Capítulo 8: Entre líneas
En el momento en que el Sr. Cullen abrió la puerta y nos encontramos cara a cara con Rosalie, yo me congele. Podía sentir la tensión que irradiaba de él mientras que ella se paraba delante de nosotros con sus brazos cruzados y la ceja enarcada.
“Bueno, ¿no es esto acogedor? ¿Que era exactamente lo que usted dos hacían allí adentro?” pregunto ella suspicaz, sus ojos se movían entre nosotros dos. Imagine mentalmente todo que ella habría podido oír y sentí como el rubor se extendía por mi piel.
Mire al Sr. Cullen y él me miro a mi, y entonces me di vuelta nuevamente hacia Rosalie y sacudí mi cabeza. “Nada, el Sr. Cullen y yo teníamos algo que discutir. Eso es todo.” Intenté minimizarlo, pero mi risa nerviosa me delato.
Rosalie sacudió la cabeza pero sus ojos seguían puestos más en él que en mí. “Oí ruidos allí dentro pero no era exactamente una conversación,” dijo ella en tono firme y después se encogió de hombros. “E incluso si no los conociera a ambos tan bien, no es ningún secreto que usted dos no hablan de nada; ustedes gritan. ¿Así que, díganme? ¿Están ustedes saliendo?”
“¡No, por supuesto no!” el Sr. Cullen y yo exclamamos al mismo tiempo, nuestros ojos se encontraron por un breve momento y luego alejamos las miradas rápidamente.
“…entonces solo están… cogiendo,” continuó ella dándole un tono agudo a la pregunta, y parecía que ninguno de nosotros podía encontrar las palabras para contestarle. La tensión en ese vestíbulo era casi palpable, no había manera de que ella no lo notara. “¿Cuánto tiempo hace?”
“Rose…” comenzó el, sacudiendo su cabeza y por una vez me sentí realmente mal por él. Nunca lo había visto parecer intimidado antes.
“¿Cuánto tiempo, Edward? ¿Bella?” ella insistió otra vez, ninguno de nosotros contesto y ella sacudió su cabeza. “Usted dos necesitan terminar ahora mismo con esta mierda.”
“Rose, Yo… nosotros solo…” ¿Solo qué? ¿Cómo podría explicar algo de esto? ¿Solo tenemos un sexo asombroso? ¿Somos como imanes, atraídos uno al otro e incapaces de resistirnos a esa atracción? Nosotros solo….
“Acabamos de cometer un error, Rose. Fue solo un error.” Su voz corto mis pensamientos y yo lo mire en shock.
Mis ojos nunca se alejaron de él mientras que ella comenzó a hablar nuevamente. “Error o no, esto tiene que parar ahora. ¿Qué pasa si hubiera sido Esme? ¡Y Edward, tu eres su jefe! ¿Te has olvidado de eso?” Ella continuó mirándolo, con el ceño fruncido y cara de decepción. “Miren, ustedes dos son adultos, y yo no sé que está sucediendo aquí; pero hagan lo que hagan, no dejes que papá Carlisle lo descubra.”
Me tensé con la sola idea de que Carlisle se enterara alguna vez de esto, y la decepción que él sentiría si esto alguna vez saliera a la luz. No podría soportar eso. No quisiera que pensaran en mí de esta forma. Sabía que no debíamos hacer esto, que era probablemente un error. Pero nunca habíamos pronunciado esas palabras, y odié admitir que oírlas ahora me lastimaba. Esto tenía que parar. “No será un problema,” contesté con voz tensa por el enojo, y lo apuñale con la mirada. “Me prepongo aprender de mi error. Discúlpame.”
Pasé al costado de ellos hacia las escaleras, la ira y el dolor que me provocaron sus palabras encendieron un ardor que chamuscaba mi pecho. ¿Por qué había esperado algo distinto viniendo de él? Por un momento me pareció ver un atisbo de compasión; una vulnerabilidad que nunca le había visto antes. Pero tan rápido como vino, se fue, y las razones que tenía para despreciarlo se ponían de manifiesto otra vez. Juro que si no pensara que todos se darían cuenta de lo que pasaba entre nosotros, le sugeriría a su familia que lo hicieran tratar por alguna clase de desorden de personalidad. Antes de caminar hacia el patio, me compuse y tomé asiento otra vez al lado de Mike. “¿Todo bien?” pregunto él con una sonrisa apacible.
Di vuelta mi cabeza hacia él y lo observe realmente por un momento. Era muy atractivo; pelo rubio cuidadosamente peinado, una cara amigable, y los ojos azules más hermosos que había visto nunca en mi vida. Él era todo lo que yo debía querer.
Mi mirada se dirigió por un momento hacia el Sr. Cullen que volvía a la mesa con Rosalie, pero aparte la vista rápidamente lejos de él y le sonreí suavemente a Mike. “Si, yo solo… No me estoy sintiendo demasiado bien. Creo que realmente necesito ir a casa.”
