por mi cabeza. Pero sabía que nunca funcionaría. Además del hecho de que no había una maldita posibilidad de que ella aceptara nunca, sencillamente, yo no podía continuar alimentando esa parte oscura y necesitada de mi personalidad. Edward Cullen no se deja controlar por una mujer. Nunca.
La pregunta ahora era cómo proceder. Mike obviamente estaba interesado. ¿Cómo podría no estarlo? Toda lo que él tenía era información de segunda mano que le había dado mi familia, que obviamente la adoraba, y estoy seguro que, por lo menos, habría visto una fotografía. Si ésos fueran los únicos pedazos del rompecabezas que yo conociera de ella, también estaría interesado. En realidad, no había forma en que habiendo tenido una conversación con ella, todavía la encontrara apetecible. A menos que él solo quisiera cogérsela. El rechinar del cuero del volante bajo mis manos me dijo que sería mejor apartar ese pensamiento. Y estaba seguro de que él no se reuniría con ella en casa de mis padres si eso fuera todo lo que a él le interesaba. Hmm… quizá él realmente quería llegar a conocerla mejor. Demonios, incluso yo había estado un poquito intrigado antes de conocerla personalmente. Pero ella había demostrado ser la persona más antipática, defensiva, y desagradable que me había encontrado nunca. Desafortunadamente para mí, ella era también el mejor sexo que había tenido nunca. Mierda, más vale que él nunca llegue tan lejos con ella.

Todavía recordaba la primera vez que la había visto. Mis padres habían venido visitarme una Navidad mientras que yo vivía en París, y uno de mis regalos había sido un portarretratos digital. Mientras que miraba las fotos con mi mamá, paré en una de mis padres junto a una hermosa chica de cabello castaño.
“Mamá, ¿quien es esta chica contigo y papá?” Recordaba haber preguntado. Ella me había contado que su nombre era Bella Swan, y que ella trabajaba como ayudante para uno de los ejecutivos junior, y que todos la adoraban. Ella tendría probablemente veintitrés años en la fotografía, y pensé inmediatamente que era una de las mujeres más hermosas que había visto nunca. No era el tipo de chica en la que yo me fijara generalmente, pero no obstante, me había cautivado.
Durante años, su cara surgía de vez en cuando en las fotos que mi mamá me enviaba; eventos de la compañía, fiestas de Navidad, incluso reuniones en la casa de mis padres. Su nombre surgía de vez en cuando en las historias que me contaba mi familia sobre cosas de la empresa y de la vida. Tanto que cuando tome la decisión de volver a casa y asumir el control como CFO, mi padre la sugirió inmediatamente como mi nueva asistente. Mi familia la amaba y confiaba en ella, y el hecho de que mi padre y hermano no tuvieran absolutamente ninguna duda sobre su capacidad de manejar el trabajo resolvió este hecho. Acepte inmediatamente. Me preocupaba un poco que mi aprecio por su aspecto físico interfiriera con mi capacidad de mando, pero rápidamente me tranquilice pensando que el mundo estaba lleno de mujeres hermosas y que me sería bastante fácil separar las dos cosas.
Pero cuando la vi personalmente por primera vez; riendo y bromeando, repitiendo las líneas de una de mis películas preferidas, me di cuenta de que estaba en problemas. Hermosa, no le hacía justicia. Ella era imponente. Pelo castaño oscuro sujetado hacia arriba en una pila de bucles, una falda ajustada marrón oscuro, blusa blanca de mangas cortas y los zapatos más sexys que había visto nunca. Ella no se había dado cuenta de que yo estaba parado detrás suyo y se movió hacia atrás riendo, frotando accidentalmente su trasero contra mi muslo, y yo supe que estaba en problemas. Grandes problemas. Recuerdo que incluso me costó formar las palabras que yo necesitaba para hablarle. Ella se volteo rápidamente y me encontré con los mismos hermosos ojos chocolate que había visto en sus fotografías.

Incluso así, en estado de shock y sorpresa, seguía siendo dolorosamente obvio que las fotografías no le habían hecho justicia; dolorosamente en el más literal de los términos. Tuve que apretar mi mandíbula para contener la excitación que corrió a través de mí con esa primera mirada. Miré sus labios mientras ella comenzaba a disculparse, y supe inmediatamente que ésta era una relación laboral que no podría funcionar. Sería demasiado difícil mantener un estado mental profesional, trabajando tan cerca de esta mujer arrolladoramente hermosa.
Noté apenas que su compañera de trabajo se acercaba a mí y me hablaba, hasta que la oí referirse a mi hermano como `Emmett'. Esto capto mi atención y despertó mi interés. Tan pronto como le eche un vistazo, note que ella parecía intimidada y nerviosa. Y entonces me golpeó; comprendí que estaban acostumbrados a un ambiente informal y amistoso en el lugar de trabajo. Y conociendo a mi padre y a mi hermano, no era difícil imaginárselo. Jugar al jefe severo e intolerante, le causaría nerviosismo; el nerviosismo llevaba a errores descuidados. Y sobre todo, ella guardaría su distancia.
De modo que encarne el rol del idiota arrogante; tratándolas a ambas formalmente, insistiendo en que se dirigieran a mi formalmente, y pedí una reunión disciplinaria inmediatamente con la Srta. Swan. Pero en realidad; Solo necesitaba salir de allí. Retirarme a mi oficina por cinco minutos de paz que estaba seguro serían suficiente. Me retire de allí en una manera arrogante y cerré de golpe la puerta de la oficina detrás de mí, inclinándome en ella para recuperar cierta calma.
Pronto me distrajo una llamada telefónica. Era mi amigo Jean desde París, que estaba organizando el envió de algunas pinturas que yo había comprado allí para mi departamento. Estaba escribiendo la información de seguimiento postal rápidamente cuando oí un golpe en la puerta de mi oficina; Adelante, dije en voz alta severamente, y detecté su presencia sin siquiera levantar la mirada hacia arriba. No debería ser tan difícil para mí actuar profesionalmente; Tomaba muy seriamente mi trabajo; casi demasiado seriamente, según mi familia. Pero no había conseguido llegar a donde estaba hoy tomando las cosas a la ligera. Trabajaba duro, y contaba con lo mismo de mis empleados.
Pero algo sobre ella era diferente, y desde el primer momento no pude saber que era. Sabía que mantenerme duro con ella iba a tomarme cierto trabajo, así que yo mantuve mis ojos en la libreta delante de mí para sostener el tono severo de mi voz mientras que le hablaba. Incurrí entonces, en la equivocación de mirarla, y la erección que había estado luchando por contener a partir del momento en que ella se rozo accidentalmente contra mí,  regreso con fuerza completa. Pero, al parecer, mi ceja arqueada arrogantemente, era convincente, y ella casi tartamudeó su respuesta.
Excelente. Funciono. Pensé para mí, hasta que ella se acerco, tropezando repentinamente y cayendo hacia mí, derramando el café sobre mi regazo. “¡Mierda!” Grite, sintiendo como el líquido caliente se filtraba a través de la tela y directamente sobre mi miembro completamente erguido. Grazne a través de mis dientes y cerré los ojos fuertemente, intentando alejar el dolor atroz. Eso fue hasta que sentí que algo se frotaba contra la entrepierna de mis pantalones; y abrí los ojos para ver a la Srta. Swan de rodillas delante de mí, frotando una toalla contra la entera longitud de mi erección. “Usted puede retirarse, ahora, Srta. Swan,” gruñí casi, a través de una mandíbula apretada, necesitando apartarla de mi regazo, y su presencia fuera de este sitio. Mortificación absoluta. No había manera de que ella no hubiera podido notar eso. Tan pronto como la puerta se cerró detrás de ella, dejé escapar un pesado suspiro y caminé hacia el armario del cuarto de baño colindante en busca de un par de pantalones y bóxers limpios.