Mientras que me acercaba para besar suavemente la mejilla de Esme, Mike se coloco detrás de mí. “Ven te acompañare a tu auto,” dijo con voz preocupada, y una vez que termine de dar las buenas noches, sentí su mano en la parte posterior de mi cintura mientras que caminamos nuevamente dentro de la casa. Una vez en la calle a un lado de mi auto, él me dio una sonrisa tímida y tomó mi mano. “Fue realmente agradable conocerte, Bella. Y quisiera llamarte alguna vez y quizá salir a almorzar.”
Le devolví la sonrisa y libere mi mano de las suyas. “Dame tu teléfono.” Mordí mi labio cuando él lo sacó de su bolsillo y me lo dio. Parte de mí se sintió muy mal por hacer esto; acababa de estar con un hombre allí arriba hacia menos de veinte minutos, y ahora le estaba dando mi número de teléfono a otro. Pero era hora de terminar con este juego morboso y enfermizo entre el Sr. Cullen y yo; y una cita para almorzar con un tipo agradable parecía una buena forma de comenzar. Él me sonrió más ampliamente cuando le devolví el teléfono y después me dio una tarjeta con su número en ella. Me reí entre dientes suavemente, por la naturaleza pasada de moda de ese gesto, y la deslicé dentro de mi cartera. Su mano tomo las mías otra vez, y él las levantó hasta sus labios. “Te llamaré el lunes; espero que tus flores no se hayan marchitado totalmente.”
Encogí levemente mis hombros y me reí entre dientes. “Es la intención lo que cuenta. Gracias,” dije suavemente mientras que él acomodo un mechón de mi pelo que el viento había soltado sobre mi mejilla. Un gesto tan apacible y suave que debería haber hecho que mi corazón se derritiera. Pero que por el contrario me hizo tensar; preocupada de que él pudiera intentar besarme después. “Debo irme.”
Mike asintió con la cabeza, y abrió la puerta del auto para mí sonriendo. “Por supuesto. Conduce con cuidado, y buenas noches, Bella”.
Me detuve brevemente a mirarlo y le sonreí. “Buenas noches, Mike.” Él cerró mi puerta y encendí el motor, mi mandíbula se tenso y acelere el motor una vez, antes de salir de la calzada y mirarlo por el espejo retrovisor hasta que desapareció dentro de la casa.
Empujé la nuca hacia atrás contra el apoya cabezas y mis manos tomaron firmemente el volante. “Estúpida, estúpida, estúpida,” me repetí. Cómo había podido permitirme hacer esto otra vez; ¿Dejarlo tomar tal control sobre mi mente y mi cuerpo? ¿Por qué un tipo agradable como Mike no era suficiente para hacerme decir que no?
* * * * * * * * * * * *
Cuando llegué a casa, prácticamente corrí al cuarto de baño para ducharme y cambiar mi ropa rápidamente, quitando todos los rastros físicos de esta noche. Me puse un top y unos shorts y me subí a la cama, queriendo caerme dormida, incluso aunque solo fuera por unas horas. Mis ojos se cerraron eventualmente, y rogué por el alivio de esta pesadilla que solo el sueño podría aportarme.
Estaba sola en casa, yo estaba casi segura de eso. Pero de pronto el estaba sobre mí. Me cubrió los ojos con una bufanda de seda negra y sin decir una sola palabra. Ya sus ojos me habían dicho lo que él quería…. A mí. No estaba segura si debía estar asustada o no, y me quede acostada de espaldas y sin posibilidad de escape. Una mujer inteligente lo estaría, pero yo solamente me sentía viva.
Mi mente luchaba con mi cuerpo, diciéndome que esto era incorrecto. Diciéndome que yo no quería esto. Pero lo deseaba… más que a cualquier otra cosa.
Antes de alejarse, él había pasado las yemas de sus dedos ligeramente a través de la bufanda sobre mis ojos, hacia abajo de mi cuello hasta mis pezones; había trazado círculos alrededor de ellos con toques ligeros como una pluma, endureciéndolos. Un quejido se escapó de mis labios y me arquee reflexivamente hacia su tacto, mis manos ahora estaban sujetas con correas de cuero, y mis esfuerzos por alcanzarlo eran en vano.
Con una caricia, él paseo sus largos dedos bajo mi abdomen hacia el creciente ardor entre mis piernas. Yo desee que se presionara contra mí, que me llenara y que apagara este fuego vivo, este ardor incesante que él me producía. Pero el dibujo un pequeño círculo alrededor de mi clítoris, retiró la mano y se alejo.
“¿Siente cuan lista esta para mí?” Mi lengua chasqueó hacia fuera y me lamí los labios; deseándolo sin medida. Ni siquiera me sorprendía descubrir que yo estaba disfrutando de esto. Este hombre provocaba que yo quisiera hacer cosas que nunca había soñado; deshacerme de todos los preconceptos que yo tenía sobre cómo se suponía que una mujer debía comportarse y entregarme a esta fuerza magnética que sentía cuando estaba con él.
Se inclino más cerca de mí, su pecho roso mis pezones ahora hipersensibles; él beso cada uno de mis ojos todavía cubiertos. “Dígame ¿a quién le pertenece usted?,” me susurró, pasando sus labios contra mis mejillas, mi frente y finalmente mis labios. Su mano subió y levanto la bufanda sobre mis ojos, “Yo quiero ver sus ojos cuando usted me diga que es solo mía. ¿A quién le pertenece usted?” Parpadee varias veces, mi vista se ajustaba a la débil luz de mi cuarto. La punta de su erección se presionó contra mi clítoris haciendo correr por mi cuerpo las sensaciones más deliciosas.
“A usted,” gemí, cuando mis ojos finalmente encontraron su cara perfecta. “Yo le pertenezco solo a usted.”
“Mía,” repitió él, empujándose dentro de mí. Mis ojos rodaron hacia adentro de sus cuencas ante la sensación de él estirándome y llenándome. El mundo alrededor de nosotros desapareció cuando él comenzó a moverse; retirándose casi totalmente hacia fuera antes de deslizarse fuertemente hacia adentro. La fuerza con que lo hizo provoco que las correas de cuero tiraran casi dolorosamente de mis manos mientras que su cuerpo me empujaba más lejos encima de la mesa. Pero esto solo potencio las poderosas sensaciones que ahora recorrían mi cuerpo.
Mientras que su ritmo aumentaba, él pellizcaba mis pezones y mordisqueó la piel sensible arriba y abajo de mi cuello. La mezcla dulce de placer y dolor me abrumo como nunca lo esperé; la manera animal en que él se movió dentro de mí, las palabras posesivas que él susurró contra mi piel, y el placer de sentir su miembro hundirse profundamente dentro de mí. Nunca soñé que estar tan vulnerable podría sentirse tan hermoso. Sus gruñidos eran cada vez más ruidosos y la necesidad dentro de mí comenzó a crecer. Con cada embestida me deslizaba más lejos de mi compostura.
“Usted me pertenece a mí,” jadeó él y gruñó, subiéndome levemente para profundizar sus embistes. “Nunca nadie la tocara de este modo. Usted es mía, Bella.”
“Sí, solamente suya.” No podía mantenerme mucho más de este modo. “¡Tómeme!” Grité, olvidando toda restricción interna. “Cójame… por favor… hágame suya.” Mi orgasmo estalló dentro de mí, y mis gritos desvergonzados llenaron el cuarto. Tensándose sobre mí, su cara se contorsiono de placer, y sus gritos se mezclaron con los míos mientras que él acababa.
*~*~*~*~*~*~*~*
Saltando hacia arriba en la cama, mis ojos se abrieron de golpe y mire alrededor bruscamente. ¿Dónde estaba? Confusa, me pase la mano por el pecho, sorprendida de sentir el algodón suave del top de mi pijama. Mi garganta estaba seca, y mi corazón galopaba dentro de mi pecho luchando por controlar mi agitada respiración. Estirándome mi mano, encendí la lámpara de mi mesa de luz y reconocí el cuarto alrededor de mí. Estaba en casa, no en un lugar extraño atada a una mesa. Mi cama era un lío de mantas enredadas y yo gemí cuando vi la hora en mi despertador, 4:30. Grandioso.
Intenté enfocarme en lo que acababa de suceder. ¿Qué había sido eso? Había tenido más sueños eróticos sobre él de los que podría contar, pero nada podía compararse con esto.
Comprendiendo que nunca volvería a dormirme, y no queriendo quedarme allí y seguir pensando en esto, decidí levantarme. Mi cuerpo estaba sudoroso y todavía sentía ese nudo de excitación en mi estómago. Entonces me dirigí al cuarto de baño para tomar una ducha.
Pero aunque lavara mi cuerpo, no podría limpiar mis pensamientos. La manera en que él hacía que mi cuerpo lo sintiera. El hecho innegable de que yo disfrutaba de eso. En mi sueño le había rogado, lo había deseado dentro de mí con tanta urgencia. Nada demasiado diferente de lo que sucedió realmente anoche. Había intentado débilmente resistirlo en la realidad, pero en mi sueño lo había acogido más que voluntariamente; Lo había disfrutado. Solo cometimos un error. Sus palabras de la noche anterior todavía hacían ruido dentro de mi cabeza. Y eso, sumado a este sueño, solamente consolido mi determinación de luchar contra esto, terminar esta adicción despreciable por las cosas que él le hacía a mi cuerpo.
Al menos tenía mi clase de yoga con Alice esta mañana. Podría perderme en los movimientos, y no gastar en él ni un solo pensamiento más. Lo único que tenía que hacer era llegar allí.