Arrancando mis pantalones, hice una mueca de dolor. No por el calor del café, el grosor de la tela había recibido la parte más fuerte de eso. Más por el efecto que la Srta.  Swan había tenido en mí. Su voz, su olor, y por último, su tacto habían sobrecargado mis sentidos y estaba más duro de lo que recordaba haber estado nunca. “Maldita sea,” gruñí mientras que intentaba colocarme los bóxers nuevos. No había forma de que lograra seguir adelante con este día de esta manera. ¡¿Que diablos tendría de diferente esta mujer que me hacia considerar, seriamente, hacerme una paja en el baño de mi oficina?! Sin embargo, no vi que tuviera muchas opciones; No podría llevar adelante este día estando tan excitado.
Y ahora, podía ver todas las equivocaciones en que había incurrido durante los últimos meses. A partir de ese primer día, todo había llevado a esto. Nunca me había sentido tan atraído sexualmente hacia ninguna otra mujer en mi vida entera. Y había estado tan equivocado pensando que con una vez  sería suficiente. Si el sexo con ella no fuera tan jodidamente bueno. Mi pito se endureció solo con ese pensamiento. Traidor de mierda. Había pasado una semana entera sin ningún tipo de alivio, y ahora notaba que no había sido el mejor plan. Habría ayudado, probablemente, a sostener mi resolución si hubiera hmm… aliviado cierta tensión antes de esta noche. El problema era que últimamente, no parecía poder tomar el asunto en mis manos, sin pensar en ella. Solo pensando en la última vez que lo intenté, mi pito se desinflo.
Fue algunos días antes del incidente de la ventana, así lo llamaba yo ahora, y tenía un evento de caridad al que concurrir esa noche. Al entrar en la oficina quede atontado de ver a la Srta. Swan en este increíblemente sexy vestido azul que nunca le había visto antes. 

En el instante en que vi lo que ella tenía puesto, quise lanzarla sobre el escritorio y cogerla hasta dejarla inconsciente. Pero, por el contrario, había andado todo el día por allí, cerrando de golpe las puertas y siendo un idiota en general. Toda esa noche estuve distraído, aun con mi hermosa y rubia cita a mi lado. Sabía que estaba llegando al extremo de mi cuerda y que eventualmente iba a estallar. Pero no tenía ninguna idea de cuan pronto sería eso, exactamente.
Como el tarado que soy, intenté probarme a mí mismo, que la Srta. Swan realmente no se había metido dentro de mi cabeza, yéndome a casa con mi cita de esa noche. Tropezando dentro de su apartamento nos besamos y desnudamos rápidamente, pero yo me sentía fuera de mí. 