Sin embargo una vez que llegue, entendí que no tendría tanta suerte. Decir que estaba distraída era una subestimación. No importaba qué hiciera para distraerme, mis pensamientos terminaban siempre en uno de dos lugares: ese maldito cuarto de baño o ese maldito sueño. Dios, había pasado tanto tiempo reviviendo de nuevo las escenas en mi cabeza que ahora me era difícil distinguir entre la realidad y la fantasía. Y honestamente, no estaba segura de cuál me horrorizaba más; las cosas que realmente le deje hacerle a mi cuerpo o las cosas que me imagine que él me hacía. No había ninguna duda en mi mente que si se daba la oportunidad yo le permitiría hacer realidad cada aspecto de ese sueño. Y entonces, se me cruzó por primera vez, que él me había llamado Bella. Algo tan poco trascendente, pero que yo nunca le había oído decir antes. Se desparramo una sensación extraña y desconocida dentro de mí. Una que no estaba segura que me gustara. Respire profundamente y cerré mis ojos, maldiciendo esa cara y ese cuerpo hermoso suyo por centésima vez esta mañana.
La voz del instructor rompió mis pensamientos mientras que él nos dirigía a la siguiente actividad. Mirando hacia Alice, considere otra vez la idea de vomitar toda la verdad con mi amiga. Había llegado a la conclusión de que yo realmente necesitaba hablar de esto con alguien. Estaba Ángela, pero ella trabajaba para Emmett y además era incapaz de guardar un secreto aun si su vida dependiera de ello. Definitivamente estaba descartada. Sabía que Rose hablaría conmigo si se lo pedía, pero ella era una Cullen después de todo y sabiendo lo que ella me había oído hacer en ese baño, me dejaba una sensación de incomodidad con solo pensarlo.
Éstos eran los momentos en que deseaba realmente que mi mamá todavía estuviera viva. Ese solo pensamiento me provoco un dolor inmenso en el pecho y las lágrimas asomaron a mis ojos. El haberme mudado hacia aquí para pasar los últimos años de su vida con ella había sido la mejor decisión que yo había tomado nunca. Y aunque vivir lejos de mi papá y amigos era difícil en ocasiones, yo sabía que en la vida todo sucedía por una razón. Solo deseaba que la razón se apresurara a aparecer y se diera a conocer.
¿Podría contarle todo esto a Alice? Tuve que admitir que me aterrorizaba de lo que ella pensaría de mí. Pero más que eso, me aterrorizaba de pronunciar las palabras en voz alta a alguien más. Echando un vistazo en su dirección me encontré ahora, de nuevo, con la mirada desconcertada de Alice.
“Okey, ¿qué está pasando aquí?” Pregunto ella preocupada.
Intenté no decirle nada, intenté descartar todo esto y decirle que estaba siendo absurda. Pero no podía. El peso y la presión de las últimas semanas se estrellaron contra mí y antes de que pudiera controlarla, mi barbilla comenzó a temblar y comencé a pasear incoherente de un lado a otro y a llorar como un bebé. “Eso es lo que pensaba. Ven vámonos.” Me ofreció su mano, ayudándome a incorporarme y, juntando nuestras cosas al mismo tiempo, que me conducía hacia afuera por la puerta del salón.
*~*~*~*~*~*~*~*~*
Veinte minutos, dos Mimosas, y una crisis emocional más tarde; Me sentaba frente a una Alice de expresión shockeada y sorprendida en la mesa de nuestro restaurante preferido. Le conté todo; la rotura de bombachas, mi gusto por la rotura de bombachas, las variadas locaciones, Rosalie atrapándonos, mi culpabilidad sobre la sensación de estar traicionando a Carlisle y Esme, Mike, las declaraciones del hombre de las cavernas, alias Sr. Cullen, y finalmente, termine contándole mi último sueño. Cuando mire hacia arriba para encontrar su mirada, hice una mueca de dolor; ella me miraba como si acabara de presenciar un choque de autos. Si sonaba tan mal para mi, solo podía imaginarme como sonaría para cualquier otra persona.
“Okay, déjame cerciorarme de que entendí esto correctamente.” Asentí, esperando que ella continuara. “Estás cogiéndote a tu jefe.” Me crispe levemente ante la connotación. “El mismo jefe al que tú te refieres tan cariñosamente como el ¨Hermoso Bastardo¨.” Suspiré pesadamente y asentí otra vez. “Pero tú lo odias.”
“Correcto,” acepte, mientras mis ojos se alejaban de su mirada.
“Tú no quieres estar con él, sino que no puedes permanecer alejada,” ella agregó, con una mirada de confusión alojada en su cara.
“Dios, suena incluso peor oír a otra persona diciéndolo,” gemí enterrando la cara entre mis manos.
“Pero esta bueno…,” dijo ella con un dejo de humor en su voz.
“Bueno ni siquiera se acerca a describirlo, Alice. Increíble, intenso, alucinante, multiorgásmicamente sorprendente, no se acerca a describirlo.” En este punto no podía siquiera mirarla.
“¿Multiorgásmicamente es siquiera una palabra?” Pregunto Alice riendo suavemente.
Froté mi cara duramente con mis manos y suspiré otra vez. “No sé. ¡No sé! Pero ese difícilmente sea el tema en discusión aquí, Alice.”
“Cierto. Bien,” contestó ella cuidadosamente, despejando su garganta. “Imagino que tener un pito pequeño no es su problema después de todo.”
Gemí y dejé caer mi cabeza sobre mis brazos en la mesa. “No. Definitivamente, ese no es su problema.” Levante la cabeza levemente cuando escuche el sonido de su carcajada del otro lado de la mesa. “¡Alice! ¡Esto no es gracioso!” Protesté.
“Lo siento Bella,” dijo ella, intentando recomponerse. “Pero tú tienes que poder ver lo enfermizo que es esto. Quiero decir, de toda la gente que conozco, tu eres la última persona que me habría imaginado que terminaría en una situación como esta. Tú has sido siempre tan seria, cada paso de tu vida ha sido tan planeado y pensado. Tú has estado solamente con tres tipos en tu vida entera, y con cada uno de ellos te has relacionado seriamente. Este hombre realmente debe ser especial.” Le fruncí el ceño, sabiendo que sus palabras me incomodaban tanto porque yo sabía exactamente cuan ciertas eran.
“Y este sueño, realmente te asusto, ¿verdad?” Me preguntó, con preocupación sonando en su voz.
“Oh eso sería una subestimación. Alice, yo estaba atada a una mesa y con los ojos vendados. Desamparada y vulnerable. Ésa no soy yo,” dije en voz más alta de lo necesario. “Y a mí me encantaba; Rogaba por mas, yo nunca siquiera fantasee con algo parecido.”
“Sabes que,” comenzó ella. “Apuesto a que el sueño significa algo. Analicémoslo.” Sacando su Blackberry, ella toco las teclas por algunos minutos antes de reírse.
“¿Qué pasa?” Pregunte, asustada de escuchar la respuesta.
“Oh tu vas a amar esto, ¨el soñar con ser mantenido en esclavitud representa aspectos de sus emociones y/o carácter que están demasiado rigurosamente controlados o reprimidos. Usted puede estar restringiendo su necesidad de expresión o sentir que usted es preso de sus circunstancias.' Bueno si eso no es exactamente lo que te pasa a ti, pues entonces no sé lo que sea,” reí nerviosamente.
“Genial,” suspiré. “Alice, sé que no hay nada malo con tener una relación puramente sexual con alguien. Puedo manejar eso. Y sé que ocasionalmente puedo ser excesivamente controlada, pero el hecho es, que yo siento que no tengo ningún control sobre mi misma cuando estoy con él. Me refiero a que, él ni siquiera me agrada, pero… a la vez, no puedo mantenerme alejada.”
Alice tomó un sorbo de su Mimosa, podía ver que su mente carburaba mientras ella digería todo lo que le había contado y ella estaba acomodando sus pensamientos. “Bueno, tu sabes la respuesta, ¿no es así?” contestó seriamente y yo levante la mirada hacia ella expectante. “Tú tienes que detener esto. Debes evitar estar a solas con él a toda costa.”
“Alice, no es tan simple,” repliqué, sacudiendo mi cabeza y comenzando a murmurar. “Trabajo con él, para él. No es como si todas las ocasiones de estar a solas con él fueran fácilmente evitables. Y encima de eso, tengo que ir a una conferencia en Seattle con él dentro de dos semanas. El mismo hotel, los mismos lugares de trabajo, casi todo el tiempo.”
“Bella, ¿qué se te ha metido?” Pregunto Alice con tono de asombro mientras que sus ojos vagaban sobre mi cara. “¿Acaso tu quieres continuar con esto?”
“¡No!” Grite a la defensiva, posando mis ojos en su mirada escéptica, y evitándolos rápidamente. “Quiero decir que… Nunca he dejado que ninguna persona me afecte de esta forma. Él me hace querer hacer cosas que nunca quise antes. Yo solo desearía que fuera con otra persona, alguien agradable, como Mike por ejemplo.”
“¿Cosas como qué? ¿Como que te azoten?” respondió Alice con una risotada, pero cuando me vio morderme el labio y mirar lejos, oí su grito de asombro. “¡Oh por Dios!, ¿él te ha azotado?”