No es que ella no fuera hermosa y atractiva; pero en cuanto la tuve debajo de mi, era un cabello caoba el que yo veía sobre la almohada blanca. Besando esos pechos; note que eran unos suaves y mullidos los que imaginaba, en lugar de los perfectamente siliconados por los que estaba pasando mis labios. E incluso cuando me coloque el condón y me hundí en ella, sabía que era apenas un cuerpo anónimo que utilizaba para mis propias necesidades egoístas. Cuando la rubia había acabado ya dos veces, llegó a ser obvio que yo no iba a poder acabar de esta manera. Intenté sacar a la Srta. Swan de mis pensamientos, pero no pude frenar las imágenes prohibidas, donde era ella quien estaba debajo de mí, que seguían destellando en mi mente. Acabe muy fuerte y me odié.
¿Cómo podía dejar que me sucediera esto? Dios, soy un boludo.
Me pase la mano por la cara, ahora me enojaba aún más recordando aquello, que cuando realmente sucedió. Eché un vistazo a mi reloj y vi que tenía solamente otros diez minutos antes de llegar. Todavía no sabía cuál sería mi plan. Debería poder hacerlo de taquito, pero ésa no era la forma en que yo hacia las cosas generalmente. Era siempre medido y calculaba todo. Sabía que si podía llevar adelante esta noche, las cosas serian más fáciles. Tenían que serlo. Pronto tendríamos esa maldita conferencia en Seattle y si esta mierda no se solucionaba pronto, ¿Quién sabe lo que sucedería allí? Seguro. Yo sabía exactamente lo qué sucedería. Dios, la sola imagen de tenerla desnuda y encima de mí en la cama del hotel hacia que mi pito se olvidara repentinamente del sentimiento de culpa. ¿Cómo iba a conseguir sobreponerme a esta noche?
Entrando a través de la puerta del hogar de mis padres, intenté despejar mi cabeza de todos los pensamientos sexuales. Fue más difícil de lo que me había imaginado. Estacione el auto y me dirigí adentro, repitiendo mentalmente ¨tu puedes hacerlo¨ como un mantra. Caminé por la casa y pasé a través del comedor viendo que la mesa aun no estaba puesta. “¿Mamá?” Pregunte en voz alta; buscándola en cada cuarto por el que pasaba.
“Estoy aquí  afuera, Edward,” la oí llamarme desde el patio trasero. Al pasar las grandes puertas francesas me recibió la cara sonriente de mi madre, que le daba los toques finales a la mesa al aire libre.
Me incliné hacia adelante para que ella pudiera besarme, y por supuesto intentara arreglar mi pelo, y después le pregunte. “¿Y por qué comeremos aquí fuera esta noche?”
“Es una tarde tan encantadora, y pensé que puede que todos estemos más cómodos aquí  afuera. ¿Tu crees que a alguien le molestara hacerlo?” me pregunto ella, repentinamente preocupada.
“Por supuesto que no, esta hermoso afuera, mamá. No te preocupes.” Y estaba hermoso. El gran patio estaba rematado con una imponente pérgola blanca, cubierta en glicinas color púrpura. La pieza central era una gran mesa rectangular para ocho; cubierta por un mantel color marfil suave y antiguos platos color marfil. Las velas y las suaves flores lavanda y azules desbordaban las pequeñas jarras de plata que cubrían la longitud de la mesa. Colgando de la pérgola había una lámpara con candelabros de cristal, la cosa entera parecía sacada de una revista de decoración de Home & Garden. “Tu sabes que ni yo puedo evitar que el osito rompa algo de lo que hay sobre esta mesa, ¿verdad?” Pregunté mientras que me robaba una uva de un plato cerca de mí. Podía imaginarme lo que harían esas pequeñas manos regordetas a todas las cosas delicadas que había sobre la mesa.
 “Oh querido, ¿tu no creerás realmente que yo dejaría que trajeran a un bebe de catorce meses a una cena de adultos, verdad? Si Carrington estuviera aquí toda la atención estaría puesta en ella,” contestó feliz. Mierda. Con Carrington en mi regazo tendría algo con que distraerme de Mike, desnudando mentalmente a la Srta. Swan delante de mí.
“Sin mencionar lo que ella le haría a mi mesa. De todas formas esta noche es sobre Bella. Realmente espero que Bella y Mike se gusten,” continuo ella revoloteando alrededor del patio, encendiendo velas y haciendo retoques de última hora; totalmente inconsciente de mi angustia.
Estaba jodido. Mientras que contemplaba la posibilidad de escaparme, oí la voz bulliciosa de mi hermano que entraba en la casa. “¿Donde están todos?” gritó, y su voz profunda hizo eco a través de la casa vacía. Abrí la puerta para mi madre, y caminamos dentro de la casa, encontrando a mi hermano en la cocina.
“Ehhh. Edward, hermano,” él coreo, inclinando su pesado marco contra la mesada. “¿Entusiasmado sobre esta noche?” ¿Por qué él se veía siempre como si no estuviera detrás de nada bueno? Inclinándose hacia abajo, él le dio a nuestra madre un abrazo de oso haciéndola reír nerviosamente. Esperé hasta que ella hubiera salido del cuarto y lo mire otra vez escéptico.
“¿Hay alguna razón especifica por la que deba estarlo?” Pregunte encogiendo mis hombros indiferente.
“Bueno, esta será una noche interesante, veremos a Newton intentando hacer una movida hacia Bella delante todos nosotros. Podría ser una tarde entretenida. ¿No lo crees?” Mientras que él tomaba un pedazo de pan de arriba de la mesada, apareció Rosalie y lo golpeó con fuerza alejando sus manos.
“¿Quieres enojar a tu madre arruinando la cena que ella ha planeado? Más te vale que seas agradable esta noche, Emmett. Nada de bromear o tomarle el pelo a Bella. Tú sabes que ella debe estar bastante nerviosa sobre todo esto. El señor sabe que ella ya tolera bastante mierda de éste,” dijo ella, gesticulando hacia mí.
“¿De que estás hablando?” Grité en un tono irritado. Me estaba cansado de que todos tomaran partido constante defendiendo a la pobre Bella, dentro de mi familia. “Yo no le he hecho nada a ella.” Rose y yo nos llevábamos tan bien, como cualquier par de hermanos, de sangre o políticos, podrían llevarse. Yo la quería mucho, pero si había una persona a la que no querría de enemiga, era a Rose. Ella levantó una ceja, cruzando los brazos sobre su pecho mientras que me miraba fijamente.
 “Oh, ¿en serio, Sr. Dulzura? ¿Te gustaría saber cómo te llama Bella? ¿Como te llaman todos?” De algún modo supe que no querría saberlo. Ella me sonrió dulcemente, detectando mi desdén. “Hermoso Bastardo.” Mi hermano eligió ese momento para estallar en una risa histérica. ¿Qué? ¿Ella me llama así?
“¿Que es tan divertido?” Pregunto mi padre, caminando dentro del cuarto. Genial. Justo la persona que yo no quería que oyera esto.
“Lo sabía,” Emmett cacareo limpiando las lagrimas de sus ojos. “Oí por casualidad a Bella y a Ángela hablando de él un día. Sabía que tenían que estar hablando de ti.”
“¿Por qué es esto tan divertido para ti?” Le repliqué con mirada asesina a mi hermano. “¿Y cómo es que tú lo sabes?” Pregunte volteando mi mirada a Rosalie.
 “Jasper, ese amigo mío con el que nos encontramos durante el almuerzo el fin de semana pasado. Él está comprometido con la amiga de Bella, Alice, la que trabaja para Gucci. Ella al parecer, comenzó a llamarte así el día que tú volviste a la empresa. Una chica bastante lista si me preguntas a mí,” contestó ella, tirando los hombros hacia atrás casi desafiante.
“Espera,” mi padre interrumpió, y yo gemí mentalmente. “¿Como es que te llama Bella?” ¿Dios, podría esto ponerse peor?

“¿Hermoso Bastardo?” chillo mi mamá mientras entraba caminando casualmente en la cocina. “¿Es eso de lo que están hablando?” ¿Incluso mi mamá sabía? Ahora Rose y mi papá reían a carcajadas.
 “¡Mamá! ¿Tu sabías?” ¿Cómo podía sucederme esto? ¿Y que se suponía que significaba ¨Hermoso Bastardo¨ de todos modos? ¿Ella piensa que soy un bastardo? Quiero decir, se que actúo como uno a veces, pero no sabía que ella me había puesto mi pequeño apodo propio. Alto, eso también significa que ella piensa que soy hermoso. Viniendo de ella, no estaba seguro si tomarlo como un elogio o un insulto. No que eso me importara de cualquier manera.
“Por supuesto que sabía, Edward. Bella ha trabajado para la compañía por seis años. Ella me cuenta la mayoría de las cosas,” dijo casualmente, mientras rebanaba el pan. Si esas palabras no me provocaron un infarto; No sé qué lo hará. “Y ella en realidad no me lo dijo. Se le escapo un día en que yo almorzaba con ella y Ángela. Y para ser honesta, me pareció absolutamente hilarante. Te amo Edward,” dijo ella, caminando hacia mí y alborotando mi pelo. “Solo que tu tiendes a ser un poquito rudo en ocasiones.” Rodé mis ojos y aleje mi cabeza de su mano mientras que ella se reía. ¿Se ha vuelto todo el mundo totalmente loco?
“Edward.” Mi padre me hizo señas para que me acercara a él. “Hay algo de lo que quiero hablar contigo. Por favor muestra tu mejor comportamiento esta noche. Entiendo que tu y Bella no se llevan muy bien, pero debes admitir que ella merece tu respeto.” Apretando mi mandíbula firmemente, asentí acordando con sus palabras. Todavía no podía creer que ella me llamara así. Jesús. ¿Y durante estos nueve meses pasados? Quiero decir, yo comprendo que me lo tengo merecido; Los primeros tres meses, la destrate esperando que ella acabara por darse por vencida y renunciara. Pero ella me sorprendió con su determinación. Y desde entonces, todo sencillamente se había puesto peor. Cuanto más la deseaba, más odioso y desagradable me volvía con ella.
El sonido del timbre me saco de mis cavilaciones. Mi ritmo cardíaco se aceleró ante la posibilidad de que fuera ella quien tocaba. Oí a mis padres ir a la puerta y me sentí aliviado de oír que era solamente Mike. Habíamos sido buenos amigos en la escuela, pero no lo había visto desde que partí de mi hogar. Ellos se saludaron y se dirigieron hacia la parte posterior de la casa donde estaba el resto de nosotros. Mike no había cambiado mucho en estos diez años que no nos habíamos visto. Él era un poco más bajo que yo, con una estructura delgada, pelo rubio arenoso y ojos azules; y podría, supongo, ser lo que las mujeres considerarían atractivo. Lo cual solo aumentó mi determinación de mantener a la Srta. Swan lejos de su alcance.
“Edward,” dijo el emocionado, estirándose para estrechar mi mano. “Dios, hombre. ¿Cuánto tiempo ha sido?”
“Un rato largo, Mike. Pienso que desde la secundaria.” Contesté, sacudiendo su mano firmemente. “¿Cómo has estado?”
“Genial. Las cosas me han ido realmente muy bien, Edward. ¿Y qué hay de ti? He visto tus fotos en las revistas, así que supongo que te ha ido bastante bien,” contestó el con una sonrisa honesta, dando una palmada a mi hombro suavemente.
Di un pequeño cabeceo en asentimiento y una sonrisa forzada a cambio. Dejando a Mike y a los otros charlar, decidí que yo necesitaba unos minutos más; Me dirigí por las escaleras a mi antiguo cuarto a pensar. Apenas atravesé la puerta, me sentí más tranquilo. El cuarto había cambiado poco desde que yo tenía diecisiete años; incluso mientras que viví fuera del país, mis padres lo guardaron virtualmente igual que el día que me fui para la universidad. Me senté en mi antigua cama y pensé en que ella realmente podría tener algo con Mike. Él en verdad era un tipo agradable, y podía ser que ellos conectaran. Pero Dios, solo el pensar en que otro hombre la tocara o estuviera dentro de ella hacía que cada músculo de mi cuerpo se tensara. Pensé de nuevo en el momento en el auto cuando le dije que no podía parar. Incluso ahora, con toda mi falsa bravuconada, no sabía si podría. Mi cuerpo dolía por sentirla otra vez. Habían sido solamente siete días, y por mucho que intentara fingir que no era verdad, ella era la única cosa en la que yo podía pensar.
Escuchando voces en la sala, decidí que era hora de hacerme de abajo y enfrentar la música. Cuando llegue al último descanso de la escalera la vi. Ella estaba de espaldas a mí, y el aire se escapo de mis pulmones. Era blanco. Dios mío del cielo porqué tenía que ser blanco. Ella usaba un vestido de verano de broderie que llegaba justo hasta arriba de sus rodillas y dejaba ver sus largas y hermosas piernas. El frente era sin mangas y se ataba con breteles finos en cada uno de sus hombros. Todo lo que podía pensar era en cuánto amaría yo tirar de esos delicados breteles y verlo caer alrededor de su cintura. Pensé por un segundo que iba a tener que volver a subir, pero en ese momento ella se dio la vuelta. Nuestros ojos se encontraron a través del cuarto y supe que no había forma en que yo lograra pasar esta noche. Ella se veía tan hermosa.
Y entonces una sonrisa se escurrió de sus labios y se veía tan genuina que casi le creí. Sabía que esta demostración era solamente para mis padres y Mike. Por supuesto ella jugaría a hacerse la dulce. “Buenas tardes, Sr. Cullen,” dijo en un suave tono inocente.
Mi mandíbula se apretó en una sonrisa; representando mi papel delante de mi familia. “Srta. Swan,” contesté, arqueando mi cabeza levemente en gesto cortés, y mirando sus ojos que luchaban por evitar angostarse. Nuestra mirada nunca se rompió, incluso mientras que mi madre llamó a todos hacia el patio para unos tragos antes de la cena. Cuando ella pasó a mi lado, voltee la cabeza para hablar en voz tan baja que solamente ella podría oír. “¿Exitosa salida de compras la de ayer?
         