Mis ojos se estiraron y agrandaron sobre los de ella. “Un poco más alto, Alice. Creo que el tipo en la mesa del fondo no te oyó,” silbé y después sacudí la cabeza. Tan pronto como estuve segura de que nadie nos miraba, acomode unos mechones de pelo fuera de mi frente. “Mira, yo se que debo terminar esto pero yo…”
Me detuve brevemente cuando sentí una sensación de picazón en mi nuca, y que se me paraban los pelos allí, y mi piel se erizo repentinamente. Voltee instintivamente mi cabeza y sentí que el aire se atoraba en mi garganta mientras que veía la puerta. Allí estaba él; vestido con una chomba negra y pantalones de jean, zapatillas deportivas y el pelo más desordenado y sexy que de costumbre. Di vuelta mi cabeza como un latigazo quedando frente a Alice, y sintiendo que toda mi sangre se escurría hacia mi cara.
“Bella, ¿Qué te sucede? Parece que acabaras de ver un fantasma,” Pregunto Alice en un tono de preocupación, estirándose a través de la mesa para tocar mi brazo.
Tragué difícilmente en un intento por encontrar mi voz, y después lleve mi mirada hacia la suya. “Alice, ¿ves ese hombre alto y apuesto, vestido de negro, justo en la puerta de entrada?” Susurré y ella levanta la cabeza levemente para mirar y la golpeé con el pie ligeramente debajo de la mesa. “¡No seas tan obvia! Ése es mi jefe.”
Los ojos de Alice se ensancharon y su mandíbula cayó levemente. “Oh mi Dios,” jadeó en un susurro y sacudió la cabeza mientras que sus ojos se movieron hacia arriba y hacia abajo; obviamente observándolo en detalle. “Tu no bromeabas, Bella. Ése es un hermoso bastardo. Yo no lo echaría de mi cama.”
“¡Alice! ¡No estás siendo realmente de ayuda aquí!” Bramé en un susurro.
“¿Quién es la rubia?” pregunto ella con un movimiento de su cabeza hacia ellos y me di la vuelta, viendo como lo conducían a una mesa en compañía de una rubia de piernas muy largas, su mano estaba apoyada en la espalda de ella y luego sosteniendo su silla para que se sentara.
“Qué imbécil presuntuoso,” me mofe, sacudiendo mi cabeza mientras miraba de nuevo hacia mi propia mesa. Justo cuando ella estaba a punto de responder, su teléfono sonó y Alice lo tomo de su cartera. ¡Hola bebé!, el saludo me dijo que era Jasper, y que esto tardaría un rato. Me di vuelta otra vez para mirar al Sr. Cullen, hablando y riendo con la rubia; y no pude despegar mis ojos de ellos. Él se veía aún más atractivo en su look casual; sonreía, y sus ojos bailaban acompañando su risa. Que galán, Cullen, pensé. Como si él pudiera oír mis pensamientos, dio vuelta su cabeza hacia mí en ese momento y nuestros ojos se trabaron. Apreté mi mandíbula y me di vuelta rápido, revoleando mi servilleta sobre la mesa. Tenía que salir de aquí. “Vuelvo enseguida, Alice.”
Ella asintió y agitó la mano distraídamente, sin interrumpir su conversación. Levantándome, pase rápidamente al lado de su mesa cerciorándome de evitar sus ojos. Había dado vuelta la esquina y estaba alcanzando la seguridad de la puerta del baño de damas cuando sentí una mano sujetando fuerte mi antebrazo. “Espere.” El sonido de su voz provoco una sacudida eléctrica a través de mí cuerpo. Okey Bella, tu puedes hacer esto. Solo date la vuelta, míralo y dile que se vaya a la mierda. Él es un imbécil que anoche te llamó un error y hoy aparece con una chica rubia como si nada.
Enderezando mis hombros, me di vuelta para hacerle frente. Mierda. Él se veía incluso mejor de cerca. Nunca lo había visto menos que perfectamente arreglado; pero él obviamente no se había afeitado esta mañana y lejos de parecer desaliñado, él solamente se veía más sexy. Tuve que morderme el labio para evitar gemir con el breve pensamiento de tener esa boca barbuda entre mis piernas. ¿Qué carajo era lo que estaba mal conmigo?
“¿Qué demonios quiere?” Le escupí, tironeando para liberar mi brazo de su asimiento. Mirando hacia arriba en su cara, pude ver débiles círculos debajo de sus ojos. Él parecía cansado. Bien, bueno. Si sus noches eran la mitad de malas que las mías, yo era feliz.
Pasando sus manos a través de su pelo, él miro alrededor incómodo. “Solo quería hablar con usted. Darle una explicación sobre lo de anoche.”
“¿Qué es lo que hay que explicar? Usted obviamente ya se sobrepuso,” dije señalando con mi cabeza hacia el salón y hacia la rubia que todavía estaba sentaba en su mesa. “Eso fue rápido, incluso para usted.”
“¿De qué diablos está hablando?” Él se sonrió, mirándome otra vez a mí. “¿Está hablando de Tasha?”