Sus ojos se posaron en los míos lentamente, con la misma sonrisa angelical en su cara. “A usted en verdad le gustaría saber, ¿cierto?, Sr. Cullen,” contestó ella con voz suave y sarcástica, apoyo su mano contra mi hombro y se alejo caminando otra vez. Sentí mi cuerpo entero tensarse levemente, inclusive con este simple contacto con ella. Mi plan se desmoronaba alrededor de mí. “A propósito, hay portaligas nuevos en stock.”
Su risa hizo eco a través del pasillo mientras que ella se apuraba para alcanzar Mike, pero mi miembro palpitó con sus palabras. Ella iba a torturarme con esto. Juego iniciado, Srta. Swan.
“Espero realmente que a ti no te molestaran las flores que te envié a la oficina ayer. Admito que fue un poco mucho, pero es que he estado ansioso por conocerte,” Le pregunto Mike y sentí un nudo en mis tripas cuando la cabeza de ella se volteo para encontrar mi mirada.
“¿Flores? ¿Me enviaron flores?” pregunto ella con la frente surcada y ojos acusadores.
Me encogí de hombros casual y sacudí la cabeza. “No, no vi ninguna,” mentí y caminé lejos de ellos para hacerme de un trago. Ella iba a matarme si lo descubría.
Mantuve mi mirada trabada en ella toda la tarde y cuando la cena finalmente comenzó, era evidente que las cosas iban relativamente bien entre ella y Mike. Ella incluso coqueteaba con él ocasionalmente.
No  va  a  suceder.
“Así que… Bella, el Sr. y la señora Cullen me dijeron que ¿eres de Washington?” La voz de Mike rompió mi foco en ella, y levante la mirada para verlo sonreírle dulcemente.
Bella también parecía sorprendida por la repentina pregunta y tardó un momento antes de asentir. “Um, sí. Mi papá es jefe de policía allí, y yo elegí quedarme con él cuando mis padres se divorciaron. Nunca fui una chica de ciudad; Seattle era bastante aterrorizante para mí.” Una pequeña risa se escapó de mis labios, y sus ojos se dispararon hacia mí. “¿Hay algo que le parezca divertido sobre eso, Sr. Cullen?”
Sonreí presumido, mientras tomaba un sorbo de mi vino, mirándola fijamente sobre el borde de mi copa. Su frente se levantó expectante mientras que yo bajaba la copa y me lamía los labios. “Lo siento, Srta. Swan. Solo encuentro fascinante que no gustándole la ciudad, usted haya elegido la tercer ciudad más grande en los E.E.U.U. para vivir.”
Su mandíbula se crispó infinitesimalmente mientras que ella luchaba para mantener su calma. Pero entonces la sonrisa volvió a su cara, y su barbilla se reclinó sobre sus manos dobladas. La mirada en sus ojos me dijo que bajo cualquier otra circunstancia, yo estaría ya desnudo con ella encima de mí o yaciendo en una piscina de mi propia sangre en la alfombra. “En realidad, Sr. Cullen. Mi padre volvió a casarse y como mi madre nació aquí,  yo vine a pasar una temporada con ella antes de que muriera.” Ella mantuvo mi mirada por un momento y tuve que admitir que sentí una punzada de culpabilidad torciéndose en mi pecho. Pero fue suprimida rápidamente cuando ella miro otra vez hacia Mike, mordiendo su labio de esa manera inocente, que solamente ella podía hacer lucir tan malditamente sexy.
Deja de coquetear con él.
Mis puños se apretaron a medida que ellos continuaron hablando el uno con el otro, mi respiración se calmo solamente cuando sentí algo tocar mi pierna. Estaba a punto de echar un vistazo debajo de la mesa, cuando el ahora innegable pie de ella comenzó a arrastrarse hacia arriba por la pierna de mi pantalón. Miré como sus labios se cerraban alrededor de su cubierto, y sentí mi miembro endurecerse cuando su lengua paso lentamente a través de ellos para quitar los rastros de marinada que había dejado el pescado.
“Guau, dentro de las cinco primeras de su clase en el noroeste. ¡Muy bien!” Oí decir a Mike y entonces él levanto la vista para hablarme. “Apuesto a que estas contento de tener a alguien tan sorprendente trabajando debajo de ti, ¿huh?”
Bella tosió levemente, levantando la servilleta de su regazo para cubrir su boca. Sonreí mientras que le echaba un vistazo a ella rápidamente y entonces de nuevo a Mike. “Sí, es absolutamente maravilloso tener a la Srta. Swan debajo de mí. Ella siempre consigue acabar el trabajo.”
“Aw, Edward. Eso es así que dulce de ti,” dijo mi madre con excesiva efusividad, y vi como la cara de la Srta. Swan comenzaba a enrojecer. Y mientras que todos sonreían alrededor de nosotros por la presunta demostración de aprecio, sus ojos me tiraban dagas. Sentí repentinamente su pie en mi entrepierna, presionando contra mi dolorosa erección, haciéndome atragantar con el vino que había estado bebiendo.
“¿Está usted bien, Sr. Cullen?” pregunto ella con falsa preocupación, a lo que asentí con veneno en mi mirada. Ella sonrió y después miro nuevamente a Mike. “¿Y qué hay de ti? ¿Eres de Chicago?”
La punta de su zapato continuó frotándose suavemente contra mí y yo intenté mantener control sobre mi respiración. Cuando él comenzó a decirle sobre su niñez, yendo a la escuela con nosotros, y finalmente hablando de su exitoso estudio contable; Miré su cara perder el fingido interés, y ser substituido por uno de genuina intriga.
No. No vayas ahí, Mike.
Deslicé mi mano izquierda bajo el mantel y encontré la piel de su tobillo, viéndola saltar levemente por el contacto. Pase las  yemas de mis dedos dibujando ligeros círculos alrededor de su tobillo, haciendo que su pie se crispara levemente.
Pero entonces Mike mencionó que a él le gustaría encontrarse con ella  para almorzar algún día esta semana. Y mi mano cubrió su empeine, presionando su pie más firmemente contra mi miembro. Ella sonrió simplemente otra vez.
“A ti no te importaría, ¿verdad, Edward?” Pregunto Mike con expresión alegre, su brazo se reclino sobre la parte posterior de la silla de Bella, y mi pierna comenzó a sacudirse para refrenarme de saltar a través de la mesa sobre su garganta.
“Oh, hablando de almuerzos,” interrumpió Rose golpeando ligeramente mi brazo con su mano. “¿Recuerdas a mi amiga, Megan? La conociste el mes pasado en mi casa. A la mitad de sus 20, mi estatura, pelo rubio, ojos azules. Como sea, ella me pidió tu número. ¿Estas interesado?”
Eché un vistazo hacia Bella cuando sentí los tendones de su pie tensarse, y la observe tragar lentamente mientras que ella esperaba mi respuesta. “Seguro. Tú sabes que prefiero a las rubias, Rose. Puede ser un cambio agradable de paisaje.”
Tuve que refrenar un grito de dolor cuando sentí que su talón se empujaba fuertemente contra mis bolas antes de que ella tirara su pie lejos de mi mano. Ella levantó la servilleta de su regazo y su mirada encontró la mía otra vez, mantenía la mandíbula apretada controlándose. “Discúlpenme, yo necesito utilizar el toilette,” se enderezo bruscamente, sacudiendo la servilleta en la mesa y levantándose para dirigirse nuevamente dentro de la casa.
“Edward,” oí la voz severa de mi padre y me voltee para mirarlo. “Pensé que habíamos hablamos de esto.”
Tome la copa de vino ásperamente y la acerque a mis labios. “No sé a qué te refieres,” contesté, intentando mantener mi voz en calma antes de tomar un sorbo.
“Edward,” agrego mi madre, con la mirada severa en sus ojos que yo recordaba muy bien de mi niñez. “Creo que debes ir a disculparte.”
“¿Por qué?!” Clamé, apoyando mi copa un poco demasiado fuerte sobre la mesa.
“¡Edward!” dijo mi padre agudamente, no dejándome opción de discutir, yo tire mi servilleta en la mesa y me levante, alejándome rudamente.
Camine a través de la casa airadamente, buscando en cada cuarto de baño de los primeros dos pisos, hasta que finalmente alcance el tercer piso donde encontré cerrada la puerta del cuarto de baño. Parado frente a ella, con mi mano apoyada sobre la perilla, emprendí una batalla interna. ¿Si entrara allí, qué sucedería? Había solamente una cosa que quería hacer, y no era hablar. Pensé en golpear, pero la conocía muy bien y sabía de hecho, que ella no abriría. Escuché cuidadosamente por cualquier ruido, pero no oí nada. Gire la perilla lentamente, y me sorprendió encontrarla destrabada. La cólera todavía corría a través de mis venas, solo de pensar que él pudiera tocarla.
Solamente había estado en este sitio algunas veces puesto que mi madre lo había remodelado. Como estaba en el tercer piso, se utilizaba muy raramente. Me intrigo que en una casa tan grande, éste fuera el cuarto de baño que la Srta. Swan hubiera elegido utilizar. ¿Quizás ella sabía que yo la seguiría? ¿Es ese el motivo por el qué la puerta estaba sin trabar? Mi pulso golpeó furiosamente en mis oídos con ese pensamiento.              
Era un hermoso cuarto de estilo Victoriano.
Contenía una bañera con pies de bronce, un lavamanos de pie labrado, un  toilette compartimentado y un antiguo y elegante dressoire  rodeado de espejos, con varias botellas de cristal con lociones y perfumes. Sobre el dressoire, había una pequeña ventana con cortina de encaje que daba al patio y los jardines. Ella estaba sentada en un pequeño banco delante del dressoire, viéndose tan femenina y delicada en ese encantador vestido blanco. Casi parecía como si ella perteneciera a este hermoso sitio.        
“¿Que está haciendo usted aquí dentro?” dijo ella reservada, mirándome desde el pequeño espejo oval encima del  mueble.
Tomando el tubo de su lápiz labial, ella lo aplicó lentamente sobre sus perfectos labios, sus ojos nunca dejaron los míos.
“Oh, creo que usted sabe exactamente lo que estoy haciendo aquí.” Contesté en voz baja, llevando mi mano detrás de mí para dar vuelta la cerradura de la puerta del baño, el tecleo audible resonó en el cuarto silencioso. Todavía sosteniendo mi mirada en el espejo, podía ver como su pecho subía y bajaba pesadamente. Ella estaba tan excitada como yo. Ese pensamiento curvo la esquina de mi boca hacia arriba en una sonrisa boba, y ella me miro severamente en respuesta.
“Bueno, a pesar de lo que pueda pensar,” dijo ella guardando los cosméticos en su pequeño bolso, “usted debe volver. Su familia lo echara de menos.”
“No. Realmente,” dije, dejando de sonreírle, “en verdad mi padre me envió aquí a buscarla. Al parecer, él parece pensar que le debo cierta clase de disculpa.”
“Correcto,” masculló ella bajo su respiración.
“Lo ve,” contesté fresco, lentamente cerrando la distancia entre nosotros. “Ni mi padre, ni cualquier otra persona en realidad, sabe del pequeño juego que usted jugaba conmigo debajo de la mesa.” Ella ensanchó los ojos levemente y su respiración se altero mínimamente.
“Pequeña y traviesa provocadora.”
“Bueno, es posible que nadie lo extrañe a usted. Pero yo definitivamente tengo a alguien esperándome.” Ella se levanto y se volteo para irse, rosando mi hombro mientras pasaba. Cortando su paso, presioné mi mano contra la puerta, bloqueándole la salida.
“No lo creo, Srta. Swan,” le susurré, inclinándome más cerca de su cara. “Creo que nosotros dos tenemos algo que discutir. Usted no irá a ningún lado con él.” Mis labios se posaron ligeramente, apenas debajo de su oído, y sentí el temblor de su cuerpo con el contacto. “Vera, él quiere algo que es mío, y él no va a tenerlo.”
Ella cerró los ojos brevemente ante mis palabras y su cuerpo se tenso. “Yo puedo hacer lo que quiera, Sr. Cullen,” dijo ella suavemente. Podía ver como la afectaba; su piel se erizo y su respiración acelerada roso mi camisa. Ella levantó lentamente los ojos hacia mí, y su mirada se endureció. “Y yo no soy suya.”