“Oh ¿ese es su nombre? Bueno, que usted y Tasha tengan una comida encantadora, Sr. Cullen.” Me di vuelta para irme pero me detuvo de nuevo. “¡Mierda! ¿Me deja ir ya por favor?”
“¿Por qué tiene que ser tan perra todo el tiempo? ¿Y por qué le importa?” Nuestra discusión había comenzado a atraer la atención del personal que pasaba a través de la cocina. De modo que después de echar un rápido vistazo alrededor, él me empujo dentro del baño de damas y trabo la puerta.
“¿Qué piensa que está haciendo? ¿Y qué quiere decir con ‘qué me importa’? ¡Me cogió hace menos de 24 horas, y sin embargo aquí está usted, sentado con otra!” Le dije a los gritos. Estaba tan enojada que mis uñas prácticamente cortaban las palmas de mis manos.
“¿Usted cree que yo estoy aquí en una cita? Jesucristo,” exhaló él pesadamente, sacudiendo su cabeza, “esto es jodidamente increíble. Tasha es una vieja amiga. Sucede que ella dirige una organización caritativa con la cual ¨Cullen Inc.¨ contribuye. Se suponía que nos encontraríamos el lunes para firmar algunos papeles pero ella tuvo un cambio de vuelo de última hora y está dejando el país esta tarde.” Él se pasó las manos a través del pelo otra vez distraídamente. “No he estado con ninguna otra persona desde la ven…,” él se detuvo brevemente para repensar sus palabras, “Desde la primera vez que nosotros… usted sabe…” ¿Hablaba él en serio?
Nos quedamos allí mirándonos fijamente uno al otro mientras que yo intentaba que sus palabras filtraran dentro de mi cabeza. Él no había estado con ninguna otra persona. ¿Era eso posible? Yo sabía que él era un mujeriego. Lo había visto con mujeres en la oficina varias veces. Sin mencionar las historias que circulaban en la empresa. E incluso si todo fuera cierto, eso no cambiaba el hecho de que él era mi jefe y que todo este asunto era incorrecto. “¿Usted realmente espera que yo crea eso? ¡Todas esas mujeres lanzándose encima suyo ¿y usted no se tiro a ninguna?! ¡Aww!, me enternece,” dije con desprecio sarcásticamente y me di vuelta dirigiéndome a la puerta.
“No es tan difícil de creer,” gruñó el airadamente y pude sentir sus ojos quemando mi espalda.
“Oh es cierto, porque usted es hombre de una sola mujer, ¿no es así? Deme una razón por la que yo deba creerle. No puede, no que eso me importe…,” pase bajo su hombro y alcancé el picaporte. “Y ¿sabe qué?, eso ni siquiera es importante. Fue solo un error, ¿cierto?”
“Mire, eso es sobre lo que quería hablar con usted.” Él se movió más cerca y su olor se extendió sobre mí, llevándome de nuevo a mi sueño. Me sentí repentinamente aterrada, como si no hubiera suficiente oxígeno en este cuarto minúsculo. Necesitaba salir de aquí, ahora. ¿Qué me había dicho Alice menos de cinco minutos antes? ¿No estar a solas con él? Buen consejo. Sucede que me gusta esta bombacha en particular y realmente no quisiera verla terminar en su bolsillo. Bueno, eso es una mentira… ¿o no?
“Lo que sea, no importa. Necesito salir de aquí.” Una extraña sensación de déja-vu comenzó a rodearme y yo sabía lo que sucedería si me quedaba aquí dentro.
“¿Usted va a ver a Mike otra vez?” Me preguntó el detrás de mí. Mi mano estaba en el picaporte; todo lo que tenía que hacer era girarlo y estaría a salvo. Me congelé, mirando fijamente ese maldito picaporte por lo que parecieron minutos, luchando conmigo misma. Sería tan fácil quedarme.
Mis ojos se cerraron y mis pezones se endurecieron con la sola idea. Sal de aquí, Bella. “¿Y a usted que le importa?” Piel de gallina se esparció a través de mi cuerpo. Era tan estúpida. Oí y sentí que él se movía más cerca de mí.
“Pensé que habíamos dejado en claro eso anoche,” dijo él, con su aliento cálido contra mi pelo.
“Sí, muchas cosas quedaron claras anoche.” Las yemas de sus dedos recorrieron mi brazo y deslizaron el fino bretel de mi remera por mi hombro; sus labios acariciaron suavemente mi piel.
“No lo dije en serio,” susurro contra mi piel.
“Eso no significa que no sea verdad.” Mi cuerpo se inclinó por instinto contra él, mi cabeza se ladeo levemente para darle un acceso más fácil.
“No debí haber dicho eso.” Moviendo mi cabello sobre mi hombro, sus labios suaves se movieron a través de mi espalda. Mis respiraciones eran profundas y cada nervio en mi cuerpo respondía a él. ¿Por qué no podía irme?