“Puede ser que usted piense eso,” susurré, apenas rosando mis labios a lo largo de la columna de su cuello. “Pero su cuerpo,” dije, subiendo mis manos debajo de su falda y tocando el encaje húmedo de su ropa interior. “Dice algo diferente.”
Ella cerró los ojos y dejó escapar un quejido bajo, mientras que mis dedos dibujaban círculos lentos alrededor de su clítoris.
“Jodase.” Sus palabras sonaron tranquilas y las sentí vibrar contra mis labios.
“Déjeme,” dije ronco en su cuello. Ella gimió con mis palabras, y la empujé duramente contra la puerta del cuarto. Tome sus manos, las levanté sobre su cabeza, y las aprisione entre las mías, haciéndola gemir. A ella realmente le gustaba que fuera rudo. Tendría que recordar eso para la próxima  oportunidad. Antes de que pudiera siquiera regañarme a mi mismo por pensar eso, me incliné hacia adentro y estrellé mis labios contra los suyos. La urgencia que sentí apenas con besarla me excito más y presioné mi miembro endurecido contra ella.
“Oh, dios,” jadeo, y su cabeza se inclino de lado, dándome acceso a su magnífico cuello. “No podemos hacer esto.” Recorrí con mis labios hacia abajo y a través de su clavícula hasta su hombro.
Con un movimiento rápido, tome sus manos en una de las mías, y con mi mano libre solté lentamente el fino bretel de su vestido, besando la piel recientemente expuesta. Me traslade al otro lado y repetí la acción para ser pronto recompensado, cuando este se deslizó abajo revelando un, increíblemente sexy soutien,  de encaje blanco, sin breteles. Mierda. ¿Tendrá esta mujer alguna prenda que no me haga calentar? Mi boca se arrastró sobre sus pechos mientras que mi mano libre se movía hacia el broche de su sujetador. No había forma de que me perdiera de ver sus pechos desnudos esta vez. Se abrió fácilmente y el encaje desapareció, revelando la visión que llenaba todas mis fantasías. Tome un pezón rosado en mi boca, ella gimió en voz alta y sus rodillas se doblaron levemente. “Shhh,” susurré contra su piel.
La levanté un poco y ella envolvió sus piernas alrededor de mi cintura, juntando nuestros cuerpos más firmemente; ambos gemimos ante la sensación. Libere sus manos y ella las trajo inmediatamente a mi pelo, acercándome rudamente a ella. Carajo, me encanta cuando ella hace eso. Empujándola más firmemente contra la puerta, me di cuenta de que había demasiada ropa entre nosotros; Quise sentir el calor de su piel contra la mía. Ella parecía leer mi mente, pues sus dedos bajaron rápidamente a mi cintura y comenzaron a sacar mi camisa fuera de mis pantalones; sacándola  por encima de mi cabeza. La sensación de sus pechos desnudos contra mi pecho hizo que otra ola de lujuria pasara a través de mí.
El sonido de risas en el jardín flotó hacia arriba a través de la ventana levemente abierta, haciéndola tensar. Mire hacia arriba, y vi el flash de las diversas emociones que pasaban a través de su cara. Sus ojos encontraron los míos y ella se veía como si luchara con lo que quería decir. “No debemos hacer esto,” dijo finalmente, sacudiendo su cabeza despacio. Hizo un movimiento para alejarme y yo la empujé más firmemente contra la puerta. “Él me está esperando.”
“¿Usted lo desea?” Pregunte rudamente, mientras que la rabia comenzaba a hervir dentro de mí. No había manera de que él la tuviera nunca de esta forma. “Contésteme,” repetí, aún más enojado. Sus ojos perforaban los míos, pero ella no habló. Bajándola bruscamente, la empuje contra el dressoir y me coloque detrás de ella. Desde donde estábamos, teníamos una vista perfecta del patio. Particularmente de Mike, y ese solo pensamiento casi me hizo sonreir.
Tomando su pelo en mis manos, empuje su espalda desnuda contra mi pecho y acerque mi boca a su oído. “¿Lo ve?” Pregunte, mis manos comenzaron a acariciar sus pechos. “Mírelo.” Dirigí mis manos hacia abajo por su abdomen, a lo largo de su falda y hacia sus muslos. “¿Acaso el la hace sentir de esta manera?” Mis dedos flotaron encima de su muslo y su ropa interior. Un silbido bajo escapó de mi boca cuando sentí la humedad allí. Ella gimió y empujó sus caderas nuevamente contra mí. Perfecto. “¿Qué quiere usted?” Susurré contra su hombro.
“Mierda. No sé,” contestó ella desesperadamente. Pero incluso mientras decía esas palabras sus caderas continuaban moviéndose contra mí.
Mis dedos continuaron resbalando dentro y fuera de ella, y yo deseaba que fuera mi miembro más que cualquier otra cosa. “Mírelo, Bella. Usted sabe lo que quiere.” Ella susurro una grosería cuando yo dije su nombre. Y Dios, que me sentí tan bien diciéndolo.
“Cójame. Por favor. Necesito sentirlo dentro de mí.” Ella no necesitó pedírmelo dos veces, yo desabroche rápidamente mis pantalones y los empujé hacia abajo de mis piernas. Levantando su falda tomé su bombacha en mis manos, con la intención de bajarla cuando ella susurró. “Rómpala.”
A la mierda. Yo amo que a ella le guste eso. Nunca había sido tan rudo y primal con nadie antes. Dios, eso me calentó demasiado. Tomándola con mi puño, la rasgue fácilmente, y ella dejó escapar un gemido cuando la tela abandono su cuerpo. Después de lanzarla al piso, comencé a pasar mis manos por todo su cuerpo, sus hombros, dejé que mis dedos resbalaran hacia abajo por sus brazos, hacia sus manos; colocándolas en la mesa delante de nosotros, y la incline suavemente encima. Agarré mi miembro en mi mano y tantee su entrada con la punta.
Mi miembro se crispó con la imagen delante de mí; su hermoso cuerpo doblado a la altura de la cintura, la falda sobre sus caderas, su perfecto culo en exhibición, y me pregunte brevemente si la habían tomado alguna vez de esa manera. El estar con ella hacía que yo quisiera probar cosas que nunca antes quise. Y desee ser el que le enseñara. Solo ese pensamiento me hacia morderme los labios mientras que resbalaba lentamente dentro de ella.
Dios había pasado demasiado tiempo. ¿Cómo pude pensar que yo podría permanecer lejos de esto? Ambos gemimos mientras que yo resbalaba dentro y fuera otra vez. Inclinándome encima de ella yo la  bese y susurre otro “Shhh” en su espalda. Gemí cuando empujó sus caderas nuevamente contra mí, deslizándome más profundo en ella. Sabía que no podría durar mucho si ella seguía haciendo eso, pero el impulso de empujar era demasiado fuerte.
Más risas vinieron de afuera, y me sacaron rápidamente de mis pensamientos. Mike estaba allí abajo y él quería sacarme esto. La sola idea me hizo empujar más fuerte. Las botellas y los jarros en la mesa estaban golpeándose y vibrando con la fuerza de nuestros movimientos, pero no podía hacer que me importara. Tomando su pelo, la atraje hacia atrás haciendo que ella ahora estuviera contra mi pecho, “¿Usted lo ve? ¿Usted piensa que él puede hacerla sentir de esta manera?” Continué empujando dentro y fuera de ella, forzándola a mirar hacia afuera de la ventana.
Sabía que estaba desmoronándome. Mis muros estaban cayendo alrededor de mí ahora y no me importo. Necesitaba cogerla lo suficientemente fuerte como para que ella se acordara de mi esta noche en su cama. Mi mano libre corrió por sus lados hasta sus pechos, palpándolos y pellizcando sus pezones rudamente.
“Oh Dios,” gimió ella. “No, nadie me ha hecho sentir nunca de esta forma.” Solo escucharla decir esas palabras me lleno de un orgullo animalista que nunca había sentido antes. Deslice mi mano hacia abajo y la puse detrás de su rodilla subiendo su pierna a la mesa, abriéndola más y permitiéndome empujar más profundo. Ella jadeó con la sensación que le provocaba la posición, y yo besé y pellizqué arriba y abajo de sus hombros y su cuello.
“¿Puede sentir como usted se amolda perfectamente alrededor de mí?” Gemí en su cuello. “Y yo me   siento jodidamente increíble dentro suyo. Cuando baje, quiero que recuerde esto. Recuerde lo que siente cuando mi miembro se mueve dentro y fuera de usted.” La sensación era aplastante y yo sabía que estaba muy cerca de mi límite. Me aterrorizo pensar que esta sería la vez última que experimentaría esto. Yo en verdad la sentía. Estaba más que desesperado. La deseaba como a una droga, y esa sensación consumía cada uno de mis pensamientos. Ella comenzó a mover sus caderas contra mí más fuerte y supe que ella también estaba cerca. Tomando su mano con la mía, entrelace nuestros dedos y los moví abajo de su cuerpo hasta su clítoris, nuestras manos lo frotaron y acariciaron suavemente. Rosamos el sitio donde nos conectábamos, y gemí mientras me sentía deslizar dentro y fuera de ella. “¿Usted siente eso?” Susurré en su oído mientras que separaba nuestros dedos deslizando los de ella sobre mis muslos.
Ella volteo su cabeza y gimió en alta voz contra mi cuello. La conocía lo suficiente para saber lo que vendría a continuación. Ella comenzó a tensarse alrededor de mi miembro y su respiración se agitaba cada vez más. Cada movimiento nos acercaba más y yo necesitaba calmarme. Quitando mi mano de su pelo cubrí suavemente su boca y le susurré que ella tenía que permanecer silenciosa en su oído. Pero cuando sus gritos amortiguados por mis manos llenaron el aire, sentí mi propio clímax comenzar a expandirse a través de mí. Su mano cayó de mi pelo para cubrir mi boca y cerré los ojos dejando que la  intensa ola de placer me cubriera. Mis embestidas finales eran profundas y fuertes y sentí como me derramaba dentro de ella.
Abrí lentamente los ojos; besando la palma de su mano antes de quitarla de mi boca y de poner mi frente contra su hombro. Las voces de abajo continuaban llegando hasta nosotros de modo que sabía que nadie era consciente de lo que acababa de suceder. Ella se inclinó nuevamente contra mí y nos quedamos allí en silencio unos momentos más.
Ella comenzó a alejarse lentamente de mí; y fruncí el ceño levemente ante la pérdida de contacto. Vi como ella acomodó su falda, se coloco su soutien e intento atar los breteles de su vestido. Mientras que me agachaba para levantar mis pantalones, mis ojos encontraron la tela de encaje rasgada en el piso; me estire para asirlos y los puse rápidamente en mi bolsillo. Eché un vistazo encima de ella para verla todavía luchando con su vestido; me acerque y corrí sus manos; Atando los breteles sin buscar su mirada.
Nos miramos el uno al otro una vez en un silencio incómodo, yo quite mis manos de sus hombros y caminé detrás de ella. Ni siquiera sabía si alguno de nosotros estaba sorprendido de que hubiera sucedido otra vez. En este punto se sentía casi como si se hubiera convertido en una fuerza innegable. Ambos respirábamos agitadamente, y tratábamos de estabilizarnos. Sin mirarnos caminamos hacia la puerta. Alcancé el picaporte y tiré de él abriéndola, y ambos nos sorprendimos con lo que vimos frente a nosotros.
Allí en el umbral, con sus brazos cruzados en el pecho y su ceja levantada con expresión de conocimiento, estaba Rosalie, sus ojos oscilaban entre nosotros dos.
“Creo que nosotros tres tenemos algo de que hablar.”

3 comentarios:

CarisWestenra dijo...

A mi me encantaria que un día Bella sorprendiese a Edward sin que llevase ropa interior. Ya veras que cara se le quedaría...XD
Veamos lo que tiene que decir Rose.

nelarivera dijo...

al menos rosalie tuvo la audacia de esperar a que acabaran!!!!!!!!!!
y que de cosas debio haber escuchado...

paty dijo...

ay no puede ser ya los cacharon sólo espero que Rosalie se quede callada y que no le heche la culpa a Edward

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