“Dese vuelta.” Sus palabras eran simples, pero desataron tal conflicto dentro de mi cabeza. Una cosa era que él me presionara contra una pared o me tomara por la fuerza, pero ahora la opción era mía. Mordiendo mi labio fuertemente, intenté girar el picaporte de la puerta. Mi mano realmente se crispó, antes de caer a un lado de mi cuerpo en derrota.
Dándome vuelta lentamente, mire hacia arriba para encontrar sus ojos. Ellos estaban llenos de lujuria y sentí como mis piernas se debilitaban ante la intensidad de su mirada. Su mano subió para agarrar mi cara, su pulgar acaricio mi labio inferior. Nuestras miradas se trabaron, nuestras respiraciones aceleradas sonaban alrededor nuestro, y cuando pensé que no podía esperar un segundo más él me acerco de un tirón, estrellando sus labios contra los míos.
El momento en que nos besamos, mi cuerpo dejo de luchar y yo no podía acercarme lo suficiente. Mi cartera aterrizó en el piso de azulejos y mis manos se enredaron en su pelo trayéndolo más cerca de mí. Nuestros besos eran frenéticos y provocadores, nuestras manos buscaban piel. Él me movió hacia atrás en la pared y bajo sus manos hasta mi culo, levantándome suavemente. Jadeé cuando sentí su erección apoyada contra mí. Sus manos resbalaron dentro de mis pantalones de gimnasia y tocaron mi cola sobre la bombacha.
“Mierda. ¿Qué es lo que tiene puesto?” Él gimió en mi cuello, sus palmas resbalaban hacia adelante y hacia atrás sobre el satén rosado. Casi sonreí mientras que recordaba qué ropa interior usaba. Tenían un recorte de encaje en forma de corazón pegado sobre el satén; eran nuevas y eran caras. Levantándome envolví completamente mis piernas alrededor de su cintura y él me presionó más fuerte contra la pared acomodando su miembro endurecido contra mí. Gimió cuando tomé el lóbulo de su oreja entre mis dientes.
Bajando un lado de mi remera, él tomó uno de mis pezones en su boca. Mi cabeza cayó hacia atrás y golpeó la pared mientras que sentía como su cara sin afeitar raspaba mis pechos. Un sonido chillón se coló a través de mi nebulosa mente y lo oí maldecir. Mi teléfono. Parándome sobre mis pies, él caminó alejándose de mí, su cara ya lucia el ceño fruncido habitual. Acomode rápidamente mi ropa y alcancé mi cartera. Cuando encontré mi teléfono hice muecas viendo la pantalla del identificador de llamadas.
“Hola Alice,” dije sin aliento.
“Bella, ¿dónde diablos estas? ¿Y por qué hay una rubia de mirada aburrida sentada sola aquí?” Me preguntó ella.
“Estaré allí en un segundo, ¿okey?” Escuché su respuesta antes de cerrar mi teléfono y de guardarlo nuevamente dentro de mi bolso; evitando sus ojos.
“Mire, yo” el comenzó a decir cuando mi teléfono sonó otra vez interrumpiéndolo.
“¡Dios Alice! ¡Dije que estaré allí en un minuto!” Grité, y mi voz hizo eco en las paredes. Pero no era Alice.
“¿Bella?” La voz confundida de Mike sonó a través del teléfono.
“Oh… hola.” Mierda. Esto no podía estar sucediéndome. “Mira, ahora realmente no puedo hablar.”
“Sí, siento molestarte un domingo, pero no podía parar de pensar en ti. Y no quiero poner a nadie en problemas ni nada, pero justo después de que te fuiste comprobé mi email y había una confirmación por la entrega de tus flores.”
“¿En serio?” Pregunte, fingiendo interés. Mi mirada se trabo con la suya; fosas nasales dilatadas y mandíbula apretada, obviamente intentando descifrar con quién hablaba yo.
“Bueno, parece que el recibo fue firmado por Edward Cullen.”
5 comentarios:
Ya veo a Edward que se la va a cargar...XD
Y ami el blog me gusta y la traduccion más...^^
Gracias Caris, te mando besos y mañana subiré 2 capítulos mas.
A mi también me gusta mucho esta historia, por eso la sigo traduciendo. Tengo otras traducciones, sobre todo de una autora buenísima, LolaShoes, que escribe Bella&Edward Cannon. Si te interesa escribime que te las mando.
Saludos.
MRS. JONES: ESTAMOS ANSIOSAS POR VER COMO CONTINUA ESTA HISTORIA. SUBA MAS CAPITULOS. PLEASE!!!
ya le salio a la luz la chanchada.
ahora que bella le aranque las bolas y que se las haga comer
espero que esto solo le demuestre a Bella que Edward esta celoso y no se pelee otra vez con él aunque las reconciliaciones son buenisimas jajaja
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